Tienes razón, la Preysler no ha sido aceptada en la alta sociedad.Eran otros tiempos, sin redes, y sin tanta información.
Bastaba con hacer buenas campañas de prensa, posar elegante y ser educada, para contentar al público en general.
Sin embargo aquí en Madrid, durante los 80 y 90 se han contado cientos de chistes de pu.tas, puntos filipinos, carretes y demás, protagonizados por ella.
Y no ha sido bien recibida en ninguna casa que se precie.
Boyer, por su parte, pésima reputación, de salir de mala manera y por la puerta de atrás, tanto del partido como de todas las "puertas giratorias " de empresas en las que estuvo.
Tenían palmeros, pero no amigos ni buenos contactos. Así les ha ido a sus hijos, que no han tenido quien les eche una mano.
Se la vendió a la plebe como la octava maravilla del mundo y ese ha sido su lugar, el marujeo patrio. Es cierto que para los hombres ha sido una geisha, será por el carrete.