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MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
16/05/2020
CHSSS...
DEJÉMOSLE MORIR EN PAZ
HIJOS VERSUS PADRES
ME ENFRENTÉ A MARIA EDITE
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“Muchos hijos comienzan su vida amando a sus padres pero, cuando ya son crecidos, se atreven incluso a juzgarlos y, en algunos casos, hasta los perdonan”. Esta cita de Oscar Wilde puede aplicarse tanto a Felipe VI como a Lorenzo de Bélgica. Ambos no sólo han juzgado públicamente a sus padres respectivos, los reyes Juan Carlos y Alberto, ambos eméritos. En el primer caso, por problemas económicos; en el del príncipe belga, por supuestos delitos de su padre relacionados, presuntamente, con redes de menores. Mi paisano FedericoGarcía Lorca decía que “tener un hijo no es tener, precisamente, un ramo de rosas”. Partiendo de la base de que un hijo es siempre un acreedor dado por la naturaleza, la sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos como todos los padres que no educan a los suyos, lo decía Concepción Arenal. Tal parecía conocer la historia de Lorenzo de Bélgica, quien justifica la actitud con su padre, desvelada en una biografía publicada esta mi semana, porque el rey Alberto nunca le valoró y apenas le prestaba atención, ocupado en otras lides. “Nunca estaban allí. Eran unos padres terribles”. “Mi familia nunca me ha apoyado. Ni mi padre ni mi tío el rey Balduino”. Aún así, no se justifica que quiera investigar a su padre por una presunta participación en delitos sexuales. Verdad o mentira, la actitud crítica y el desgarro personal de Felipe y Lorenzo a sus respectivos padres no son un ejemplo. Aunque nada que ver ni personal ni moralmente Felipe con Lorenzo. Cierto es que el ex rey Alberto, como el ex rey Juan Carlos, no están teniendo un retiro muy feliz. Los motivos del soberano español son de sobra conocidos. Los del soberano belga, que ha sido un buen rey como don Juan Carlos, su pueblo no le perdona que hayan tenido que ser los tribunales los que le han obligado a reconocer a la joven Delphine Boël como hija, tras varios años de pleitos que dañaron la imagen del soberano hasta el extremo de que ocho de cada diez belgas dicen que fue una vergüenza. “Ya no se le respeta”, según el periodista DebelsThierry, autor de la biografía sobre el padre de Lorenzo, Alberto II, de 86 años.
La Audiencia de Valencia ha revocado la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 13 de la Comunidad del pasado mes de julio que declaraba a Julio Iglesias padre de Javier Santos, un joven valenciano, hoy de 44 años, que dice ser su hijo, reclamación rechazada en otros dos procedimientos por lo que no se acepta la pretensión del joven al apreciar la excepción de “cosa juzgada contemplada en el artículo 222 de la Ley de Enjuiciamiento civil”. Lo que impide se entre de nuevo a analizar a fondo el caso. Esta sentencia me ha recordado el día que me enfrenté a la madre del muchacho, la portuguesa María Edite, en el transcurso de aquel programa presentado por el desaparecido Julián Lago, en Telecinco, La máquina de la verdad, mitad magazine político, mitad reality, de gran éxito de audiencia y que marcó un antes y un después en la televisión en España. Se trataba, como el lector recordará, de un juicio con tribuna, testigos de cargo, acusados y... polígrafo para conocer la verdad del personaje de un modo bestial. En uno de los primeros programas, en 1993, participó María Edite Santos Raposo. Y yo me encontraba entre los invitados. Ella había presentado ya la primera demanda de paternidad contra Julio Iglesias, cuando su hijo Javier Sánchez Santos entonces tenía 16 años. Aquel día la acompañaba su marido, que le había dado el apellido Sánchez al muchacho. Como amigo que soy de Julio Iglesias, Julián Lago me preguntó si creía a María Edite. Y, en vez de contestar sí o no, simplemente argumenté que María Edite no era el tipo de mujer que a Julio le gustaba. Lo que no esperaba era que el marido de la madre de Javier de quien, actualmente, se encuentra divorciada, saltara preguntándome indignado y hasta ofendido: “¿Que a Julio no le puede gustar mi mujer con lo guapa que es?”. “Pues más bien va a ser que no. A él le gustan con mas glamour”, le contesté. El señor Sánchez se sintió tan humillado de que a Julio no le gustara su esposa que me amenazó con agredirme. Y ella también se sintió ofendida. Pero era verdad, a pesar de tratarse de una mujer risueña, activa, entonces de 38 años (hoy confiesa 65 y es madre de otro hijo).
Sólo una persona que ha perdido a un hijo, en mi caso una hija, Isabel, puede entender el tremendo sufrimiento de Ana y de Alessandro. Un emocionado abrazo para los dos (...) Sorprende la devoción interesada de los neocomunistas de Pablo Iglesias por el papa Francisco (...) Según la compañera María Eugenia Yagüe, a las cuatro mujeres que tuvo Griñón como esposas, le corresponderán 100 euros a cada una como pensión de viudedad. O lo que es lo mismo: Esther Doña repartirá la pensión de viudedad entre las otras tres mujeres de su marido (...) Hay que ser tonto y vanidoso para proclamar sin pudor: “¡Soy un referente de la izquierda!”. ¡Toma ya! (...) Y en el caso que nos ocupa a continuación, imbécil y sectario por achacar el aumento de la mortalidad a los accidentes de tráfico. Pero muchacho, si apenas hay tráfico (...) El compañero Raúl presume de hablar con Moncloa, donde le dicen que “el presidente está cada vez más fuerte”. ¿Qué te van a decir, querido?
Si hay sitios donde no se debe llamar nunca son a Zarzuela y a Moncloa. Y tampoco a los ministerios, por supuesto.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
16/05/2020
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DEJÉMOSLE MORIR EN PAZ
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“Muchos hijos comienzan su vida amando a sus padres pero, cuando ya son crecidos, se atreven incluso a juzgarlos y, en algunos casos, hasta los perdonan”. Esta cita de Oscar Wilde puede aplicarse tanto a Felipe VI como a Lorenzo de Bélgica. Ambos no sólo han juzgado públicamente a sus padres respectivos, los reyes Juan Carlos y Alberto, ambos eméritos. En el primer caso, por problemas económicos; en el del príncipe belga, por supuestos delitos de su padre relacionados, presuntamente, con redes de menores. Mi paisano FedericoGarcía Lorca decía que “tener un hijo no es tener, precisamente, un ramo de rosas”. Partiendo de la base de que un hijo es siempre un acreedor dado por la naturaleza, la sociedad paga bien caro el abandono en que deja a sus hijos como todos los padres que no educan a los suyos, lo decía Concepción Arenal. Tal parecía conocer la historia de Lorenzo de Bélgica, quien justifica la actitud con su padre, desvelada en una biografía publicada esta mi semana, porque el rey Alberto nunca le valoró y apenas le prestaba atención, ocupado en otras lides. “Nunca estaban allí. Eran unos padres terribles”. “Mi familia nunca me ha apoyado. Ni mi padre ni mi tío el rey Balduino”. Aún así, no se justifica que quiera investigar a su padre por una presunta participación en delitos sexuales. Verdad o mentira, la actitud crítica y el desgarro personal de Felipe y Lorenzo a sus respectivos padres no son un ejemplo. Aunque nada que ver ni personal ni moralmente Felipe con Lorenzo. Cierto es que el ex rey Alberto, como el ex rey Juan Carlos, no están teniendo un retiro muy feliz. Los motivos del soberano español son de sobra conocidos. Los del soberano belga, que ha sido un buen rey como don Juan Carlos, su pueblo no le perdona que hayan tenido que ser los tribunales los que le han obligado a reconocer a la joven Delphine Boël como hija, tras varios años de pleitos que dañaron la imagen del soberano hasta el extremo de que ocho de cada diez belgas dicen que fue una vergüenza. “Ya no se le respeta”, según el periodista DebelsThierry, autor de la biografía sobre el padre de Lorenzo, Alberto II, de 86 años.
La Audiencia de Valencia ha revocado la sentencia del Juzgado de Primera Instancia número 13 de la Comunidad del pasado mes de julio que declaraba a Julio Iglesias padre de Javier Santos, un joven valenciano, hoy de 44 años, que dice ser su hijo, reclamación rechazada en otros dos procedimientos por lo que no se acepta la pretensión del joven al apreciar la excepción de “cosa juzgada contemplada en el artículo 222 de la Ley de Enjuiciamiento civil”. Lo que impide se entre de nuevo a analizar a fondo el caso. Esta sentencia me ha recordado el día que me enfrenté a la madre del muchacho, la portuguesa María Edite, en el transcurso de aquel programa presentado por el desaparecido Julián Lago, en Telecinco, La máquina de la verdad, mitad magazine político, mitad reality, de gran éxito de audiencia y que marcó un antes y un después en la televisión en España. Se trataba, como el lector recordará, de un juicio con tribuna, testigos de cargo, acusados y... polígrafo para conocer la verdad del personaje de un modo bestial. En uno de los primeros programas, en 1993, participó María Edite Santos Raposo. Y yo me encontraba entre los invitados. Ella había presentado ya la primera demanda de paternidad contra Julio Iglesias, cuando su hijo Javier Sánchez Santos entonces tenía 16 años. Aquel día la acompañaba su marido, que le había dado el apellido Sánchez al muchacho. Como amigo que soy de Julio Iglesias, Julián Lago me preguntó si creía a María Edite. Y, en vez de contestar sí o no, simplemente argumenté que María Edite no era el tipo de mujer que a Julio le gustaba. Lo que no esperaba era que el marido de la madre de Javier de quien, actualmente, se encuentra divorciada, saltara preguntándome indignado y hasta ofendido: “¿Que a Julio no le puede gustar mi mujer con lo guapa que es?”. “Pues más bien va a ser que no. A él le gustan con mas glamour”, le contesté. El señor Sánchez se sintió tan humillado de que a Julio no le gustara su esposa que me amenazó con agredirme. Y ella también se sintió ofendida. Pero era verdad, a pesar de tratarse de una mujer risueña, activa, entonces de 38 años (hoy confiesa 65 y es madre de otro hijo).
Sólo una persona que ha perdido a un hijo, en mi caso una hija, Isabel, puede entender el tremendo sufrimiento de Ana y de Alessandro. Un emocionado abrazo para los dos (...) Sorprende la devoción interesada de los neocomunistas de Pablo Iglesias por el papa Francisco (...) Según la compañera María Eugenia Yagüe, a las cuatro mujeres que tuvo Griñón como esposas, le corresponderán 100 euros a cada una como pensión de viudedad. O lo que es lo mismo: Esther Doña repartirá la pensión de viudedad entre las otras tres mujeres de su marido (...) Hay que ser tonto y vanidoso para proclamar sin pudor: “¡Soy un referente de la izquierda!”. ¡Toma ya! (...) Y en el caso que nos ocupa a continuación, imbécil y sectario por achacar el aumento de la mortalidad a los accidentes de tráfico. Pero muchacho, si apenas hay tráfico (...) El compañero Raúl presume de hablar con Moncloa, donde le dicen que “el presidente está cada vez más fuerte”. ¿Qué te van a decir, querido?
Si hay sitios donde no se debe llamar nunca son a Zarzuela y a Moncloa. Y tampoco a los ministerios, por supuesto.