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Esto no es un tema de feminismo, machismo, violencia doméstica..., Va mas allá, es algo muy macabro y barroco, muy Tarantino. La mujer tiene un cuajo, que ni Alfonso Paso, justificando lo de la cabeza en que es el único recuerdo que tiene de su Jesus Mari. El susto de la que abre el regalo, el miedo de las vecinas a las que ha regalado croquetas..., Esa clase morro y desparpajo surrealista solo la tiene una mujer, que encima de asesina se hace la rubia, un hombre asesino puede ser más cruel si cabe pero no tener esa caradura, el abogado que la defienda va a alucinar con sus explicaciones.