Libros, libros, libros

Sexismo en el trabajo: hay un libro que te enseña a combatirlo
‘Feminist Fight Club’ es la historia real de un grupo de mujeres que se reúne en un apartamento de Nueva York para acabar con el sexismo en la oficina. La periodista Jessica Bennett ha trasladado al papel su historia personal y le ha dado forma de manual para que te ayude a ti.
MARÍA TRIGO | 11 SEPTIEMBRE, 2017 | 08:47 H
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El libro 'Feminist Fight Club' pretende servir como guía para luchar contra el machismo en España.





Mujeres de entre 20 y 30 años que están tratando de buscarse la vida como escritoras, periodistas, cómicas o creativas, que a menudo tienen que compaginar su profesión con trabajos secundarios y que quieren encontrar su oportunidad en un entorno laboral libre de machismo. Esta es la carta de presentación de la docena de mujeres que hace diez años dieron vida al Club de Lucha Feminista original en Nueva York. En sus reuniones cada dos meses, con vino y aperitivos, hablan de trabajo según sus propias experiencias.

Entre ellas, la periodista americana Jessica Bennet, que escribe sobre género, sexualidad y cultura en The New York Times, que ha sido editora en Time y Newsweek y la primera persona en entrevistar a Monica Lewinsky después de una década sin salir en los medios. Jessica decidió recopilar sus experiencias en esos encuentros, que se mantuvieron en secreto durante años, en su “manual de supervivencia para un lugar de trabajo sexista”. “Quise abordar ese reto, investigar en las ciencias sociales y dar herramientas a otras mujeres que quisieran combatir el sexismo en sus vidas y estar ahí para otras compañeras”, cuenta Jessica a S Moda.

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Jessica Bennet durante una charla.

La necesidad de escribir algo así era clara: “Cuando empezaba mi carrera me habría gustado dar con un libro como este. Está lleno de estrategias y movimientos clave que ayudan a combatir el sexismo. No solo es útil para cualquier mujer que trabaje, también lo es para aquellos hombres que quieran apoyar la causa. Y además creo que tiene la capacidad de hacer reír”, explica.

El lugar de las mujeres en el mundo laboral sigue sin ser equiparable al de los hombres, lo dicen los datos. En España, donde el porcentaje de mujeres con estudios universitarios (66,1%) es mayor que el de los hombres (52,7%), según la OCDE, la brecha salarial les favorece a ellos, que cobran un 23,25% más. Y no solo eso, también ocupan los puestos de mayor rango: el estudio de Grant Thornton en 2016 recogía que, en nuestro país, la presencia de mujeres en puestos directivos es del 26% al 27%.

Esas estadísticas reflejan dificultades que están presentes en el día a día de la mujer dentro de su entorno de trabajo. Decir ‘no’ o pedir un aumento es siempre más difícil y menos tenido en cuenta si viene por parte de ellas. Bennet lo explica en su manual dentro de un capítulo al que titula El cachondeo de hablar siendo mujer, sobre cómo hacerse escuchar. En él reúne trucos de negociación: “Cada vez que usamos expresiones como ‘quiero decir’, ‘ya sabes’, ‘simplemente’ o ‘como’ estamos debilitando el lenguaje. Es como beber Pepsi aguada, el mensaje se diluye”. También pone ejemplos, ilustrados por Saskia Wariner, de cómo empoderarse a través de la expresión corporal: nada de retreparse en el asiento, ni de cruzar las piernas como un pretzel, siéntate recta y coge un lugar estratégico en la mesa de reuniones.

Hay un elemento fundamental para Jessica Bennet en todo esto, la sororidad. “Parte de mi éxito profesional se lo debo a las mujeres de mi club, que me ayudaron a navegar en los momentos más complicados de mi carrera, a veces simplemente haciéndome reír cuando quería llorar”, dice. Sus años de experiencia junto a ellas le han enseñado que “todos tenemos poder: poder para afrontar los cambios, para crearlos y para levantarnos por nosotros mismos y por los demás.

Pero somos más poderosos aún si trabajamos juntos, y no hay nada más poderoso que un grupo de mujeres que sabes que va a estar ahí para sostenerte”.

Es por eso que, desde ‘Feminist Fight Club’, alienta a todas las mujeres y a los hombres que se les quieran sumar a crear su propio grupo antisexismo: “Recluta a cinco personas, cualquiera que esté dispuesto a pelear por la igualdad puede estar en el club. Quedad en cualquier cafetería una vez al mes. Formad alianzas y preguntaos los unos a los otros cómo os podéis ayudar. Es fácil callar a quien denuncia una injusticia individualmente, pero es mucho más difícil conseguirlo (casi imposible) con todo un ejército”.

https://smoda.elpais.com/feminismo/sexismo-en-el-trabajo-hay-un-libro-que-te-ensena-a-combatirlo/
 
¿Por qué debería leer sí o sí Frankenstein o el moderno Prometeo?
11 DE SEPTIEMBRE DE 2017


Para desazón de cualquier bibliófilo de pro, la criatura llamada Frankenstein que pulula por la imaginación popular tiene más del gigantón monstruoso del cine de la Universal que del personaje de Mary Shelley.


(La novia de Frankenstein, 1935 / Universal Pictures)


O, dicho de otro modo, por mucho que yo me pasee de vez en cuando por reginaexlibrislandia entre y torpe y vaporosa, ataviada con un vestido raído de tul gris, con el pelucón entalcado a ambos lados desde las sienes y almidonado en oblicuo como si me acabara de bajar de un aterrizaje forzoso en una avioneta sin casco, me asemejo a La novia de Frankenstein como un huevo a una castaña. A lo máximo que llego es a una versión cutre de la de Elsa Lanchester, totalmente desdibujada y sacada del contexto de su película original.

Pues eso, queridos, es lo que le pasa al pobre protagonista de la grandísima novela de Mary Shelley. Lo hicieron a retazos y llega al gran público también a retazos de versiones con los que cada cual se monta un personaje que poco tiene que ver con el ser real de la ficción original.

Y es que la de la Shelley es una más de esas novelas imprescindibles que son las grandes desleídas de las letras. La paradoja es que han trascendido tanto y se han versionado tantas veces que, pese a que en cada adaptación el original que las inspiró se va descomponiendo hasta llegar a ser irreconocible, siguen sin leerse, o se leen cada vez menos. Y es una pena, porque esa maravilla literaria entraña lecciones vitales a cada salto de línea, imbuidas del más puro romanticismo sin caer en la ñoñería gratuita.

Pero como yo ni muerta me resigno a que cualquiera que se adentre en reginaexlibrislandia deje escapar un novelón como éste, periódicamente me metamorfoseo en esa versión de andar por casa de La novia de Frankenstein y coloco en uno de los lugares más visibles de la librería una buena montonera de distintas ediciones (de bolsillo, tapa dura, ilustrada, adaptada por edades, etc) de Frankenstein o el Moderno Prometeo. Que por falta de visibilidad no sea. Y hoy estaba afanada en eso cuando uno de mis libreros va y me suelta:

Librero: Peeeeroooo…¿otra vez con Frankenstein, Regina?

Regina ExLibris: Sí, que ya tocaba.

Librero: ¿No crees que la gran mayoría la conocen y son capaces de pedirla si les apatece, sin necesidad de que se la metas por los ojos cada dos por tres?

Regina ExLibris: Pues mira, no. La gran mayoría no conocen al monstruo tanto como creen; no saben que la palabra Prometeo no está en el título al azar, y de hecho pocos conocen el título completo; ignoran que es una alegoría de la perversión científica y que al tiempo canaliza los temores de la maternidad que tenía Mary Shelley; tampoco tienen muy claro de qué género es, y puede que hasta desconozcan que hasta su origen es legendario.

Librero: Para, para, hija, que cuando te aceleras… A ver, lo del título te lo compro, pero ¿quién no conoce hoy a Frankenstein, mujer?


Frankenstein, Random House

Regina ExLibris: ¿Lo ves? Es que Frankenstein, como tal no existe. El único Frankenstein que hay en la novela es Víctor Frankenstein, y el ser que él crea no tiene nombre más allá de “engendro”, “ser demoníaco” o “la criatura”. En cuanto a su apariencia Mary Shelley, inspirándose en el Satán de El Paraíso perdido de John Milton, esboza una criatura de más de dos metros de altura, con ojos vidriosos, piel cetrina y labios y cabello oscuros. Y lejos de ser un engendro violento e instintivo, aprende a leer, a hablar varias lenguas y reflexiona sobre la condición humana y sobre sí mismo, e incluso “adopta” el vegetarianismo que en vida abanderaba el matrimonio Shelley.

Librero: Mmm, ¿sin nombre, leído y vegetariano? Vale, punto para tí. ¿Y lo de la ciencia y la maternidad?

Regina ExLibris: Escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, el desprecio que muestra el Víctor Frankenstein por la naturaleza simboliza la arrogancia y el poder que desata el capitalismo y los avances tecnológicos, que erosionan la dignidad del ser humano. La rebelión de la criatura contra su creador es un mensaje del castigo derivado del uso irresponsable de la ciencia y la tecnología. Y en cuanto a la maternidad, cuando escribe el relato a Mary Shelley la maternidad le producía emociones encontradas (¿Y si mi hijo muere? ¿Y si muero? ¿Y si nace con malformación? ¿Y si no lo quiero? ¿Y si no me quiere? ¿Y si se vuelve contra mí?) y los canalizó en la actitud de Víctor ante su criatura. Aunque llegó a ser más explícita refiriéndose tanto a esta novela como al aborto que sufrió: “Creo que sólo soy capaz de producir hijos muertos…”

Librero: ¡Vaya tela, vaya tela! Venga, ok, esos son cosas profundas que tú sabes porque lees, analizas e investigas. Pero, ¿y lo del género? eso lo sabe todo el mundo, ¿no?

Regina ExLibris: Pues mira no, y yo tampoco lo tengo muy claro. ¿Es terror o es Fantasía-Ciencia Ficción? De hecho hace tiempo tuve un debate bibliófilo al respecto con un reginaexlibrislandiano. Yo lo tenía colocado en Terror, y el insistía en que la novela inauguró el género de la Ciencia Ficción…

Librero: No, si al final soy yo quien se va a llevar uno hoy. Porque, ejem, verás, es que yo tampoco me lo he leído. Y lo fui dejando justo por eso, porque di por sentado que las cosas eran como me imaginaba. Pero veo que no. Pues, nada, nada, sigue con tu campaña bibliofrankensteinadora. ¡Te ayudo!

Regina ExLibris: ¡Vale, IGOR, pues entonces traeme ejemplares de la de Mondadori y de la ilustrada de Nórdica! JAJAJAJAJA

Y ahí estuvimos un rato aquí la pseudo novia de Frankenstein e Igor-librero haciendo montoncitos por ediciones de la gran Frankenstein o el moderno prometeo. Porque sí o sí es un Clásico con mayúsculas que no debe relegarse al olvido.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS:


Frankenstein, Nórdica

En una noche de tormenta, los poetas Lord Byron, Polidori, Shelley y la esposa de éste se retaron a escribir una historia de terror antes del alba. Con 16 años, Mary Shelley gestó su Frankenstein o el moderno Prometeo, con el que dio forma a una de sus pesadillas más recurrentes, la de un ser monstruoso creado por el hombre con retazos de cadáveres. Con ella inauguraba el género de la Ciencia Ficción y alcanzaba una de las cimas del terror gótico-romántico, ahondaba en la rivalidad del hombre con Dios, planteaba cuestiones delicadas acerca del uso irresponsable de la ciencia y de la tecnología y del miedo a los distintos, y silueteaba a palabras una ya mítica criatura que, despojada del amor de su creador y rechazada por los hombres, se aísla y trata de dar sentido a su existencia y a su soledad llenando su doloroso vacío con poesía, lenguas y filosofía. Aunque se conozca la trama, merece una lectura. O dos.

https://blogs.20minutos.es/diariode...r-si-o-si-frankenstein-o-el-moderno-prometeo/
 
RETRATA LOS JÓVENES DE LA CAMORRA EN 'LA BANDA DE LOS NIÑOS'
Saviano: "Los niños de la mafia me leen y piensan: 'Es un chiste, somos mucho peor'"
Lo peor que le puede pasar a quien lea libros y vea películas sobre la Camorra o el narcotráfico, asegura el periodista y escritor, es creer que se trata de un mundo de ficción
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El autor Roberto Saviano, en un hotel en Madrid (C. Castellón)
AUTOR
DANIELE GRASSO
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FOTOGRAFÍA: CARMEN CASTELLÓN

TIEMPO DE LECTURA10 min
13.09.2017 – 05:00 H.

Roberto Saviano (Nápoles, 1979) saca su iPhone del bolsillo, teclea rápido, desliza el dedo hacia arriba en la pantalla y la acerca a la cara del periodista. "Ecco", dice, mientras enseña la foto del cartel publicitario que Netflix está usando para promocionar su serie de referencia, ‘Narcos’, en Italia. "Han tenido que poner mi cara para que los chavales vean la serie y entiendan que no es un cuento, sino una historia real".

Su imagen aparece junto a la del actor que interpreta a Pablo Escobar, líder del cártel de Medellín. "La cocaína es el negocio más rentable del mundo", reza una de las frases que el autor y periodista italiano ha redactado para promocionar la serie sin despegarla de la realidad.

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'La banda de los niños'. (Anagrama)


Saviano dio el salto a la fama con ‘Gomorra’ (2006), donde contó el día a día de los clanes de la mafia de Nápoles, la Camorra. De ese libro salieron una película y una serie (cuya tercera temporada se estrena en noviembre) y, tras el éxito, él se metió a documentalista para contar el negocio internacional de la cocaína ('Cero Cero Cero', 2014). En su nuevo libro, 'La Banda de los Niños' (Anagrama), Saviano vuelve a Nápoles -aunque no físicamente, porque le matarían a pesar de la escolta que siempre le acompaña, también en Madrid- para contar cómo los chavales de las barriadas pobres se han convertido en despiadados reyes de las plazas de la droga. Lo hace en forma de novela basada en una investigación judicial. No se le quita el miedo a que, como con 'Narcos', el público piense que es todo ficción.

"Creo que el mayor riesgo", advierte el escritor, "de que haya tanta filmografía sobre crimen organizado no es tanto la emulación, sino el hecho de que el público diga 'bah, eso es fantasía, son superhéroes de un mundo que no es el mío’. Por eso cuando adaptamos a la tele un libro como 'Gomorra' intentamos que fuera lo más crudo posible. Pero sabemos que, por muy crudo que puedas retratarlo, ni se acerca a la realidad".

PREGUNTA: ¿Y cómo es, en la realidad de 2017, un 'boss' mafioso?

RESPUESTA: Hay que imaginárselo como a un fraile. Un fraile encerrado en un pozo. Desde ahí, con trocitos de papel (como Bernardo Provenzano) o quizás a través de un móvil (así lo hacía Michele Zagaria), ordena homicidios, inversiones o que se firme la paz con otro clan. Es un hombre que nunca verá los hoteles que construye, nunca comerá en los restaurantes que posee, nunca podrá pasear por ahí con un amigo. Esto, hoy, es un capo de la Camorra en Italia.

Los ‘pececitos’ matan a bocajarro
No es una novedad que los mafiosos encuentren inspiración en las películas y en los libros que hablan sobre ellos. Ocurrió en los años 1970 en Nueva York con 'El Padrino' y ocurre hoy tras 'Gomorra' en Nápoles. Los chavales se peinan como Genni, uno de los protagonistas de la serie, y usan las expresiones de Salvatore Conte, su primer rival.

En la jerga de la Camorra, la ‘Paranza’ es un grupo criminal, aunque literalmente indica los pequeños barcos que pescan con donde el agua es más baja y encuentran los pececitos que se usan para la fritura mixta de pescado. La expresión no la inventa Saviano, sino que es se usó para denominar la investigación policial que, en 2015, llevó a la detención de Pasquale Sibillo, de 24 años. Seis meses antes, su hermano, de 20 años, había sido tiroteado por la espalda en el barrio napolitano de Forcella. En la banda había chavales nacidos en 1993, 1994 y 1995.

P: ¿Los niños de barrios de Nápoles como Forcella se inspirarán en los personajes de 'La banda de los niños'?

R: A día de hoy ellos leen el libro y se ríen, chulescos: "estos son chistes, nosotros hacemos cosas mucho peores". Lo dicen orgullosos, en plan "mira, solo han hecho medio homicidio, aquí disparamos todos los días".



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Pasquale 'Lino' Sibillo, detenido 2015, fue el jefe de la 'Banda de los niños' real, a la que Saviano se inspira para su novela. (Foto: Polizia Italiana)


P: ¿Por qué ha decidido centrarse en los niños de la Camorra?

R: Hasta hace unos años los niños hacían de centinelas, llevaban una pistola de un lado al otro...ahora mandan. Por una coyuntura particular: los grandes boses están en la cárcel y los que no, ni salen de casa, porque hay demasiada violencia. Así que por la calle solo quedan los más jóvenes. Imagínate el talento que tienen para hacerse con una plaza de droga con quince o dieciséis años: pagan a la policía, hacen llegar la droga desde el extranjero, mantienen los precios, la calidad, controlan a los clientes... Es como darle las llaves de un centro comercial a un adolescente y decirle: "toma, gestiónalo". Pero estos, con 18 años o menos, tienen ingresos de 400.000 euros.

Saben que la muerte no es un riesgo de su trabajo, sino que es parte de su trabajoP: Y ese dinero vuela

R: Lo gastan todo muy rápido. Saben que la muerte no es un riesgo de su trabajo, sino que es parte de su trabajo. Se muere, es así. Emanuele [hermano de Pasquale] Sibillo, cuando cumplió dieciocho años dijo: "celebradme mucho, que a los 21 no llego". Le mataron poco más de un año después. 'Risparmia o’ fesso' ['Quien ahorra es bobo', en dialecto napolitano].

P: ¿Tendrían alternativa?

R: En Nápoles, un chaval de esa edad que quiera trabajar podría cobrar unos 600 euros al mes. Eso si se mete en el taller de un mecánico, porque si va a trabajar de ayudante de un barbero, no llega a 300. ¿Un trabajo tras la universidad? 1.200 euros al mes. Ellos piensan: "quiero todo ahora, o no lo tendré nunca". Es una sensación que puede sentir cualquier chaval, incluso de Madrid, pero aquí no se le pasaría por la cabeza coger un fusil para conseguirlo -y si lo coge, su entorno se le echa encima.

Mafia en España: todos saben, nadie habla
El nombre de Niccoló Ciatti no le dice nada a casi nadie. Pero cuenta lo poco que interesa en España la realidad de las organizaciones criminales organizadas. Este italiano de 22 años fue matado por la patada de un joven checheno con formación de paramilitar mientras estaba de vacaciones en Lloret de Mar. En la Costa Brava la mafia italiana, así como la rusa y la chechena, llevan años invirtiendo en el ladrillo, especulando y comprando locales que se llenan de turistas los 12 meses del año. Lo sabe el comandante de la Guardia Civil especializado en Camorra con el que hablamos antes de esta entrevista y lo sabe cualquiera que haya estudiado el fenómeno. Pero no es una mafia visible: no mata, no ensucia, no hace ruido.

P: Ha escrito del caso de Niccoló Ciatti en L’ Espresso. Un caso que, sin embargo, en España apenas tuvo repercusión.

R: Vamos a ver. ¿En serio alguien cree que los chechenos que le mataron estaban ahí por casualidad? ¿Dos hombres de la mafia chechena que, por casualidad, matan a un chaval? Eran seguramente guardaespaldas de alguien o protectores de algún lugar. En la Costa Brava la mafia chechena vive e invierte desde hace quince años. ¿Por qué no se dice? ¿Porque "arruina el turismo"? ¿De verdad?



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Roberto Saviano denuncia que en España no se hable de mafia.




P: Excluyendo casos puntuales, es un mafia que no se ve. ¿Cómo se puede hacer entender el peligro que supone la presencia mafiosa?

R: Basta con mirar a la crisis que hubo en España. Una parte importante de la burbuja especulativa del ladrillo, sobre todo en el Sur, la crearon las mafias rusas, italianas, nigerianas, colombianas; todas las que trafican con droga. Todas las transacciones se hacían aquí, en España, se compraban edificios para pagar toneladas de cocaína. Y los políticos no se meten porque ignoran esta situación, a veces incluso cómplices, pero quiero pensar que en la mayoría de los casos se trata de ignorancia. ¿Has escuchado hablar Podemos, a Rajoy o a los socialistas de este asunto alguna vez?

P: Tras la detención del jefe del clan Polverino en España, un jefe de la Guardia Civil al que preguntaba si habían desarticulado el clan me contestó que "un clan camorrista se transforma, pero nunca se destruye".

R: Eso es. Exactamente como la Ley de Lavoisier: “Nada se crea ni se destruye"

P: ¿Cómo es posible?

R: Hay que tener en cuenta el inmenso capital acumulado por las familias mafiosas. Cuando se ve en las noticias "detenido el capo de tal familia", hay que tener en cuenta que probablemente haya hecho miles de millones de liras ya en la década de los '80, con el contrabando. Todavía les queda ese dinero.

Y sus descendientes pueden decidir. Pueden invertir, por ejemplo, 1.000 euros en Apple, y después de un año tendrán unos 1.200 euros, quizás. Pero si invierten 1.000 euros en cocaína, después de un año tendrán 182.000 euros - y son datos de la Drug Enforcement Agency (DEA) de Estados Unidos. ¿Qué otro trabajo te da eso? Convence tú a un chaval que lo deje y trabaje por 1.000 euros al mes.

El odio en Italia, "un país de frustrados"
El parlamentario de la Liga Norte italiana Matteo Salvini dijo hace pocos meses que, si él llegara a gobernar, le quitaría a Saviano la escolta con la que lleva viviendo desde hace once años. Más allá de la ‘fake news’ (el presidente del Gobierno no pone o quita escoltas), la anécdota resume bien lo que muchos italianos piensan del autor: escupe en el plato que le da de comer, pinta Nápoles e Italia por lo que no son, estigmatiza el Sur de Italia, aleja el turismo...

P: ¿Cómo vive esta situación?

R: Mal, muy mal, no puedo más. Pero es que los italianos llevan veinte años siendo un pueblo de personas que no se realizan. Se ha hecho un pueblo entero de frustrados. ¿Quieres ser periodista? Imposible. ¿Profesor? Precario, imposible vivir. Hasta para el ser mecánico necesitas una recomendación.

P: En Italia hay una corriente de opinión muy enfrentada a lo que hace, a su trabajo. Pero también existen movimientos 'antimafia', que salen desde abajo (Libera es el más conocido) y son muy potentes.

R: Sí, es cierto. Aunque igual ya no son movimientos tan grandes. Hoy en día en Italia se mira al político y se piensa "ese es un mierda, dice que hace el bien para mi, pero no va a ser verdad". Al chaval de 16 años que retrato, le da igual. Puede mirar al mafioso, y no es cuestión de que le caiga bien, sino de que es mejor que el político. Al menos dice una cosa y actúa en consecuencia. Esta situación ha destrozado el sentimiento 'antimafia' que en Italia era fuerte.



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Roberto Saviano asegura que 'no merece la pena' renunciar a una vida normal.


P: ¿Cómo se puede cambiar esta situación?

R: Empezando por construir un un país en el que, si trabajas, llegas adonde te prometen que llegarás. Donde consigues lo que quieres. Eso en Italia es imposible.

P: En medio de este clima, usted esconde su residencia y vive con escolta. Hace unos años, tras la publicación de 'Cero Cero Cero', dijo que la escolta le estaba volviendo loco…

R: ¡Es que ya me he vuelto loco! [risas]. No puedo más. A día de hoy, creo que tiene sentido escribir un libro solo cuando...pierdo todo mientras lo hago. Cuando pierdo mi libertad, mi futuro.

P: ¿Y le merece la pena?

R: No. Mientras lo escribo, sí. En cuanto lo acabo, sí. Después de once años, no. Lo pierdes todo.

P: Dentro de otros once años más, ¿dónde ve a Roberto Saviano?

R: No lo sé. Pero si vuelves a verme sentado aquí, tendrás que escupirme a la cara [sonríe].

https://www.elconfidencial.com/cult...ano-la-banda-de-los-ninos-entrevista_1442496/
 
CÓMO DECIR "TE QUIERO" EN DUAL
La lengua de los dioses: ¿cómo sonaba el griego antiguo?
La sorpresa editorial del año en Italia llega a nuestro país con su alegato apasionado por el idioma de Homero y Platón
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Discurso fúnebre de Pericles en el ágora de Atenas
AUTOR
DANIEL ARJONA

TIEMPO DE LECTURA5 min
12.09.2017 – 18:57 H.
Imaginen a un erudito de un futuro postapocalíptico en el que el español hubiera desaparecido de la faz de la Tierra y solo perviviera su impronta en algunos antiguos textos. Si ya no existieran hablantes sevillanos, murcianos, valencianos, venezolanos o mexicanos... ¿cómo podríamos adivinar los sonidos de sus palabras? Tal es el escenario del griego antiguo. No sabemos cómo sonaba -diferente sin duda al griego moderno-, somos incapaces de imaginar el rumor del ágora de Atenas, a Ion declamando la 'Iliada' en las fiestas en honor a Asclepio en Epidauro, a Sócrates defendiendo la inmortalidad frente a sus sobrecogidos discípulos mientras la cicuta comienza a enfriar sus pies. Ni lo sabemos ni podremos saberlo nunca. Y sin embargo...

Sin embargo, pese a que el alfabeto griego haya enmudecido, sí sabemos algunas cosas, como por ejemplo que se trataba de una lengua extraordinariamente musical, melódica y rítmica, en contraposición de la intensidad determinada por el acento que define a nuestras lenguas romances. Y más allá del tesoro oculto de los sonidos, podemos deducir que el griego antiguo caracterizaba el mundo de una manera muy particular, alterando el sentido del paso del tiempo, transformando el trato y los negocios del alma, el amor o el deseo, multiplicando casos y géneros, abriéndonos, en definitiva, una puerta a una manera ajena y apasionada de entender el mundo.

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'La lengua de los dioses'


Es lo que defienda la escritora italiana Andrea Marcolongo (Milán, 1987) en 'La lengua de los dioses. Nueve razones para amar el griego antiguo", un extravagante canto a una lengua muerta que ha vendido más de 100.000 ejemplares en Italia y cuya versión española llega ahora a nuestras librerías editada por Taurus. "Este es un relato literario (y no literal) de algunas particularidades de una lengua tan magnífica y elegante como el griego antiguo: esa manera suya de expresar de un modo fulminante, sintético, irónico, abierto, del que -seamos sinceros- sentimos un a nostalgia inconsciente. (...) Yo, que soy tan rara, he aprendido a mirar el tiempo de otra manera gracias al 'aspecto' de la lengua griega, he soplado dientes de león expresando deseos en 'optativo', he dicho te quiero en 'dual', un número de la lengua griega que significa 'nosotros dos', solo nosotros".

No hace falta saber griego antiguo para leerlo y, sin embargo, al paso de sus páginas, Marcolongo retará al lector a jugar a pensar en griego antiguo. Y, por momentos, mágicamente, creeremos escuchar a los dioses dirigiéndose a nosotros.

Yo, nosotros dos, nosotros
Vale, no sabemos cómo sonaba la lengua de Pericles pero qué sabemos. Que a los griegos apenas les interesaba el paso del tiempo sino sus efectos, nosotros -esclavos de la parca- preguntamos 'cuándo', ellos siempre se preguntaban 'cómo' (el 'aspecto'). Que al añadir al masculino y femenino un género más -'el neutro'- y al singular y el plural otro número -el 'dual'- su mundo se multiplicaba fogosamente, desplegando una red tan invisible como sensible que comunicaba lo animado y lo inanimado, aquello que tenía alma y lo que carecía de ella, difuminando la arbitrariedad de los sexos y abriendo, finalmente, un refugio inédito al amor que clama: uno más uno no son solo dos sino uno formado por dos. "Los que han tenido el raro privilegio de amar de verdad", escribe Marcolongo, sabrán siempre distinguir la diferencia de intensidad y de respeto que existe entre pensar como 'nosotros dos' y pensar como 'nosotros'; pero ya no lo saben decir. Para ello se necesitaría el dual del griego antiguo.

Los que han tenido el privilegio de amar distinguirán entre pensar como 'nosotros dos' y como 'nosotros'; pero ya no lo saben decir

Para sopesar la importancia de esto y como una suerte de advertencia sobre la extinción de su sentido, el mejor negocio es regresar al inagotable 'Banquete' de Platón. Recuerden. Al poeta Agatón le han dado un premio y, para celebrarlo, los amigotes se juntan en Atenas para hacer lo que mejor saben: beberse hasta los floreros. Sócrates llega tarde porque, como habituaba, en el camino se ha quedado un buen rato varado en plena calle sin hacer nada, absorto Dios sabe en qué, e irrumpe en el simposio cuando ya he arrancado la juerga. El juego consiste en que cada comensal improvise unas palabras en alabanza de Eros, el dios del Amor. Y el discurso que nos interesa es el del dramaturgo Aristófanes, interrumpido por cierto por un ataque de hipo.

"En primer lugar, tres eran los sexos de las personas, no dos, como ahora, masculino y femenino; había, además, un tercero que participaba de ambos, cuyo nombre sobrevive todavía, aunque él mismo ha desaparecido. En segundo lugar, la forma de cada persona era redonda en su totalidad, con la espalda y los costados en forma de círculo como una bola o una manzana. Tenía cuatro manos, mismo número de pies que manos y dos rostros perfectamente iguales sobre un cuello circular. Eran extraordinarios en fuerza y vigor y tenían un inmenso orgullo, hasta el punto de que conspiraron contra los dioses. Tras pensarlo detenidadmente dijo, al fin Zeus: 'Me parec 'e que he encontrado el modo de permitir que los hombres sigan existiendo y de que, al mismo tiempo,cesen en su desenfreno, haciéndolos más débiles: los cortaré en dos mitades a cada uno'. Así, desde tiempo inmemorial, el amor de los unos a los otros es innato en los humanos y tiene la facultad de restaurar su antigua naturaleza, en su afán de hacer uno solo de dos, y de curar la naturaleza humana".

Sí, la media naranja, que usted conoce aunque nunca haya leído a Platón. Y gracias a 'La lengua de los dioses', de Andrea Marcolongo', no podrá adivinar quizá como sonaba el griego de Platón pero sí, tal vez, cómo pensaba Platón. El griego.


Historia del griego antiguo en 14 versos
[Sinopsis de Luis Alberto de Cuenca]

Cierto ario que vivía en Pamir

cultivando con primor un abedul,

decidió que mejor sería vivir

más al Sur, y se hizo la maleta y el baúl.

Emigró y emigró con temas puros

que se iban flexionando lentamente

y al llegar de Micenas a los muros

el sistema ya era competente

para todo lo que fuera locativo

en los más diversos grados de alternancia,

que es asunto que tiene más sustancia

que seguirle la pista al abedul

que dejó aquel ario preflexivo

y cambió por el mar Egeo azul.

https://www.elconfidencial.com/cult...ses-griego-antiguo-andrea-marcolongo_1442284/
 
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Lula Carson Smith (Columbus, Georgia; 19 de febrero de 1917Nyack, Nueva York; 29 de septiembre de 1967), conocida como Carson McCullers, fue una escritora estadounidense.

Su ficción explora el aislamiento espiritual de los inadaptados y marginados del Sur de los Estados Unidos de América. Es, también, una pionera del tratamiento de temas como el adulterio, la homosexualidad y el racismo.

Nacida en el seno de una familia de clase media, primogénita de Margaret Waters Smith nieta del propietario de una plantación y héroe del bando confederado en la Guerra de Secesión; su padre, Lamar, igual que Wilbur Kelly en El corazón es un cazador solitario, fue un acomodado joyero y relojero. Desde los cinco años recibe clases de piano, y con 15 años su padre le regala su primera máquina de escribir.

Por esas fechas, en 1932, enfermó de una fiebre reumática mal diagnosticada que la hizo estar en cama durante semanas y será la responsable de futuras recaídas y enfermedades. Dos años más tarde es enviada a la Juilliard School of Music en New York para estudiar piano, pero nunca asistió a la mencionada escuela, habiendo perdido el dinero guardado para su instrucción. Trabajó en empleos menores y estudió escritura creativa en la Universidad de Columbia, bajo la docencia de Dorothy Scarborough y Hellen Rose Hull, y en el Washington Square College. En aquella época trabajó un breve tiempo en el periódico local The Ledger.

En 1935 conoció a Reeves McCullers, un soldado voluntario y aspirante a escritor. Escribe mucho del material que permanecerá inédito durante su vida y que será reunido por su hermana Margarita para The Mortgaged Heart.1 Decide ella también hacerse escritora dejando de lado su carrera musical y publica en 1936 una obra autobiográfica, Wunderkind, en la revista Story. Reeves, con el dinero del legado de una tía, compra su baja en el ejército y se fue con ella, matriculándose también en la Universidad (Periodismo y Antropología). Estuvo con ella en Georgia cuando Carson tuvo una recaída en su enfermedad. En esa época, escribe El corazón es un cazador solitario y en 1937 se casan, adoptando ella el apellido de él para su carrera literaria, la pareja se muda a Charlotte, en Carolina del Norte.

En 1940 la pareja vuelve a Nueva York, donde conoce a los hermanos Mann (Erika y Klaus) y al marido de ella, el poeta inglés W. H. Auden. Tras divorciarse de Reeves, se muda con ellos a vivir a Brooklyn. Conoce a la escritora suiza Annemarie Schwarzenbach y mantiene una relación sentimental con ella. Al tiempo, se publica Reflejos en un ojo dorado.

Realizó diversas estancias en la colonia de artistas de Yaddo, en Saratoga Springs, donde conoció a Katherine Anne Porter, con la que también mantuvo una relación. Durante su estadía publicó El jockey en 1941 y La balada del café triste en 1943. En esos días alternó varias recaídas en la enfermedad, pleuresía y pulmonía doble, con el trabajo de escritora gracias a la obtención de la beca Guggenheim y de la American Academy of Arts and Letters.

En 1945 vuelve a casarse con Reeves, tras su regreso de la II Guerra Mundial, donde fue herido en el desembarco de Normandía y condecorado por sus méritos en la batalla. Los últimos años de su vida son físicamente calamitosos, con dolores constantes y un grado de invalidez considerable. No obstante siguió con su actividad social e intelectual. En 1946 publica la primera parte de Frankie y la boda. En ese mismo año visitarán París y Roma donde es recibida con gran entusiasmo por artistas, editores y lectores; aunque las recaídas en la enfermedad de Carson que le llevan a sufrir una parálisis del lado izquierdo del cuerpo recomienda su regreso a Estados Unidos. La revista Quick nombra a Carson uno de los mejores escritores de posguerra del país. En 1948 la revista Mademoiselle la nombra una de las diez mujeres más importantes de Estados Unidos y es merecedora de uno de los premios al mérito entregados por la publicación. A finales de este año preparará la adaptación teatral de Frankie y la boda junto con Tennessee Williams. La obra se estrena el 5 de enero de 1950 en el Empire Theatre de Broadway con gran éxito de crítica y público, bajó el cartel el 17 de marzo de 1951, luego de 501 triunfales funciones. En 1952 es nombrada miembro del National Institute of Arts and Letters, después de otra estancia en Europa, y publica su nueva antalogía The Ballad of the Sad Café en la que incluye el relato inédito Muchacho obsesionado.2

El 19 de noviembre de 1953 Reeves McCullers se suicida en un hotel de París, poco antes de ser abandonado por Carson a la que había propuesto un pacto suicida. En 1955 el año de la muerte de su madre publica su obra de teatro ¿Quién ha visto el viento?. En 1959 tras ser intervenida quirúrgicamente del brazo y la mano izquierda por dos ocasiones publica en la revista Esquire su ensayo El sueño que florece: notas sobre la escritura. En 1961 Carson vuelve a pasar por el quirófano y ya casi no puede levantarse de la silla de ruedas, en ese mismo año publica Reloj sin manecillas, que recibe las peores críticas de su carrera, aunque salen en su defensa escritores como Gore Vidal que considera que McCullers es uno de los pocos logros satisfactorios de nuestra cultura de segunda clase y Graham Greene que equipara la escritura de esta con Faulkner. El prestigio de la escritora se recuperará con el estreno teatral de Reflejos en un ojo dorado en 1963 y en 1965 recibe el Premio de las Jóvenes Generaciones que otorga el periódico alemán Die Welt. En 1967 se publica su último relato The Long March y el 30 de abril recibe el Premio Henry Bellaman por su "formidable contribución a la literatura".3

Tras varios ataques al corazón, sufrió un cáncer de mama. Murió en 1967 en el Hospital de Nyack en el Estado de Nueva York.
  • El corazón es un cazador solitario (1940)
  • Reflejos en un ojo dorado (1941)
  • Frankie y la boda (1946)
  • La balada del café triste (1943) [relatos]
  • The Square Root of Wonderful (1957) [teatro]
  • Iluminación y fulgor nocturno. Autobiografía inacabada (1999)
  • El aliento del cielo [Comprende la totalidad de sus cuentos, trece de ellos inéditos en castellano, y sus tres novelas cortas, Reflejos en un ojo dorado, La balada del café triste y Frankie y la boda] (2007)
  • "El mudo", [primer esbozo de El corazón es un cazador solitario, y otros textos, ensayos sobre literatura] (2007)
  • Reloj sin manecillas (1961)
 
'BERTA ISLA' ES SU NUEVA OBRA

Javier Marías: "Estamos peligrosamente cercanos al franquismo"
El autor madrileño publica una novela de espías en la que convergen sus obsesiones más conocidas: el secreto, el matrimonio, la traición, y donde asume su alejamiento del presente
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Javier Marías. (Carmen Castellón)
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ALBERTO OLMOS
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TIEMPO DE LECTURA23 min
05.09.2017 – 13:42 H.

En casa de Javier Marías (Madrid, 1951) no hay internet, pero se puede fumar. Con eso ya está dicho todo.

O no: durante la entrevista llegó un fax. Ver llegar un fax en 2017 es una cosa que tienes que contar. A lo mejor solo ha llegado un fax en toda España ese día y tú sabes a quién. ¡A Javier Marías!

Nuestro idolatrado autor vive en el centro de Madrid, en un piso del que no recuerdo nada, porque siempre había —incluso en el suelo— una sustancia plúmbea que me impedía verlo bien: libros, libros y más libros. Entre ellos, 'Berta Isla' (Alfaguara, 2017), su nueva novela, que sale estos días.

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'Berta Isla'. (Alfaguara)


Digo idolatrado y él no se lo cree —como medio Twitter—. Lo cierto es que una joven amiga editora quería venir conmigo a la entrevista solo para conocerlo; que Milena Busquets tuiteó en medio de la polémica sobre Gloria Fuertes que “Javier Marías es el mejor escritor español vivo, a años luz del resto”; que en una presentación de la novela 'Atila', del joven autor Javier Serena, no se hablaba de otra cosa que de la presencia de Marías entre el público, o que yo mismo he afirmado que ir a conocer a Javier Marías era como ir a conocer a Borges.

Eso sí: ¿qué entrevista va a hacer uno en este plan?

PREGUNTA. ¿Eres consciente de tu condición de mito literario?

RESPUESTA. Antes de nada, bueno, aprovecho que nos vemos para agradecerte que he visto de vez en cuando en entrevistas o artículos, y un poco en contra de la tendencia de la gente, no sé si de tu generación exactamente (¿qué edad tienes tú?), que alguna vez me has mencionado para bien...

P. Muchas veces, de hecho. Mi generación creo que te tiene bastante aprecio, de mi edad hacia abajo, eres, como digo, un mito; vamos, alguien a quien impresionaría ver en persona. ¿No lo tienes asumido?

R. No, no, francamente no. Me alegra saberlo, porque además lo lógico, natural y habitual es que la siguiente generación literaria más bien hago caso omiso o incluso ataque a la generación precedente. Eso toca y yo lo hice, lo hice cuando era joven, y por tanto si eso pasa no me voy a quejar y es el orden natural de las cosas. Pero tengo una cierta sensación de que gente de tu generación piensa algo como, bueno, este, sí, se habla de él, y todavía está vivo y tal, pero no nos enseña nada.

Siento que la siguiente generación piensa de mí algo como, bueno, se habla de él, y todavía está vivo y tal, pero no nos enseña nada

P. ¿No crees que haya escritores influidos por ti, incluso discípulos?

R. Discípulos propiamente no. Ni yo lo he pretendido ni me he rodeado nunca de cohortes ni nada que se le parezca.

P. La generación que quizá te ha puesto más pegas es la de los nacidos en los sesenta, Antonio Orejudo o Rafael Reig, por ejemplo. Pero no son todos en esa generación, y menos en la siguiente.

R. Sí, algunos escritores más jóvenes han sido tan amables de mencionar mi obra, como Gonzalo Torné, tú mismo, Marcos Giralt Torrente. Luisgé Martín también, alguna vez.

P. Después de tantos años siguiendo tu obra, y de leer tus entrevistas, y de encontrar algunas nuevas, como esta en la biblioteca de Nueva York, tengo la sensación de que ya traigo las respuestas conmigo. Me lo sé todo.

R. No sabes hasta qué punto me aburro a mí mismo...



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Javier Marías. (Carmen Castellón)


P. He leído como diez veces lo de que vivías aquí con tu padre como “dos viudos”; lo de la pitillera con la cita de Kipling; lo de que escribes a máquina y sin plan; también que tienes ese cuadro de ahí y un alfiler de corbata con el retrato de Shakespeare, que perteneció al actor Robert Donat... ¿No se sabe quizá demasiado de ti, ya solo con las entrevistas?

R. No, porque, bueno, este tipo de cosas son superficialidades. No sé si equivocadamente, la verdad es que tengo un poco la sensación, a pesar de que este tipo de cosas se sepan, de que al mismo tiempo soy más bien hermético, no se sabe mucho de mí. La misma sensación que tengo también por el número de años que llevo publicando, y siendo por tanto persona pública: yo veo a muchos colegas que van por la calle casi esperando a ser reconocidos, por ejemplo, y yo en cambio nunca me entero de nada, voy como he ido toda la vida, a veces cuando voy con mi mujer, con mi pareja, vamos, a veces me dice, mira, esos te han reconocido, ¿ah, sí?, no me he dado cuenta de nada. De esa misma manera que voy por la calle como si nada, tengo la sensación de que por mucho que haya contado, en realidad no he contado nada. O nada de lo importante. O nada de lo secreto. Todo el mundo tiene sus secretos.

'Berta Isla'
P. En 'Berta Isla' descolocas un poco a tus lectores prescindiendo de la referencia a Shakespeare en el título y eligiendo como tal un nombre propio.

R. Es por no hacer siempre lo mismo, claro. Y, dicho sea de paso, es muy tentador que Isla sea visto como concepto, soledad o aislamiento... Es solo un apellido que me parece buen apellido... Yo siempre, cuando elijo un apellido, miro en la guía —guardo como oro en paño la última guía impresa— y compruebo que ese apellido no sea ni muy común ni muy raro. 'Isla' hay como 50. Una cosa que cada vez detesto más, por desgracia, se está poniendo de moda: detesto las alegorías, detesto las utopías, detesto las distopías... Nunca me han gustado. Espero que no tengas alguna de ellas. Odio esas novelas donde los personajes se llaman el Coronel, el Niño... Lo encuentro todo un poco... Creo que el culpable es uno que me gustaba mucho hasta esa novela, que es Cormac McCarthy...

Algo que cada vez detesto más, por desgracia, se ha puesto de moda: detesto las alegorías, detesto las utopías, detesto las distopías...

P. Hasta 'La carretera'.

R. Esa justamente a mí no me gustó nada, me gustaron las anteriores. Es la que, en cambio, le ha hecho famoso.

P. Hay algo que me ha llamado la atención de 'Berta Isla', y es la tendencia de los narradores a desvelar, digamos, las referencias que al lector culto le acuden a la cabeza según va leyendo... Como 'El coronel Chabert' o The Killers.

R. Yo nunca oculto mis fuentes, a diferencia de muchos otros escritores. A veces lees un libro y luego lees las declaraciones del autor y menciona a 800 autores y tal, y no menciona al que realmente le ha inspirado, para despistar o lo que sea. Yo o bien he traducido o bien publicado en el Reino de Redonda libros que me han influido mucho.

P. Como Janet Lewis.

R. Sí, el asunto del hombre que desaparece es tan viejo como la historia de la literatura, porque el primer desaparecido es Ulises, y por otro lado es un tema, la desaparición de alguien y su reaparición, que desde hace tiempo me ha venido rondando. Entonces hace unos años leí esta novelita de Janet Lewis ('La mujer de Martin Guerre'), que es muy muy anterior a la película que se hizo sobre el caso real. Esta novela es del 41 o algo así. Es una novela sin pretensiones, pero me pareció una joya. En cierto sentido me estimuló y, bueno, pues sí, voy a tratar este asunto que me viene rondando, y de una manera más extensa y evidentemente de una manera distinta. Yo no tengo inconveniente en decir lo que me estimula, lo que me influye, lo que me espolea. Siempre reconozco mis deudas. Yo en eso procuro ser muy honrado, lo que adeudo lo reconozco y no tengo inconveniente en decirlo y no me parece desdoro. Hay mucha gente que sí, oculta lo que le influye como si eso fuera un demérito.

Hace 15 años uno salía a la calle y no veía a un señor de 70 años en pantalones cortos haciéndole una foto a una baldosa

P. ¿Te planteas ahora las novelas de forma distinta a como lo hacías hace años?

R. La mayoría de mis novelas, por lo menos desde 'El hombre sentimental' en adelante, han sido novelas sobre el presente, novelas que hablaban del tiempo en el que las estaba escribiendo, y eso sucede hasta 'Tu rostro mañana' inclusive'', y 'Los enamoramientos' también. Pero luego me he dado cuenta de que en las dos últimas novelas no sucede así: en 'Así empieza lo malo' la acción transcurre en 1980 y en 'Berta Isla', entre 1969 y 1995, más o menos. He pensado que quizás una de las razones de que en mis dos últimas novelas me haya ido más atrás es que el tipo de densidades o de conflictos o de intensidades o de personajes que a mí me interesa tratar quizá son más inverosímiles en la época actual, porque yo tengo una cierta sensación de, llamémoslo, desustanciación de la gente, y al decir de la gente no me refiero a las generaciones jóvenes, no es aquello de los jóvenes de ahora... Es algo que afecta a la sociedad entera, incluso a gente que tiene a lo mejor 60 o 70 años y que tenía más sustancia hace tiempo, y ha dejado de tenerla. No sé, por poner un ejemplo tonto: hace 15 años uno salía a la calle y no veía a un señor de 70 años en pantalones cortos haciéndole una foto a una baldosa... O tirándose tomates en una tomatina, y ahora sí. Ahora ves a señores de 70 que hace años tenían una sustancia que han perdido.

P. Digamos que la sociedad se ha infantilizado.

R. Sí, totalmente infantilizada y como si la gente careciera de profundidad, con excepciones evidentemente. Hoy en día hay una superficialidad que hace unos años no existía. El tipo de conflictos o el tipo de ambigüedades que a mí me interesa tratar en mis novelas y en la vida, si las pongo en 2017, tengo la sensación de que no son creíbles. Tal vez. Puedo estar equivocado.

P. Leía tu novela cuando sucedieron los atentados en Barcelona y Cambrils y escuché a un experto decir que estaba claro que no podíamos defendernos solo con la tecnología, y que hacía falta gente sobre el terreno, espías, infiltrados, topos, como el protagonista masculino de 'Berta Isla'.

R. Yo creo que no se puede prescindir de ellos. En la novela hay un momento en que se pone en cuestión la propia inmoralidad de la figura del espía, Berta Isla está hablando con su marido, y comentan un par de escenas del 'Enrique V' de Shakespeare. Ella dice que la labor del espía es en sí misma una bajeza, ganarse la confianza de alguien para luego traicionarle, el propio concepto, también viejo como el mundo, es una vileza, hacer eso. Y Tomás, el marido, le dice, bueno, ya, esto se ha hecho siempre, ¿qué te crees que era el caballo de Troya? Es hacerse pasar por quien uno no es, es engañar, es traicionar desde el primer momento, pero supongo que es una suciedad necesaria.



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Javier Marías. (Carmen Castellón)


P. Hay mucho debate sobre cómo enfrentarse al terrorismo yihadista.

R. Yo creo que estamos viviendo una de las épocas más hipócritas de la historia, ríete tú del siglo XIX, lo que pasa es que la gente aún no lo percibe o está imbuida de esa misma hipocresía, pues no lo admite. Pero estamos en una época en la que todo el mundo quiere ser muy virtuoso; y queremos transparencia, y queremos saber esto y queremos saber lo otro y queremos que se quiten los nombres de las calles de un señor de hace 150 años... En fin. No hay nadie impoluto. Y la sociedad en cambio tiene un afán por que todo sea impoluto y por que nosotros seamos impolutos, y la gente se siente muy bien y se da a sí misma una imagen ejemplar. Y, sin embargo, fíjate tú, en ese aspecto del espionaje, es curioso que de lo que no ha habido apenas protestas, que yo sepa, es del hecho de que en estos atentados de Barcelona a la mayor parte de los terroristas los hayan matado, sin más, cuando lo normal en esta sociedad tan virtuosa es que se dijera: “¿Cómo los han matado?, podrían haberles disparado a las piernas”, o: “Deberían haberlos detenido”. Esto sería lo normal. Lo cierto es que han pasado ya dos semanas desde lo atentados y no he visto que nadie haya protestado por eso. En esta sociedad muy hipócrita y virtuosa la gente también percibe cuándo se trata de aniquilar o de que te aniquilen, y el ejemplo más claro es el de la II Guerra Mundial. Ahí quedó claro en un momento dado que con esa gente no se podía dialogar, y no había más remedio que mancharse. Y evidentemente si uno se mete en una guerra, y en una guerra con un adversario muy sucio, uno se mancha. A veces no hay más remedio.

Se dice a menudo, normalmente después de las elecciones, que el pueblo nunca se equivoca. ¿Cómo que nunca se equivoca?

P. Esta enmienda a la totalidad de la gente me recuerda un pasaje de 'Berta Isla' que traigo subrayado; dice el narrador: “El pueblo, que a menudo es vil y cobarde e insensato, nunca se atreven los políticos a criticarlo, nunca lo riñen ni le afean su conducta (...) Se ha erigido en intocable y hace las veces de los antiguos monarcas despóticos y absolutistas”.

R. Una de las cosas que se dicen a menudo, normalmente después de las elecciones, es que el pueblo nunca se equivoca. ¿Cómo que nunca se equivoca? No digo que no acierte a veces; acertó cuando votó a Obama, para mi gusto; pero, vamos, a lo largo de la historia, la gente, el pueblo, llámalo como quieras, se ha equivocado infinidad de veces. Y no te digo en el último año: que hayan votado a Trump, que hayan votado el Brexit, que lleven no sé cuántos años en Venezuela votando a Maduro o a Chávez antes, que voten a Putin, que voten a Erdogan... Bueno, no sé, “la gente nunca se equivoca, el pueblo siempre tiene la razón”, ¿qué me está usted diciendo? En España, a Franco no lo votó nadie, se nos impuso después de una guerra; pero fue aclamado después, por la mayor parte de la población. Yo eso lo he vivido. Yo tenía 24 años cuando murió Franco, y España era sociológicamente franquista, si no políticamente convencida, sí sociológicamente.

Autoficción y biografía
P. En algún ensayo sobre autoficción española se sitúa 'Todas las almas' como una de las pioneras de este subgénero en nuestro país. ¿Cómo llegaste a ese juego metaliterario que luego se ha puesto tan de moda?

R. Antes de 'Todas las almas' publiqué un texto titulado 'Autobiografía y ficción', y hablaba en él de que era interesante hacer ficción utilizándose a uno mismo. Y hablé de Bernhard, que evidentemente lo hacía en sus libros, de Azúa, que lo había hecho en 'Historia de un idiota contada por él mismo', y de alguno más... Este es un terreno tentador, decía. Pero no sé si yo hice exactamente lo mismo. Es que lo de la autoficción me parece una cosa también muy vieja. La diferencia con las obras del pasado es que hasta hace relativamente poco no se sabía nada de los autores, ni siquiera se sabía cómo eran físicamente. En realidad, resulta indiferente la procedencia de los materiales, que se correspondan con algo vivido o no, o con un hecho real, es indiferente, todo es pasado por un filtro y tiene que convertirse en un tejido sin fisuras, por así decirlo, tejido literario, que es lo que llega al lector.



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Javier Marías. (Carmen Castellón)


P. La moda de la autoficción quizás ha allanado el camino para la llegada masiva de la autobiografía, con éxitos tan llamativos como el de Karl Ove Knausgard.

R. Sí. Yo intenté leer el primer volumen, 300 páginas leí, que no son pocas. Son pocas comparadas con el total, dado que el conjunto tiene 3.000, pero 300 páginas son 300 páginas, y llegó un momento en el que bueno, esto... [Marías separa las manos como si dejara escapar algo]

P. La tendencia actual es recrudecer este autobiografismo en busca de lo incontable: violaciones, asesinatos, incluso incestos. ¿Qué opinas de la literatura del duelo? En 'Berta Isla' hay un momento en el que se dice que escribir un libro sobre la muerte del propio hijo es indecente.

R. Hay muchos libros sobre la muerte de un padre, de una madre, de un hijo. Yo entiendo perfectamente que ante una cosa tan terrorífica como debe de ser la muerte de un hijo o de una hija alguien escriba, porque escribir, y eso no es novedad, ayuda, sobre lo que sea, y por eso la gente desde hace muchísimo tiempo lleva diarios, y al poner por escrito su día se explica a sí misma, todo eso me parece perfectamente respetable. Que uno escriba me parece normal, que lo publique ya empieza a parecerme otra cosa.

Si escribes sobre la muerte de tu madre, ¿no hay una explotación de la tragedia? Soy perro viejo y sé reconocer lo que es facilón

P. “Literatura oportunista y barata”, dices en el libro.

R. No digo que todo el mundo que lo haya hecho lo sea o tenga ese ánimo. Es que hay muchos casos ya, demasiados. ¿Aquí hasta qué punto no hay una explotación de la tragedia? Yo creo que soy perro viejo y he leído mucho y sé reconocer lo que es facilón. Si uno cuenta eso, incluso si lo cuenta mal, el hecho en sí mismo es tan grave que es muy fácil provocar la compasión y la empatía del lector. De la misma manera que me parece muy facilón cuando hay truculencias. Si tú cuentas en una novela, como en 'American Psycho', le arrancó los ojos, mal o bien contado, estremece, no hace falta ningún arte para contar eso. Hay un elemento de oportunismo, de abaratamiento incluso, el hecho de publicar ese tipo de cosas abarata la propia tragedia. Insisto, escribirlo me parece normal, y no digo que nunca se publiquen buenos libros así. Hay un libro que en su día me gustó mucho, el famoso libro de CS Lewis 'Una pena observada'. Era un libro muy fino, muy leve, muy pequeñito; fino en el sentido de que el análisis era muy fino. No recuerdo que fuera un libro exhibicionista, el título estaba muy bien elegido. El análisis de cómo se sentía ese hombre al haber perdido a su mujer, a la que tanto quería. No vi ninguna operación dudosa. Estoy viniendo a decir que puede no haberla en algo de lo que se publica ahora. Pero empieza a haber una moda y es algo sospechoso. Que haya tantos casos y ya no sea la excepción sino una especie de norma: ah, que me ha pasado esto, pues libro al canto.

P. Siempre has sido un gran defensor del pudor, por otro lado.

R. Bueno, mi padre perdió a su primogénito y lo conté en 'Negra espalda del tiempo', y él lo contó también en sus memorias, escribió tres tomos de memorias en los años ochenta. Era el mayor de mis hermanos, nació en 1945 y murió con tres años y medio. Mi padre en sus memorias habla de ello y es evidente que conmueve, pero son dos páginas, y de una manera sobria, decorosa. En 'Berta Isla' se dice también que durante mucho tiempo los soldados no decían ni mu de lo que habían padecido o visto o vivido en el frente; las víctimas tenían una especie de pudor a contar lo que se les había hecho, gente que había estado en campos de concentración. Lo raro es que alguien contara nada, porque era incontable, según unos, según otros porque revivir el horror les devolvía a él; o porque se siente pudor de contar lo que te han hecho. Desde hace tiempo es todo lo contrario, conceptos como pudor, discreción, sobriedad, hay una gran parte de la sociedad que ni siquiera los entiende. Es todo lo contrario, todo el mundo quiere ser víctima. Y si no es víctima real es víctima inventada; todo el mundo quiere pertenecer a alguna minoría oprimida.

Hoy todo el mundo quiere ser víctima. Real o inventada; todo el mundo quiere pertenecer a alguna minoría oprimida

P. Estás describiendo Twitter bastante bien sin conocerlo. En esta red social se montó una considerable bronca por tus afirmaciones sobre Gloria Fuertes. La —por lo demás— valiosa poeta Elena Medel venía a decir en un artículo que ninguneabas a Fuertes —cito— “por ser mujer, lesbiana y pobre”.

R. ¡Por eso! Lo de pobre, no sé, quién no ha sido pobre en alguna época. De jóvenes todos hemos sido pobres, y luego hay mucha gente que lo sigue siendo hasta la ancianidad. Mi familia ha sido muy pobre, a lo mejor parece que no porque mi padre era escritor: mis padres en el año 41, cuando se casaron —lo sé por Emilio Lledó, que fue muy amigo de ellos—, tenían dos pesetas y media. Era todo lo que tenían en casa. Mi padre encima no podía ganarse la vida porque estaba represaliado por el Régimen, no podía trabajar en la universidad, no podía salir impreso durante muchos años, en fin. Quién no ha sido pobre. Más bien yo diría que a lo mejor son esos motivos espurios los que han impelido a una buena parte de la sociedad española, de pronto, a decir que es una gran poeta. Lo único que yo dije en ese artículo es: me resulta imposible suscribir esto. No opiné, no dije: a mí me parece una mierda. No tengo nada contra ella por ser mujer, estoy rodeado de mujeres estupendas y además en ese artículo ponía una lista de mujeres buenísimas a las que no siempre se hace caso y he publicado a un montón de mujeres en el Reino de Redonda.

[Llega el fax. Javier Marías acude a apretar un botón; parece no haber acabado con la cuestión anterior, pues inmediatamente prosigue]

En todo caso, para terminar con este asunto que mencionas, lo que es un poco penoso, a la vez que preocupante, es que se ha pasado en poco tiempo de: toda opinión es respetable, que era una bobada porque no toda opinión es respetable, a: no tolero ninguna opinión que me contraríe. Ahora estamos en eso. Si yo digo: “Me resulta imposible suscribir la grandeza de Gloria Fuertes”, estoy diciendo “ME resulta...”, no estoy diciendo: “Es una mierda”. Ese otro artículo del teatro que también soliviantó... Para mí este tipo de teatro, para mí, no gracias. No dije este teatro es horroroso y no vayan a verlo y los que van a verlo son unos... No dije nada de ese estilo. Esto ya... que uno diga “para mí no, gracias” o “me resulta imposible no sé qué” resulta hoy intolerable. Estamos cercanos peligrosamente al franquismo, ¿eh? El franquismo, que se presenta como lo contrario a nuestro tiempo, pero en el fondo es la misma censura y el mismo intento de que la gente se autocensure. Y ya padecí el franquismo, no estoy dispuesto.

P. La verdad es que no sales de una polémica y entras en otra. Llevas toda la vida así. No sé si ha habido algún momento en concreto realmente atosigante en este sentido.

R. He tenido polémicas con Herralde en su día, que es alguien muy poderoso, tuve polémicas con Cela, que era poderosísimo, la tuve con Juan Goytioso, que era poderosísimo... En ese sentido, he sido imprudente. Nunca me he sentido arropado, digamos, por el estamento literario, y supongo que hay una serie de razones, entre las que puede contarse un artículo que escribí sobre Cela cuando Cela era intocable, en el año 87, imagínate, antes incluso de que le dieran el Nobel. Me gané muchas enemistades en ese mundo y, bueno, no sé, todo esto son subjetividades y puedo estar equivocado. A menudo he sentido que lejos de auparme y de alentarme cuando todavía era un escritor más bien joven, parte de los suplementos literarios y de los colegas mayores que yo trataban de hacer lo contrario, de echarme para abajo. Es más, yo creo que si mis libros no hubieran tenido la fortuna que han tenido en el extranjero, o en unos cuantos países, supongo que quizá la percepción de mí como escritor en mi propio país sería otra. En el extranjero no hay aversiones, no hay manías, llega un libro de un señor y la gente lo lee sin tener en cuenta qué ha opinado ni de quién es amigo o enemigo.

Pérez-Reverte y yo somos muy distintos, y hay muchas cosas en las que no coincidimos, pero nunca olvidaré que me ofreció su ayuda

P. Hablando de amigos, a mucha gente le llama la atención tu amistad con Pérez-Reverte.

R. Somos muy distintos, evidentemente, y hay muchas cosas en las que no coincidimos y en las que estamos en desacuerdo, y hay cosas suyas que a mí me irritan un poco y sin duda habrá cosas mías que a él le irritan. Pero nunca olvidaré una cosa. Igual que te he dicho que procuro ser honrado al reconocer mis deudas literarias, también procuro reconocer a quien se ha portado bien conmigo en un momento en el que no era fácil. Yo recuerdo que cuando me fui de Anagrama, en fin, fue una época difícil... Lo que me encontré fue un enorme vacío, por no decir animadversión, probablemente inducida, en la mayor parte de los autores, de mis colegas. Un autor siempre es más débil que un editor, da igual quién sea. Yo me encontré con una especie de vacío, supongo que había muchos autores que no se querían indisponer con una editorial tan influyente y tan importante como Anagrama, aunque lo normal es que hubiera habido una cierta solidaridad. Y recuerdo que Pérez-Reverte, al que por entonces no conocía de nada, un día que coincidimos en una presentación de algún libro o algo así, me dijo, oye, si necesitas algo, un abogado que yo te pueda recomendar, cualquier cosa, cuenta conmigo y tal. Y yo se lo agradecí mucho. Este hombre no tenía por qué, no era conocido, no era amigo mío.

P. Y desde entonces...

R. No, eso fue un día suelto. Luego cuando coincidimos escribiendo uno al lado del otro [en un suplemento dominical] empezamos a hacernos bromas de una columna a otra y empezamos a tratarnos... Pero aquel gesto yo lo agradecí, y no sé si él apreciaba mis novelas o no o si las había leído. Mira, esto no lo voy a olvidar. Podemos tener diferencias, pero al menos —después de haber escrito 'Tu rostro mañana' uno nunca sabe de quién se puede fiar— en estos aspectos es una persona de la que uno piensa, bueno, me puedo fiar. Y no son muchas las personas que uno cree que son de fiar.

https://www.elconfidencial.com/cult...-berta-isla-entrevista-alberto-olmos_1438381/

Adoro a este solterón de oro, me enamoró con sus novelas y estoy deseando leer la siguiente. Me encanta lo culto que es, su prosa alucinante, su profundídima percepción de la psicologia humana, se nota que tuvo la suerte de tener un padre como Julian Marias. Aunque no comulgue con algunas de sus ideas politicas me da igual, es genial y diferente al resto de peloteros del régimen como Perez Reverte o Muñoz Molina - este ultimo ya no es el mismo de "El jinete polaco" - .

Voy a pedir reserva de su novela en la biblioteca para que me embelese como siempre. Con él está garantizado.
 
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Septiembre de 1899. En una pequeña ciudad de provincias del Imperio austrohúngaro, Alondra, la hija de los Vajkay, se
dispone a pasar una semana de vacaciones con sus tíos. Durante esos días coincidirán la alegría de vivir con la ausencia de esa hija solterona y poco agraciada, cuya presencia da sentido y a la vez condiciona la existencia de los Vajkay.

¡Simplemente maravillosa, de un autor alabado por el mismisimo Sardor Marai, autor de los increibles "El ultimo encuentro" y "Divorcio en Buda"


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La búsqueda de la verdad como fuerza liberadora, como soporte ético imprescindible para sobrellevar el transcurso de una vida, está en el centro de esta novela magistral, que tras permanecer en el olvido durante más de cincuenta años fue rescatada por la prestigiosa editorial italiana Adelphi y se colocó rápidamente en el primer puesto de las listas de libros más vendidos de Italia. La tremenda exactitud de su prosa, apenas atemperada con un barniz de refinada melancolía, unida a la vigencia de sus propuestas morales, sitúa a Sándor Márai entre los grandes escritores europeos de este siglo. Un pequeño castillo de caza en Hungría, al pie de los Cárpatos, donde alguna vez se celebraron elegantes veladas y cuyos salones decorados al estilo francés se llenaban de la música de Chopin, ha cambiado radicalmente de aspecto. El esplendor de antaño ya no existe, todo anuncia el final de una época. Dos hombres mayores, que de jóvenes habían sido amigos inseparables, se citan a cenar tras cuarenta años sin verse. Uno ha pasado mucho tiempo en Extremo Oriente, el otro, en cambio, ha permanecido en su propiedad. Pero ambos han vivido a la espera de este momento, pues entre ellos se interpone un secreto de una fuerza singular. Todo converge en un duelo sin armas, aunque tal vez mucho más cruel, cuyo punto en común es el recuerdo de la mujer que marcó sus vidas.

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El último expediente llegado a la mesa de trabajo de Kristóf Kömives, juez en Budapest de entreguerras, es el divorcio de los Greiner. Un caso más, excepto que el nombre de soltera de la mujer, Anna Fazekas, hace perder al magistrado su inmutable serenidad. El alegre desparpajo de la juventud, un paseo por el lago, una mirada arrebatadora: la evocación de aquellos instantes fugaces son suficientes para perturbar, después de tantos años, el aparente sosiego de su intachable vida burguesa.


Y el impresionante "Tentación"

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Una novela de iniciación ambientada en el Budapest de entreguerras

Béla, el protagonista de Tentación, vino al mundo en la primavera de 1913 en una aldea de la campiña húngara, un lugar donde el hambre era el pan de cada día y Budapest una ciudad mágica llena de promesas. Ya en la capital y empleado como botones en un gran hotel, el joven Béla experimenta el límite del hambre y del agotamiento sexual, descubriendo lo mejor y lo peor de la sociedad que le rodea.

Tentación es uno de los grandes textos del siglo XX: en él su autor condensó todo el talento, el humor corrosivo y la ironía que distinguen a los buenos perdedores.

El autor fue guionista de cine en el Hollywood de ka era de Oro, hasta que decidió volver a Europa. La novela, dura, la lees de un tirón, te deja sin respiración,
 
Mi último gran descubrimiento para quien ame la literatura inglesa de fines del siglo XIX y principios del XX, a Edith Wharton y Henry James.

El Nobel John Galswhorty

y su "Saga de los Forsyte"

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Esta edición recoge la primera trilogia con los cuentos relacionados con ella y continua con "El mono blanco", "La cuchara de plata " y El canto del cine"

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La saga de los Forsyte

La saga de los Forsyte
de John Galsworthy
Género
Novela
Idioma Inglés
Título original The Forsyte Saga
Editorial
País Reino Unido
Fecha de publicación 1906
[editar datos en Wikidata]
La saga de los Forsyte (en inglés The Forsyte Saga) es una serie de tres novelas y dos entreactos publicada entre 1906 y 1921 por John Galsworthy. Cuenta las vicisitudes de los principales miembros de una familia británica de clase media-alta. A solo unas pocas generaciones de sus antepasados granjeros, los miembros de la familia son conscientes de su estatus de nuevos ricos. El personaje principal, Soames Forsyte, se ve a sí mismo como un "propietario", en virtud de su capacidad de acumular posesiones materiales, aunque no le aporten placer.

Algunos fragmentos de la saga, así como la historia completa, han sido adaptados a la pantalla. El primer libro, El propietario (The man of property), fue adaptado en 1949 por Hollywood bajo el título That Forsyte Woman, protagonizada por Greer Garson, Errol Flynn, Walter Pidgeon y Robert Young. La BBC produjo también en 1967 una serie de 26 capítulos sobre la trilogía de los Forsyte, así como la segunda parte de la trilogía, Una comedia moderna. En el año 2002 Granada Television produjo dos series para la cadena ITV llamadas La saga de los Forsyte y La sala de los Forsyte: Se alquila. La versión de 1967 inspiró al popular programa de televisión Masterpiece Theatre. En la etapa del cine mudo, la novela también fue adaptada en un par de ocasiones.

Estructura de la saga
La saga tiene una estructura narrativa que intercala las tres novelas con dos cuentos o entreactos. Galsworthy tardaría casi 15 años en completar la serie.

  • "El propietario" (A man of property), novela, 1906.
  • "El veranillo de San Martín de un Forsyte" (Indian Summer of a Forsyte), entreacto publicado en el volumen "Cinco cuentos", 1918.
  • "El tribunal" (In Chancery), novela, 1920.
  • "Despertar" (Awakening), entreacto, 1920.
  • "Se alquila (To Let), novela, 1921
La vida de la familia Forsyte continuó en una segunda trilogía, aunque menos célebre, titulada Una comedia moderna (A modern comedy), compuesta por los siguientes títulos:

  • "El mono blanco" (The white monkey), 1921.
  • "La cuchara de plata" (The silver spoon), 1926.
  • "El canto del cisne" (Swan song), 1928.


La primera gran pasión de la familia que marcará a los más jovenes en el futuro.


 
Emilia Pardo Bazán, la escritora aristócrata que defendió los derechos de la mujer
La intelectual española fue víctima de la intransigencia de la época pese a ser pionera con una cátedra universitaria y la primera corresponsal en el extranjero

ALBERTO LÓPEZ
Madrid 16 SEP 2017 - 16:47 CEST
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Retrato de Emilia Pardo Bazán. AGENCIA PLAYER


Emilia Pardo Bazán fue una mujer brillante, preparada y pionera en su tiempo. Las posibilidades económicas de su familia le permitieron recibir una educación que supo aprovechar y cultivar hasta convertirse en novelista, poetisa, periodista, traductora, crítica literaria, editora, catedrática universitaria, conferenciante… y ser la introductora del naturalismo francés en España. Pero casi nada de eso le sirvió en vida ni le reportó el reconocimiento que merecía, sino más bien lo contrario: críticas, insultos machistas y discriminación hasta por sus propios compañeros escritores, que le negaron hasta tres veces el ingreso en la Real Academia Española (RAE) a pesar de sus méritos.

Pero tal vez por su inteligencia, Emilia vivió siempre según sus convicciones, y por eso antepuso la literatura en su vida, defendió la instrucción y los derechos de las mujeres en sus publicaciones pero también en la vida pública y ejerciéndolos hasta convertirse en la primera catedrática de Literatura en la Universidad Central de Madrid, en la primera presidenta de la sección de Literatura Ateneo y ser la primera corresponsal de prensa en el extranjero, en Roma y en París.

Emilia Pardo Bazán nació el 16 de septiembre de 1851 en La Coruña, ciudad que siempre aparece en sus novelas bajo el nombre de Marineda. Fue la única hija de una familia noble y de las más pudientes de España: el conde don José Pardo-Bazán y Mosquera y doña Amalia de la Rúa-Figueroa y Somoza. El rey Alfonso XIII también le concedió a ella, en 1908, el título de condesa.

Educada siempre en los mejores ambientes, su formación se completaba cada año en la capital de España, donde solía pasar los inviernos la familia debido a las actividades políticas de su padre, militante en el partido liberal progresista. Emilia fue siempre una lectora infatigable y a la vez una escritora precoz, ya que a los nueve años compuso sus primeros versos y a los quince su primer cuento, ‘Un matrimonio del siglo XIX’, que fue el primero de los numerosísimos -cerca de 600-
que publicó a lo largo de su vida.

El año 1868 destaca en la vida de Emilia Pardo Bazán, como ella misma reconocía: “Tres acontecimientos importantes en mi vida se siguieron muy de cerca: me vestí de largo, me casé y estalló la Revolución de septiembre de 1868". Emilia tenía 16 años cuando se casó, y su marido, José Quiroga, estudiante de Derecho, 20. La boda se celebró el 10 de julio en la capilla de la granja de Meirás, propiedad de sus padres, y que durante la Guerra Civil fue adquirido a los herederos de la escritora para regalárselo a Franco mediante una ‘suscripción popular’.


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Emilia Pardo Bazán, fotografiada en Madrid por el estudio E. Otero.

El joven matrimonio, acompañados por los padres de Emilia, viajaron por Europa, donde ella aprendió inglés y alemán, antes de instalarse en España. En ese viaje entra en contacto con el krausismo a través de Francisco Giner de los Ríos, con quien le uniría siempre una gran amistad.

Con el nacimiento del primero de sus tres hijos, Jaime, en 1876, se da a conocer como escritora al ganar el concurso convocado en Orense para celebrar el centenario del padre Benito Feijoo. Son años en que todavía no ha abandonado totalmente la poesía. Gracias a Giner de los Ríos se edita en 1881 el libro de poemas titulado ‘Jaime’.

Escribir novela nunca le apasionó a Emilia Pardo Bazán, pero conocer las obras de sus coetáneos la animaron a escribir su primera novela, ‘Pascual López’, una autobiografía de un estudiante de medicina. Después publicó ‘Un viaje de novios’, (1881) para la que utilizó las experiencias de un viaje a Francia, y ese verano, en Meirás, acabó ‘San Francisco de Asís’, ya embarazada de su segunda hija, Carmen.

El prólogo de ‘Un viaje de novios’ resulta fundamental para comprender lo que significa el naturalismo en la obra de Emilia Pardo Bazán, así como la serie de artículos que publica entre 1882 y 1883 bajo el título de ‘La cuestión palpitante’, la del naturalismo, la corriente literaria que dio a conocer en España.

‘Los pazos de Ulloa’ (1886-1887), su obra maestra, patética pintura de la decadencia del mundo rural gallego y de la aristocracia. Con posterioridad, la obra de la escritora evolucionó hacia un mayor simbolismo y espiritualismo.

Emilia Pardo Bazán incorporó sus ideas sobre la necesidad de modernizar la sociedad española en cada uno de sus escritos, y defendió la obligatoriedad de instruir a las mujeres y ofrecer un acceso justo a todos los derechos y oportunidades que disfrutaban los hombres. Y no sólo lo defendió en sus escritos, sino también en público y con su día a día, ya que se separó de su marido y llegó a
sostener una relación amorosa con Benito Pérez Galdós de la que se ha conservado una parte de la correspondencia amorosa.

También fue una excelente profesora. Las clases de Emilia Pardo Bazán eran las más concurridas de la época (llegaron a matricularse 825 alumnos frente a los 221 de Ramón y Cajal) y según las crónicas de 1896, la catedrática era directa, culta y entretenida.

Fue, por tanto una mujer independiente y excepcional en la España de su época y precursora de las ideas feministas y de los derechos de la mujer actuales.

La condesa Emilia Pardo Bazán murió el 12 de mayo de 1921 debido a una complicación con la diabetes que padecía. Al día siguiente de su fallecimiento, toda la prensa hablaba de la escritora fallecida y le reconocía los méritos y valía que le nego la sociedad en vida. Está enterrada en la cripta de la iglesia de la Concepción de Madrid.

https://elpais.com/cultura/2017/09/16/actualidad/1505516437_704984.html
 
LITERATURA
Irlanda: diccionario para mitómanos
    • LUIS ALEMANY
  • 16 SEP. 2017 18:39
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Dublín en 1904 EL MUNDO


Antonio Rivero Taravillo ha plasmado su fascinación por la isla en un diccionario que va desde la A de alcohol hasta la Y de William Butler Yeats. ¿Y la Z? Por la Z no hemos encontrado nada. Irlanda es así, hay que quererla.

En busca de la isla esmeralda (editado por Fórcola) parece el título de una película de videoclub de VHS. No lo es: detrás sólo nos espera un libro cuyo subtítulo,Diccionario sentimental de la cultura irlandesa, aclara algo. Algo pero no todo.



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En busca de la isla esmeralda tiene, en efecto, la forma de un diccionario, pero en ese molde cabe casi todo. A ratos parece uno de esos capítulos que aparecen al final de las guías de viajes y que explican a los turistas qué desayunar (el liviano Irish full breakfast), cómo relacionarse con la policía o qué esperar de los bailes populares. A ratos es un tratado de divulgación filológica que explica los hilos que van de un escritor a otro. A ratos habla de Historia y de política, explica quiénes son los protestantes que viven en el norte (y también los que viven en el sur) y quién manda en la isla. A ratos habla de rugby, de John Huston, de U2, de los Pogues... Y en todo momento, retrata la relación con Irlanda de su autor, el escritor y traductor Antonio Rivero Taravillo.

Dicho de otra manera: ¿alguien se acuerda de Pompa y circunstancia, el libro anglófilo de Ignacio Peyró? Bien, pues esta es la respuesta para los que prefieran la isla de Wilde, Joyce y Yeats.

BILINGUISMO: Una vez, en una entrevista, John Banville dijo que los irlandeses, en el fondo, no se sienten del todo cómodos en el idioma inglés y por eso tienen un talento disfuncional y paradójico para la literatura. A veces, sin querer, se meten en equívocos y en imprecisiones que tienen mucho valor expresivo. Después, a Colm Tóibín le preguntaron por esa supuesta incomodidad y puso cara de Are you talking to me? En cambio, a Antonio Rivero Taravillo la hipótesis le suena bien. "Banville tiene razón: los irlandeses, aunque sea de manera inconsciente, se han pasado siglos hablando una lengua que era impuesta. Eso ha hecho que las clases populares desarrollaran una forma dialectal conocida como hiberno-inglés que deja transparentar la sintaxis del irlandés. Además, hay muchas palabras propias que tiñen el inglés de verde".

CLASES: La literatura inglesa siempre expresa la obsesión nacional por las clases sociales. En cambio, la irlandesa transmite la imagen de un país igualitario en el que, si acaso, quedan los restos de una clase alta protestante que parece austrohúngara. "El concepto de clase no es tan marcado como en Inglaterra: aquí hay otros ejes de distinción: católico o protestante, urbano o rural, de lengua irlandesa o inglesa. Hay efectivamente un nimbo crepuscular en torno a la minoría protestante en la República y eso ha dejado excelentes libros como los de Elizabeth Bowen.

GAÉLICO: Cualquier turista que haya pasado tres días en Dublín habrá llegado a la conclusión de que el gaélico es uno de esos idiomas que aparecen escritos en los carteles de las carreteras pero que nunca se escuchan en las calles. Luego en los pueblos, puede que sea otra cosa... ¿Jugamos a comparar el gaélico con alguna de las lenguas de España? "Hoy en día, aunque oficial, el gaélico es una lengua minoritaria. Ni yo mismo, que soy más irlandés que los irlandeses, lo hablo en realidad (aunque lo leo y traduzco a menudo, y puedo escribirlo). Tiene activistas y organizaciones que lo respaldan, pero como todas las lenguas poco habladas sufre la amenaza de las hegemónicas. En su caso, el inglés, que sirve para todo y que ha atraído a multinacionales e inmigrantes. Todos los idiomas cooficiales de España tienen más penetración social que el irlandés; si acaso, el que guarda más similitud en presencia es el vascuence (si digo euskera, debería referirme a aquel, el irlandés, por su nombre en su propia lengua, Gaeilge). Con el vascuence, que no tiene lingüísticamente nada que ver, comparte además lo siguiente: a diferencia de lo que sucede con el gallego o el catalán, un castellano-hablante no tiene ni pajolera idea de lo que dice un texto en vascuence, como un hablante monolingüe de inglés se las ve y se las desea para entender uno en irlandés. No obstante, en la República de Irlanda la enseñanza es obligatoria, aunque luego suele caer en el olvido. Y hay una cadena de televisión que emite en esta lengua".

INGLATERRA: Una de las mejores entradas de En busca de la isla esmeralda se llama Inglaterra. Allí, se explica que la isla de enfrente es el país de los malos de esta historia, sí, pero que Londres y Manchester han sido siempre un refugio para miles de irlandeses que buscaban libertad. Como dicen por ahí, "Todo el mundo quiere ser irlandés, pero el mundo está lleno de irlandeses que salieron pitando de su isla en cuanto pudieron». Rivero Taravillo lo confirma: «Irlanda ha sido la mayor fábrica de emigrantes del mundo: sus manufacturas de carne y hueso se encuentran por millones en los Estados Unidos, Inglaterra, Australia... La mayoría abandonó el país por necesidades económicas y como consecuencia de la hambruna y el desempleo, pero también, en el país autárquico que favoreció Éamon De Valera (donde imperaba un nacional-catolicismo sui generis) muchos dejaron la tierra por falta de expectativas vitales, porque se ahogaban (de hecho, muchos de los que se quedaban se ahogaban en alcohol)".

JOYCE. Es un poco obvio, pero la entrada de James Augustus Aloysius Joyce es el núcleo del ADN de En busca de la isla esmeralda. Sin embargo, el relato no es muy largo. Al principio aparecen datos enternecedores: por ejemplo, que el padre de Joyce fue un tarambana que obligó a su familia a 14 mudanzas.Y, un poco más adelante, aparece la frase, en singular, que lo justifica todo: "Es disculpable pensar que toda la literatura irlandesa y, en realidad, la universal ha sido producida como una mera ream-scéal, un preludio o pieza preliminar, de la obra del más grande de los escritores irlandeses: James Joyce" .La frase no es de RiveroTavarillo, sino de Paul Muldoon, y la pronunció en una conferencia en Oxford.

MÚSICA.Todos tenemos en la cabeza la fama de la música popular irlandesa, lo melodioso de su literatura y lo cantarín del acento dublinés. "En todos los países europeos, incluida Irlanda, hay música culta, y compositores de música culta. Lo que sucede es que Irlanda goza de una tradición autóctona, popular, de gran riqueza y plena vigencia, con continua renovación del repertorio y con experimentaciones y aperturas a otras músicas. A veces, a los irlandeses modernos les carga el peso de la tradición y optan por otros lenguajes musicales. Paradójicamente, hay muchos aficionados al country, que es un género de ida y vuelta. Y si alguien dijera que Irlanda se percibe, en su conjunto, como cultura popular (ejem, ejem) igual que Francia se percibe como alta cultura... "La respuesta es sí. Y le pongo un adjetivo: honda cultura popular. Curiosamente, el cante más tradicional sin acompañamiento tiene más de un rasgo en común con nuestro cante jondo".

'NADAN DOS CHICOS'. Algunos, fuera de Sevilla, tratamos por primera vez con Antonio Rivero Taravillo porque su nombre aparecía como traductor de una novela inolvidable: Nadan dos chicos, de Jamie O'Neill (Pre Textos). Pero han pasado 11 años desde aquello y de O'Neill nunca más se supo.Su recuerdo se volvió un poco brumoso. ¿Era tan bueno aquel libro o nos lo hemos inventado? "Sí que lo era, sí que lo es. Ese libro es magnífico. Jamie O'Neill, el autor, sufrió el bloqueo que no es infrecuente en estos casos, y aunque anunciaba una continuación que pasaría de ambientarse en el Levantamiento de Pascua a la Guerra Civil, esa secuela no ha aparecido. Pero se ha vuelto a reeditar esa novela, hace unos días la he vuelto a ver en las librerías de Dublín. Ella me permite volver al principio de nuestra conversación; pocos autores como los irlandeses han sacado tanto partido, innovándola y retorciéndola, de la lengua inglesa. Al final, han sido ellos los que se han apropiado de la lengua impuesta".

POESÍA. "Tierra de santos y poetas" es un apodo de Irlanda que Rivero Taravillo cita en su diccionario irlandés. Y después cita a San Columba que era las dos cosas a la vez. Columba vivió en el siglo V cuando los poetas eran bardos, tocaban la lira comoAsurancetúrix y eran famosos por su gorronería. Después, aparecieron los file, que representaban un ascenso social y tenían un oficio más sofisticado. El propio Rivero Taravillo tradujo y recopiló la tradición de los antiguos poetas en gaélico en un libro llamado Antiguos poemas irlandeses (Gredos). Y entonces... Entonces, en el siglo XV, el idioma inglés llegó a Irlanda y la historia del género se fue normalizando.

En En busca de la isla esmeralda los poetas irlandeses en lengua inglesa los ofrecen por docenas. El más destacado es William Butler Yeats, que fue un señorito protestante pero fue con los nacionalistas, que se empolló la tradición gaélica y después hizo con ella lo que le dio la gana y que tiene entre sus lectores predilectos a dos poetas andaluces como RiveroTaravillo: Luis Cernuda yJuan Ramón Jiménez.

Yeats ganó el Nobel y ese criterio obliga a citar, a continuación, a Seamus Heaney, poeta de Derry también premiado por la Academia Sueca.RiveroTaravillo no gasta muchas páginas en explicar su obra.Le interesa más expresar la epifanía que sintió las cuatro o cinco veces que se cruzó con el poeta de Derry. Patrick Kavanagh protagoniza otra entrada interesante, por lo menos para los que conocemos su nombre de oídas más que de leídas.Kavanagh, cuenta Rivero Taravillo, estaba destinado a entrar en el molde del poeta-campesino en los años del nacional-catolicismo irlandés que impuso Éamon de Valera. Pero se negó a ese juego y sólo por eso ya merece un hurra.

RELIGIÓN. Según las películas, Irlanda es un país de monjas y de madres piadosas. ¿Es la religión el gran condicionante de la cultura y el modo de vida en Irlanda?: "Por comodidad, si no por pereza, tendemos a pensar en Irlanda como un país monolíticamente católico. Pero hay que distinguir entre la República (26 condados) e Irlanda del Norte (seis). La partición de hace un siglo se basó en la mayoría religiosa respectiva (católicos en el Sur y protestantes en esas dos terceras partes de la provincia del Úlster). De todas formas, ahí la religión se solapa con otras fes y fidelidades: la de una Irlanda independiente y la de la permanencia en el Reino Unido (buena parte de la población del Norte procede de colonos protestantes que Inglaterra llevó allí digamos que para fastidiar). Actualmente, la identidad religiosa se va diluyendo, aunque no tanto el fanatismo entre los más recalcitrantes orangistas (protestantes). La religión, como política de Estado, ha marcado la historia de la isla en su conjunto. Pero quedémonos no con las sombras, sino con las luces de la Iglesia medieval y su transmisión de cultura".

TABERNAS. Si fuéramos irlandeses, ¿no odiaríamos la cerveza negra, los deportes de pueblerinos y las canciones épicas? "De estereotipos anda Irlanda sobrada. Incluso de cierto fanatismo chovinista como aparece en Ulises en la persona del insufrible Ciudadano. Hay una Irlanda un poco de cartón piedra que los nativos fomentaron para sacar perras a los primos que llegan en verano de Boston. Pero también existe la honda verdad de una tradición que es única, con mitos, melodías y costumbres originales en los que se mezcla lo cristiano y lo pagano. Irlanda no es solo baile, risas y cerveza; también es elegíacos sones de arpa o de su peculiar y quejumbrosa gaita, y una introspección que desemboca en lágrimas".

http://www.elmundo.es/cultura/2017/09/16/59bc1cf8268e3e4d6f8b465b.html
 

El erizo y el zorro


RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ

¿Qué ha sido de nosotros? Nacidos en los 70, la década que empezó mal
La cultura de la época reflejó perfectamente la desilusión de tantos que nacimos en ella, y ahora un puñado de nuevas series y libros vuelven a interesarnos por aquellos sombríos años
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Imagen de 'The Deuce', la nueva serie de David Simon, el creador de 'The wire'
AUTOR
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
TIEMPO DE LECTURA6 min
19.09.2017 – 05:00 H. - ACTUALIZADO: 1 H.
Quienes nacimos en los años setenta ya ocupamos esa posición -a veces cómoda, a veces no- de generación intermedia entre los viejos y los jóvenes. Una parte de nosotros ya está plenamente insertada en el sistema periodístico y cultural, pero nadie le culpa todavía de los muchos defectos del sistema. No tardará en ocurrir. Pero el impacto de esta posición ya es perfectamente visible.


Una de las cosas que me hacen pensar así es que la década de los setentaestá volviendo a ocupar un lugar importante en la representación y la discusión sobre el pasado, sea porque ahora la gente nacida en los setenta tiene poder para rescatar aquellos tiempos o porque somos un grupo demográfico atractivo como consumidores de esos productos.

El fin de la ilusión
Los años sesenta terminaron mal: toda la ilusión política desarrollada a lo largo de esa década de hippies, revueltas izquierdistas y enfrentamiento generacional degeneró en muchos países en la aparición de grupos terroristas (como en España, Italia, Estados Unidos o Alemania) o en la nada más absoluta (para algunos en algo peor que la nada: el fracaso de esas rebeldías acabó reforzando el capitalismo en Europa Occidental y Estados Unidos). Además, la entrada en los años setenta significó el final de la época con más crecimiento económico de la historia de la humanidad, los veinticinco años posteriores, más o menos, a la Segunda Guerra Mundial, en los que cada vez más jóvenes iban a la universidad, cada vez más gente engrosaba la clase media y el PIB crecía en muchos países a un ritmo sin precedentes.

Después de décadas de prosperidad y de una cierta esperanza, todo acabó mal. El caso de España es un poco distinto y más complicado

Pero todo eso se acabó en los setenta. La economía se estancó. Se rompió el sistema monetario que regía desde la Segunda Guerra Mundial, el pacto llamado Bretton Woods. Y en 1973 los países productores de petróleo declararon un boicot contra quienes habían apoyado a Israel en la guerra de Yom Kippur. El precio del petróleo se multiplicó por cuatro y la inflación llegó a extremos disparatados. Después de décadas de prosperidad y de una cierta esperanza, todo acabó mal. El caso de España es un poco distinto y más complicado (volveré a él más abajo).

La cultura de la época reflejó perfectamente esta nueva situación, y ahora parece que volvemos a interesarnos en ello o a recrearlo. HBO España acaba de estrenar 'The Deuce', una serie de David Simon (creador de 'The Wire') sobre la industria del s*x* y el por** en la Nueva York de los años setenta, que presenta la ciudad como un lugar sucio, violento, con mujeres que tratan de huir de la explotación sexual y hombres que se resisten a perder su dominio o quieren reinventarlo. Casi todo es cochambroso y violento, y lo que no lo es, es de mal gusto y vulgar. Era la época en que Nueva York estaba comida, además de por las ratas, por las deudas cuando el presidente Gerald Ford rechazó la petición del alcalde de que el gobierno estadounidense rescatara financieramente a la ciudad. El New York Daily News, un periódico sensacionalista, tituló en portada: 'Ford al ayuntamiento: moríos'. 'La gran estafa americana', de David O. Russell, hacía un retrato igualmente crudo de la América hortera y tramposa de los setenta.

En España, en este año de aniversario de la eclosión punk de los setenta, Libros Crudos ha recuperado 'Por favor mátame: la historia oral del punk', de Legs McNeil y Gillian McCain, Penguin ha hecho lo mismo con 'England’s Dreaming: Sex Pistols y el punk rock,' de Jon Savage, y Anagrama ha publicado 'Ropa música chicos', de Viv Albertine, una de las protagonistas de la vorágine punk londinense. Son historias a veces endiabladamente divertidas y a veces de un nihilismo que pone los pelos de punta: el rechazo al buenismo de los hippies y a la cultura de los sesenta, que muchos de sus protagonistas identificaban con una esperanza estúpida, desemboca en unos excesos que en buena medida reflejan la sensación de que el mundo se ha ido a la mierda y de que “no hay futuro”. Aunque mientras todo acaba, al menos divirtámonos y hagamos todos los destrozos posibles.

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'Por favor, mátame'


El pasado fin de semana, Tim Harford, el economista nacido en 1973 que se hizo célebre con el bestseller 'El economista camuflado' (Debolsillo), publicaba un artículo en el Financial Timesen el que se preguntaba si la Gran Bretaña postbrexit sería un lugar lúgubre y empobrecido como en los setenta, cuando el Fondo Monetario Internacional rescató a su país mientras él andaba en pañales. Recordaba la sensación de que todo se iba al cuerno y que quizá lo mejor fuera emigrar. Es un diagnóstico que “tiene profundas resonancias hoy”, reconocía Harford. Y quizá no solo para Gran Bretaña.

Decadencia y muerte del franquismo
En España, por supuesto, los setenta fueron los años de la decadencia y muerte de Franco, la elaboración de la Constitución y la Transición hacia la democracia. Desde entonces, se han publicado miles de libros sobre el tema (en contra de lo que se dice a veces, la Transición fue cualquier cosa menos un pacto silencioso). Pero lo que me importa aquí es que una parte importante de mi generación ha decidido que su misión, ahora mismo, consiste en llevar a cabo una revisión histórica de los años setenta españoles y de esa transición y considerarlas, frente a triunfalismos previos, un fracaso. No son los primeros en hacerlo, por supuesto, pero creo que una parte de los nacidos en los setenta, con toda legitimidad, quiere volver a esa época, matar al abuelo -Suárez, Carrillo y los padres de la constitución- para ver si hay suerte y no nace luego el padre, el PSOE de Felipe González. Parecen creer que, ahora que por fin se nos escucha, es el momento de decirle al mundo que nuestros antecesores lo hicieron mal y que nosotros -o una parte muy restringida de nosotros- lo habríamos hecho bien. Le pasa a todas las generaciones. “No sé qué quiero, pero sé cómo conseguirlo”, decían los Sex Pistols.

Loquillo nos preguntó, desde el título de su célebre disco, '¿Dónde estabas tú en el 77?' Muchos estábamos naciendo. Otros estaban intentando construir una democracia. Fue el mejor de los tiempos, fue el peor de los tiempos.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...-en-los-70-la-decada-que-termino-mal_1445489/
 
‘Imagine’, de John Lennon, se convierte en libro infantil ilustrado

La letra del himno pacifista se edita en forma de álbum, prologado por Yoko Ono.
Sale a la venta el jueves, Día Internacional de la Paz

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Ilustración de Jean Jullien para 'Imagine'.

VIDEO:
https://elpais.com/cultura/2017/09/17/actualidad/1505652903_029631.html


Imagine, de John Lennon, la canción que quizás mejor simbolice el deseo de un mundo en paz, se convierte en libro infantil. En formato de álbum, ilustrado por el francés Jean Jullien y prologado por la propia Yoko Ono, saldrá a la venta en todo el mundo el próximo 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz. "Es una buena forma de que la canción perdure en las siguientes generaciones", afirma Patricia Martín, directora editorial de Flamboyant, que ha comprado los derechos del libro para España.

La letra de la canción, en el inglés original y en castellano o catalán, según la edición, acompaña el viaje de una paloma que vuela por el mundo con una rama de olivo y lleva su mensaje de concordia a pájaros de todo tipo. "Nos gustó el álbum por sus valores de paz y tolerancia, porque admiramos al ilustrador y nos gusta la canción", dice Martín para explicar por qué se embarcaron en el proyecto, iniciado por Amnistía Internacional en Reino Unido con la editorial británica Frances Lincoln. Los derechos de autor derivados de la venta de cada ejemplar se donarán a la ONG, que cuenta con la canción como himno oficial.

Aunque el álbum, de 33 páginas, está dirigido a la franja de edad de 4 a 12 años, "evidentemente, un niño no conoce a Lennon", dice Martín. "Es el típico libro para que los tíos lean a sus sobrinos", bromea, y así conozcan una canción emblemática que ya cumple 46 años. "Es una apuesta, y creemos que va a funcionar", asegura la responsable de Flamboyant, la pequeña editorial barcelonesa que lanzó en 2012 El monstruo de colores, un fenómeno que lleva vendidos en sus distintos formatos más de 300.000 ejemplares. Para la primera edición de Imagine, se han impreso 7.000 copias en inglés / castellano y 3.000 en inglés / catalán.
 
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