Panhispanismo y recuperación de la memoria histórica imperial

Dos programas del canal de YouTube Demos TV sobre el tema.

1) Conversación con Aquilino Fariñas, autor del libro "Grande y Felicísima Armada: Derribando la Leyenda Negra".


2) ¿Pedimos perdón por ser Imperio? Sobre la penúltima patochada imperiofoba de AMLO. Muy interesante intervención del ecuatoriano Gustavo Pareja, experto en Geopolítica.
 
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Iván Vélez
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Hechuras de Hernán Cortés
Hábil manejador de la pluma, Cortés dejó pocos datos de sí. Se definió como "algo colérico". En vida fue comparado con Julio César, Alejandro y otros héroes de la Antigüedad.
2019-04-05


Al pie de las escaleras del Hospital de Jesús que el de Medellín mandó construir, se conserva el busto de Hernán Cortés, esculpido por Manuel Tolsá a finales del XVII. Se trata de una pieza en bronce dorado a fuego en la que el conquistador, dotado de rasgos clásicos, eleva al cielo su mirada. Siglos antes, en 1529, el acuarelista alemán Christoph Weiditz, que conoció en persona a don Hernando, incluyó su enlutado retrato en El libro de los trajes junto al siguiente rótulo: "Don Ferdinando Cordesyus, 1529, a la edad de cuarenta y dos años; él conquistó después todas las Indias para Su Majestad Imperial Carlos Quinto". Weiditz también dejó también anotada esta descripción:


La frente alta, pero estrecha, hundida en las sienes, el pelo castaño oscuro con reflejos claros, lacio, espeso, cayendo en melena cuidada, con las puntas vueltas hacia adentro. La boca carnosa, muy marcada, la mirada triste y lejana, los ojos hinchados, con el párpado enrojecido, como evocando un águila fiera, la nariz fina, pero muy aguileña, una cicatriz en la mejilla derecha, un mentón poco fuerte, disimulado por una barba nazarena, el cuerpo enjuto.

Entre el pigmento acuoso y el metal oscila la imagen de Hernán Cortés, cuya figura adoptó perfiles míticos con el paso del tiempo. Al cabo, ya en vida fue comparado con Julio César, Alejandro y otros héroes de la Antigüedad.

No resulta fácil reconstruir la apariencia de Cortés, pues las descripciones de la época a menudo ajustaban ciertos rasgos físicos con determinadas virtudes. La fisiognomía imponía sus dictados. Recuerde el lector de qué modo Cervantes resalta el hecho de que Maritornes era chata, rasgo asociado a las mujeres de vida licenciosa. Hábil manejador de la pluma, Cortés dejó pocos datos de sí. Su esfera más íntima se halla en las cartas que envió a su primo el licenciado Francisco Núñez, procurador en la Chancillería de Valladolid y relator en el Consejo Real. En ellas se definió como "algo colérico" y habló de los embarazos de su esposa Juana, de la pérdida de los hijos a los que "Dios quiso para sí" y de la muerte de su madre, Catalina Pizarro. Destaca también su preocupación por Martín, el hijo mestizo que tuvo con doña Marina. Poco sabemos por ellas de su aspecto.


Era Fernando Cortés de buena estatura, rehecho y de gran pecho; el color ceniciento, la barba clara, el cabello largo. Tenía gran fuerza, mucho ánimo, destreza en las armas. Fue travieso cuando muchacho, y cuando hombre fue asentado; y así, tuvo en la guerra buen lugar, y en la paz también. Fue alcalde de Santiago de Barucoa, que era y es la mayor honra de la ciudad entre vecinos. Allí cobró reputación para lo que después fue. Fue muy dado a mujeres, y diose siempre. Lo mismo hizo al juego, y jugaba a los dados a maravilla bien y alegremente. Fue muy gran comedor, y templado en el beber, teniendo abundancia. Sufría mucho la hambre con necesidad, según lo mostró en el camino de Higueras y en la mar que llamó de su nombre. Era recio porfiando, y así tuvo más pleitos que convenía a su estado. Gastaba liberalísimamente en la guerra, en mujeres, por amigos y en antojos, mostrando escasez en algunas cosas, por donde le llamaban rico de avenida. Vestía más pulido que rico, y así era hombre limpísimo. Deleitábase de tener mucha casa y familia, mucha plata de servicio y de respeto. Tratábase como señor, y con tanta gravedad y cordura, que no daba pesadumbre ni parecía nuevo. Cuentan que le dijeron, siendo muchacho, cómo había de ganar muchas tierras y ser grandísimo señor. Era celoso en su casa, siendo atrevido en las ajenas; condición de putañeros. Era devoto, rezador, y sabía muchas oraciones y salmos de coro; grandísimo limosnero; y así, encargó mucho a su hijo, cuando se moría, la limosna.

Como reacción al libro de Gómara, Bernal Díaz del Castillo, cuyo padre, Francisco, compartió concejo con Garci Rodríguez de Montalvo, editor del Amadís, escribió su Historia verdadera de la conquista de Nueva España. En ella aparece un minucioso retrato de don Hernando:

Fue de buena estatura e cuerpo, e bien proporcionado e membrudo, e la color de la cara tiraba algo a cenicienta, e no muy alegre; e si tuviera el rostro más largo, mejor le paresciera; y era en los ojos en el mirar algo amorosos, e por otra parte graves. Las barbas tenía algo prietas e pocas e ralas, e el cabello, que en aquel tiempo se usaba, de la misma manera que las barbas. E tenía el pecho alto y la espalda de buena manera, e era cenceño e de poca barriga y algo estevado, e las piernas e manos bien sacadas. E era buen jinete e diestro de todas armas, ansí a pie como a caballo, e sabía muy bien menearlas; e, sobre todo, corazón y ánimo, que es lo que hace al caso. Oí decir que cuando mancebo en la isla Española fue algo travieso sobre mujeres e que se acochilló algunas veces con hombres esforzados e diestros, e siempre salió con vitoria. E tenía una señal de cuchillada cerca de un bezo de abajo, que si miraban bien en ello, se le parecía, mas cubríaselo las barbas, la cual señal le dieron cuando andaba en aquellas cuistiones.

En todo lo que mostraba, ansí en su presencia y meneos como en pláticas e conversación, e en comer e en el vestir, en todo daba señales de gran señor. Los vestidos que se ponía eran según el tiempo e usanza, e no se le daba nada de traer muchas sedas ni damascos ni rasos, sino llanamente y muy polido […]


Servíase ricamente, como gran señor, con dos maestresalas e mayordomos e muchos pajes, e todo el servicio de su casa muy complido, e grandes vajillas de plata y de oro. Comía bien e bebía una buena taza de vino aguado que cabría un cuartillo, e también cenaba; e no era nada regalado ni se le daba nada por comer manjares delicados ni costosos, salvo cuando vía que había necesidad que se gastase o los hobiese menester. Era de muy afable condición con todos nuestros capitanes e compañeros, en especial con los que pasamos con él de la isla de Cuba la primera vez. Y era latino, e oí decir que era bachiller en leyes, y cuando hablaba con letrados e hombres latinos, respondía a lo que le decían en latín. Era algo poeta: hacía coplas en metros e en glosas, e en lo que platicaba lo decía muy apacible y con muy buena retórica; e rezaba por las mañanas en unas horas, e oía misa con devoción.

Tenía por su muy abogada a la Virgen María, nuestra señora, la cual todos los fieles cristianos la debemos tener por nuestra intercesora e abogada; e también tenía a señor San Pedro, a Santiago e a señor San Juan Bautista; e era limosnero. Cuando juraba decía: "En mi conciencia"; e cuando se enojaba con algún soldado de los nuestros, sus amigos, le decía: "¡Oh, mal pese a vos!"; e cuando estaba muy enojado se le hinchaba una vena de la garganta e otra de la frente; e aun algunas veces, de muy enojado, arrojaba un lamento al cielo; e no decía palabra fea ni injuriosa a ningún capitán ni soldado. Y era muy sofrido, porque soldados hobo muy desconsiderados que decían palabras muy descomedidas, e no les respndía cosa muy sobrada ni mala; y aunque había materia para ello, lo más que les decía: "Callá e oíd"; o "Id con Dios, y de aquí adelante tené más miramiento en lo que dijéredes, porque os castigaré por ello".


Cortés caricaturizado por el pintor Diego Rivera
Así fue Cortés durante siglos. Sin embargo, su figura, ya oscurecida durante el siglo XIX en el que se trató de poner entre paréntesis la impronta española a la que él tanto contribuyó, comenzó a deformarse definitivamente gracias a Diego Rivera, principal figura del muralismo mexicano que, tras dotar a sus pinceles de un cromatismo negrolegendario, dejó sobre las paredes del Palacio Nacional la imagen de un conquistador disminuido que hoy constituye el retrato canónico de aquellos que aplaudieron las epístolas de Andrés Manuel López Obrador.

Hechuras de Hernán Cortés, por @IvanVelez72 https://www.libertaddigital.com/cul...6/ivan-velez-hechuras-de-hernan-cortes-87581/ vía @LoDeCultura
 
Pedro Insua
Cortés, buen caballero y venturoso capitán
Cortés fue capaz de envolver e incorporar a una masa humana muy importante a la “vida civil” (lo mismo que hizo Alejandro con los persas o César con los celtas), generando una nueva sociedad, la novohispana.
2019-04-05


Esta tierra fue conquistada por el buen caballero y venturoso capitán Hernando Cortés, marqués que ahora es del Valle (Fray Toribio de Benavente "Motolinia", Historia de los indios de la Nueva España, Epístola proemial, ed. Dastin, p. 56)

Ya Cadalso, en sus Cartas Marruecas (Carta IX), se ve obligado a responder a las acusaciones que cierta literatura "europea no española" arroja sobre España hablando permanentemente de crueldad, codicia, perfidia, tiranía en su acción en América. Es curioso, digno de reflexión, dice Cadalso, que los pueblos que propagan esa mala fama de los españoles son precisamente los mismos que


van a las costas de África, compran animales racionales de ambos sexos a sus padres, hermanos, amigos o guerreros felices, sin más derecho que ser los compradores blancos y los comprados negros; los embarcan como brutos; los llevan millares de leguas desnudos, hambrientos y sedientos, los desembarcan en América; los venden en público mercado como jumentos, a más precio los mozos sanos y robustos, y a mucho más las infelices mujeres que se hallan con otro fruto de miseria dentro de sí mismas; toman el dinero; se lo llevan a sus humanísimos países, y con el producto de esta venta imprimen libros llenos de elegantes invectivas, retóricos insultos y elocuentes injurias contra Hernán Cortés por lo que hizo; ¿y qué hizo?. Lo siguiente. (Cartas Marruecas, Editora Nacional, p. 87-88).

Y a partir de aquí desarrolla en veinte puntos, en la que quizás es la Carta más extensa de todas las reunidas por Cadalso, lo que para él representó la obra de Cortés, concluyendo que la acción del extremeño en América está muy lejos de la desfiguración que de él han hecho los publicistas procedentes de esas naciones extranjeras, dedicadas paradójicamente, observa Cadalso perspicaz e irónico, a ese gran "mercado de carne humana" (Inglaterra fue la nación que más desarrolló la explotación, sin parangón, del mercado esclavista -la trata- entre África y América).


Entre la idea, pues, de un Cortés "caballero y venturoso capitán", del XVI, y la de un "tirano sanguinario" como se retrata por ejemplo en la obra Esas Yndias olvidadas y malditas, del recientemente fallecido Rafael Sánchez Ferlosio(deudor del retrato "neurótico" de Las Casas), media ya no solo la propaganda secular ejercida por las potencias rivales contra España, sino, sobre todo, la propia derrota del Imperio. Una potencia hegemónica siempre va a tener una reacción en contra (un antiimperialismo) que va a observar dicho dominio como tiránico, arbitrario, despótico. Lo llamativo, e insólito, de la leyenda negra antiespañola es que ésta sigue persistiendo aún ya con el imperio fenecido, derrotado ante sus potencias rivales (según Olivié, en su magnífico libro La herencia de un Imperio roto, la política española en el XIX estará marcadas por las directrices procedentes de Londres y París, y en el XX por Washington).


En este sentido, creemos, la Historia en la actualidad queda algo más liberada de condicionantes ideológicos, lo que permite una mayor profundidad archivística en la investigación histórica, derivada de esta facilidad de consulta, de tal modo que, atendiendo en concreto a la Historia de España, es posible conjurar ciertos fantasmas ideológicos que, permanentemente, se filtraban en el relato histórico. La Historia tiene pues un fuerte compromiso con la verdad, y la verdadera Historia (que no puede ser sino historia verdadera) es la que se deriva de ese depósito documental, dejando fuera como ficticio cualquier relato que no tenga este apoyo o respaldo documental. En este sentido, la leyenda negra antiespañola queda completamente reducida a pura fantasía cuanto más se penetra en ese trabajo de archivo.

De esta manera el "Cortés sanguinario" es un mito que podrá seguir operando en los terrenos de la ideología y de la política (así lo ponen de manifiesto las recientes declaraciones del actual presidente mexicano López Obrador), pero que se desvanece, se diluye como un azucarillo en el café, al contrastarlo con la documentación de los archivos. Es más bien la figura del héroe, no mitológico sino histórico (cercano a un Alejandro, un César), la que perfilaría los trazos de una personalidad como Cortés, que, por supuesto, no en soledad sino en compañía (sigamos en esto a Bernal Díaz del Castillo), fue capaz de envolver e incorporar a una masa humana muy importante, continental, a la "vida civil" (lo mismo que hizo Alejandro con los persas o César con los celtas), generando una nueva sociedad, la novohispana, que actualmente constituye el epicentro de la Hispanidad (de una Hispanidad unida fundamentalmente por una lengua común de 600 millones de hispanohablantes).

Frente a la propaganda de las naciones extranjeras que quieren deslegitimar, en el siglo XVIII, la acción de España en Indias (y colocarse ellas, claro), continúa diciendo Cadalso en su particular análisis del comportamiento de Cortés:

Llega a la isla de Cozumel (horrenda por los sacrificios de sangre humana, que eran frecuentes en ella), pone buen orden en sus tropas, las anima, y consigue derribar aquellos ídolos. Hasta aquí creo descubrir todo el carácter de un héroe.

Cortés, buen caballero y venturoso capitán, por @@PedroInsua1 https://www.libertaddigital.com/cul...tes-buen-caballero-y-venturoso-capitan-87586/ vía @LoDeCultura

 
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