Pilar Eyre: ¿Cómo y dónde se conocieron Felipe y Letizia?

Está foto es posterior a la foto que mencionamos. En la foto del bar ,con Felipe y Acebo sí llevaba cerquillo y el pelo mucho + obscuro .Con cerquillo también aparecía en unas fotos que también las pusieron aquí mismo , era un festejo familiar y aparecía ella peinada igual ,entre Paloma y Jesús. También hubo otras fotos de ella con el cerquillo y el pelo obscuro junto a unos compañeros , otra ídem también con compañeros en un bus. Nada que ver las fotos de la época del bar con F y Acebo que comentamos con ésta que pusiste. Era anterior.

Cuando escribo algo, es porque estoy segura. No para tener razón, ni para corregir a otros.
Aquí está la foto a la que nos referimos, y como dije, NO tenía cerquillo y tiene el cabello más claro, como en la foto que había traído y que dices que "nada que ver".

IMG_20230319_154359.jpgletizia-9-z (1).jpg



(Demostrado todo lo cual, agrego que no suelo darle mucha cabida a esta foto porque, si bien yo también creo que la famosa cena fue una "puesta en esCena" y ya se conocían de antes, no estoy segura de que la que se ve entre F y B sea Letizia. Parece más rellena y con menos nariz que la original de L... 🤔)
 
Yo creo que la más lista aprovechó que su padre se emparejó con la Togores, hija de un coronel muy pepero y ella también con muchos contactos en el pp, y como es tan trepa, cambió sus principios por otros y pidió que la Togores la metiera en el mundillo pepero, de ahí su salto a RTVE (gobernando el pp), con la campaña del euro, de enviada especial a NYC en lo del 11S de las torres gemelas, haciendo sustituciones en el programa informe semanal, y en esa época es cuando conoció a Jaime del Burgo (el que se casó después con la hermanísima Telma), que es hijo de uno que tuvo cargos en el pp y era íntimo amigo de José Mª Aznar, el entonces presidente del gobierno.

Aunque vivía con otro, el periodista David Tejera (el que dijo lo de la verdad es mucho más turbia), tuvo sus escarceos con Jaime del Burgo y el feto que abortó era de éste, que no quiso ninguna relación seria con ella por su forma de ser, pero sí estar como follamigos por los beneficios que le podría reportar la relación de la más lista con el borboncito. Lo que pasa es que Jaime del Burgo era conocido en el mundo político y empresarial y el padre más, por eso se encargó el primo Rocasolano (un desconocido por aquel entonces) del aborto.

Pero, precisamente por su forma de ser, sin escrúpulos y tan trepa, y porque debía favores al pp la vieron una buena candidata para endosársela al Borbón, que era aún más lelo que ahora, y que le controlara y que espiara a la Casa Real en beneficio del pp y del gobierno. Ya sabéis que Aznar tenía al emérito bien sujeto y no le permitía ciertas cosas que el psoe sí, así que era una gran ventaja tener aún más vigilado al emérito gracias a haberles metido un caballo (en este caso una yegua) de Troya para poder chantajearle.

Supongo que se encargaron los del Burgo, padre e hijo, de concertar algún encuentro entre el lelo y la lista para que se conocieran, salió bien y siguieron con las citas y encuentros, vieron que el lelo se iba pillando por ella y unos meses después prepararon la cena en casa de Erquicia para oficializar el conocimiento mutuo, la metieron de presentadora en el informativo de las 8, que era el más visto por la gente, para que fuera siendo conocida y que engordara su curriculum de periodista maravillosa y extraordinaria y ya vino lo de la pedida y demás.

El emérito yo creo que no la soportaba pq sabía para qué estaba ahí y para quien trabajaba. Y es que el emérito se llevaba muy bien con los socialistas pq le dejaban hacer lo que le daba la gana y con los peperos no porque le tenían bien atado en corto.

Es una teoría interesante!
JC no la soporta además porque de entrada vio que no tenía (y no tiene) madera para lo que Felipe la eligió... Aquello tan acertado de que"mi hijo se va a cargar la monarquía". Por lo pronto, se lo cargó a él.
 
Fue Pedro Erquicia, director de Documentos TV, quien les presentó en su casa, un coqueto ático de la madrileña calle de Alcalá. Aquella cita no fue por casualidad, como el tiempo se encargó de demostrar. Erquicia supo que el príncipe quería conocer a la presentadora y dispuso todo lo necesario para procurar un encuentro con unos pocos invitados de total confianza y un estudiado protocolo.
Tampoco fue por azar que Felipe y Letizia se sentaran juntos. La coartada que usó el anfitrión es que eran los más jóvenes del grupo. Esa noche, los testigos del encuentro se dieron cuenta de la especial conexión que había surgido entre ambos. Eso sí, ninguno se imaginó que habían sido testi-
gos de un momento histórico.
A la cena fueron invitadas dieciséis personas, entre ellas, los periodistas Luis Mariñas y su esposa, Beatriz Aranda; el direc-tor de cine Emilio Martínez Lázaro y su esposa, Soledad Alameda; el hermano del anfitrión y el realizador y subdirector de Informe semanal, Manuel Rubio, que llegó acompañado de Letizia Ortiz.
El príncipe fue el último en incorporarse; lo hi-
zo vestido de manera informal y escoltado por su secretario, Jaime Alfonsín, y su esposa, Cristina.
Los asistentes oyeron hablar a la pareja de muchos temas de actualidad, de esas noticias que ella contaba en televisión y que él, en ocasiones, protagonizaba. También compartieron confidencias de sus nuevas casas. Él acababa de mudarse a un palacete de mil ochocientos metros cuadrados dentro del complejo del palacio de La Zarzuela, y ella, a un piso en Valdebernardo de setenta metros cuadrados, casi el mismo tamaño que tenía el dormitorio del príncipe. Letizia seguramente pensó en lo diferentes que eran sus mundos.
Felipe se marchó esa noche de casa de Erquicia convencido de que quería volver a ver a la periodista, aunque sabía las dificultades que entrañaba su decisión.
De la discreción con que se movieran a partir de ese instante dependería su futuro a corto plazo. Lo sabía bien. Para un príncipe no es fácil relacionarse, y menos aún con una persona que sale cada noche en televisión.
Por eso, los servicios de seguridad de la Casa del Rey asignados a la protección del heredero diseñaron un plan con el que preservar sus encuentros, una tarea que no fue nada fácil.
La operación se puso en marcha antes del verano de 2003, cuando Felipe tuvo claro que su relación con Letizia Ortiz iba en serio y así se lo trasladó a sus padres.
Quería actuar con la mayor cautela posible tras sus aireados y frustrados romances con Isabel Sartorius, hija del marqués de Mariño, y la mo-
delo noruega Eva Sannum. Lo de Gigi Howard fue otra cosa, un romance corto en el tiempo.
Pero ¿cómo proteger la relación del príncipe con uno de los rostros más populares de Televisión Española? La primera decisión adoptada fue mantener la normalidad en la medida de lo posible. Para ello se estableció un plan sobre quién debía conocer la existencia de Letizia en la vida de Felipe y cómo y dónde debían producirse sus encuentros.
El círculo de personas que estuvieron enteradas de la relación de la pareja fue muy reducido. Los amigos de Felipe conocían a Letizia, pero solo los más íntimos estaban al tanto de lo que había entre ellos. Y solo un par de amigas de Letizia protegían el secreto; el resto sabía que tenía un chico en su vida, que debía de ser alguien importante porque viajaba mucho.
Nadie sospechaba que se trataba del Príncipe de Asturias. «Cuando os enteréis de quién es, os quedaréis de piedra», confesó a algunos amigos y compañeros en algún momento en que bajó la guardia.
Letizia continuó frecuentando a su pandilla habitual y aparentemente haciendo su vida de siempre.
Dentro de esa normalidad recomendada por los servicios de seguridad de la Casa del Rey, Felipe también salía a cenar fuera del palacio de La Zarzuela y acudía a las discotecas de moda con sus amigos. Incluso se le vio con varias jóvenes y se llegó a especular con que alguna de ellas podía ser su nueva novia.
Pero, en esos momentos, Letizia ya ocupaba su corazón, aunque nadie sospechara que se trataba de esa presentadora que se asomaba a la pantalla del informativo de las nueve en la primera cadena de TVE.
El plan se cumplía a la perfección hasta que llegó el otoño de 2003: la relación más importante del príncipe había pasado inadvertida.
El 1 de noviembre por la mañana se tomó la decisión de hacer público el compromiso ante la certeza de que, de un momento a otro, algún medio iba a adelantar la noticia.
Fonte:
LETIZIA REAL - La Esfera de los Libros
 
Última edición:
Fue Pedro Erquicia, director de Documentos TV, quien les presentó en su casa, un coqueto ático de la madrileña calle de Alcalá. Aquella cita no fue por casualidad, como el tiempo se encargó de demostrar. Erquicia supo que el príncipe quería conocer a la presentadora y dispuso todo lo necesario para procurar un encuentro con unos pocos invitados de total confianza y un estudiado protocolo.
Tampoco fue por azar que Felipe y Letizia se sentaran juntos. La coartada que usó el anfitrión es que eran los más jóvenes del grupo. Esa noche, los testigos del encuentro se dieron cuenta de la especial conexión que había surgido entre ambos. Eso sí, ninguno se imaginó que habían sido testi-
gos de un momento histórico.
A la cena fueron invitadas dieciséis personas, entre ellas, los periodistas Luis Mariñas y su esposa, Beatriz Aranda; el direc-tor de cine Emilio Martínez Lázaro y su esposa, Soledad Alameda; el hermano del anfitrión y el realizador y subdirector de Informe semanal, Manuel Rubio, que llegó acompañado de Letizia Ortiz.
El príncipe fue el último en incorporarse; lo hi-
zo vestido de manera informal y escoltado por su secretario, Jaime Alfonsín, y su esposa, Cristina.
Los asistentes oyeron hablar a la pareja de muchos temas de actualidad, de esas noticias que ella contaba en televisión y que él, en ocasiones, protagonizaba. También compartieron confidencias de sus nuevas casas. Él acababa de mudarse a un palacete de mil ochocientos metros cuadrados dentro del complejo del palacio de La Zarzuela, y ella, a un piso en Valdebernardo de setenta metros cuadrados, casi el mismo tamaño que tenía el dormitorio del príncipe. Letizia seguramente pensó en lo diferentes que eran sus mundos.
Felipe se marchó esa noche de casa de Erquicia convencido de que quería volver a ver a la periodista, aunque sabía las dificultades que entrañaba su decisión.
De la discreción con que se movieran a partir de ese instante dependería su futuro a corto plazo. Lo sabía bien. Para un príncipe no es fácil relacionarse, y menos aún con una persona que sale cada noche en televisión.
Por eso, los servicios de seguridad de la Casa del Rey asignados a la protección del heredero diseñaron un plan con el que preservar sus encuentros, una tarea que no fue nada fácil.
La operación se puso en marcha antes del verano de 2003, cuando Felipe tuvo claro que su relación con Letizia Ortiz iba en serio y así se lo trasladó a sus padres.
Quería actuar con la mayor cautela posible tras sus aireados y frustrados romances con Isabel Sartorius, hija del marqués de Mariño, y la mo-
delo noruega Eva Sannum. Lo de Gigi Howard fue otra cosa, un romance corto en el tiempo.
Pero ¿cómo proteger la relación del príncipe con uno de los rostros más populares de Televisión Española? La primera decisión adoptada fue mantener la normalidad en la medida de lo posible. Para ello se estableció un plan sobre quién debía conocer la existencia de Letizia en la vida de Felipe y cómo y dónde debían producirse sus encuentros.
El círculo de personas que estuvieron enteradas de la relación de la pareja fue muy reducido. Los amigos de Felipe conocían a Letizia, pero solo los más íntimos estaban al tanto de lo que había entre ellos. Y solo un par de amigas de Letizia protegían el secreto; el resto sabía que tenía un chico en su vida, que debía de ser alguien importante porque viajaba mucho.
Nadie sospechaba que se trataba del Príncipe de Asturias. «Cuando os enteréis de quién es, os quedaréis de piedra», confesó a algunos amigos y compañeros en algún momento en que bajó la guardia.
Letizia continuó frecuentando a su pandilla habitual y aparentemente haciendo su vida de siempre.
Dentro de esa normalidad recomendada por los servicios de seguridad de la Casa del Rey, Felipe también salía a cenar fuera del palacio de La Zarzuela y acudía a las discotecas de moda con sus amigos. Incluso se le vio con varias jóvenes y se llegó a especular con que alguna de ellas podía ser su nueva novia.
Pero, en esos momentos, Letizia ya ocupaba su corazón, aunque nadie sospechara que se trataba de esa presentadora que se asomaba a la pantalla del informativo de las nueve en la primera cadena de TVE.
El plan se cumplía a la perfección hasta que llegó el otoño de 2003: la relación más importante del príncipe había pasado inadvertida.
El 1 de noviembre por la mañana se tomó la decisión de hacer público el compromiso ante la certeza de que, de un momento a otro, algún medio iba a adelantar la noticia.
Fonte:
LETIZIA REAL - La Esfera de los Libros
No, no los prersentaron en casa de Pedro Erquicia, eso esta desmentido por varias vias incluido Pedro Erquicia que dijo a un periodista, tu sabes como es mi casa y que en mi comedor no cabe tanta gente
 
Fue Pedro Erquicia, director de Documentos TV, quien les presentó en su casa, un coqueto ático de la madrileña calle de Alcalá. Aquella cita no fue por casualidad, como el tiempo se encargó de demostrar. Erquicia supo que el príncipe quería conocer a la presentadora y dispuso todo lo necesario para procurar un encuentro con unos pocos invitados de total confianza y un estudiado protocolo.
Tampoco fue por azar que Felipe y Letizia se sentaran juntos. La coartada que usó el anfitrión es que eran los más jóvenes del grupo. Esa noche, los testigos del encuentro se dieron cuenta de la especial conexión que había surgido entre ambos. Eso sí, ninguno se imaginó que habían sido testi-
gos de un momento histórico.
A la cena fueron invitadas dieciséis personas, entre ellas, los periodistas Luis Mariñas y su esposa, Beatriz Aranda; el direc-tor de cine Emilio Martínez Lázaro y su esposa, Soledad Alameda; el hermano del anfitrión y el realizador y subdirector de Informe semanal, Manuel Rubio, que llegó acompañado de Letizia Ortiz.
El príncipe fue el último en incorporarse; lo hi-
zo vestido de manera informal y escoltado por su secretario, Jaime Alfonsín, y su esposa, Cristina.
Los asistentes oyeron hablar a la pareja de muchos temas de actualidad, de esas noticias que ella contaba en televisión y que él, en ocasiones, protagonizaba. También compartieron confidencias de sus nuevas casas. Él acababa de mudarse a un palacete de mil ochocientos metros cuadrados dentro del complejo del palacio de La Zarzuela, y ella, a un piso en Valdebernardo de setenta metros cuadrados, casi el mismo tamaño que tenía el dormitorio del príncipe. Letizia seguramente pensó en lo diferentes que eran sus mundos.
Felipe se marchó esa noche de casa de Erquicia convencido de que quería volver a ver a la periodista, aunque sabía las dificultades que entrañaba su decisión.
De la discreción con que se movieran a partir de ese instante dependería su futuro a corto plazo. Lo sabía bien. Para un príncipe no es fácil relacionarse, y menos aún con una persona que sale cada noche en televisión.
Por eso, los servicios de seguridad de la Casa del Rey asignados a la protección del heredero diseñaron un plan con el que preservar sus encuentros, una tarea que no fue nada fácil.
La operación se puso en marcha antes del verano de 2003, cuando Felipe tuvo claro que su relación con Letizia Ortiz iba en serio y así se lo trasladó a sus padres.
Quería actuar con la mayor cautela posible tras sus aireados y frustrados romances con Isabel Sartorius, hija del marqués de Mariño, y la mo-
delo noruega Eva Sannum. Lo de Gigi Howard fue otra cosa, un romance corto en el tiempo.
Pero ¿cómo proteger la relación del príncipe con uno de los rostros más populares de Televisión Española? La primera decisión adoptada fue mantener la normalidad en la medida de lo posible. Para ello se estableció un plan sobre quién debía conocer la existencia de Letizia en la vida de Felipe y cómo y dónde debían producirse sus encuentros.
El círculo de personas que estuvieron enteradas de la relación de la pareja fue muy reducido. Los amigos de Felipe conocían a Letizia, pero solo los más íntimos estaban al tanto de lo que había entre ellos. Y solo un par de amigas de Letizia protegían el secreto; el resto sabía que tenía un chico en su vida, que debía de ser alguien importante porque viajaba mucho.
Nadie sospechaba que se trataba del Príncipe de Asturias. «Cuando os enteréis de quién es, os quedaréis de piedra», confesó a algunos amigos y compañeros en algún momento en que bajó la guardia.
Letizia continuó frecuentando a su pandilla habitual y aparentemente haciendo su vida de siempre.
Dentro de esa normalidad recomendada por los servicios de seguridad de la Casa del Rey, Felipe también salía a cenar fuera del palacio de La Zarzuela y acudía a las discotecas de moda con sus amigos. Incluso se le vio con varias jóvenes y se llegó a especular con que alguna de ellas podía ser su nueva novia.
Pero, en esos momentos, Letizia ya ocupaba su corazón, aunque nadie sospechara que se trataba de esa presentadora que se asomaba a la pantalla del informativo de las nueve en la primera cadena de TVE.
El plan se cumplía a la perfección hasta que llegó el otoño de 2003: la relación más importante del príncipe había pasado inadvertida.
El 1 de noviembre por la mañana se tomó la decisión de hacer público el compromiso ante la certeza de que, de un momento a otro, algún medio iba a adelantar la noticia.
Fonte:
LETIZIA REAL - La Esfera de los Libros
Es increíble que se siga sosteniendo semejante ridiculez. :banghead: :banghead: :banghead:

NO SE CONOCIERON EN ESA REUNIÓN EN LO DE ERQUICIA.

Es más, para esa fecha (17 de octubre de 2002) LetriniCia YA ESTABA EMBARAZADA, como lo comprueba la factura del aborto, fechada10 días después.
1692724631621.png

Es TAN obvio lo que sucedió !!!!.
Comunicó al principito su embarazo y de común acuerdo, (o presionado el Boboncio ) pergeñaron lo de "conocerse" en lo de Erquicia.
Y recién DESPUÉS de dar comienzo al paripé, la actual reinita de España se sometió al aborto.
Por eso tanto interés de Boboncio en que se destruyera la historia clínica....
Claro....se olvidaron de la parte contable.:rolleyes:
 
Cuando escribo algo, es porque estoy segura. No para tener razón, ni para corregir a otros.
Aquí está la foto a la que nos referimos, y como dije, NO tenía cerquillo y tiene el cabello más claro, como en la foto que había traído y que dices que "nada que ver".

Ver el archivo adjunto 2944269Ver el archivo adjunto 2944270



(Demostrado todo lo cual, agrego que no suelo darle mucha cabida a esta foto porque, si bien yo también creo que la famosa cena fue una "puesta en esCena" y ya se conocían de antes, no estoy segura de que la que se ve entre F y B sea Letizia. Parece más rellena y con menos nariz que la original de L... 🤔)
En mi opinión, esos ojos y esa mandíbula no son de L
 

Temas Similares

10 11 12
Respuestas
134
Visitas
13K
Back