Pues la más fuerte fue con mi primer noviete de adolescente, con 15años.
Durante la relación (que duro como un año) todo bien, pero una vez lo dejé, me acosaba. En aquel momento no supe ver que era acoso ni denuncié, pero hizo cosas muy heavys.
Como se llevaba bien con mi madre, una vez la relación ya estaba rota, a veces cuando volvía a casa me lo encontraba allí, tan tranquilamente. Se presentaba en los sitios donde iba para vigilarme (discotecas, terrazas, etc.), me hacía chantaje emocional... en una de las veces que subió a mi casa a través de mi madre con la excusa de tomar un café con ella, leyó mis conversaciones de messenger y como leyó una en la que le contaba a una amiga precisamente lo agobiada que me sentía porque él estaba muy "pesado" (eso era todo lo que yo alcanzaba a pensar, que era un poco pesadito) me montó un pollo de la leche diciendo que qué clase de amiga era para decir algo así de él, que no lo había querido nunca, que lo había utilizado.... Intentó hacerme sentir mal a mí, quitando importancia al hecho de haber invadido mi intimidad. Ahí estuvimos un tiempo sin hablar y le pedí a mi madre que no lo dejara subir más bajo ningún concepto, pero luego me pidió disculpas de mil maneras y, no me preguntéis por qué, lo perdoné.
Volvimos a ser "amigos" y empezó a cortarse un poco con el tema "espiarme". En esa época, que yo tendría ya unos 17 años, un día subió a mi casa, se puso a ver la tele y mientras él la veía le dije que iba a echarme una pequeña siesta, Él, pensando que estaba dormida (cuando aun estaba despierta), me subió la camiseta para dejarme con las t*tas al aire y se empezó a pajear (cosa que no vi pero noté perfectísimamente). Me bloqueé totalmente y seguí haciendome la dormida, él acabó su Paj*, me bajó la camiseta y siguió viendo la tele como si nada. Hice como que me despertaba y me fuí al baño con un ataque de pánico. Me armé de valor, salí y le dije que no había dormido ni un solo minuto. Se pusó a llorar como un niño pequeño, se arrodilló, me dijo que no sabía que le había pasado, que nunca había hecho nada parecido y me pidió disculpas de mil maneras, pero ahí ya no cedí y le dije que como me lo volviera a encontrar en algún sitio lo iba a denunciar y ya no me acosó más.
Lo peor es que eramos del mismo pueblo y en el pueblo tenía (y tiene) la imagen de tío superbuenazo, entrena un equipo de fútbol infantil, tiene una relación idílica con su pareja y, en su momento, cuando corté todo tipo de relación con él, todo el mundo me juzgó a mí. Hasta mi madre me decía que lo veía muy triste y que por qué no volvíamos a ser amigos (aunque hay que decir a su favor que no le expliqué lo que había pasado). En fin, historias para no dormir que, por suerte, quedaron en el pasado.
Durante la relación (que duro como un año) todo bien, pero una vez lo dejé, me acosaba. En aquel momento no supe ver que era acoso ni denuncié, pero hizo cosas muy heavys.
Como se llevaba bien con mi madre, una vez la relación ya estaba rota, a veces cuando volvía a casa me lo encontraba allí, tan tranquilamente. Se presentaba en los sitios donde iba para vigilarme (discotecas, terrazas, etc.), me hacía chantaje emocional... en una de las veces que subió a mi casa a través de mi madre con la excusa de tomar un café con ella, leyó mis conversaciones de messenger y como leyó una en la que le contaba a una amiga precisamente lo agobiada que me sentía porque él estaba muy "pesado" (eso era todo lo que yo alcanzaba a pensar, que era un poco pesadito) me montó un pollo de la leche diciendo que qué clase de amiga era para decir algo así de él, que no lo había querido nunca, que lo había utilizado.... Intentó hacerme sentir mal a mí, quitando importancia al hecho de haber invadido mi intimidad. Ahí estuvimos un tiempo sin hablar y le pedí a mi madre que no lo dejara subir más bajo ningún concepto, pero luego me pidió disculpas de mil maneras y, no me preguntéis por qué, lo perdoné.
Volvimos a ser "amigos" y empezó a cortarse un poco con el tema "espiarme". En esa época, que yo tendría ya unos 17 años, un día subió a mi casa, se puso a ver la tele y mientras él la veía le dije que iba a echarme una pequeña siesta, Él, pensando que estaba dormida (cuando aun estaba despierta), me subió la camiseta para dejarme con las t*tas al aire y se empezó a pajear (cosa que no vi pero noté perfectísimamente). Me bloqueé totalmente y seguí haciendome la dormida, él acabó su Paj*, me bajó la camiseta y siguió viendo la tele como si nada. Hice como que me despertaba y me fuí al baño con un ataque de pánico. Me armé de valor, salí y le dije que no había dormido ni un solo minuto. Se pusó a llorar como un niño pequeño, se arrodilló, me dijo que no sabía que le había pasado, que nunca había hecho nada parecido y me pidió disculpas de mil maneras, pero ahí ya no cedí y le dije que como me lo volviera a encontrar en algún sitio lo iba a denunciar y ya no me acosó más.
Lo peor es que eramos del mismo pueblo y en el pueblo tenía (y tiene) la imagen de tío superbuenazo, entrena un equipo de fútbol infantil, tiene una relación idílica con su pareja y, en su momento, cuando corté todo tipo de relación con él, todo el mundo me juzgó a mí. Hasta mi madre me decía que lo veía muy triste y que por qué no volvíamos a ser amigos (aunque hay que decir a su favor que no le expliqué lo que había pasado). En fin, historias para no dormir que, por suerte, quedaron en el pasado.