Tranquila, no eres la única. Yo te puedo contar de un ex que su existencia eran "él y su ombligo" y cuando se entrajaba, madre mía...!!
Fuimos a dos bodas. Una, de un compañero de trabajo. Y, la otra, de la hija de un amigo. Cuando llegaba, se le empezaba a hinchar su ego. Su pecho se volvía un globo llenándose de aire, sus hombros y su cabecita empezaban a tirar para arriba, y sus ojos empezaban a rastrear el ambiente "derecha-izquierda, izquierda-derecha", Y su boquita parecía decir "Aquí estoy yo!". Luego, empezaba a volotear inquieto, de un lado a otro, como un Pavo Real. Sobretodo, cuando se acercaba alguna fémina. Madre de Dios! Lo mejor que he hecho en la vida fue dejarle.
Qué imbéciles son los tíos..........