The Beatles. Un día en la vida.

The Beatles - Help!


1963-1970
los que los vivieron
no los olvidaron,
donde los sueños
casi se materializan,

noches en vela,
amaneceres en
caminos
sembrados de estrellas,
pintados de tiza

nunca se estuvo
de la felicidad tan cerca,
tiempos en nubes
algodonosas,
con rumbos a todas partes

Serendi, contando a partir de los cuatro ángeles de Liverpool.
Gracias Brian Epstein.
 
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24 DE ABRIL DE 1969

Paul negó el rumor que comenzó a circular por un Disc Jockey acerca de que el músico había muerto.

Después de mucho esfuerzo, se cerró el negocio entre Klein y Richemberg. NEMS suspendería el reclamo del 25% de los royalties de Los Beatles por los próximos 9 años. En cambio, Thriumph recibiría 750.000 Libras en efectivo y un 25% de los royalties que aún estaban congelados por EMI (cerca de 300.000 Libras). Thriumph recibiría también 50.000 Libras por el 23% que NEMS tenía en la compañía de Los Beatles “Subafilms” y recibiría el 5% del bruto de los royalties que produzcan los discos grabados por Los Beatles en los próximos años comprendidos entre 1972 y 1976. Este era el punto que más satisfacía a Richemberg, ya que estaba seguro que el próximo paso de Klein era negociar con EMI y aumentar el porcentaje en las regalías de Los Beatles. Los Beatles también recibieron una opción de 4.5% de Northern Songs de acciones en posesión de NEMS, poniendo de esta manera punto final a la batalla por Northern Songs, además recibieron 266.000 acciones de Thriumph (valoradas en 420.000 Libras) a cambio del 10% que Los Beatles tenían en NEMS. Todos estuvieron satisfechos con lo que obtuvieron. Ese mismo día, Los Beatles ofrecieron 42 peniques y 6 chelines por acción para así obtener el 20% de Northern Songs. Esto les daría el control absoluto de la compañía. La operación les costaría 2.100.000 Libras. También comentaron que extenderían sus contratos con Northern Songs por dos años más si se les permitía obtener el control absoluto del capital de la compañía y agregaron que no les hacía mucha gracia continuar en Northern Songs bajo el patrocinio de ATV.

El programa de la BBC1 “Top Of The Pops” mostró un clip de Los Beatles cantando “Get Back” en la terraza del edificio Apple.

24 DE ABRIL DE 1967

El single ‘Love In The Open Air’ por George Martin & His Orchestra, escrito por Paul McCartney, fue lanzado en EEUU como United Artists UA 50148.

Los Beatles asistieron a la primera noche de una larga tanda de presentaciones de Donovan en el Saville Theatre.

24 DE ABRIL DE 1965

Filmaciones en Chiswick.

24 DE ABRIL DE 1964

Filmación con Ringo de la secuencia del charco en Sir Walter Raleigh, West Ealing. Fue el último día de filmación. Los Beatles, la totalidad del elenco y Murray The K quien estaba de visita, se fueron en cambote cruzando la calle desde los estudios hasta el Turk’s Head, un pub cercano donde comieron y bebieron hasta tarde en un salón privado que quedaba en la parte trasera del local.

24 DE ABRIL DE 1963

Actuación en el Majestic Ballroom en Finsbury Park en Londres. Otro “Mersey Beat Showcase” promocionado por Brian Epstein. Con “Gerry & The Pacemakers”, Billy J. Kramer y “The Big Three” ante una audiencia de 2.000 personas.

24 DE ABRIL DE 1962

Actuación en el Star Club en la Grosse-Freiheit en Hamburgo.

24 DE ABRIL DE 1961

Actuación en el Top Ten Club, Reeperbahn, Hamburgo

24 DE ABRIL DE 1960

Actuación en The Fox And Hounds, en Caversham. “The Nerk Twins” actuaron nuevamente en la pista del pub a la hora del almuerzo antes de hacer dedo nuevamente de regreso a Liverpool.
 
Última edición:
25 DE ABRIL DE 1967

Abbey Road. Comenzaron a trabajar en el tema “Magical Mistery Tour”. En vista de que Sgt. Pepper aún no había sido lanzado, Los Beatles se dedicaron de lleno a otros proyectos: la idea de Paul para ‘Magical Mistery Tour’ pensó Brian que se trataba de un transporte ideal para los 4 Beatles. John: “Magical Mystery Tour era algo que Paul había trabajado con Mal y me mostró un boceto de cual era su idea y como la pondría en práctica. Me habló de una historia, de cómo sería la producción y todo eso. Paul tenía la costumbre de llegar y decir ‘...bueno, he escrito estas diez canciones, vamos a grabarlas ahora...’y yo solía decir ‘...bueno, danos unos pocos días y estaremos listos para hacerlo’ y cosas así...”

25 DE ABRIL DE 1964

Ensayos para “Around The Beatles”, que tendría lugar en “The Hall Of Remembrance” en Flood Sreet, Chelsea.

25 DE ABRIL DE 1963

Actuación en el Majestic Ballroom, en Fairfield Hall en Croydon. Otro “Mersey Beat Showcase”, pero nocturno con Gerry & The Pacemakers, Billy J. Kramer y The Big Three.

25 DE ABRIL DE 1962

Actuación en el Star Club en la Grosse-Freiheit en Hamburgo.

25 DE ABRIL DE 1961

Actuación en el Top Ten Club, Reeperbahn, Hamburgo.
 
10 DE ABRIL DE 1970

En la tapa del "Daily Mirror" aparece en los titulares: “Paul Is Quitting The Beatles” (Paul deja Los Beatles)

En la última nota de prensa emitida por Los Beatles, escrita por Derek Taylor y tipeada por Mavis Smith, se leía lo siguiente: "La primavera ha llegado y el Leeds jugará con el Chelsea mañana y Ringo y John y George y Paul están vivos, en perfecto estado de salud y llenos de esperanza. El mundo aún está dando vueltas y cuando pare ya habrá tiempo para lamentarse. No antes. Así que Los Beatles están vivos y bien y el ritmo continúa, el ritmo continúa..."

Paul públicamente anuncia la desintegración de Los Beatles y dice que la banda nunca trabajará junta otra vez. Su anuncio toma la forma "de una autoentrevista" impresa enviada a la prensa nacional, a varias organizaciones de difusión e incluido dentro del avance de las copias promocionales de su álbum McCartney. En ella, él explica por qué ha roto con Los Beatles, diciendo que son "diferencias de negocio y musicales, pero sobre todo, porque tengo un mejor tiempo con mi familia". Él añade "no saber si la rotura será temporal o permanente" y concluyendo, "no preveo cuando la sociedad de Lennon y McCartney esté escribiendo otra vez".

Más tarde, Paul admite que realmente no consideró usar esta "autoentrevista" para un anuncio oficial de la ruptura de Los Beatles; en cambio dijo que simplemente llenó las respuestas a las preguntas que habían estado preparadas el asistente de Apple, Peter Brown. El funcionario de prensa de Apple, Derek Taylor, anuncia en su oficina de Saville Row: "Ellos no quieren separarse, pero la desavenencia presente parece tener que ver con su crecimiento... en este momento ellos parecen tener cada uno su estilo. Paul ha llamado a un alto en las actividades de Los Beatles. Ellos podrían estar inactivos durante años”. También explica la relación de negocio de Klein con Paul: "No es ningún secreto que Klein y Paul nunca han estado bien. Paul ha estado en este edificio solamente dos veces desde que Klein vino aquí. Se opuso al nombramiento de Klein y quiso hacer que su suegro John Eastman, un abogado de Nueva York, sea el manager. "

Los admiradores apenados por las noticias de la ruptura comienzan a convergir fuera de las oficinas en Saville Row 3. Entre los presentes están las Apple Scruffs, un pequeño grupo de muchachas quien, durante años, con regularidad han estado dando vueltas por las oficinas de Apple y los estudios de Abbey Road solamente para conseguir un autográfo o una charla con algún Beatle. Un reportero le pregunta a Carol Bedford, un miembro de las Scruffs, "alguna vez alguien sustituirá a Los Beatles para usted?". Ella contesta, "No! Hay uno solo grupo de Beatles. No habrá otro igual. Crecimos con ellos. Cuándo ellos comenzaron, eran jóvenes cuando nosotros éramos más jóvenes, y hasta el final de los años acabamos de desarrollarnos!”

Un equipo de noticias de CBS en EEUU ha llegado y proclama en su noticiero de la tarde, "la pequeña reunión en Saville Row es sólo el principio. El acontecimiento es tan trascendental que los historiadores, un día, pueden verlo como una señal en la declinación del Imperio británico... ¡Los Beatles se separan!"

Mientras tanto, como las noticias de la ruptura del grupo por parte de Paul corren como pólvora en los medios de comunicación en todo el mundo, reuniones de alto nivel de negocio que implican varias facciones de Los Beatles, están siendo sostenidas en las oficinas de Apple. Le consultan a Klein sobre el obvio disgusto que siente Paul por él, y comenta a los periodistas: "nunca es agradable cuándo alguien no te gusta!".

George también es encontrado en Saville Row, entrevistado por el programa religioso Fact Or Fantasy? subtitulado Prayer And Meditation. Esta aparición filmada será primero transmitida sobre BBC1 el domingo 26 de abril y luego repetida al día siguiente. Termina el día solo en su oficina de Apple mirando una temprana versión de The Long And Winding Road, la historia oficial de la carrera de Los Beatles. Un amigo cercano de George comenta, "George no quiere hablar de ello (la separación). Solamente quiere que lo dejen solo”.

John, todavía con Arthur Janov, prepara más material de sus litografías. Cuando se le pregunta sobre la salida de Paul, dice enigmáticamente, "Puede decir que lo dije en broma, no se marchó, fue despedido".

Ringo, quedando a distancia, comenta, "Son todas novedades para mí"

Paul, Linda, Heather y Mary dejan su casa en la Cavendish Avenue para Escocia. Un amigo cercano de la familia le dice a los reporteros fuera de la casa: "No dará ninguna entrevista en este momento. De hecho, los admiradores y otra gente han estado haciendo su vida un poco miseriable últimamente por tenerlo dando vueltas en su almohada. Deseo que lo dejen solo para vivir su vida ahora".

 
Sesenta pesetas
Publicado por Santiago Segurola
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The Beatles,1963. Foto: Cordon.
Por las noticias que me han llegado, fui un chaval flaco, paliducho, bastante retraído, con algunas manías poco relevantes. Odiaba las espinacas, el queso y los sermones de los curas. Un temprano balón de cuero y el entusiasmo de mi padre, jugador del Granada y del Cádiz antes de la Guerra Civil, me inyectaron la pasión por el fútbol. Irredento hincha del Athletic, mi padre era un meticuloso lector de periódicos, tarea a la que podía dedicar dos y hasta tres horas al día. No dejaba una letra suelta.

Lo del periódico era un asunto muy serio. La lectura se establecía por un orden no sé si jerárquico, pero muy estricto. Comenzaba mi padre, le seguía mi hermano mayor y luego mi hermana, que era mayor que mi hermano, pero tenía que soportar las enquistadas ventajas masculinas. Mi madre, eficaz y brillante, aprovechaba los escasos momentos libres. Yo me moría por leer las páginas de deportes, pero era el último mono.

Esquivaba el problema como podía. Muy pronto hice una oferta que nadie rechazó, aunque conspiraba contra mi pereza. Siempre me he levantado tarde y mal. Cada día, antes de acudir al colegio, me prestaba a comprar el pan y la leche con un desprendimiento calculado. Mi madre añadía una peseta más para el periódico. El recado me concedía los cinco minutos necesarios para leer apresuradamente los deportes de El Correo o La Gaceta en el rellano de las escaleras. Era el mejor momento del día.

Soy periodista deportivo gracias a aquellas lecturas urgentes. De eso no tengo duda. Buscaba las noticias, pero sobre todo festejaba las crónicas y los artículos de José María Múgica, José Ramón Basterra, Julián de Sollube, Joma, Ángel Viribay o Tutor Larrea, el hombre que publicaba el último récord provincial de atletismo y a la vez nos trasladaba las hazañas de Ron Clarke, Mohamed Gammoudi, Kip Keino o Jim Ryun, los ídolos de aquel tiempo, un tiempo sin internet, con una televisión en blanco y negro, sin más espacio que el de nuestra imaginación. Así construí mis propios mitos, agrandados por la ingenuidad infantil y por la confianza absoluta en aquellos grandes periodistas.

El primer televisor, un Iberia, apareció en mi casa a finales de 1966, unos meses después de ver a salto de mata —con mi padre en algún bar o frente a los escaparates de las tiendas de electrodomésticos— el Mundial de Inglaterra, del que todavía guardo un recuerdo nítido de la imperial aparición de Beckenbauer frente a Suiza, del desconcierto que me produjo el brusco Inglaterra-Argentina, del partidazo del pelirrojo Ball en la final y del mostacho del linier Bakhrámov, el que concedió el famoso gol fantasma a Hurst en la prórroga.

Era una vida muelle que se extendía al colegio, donde sufrí un ataque de entusiasmo por la geografía. Dedicaba más tiempo a observar los montes cercanos a través de los ventanales que a atender a las clases. Enfrente emergía el trapezoidal Argalario, con su enorme bosque en la ladera que recordaba al mapa de Estados Unidos. Un poco a la izquierda, asomaba la cima del elegante Eretza. Al fondo, el más alto de la zona, el Ganekogorta, que medía novecientos noventa y ocho metros de altura. «De mayor llegaré a la cima, me pondré de puntillas y estaré a mil metros exactos», me daba por pensar. Pequeño sueño incumplido: jamás lo intenté.

Recuerdo ahora todo aquello porque me piden un momento que quisiera detener en el tiempo. Tengo bien identificado ese momento, al que llegué sin enterarme a través de la feliz irresponsabilidad de una infancia donde todo me parecía estupendo. Mi idea del viaje, con sus fascinantes descubrimientos, era un imprevisto día de playa —el Cantábrico es avaro con el sol— con mis hermanos. Descendíamos hasta el muelle de Altos Hornos, entre el espectáculo de las coladas de hierro fundido, cruzábamos la ría en el gasolino, tomábamos en Erandio el tren de madera hacia Plentzia y, cerca de una hora después, comenzábamos una larga caminata desde la estación hasta la playa. El paisaje era blanco, limpio, hermoso, un poco abrumador para un chiquillo que vivía en el Barakaldo gris y sucio de aquella época, acorralado por las grandes factorías químicas y siderúrgicas. La playa, a diferencia de las demás de Bizkaia, estaba defendida del oleaje por su forma de herradura. Era la playa perfecta para la chavalería. En las radios se escuchaban las melodías del verano: un año, «Sappore di Sale»; otro, «Black is Black», aunque ninguna me trae más recuerdos que «Ma Vie». La interpretaba Alain Barriere. Le encantaba a mi hermana.

Eran días, años, de partidos interminables. Partidos en los recreos, un enjambre de críos de todas las edades, de todos los cursos, persiguiendo balones en el campo de gravilla, todo el mundo detrás del suyo, del de su clase, con un fino instinto para no confundirse de pelota y los ojos bien abiertos para evitar los pelotazos en la cara. Partidos de mediodía, antes de comer. Partidos después de las clases, en cualquier callejón, con las carteras y los jerséis oficiando de postes, hasta el anochecer. Nombres inolvidables: Cholo, Luciano y su hermano Gorgonio, Manolín, Meléndez, Felisín, Giuseppe. Partidos que ahora solo juego en sueños.

Como es natural, los estímulos comenzaban a forjar opiniones, que vienen a ser la puerta que precede a la adolescencia. Vestida con un ajustadísimo mono de cuero negro, Diana Rigg, la protagonista de Los Vengadores, fue mi primer mito erótico. Prefería a Claudia, entregadísima novia de El Jabato, a Sigrid de Thule, la glacial rubia que seguía con cara de palo al Capitán Trueno por todos los mares. Escuchaba a Ángel Álvarez en Radio Nacional, a Carlos Arco, Ángel Mosterín y Cuno Cuetos en Radio Bilbao, a José Antonio Cayón en Radio Juventud, a Eduardo Sotillos —sí, ese Eduardo Sotillos— en Para vosotros, jóvenes, el programa vespertino de Radio Nacional. Y, naturalmente, comenzaba a tomar partido por las cosas.

Me entusiasmaban los Beatles desde que escuché «Girl», «Michelle», «Eleanor Rigby», «Penny Lane», «All You Need Is Love» y todas aquellas maravillas del pop. «In the Ghetto» me descubrió a Elvis. Durante bastante meses —tiendo a la adicción por naturaleza— no dejé de tararear el fenomenal «Reach Out, I’ll Be There», de los Four Tops. «Summertime Girl», de Los Íberos, fue mi canción favorita durante una buena temporada. Decidí que había llegado el momento de ahorrar el dinero necesario para comprar mi primer disco.

La elección caprichosa puede corresponder al mundo infantil. La deliberada, la que exige un compromiso, y el ahorro es un compromiso muy considerable, pertenece al universo de las responsabilidades, el de los adultos. Durante un mes guardé las pagas de los domingos y escuché las canciones del momento. «Yummy, Yummy, Yummy» contenía el pegadizo edulcorante de la música chicle. Eficaz, pero temible. La rechacé. Poco a poco comenzó a sonar una canción que recordaba los temazos de Phil Spector: gran orquestación, melodrama sonoro, una voz desgarrada. Era Barry Ryan, un australiano que pilló por sorpresa a todo el mundo con «Eloise». ¿Barry Ryan? No, de ninguna manera.

La decisión llegó en forma de una canción endiablada para la radio. Siete minutos de emisión parecían demasiados, incluso para los Beatles, pero la realidad era terca. «Hey Jude» llegó al número uno de las listas de todo el mundo. Era el bombazo de finales del verano, un nuevo hitde los Beatles con una coda que se quebraba en la radio. Yo no quería media canción, quería la canción entera. Y deseaba el disco con su sencilla portada: los cuatro Beatles en un pequeño plató, como en sus primerizos días, sin artificios, con la pequeña batería Ludwig de Ringo presidiendo la escena.

Recuerdo que un día de septiembre de 1968 conté el dinero. Por fin me llegaba para comprar un single. Acudí nervioso a Discos Serrano, en el centro de mi pueblo. Jamás me había atrevido a entrar allí, pero siempre me detenía para mirar las novedades en el escaparate. Esta vez entré sin pestañear: «Hey Jude, de los Beatles», dije. Fue mi primer disco. Tenía once años y sesenta pesetas en el bolsillo. Ese día me pareció que dejaba algo atrás. La infancia, probablemente.

https://www.jotdown.es/2019/05/sesenta-pesetas/
 
The Beatles - I Want To Hold Your Hand/HD


De los sesentas, la esperanza de un mañana
De los setentas, la realidades ensoñadas
De los ochenta, entrando en la leyenda
De los noventa, un mito, creadores de música, hacedores de sueños.
Al cambiar el siglo; "vivitos y coleando" y duran, duran, duran.....

Beatlemaníaco de por vida y aún después de la vida.
Serendi,
 
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