En primer lugar no sé si Felipe ha consentido o no. Es un documental con imágenes públicas, que puede hacer todo el que tenga ganas y consiga hablar con gente que tiene algo que decir.
Pero además es que no es cierto que se veje a su madre. Habla muy bien de Doña Sofía, y de cómo se ganó a la gente acto a acto, cómo al principio no gustaba y cada vez gustó más.
A mí me ha parecido interesante. Cierto que no parto de la premisa de que Letizia es lo peor, pero viéndola andar, hablar con la gente, oyendo un poco lo que dice, y escuchando alguna de las entrevistas, la de las prost*tutas, p.ej. y Charles Powell, que me parece una persona muy cabal, igual es mejor de lo que yo pensaba. Desde luego da toda la impresión de escuchar de verdad cuando le hablan y de interesarse sinceramente en algunos de los temas.
Yo no puedo referirme al documental en su totalidad porque no lo he visto todo. Ha sido así al comprobar que era un especie de refrito de tantas y tantas fotos que han salido aquí, todo bien amañado y edulcorado, sin puntos negros y con la cautela de no obviar lo de Palma que fue conocido por todo quisque. Uno de los detalles es presentar a Leticia con la ropa más prudente y discreta cuando tenemos documentación más que suficiente para comprobar sus desatinos modisteriles, sin consideración ni el más elemental respeto al lugar donde estaba.
Tampoco parto de que Leticia es lo peor,cualquiera sabe en que consiste lo peor, pero si de que no ha puesto de su parte algo que quizá no sienta ni entienda, y es un mínimo de no pretender ser la más de lo más, no ser protagonista sino colaboradora, tener un mínimo de saber contenerse y no dar escenas, no dar rienda suelta a sus contrariedades, sean del tipo que sean, y no me refiero a lo de Mallorca.
No tengo ni idea de que mente ha salido lo del reportaje ni su aprobación, pero sí que encaja con la actual marcha de la real casa que tiene unos cuantos flancos abiertos procurando cerrarse en conformidad con lo que se exige mínimamente a la institución.Las cosas no están para frivolidades, sin embargo con ésto y otros detalles se pretende claramente situar a esta monarquía en un lugar al menos no conflictivo, no carne de chismorreo negativo, recurriendo al gran tirón que Leticia tiene y aprovechando todo lo menos malo que se pueda sacar de ella. Y habrá, no te quepa duda, gente que pica.
Porque a mi no me vale el que cualquiera tiene un mal día, no, de ninguna manera. Más o menos todos sabemos lo que es tener un mal día y muchos sabemos tambien lo que es guardarlo dentro de nosotros mismos, por no ofender, por no dar cuenta externa de ello, por corresponder como es debido al entorno, etc.
Cierto que hoy en día la educación más elemental sufre descalabros a montón, hace aguas por las fisuras más elementales, pero en cada uno está no ceder ante tanta debilidad o como quiera llamársele. Si el protocolo pretende conservarse estricto, la educación y buenas maneras son requisito indispensable y anteriores.
La entrega de las personas a una o unas determinadas causas no pone en primera plana la imagen pura y dura y ni siquiera los títulos. He asistido a congresos de un determinado sector, hace años, en los que la presidencia de honor le correspondía a la infanta Cristina, así por qué sí, por su nombre y posición.
Por muy en las alturas que esté, de lo contrario no le harían el reportaje, lo despectiva que es, empezando porque lo hace público con su propio marido, parece ser que ni intenta reformar esa actitud, y no cuadra con la supuesta colaboración con actos humanitarios, colaboración que, a mi modo de ver y entender, se queda en pura imagen y protagonismo. Forma de dar imagen llenando horas.
Mira Paquita, no sigo porque ésto puede parecerte un rollo, pero si bien no entro en esa especie de todos a una contra Leticia, no puedo dejar de ver sus enormes fallos y que son de carácter, de falta de respeto a los demás y que no hay reportaje seleccionado y blanqueado que pueda convencerme de lo contrario. Precisamente en esa falsedad, la de anteponer unas bondades que no son precisamente su carta de presentación, demuestra lo poco a que hay que atenerse con el resto de los obligados comportamientos.