02-02 Los reyes Felipe y Juan Carlos visitarán el Juan Sebastián Elcano en el 90º aniversario

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Jooo a ver si al final va a ser el Eme... y lo del querer era pa despistar. :cautious:
Ya tiene cierta edad, es normal que no este fenomenal con lo que que se puso encima...
Este hombre vivió la vida como le dió la gana, sin preocuparse mucho con el mañana, ahora está asi....Conozco gente que aparentaba mejor y ya no están, este va a durar un pelin.
 
Chicas enloquecidas y una integración total con sus compañeros: así fueron los seis meses de Felipe VI en altamar
En 1987 el futuro rey de España se embarcó en el Juan Sebastián Elcano como parte de su formación militar. Tenía 19 años. Hoy visitará de nuevo el buque tras unas reformas.
Por Vera Bercovitz
2 de febrero de 2018 / 9:00
Lectura: 4 minutos
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El príncipe Felipe en el Juan Sebastián Elcano, 1987.
© EFE

"Hace días entró en una tienda de indios para adquirir pilas para una radio y acudió a Correos para comprar unos sellos. Una noche, de madrugada, la escolta pidió refuerzos a la Policía Nacional para lograr conducirle al barco, porque las jovencitas le asediaban en una discoteca". Así terminaba la crónica que El País publicó el 22 de enero de 1987, día en que el buque escuela Juan Sebastián Elcano atracó en la isla de Tenerife antes de partir rumbo a Río de Janeiro. A bordo se encontraba el príncipe Felipe, guardamarina Borbón, quien realizaba su instrucción con 318 compañeros.

Han pasado más de 30 años de aquel episodio y hoy el rey Felipe junto con su padre, don Juan Carlos, –quien en 1957 también realizó su formación durante cinco meses en el famoso buque de la Armada Española–, han viajado hasta Cádiz para subirse de nuevo al Juan Sebastián Elcano, donde van a inaugurar dos cubiertas recién reformadas.

Este buque-escuela es donde los futuros marinos se adiestran. En el tercer año de carrera realizan un viaje en este barco alrededor del mundo que suele durar seis meses. "Pórtate como un verdadero guardiamarina", le dijo su padre, el rey Juan Carlos, cuando se despidió de él en Tenerife. "Llámanos y escríbenos", añadió la reina Sofía, más cariñosa. El príncipe cubrió el programa como un uno más. Realizó prácticas de navegación y observaciones astronómicas, aprendió el uso del instrumental mecánico y electrónico del barco y desempeñó los servicios de guardia de puente, rota o cubierta. Como el resto de la tripulación, leía con avidez la "trinquetilla", el mini-periódico diario de a bordo. El día de su cumpleaños, el 30 de enero de 1987 cumplió 19 años, el Comandante no pudo resistirse como excepción, a ofrecer una copa de vino, según cuenta José Antonio Alcina, preceptor del príncipe, en su libro Felipe VI, la formación de un rey (Ed. La esfera de los libros). Durante todo el trayecto, el guardiamarina Borbón mantuvo una especial preocupación: quería lo trataran como uno más. Fuera protocolos.

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El buque-escuela Juan Sebastián Elcano. © Gtres

El programa diario de trabajo era tan apretado que cuando llegaba por la noche a su litera, la número 35, Felipe caía "rendido y muerto de sueño", según contaban entonces sus superiores. Su jornada empezaba a las siete de la mañana con un toque de diana y terminaba a las diez de la noche con todo el mundo en silencio y en la cama. Entre medias tenían que estudiar, dar clases de navegación, gimasia e instrucción militar, más clases, comidas, misas y, los días previstos, cine.

Durante su travesía el navío pasó por Río de Janeiro (Brasil), Buenos Aires (Argentina), Montevideo (Uruguay) y Salvador (Brasil), Santo Domingo (República Dominicana) y Baltimore (EE UU). En cada uno de los países que visitó se reunió con diferentes personalidades que acudían a Elcano a saludarlo. El protocolo cambió en Estados Unidos, donde mantuvo un breve encuentro con Ronald Reagan en la Casa Blanca. Allí el príncipe le explicó su programa de entrenamiento y el presidente le habló del rancho que tiene en California.

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Portada del Diario de Cádiz, 1987. © D.R.

Cuando llegó a la capital argentina, en el muelle le esperaban un fotógrafo de ¡Hola! quien hizo llegar hasta el barco los números más recientes de la revista, como solía hacer en cada puerto que atracaban. Pero esa vez acompañó los ejemplares con un número de Interviú, que llevaba en su interior un amplio reportaje de sobre la visita del príncipe a Río de Janeiro y la "supuesta novia" que se había echado en el cabaret de Recarey, el lugar donde había acudido con sus camaradas a pasar una velada. El disgusto que se llevó fue mayúsculo, según contaba Alcina en su libro.

Lo que es evidente es que la presencia del príncipe no dejaba a la prensa local indiferente. Cuando atracó en República Dominicana los medios se hicieron eco de su llegada. "Cualquiera diría que Felipe el Hermoso –como lo han apodado– no tiene un segundo libre para ser un joven normal. No es así. Felipe hace la vida de todos nosotros. El año pasado tuvo su primer desengaño amoroso y, con su natural seducción, sin duda heredada de su padre, es probable que el príncipe empiece a aparecer en las crónicas de la jet-set como un perfecto devastador de corazones", contaba el periódico Última Hora.

DON JUAN, UN MARINERO AMANTE DEL MUS
Pero Felipe no era el primer Borbón a vivir su particular historia con Elcano. Según se cuentan en el libro Juan Sebastián Elcano, embajador y navegante (Ed. Lunwerg Editores), su abuelo, don Juan, realizó una larga singladura de Honolulú a Manila –que duraría un mes– y sorprendió por su talante marinero. Se levantaba temprano, asistía a la misa en la capilla,presenciaba observaciones astronómicas, invitaba e impartía apertivos, pronunciaba interesantes conferencias sobre su vida en el mar, mantenía un buen humor admirable, charlaba con todos, disfrutaba de las pequeñas fiestas de los guardiamarinas y jugaba al mus.

La creación de este buque-escuela se remonta a 1927 cuando el Ministerio de Marina acordó con el empresario Horacio Echevarrieta la creación de un buque en los astilleros de Cádiz con en el que poder formar a los guardiamarinas. Decidieron bautizarlo Juan Sebastián de Elcano como recuerdo al marino vasco que en el SXVI circunnavegó el mundo por primera vez en la historia. Alfonso XIII, el entonces monarca español, aceptó esta propuesta.

http://www.revistavanityfair.es/realeza/articulos/rey-felipe-juan-sebastian-elcano/28769
 
Chicas enloquecidas y una integración total con sus compañeros: así fueron los seis meses de Felipe VI en altamar
En 1987 el futuro rey de España se embarcó en el Juan Sebastián Elcano como parte de su formación militar. Tenía 19 años. Hoy visitará de nuevo el buque tras unas reformas.
Por Vera Bercovitz
2 de febrero de 2018 / 9:00
Lectura: 4 minutos
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El príncipe Felipe en el Juan Sebastián Elcano, 1987.
© EFE

"Hace días entró en una tienda de indios para adquirir pilas para una radio y acudió a Correos para comprar unos sellos. Una noche, de madrugada, la escolta pidió refuerzos a la Policía Nacional para lograr conducirle al barco, porque las jovencitas le asediaban en una discoteca". Así terminaba la crónica que El País publicó el 22 de enero de 1987, día en que el buque escuela Juan Sebastián Elcano atracó en la isla de Tenerife antes de partir rumbo a Río de Janeiro. A bordo se encontraba el príncipe Felipe, guardamarina Borbón, quien realizaba su instrucción con 318 compañeros.

Han pasado más de 30 años de aquel episodio y hoy el rey Felipe junto con su padre, don Juan Carlos, –quien en 1957 también realizó su formación durante cinco meses en el famoso buque de la Armada Española–, han viajado hasta Cádiz para subirse de nuevo al Juan Sebastián Elcano, donde van a inaugurar dos cubiertas recién reformadas.

Este buque-escuela es donde los futuros marinos se adiestran. En el tercer año de carrera realizan un viaje en este barco alrededor del mundo que suele durar seis meses. "Pórtate como un verdadero guardiamarina", le dijo su padre, el rey Juan Carlos, cuando se despidió de él en Tenerife. "Llámanos y escríbenos", añadió la reina Sofía, más cariñosa. El príncipe cubrió el programa como un uno más. Realizó prácticas de navegación y observaciones astronómicas, aprendió el uso del instrumental mecánico y electrónico del barco y desempeñó los servicios de guardia de puente, rota o cubierta. Como el resto de la tripulación, leía con avidez la "trinquetilla", el mini-periódico diario de a bordo. El día de su cumpleaños, el 30 de enero de 1987 cumplió 19 años, el Comandante no pudo resistirse como excepción, a ofrecer una copa de vino, según cuenta José Antonio Alcina, preceptor del príncipe, en su libro Felipe VI, la formación de un rey (Ed. La esfera de los libros). Durante todo el trayecto, el guardiamarina Borbón mantuvo una especial preocupación: quería lo trataran como uno más. Fuera protocolos.

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El buque-escuela Juan Sebastián Elcano. © Gtres

El programa diario de trabajo era tan apretado que cuando llegaba por la noche a su litera, la número 35, Felipe caía "rendido y muerto de sueño", según contaban entonces sus superiores. Su jornada empezaba a las siete de la mañana con un toque de diana y terminaba a las diez de la noche con todo el mundo en silencio y en la cama. Entre medias tenían que estudiar, dar clases de navegación, gimasia e instrucción militar, más clases, comidas, misas y, los días previstos, cine.

Durante su travesía el navío pasó por Río de Janeiro (Brasil), Buenos Aires (Argentina), Montevideo (Uruguay) y Salvador (Brasil), Santo Domingo (República Dominicana) y Baltimore (EE UU). En cada uno de los países que visitó se reunió con diferentes personalidades que acudían a Elcano a saludarlo. El protocolo cambió en Estados Unidos, donde mantuvo un breve encuentro con Ronald Reagan en la Casa Blanca. Allí el príncipe le explicó su programa de entrenamiento y el presidente le habló del rancho que tiene en California.

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Portada del Diario de Cádiz, 1987. © D.R.

Cuando llegó a la capital argentina, en el muelle le esperaban un fotógrafo de ¡Hola! quien hizo llegar hasta el barco los números más recientes de la revista, como solía hacer en cada puerto que atracaban. Pero esa vez acompañó los ejemplares con un número de Interviú, que llevaba en su interior un amplio reportaje de sobre la visita del príncipe a Río de Janeiro y la "supuesta novia" que se había echado en el cabaret de Recarey, el lugar donde había acudido con sus camaradas a pasar una velada. El disgusto que se llevó fue mayúsculo, según contaba Alcina en su libro.

Lo que es evidente es que la presencia del príncipe no dejaba a la prensa local indiferente. Cuando atracó en República Dominicana los medios se hicieron eco de su llegada. "Cualquiera diría que Felipe el Hermoso –como lo han apodado– no tiene un segundo libre para ser un joven normal. No es así. Felipe hace la vida de todos nosotros. El año pasado tuvo su primer desengaño amoroso y, con su natural seducción, sin duda heredada de su padre, es probable que el príncipe empiece a aparecer en las crónicas de la jet-set como un perfecto devastador de corazones", contaba el periódico Última Hora.

DON JUAN, UN MARINERO AMANTE DEL MUS
Pero Felipe no era el primer Borbón a vivir su particular historia con Elcano. Según se cuentan en el libro Juan Sebastián Elcano, embajador y navegante (Ed. Lunwerg Editores), su abuelo, don Juan, realizó una larga singladura de Honolulú a Manila –que duraría un mes– y sorprendió por su talante marinero. Se levantaba temprano, asistía a la misa en la capilla,presenciaba observaciones astronómicas, invitaba e impartía apertivos, pronunciaba interesantes conferencias sobre su vida en el mar, mantenía un buen humor admirable, charlaba con todos, disfrutaba de las pequeñas fiestas de los guardiamarinas y jugaba al mus.

La creación de este buque-escuela se remonta a 1927 cuando el Ministerio de Marina acordó con el empresario Horacio Echevarrieta la creación de un buque en los astilleros de Cádiz con en el que poder formar a los guardiamarinas. Decidieron bautizarlo Juan Sebastián de Elcano como recuerdo al marino vasco que en el SXVI circunnavegó el mundo por primera vez en la historia. Alfonso XIII, el entonces monarca español, aceptó esta propuesta.

http://www.revistavanityfair.es/realeza/articulos/rey-felipe-juan-sebastian-elcano/28769
Lo que es la vida, tanto esfuerzo ahi, para luego no hacer nada o no dar la talla...jajaja
 
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