Hay que insistir en lo que todo el mundo con sentido común e inteligencia ha visto y ve en este personaje que tenemos de presidente del gobierno.
Actuar sin escrúpulos y con un cinismo compulsivo, le ha convertido en un “ultra” capaz de reírse y de irritar a sus adversarios y a la sociedad no sectaria con sus mentiras y contradicciones.
Es tal su soberbia que se siente por encima del bien y del mal para actuar como lo hace. Y eso es lo que explica su comportamiento sobrado, adjurando de todas sus las promesas que hizo en campaña electoral para engañar a sus electores; el desdén continuo para ningunear al Rey, ese puesto de la jefatura de estado que envidia; el desenfado para pactar con Iglesias tras haberlo despreciado públicamente; humillarse ante los separatistas sin importarle un bledo la nación... y el desparpajo autoritario para envíar a la ministra de justicia a la Fiscalía del Estado.
Nada le importa, se ha hecho el amo de España y lo ejerce al estilo del llamado Rey Sol. Lo que siempre buscó y lo ha conseguido, es el poder, presumir de lo listo que es, engañando a los suyos, que les tiene sin cuidado su falta dé ética y de rigor para conseguirlo.
Ha impuesto su ley mordaza para burlar el control de la oposición en el Congreso, al adelantar el Consejo de Ministros a los martes, y así evitar que los grupos parlamentarios preparen las preguntas al gobierno por sus acciones. Toda una jugada para no ser controlado.
La oposición y la Justicia le estorban para sus planes de “desjudicializar” a los tribunales, porque busca manejar a los jueces, abogados del Estado, fiscales y cualquier institución de la que pueda aprovecharse en su propio beneficio.
Acabamos de ver como el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha anulado la apertura de seis embajadas catalanas en el extranjero, después que el gobierno de Pedro Sánchez diera conformidad a tres de ellas.
Comentario de Rosamunde en El confidencial
Actuar sin escrúpulos y con un cinismo compulsivo, le ha convertido en un “ultra” capaz de reírse y de irritar a sus adversarios y a la sociedad no sectaria con sus mentiras y contradicciones.
Es tal su soberbia que se siente por encima del bien y del mal para actuar como lo hace. Y eso es lo que explica su comportamiento sobrado, adjurando de todas sus las promesas que hizo en campaña electoral para engañar a sus electores; el desdén continuo para ningunear al Rey, ese puesto de la jefatura de estado que envidia; el desenfado para pactar con Iglesias tras haberlo despreciado públicamente; humillarse ante los separatistas sin importarle un bledo la nación... y el desparpajo autoritario para envíar a la ministra de justicia a la Fiscalía del Estado.
Nada le importa, se ha hecho el amo de España y lo ejerce al estilo del llamado Rey Sol. Lo que siempre buscó y lo ha conseguido, es el poder, presumir de lo listo que es, engañando a los suyos, que les tiene sin cuidado su falta dé ética y de rigor para conseguirlo.
Ha impuesto su ley mordaza para burlar el control de la oposición en el Congreso, al adelantar el Consejo de Ministros a los martes, y así evitar que los grupos parlamentarios preparen las preguntas al gobierno por sus acciones. Toda una jugada para no ser controlado.
La oposición y la Justicia le estorban para sus planes de “desjudicializar” a los tribunales, porque busca manejar a los jueces, abogados del Estado, fiscales y cualquier institución de la que pueda aprovecharse en su propio beneficio.
Acabamos de ver como el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha anulado la apertura de seis embajadas catalanas en el extranjero, después que el gobierno de Pedro Sánchez diera conformidad a tres de ellas.
Comentario de Rosamunde en El confidencial