Películas, documentales y libros basados en hechos reales

Yo tampoco lo he buscado. No soy capaz de ver videos donde se trata mal a los niños, me duele verlo y me dan ganas de llorar.
 
Y a este pederasta...¿no le pueden hacer algo en la cárcel? cortarle la "picha" por ejemplo, así se le quitan las ganas de hacer nada.
Como a la asesina del pequeño Gabriel, que manda una carta a Anachocha y dice que fue un accidente y que ve racismo hacia su persona en la tv, y que dejen en paz a su madre que esta enferma. ¿puede una asesina confesa expresarse con esa libertad y tranquilidad? Es que a su parecer no ha hecho nada tan malo como lo que le están haciendo a ella. Muy fuerte, eso no se puede permitir. Que le quiten la tv y le prohíban escribir, que se quede muerta en vida. De este crimen seguro que hacen un peli.
Y aprovecho también para recordar al asesino de Nagore Laffage (no se como se escribe el apellido), que esta en la calle ya, después de cumplir 8 años y medio por matar a la chica en sanfermines de 2009. Resulta que no imputaron como asesinato si no como homicidio (o al revés), y uno conlleva menos pena que el otro. De verdad que es para dar de hosti*s a quién permitió esto, cuando además intentó desmembrar el cuerpo. Yo soy su familia, y ese asesino no vive tranquilo.
 
Estoy entendiendo bien y el video del asesinato de esa chica está online??? Yo no tendría cuerpo para ver eso... Mira que me gustan las pelis gore, pero porq se que son ficción. Cuando hay escenas en la tele de heridos de guerra y ese tipo de cosas no soporto las imágenes.... Cómo hay gente morbo said que puede ver eso por dios???
Sí, está online o estaba, lo subieron de la web profunda...la gente pagaba millones de dolares por ese tipo de material y aun continúan haciéndolo. La ped*filia on line mueve billones de dolares...me asquea pensarlo pero es una realidad y no se puede mirar hacia otro lado...
 
Y a este pederasta...¿no le pueden hacer algo en la cárcel? cortarle la "picha" por ejemplo, así se le quitan las ganas de hacer nada.
Como a la asesina del pequeño Gabriel, que manda una carta a Anachocha y dice que fue un accidente y que ve racismo hacia su persona en la tv, y que dejen en paz a su madre que esta enferma. ¿puede una asesina confesa expresarse con esa libertad y tranquilidad? Es que a su parecer no ha hecho nada tan malo como lo que le están haciendo a ella. Muy fuerte, eso no se puede permitir. Que le quiten la tv y le prohíban escribir, que se quede muerta en vida. De este crimen seguro que hacen un peli.
Y aprovecho también para recordar al asesino de Nagore Laffage (no se como se escribe el apellido), que esta en la calle ya, después de cumplir 8 años y medio por matar a la chica en sanfermines de 2009. Resulta que no imputaron como asesinato si no como homicidio (o al revés), y uno conlleva menos pena que el otro. De verdad que es para dar de hosti*s a quién permitió esto, cuando además intentó desmembrar el cuerpo. Yo soy su familia, y ese asesino no vive tranquilo.
La justicia en este país es de coña, sale mas barato matar que deber a hacienda 3000 euros! lo de Ana Julia Quezada fue otra negligencia grave de la justicia...nadie investigó la muerte de su hijita cuando había claros indicios de asesinato, y así ella se creía invencible para volver a matar a alguien que le estorbaba..
 
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‘Mommy dead and dearest’

16 de junio de 2016, Tribunal del Condado de Greene, Missouri. Gipsy Blanchard, de 24 años, se levanta de su asiento y se declara, sin parpadear, culpable de asesinato. Esta imagen se hubiera antojado poco realista sólo un año antes, cuando la joven, entonces en teoría parapléjica y con una significativa discapacidad mental, se mostraba infantil, frágil y constantemente custodiada por su madre, tal y como mostraban las fotos y vídeos que colgaban en sus redes sociales. Fue precisamente a través del perfil que compartían madre e hija en Facebook -un detalle ya de por sí creepy- donde se desvelaron los primeros indicios de este particular ajuste de cuentas. Horas después de llevar a cabo el matricidio, se podía leer en su estado “esa put* está muerta”.

La historia narra cómo una madre separada achaca enfermedades ficticias a su hija y cómo la somete a todo tipo de tratamientos médicos absolutamente innecesarios. Pero un día la chica se cansa y decide matarla con la ayuda de su novio, que también trae de fábrica claros síntomas de psicopatía.

Este órdago plantea dos claros interrogantes que sirven para hilvanar el relato. En primer lugar, ¿cómo logró ocultar Claudine “Dee Dee” Blanchard (madre) esta mentira durante tanto tiempo?¿Hasta qué punto fue tan tortuoso el abuso y la manipulación a la menor como para que los tribunales de Missouri abandonaran su implacable praxis y sólo la condenaran a diez años de cárcel frente a la habitual pena de muerte por delitos de homicidio? La respuesta viene de la mano del testimonio de la propia protagonista desde prisión, de fragmentos de vídeo de los interrogatorios a los dos acusados, y de las valiosas entrevistas al entorno más cercano de las Blanchard, especialmente de la familia paterna. Un grotesco y exhaustivo viaje para comprender, en definitiva, las motivaciones de “la buena” de Gipsy.

El sindrome de Munchausen: el cazador cazado
Desde los primeros años de vida de su hija, Dee Dee Blanchard comienza a atribuirle infundadamente un rosario de enfermedades como asma, epilepsia, distrofia muscular, leucemia y discapacidad mental. Hasta aquí, “todo en orden”. La vuelta de tuerca de esta historia se produce cuando se descubre que no se trata únicamente de una mentira fraudulenta con la que, de paso, hacer caja. Los cuidados y las atenciones de la madre reflejan un denuedo y un hiperrealismo más propios de las aficionadas más puristas a los muñecos reborn: la frágil Gipsy se ha pasado prácticamente toda su vida postrada involuntariamente a una silla de ruedas; ha sido obligada a utilizar una máquina de respiración asistida por las noches; e incluso ha tenido que utilizar una sonda alimentaria que, según el testimonio de la propia víctima, era de lo más doloroso, pues debía cambiarse la prótesis cada seis meses y sin anestesia. En resumen, manipulada desde antes incluso de tener uso de razón.

¿Acaso nadie, siquiera los médicos, destaparon esta farsa? Durante sus cientos de visitas documentadas a centros hospitalarios, e incluso con varias cirugías practicadas sin ningún tipo de fundamento, sólo un neurólogo reconoció ciertas contradicciones en el caso de la menor. Ambas mimaban milimétricamente cada detalle de estos peregrinajes (la niña-adolescente, siempre rapada y clavada a su silla de ruedas con un peluche en su regazo, era advertida taxativamente de no hablar ni mover ninguna de sus piernas), pero tras un examen facultativo, el médico diagnosticó -en este caso a la madre- el llamado síndrome de Munchausen por poderes. Según los manuales de psiquiatría, los padres simulan o provocan enfermedades a sus hijos porque esto les procura satisfacción emocional.


Una historia de amor y venganza
El malsano encanto de la historia alcanza su cénit cuando Gypsi encontró a Nick. La pareja, que podría haber salido perfectamente de cualquiera de los repartos corales de Todd Solonz (Happiness, Palíndromos), se conoce a través de una web cristiana de contactos mientras Dee Dee duerme por las noches.

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Como dios los cría y ellos se juntan, Nicholas Godejohn se revela como una persona con un pasado ciertamente turbio y le confiesa que, amén de su afición al bondage, padece un trastorno de personalidad múltiple. Ella, de una (ya testada) entrega, accede a satisfacer virtualmente sus caprichos y además del papel que su progenitora le obliga a interpretar, se crea -ya puestos- nueve personalidades inéditas para cada uno de los diferentes Nicholas; cada una de ellas con su outfit y su peluca a juego (recordemos que está rapada al cero).

A esas alturas, el despertar sexual de “la pequeña” Gipsy es ya una realidad y decide entablar una relación seria con él, a quien confiesa por primera vez la tortura a la que está sometida y quien, decididamente, toma cartas en el asunto y le ayuda a acabar con la vida de Dee Dee para escapar de su control y vivir libremente -o así lo creen ellos- su historia de amor.

Documental subtitulado:
https://es.onmovies.to/film/eTz/Mommy-Dead-and-Dearest?ep=3_O1eTz

 
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‘Mommy dead and dearest’

16 de junio de 2016, Tribunal del Condado de Greene, Missouri. Gipsy Blanchard, de 24 años, se levanta de su asiento y se declara, sin parpadear, culpable de asesinato. Esta imagen se hubiera antojado poco realista sólo un año antes, cuando la joven, entonces en teoría parapléjica y con una significativa discapacidad mental, se mostraba infantil, frágil y constantemente custodiada por su madre, tal y como mostraban las fotos y vídeos que colgaban en sus redes sociales. Fue precisamente a través del perfil que compartían madre e hija en Facebook -un detalle ya de por sí creepy- donde se desvelaron los primeros indicios de este particular ajuste de cuentas. Horas después de llevar a cabo el matricidio, se podía leer en su estado “esa put* está muerta”.


La historia narra cómo una madre separada achaca enfermedades ficticias a su hija y cómo la somete a todo tipo de tratamientos médicos absolutamente innecesarios. Pero un día la chica se cansa y decide matarla con la ayuda de su novio, que también trae de fábrica claros síntomas de psicopatía.

Este órdago plantea dos claros interrogantes que sirven para hilvanar el relato. En primer lugar, ¿cómo logró ocultar Claudine “Dee Dee” Blanchard (madre) esta mentira durante tanto tiempo?¿Hasta qué punto fue tan tortuoso el abuso y la manipulación a la menor como para que los tribunales de Missouri abandonaran su implacable praxis y sólo la condenaran a diez años de cárcel frente a la habitual pena de muerte por delitos de homicidio? La respuesta viene de la mano del testimonio de la propia protagonista desde prisión, de fragmentos de vídeo de los interrogatorios a los dos acusados, y de las valiosas entrevistas al entorno más cercano de las Blanchard, especialmente de la familia paterna. Un grotesco y exhaustivo viaje para comprender, en definitiva, las motivaciones de “la buena” de Gipsy.

El sindrome de Munchausen: el cazador cazado
Desde los primeros años de vida de su hija, Dee Dee Blanchard comienza a atribuirle infundadamente un rosario de enfermedades como asma, epilepsia, distrofia muscular, leucemia y discapacidad mental. Hasta aquí, “todo en orden”. La vuelta de tuerca de esta historia se produce cuando se descubre que no se trata únicamente de una mentira fraudulenta con la que, de paso, hacer caja. Los cuidados y las atenciones de la madre reflejan un denuedo y un hiperrealismo más propios de las aficionadas más puristas a los muñecos reborn: la frágil Gipsy se ha pasado prácticamente toda su vida postrada involuntariamente a una silla de ruedas; ha sido obligada a utilizar una máquina de respiración asistida por las noches; e incluso ha tenido que utilizar una sonda alimentaria que, según el testimonio de la propia víctima, era de lo más doloroso, pues debía cambiarse la prótesis cada seis meses y sin anestesia. En resumen, manipulada desde antes incluso de tener uso de razón.

¿Acaso nadie, siquiera los médicos, destaparon esta farsa? Durante sus cientos de visitas documentadas a centros hospitalarios, e incluso con varias cirugías practicadas sin ningún tipo de fundamento, sólo un neurólogo reconoció ciertas contradicciones en el caso de la menor. Ambas mimaban milimétricamente cada detalle de estos peregrinajes (la niña-adolescente, siempre rapada y clavada a su silla de ruedas con un peluche en su regazo, era advertida taxativamente de no hablar ni mover ninguna de sus piernas), pero tras un examen facultativo, el médico diagnosticó -en este caso a la madre- el llamado síndrome de Munchausen por poderes. Según los manuales de psiquiatría, los padres simulan o provocan enfermedades a sus hijos porque esto les procura satisfacción emocional.

Una historia de amor y venganza

El malsano encanto de la historia alcanza su cénit cuando Gypsi encontró a Nick. La pareja, que podría haber salido perfectamente de cualquiera de los repartos corales de Todd Solonz (Happiness, Palíndromos), se conoce a través de una web cristiana de contactos mientras Dee Dee duerme por las noches.

GIPSY-3.png


Como dios los cría y ellos se juntan, Nicholas Godejohn se revela como una persona con un pasado ciertamente turbio y le confiesa que, amén de su afición al bondage, padece un trastorno de personalidad múltiple. Ella, de una (ya testada) entrega, accede a satisfacer virtualmente sus caprichos y además del papel que su progenitora le obliga a interpretar, se crea -ya puestos- nueve personalidades inéditas para cada uno de los diferentes Nicholas; cada una de ellas con su outfit y su peluca a juego (recordemos que está rapada al cero).

A esas alturas, el despertar sexual de “la pequeña” Gipsy es ya una realidad y decide entablar una relación seria con él, a quien confiesa por primera vez la tortura a la que está sometida y quien, decididamente, toma cartas en el asunto y le ayuda a acabar con la vida de Dee Dee para escapar de su control y vivir libremente -o así lo creen ellos- su historia de amor.

Documental subtitulado:
https://es.onmovies.to/film/eTz/Mommy-Dead-and-Dearest?ep=3_O1eTz
Horrible este caso. Lo vi hace tiempo y me dejó muy muy mal cuerpo.
 
La única liberación que vio posible era que su madre desapareciese, que horror sentirte atrapada y utilizada por tu propia madre hasta el punto de hacerte parecer tan enferma.
Lo extraño es que los médicos le hacían tratamientos y operaciones sin necesitarlo...
Hay que tener en cuenta que en Estados Unidos la sanidad es privada, si pillas al médico adecuado con pocos escrúpulos y ganas de dinero rápido, pues no me extraña la verdad, nada de nada vaya... Tengo menos fe en la humanidad...
 
La única liberación que vio posible era que su madre desapareciese, que horror sentirte atrapada y utilizada por tu propia madre hasta el punto de hacerte parecer tan enferma.
Lo extraño es que los médicos le hacían tratamientos y operaciones sin necesitarlo...
En un documental explican que la madre era tan buena mintiendo y manipulando que ni siquiera el padre de la chica sabía lo que estaba pasando, y que además utilizaba su fama de mártir para extorsionar a los médicos, en plan "si me llevas la contraria saldré en todas partes diciendo la malvada persona que eres yendo contra una pobre mujer y su hija enferma y arruinaré tu reputación"
 
Gloria[1] es una película mexicana de 2014 dirigida por el suizo Christian Keller, con guion de Sabina Berman y protagonizada por Sofía Espinosa y Marco Pérez. Es un biopic que relata la vida de la polémica cantante mexicana Gloria Trevi (Gloria de los Ángeles Treviño Ruiz). Aunque comienza con el vertiginoso ascenso a la fama de la Trevi de la mano de su maestro Sergio Andrade, el eje central de la trama gira alrededor del eslogan «La fama tiene un alto precio». Es así como Gloria se ve enredada en uno de los escándalos sexuales más grandes de todos los tiempos, desatado en la década de los 90: acusada de trata de menores y señalada como cómplice de Sergio Andrade en violación agraviosa, los medios de comunicación descubren la relación sentimental entre la cantante y su representante, dejando al descubierto la corrupción y manipulación de docenas de niñas que tuvieron también una relación poco sana con Andrade.



tocan por encima el asesinato de la hija de gloria trevi
 
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