Feminismo-Día de la mujer - 8 de marzo.

El pato y el machista
Posted on March 3, 2019


Todo comenzó con los versos del poeta norteamericano James Whitcomb Riley (1849-1916), pero en la actualidad ha superado los límites de la lírica para destacar la obviedad que muchos intentan ocultar tras sus razonamientos, y para ello recuerdan los versos del poeta para decir aquello de “…si camina como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, es un pato”. Puede parecer demasiado simple, pero los disimulos, el ruido de fondo y la bruma de la distancia que el tiempo introduce entre cada uno de los pasos, nados y graznidos del pato pueden llevar a la confusión. De ahí la necesidad de aplicar el “test”.

En esta época falaz y fugaz que miente hasta con la forma de llamar a la mentira al referirse a ella como “postverdad”, el machismo y los sectores conservadores de la sociedad intentan pasar desapercibidos bajo disfraces que confunden a quienes se relacionan con ellos. Por dicha razón se llenan de “centro” para ocultar su derecha, dicen amar a España pero odian a la mitad de las españolas y españoles que no piensan como ellos, quieren la “igualdad real” pero sin hacer nada contra la desigualdad… y con el objeto de lograrlo juegan con el disfraz de las palabras para presentarse como los elegidos en su pureza, una especie de rescatadores del abismo, cuando en realidad es a esa oscuridad de la que parten a la que nos quieren hacer volver.

Se pueden utilizar muchas estrategias para desenmascarar a ese machismo camuflado de normalidad, pero una de las más sencillas y accesibles es aplicar el “test del pato” en lo que sería su adaptación a esta realidad mediante el “test del machista”. Es muy fácil, ante las dudas que puedan generar determinadas manifestaciones o propuestas, el razonamiento que habría que aplicar a través de este test sería el siguiente: “si plantea el tema como un machista, argumenta y manipula como un machista, y reacciona y ataca como un machista, es un machista”.

El “test del machista” se convierte así en un instrumento necesario a la hora de salir de casa y en el momento de ver cómo algunos reflejan la realidad en los medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales. Su planteamiento es tan tramposo y su posición tan inconsistente, que ni siquiera reivindican lo que proponen.

Una de las características que sorprenden del machismo es su propia negación. ¿Qué clase de ideología defiende unos determinados valores, ideas y todas sus consecuencias, y al mismo tiempo niega la posición desde la que las plantea y avala?. ¿Por qué sus planteamientos reflejan esa idea de superioridad de los hombres y luego no la reivindican como tal para desarrollar sus políticas? Ocurre con frecuencia y es un actitud habitual, tanto que cuando alguien hace algún comentario contra las mujeres, luego finaliza diciendo “…y yo no soy machista”. Pero no es incoherencia, sino parte de la estrategia que busca la negación para ocultar el significado de sus propuestas. Y la negación exige conciencia para elegir entre afirmar o negar una realidad, por eso con el tiempo se ha pasado de hacer la gracia de decir “yo soy machista leninista” cuando percibían que ese tipo de afirmaciones no tenían ningún coste, a afirmar “yo no soy machista” para no tener ese coste ahora, pero sin dejar de hacer y decir lo mismo que se hacía antes.

El machismo es consciente de su injusticia y de los privilegios que le acarrea a los hombres, así como de las ventajas de un modelo de sociedad donde la jerarquía de la desigualdad se refuerza y aumenta a diario para hacer a los poderosos más poderosos, y a las personas vulnerables más vulnerables. Por eso no hay reivindicación directa ni pancarta a favor del machismo, y por ello su estrategia se basa en dos elementos fundamentales:

  1. Atacar a las personas y a las posiciones que piensan de manera diferente para que nada de lo que planteen sea considerado como serio o razonable. La idea es devaluar la fuente de esas propuestas para no tener que buscar argumentos para contra-argumentarlas. Se limitan a poner de manifiesto el desprestigio de quienes los plantean, un desprestigio generado de manera falaz bajo su estrategia manipuladora, por eso el ataque en debates y redes es tan habitual.
  2. Otorgarse el liderazgo y la defensa de los valores que atacan para confundir y retener entre sus filas a quienes perciben la injusticia del machismo en las consecuencias que produce (discriminación, abuso, acoso, violencia de género…) Y para lograrlo lo que hacen es situar cada uno de los casos de la violencia de género, el abuso, la discriminación… en determinadas circunstancias personales o contextuales, no como parte del problema social y cultural que supone la desigualdad. Luego se presentan como defensores de la Igualdad y hablan de “igualdad real”, de medidas “para hombres y mujeres, no sólo para mujeres”, muestran a los “hombres como víctimas de las mujeres, de las circunstancias, de la historia”… y con todo ello generan la suficiente confusión para retener a mucha gente entre sus filas y posiciones, pero, sobre todo, para mantener a una gran parte de la sociedad dentro de una aparente neutralidad, y alejada de un mayor compromiso e implicación con la Igualdad y la lucha contra la violencia de género. Desde el machismo no dicen estar en contra de la Igualdad, pero afirman que Igualdad es lo que ellos deciden.
Las redes y la política están llenas de ejemplos de esta estrategia, por eso el test del pato en su versión machista se hace necesario. De manera que cuando veamos algún perfil o alguna declaración desde la que se viertan criticas contra la Igualdad o las medidas dirigidas a erradicar la violencia de género, debemos aplicar el test y preguntar, ¿plantea el tema como un machista?, ¿argumenta y manipula como un machista?, ¿reacciona y ataca como un machista?…

Y si plantea el tema como un machista, argumenta y manipula como un machista, y reacciona y ataca como un machista; la conclusión es sencilla: es un machista.
https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2019/03/03/el-pato-y-el-machista/
 
Sabes lo que me divierte más de la pintada de Santiago? jajaja pues lo locas que están las feminazis, ellas dicen " no salí de tu costilla, tu saliste de mi chocho" y yo digo del chocho de las abortistas que sale? si son bolleras y odian parir! como no sean pedos vaginales, no se yo que se les escapa a estas por el chocho... payasas
Yo no sé quién está más loco, la verdad
 
El pato y el machista
Posted on March 3, 2019


Todo comenzó con los versos del poeta norteamericano James Whitcomb Riley (1849-1916), pero en la actualidad ha superado los límites de la lírica para destacar la obviedad que muchos intentan ocultar tras sus razonamientos, y para ello recuerdan los versos del poeta para decir aquello de “…si camina como un pato, nada como un pato y grazna como un pato, es un pato”. Puede parecer demasiado simple, pero los disimulos, el ruido de fondo y la bruma de la distancia que el tiempo introduce entre cada uno de los pasos, nados y graznidos del pato pueden llevar a la confusión. De ahí la necesidad de aplicar el “test”.

En esta época falaz y fugaz que miente hasta con la forma de llamar a la mentira al referirse a ella como “postverdad”, el machismo y los sectores conservadores de la sociedad intentan pasar desapercibidos bajo disfraces que confunden a quienes se relacionan con ellos. Por dicha razón se llenan de “centro” para ocultar su derecha, dicen amar a España pero odian a la mitad de las españolas y españoles que no piensan como ellos, quieren la “igualdad real” pero sin hacer nada contra la desigualdad… y con el objeto de lograrlo juegan con el disfraz de las palabras para presentarse como los elegidos en su pureza, una especie de rescatadores del abismo, cuando en realidad es a esa oscuridad de la que parten a la que nos quieren hacer volver.

Se pueden utilizar muchas estrategias para desenmascarar a ese machismo camuflado de normalidad, pero una de las más sencillas y accesibles es aplicar el “test del pato” en lo que sería su adaptación a esta realidad mediante el “test del machista”. Es muy fácil, ante las dudas que puedan generar determinadas manifestaciones o propuestas, el razonamiento que habría que aplicar a través de este test sería el siguiente: “si plantea el tema como un machista, argumenta y manipula como un machista, y reacciona y ataca como un machista, es un machista”.

El “test del machista” se convierte así en un instrumento necesario a la hora de salir de casa y en el momento de ver cómo algunos reflejan la realidad en los medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales. Su planteamiento es tan tramposo y su posición tan inconsistente, que ni siquiera reivindican lo que proponen.

Una de las características que sorprenden del machismo es su propia negación. ¿Qué clase de ideología defiende unos determinados valores, ideas y todas sus consecuencias, y al mismo tiempo niega la posición desde la que las plantea y avala?. ¿Por qué sus planteamientos reflejan esa idea de superioridad de los hombres y luego no la reivindican como tal para desarrollar sus políticas? Ocurre con frecuencia y es un actitud habitual, tanto que cuando alguien hace algún comentario contra las mujeres, luego finaliza diciendo “…y yo no soy machista”. Pero no es incoherencia, sino parte de la estrategia que busca la negación para ocultar el significado de sus propuestas. Y la negación exige conciencia para elegir entre afirmar o negar una realidad, por eso con el tiempo se ha pasado de hacer la gracia de decir “yo soy machista leninista” cuando percibían que ese tipo de afirmaciones no tenían ningún coste, a afirmar “yo no soy machista” para no tener ese coste ahora, pero sin dejar de hacer y decir lo mismo que se hacía antes.

El machismo es consciente de su injusticia y de los privilegios que le acarrea a los hombres, así como de las ventajas de un modelo de sociedad donde la jerarquía de la desigualdad se refuerza y aumenta a diario para hacer a los poderosos más poderosos, y a las personas vulnerables más vulnerables. Por eso no hay reivindicación directa ni pancarta a favor del machismo, y por ello su estrategia se basa en dos elementos fundamentales:

  1. Atacar a las personas y a las posiciones que piensan de manera diferente para que nada de lo que planteen sea considerado como serio o razonable. La idea es devaluar la fuente de esas propuestas para no tener que buscar argumentos para contra-argumentarlas. Se limitan a poner de manifiesto el desprestigio de quienes los plantean, un desprestigio generado de manera falaz bajo su estrategia manipuladora, por eso el ataque en debates y redes es tan habitual.
  2. Otorgarse el liderazgo y la defensa de los valores que atacan para confundir y retener entre sus filas a quienes perciben la injusticia del machismo en las consecuencias que produce (discriminación, abuso, acoso, violencia de género…) Y para lograrlo lo que hacen es situar cada uno de los casos de la violencia de género, el abuso, la discriminación… en determinadas circunstancias personales o contextuales, no como parte del problema social y cultural que supone la desigualdad. Luego se presentan como defensores de la Igualdad y hablan de “igualdad real”, de medidas “para hombres y mujeres, no sólo para mujeres”, muestran a los “hombres como víctimas de las mujeres, de las circunstancias, de la historia”… y con todo ello generan la suficiente confusión para retener a mucha gente entre sus filas y posiciones, pero, sobre todo, para mantener a una gran parte de la sociedad dentro de una aparente neutralidad, y alejada de un mayor compromiso e implicación con la Igualdad y la lucha contra la violencia de género. Desde el machismo no dicen estar en contra de la Igualdad, pero afirman que Igualdad es lo que ellos deciden.
Las redes y la política están llenas de ejemplos de esta estrategia, por eso el test del pato en su versión machista se hace necesario. De manera que cuando veamos algún perfil o alguna declaración desde la que se viertan criticas contra la Igualdad o las medidas dirigidas a erradicar la violencia de género, debemos aplicar el test y preguntar, ¿plantea el tema como un machista?, ¿argumenta y manipula como un machista?, ¿reacciona y ataca como un machista?…

Y si plantea el tema como un machista, argumenta y manipula como un machista, y reacciona y ataca como un machista; la conclusión es sencilla: es un machista.
https://miguelorenteautopsia.wordpress.com/2019/03/03/el-pato-y-el-machista/
eso lo hace la izquierda
 
No sé si la gente se está dando cuenta o éste hombre vive en una realidad paralela, pero cada vez somos más.
El feminismo y el ecologismo ahora es lo que puede frenar la extrema derecha. Por eso atacan.
Se te olvidó el movimiento vegano
 
Me estoy acordando ahora mismo hablando del plano de igualdad el significado de ciertas palabras cuando se dirigen hacia una mujer o un hombre.

Zorra-zorro.
Perra-perro.
Hombre publico. Mujer pública.

Por asociación de ideas. El otro día estuve viendo una peli de espías y me vino a la mente la definición de los hombres que mediante relaciones sexuales se encargan de sacar información al enemigo a los que se les llama "Romeos" y sin embargo a las mujeres que se encargan de lo mismo se les llama "conejitas"
 
Sabes lo que me divierte más de la pintada de Santiago? jajaja pues lo locas que están las feminazis, ellas dicen " no salí de tu costilla, tu saliste de mi chocho" y yo digo del chocho de las abortistas que sale? si son bolleras y odian parir! como no sean pedos vaginales, no se yo que se les escapa a estas por el chocho... payasas

¿Eres consciente de las barbaridades que dices?
 
Seré un bicho raro en estos tiempos, pero a mí jamás me ha molestado un plural genérico en masculino. Es más, me cansa sobremanera leer "todas y todos", "compañeras y compañeros" etc etc. Tampoco me ha molestado nunca que para referirse a la humanidad se emplee "el hombre".

Me molesta sin embargo, y mucho, las alusiones a la mujer como objeto sexual, y pongo un ejemplo: en una comida con compañeros de carrera, en los años de la crisis, en el restaurante tuvieron el detalle de invitarnos al café y a un chupito, y hablando de ello dos compañeros varones uno tuvo la brillante idea de comentar "y si me apuras, el dueño ofrece a su hija". Me molestó sobremanera y con ironía le dije "o a su hijo". No me lo esperaba de gente de mi generación, cuando la gente de la de mis padres, la menos en mi entorno, hace mucho que no dice esas chorradas. También me molesta mucho que una compañera se refiera a otra como "esta niña". En caso de duda, prefiero además el señora que el señorita, pero como a algunas solteras todavía les parece despectivo lo de señora, cuando tengo que referirme a mis compañeras uso "damas". Sí, queda un poco pedante, pero qué le vamos a hacer, cada cual va por la vida con sus manías.
 

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