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LIBERALES / F. JIMÉNEZ LOSANTOS
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Por el momento
MENUDO PRIMER toro le ha salido a Spottorno por el portón de los sustos. Lo ha recibido correctamente, sin dar un paso atrás ni pretender ganar terrenos a un toro que apunta maneras criminales: la Casa del Rey respeta el trabajo de los jueces y no tiene que hacer comentario alguno. Perfecto. Sin embargo, la lidia del caso Urdangarin será larga y dificultosa. No recuerdo un caso peor, ni siquiera el de la COPE o el de Urbanor y Alcocer, últimos en que el Rey se metió donde no debía. Pero, en fin, Aza ya es historia y a Spottorno le toca hacer de Sabino en las peores circunstancias: el estado de gracia informativo de la Casa Real ha caducado y el imperio prisaico se ha puesto a la cabeza del difuso rencor social contra la Corona, tantos años acogida al protectorado de Polanco. Se acabó la protección.
Con un PRISOE cuyo discurso político se ha echado al monte de los indignados o de la ETA; con un PP cuyas bases siguen escocidas por el trato de favor al zapaterismo de la Corona en estos últimos años; con unos medios de comunicación más lampantes y necesitados de audiencia que nunca; y con el primer suspenso, según la última encuesta del CIS, en la valoración de la Corona por la opinión pública, la Familia Real afronta una situación muy difícil que, a corto plazo, sólo puede empeorar. Al PSOE le conviene alborotar por lo alto para que no se le mire por lo bajo, de Chaves a Blanco pasando por los Guerra y otras dinastías bajo sospecha; al PP le votan sus bases, pero no le obedecen; y la izquierda radical fletada por Rubalcaba ha encontrado un filón para el discurso antisistema. No busquemos hogaño las incondicionalidades de antaño. Y la Casa Real necesita lo mismo que el resto de los españoles: que la Justicia sea rápida y justa. Pero lo peor que he leído en los sansculottes cebrianitas es que el yerno del Rey «será imputado con toda seguridad», «pero no por el momento». ¿Cabe peor castigo que la espera?
La Corona, con Spottorno al timón, debe empezar a rehacer un tejido que ya no puede ser de complicidades, como durante la Transición y el 23-F, sino de lealtades razonables y recíprocas para cumplir su compromiso con la nación española, única a la que se debe, y con la Constitución española, única en la que cabe la monarquía constitucional. Cuando Hammett publicó Cosecha Roja, aún no había nacido Urdangarin pero Góngora lo había avisado: «sembré en la estéril arena / cogí vergüenza y afán».
AÑO XXIII. NÚMERO: 7.994. EL MUNDO. JUEVES 11 DE NOVIEMBRE DE 2011.
LIBERALES / F. JIMÉNEZ LOSANTOS
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Por el momento
MENUDO PRIMER toro le ha salido a Spottorno por el portón de los sustos. Lo ha recibido correctamente, sin dar un paso atrás ni pretender ganar terrenos a un toro que apunta maneras criminales: la Casa del Rey respeta el trabajo de los jueces y no tiene que hacer comentario alguno. Perfecto. Sin embargo, la lidia del caso Urdangarin será larga y dificultosa. No recuerdo un caso peor, ni siquiera el de la COPE o el de Urbanor y Alcocer, últimos en que el Rey se metió donde no debía. Pero, en fin, Aza ya es historia y a Spottorno le toca hacer de Sabino en las peores circunstancias: el estado de gracia informativo de la Casa Real ha caducado y el imperio prisaico se ha puesto a la cabeza del difuso rencor social contra la Corona, tantos años acogida al protectorado de Polanco. Se acabó la protección.
Con un PRISOE cuyo discurso político se ha echado al monte de los indignados o de la ETA; con un PP cuyas bases siguen escocidas por el trato de favor al zapaterismo de la Corona en estos últimos años; con unos medios de comunicación más lampantes y necesitados de audiencia que nunca; y con el primer suspenso, según la última encuesta del CIS, en la valoración de la Corona por la opinión pública, la Familia Real afronta una situación muy difícil que, a corto plazo, sólo puede empeorar. Al PSOE le conviene alborotar por lo alto para que no se le mire por lo bajo, de Chaves a Blanco pasando por los Guerra y otras dinastías bajo sospecha; al PP le votan sus bases, pero no le obedecen; y la izquierda radical fletada por Rubalcaba ha encontrado un filón para el discurso antisistema. No busquemos hogaño las incondicionalidades de antaño. Y la Casa Real necesita lo mismo que el resto de los españoles: que la Justicia sea rápida y justa. Pero lo peor que he leído en los sansculottes cebrianitas es que el yerno del Rey «será imputado con toda seguridad», «pero no por el momento». ¿Cabe peor castigo que la espera?
La Corona, con Spottorno al timón, debe empezar a rehacer un tejido que ya no puede ser de complicidades, como durante la Transición y el 23-F, sino de lealtades razonables y recíprocas para cumplir su compromiso con la nación española, única a la que se debe, y con la Constitución española, única en la que cabe la monarquía constitucional. Cuando Hammett publicó Cosecha Roja, aún no había nacido Urdangarin pero Góngora lo había avisado: «sembré en la estéril arena / cogí vergüenza y afán».
AÑO XXIII. NÚMERO: 7.994. EL MUNDO. JUEVES 11 DE NOVIEMBRE DE 2011.