Verano de la Familia Real 2020

Leonor es una relaciones públicas, que es lo que son los miembros de cualquier familia real... o lo que deberían ser si tuvieran luces, carisma y encanto personal, que no es el caso de los borbón-ortiz.

La heredera tiene 14 años y ya debería poder hablar en público sin que su madre contestara por ella a cada momento.

La monarquía está en sus horas más bajas: el yernísimo en la cárcel, el emérito en paradero desconocido y letizia y felipe no gustan. Leonor es la carta a la que tienen que jugárselo todo. A mí los discursos leídos y requeteensayados no me valen porque no reflejan la personalidad ni las aptitudes de la oradora. Si Leonor fuese espabilada, carismática y tuviera algún tipo de soltura, la dejarían hablar para que levantara la imagen de la monarquía, pero ya hemos visto que cuando le dejan hacer lo que quiere le da manotazos a su abuela. Si no le permiten actuar espontáneamente, es por algo... por las mismas razones por las que llevan escondiéndola desde que empezó a hablar.

A mí me parece que Leonor es simpática, desenvuelta, obediente, espontánea, habla bien y no le tiembla la voz al hacer una lectura en público (conozco más de uno con pánico escénico que ni con 50 años y después de hacerlo toda su vida, pueden evitar el nerviosismo de hablar o leer en público; no es tan fácil ). Y la verdad es que me resulta chocante que le atribuyan a que “le pasa algo”, a causa de la conducta controladora enferma y maleducada de su madre, que dicho sea de paso, casi siempre deja evidencia de ello, esté Leonor presente o no.

La chica, es obvio que entre el atosigamiento por ser pluscuamperfecta al que ha sido sometida toda su corta vida, a la prácticamente nula exposición que ha tenido y al buen mazo que seguramente se llevó después del incidente en la catedral de Palma (donde la abuela y la madre la tomaron como botín de guerra, jaloneos de la abuela y jalón de orejas incluidos por parte de la loca de su madre y lo cual justifica totalmente su reacción de querer quitarse de encima al par de arpías), a veces parece desorientada en cuanto a lo que debe hacer o no, no le vaya a tocar un buen palo, lo que además indica que le preocupa hacer bien las cosas; a Sofía le vale un poco más y cuando le ha tocado empujón o bolsazo, no ha podido disimular su molestia.

Lo único que para mi gusto le falta son más salidas y menos madre controladora. Creo que podría dar una agradable sorpresa, además porque ella de las pocas veces que se le ve en público, no parece estar a fuerzas, parece disfrutarlo y se comporta amable, sonriente y dedicando tiempo, todo lo contrario a la Lertuza.
 
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El verano más amargo de Felipe VI y la reina Letizia en Mallorca
El palacio de Marivent, testigo de reuniones familiares y visitas ilustres, se ha convertido en el refugio de doña Sofía y en el lugar desde el que los Reyes y sus hijas tratan de curar las heridas de la Monarquía

" No es ningún secreto que el encaje de la reina Letizia en las vacaciones en Mallorca no ha sido fácil. Los deportes favoritos de la antigua familia real, la vela y el esquí, no están entre los que más le gustan. La presencia de fotógrafos a la caza de una imagen distendida de la Reina sola o con su familia no debe resultar la mejor forma de relajarse [por unas imágenes de doña Letizia en 2007 en biquini a bordo del Fortuna llegaron a pagar 300.000 euros]. Y tampoco es muy de su agrado ese ambiente de gente adinerada e influyente que rodeaba a su familia política y que llegó a ser conocida como La Corte Navegante. Un estilo de vida estival pero frívolo del que se podían derivar conflictos que no debieron escapar al olfato de una experiodista"

"Las sucesivas crisis familiares no han ayudado mucho a cambiar el retrato de Marivent durante estos últimos años: la caída del rey Juan Carlos que descubrió en abril de 2012 que en plena crisis económica se encontraba de cacería en Botswana con su amiga Corinna Larsen; el encontronazo público en abril de 2018 entre la reina Letizia y doña Sofía a las puertas de la catedral de Palma de Mallorca cuando se escenificaba un reencuentro familiar; el caso Nóos y el juicio que siguió y acabó con la entrada en prisión en junio de 2018 de Iñaki Urdangarin... Y este año la conversación filtrada de Larsen con el comisario Villarejo y todo la sucesión de presuntas irregularidades que han acabado con la salida del rey emérito del palacio de La Zarzuela y su traslado a un destino aún ignoto"

"

Los Reyes tenían que volver este año a Mallorca más que ningún otro, pero el periplo que les ha esperado ha sido todo menos vacacional. Desde su llegada a las puertas de Marivent en un coche conducido por el mismo Felipe VI, sus gestos han estado medidos y sus silencios han sido clamorosos. La princesa Leonor ocupó el asiento delantero del vehículo en lugar de su madre en una imagen que representa el presente y el futuro de una monarquía herida. Después la familia, solo ellos cuatro, han realizado visitas oficiales en las que las alpargatas y las abarcas han sustituido a los tacones de aguja. Ni siquiera la caída de la infanta Sofía, que requirió cinco puntos de sutura en una de sus rodillas, valió para excusar su presencia. A falta del posado del verano debían quedar esos retratos de familia, aunque incluyeran una muleta.

Bien mirado no extraña que a la reina Letizia le guste más perderse con su marido y sus hijas, como ha hecho otros años, por algún rincón recóndito del mundo en el que poder pasar inadvertidos. Este año la reina Sofía no ha logrado siquiera reunir a sus nietos durante unos días, o al menos no la ha hecho públicamente. Todo un símbolo de los vientos que azotan a Palacio que solo el futuro dirá si está preparado para resistirlos"


 

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