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Es un debate interesante, aunque me parece triste que la pregunta ¿Saldrías con una persona trans? derive al final en ¿Estás a favor de la existencia de las personas trans o deberían todos arder en el fuego purificador del infierno?
Este debate me recuerda a cuando se debatía sobre si las personas homosexuales podían casarse, o si podían tener hijos (esto todavía está en cuestión para mucha gente). Ese debate también deriva en homofobia, inevitablemente.
Y antes de ese fue el debate sobre si era lícito y de dios que existiera el divorcio (entre heterosexuales, se sobreentiende).
Al final, todos los debates me parece que consisten en gente que sabe que no tiene derecho a meterse en la vida de los demás, y gente que cree que sí, que tiene derecho a imponer que los demás vivan tal y como ellos creen que se debe vivir, y no de otra manera.
Pero en este debate sobre los trans hay un componente de demagogia mezquina muy peculiar. Gente que pasa por quirófano porque no acepta sus kilos de más, su edad, la forma de sus orejas, sus estrías o sus colgajos cárnicos varios, ve con muy malos ojos que otros no acepten sus genitales, hasta les parece monstruoso. ¿Cómo no se conforman con lo que les dio la naturaleza? ¡Herejía! ¡Anatema!
Mujeres eternamente condenadas a hacer dieta, peluquería semanal, taconcitos y eternamente monas y perfectas enfundadas en su ropita siempre a la moda, le cortan el cuello a los trans porque perpetúan roles machistas y patriarcales de género, ¡so gentuza! ¡retrógrados!
¿No sería mejor plantearnos lo que tenemos en casa, antes de escupir a la del vecino?
Este debate me recuerda a cuando se debatía sobre si las personas homosexuales podían casarse, o si podían tener hijos (esto todavía está en cuestión para mucha gente). Ese debate también deriva en homofobia, inevitablemente.
Y antes de ese fue el debate sobre si era lícito y de dios que existiera el divorcio (entre heterosexuales, se sobreentiende).
Al final, todos los debates me parece que consisten en gente que sabe que no tiene derecho a meterse en la vida de los demás, y gente que cree que sí, que tiene derecho a imponer que los demás vivan tal y como ellos creen que se debe vivir, y no de otra manera.
Pero en este debate sobre los trans hay un componente de demagogia mezquina muy peculiar. Gente que pasa por quirófano porque no acepta sus kilos de más, su edad, la forma de sus orejas, sus estrías o sus colgajos cárnicos varios, ve con muy malos ojos que otros no acepten sus genitales, hasta les parece monstruoso. ¿Cómo no se conforman con lo que les dio la naturaleza? ¡Herejía! ¡Anatema!
Mujeres eternamente condenadas a hacer dieta, peluquería semanal, taconcitos y eternamente monas y perfectas enfundadas en su ropita siempre a la moda, le cortan el cuello a los trans porque perpetúan roles machistas y patriarcales de género, ¡so gentuza! ¡retrógrados!
¿No sería mejor plantearnos lo que tenemos en casa, antes de escupir a la del vecino?