Varios muertos al descarrillar un tren cerca de Santiago de Compostela







79 muertos despues, hacen lo que deberian haber hecho desde el principio. Hasta que no pasa una desgracia, no espabilan ...

Se me han saltado las lagrimas con la madre de Carolina Besada Garrido ...
 
Qué triste que tenga que pasar algo así para que tomen medidas que desde un principio debían haber sido obvias.

Lo de las balizas, al leer lo que los expertos dicen, parecía que era algo que debía estar allí desde un principio. Es decir, no es que es una tecnología recién salida del horno.
 
Merece la pena leerla entera, es una carta
escrita con el corazon y estilo sencillo.
Angrois: No pienses... actúa
«Nos han manipulado, no nos han dejado pensar.

Todos se han lavado la cara con nuestras lágrimas».

El autor de esta carta es un vecino de Angrois

LA VOZ DE GALICIA
03 de agosto de 2013 05:00 GMT
En la pequeña aldea de Angrois hay muchos ancianos. Cuando alguno tropieza
y cae al suelo corremos a levantarlo. Es una reacción espontánea, humana.
Eso hicimos la noche del 24 de julio. No pensamos, actuamos. Agotados,
sin cenar, sin dormir, desde las ocho de la mañana hasta que desfallecimos
respondimos al estribillo de cientos de micrófonos: «Dónde estabas, qué
hiciste, qué pensaste, qué viste?». Mientras, por la plaza, el puente y las
vías transitan uniformes, chalecos amarillos y corbatas; las gigantescas
grúas levantan convoyes, las maletas, bolsos y el dinosaurio verde
fosforito son transportados a furgonetas custodiadas. Ya no hacemos falta,
no nos dejan ni mirar, para regresar a casa hay que dar el paseíllo por
senderos oscuros. En casa los teléfonos fijos y móviles no paran de sonar,
todos quieren una entrevista, desde Estados Unidos a Japón. Intentamos
ser amables, educados. Para no herirnos apagamos el televisor, la radio,
el ordenador, apartamos los periódicos.
Llega Rajoy y Ana Pastor, ni siquiera nos saludan. Luego Rubalcaba y
otros, lo mismo. El alcalde nos convoca, por fin nos felicita. «No somos
héroes, no queremos nada más de lo que ya estábamos demandando».
Llegan los primos psicólogos. Un periódico nos concede el premio Gallegos
del Año. Siguen los micrófonos acechando, los teléfonos sonando sin parar.
«Ven a Madrid, a Barcelona, al programa de fulanito, te pagamos el viaje
El Facebook y la página web de Angrois se bloquean, como nosotros. Hay
que ir al Ayuntamiento corriendo: vienen sus altezas los
príncipes de Asturias, hay que estar a las
6.30 para recibirlos sonrientes,
como así hicimos. Tras ellos, Feijoo, ministros, altos
mandatarios. «Para lo que haga falta llámame, mi secretaria te da mi
teléfono». Más micrófonos.
La policía judicial se lleva a los vecinos que socorrieron al maquinista
para que declaren. El Ayuntamiento se reúne en pleno, nos concede la
medalla de oro de Santiago. Un malagueño recoge firmas para
nominarlos al príncipe de Asturias. Viene el alcalde, nos comunica el premio.
«Gracias, pero no queremos nada». La concejala aprovecha para
que le contemos y enseñemos lo que desde hace un año entró
por el registro del ayuntamiento. «Hay que hacer algo que conmemore
esto». «Por favor, no nos levanten un cementerio». Más micrófonos,
más llamadas insistentes, primero elogian, uego piden que concedas
una entrevista para un programa basura. Vienen los técnicos del
Ayuntamiento, recorremos con ellos toda la aldea, recordándoles
lo que ya pedimos y no leyeron. Levantan informes que serán
estudiados. Otro telefonazo, viene el ministro del Interior «¿y qué
pintamos nosotros con él?». Viene, ni nos mira. Pero le paramos y
le pedimos que rinda homenaje al jefe de caballería de Santiago,
que se lanzó a las vías como desde un trampolín y nadó contracorriente
toda la noche del 24. Toman nota, dicen. Funeral por las víctimas en
la catedral, con tres horas de antelación la Xunta nos ofrece
autobuses. Corremos para avisar a todos. Nos colocan los últimos.
Don Julián Barrio pregona el descanso y la paz eterna. Eso es lo
queremos nosotros también. Un familiar le niega la
mano a los príncipes, «Vdes. no me
representan». Esa sí que es una heroína.
En el Obradoiro les aplauden generosamente. En la aldea nos esperan
más micrófonos, cordones policiales, trasiego de maquinaria infernal.
"Por aquí no se puede pasar»,
«Pero si vivo ahí? tengo que ir mañana a trabajar».
Más rodeos, más llamadas durante la noche de insomnio. Saltándose
los controles, comienzan a aparecer flores en el puente. En YouTube
a un vecino le llaman hijop*ta,cabrón, sinvergüenza, por haber
grabado un vídeo y haber gritado fuera de sí ante el espanto. Se lo
ha regalado a los medios de comunicación de todo el mundo.
«No hagas caso -le consuelan sus vecinos-, nosotros sabemos lo
que hiciste esa noche». Vamos cayendo, más psicólogos. Don José,
nuestro cura, nos visita, nos alienta, programa una concentración
en el Obradoiro saliendo desde Angrois.
Llaman del hospital, van a devolvernos las mantas con que arropamos
a los muertos. «Por Dios -grita un vecino-, ¿quién se va a arropar
con ellas?». Acordamos que las donen a un centro de asistencia social
cercano.
Más micrófonos, ya invadiendo huertas, casas, ventanas. El Sindicato
Unificado de la Policía Nacional quiere rendirnos homenaje. «Gracias,
pero sin vosotros no hubiéramos hecho nada». «Hay compañeros que
se tocaron los coj*nes», responden. Aceptamos, no podemos ser
desagradecidos. Nos llegan miles de mensajes y cartas de todo el mundo
llamándonos ángeles. Los periodistas rascan en el pasado, el movimiento
vecinal en contra del AVE, las promesas del ministro José Blanco, la aldea
desgajada durante tres años, las casas derribadas, los terrenos expropiados,
las duras negociaciones para levantar las actas, el pago a 3 euros el metro
cuadrado por la finca que dio de comer a los abuelos, el no haber visto un
duro desde entonces, el aplomo de Isabel Pardo de Vega,
jefe de Obras,asegurándonos que en dos meses levantaba el
nuevo puente de la Vía de la Plata. Tardó dos años. «Queremos
un falso túnel», le demandamos. «No da la altura», responde.
Lo hizo un poco más allá, en Castiñeiriño, más bajo, pero residencia
de la hija del concejal Bernardino Rama. Bonitos jardines. Para nosotros,
unos bancos y unos rododendros que se agostan por la maleza, a pesar
de nuestros mimos.
«Tenéis que asistir al homenaje de Bonaval», nos dicen desde el Parlamento.
«Pero si tenemos la concentración en el Obradoiro». Nos dividimos.
El presidente de la asociación de vecinos y el secretario aguardan
consolando a la jefa de protocolo de la Xunta, rota en sollozos. Suben
al estrado conmocionados por la Negra sombra de Rosalía. «En Angrois
nos cogeremos del brazo y despacio, poco a poco, andaremos juntos
hacia adelante», dice el primero. El otro recita a Valente y se derrumba.
Le rodean decenas de trajes negros.
«Lo que quieras, lo que nos pidas, llámame». «Solo quiero descansar,
que me dejen llorar». Un músico de la Real Filarmonía de Galicia le
aconseja que les mande a la mierda, que los vecinos de Angrois
también están heridos y necesitan ser respetados. El chico asiente.
En el Obradoiro nuestro cura se aparta, deja el protagonismo a un
compañero suyo. Otra vez los malditos micrófonos y cámaras.
«Pero qué coxx quieren que les digamos ya? ¿una mentira?».
En Angrois los operarios son incapaces de sacar las locomotoras.
El insolente tren que ya circula por una vía libre tiene la desfachatez
de cruzar haciendo sonar el estremecedor silbato. Otra noche de
insomnio, la séptima. Culpan al maquinista y un vecino acierta
«Nos vendieron una Harley y resultó ser una Vespino».
Los altos jefazos del ADIF por fin dan la cara ante el pueblo. «
Disculpad por no haber hablado antes con vosotros, pensábamos
que érais un Ayuntamiento propio». Sonreímos ante su propia contradicción.
Levantan acta de daños en viviendas, bienes públicos, pero no de
daños personales. El operativo de emergencias del 112 para atender
a los vecinos se cierra. «Acudid a urgencias». Citas para el otoño a
los que cada día van cayendo. Se levantan las murallas. Decenas de
familiares y curiosos invaden todo.
Cruces, recordatorios, flores, esquelas, incluso un artista graba
en el hormigón con caligrafía esmerada un agradecimiento.
Continúan los sabuesos reporteros grabando, pretendiendo ahora
reflejar la vida cotidiana en Angrois. Se les cierran todas las bocas
y puertas porque esa vida ya no existe. La policía nos rinde un sencillo
pero sincero homenaje, de cinco minutos. Les aplaudimos a rabiar.
Los de traje y corbata se despiden. «Ahora me voy de vacaciones,
pero ya sabéis dónde estoy». Por fin nos quedamos solos. Llovizna.
Nos miramos unos a otros con ojos enrojecidos y ojeras descomunales.

El autor de esta carta es un vecino de Angrois
 
Ante situaciones de tal magnitud si una persona no acude ayudando, estorba.
Leyendo esa carta, conmovedora, escribo nuevamente no jalando agua de molino para Felipe, si no desde la perspectiva de la influencia que pueda tener de movilizar lo que fuera necesario para apoyar, si no, estorbas.
 
PASTOR PIDE A LAS FIRMAS EXTRANJERAS QUE DEFIENDAN LA ALTA VELOCIDAD ESPAÑOLA
Fomento organiza un plan de urgencia para salvar los contratos del AVE
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La ministra de Fomento, Ana Pastor, acompañada por el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. (EFE)​
01/08/2013 (06:00)
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La ministra de Fomento, Ana Pastor, ha reunido de urgencia a los representantes de las empresas que forman parte del consorcio español de Alta Velocidad para coordinar la estrategia que pondrá en marcha su departamento en las próximas semanas con el objetivo de contrarrestar el daño que ha ocasionado el accidente del tren de Santiago a la imagen de la industria ferroviaria nacional y defender sus opciones en los concursos internacionales que están en estos momentos en juego. Pastor quiere que las firmas extranjeras integradas en el consorcio español participen de modo especial en esta campaña. Los trabajos se están canalizando a través de una comisión creada tras el siniestro que se reunió por primera vez el pasado lunes.
Según fuentes del Ministerio de Fomento consultadas por este diario, Pastor ha hablado varias veces en los últimos días con Fernando Bernardo Figueiredo, el responsable del Gobierno de Brasil encargado de gestionar el plan de expansión ferroviaria puesto en marcha por Dilma Rousseff, para transmitirle que el accidente de Santiago no se debió a un fallo en la seguridad del sistema, sino a un error humano del maquinista, la versión que Fomento ha defendido desde las horas posteriores al descarrilamiento. El departamento que dirige Pastor también está esgrimiendo que el siniestro no tuvo lugar en un tramo de Alta Velocidad, sino de velocidad alta, un simple cambio en el orden de los vocablos que el Ministerio considera clave para preservar la buena imagen que tenía el sistema ferroviario más avanzado fuera de las fronteras de España.
Sólo el contrato en juego en Brasil asciende a 11.000 millones de euros, pero el conglomerado español de alta velocidad también opta a importantes licitaciones en Turquía, Estados Unidos o Kazajistán. Además, ya afronta la construcción del AVE entre La Meca y Medina, que supone otros 6.700 millones de euros. Las fuentes consultadas aseguran que Pastor también ha hablado en las últimas horas con las autoridades de estos países para remarcar la solvencia del AVE español y despejar las dudas que haya podido generar la tragedia de la semana pasada. No le será fácil conseguirlo. La principal baza de España en el exterior siempre ha sido la seguridad de su modelo. Y la cifra de 79 fallecidos no favorece esa percepción.
Siemens, Bombardier y Thales
Para amplificar la difusión del mensaje, Pastor va a intentar que las empresas extranjeras que forman parte de la oferta española respalden la seguridad de la alta velocidad nacional. La ministra de Fomento se ha puesto en contacto con los máximos responsables de las compañías extranjeras, entre las que destacan la alemana Siemens, la francesa Thales y la canadiense Bombardier, para pedirles que se impliquen activamente en la campaña que encabezará Pastor en los próximos días para subrayar el crédito de la infraestructura y tecnología del AVE español.
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Por supuesto, en esa campaña también van a participar las firmas nacionales del consorcio, principales interesadas en que la proyección de la Alta Velocidad española no se vea perjudicada a consecuencia del accidente. Pastor ya se ha reunido con los presidentes de Renfe, Adif, Talgo, Indra, Abengoa, CAF y Elecnor, entre otras compañías, para perfilar los detalles de su plan. Según fuentes de Fomento, la ministra tiene pensado desplazarse personalmente en las próximas semanas a los países en los que hay concursos en juego para subrayar la calidad de la oferta del consorcio español. Lo hará junto a los presidentes de Renfe, Adif y otras empresas integradas en ese conglomerado.
 
La víctima número 39

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ANTONIO MAESTRE | 04/08/2013 | 0
El 21 de enero de 1944, el juez de instrucción del juzgado de Ponferrada hacía un listado con las víctimas del accidente ferroviario en Torre del Bierzo. Así describía a la víctima número 39:
“Cadáver de un hombre con abrigo gris. Dibujo inglés, camisa rayada de aspecto ordinario y jersey azul. Y varios restos, al parecer, de cinco cadáveres más”.
La víctima número 39 del terrible accidente de Torre del Bierzo eran en realidad 6 muertos, que solo contabilizaron como una persona. Una manera cruel e inhumana de reducir la importancia de la mayor tragedia ferroviaria de la historia de España. Una víctima con camisa ordinaria, de baja estofa.

El 3 de enero de 1944, el tren correo que se dirigía a A Coruña chocó con un mercancías en el túnel número 20 situado en Torre del Bierzo. Un tren plagado de soldados que se dirigían a sus bases navales en Galicia, tras la Navidad, y de ciudadanos pobres que con sus exiguas pertenencias en un hatillo masticaban el humo de la locomotora como único alimento de ese día.
El gobierno franquista de la posguerra solo reconoció 57 víctimas, a pesar de que estudios posteriores reconocieron más de 500. Víctimas incómodas, de esas que no convenía reconocer al régimen de Franco. En España no pasaban esas cosas. Por eso, la prensa afín ocultó convenientemente la tragedia. La censura actuó e hizo que aquellas víctimas jamás existieran.
El diario ABC, en su edición del día siguiente al accidente con más de 500 muertos, dedicó una breve reseña en su página 31 de las 40 que tenía. En la columna, el diario hablaba de 26 muertos. No volvió a informar del accidente, causas y víctimas, exceptuando la información del 7 de enero de 1944, donde en su página de deportes cuenta del fallecimiento en el accidente de varios jugadores del Club de Fútbol Betanzos.
En el reciente accidente ferroviario, un modesto equipo de fútbol, el españolísimo Betanzos, viajaba con su conjunto completo para cumplir uno de los compromisos obligados del campeonato de Tercera División. El suceso del que oportunamente dimos cuenta en estas columnas ha tenido para el equipo galaico muy graves consecuencias: dos jugadores muertos y varios heridos”.
Torcuato Luca de Tena y posteriores siempre estuvieron solícitos al rescate de los suyos. Era el fin del año Santo Compostelano y una tragedia de este tipo resultaba muy inconveniente: no les dejaba festejar el día como era debido.

La Vanguardia también publicó el 4 de enero la misma nota que fue impresa en el diario ABC ese mismo día. Algo nada extraño al tratarse de una nota firmada por CIFRA, el nombre dado por la agencia EFE a las noticias referidas al ámbito nacional y controladas completamente por el régimen franquista. Cabe recordar que la agencia EFE fue fundada en 1939 por Ramón Serrano Suñer, el creador de la censura previa a través de la Ley de Prensa e Imprenta.
La invisibilidad de las víctimas incómodas
La ocultación de víctimas incómodas no es exclusivo de 1944 y la época franquista. Las víctimas que no pueden resultar instrumentalizadas y puedan perjudicar en modo alguno la pervivencia del mandatario político del momento son siempre convenientemente ocultadas. Las víctimas del metro de Valencia del año 2006 fueron, quizás, el paradigma de víctimas silenciadas e invisibilizadas por cuestiones políticas.
Estos días, tras el terrible accidente de tren en Santiago, ocurrió un hecho que ha vuelto a poner de manifiesto esta circunstancia. Familiares de los fallecidos en el accidente que, molestas por la instrumentalización de su dolor han levantado la voz, no han ocupado el espacio en la agenda pública que por su condición merecían. El dolor de las víctimas sólo es respetado si con él se puede favorecer una determinada causa política.
Marta Besada es una adolescente de 16 años que perdió en el accidente de Santiago a su hermana mayor, de tan sólo 18 años. Estos días, a través de las redes sociales, ha dado una lección de dignidad a todos aquellos que no hemos tenido la fortuna de conocerla.
Una lección convenientemente ocultada
El pecado de juventud que ha cometido Marta ha sido muy simple, no ha dejado que la gente de traje y corbata -como los ha definido en otra emotiva carta un vecino de Angrois- utilice su dolor. El funeral oficial acaecido en Santiago para ornamento y boato de Casa Real y los políticos de clase no puede ser perturbado por lo que de verdad piensan las familias de las víctimas.
La primera línea del funeral católico tiene que ser ocupada por el príncipe y su princesa, ya que el protocolo es muy partidario de la segregación oportuna, no deben juntarse con la plebe hasta el impactante y efectista paseíllo de besos y condolencias. La impostada ceremonia consiguió que Marta se cansara. La vehemencia de sus 16 años le hizo saltar y expresar de manera natural su parecer. ¿Por qué debían esperar al Príncipe como si fuese el protagonista del duelo que solo les pertenece a ellos?
La respuesta es obvia, esos funerales no son para las familias de las víctimas, no son para las víctimas. Son necesarios para que las altas instituciones expresen un dolor fingido, son necesarias para que la política de clase muestre esa cercanía con la ciudadanía que sólo vuelve a aparecer en periodo electoral. Es tan sólo marketing político que se empeñan en no ocultar con el decoro y la elegancia exigida. La alergia institucional al segundo plano.

Por eso las fotografías del funeral que los políticos asistentes y Casa Real compartieron con la población no incluían a las familias de las víctimas. Los protagonistas no son las víctimas en los departamentos de comunicación políticos, son el instrumento necesario para que la política de clase muestre lo que les ha afectado tan tremendo accidente.
El nombre de Marta Besada no aparece en la extensa cobertura que el diario ABC, La Razón, o resto de medios afines han otorgado a la tragedia de Santiago. Con las víctimas, pero con las que lleven el duelo en silencio.
 
ERTMS en España: una torre de Babel ferroviaria con problemas de comunicación

Seis multinacionales se han repartido esa inversión de Renfe y Adif, y se mantienen las dificultades para que sus equipos sean compatibles entre sí en los 1.786 kilómetros instalados
En los dos años que lleva en servicio el modelo del tren siniestrado se han multiplicado los problemas de comunicación con el ERTMS entre Orense y Santiago, y entre Madrid y Valladolid
El presupuesto total de instalación del sistema ha ascendido a 3.240 millones

03/08/2013 - 20:09h
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El ERTMS en España

El accidente del tren Alvia, con sus trágicas consecuencias, ha dejado al descubierto deficiencias en algunos de los principales elementos del sistema de alta velocidad español. El principal de ellos es el sistema europeo ERTMS, creado para dar seguridad a los modernos ferrocarriles a velocidades desde 200 hasta 350 kilómetros por hora. En teoría también debía permitir que cualquier tren de la UE circulara por cualquier vía con capacidad para leer los mensajes de seguridad de este sistema que debía de ser común e interoperable en toda la red de la Unión.
El Estado español ha invertido en los últimos 15 años 3.240 millones de euros para conseguir estas prestaciones en 1.786 kilómetros de su red, pero no ha logrado los estándares de seguridad buscados.
La primera sorpresa técnica tras el accidente del tren Alvia fue comprobar que en los últimos ocho kilómetros del recorrido antes de llegar a la estación de Santiago de Compostela, zona donde se produjo el descarrilamiento, no se había instalado el sistema de seguridad ERTMS. Solo había equipamiento del veterano ASFA. En la información oficial en la página web del Adif, no obstante, se afirma que el ERTMS está instalado en 87 kilómetros, la distancia entre las estaciones de Ourense y Santiago.
La sorpresa mayor, sin embargo, saltó cuando, tras revelaciones de prensa, tanto Renfe como Adif tuvieron que reconocer que los equipos de a bordo de ERTMS del tren siniestrado, suministrados por la multinacional canadiense Bombardier, eran incapaces de comunicarse con los equipos del mismo sistema instalados en la vía entre Ourense y las cercanías de la estación de Santiago de Compostela. Una inversión de 164 millones de euros, adjudicada a las multinacionales Thales, Dimetronic y la española Cobra, se encontraba prácticamente inutilizada.
El ultramoderno sistema de seguridad nacido para que pudiera funcionar en Europa y pudiera comunicar instrucciones de la máxima seguridad entre todos los trenes y todas la vías de la UE, al menos en esta zona de España, se ha convertido en una torre de Babel.
Un paso más allá en las averiguaciones, y a falta de las confirmaciones oficiales que solo llegan cuando la evidencia es abrumadora, deja al descubierto que el tren siniestrado y todos los del mismo modelo fabricados por Talgo y Bombardier tampoco son capaces de leer la señalización ERTMS de la vía, en el tramo inicial del viaje entre Madrid, Segovia y Valladolid. La razón: esos equipos de vía fueron suministrados e instalados por Thales, igual que los de Ourense a Santiago. En este caso la inversión en el equipamiento de seguridad es mayor y se sitúa en unos 340 millones de euros.
¿Hay más problemas?

A la vista de las graves situaciones de incomunicación detectadas en la línea Madrid-Galicia en una materia crítica como es la seguridad entre los equipos embarcados en los trenes y los situados en las vías y en los centros de control, cabe preguntarse si en el resto de las rutas del AVE se producen situaciones similares.
Los antecedentes no son muy halagüeños. En 1998 el Ministerio de Fomento adjudicó a una UTE formada por la italiana Ansaldo y la española Cobra la instalación del sistema de seguridad ERTMS para la línea del AVE Madrid-Lleida. En marzo de 2003, cuando se señaló la fecha para inaugurar el servicio, se detectó que las instalaciones no solo no funcionaban, sino que el desarrollo del sistema ERTMS estaba “lejos de haber logrado su madurez funcional”, según un informe de la época.
La noticia provocó un escándalo. Obligó a suspender la inauguración y a retrasarla varios meses, hasta que se instaló el sistema tradicional, Asfa Digital, que estuvo dando soporte a la explotación con limitaciones de velocidad de hasta 200 km/h hasta 2010. En ese año el ERTMS en esa línea comenzó a estar operativo y permitió subir paulatinamente la velocidad.
Otro antecedente conflictivo ocurrió en 2008 con la entrada de nuevas unidades del AVE en la línea citada de Madrid-Lleida y en la recién estrenada de Córdoba-Málaga. Los equipos de los trenes, suministrados por Siemens, no leían las señales que les enviaban las instalaciones de vía de los fabricantes Ansaldo, por un lado, y Thales por otro. La entonces ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, aseguró que los trenes y la vía “no hablaban el mismo idioma”.
Inversión astronómica

Según la información oficial que ofrece Adif en su página web, existen en España a día de hoy 1.786 kilómetros de línea férrea dotada de ERTMS, por lo que nuestro país “tiene la mayor implantación del sistema común europeo de señalización”. Diferentes fuentes técnicas estiman que su precio de instalación oscila para cada equipo embarcado en los trenes entre los 500.000 y el millón de euros.
El coste de instalar los equipos de vía y los correspondientes centros de control oscila entre 1,2 y dos millones de euros por kilómetro. La combinación de ambos costes cruzada con el número de trenes de alta velocidad del parque de Renfe (190 unidades) y el número de kilómetros de vía dotados con ERTMS (1.786) dan como resultado esa abultada inversión de 3.240 millones de euros.
Los tramos con ERTMS

Según la información de Adif, los tramos con servicio ERTMS y los suministradores de equipos de vía son los siguientes a día de hoy:
–Madrid-Valencia-Albacete, 438 km, con tecnología de Dimetronic (esta empresa ha sido comprada recientemente por Siemens).
–Madrid-Zaragoza-Lleida, 442 km, con tecnología de Ansaldo.
–Lleida-Roda-Barcelona, 183 km, con tecnología de Thales y eurobalizas de Siemens.
–Barcelona-Sants-Bifurcación Mollet, 20 km, Bifurcación Mollet-Figueres, 112 km, con tecnología Thales y eurobalizas de Siemens.
–Zaragoza-Huesca, 73 km, con tecnología de Alstom.
–Madrid-Segovia-Valladolid, 179 km, con tecnología de Thales y eurobalizas de Siemens.
–Córdoba-Málaga, 155 km, con tecnología de Dimetronic-Invensys, eurobalizas de Siemens y LZB de Thales.
–La Sagra-Toledo, 21 km, con LZB de Thales.
–Las cercanías de Madrid C-4, Parla-Colmenar Viejo/Alcobendas-San Sebastián de los Reyes; y el bypass de Torrejón de Velasco; y Ourense-Santiago de 87 km, con tecnología Thales y eurobalizas de Siemens.
 







Galicia : Accidente en Santiago: Los maquinistas tomaban referencias a ojo
para frenar antes de Angrois

Ante la falta de señales en la vía, un túnel, casas o vallas
se usaban como punto de reducción

Escrito por:
Carlos Punzón
04 de agosto de 2013 13:33 GMT
LA VOZ DE GALICIA

El libro de horarios y ruta que portan los maquinistas marca de manera clara la velocidad máxima con la que los trenes que conducen deben afrontar la curva de A Grandeira. Lo recuerda remitiendo a la misma guía el pitido que se recibe en cabina al pasar sobre las balizas ASFA situadas a unos cinco kilómetros del final de la gran recta que desemboca a las puertas de Santiago. Pero hasta el jueves pasado ninguna señal visual marcaba en esa línea el punto recomendado para empezar a frenar con seguridad y comodidad para pasar la fatídica curva a 80 kilómetros por hora y sin problemas, como hasta el 24 de julio lo habían hecho los trenes Alvia que desde diciembre del 2011 realizan el recorrido entre Ourense y Compostela.
«La reducción de la velocidad cada uno la toma más o menos donde considera que puede llegar a la velocidad objetivo», relató en su declaración ante el juez el maquinista Francisco José Garzón. «Algunos lo toman en el primer túnel, que hay dos, porque el segundo ya desemboca al punto ese», explicó en su declaración el imputado para tratar de narrar su despiste y sorpresa al verse a más del doble de la velocidad permitida donde al final terminó estrellándose el tren que conducía acabando con la vida de 79 personas.
El relato de Garzón coincide con el que hacen de dicho tramo maquinistas que conocen la misma ruta, ingenieros y expertos ferroviarios. Según relatan, cada uno tomaba a ojo la referencia que entendían era la más conveniente para iniciar la larga frenada después de recorrer por encima incluso de los 200 kilómetros por hora la enorme recta que concluye ya en Santiago. «Unos toman el penúltimo túnel como punto de inicio de frenada, otros un chalé con piscina, otros una valla, cada uno va conformando sus referencias visuales ante la inexistencia hasta ahora de una señal que de manera taxativa recordase y marcase la necesidad y obligatoriedad de reducir 120 kilómetros por hora en un espacio muy corto a esas velocidades», explica un representante profesional de los maquinistas. Los testimonios consultados no quieren achacar a esa falta de alertas visuales ningún tipo de incidencia en el siniestro, pero contraponen su inexistencia antes del accidente a la colocación casi inmediata de dos cartelones haciendo esa función de aviso a la semana de la tragedia.
Ahora, cartelones y balizas
«Es cierto que la obligatoriedad de bajar de velocidad se hace constar en el libro de horarios, pero nunca está de más añadir indicaciones que refuercen la seguridad», indica un ingeniero ferroviario. Y así lo ha pensado también ahora el ADIF al instalar el jueves un cartelón a 4,5 kilómetros de A Grandeira donde se da cuenta de la obligatoriedad de bajar la velocidad a 160 kilómetros por hora; y otro a 2.800 metros de la fatídica curva con un límite de 60. En el tramo hay una tercera señal, colocada el lunes a 2,5 kilómetros del siniestro, con 30 por hora de máximo.
Además, dos balizas transmiten en ambos puntos ahora la misma información al tren y a su maquinista, llegando incluso a bajar automáticamente la velocidad si no lo hace el conductor.
La presencia en cambio de la baliza que hubiera frenado el tren a menos de 500 metros de la curva si pasase a más de 200 por hora no es comprendida por los profesionales consultados. «El espacio hasta la curva con esa velocidad era insuficiente para que la activación de la baliza evitase algún incidente», añaden, para ensalzar en cambio la colocación de balizas sucesivas que se ha hecho ahora.
 
EL MAYOR ACCIDENTE DE TREN EN 40 AÑOS »
La familia que no se apeó en Pontedeume por el accidente de tren de Santiago

El drama de la pareja que debía bajar en la estación citada por conductor y revisor en la llamada
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Un tren se detiene ayer en la estación de Pontedeume (A Coruña). / GABRIEL TIZÓN
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Volvían de vacaciones. Había estado toda la familia en Cartagena (Murcia) y el tren Alvia los tenía que dejar a las 22.15 en Pontedeume (A Coruña), muy cerca de Ferrol, la penúltima parada de un tren que nunca llegó a su destino. A las 20.41 del día 24 descarriló en la curva de Angrois, cuando enfilaba los últimos kilómetros hacia Santiago de Compostela. El accidente truncó 79 vidas y destrozó muchas familias. La de Rafael R. quedó partida en dos: perdió a su esposa y a su hija pequeña. Ileso por fuera y devastado por dentro, regresó con el niño a una casa medio vacía.
La "desafortunada" conversación —así la calificó el juez Luis Aláez que investiga el accidente— entre el maquinista y el interventor, que a 199 kilómetros por hora hablaron durante 100 segundos por los móviles corporativos sobre cuál era la vía por la que debía entrar la locomotora en la estación de Pontedeume, ha convertido a una familia de Barallobre (Fene) en protagonista involuntaria de la causa.
Rafael R. rehúye los focos, porque bastante tiene ya con su propia tragedia. El lunes por la tarde enterró a su pareja, Lidia M. T., de 36 años, y a su hija Daniela, de dos, en el cementerio municipal de Fene, en medio de un silencio sobrecogedor. La niña fue uno de los últimos tres cuerpos en ser identificados por los forenses la noche del sábado 27. Tuvieron que recurrir a las pruebas de ADN. La identidad de su madre se había confirmado muy pocas horas antes. La espera fue agónica para este gaditano, que solía —dicen sus compañeros— ser alegre, bromista y muy hablador.
Él se salvó. Por casualidad, o porque se le antojó algo de beber, según relató a sus allegados. Les contó que se dirigía al vagón cafetería, cuando el Alvia se salió de la vía a toda velocidad. Le seguía Iago C., de 11 años, el hijo mayor de Lidia, fruto de una relación anterior, que jugaba entre los asientos y salió del tren sin apenas heridas que delataran que había sobrevivido al descarrilamiento mortal.
Militar profesional, Rafael R. pasó del buque de aprovisionamiento y combate Patiño a otro destino en tierra en el parque de vehículos de la Armada, en el arsenal ferrolano. Vivía en Barallobre, cruzando el puente sobre la ría, de donde es la familia de su esposa. Ella trabajaba en Fene como auxiliar de ayuda a domicilio. Con Iago, habían formado su pequeña familia de tres que se redondeó hace dos años cuando nació Dani, su primera hija juntos.
Sus compañeros cuentan que él ha soportado la desgracia que le ha tocado vivir con una entereza inusual. Que buscó sin cesar a su mujer y a la pequeña y que su gran pena es que no llegó a encontrarlas ni el vagón, ni en las vías. Nada. Dice que no quiere hablar. Coge la llamada para negar que sea él quien responde al teléfono y, luego, para añadir que no dirá nada más, aunque entiende que "su historia es perfecta para los medios".
Desmiente también que fueran ellos los que tenían que bajarse en Pontedeume, una estación muy pequeña y bastante solitaria a la que el azar ha terminado por colocar en el foco, al ser mencionada en la última conversación entre el conductor del tren y el revisor, segundos antes de que descarrilara el tren, y la probable causa del fatal despiste de un maquinista veterano que conocía su oficio y el trayecto.
La versión del interventor, Antonio Martín Marugán, que compareció el viernes ante el juez instructor como testigo, es otra, y la relata a través de su círculo íntimo. Cogió los billetes de los cuatro pasajeros, una pareja joven con dos críos y un montón de maletas, y comprobó que se bajaban en Pontedeume, un municipio costero a 15 kilómetros de Ferrol que prácticamente linda con Fene, donde vivían. Se ahorraban otros 21 minutos de viaje hasta la ciudad naval, después de haberse dado un tute de nueve horas de viaje desde Madrid.
Fuera de la familia de Rafael R., ningún otro pasajero que viajaba a Ferrol encaja con la descripción del revisor. Ellos no le pidieron nada, insiste el interventor, pero él tomó la iniciativa de facilitarles la llegada. Llamó a su amigo, Francisco José Garzón, ahora imputado por 79 homicios por imprudencia, para preguntarle si podía entrar al apeadero por la vía interior, la que está pegada a la estación. Quería ahorrarles a los padres el tener que cruzar a pie la vía con dos niños y muchos bultos a cuestas.
La estación forma un ocho con dos vías que apenas distan unos siete metros entre sí. Hay cuatro semáforos —dos en cada sentido— para el maquinista y ocho señales rojas que prohíben el paso a pie y dos pasarelas, una a cada extremo. A la de la izquierda se accede por una rampa, en la derecha hay que dar un salto a la vía para salvar un desnivel de medio metro.
Por el ruido, la caja negra muestra que Garzón removió unos papeles —posiblemente un mapa—, mientras encadenaba dos túneles y un largo viaducto en O Eixo de 1.225 metros. Ya estaba casi en la curva de Angrois. Accionó el freno pero era muy tarde e iba muy rápido, a 179 kilómetros por hora, el doble de lo que debía. Y el tren descarriló.
Ferrol, la última parada, perdió a seis vecinos. Con solo 14 años, Laura vio cómo su hermano Tomás, de 21 años, y su madre, Elisa Brión, de 46, morían en el tren. En la estación les esperaba su padre, Tomás López, que el jueves agradecía en las redes sociales "las muestras de dolor y afecto" recibidas. Tampoco llegaron Nerea García, de 24 años, y Rodrigo Moledo, de 25. En el mismo tren viajaban también Juan Manuel García, su hija Fátima y su yerno, que se recuperan de las heridas.
En casa están ya también Daniel, Jessica, Carlos y Teresita, la familia milagro. El bebé, de mes y medio, sobrevivió sin apenas un rasguño y su hermano, de siete años, ha recuperado a Dino, el dinosaurio de peluche que ganó en el parque de atracciones de Madrid y que se perdió en el caos tremebundo de Angrois. Él también ha vuelto a casa.
 
Cosas como esta hacen que se
pueda llevar mejor esta tragedia

Galicia : «Búscame al de la camiseta azul»
Fátima Reyes se salvó al ir al lavabo antes del

descarrilamiento. Sus padres fallecieron.

La Voz la puso en contacto con su rescatador

Escrito por:
I. Carballo
Santiago / La Voz 05 de agosto de 2013 08:21 GMT
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"Vamos encajándolo poco a poco, con la ayuda de la familia y amigos», cuenta su hermano
Una fotografía es la única memoria que Fátima Reyes, de 26 años, tiene de la catástrofe. En Angrois murieron sus padres y ella se salvó por puro azar. A las 20.41.06 del 24 de julio, el impacto brutal abrió un paréntesis en su mente que
se prolongó durante varios minutos. Entre el último recuerdo del viaje, plácido hasta que el vagón del Alvia 730 saltó por los aires, y el primero en la ambulancia camino del Clínico, los brazos de un vecino de Angrois, Paco, o da Artilleira, la amarraron a la vida. Pero ella no lo supo hasta días después, ya en su casa de San Fernando (Cádiz), cuando en la edición digital de La Voz pudo ver el clic de Mónica Ferreirós. Y ya no paró hasta que, en la tarde del pasado viernes, pudo darle las gracias a Paco.«Fátima díxome que estaba ben e deume as grazas por rescatala do vagón», dice lacónicamente Paco, resumiendo el breve encuentro telefónico con la chica. Él resta méritos a su actuación, ejemplar como la de todos los vecinos de Angrois, y no quiere hablar de ello. «Non son cousas para falar, xa bastante ten esa xente co que pasou, é mellor deixalo así», sentencia. Tajante. No quiere reforzar con las palabras el recuerdo de lo vivido. Sabe que, por mucho que se empeñe, no va a olvidarlo: «¿Esquecer? Nunca, pero é mellor deixalo así». A mil kilómetros de distancia, Fátima llenó con la instantánea el vacío de la tragedia en la que perdió a sus padres, Antonio Reyes y Rosa Quijano, profesor y empleada de un banco en San Fernando, la localidad gaditana que está conmocionada por la muerte de cinco vecinos, todos ellos muy conocidos. Con Fátima en brazos, Paco se aparta del vagón que saltó al campo de la fiesta de Angrois abriéndose camino entre los cadáveres cubiertos con mantas. Delante de él,
a la derecha, ve a Ramón Rivas y a su hijo Abel atendiendo a un herido y, a su izquierda, otra vecina, Pilar, intenta que Josefa Álvarez -la segunda superviviente del grupo de siete andaluces- abra los ojos. Finalmente, Paco deposita a Fátima sobre una manta que extiende otra vecina y vuelve a buscar más heridos. Fátima, con síndrome de Down, tenía magulladuras y heridas leves, pero su mente estaba en blanco. Así durante unos minutos, hasta que la recogió la ambulancia.
Conmovida al ver esta foto, publicada el 30 de julio en la edición de Santiago de La Voz acompañando la modesta respuesta de los vecinos de Angrois -«saiunos da alma»- a la decisión del Concello de Santiago de otorgarles la medalla de oro de la ciudad, Fátima Reyes le dijo a su hermano Antonio que, por favor, localizara a ese chico de la camiseta azul celeste. No fue difícil después de que una periodista de La Voz de Cádiz digital contactara con esta Redacción en la tarde del pasado viernes. Pocos minutos después, Paco recibió la llamada de Fátima.
Gracias por todo»
«Mi hermana le dio las gracias a Paco, le dijo que se estaba recuperando bien, y poco más», explica Antonio Reyes, quien también expresó su agradecimiento al vecino de Angrois en nombre de su familia: «Gracias por todo y aquí estamos para lo que quieras». Casi nueve días después de la tragedia, a Antonio Reyes todavía le cuesta creer lo sucedido. «Vamos encajándolo poco a poco, de la mejor manera posible, con la ayuda de la familia y los amigos», afirma.
San Fernando se ha volcado con ellos y con las familias de los otros tres isleños que murieron en Angrois, el matrimonio formado por Francisco García y Esperanza Márquez, e Ignacio Bustamante, el marido de Josefa. Esta última se recupera lentamente de sus graves heridas en el Hospital Clínico y en cuanto su estado lo permita será trasladada a San Fernando. Todos ellos viajaban a Santiago para encontrarse en las fiestas del Apóstol con un grupo de amigos andaluces que habían realizado el Camino de Santiago. Iban todos juntos en el mismo vagón, pero Josefa y Fátima no estaban en sus asientos cuando el tren descarriló, porque la chica fue al lavabo y Pepa la acompañó. Eso fue lo que las salvó.
En silla de ruedas y con las piernas vendadas, Fátima Reyes acudió el pasado
jueves al funeral que organizó el Ayuntamiento de San Fernando. Agradeció
las palabras de ánimo y consuelo de las autoridades políticas y religiosas, pero
de vuelta a casa, insistía en hablar con el chico de la camiseta azul. Veinticuatro
horas después, la joven pudo cumplir su deseo.
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