Pedreria y joyería para instrucción de Letizia. Consejos de todo tipo.

El anillo de compromiso más cotizado del mundo es de Tiffany
Es la joya que quiere comprar LVMH, requiere un año de trabajo y cuesta 40.000 euros
Ana Muñoz Vita
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El modelo Setting de Tiffany.


Madrid 1 NOV 2019 - 20:20 CET

Solo se lleva durante unos meses. A lo sumo, unos años. Pero ha conseguido convertirse en todo un icono. El modelo Setting en platino de Tiffany&Co es el anillo de compromiso más reconocible del mundo. Una fama a la que han contribuido películas como Desayuno con diamantes (1961), en la que Audrey Hepburn come un cruasán mientras mira hacia el interior de la tienda o series como s*x* en Nueva York, donde Trey (Kyle MacLachlan) le pide matrimonio a Charlotte (Kristin Davis) enfrente del escaparate de la Quinta Avenida, pero también su característica silueta y el cuidado que hay detrás de cada pieza.

El secreto está en el diseño del engarce de seis garras, que permite al diamante flotar por encima de la alianza y reflejar mejor la luz, con lo que se consigue un brillo mayor. Su precio varía en función de los criterios gemológicos elegidos, pero gira en torno a los 40.000 euros por un diamante de dos quilates y la alianza en platino, aunque también está disponible en otros formatos, como en oro o con más diamantes engarzados.

El anillo, que se valora en función de cuatro variables -talla, claridad, color y peso en quilates-, ha sido el símbolo de las mejores historias de amor desde hace 130 años, según aseguran desde la propia firma. Y es uno de los protagonistas de otro posible romance, cuyo desenlace todavía está al aire, ya que Bernard Arnault corteja desde esta semana con 13.000 millones de euros a una de las marcas icónicas del lujo americano.

Cada anillo de compromiso conlleva alrededor de un año de trabajo, desde que se extrae la piedra hasta que está totalmente acabada, y se trabajan artesanalmente a mano por alguno de los 1.500 pulidores y talladores que dan vida al corazón de la compañía. Cuentan con garantía de por vida, donde se incluye desde la limpieza y el pulido a comprobaciones cada seis meses para asegurarse de que el engarce está lo suficientemente sujeto.

Todas las sortijas se presentan en una caja con el emblemático tono azul de Tiffany, que está registrado por Pantone como el número 1837, en honor al año de fundación de la marca. Los anillos de compromiso son una parte fundamental del negocio de la compañía y representan el 26% de las ventas, lo que equivale a 1.157,4 millones de dólares (1036,57 millones de euros). No obstante, este porcentaje ha descendido ligeramente en los últimos años, pues en 2016 llegaba al 30%. Un hecho que no necesariamente iría ligado a la pérdida de atractivo del anillo, pues las bodas son también un evento cada vez menos habitual.

https://cincodias.elpais.com/cincodias/2019/11/01/fortunas/1572629708_331506.html?por=mosaico
 
EL JOYERO REAL
Cinco (y media) de ocho: las joyas de pasar que ha llevado hasta ahora la reina Letizia
En la entronización de Naruhito de Japón, por ejemplo, lució uno de los collares de chatones de la reina Victoria Eugenia, que no se considera joya de pasar


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N.TIBURCIO
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@nuriatiburcio
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REINA LETIZIA
FAMILIA REAL ESPAÑOLA
REINA SOFÍA

02/11/2019



“Dado en Lausanne, a 29 de junio de 1963. Yo, doña Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor, Reina que fui de España por mi matrimonio con el Rey Alfonso XIII, de cuyo enlace subsistieron al presente cuatro hijos, llamados Don Jaime, Don Juan, Doña Beatriz y Doña Cristina, por el presente testamento ológrafo ordeno mi última voluntad según las siguientes cláusulas…”, así dan comienzo las últimas voluntades de la reina Ena, un testamento al que se sumaban dos codicilos. En uno de ellos, aparecen descritas las que son las joyas de pasar, que últimamente copan titulares gracias a la reina Letizia.

Después de años recibiendo críticas por su austeridad en lo que se refiere a joyas, la esposa de Felipe VI dio un gran paso en febrero de 2017 al estrenar tres de las piezas del lote. Desde entonces, y paulatinamente, doña Letizia ha ido sacando la artillería del joyero real de los Borbón. La última vez que estrenaba uno de estos tesoros fue el 6 de enero, durante la Pascua Militar, cuando la vimos por primera vez con el broche de brillantes y perlas grises.



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Sin embargo, hace unos días la veíamos en Japón con una joya muy cercana a las de pasar, pero que realmente no lo es, algo que ha llevado a la confusión.Se trata del collar de chatones que llevó en la entronización de Naruhito. La reina Victoria Eugenia era una amante de los chatones y Alfonso XIII le regaló para su enlace un collar de Ansorena con 30 piezas valorado en 175.000 pesetas, siendo el presente de bodas más caro que recibió.

Cada vez que el Rey tenía que hacerle un regalo a su esposa, le entregaba dos diamantes que se incorporaban al collar. Fueron tantas las piezas que le entregó que al final el collar le llegaba a Ena por la cintura. Por eso decidió dividirlo, quedando uno más grande y otro más pequeño. Dejaría escrito en su testamento que "el grande", como ella lo llamaba, formaría parte del lote de joyas de pasar y recaería en don Juan, el heredero, mientras que el otro, más pequeño, con 27 diamantes, se lo dejó a su hijo Jaime.

Cuando don Juan Carlos ascendió al trono, doña Sofía recibió todas las joyas de pasar, en las que se incluía el collar de chatones grande, que ha lucido en infinidad de ocasiones. Sin embargo, en 1977, la que fuera segunda esposa de don Jaime subastó en Christie's el collar pequeño y en 1982 fue adquirido por alguien cercano a la Casa Real, volviendo así a manos de las mujeres Borbón.Parece que doña Letizia lució la versión de 27 diamantes, por lo que aún le queda por lucir el collar de pasar original.

Las joyas de pasar son ocho y Victoria Eugenia las describe de la siguiente manera:


Joyas de pasar


- "Una diadema de brillantes con tres flores de lis".

La estrenó en la visita de Estado de Argentina y la ha lucido también en su viaje a Reino Unido.



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- "El collar con treinta y siete perlas grandes".

Fue en octubre durante un almuerzo con el presidente de Alemania cuando la Reina lució por primera vez esta joya.


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- "Un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor".

Es, junto a las pulseras gemelas de Cartier, la pieza que más ha utilizado. Los lleva en las grandes ocasiones como cenas de Estado y también en actos de menos envergadura, como entregas de premios.



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- "Dos pulseras iguales de brillantes".

A diferencia de la reina Sofía, Letizia suele lucirlas en la misma muñeca, salvo en casos extraños. Son también de sus favoritas.



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- "Un broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera".

Ha sido en esta Pascua Militar cuando la Reina ha desempolvado este broche de perlas grises. Doña Sofía también lo llevaba sin el colgante.



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- "El collar de chatones más grande".

Es la joya más importante de los Borbón. La Reina todavía no lo ha lucido.



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- "Un broche de brillantes del cual cuelga una perla en forma de pera llamada La Peregrina”.

Tampoco le hemos visto el broche con la Peregrina, una joya realmente excepcional.



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- "Cuatro hilos de perlas grandes".

No se conoce exactamente a qué joya se refería la reina Victoria Eugenia.



De estas ocho piezas, doña Letizia ha lucido ya las cinco primeras, así que le quedan tres, en concreto el collar de chatones más grande, el broche del que cuelga una perla llamada la Peregrina y los cuatro hilos de perlas grandes. Un trío de alhajas con unas de gran valor, siendo el collar de chatones la joya más importante de los Borbón, y otras tan míticas como la Peregrina, de la que se dice que es falsa.

El mito de la falsa Peregrina
La perla Peregrina es una de las joyas más polémicas que existen a nivel mundial tanto por su inusual tamaño y forma –característica que le da el nombre- como por las leyendas que ha suscitado. Fue descubierta aproximadamente en 1514 en los mares del archipiélago de las Perlas (Panamá) por un esclavo. El alguacil mayor que controlaba su trabajo realizó, años más tarde, un viaje a Sevilla y aprovechó para venderle esta excepcional joya a Felipe II, quien la incorporó al joyero de la familia real española.

La Peregrina fue pasando de monarca a monarca hasta la llegada de José Bonaparte, quien ordenó al que ocupaba el trono entonces, Carlos IV, que le entregara todo el joyero real. José, conocido coloquialmente como Pepe Botella, dejó la perla a su sobrino, Napoleón III, que tras pasar por una crisis económica se la vendió al marqués de Abercorn, quien a su vez la vendió a una joyería inglesa.


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Según la documentación, la joyería inglesa se habría puesto en contacto con Alfonso XIII para saber si le interesaba que las reinas de la familia real española pudieran volver a lucir la Peregrina, pero no llegaron a un acuerdo. Parece que el monarca se habría hecho con una perla similar para regalársela a su esposa Victoria Eugenia. El problema llegó en 1969, cuando la Peregrina salió a subasta en Nueva York. La Casa Real española negó que se tratara de la perla original, pues afirmaban que la que ellos guardaban en su joyero era la verdadera.

A pesar de los problemas iniciales, el 23 de enero la exclusiva gema fue vendida por 37.000 dólares a Richard Burton, quien se la regaló a su esposa, la actriz Elizabeth Taylor. Sin embargo, la polémica no terminó ahí. Un día más tarde, el 24 de enero, el portavoz de Victoria Eugenia apareció diciendo que la perla que habían subastado era falsa y que la verdadera estaba en su poder. Varios expertos negaron las acusaciones, aunque la Casa Real, a día de hoy, sigue afirmando que su perla es la auténtica Peregrina. Estamos deseando ver a la Reina con dicha pieza, sea falsa o no.



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Victoria Eugenia con los chatones.



La pieza más valiosa
También le falta por lucir, aparte de los cuatro hilos de perlas de los que tenemos poca información, el collar de chatones. En su forma original era una gargantilla realizada por la joyería Ansorena con 30 diamantes de 90 quilates que Alfonso XIII regaló a su prometida en 1906. En ese momento fue valorado en 145.000 pesetas, siendo el regalo más valioso que recibió la reina Ena.

Inspirado por la novela de Dumas 'Los tres mosqueteros', en cada fecha señalada -como cumpleaños, nacimientos...-, Alfonso XIII entregaba a su esposa dos diamantes que esta sumaba a su gargantilla. Recibió tantos que el collar fue creciendo hasta que le llegaba a la cintura. Antes de morir, Victoria Eugenia dividió los chatones en dos collares y dejó escrito que "el collar de chatones más grande" se incluyera en el lote de pasar.

El collar "más pequeño" se lo dejó a su hijo Jaime. En 1977, la segunda esposa del infante subastó la pieza en Christie's Ginebra y fue comprado por el joyero madrileño Alejandro Vega. En 1982 el collar "pequeño" fue adquirido por alguien cercano a la familia real y doña Sofía lo luciría ese mismo año en la cena con motivo de la visita de Estado del entonces presidente de Francia, François Mitterand. Y 37 años después, ya lo hemos visto adornando el cuello de la reina Letizia, que lo lucía por primera vez en la ceremonia de coronación de Naruhito de Japón. No es una joya de las consideradas 'de pasar', pero sí es una pieza muy importante del actual joyero real.

https://www.vanitatis.elconfidencia...llevado-hasta-ahora-la-reina-letizia_2304923/
 
EL JOYERO REAL
Cinco (y media) de ocho: las joyas de pasar que ha llevado hasta ahora la reina Letizia
En la entronización de Naruhito de Japón, por ejemplo, lució uno de los collares de chatones de la reina Victoria Eugenia, que no se considera joya de pasar


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02/11/2019



“Dado en Lausanne, a 29 de junio de 1963. Yo, doña Victoria Eugenia de Battenberg y Windsor, Reina que fui de España por mi matrimonio con el Rey Alfonso XIII, de cuyo enlace subsistieron al presente cuatro hijos, llamados Don Jaime, Don Juan, Doña Beatriz y Doña Cristina, por el presente testamento ológrafo ordeno mi última voluntad según las siguientes cláusulas…”, así dan comienzo las últimas voluntades de la reina Ena, un testamento al que se sumaban dos codicilos. En uno de ellos, aparecen descritas las que son las joyas de pasar, que últimamente copan titulares gracias a la reina Letizia.

Después de años recibiendo críticas por su austeridad en lo que se refiere a joyas, la esposa de Felipe VI dio un gran paso en febrero de 2017 al estrenar tres de las piezas del lote. Desde entonces, y paulatinamente, doña Letizia ha ido sacando la artillería del joyero real de los Borbón. La última vez que estrenaba uno de estos tesoros fue el 6 de enero, durante la Pascua Militar, cuando la vimos por primera vez con el broche de brillantes y perlas grises.



ame3219-tokio-japon-22-10-2019-la-reina-letizia-reacciona-mientras-se-dirige-a-la-ceremonia-de-entronizacion-del-emperador-japones-naruhito-este-martes-en-tokio-japon-los-reyes-de-espana-felipe-vi-y-dona-letizia-llegaron-este-lunes-a-japon-para-asistir-a-los-actos-oficiales-organizados-con-motivo-de-la-entronizacion-del-emperador-naruhito-efe-ballesteros.jpg




Sin embargo, hace unos días la veíamos en Japón con una joya muy cercana a las de pasar, pero que realmente no lo es, algo que ha llevado a la confusión.Se trata del collar de chatones que llevó en la entronización de Naruhito. La reina Victoria Eugenia era una amante de los chatones y Alfonso XIII le regaló para su enlace un collar de Ansorena con 30 piezas valorado en 175.000 pesetas, siendo el presente de bodas más caro que recibió.

Cada vez que el Rey tenía que hacerle un regalo a su esposa, le entregaba dos diamantes que se incorporaban al collar. Fueron tantas las piezas que le entregó que al final el collar le llegaba a Ena por la cintura. Por eso decidió dividirlo, quedando uno más grande y otro más pequeño. Dejaría escrito en su testamento que "el grande", como ella lo llamaba, formaría parte del lote de joyas de pasar y recaería en don Juan, el heredero, mientras que el otro, más pequeño, con 27 diamantes, se lo dejó a su hijo Jaime.

Cuando don Juan Carlos ascendió al trono, doña Sofía recibió todas las joyas de pasar, en las que se incluía el collar de chatones grande, que ha lucido en infinidad de ocasiones. Sin embargo, en 1977, la que fuera segunda esposa de don Jaime subastó en Christie's el collar pequeño y en 1982 fue adquirido por alguien cercano a la Casa Real, volviendo así a manos de las mujeres Borbón.Parece que doña Letizia lució la versión de 27 diamantes, por lo que aún le queda por lucir el collar de pasar original.

Las joyas de pasar son ocho y Victoria Eugenia las describe de la siguiente manera:


Joyas de pasar


- "Una diadema de brillantes con tres flores de lis".

La estrenó en la visita de Estado de Argentina y la ha lucido también en su viaje a Reino Unido.



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- "El collar con treinta y siete perlas grandes".

Fue en octubre durante un almuerzo con el presidente de Alemania cuando la Reina lució por primera vez esta joya.


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- "Un par de pendientes con un brillante grueso y brillantes alrededor".

Es, junto a las pulseras gemelas de Cartier, la pieza que más ha utilizado. Los lleva en las grandes ocasiones como cenas de Estado y también en actos de menos envergadura, como entregas de premios.



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- "Dos pulseras iguales de brillantes".

A diferencia de la reina Sofía, Letizia suele lucirlas en la misma muñeca, salvo en casos extraños. Son también de sus favoritas.



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- "Un broche con perla grande gris pálido rodeada de brillantes y del cual cuelga una perla en forma de pera".

Ha sido en esta Pascua Militar cuando la Reina ha desempolvado este broche de perlas grises. Doña Sofía también lo llevaba sin el colgante.



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- "El collar de chatones más grande".

Es la joya más importante de los Borbón. La Reina todavía no lo ha lucido.



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- "Un broche de brillantes del cual cuelga una perla en forma de pera llamada La Peregrina”.

Tampoco le hemos visto el broche con la Peregrina, una joya realmente excepcional.



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- "Cuatro hilos de perlas grandes".

No se conoce exactamente a qué joya se refería la reina Victoria Eugenia.



De estas ocho piezas, doña Letizia ha lucido ya las cinco primeras, así que le quedan tres, en concreto el collar de chatones más grande, el broche del que cuelga una perla llamada la Peregrina y los cuatro hilos de perlas grandes. Un trío de alhajas con unas de gran valor, siendo el collar de chatones la joya más importante de los Borbón, y otras tan míticas como la Peregrina, de la que se dice que es falsa.

El mito de la falsa Peregrina
La perla Peregrina es una de las joyas más polémicas que existen a nivel mundial tanto por su inusual tamaño y forma –característica que le da el nombre- como por las leyendas que ha suscitado. Fue descubierta aproximadamente en 1514 en los mares del archipiélago de las Perlas (Panamá) por un esclavo. El alguacil mayor que controlaba su trabajo realizó, años más tarde, un viaje a Sevilla y aprovechó para venderle esta excepcional joya a Felipe II, quien la incorporó al joyero de la familia real española.

La Peregrina fue pasando de monarca a monarca hasta la llegada de José Bonaparte, quien ordenó al que ocupaba el trono entonces, Carlos IV, que le entregara todo el joyero real. José, conocido coloquialmente como Pepe Botella, dejó la perla a su sobrino, Napoleón III, que tras pasar por una crisis económica se la vendió al marqués de Abercorn, quien a su vez la vendió a una joyería inglesa.


the-famous-tear-drop-shaped-pearl-known-as-la-peregrina-weighing-203-84-grams.jpg




Según la documentación, la joyería inglesa se habría puesto en contacto con Alfonso XIII para saber si le interesaba que las reinas de la familia real española pudieran volver a lucir la Peregrina, pero no llegaron a un acuerdo. Parece que el monarca se habría hecho con una perla similar para regalársela a su esposa Victoria Eugenia. El problema llegó en 1969, cuando la Peregrina salió a subasta en Nueva York. La Casa Real española negó que se tratara de la perla original, pues afirmaban que la que ellos guardaban en su joyero era la verdadera.

A pesar de los problemas iniciales, el 23 de enero la exclusiva gema fue vendida por 37.000 dólares a Richard Burton, quien se la regaló a su esposa, la actriz Elizabeth Taylor. Sin embargo, la polémica no terminó ahí. Un día más tarde, el 24 de enero, el portavoz de Victoria Eugenia apareció diciendo que la perla que habían subastado era falsa y que la verdadera estaba en su poder. Varios expertos negaron las acusaciones, aunque la Casa Real, a día de hoy, sigue afirmando que su perla es la auténtica Peregrina. Estamos deseando ver a la Reina con dicha pieza, sea falsa o no.



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Victoria Eugenia con los chatones.



La pieza más valiosa
También le falta por lucir, aparte de los cuatro hilos de perlas de los que tenemos poca información, el collar de chatones. En su forma original era una gargantilla realizada por la joyería Ansorena con 30 diamantes de 90 quilates que Alfonso XIII regaló a su prometida en 1906. En ese momento fue valorado en 145.000 pesetas, siendo el regalo más valioso que recibió la reina Ena.

Inspirado por la novela de Dumas 'Los tres mosqueteros', en cada fecha señalada -como cumpleaños, nacimientos...-, Alfonso XIII entregaba a su esposa dos diamantes que esta sumaba a su gargantilla. Recibió tantos que el collar fue creciendo hasta que le llegaba a la cintura. Antes de morir, Victoria Eugenia dividió los chatones en dos collares y dejó escrito que "el collar de chatones más grande" se incluyera en el lote de pasar.

El collar "más pequeño" se lo dejó a su hijo Jaime. En 1977, la segunda esposa del infante subastó la pieza en Christie's Ginebra y fue comprado por el joyero madrileño Alejandro Vega. En 1982 el collar "pequeño" fue adquirido por alguien cercano a la familia real y doña Sofía lo luciría ese mismo año en la cena con motivo de la visita de Estado del entonces presidente de Francia, François Mitterand. Y 37 años después, ya lo hemos visto adornando el cuello de la reina Letizia, que lo lucía por primera vez en la ceremonia de coronación de Naruhito de Japón. No es una joya de las consideradas 'de pasar', pero sí es una pieza muy importante del actual joyero real.

https://www.vanitatis.elconfidencia...llevado-hasta-ahora-la-reina-letizia_2304923/
Como la autora del artículo no es una buena profesional y no revisa lo que escribe, el collar de chatones que al principio del artículo costó l175.000 pesetas; al final sufrió una rebaja considerable y salió por
145.000...

También dice la periodista que Victoria Eugenia era una entusiasta de los chatones. No sé, posiblemente lo haya sido, pero lo que también es cierto es que en aquel momento ese tipo de joya estaba de moda. Todas las casas reales tienen collares similares que usan con frecuencia.

Por otra parte, no sé si recordáis que hace algún tiempo salió a subasta
una pieza similar que había pertenecido a una dama de Victoria Eugenia.
 
Hola a tod@s, soy nueva en el foro aunque les leo desde hace años. Quise presentarme en este hilo, que es muy especial para mí ya que amo la joyería y todo lo relacionado con las piedras preciosas. Aquí me entretuve por largo tiempo y aprendí mucho sobre estos temas, de la mano de la inolvidable Candela Paz y muchas otras foreras con grandes conocimientos. Ojalá en el futuro este hilo, que fue muy activo, recupere su brillo y nos llene nuevamente de belleza. Saludos cotis y nos vemos por el foro!!
PD: hermosas tus fotos, Karma :love:
 
Hola a tod@s, soy nueva en el foro aunque les leo desde hace años. Quise presentarme en este hilo, que es muy especial para mí ya que amo la joyería y todo lo relacionado con las piedras preciosas. Aquí me entretuve por largo tiempo y aprendí mucho sobre estos temas, de la mano de la inolvidable Candela Paz y muchas otras foreras con grandes conocimientos. Ojalá en el futuro este hilo, que fue muy activo, recupere su brillo y nos llene nuevamente de belleza. Saludos cotis y nos vemos por el foro!!
PD: hermosas tus fotos, Karma :love:
Bienvenida AlbaMarina...aqui las chicas son siempre majas y buenas, para compartir información y coincidir...No esta Candela o Adrianna, pero queda su espiritu dando animo a quien todavia siga su camino en este mundillo nuestro...
Que te sientas en casa...yo como puedes ver, solo traigo fotos jajajaja, pero me divierto igual:whistle::p:love:
 
Última edición por un moderador:
La historia detrás de la saga Cartier, los ‘Steve Jobs’ de la joyería
Francesca Cartier Brickell, perteneciente a la sexta generación de esta familia, recoge en un libro los entresijos de la icónica casa, cuyas piezas han lucido princesas, reinas como Letizia y estrellas como Grace Kelly o Elizabeth Taylor

El diamante Hope, expuesto en el Museo Smithsonian de Washington (EE UU).

El diamante Hope, expuesto en el Museo Smithsonian de Washington (EE UU). Marvin Joseph Getty
María Contreras
Londres 26 NOV 2019 - 20:00 ART


Hace 10 años, Francesca Cartier Brickell, sexta generación de la saga que da nombre a la mítica firma de joyas, acudió junto a otros parientes a la casa de su abuelo Jean-Jacques en el sur de Francia para celebrar el 90 cumpleaños de este. Durante la velada, el hoy fallecido Jean-Jacques le pidió a su nieta que bajara a la bodega a buscar una botella de champán vintage que había reservado para la ocasión, pero ella acabó encontrando algo mucho más interesante: un baqueteado baúl de piel con cientos de cartas de sus antepasados que se creían perdidas. Ese hallazgo le daría un giro total a su vida. Porque Francesca, que estudió en Oxford y La Sorbona y en 2009 trabajaba en Londres en el sector de las finanzas, decidió abandonar su carrera para dedicarse a tirar de ese hilo e intentar desentrañar la historia de sus ancestros.



El resultado de una década de investigación en el archivo familiar —cartas, diarios, bocetos, fotos, documentos y telegramas— y de viajes por el mundo persiguiendo pistas (de Nueva York a Mumbai, y de Budapest a Missouri) es The Cartiers: The Untold Story of the Family Behind the Jewelry Empire (Los Cartier: La historia no contada de la familia detrás del imperio de la joyería, en inglés), un libro de casi 700 páginas que se ha publicado el martes en Reino Unido. “Ha sido un viaje fascinante, leer cartas de hace 100 años en un francés de letra picuda, seguir los pasos de mis antepasados y rastrear joyas representadas en bocetos que he encontrado en diarios descoloridos. A veces, ha sido un verdadero trabajo de detective”, ha contado la autora (quien no ocupa ningún rol en la firma Cartier, que pertenece al conglomerado suizo Richemont) a la web Jewelry Connoisseur.
La reina Letizia, en Madrid, el pasado mes de septiembre.

La reina Letizia, en Madrid, el pasado mes de septiembre. Paolo Blocco Getty

Erigida en guardiana de la historia familiar, escribir esta obra —que se publica coincidiendo con el 200 aniversario del nacimiento del creador de la maison, Louis-François Cartier— le ha permitido conectar con sus ancestros —hasta entonces, meros fantasmas en blanco y negro en los álbumes de fotos familiares— y entender cómo el humilde taller de joyas parisino que abrió Louis-François en 1847 acabó transformándose en el icono del lujo que el rey Eduardo VII describiría como “el joyero de los reyes y el rey de los joyeros”. Al fundador lo sucedió en la década de 1870 su hijo Alfred, que logró mantener a flote el negocio en tiempos turbulentos, pero fueron los tres vástagos de este, Louis, Pierre y Jacques (el bisabuelo de Francesca), quienes lo catapultaron al éxito internacional. Ellos convirtieron a Cartier en una firma reverenciada por casas reales de todo el mundo (de los Windsor a los marajás de la India) y estrellas de Hollywood como Grace Kelly o Elizabeth Taylor. Los Borbones también han lucido sus creaciones. La reina Letizia ha hecho de un par de pulseras gemelas una de sus joyas favoritas.
Como la escritora ha señalado en entrevistas, Louis, responsable de la rama parisina de Cartier, era “como un Steve Jobs de su tiempo”; un innovador revolucionario al que se le atribuye la invención en 1904 del primer reloj de muñeca para hombre (inspirado por su amigo el aviador Alberto Santos-Dumont, que no podía extraer el suyo del bolsillo para mirar la hora mientras pilotaba), y que fue pionero en el uso del platino en joyería. Pierre era un genio de los negocios y del marketing, y a él se le encomendó hacer las Américas. Logró establecer el cuartel general de Cartier en Nueva York en un icónico edificio en la Quinta Avenida que, astutamente, le había canjeado a un rico magnate por un collar de perlas. Suya fue también la idea de adquirir el diamante Hope (esperanza, en inglés), una increíble gema azul con fama de maldita que hoy se expone en el Museo Smithsonian de Washington (EE UU), y que ellos le vendieron a una excéntrica heredera, Evalyn Walsh McLean, a quien le gustaba ponérselo a su perro o esconderlo en su jardín para que lo buscaran los invitados de sus fiestas (sus ocurrencias supusieron para Cartier años de publicidad gratuita en los periódicos norteamericanos).
El libro 'Los Cartier' y su autora, Francesca Cartier Brickell.
El libro 'Los Cartier' y su autora, Francesca Cartier Brickell. Twitter

En el reparto del mundo, a Jacques le tocó Londres. Él era el experto en piedras preciosas y viajaba a menudo a la India en busca de las gemas (rubíes, esmeraldas, zafiros...) que se han convertido en sinónimo de la casa, o para tratar con marajás como el de Patiala, para quien diseñaron en los años 20 un collar con 2.930 diamantes. Es solo una de las muchas piezas de leyenda producidas por estos tres hermanos, cuyo lema era “nunca copiar, solo crear”, y que compartían el sueño —cumplido con creces—, de darle alas a la empresa familiar. En ese sentido, The Cartiers no es tanto un libro sobre el legado artístico de la firma como la visión personal de Francesca sobre “las personas detrás de los diamantes”. Su abuelo, que dirigió Cartier Londres hasta 1974 —fue el último miembro de la familia vinculado con la gestión de la compañía— probablemente estaría orgulloso de ver lo lejos que ha llegado su nieta a partir del puñado de cartas polvorientas que encontró en su bodega.

 
SUBASTA DE LAS JOYAS DE CARMEN POLO
Los Franco 'fracasan' en Christie's
Tras la subasta de tres de las joyas más icónicas de Carmen Polo, los herederos del dictador no han conseguido recaudar ni la mitad de lo estimado




Foto: Margarita Vargas con el collar de esmeraldas de Carmen Franco. (Cordon Press)


Margarita Vargas con el collar de esmeraldas de Carmen Franco. (Cordon Press)



AUTOR
P. IZQUIERDO
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MARGARITA VARGAS
SUBASTA

27/11/2019




Apenas unos días después de cumplirse un mes de la exhumación de Franco, tres de las piezas más queridas por su mujer, Carmen Polo, han sido subastadas en Christie’s bajo el más absoluto anonimato. Una sortija de brillantes y el aderezo formado por el conjunto de pendientes y collar de esmeraldas, que si no hubiera sido porque hace poco los lució Margarita Vargas, habrían podido pasar desapercibidos ante los ojos curiosos de los coleccionistas de medio mundo.
Sin embargo, la suerte no ha querido que así fuera y media España ha vivido en directo la subasta de los tres lotes que salían a la venta la tarde de este frío miércoles de noviembre. Una subasta que de nuevo no ha salido como esperaban. De los 400.000 euros que se estimaba que podrían haber sacado de la venta de las tres piezas, tan solo han conseguido sumar 173.000 euros.
[LEER MÁS: La familia Franco subasta joyas familiares por valor de 400.000 euros]
Y es que de los tres lotes (el 351, el 352 y el 353) que han salido a subasta, tan solo se han vendido dos de ellos. El motivo, desde luego, no ha sido que salieran entre los últimos de la tarde, ya que apenas unos lotes después, se ha vendido un anillo similar al de la matriarca del clan por casi un millón de euros (843.175 euros).


Menos de la mitad de lo esperado
Pero vamos a lo concreto. El primer lote, compuesto precisamente por la famosa sortija de diamantes de siete gemas, fue declarada subasta desierta. Nadie se interesó por la imponente pieza tasada en 210.783 euros. Vuelve, por tanto, al joyero familiar.

Pendientes de esmeraldas y diamantes.  (Christie's)


Pendientes de esmeraldas y diamantes. (Christie's)



Tras ser presa del pánico por si los demás lotes corrían la misma suerte, los propietarios se tranquilizaron rápidamente. En apenas dos pujas vía online se vendieron los espectaculares pendientes de esmeraldas por 40.705 euros. Una cifra que no está nada mal si no tenemos en cuenta que se trataba del precio de tasación más bajo ofrecido por Christie’s. Bien, pero no tanto.
No hubo grandes sobresaltos tampoco con la pieza más llamativa: el collar de esmeraldas que llevó Carmen Franco a la boda de infanta Elena en Sevilla y hace unos años lució su nieta política, Margarita Vargas, en un baile de máscaras en Madrid.



Collar de esmeraldas. (Christie's)


Collar de esmeraldas. (Christie's)



La joya, digna de pertenecer al joyero de las grandes casas reales europeas, finalmente fue vendida tras otro par de pujas digitales que tampoco se esforzaron mucho. Finalmente se lo llevó la segunda puja por algo más de 93.000 euros, de nuevo, el precio de tasación más bajo para la pieza.
Tres lotes que, como decíamos, podrían haber alcanzado algo menos del medio millón de euros y que finalmente no han llegado a sumar ni la mitad de lo esperado. Casi nadie quiere las reliquias de los Franco.


 
LA TIARA DE LA CONDESA MOUNTBATTEN DE BIRMANIA Y OTRAS JOYAS DEL NUEVO LIBRO DE CHAUMET

‘Chaumet Tiaras: Divine Jewels’ es la nueva publicación que verá la luz en enero del 2020 en un homenaje a la joya más noble de la firma: las tiaras.


POR RAQUEL BARAHONA
2 DE DICIEMBRE DE 2019




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Chaumet ha creado más de 2.000 tiaras desde que se fundó, por lo que se establecen en el mercado como uno de los principales creadores de este preciado objeto, alguna de ellas llevadas por Josefina Bonaparte o Augusta de Baviera. La realización de estas piezas requiere unas técnicas concretas en las que el joyero debe adaptar un modelo de volumen en alpaca para conseguir la medida deseada, además de trabajar un grabado y un corte de diamantes de excelencia. La fabricación de estas joyas únicas representa entre 500 y 1.500 horas de trabajo artesanal (lo que supone de dos a seis meses) con influencia en estilos Románticos, Naturalistas, Art Decó… El patrimonio de la firma es inmenso y se ve reflejado en los más de 400.000 dibujos en sus archivos que demuestran nuevamente el trabajo hand-made que implica.
Parte de esta valiosa labor se refleja en el nuevo libro Chaumet Tiaras: Divine Jewels, que promete un recorrido excepcional por las joyas más representativas de la historia de la maison, como la icónica Étoiles, étoilesde la colección Les Cids de Chaumet hecha de oro blanco y diamantes o la majestuosa tiara llevada por Edwina, condesa Mountbatten de Birmania, Vice-Reina de la India, para la coronación de Jorge VI. Después de publicar algunas maravillas textuales y visuales como Chaumet: Parisian Jeweler Since 1780 y Chaumet in Majesty: Jewels of Sovereigns Since 1780, la firma más exclusiva parisina de tiaras sorprende con un nuevo lanzamiento a principios del próximo año que se convertirá en el regalo perfecto de Reyes.


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La editorial Thames & Hudson, especialistas en arte y libros ilustrados, son los responsables de la publicación del próximo lanzamiento de Chaumet. Sus más de 200 páginas ofrecerán un viaje por los adornos tradicionales pero también por las obras más innovadoras y contemporáneas, dividiendo este viaje en cuatro secciones en las que se creará un diálogo sobre naturaleza, los cielos, las formas libres y el poder en las creaciones. Las tiaras, las bandas y las aigrettes tendrán el protagonismo en este libro que ilustra la fascinación por coronar a las mujeres con formas tan diversas como estrellas, flores y follaje entrelazados.

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Interior libro "Chaumet Tiaras: Divine Jewels"CORTESÍA DE CHAUMET PARÍS
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Interior libro "Chaumet Tiaras: Divine Jewels"CORTESÍA DE CHAUMET PARÍS
La ilustradora Clare Phillips, conservadora en el departamento de Vidrio del Museo Victoria & Albert de Londres, relata la historia sobre delicadeza y destreza, en definitiva, sobre el savoir faire de Chaumet como firma histórica e icónica desde 1780. La periodista y autora, Natasha Fraser-Cavassoni, amiga de Karl Lagerfeld y encargada de las memorias de Andy Warhol (After Andy: Adventures in Warhol Land), encarna la devoción entorno a la joya más preciada de la casa parisina. Las fotografías, como el bien más preciado de esta nueva publicación, revelan el origen y los secretos en torno a este símbolo femenino. Simone Cavadini y Julia Hetta son los responsables de la virtuosidad visual que, sin duda, harán de este libro un auténtico tesoro.

 
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