Mensaje de Navidad. Diciembre 24, 2020

Vengo de leer el discurso del rey de Suecia, que centra su mensaje en la familia y en las tradiciones. Me pareció algo egocéntrico, pero bonito. Entiendo el sentido, que es un poco el mismo de Isabel: ser una "roca" en estos tiempos de tristeza y desolación, mostrar que, aunque la pandemia parece que se lleva todo puesto, hay valores que se deben preservar. No sé si la reina de Dinamarca dio o dará un discurso, pero es otra soberana que sostiene las tradiciones familiares y del país. El mismo Phillippe, a pesar del escándalo de su padre, sigue construyendo tradiciones junto a su familia.
En cambio, parece que Felipe está en un lugar en el que lo único que puede hacer es salir a defenderse, cual boxeador esquivando trompadas. Su reinado es un campo minado, sin lugar para que crezca nada.
Pero viendo el lado positivo, los memes que produce son geniales.
 


Y el elefante devoró a Felipe VI​


Esther Palomera
@estherpalomera

El Rey Felipe VI pronuncia su tradicional discurso de Nochebuena, desde el Palacio de La Zarzuela EFE/Ballesteros/pool

24 de diciembre de 2020 22:31h
66

¿Quién dijo que no se puede ignorar a un elefante en una habitación como metáfora de que hay asuntos espinosos que conviene afrontar aunque uno no se atreva y finja que no existen? Se puede. Lo ha hecho Felipe VI. El rey sabe que el problema de la monarquía española no se llama Pablo Iglesias, sino Juan Carlos I. Es consciente de que no ha habido mayor campaña de desprestigio contra la institución que el comportamiento obsceno y deshonesto de su padre, del que aprendió además muy pronto su cuñado, hoy en la cárcel. Sabe también que nadie nunca hizo más daño a su reinado que el emérito. Y sabe además que, por mucho tiempo que pase, los españoles no olvidarán que quien le antecedió en el trono arrastró por el fango el nombre de España, el de la corona y el suyo propio durante al menos las dos últimas décadas.

Y aun así ha decidido soslayar todo ello. Lean, si acaso no lo escucharon antes de la cena de Navidad:
Publicidad

"Ya en 2014, en mi proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares".

That's all folks. Un párrafo, dos frases y 57 palabras. Nada más. Esa fue toda la alusión al emérito y a sus reprobables comportamientos. Y eso que de todos sus discursos, este era el más esperado. Suerte que en este año de celebración sólo con convivientes y allegados, hubiera menos "cuñados" con los que enzarzarse porque la zapatiesta estaba asegurada.

El mensaje con el que Felipe VI debía reconectar con los ciudadanos y romper su escandaloso silencio, tras varios meses de noticias sobre fraude fiscal, cuentas opacas y una millonaria fortuna acumulada por su padre en paraísos fiscales, fue una sucesión de lugares comunes y palabras de madera, además de una oportunidad perdida. La que se le reclamaba desde el Gobierno y desde buena parte de la opinión pública y publicada para marcar un punto de inflexión con la corrupción de quien utilizó la jefatura del Estado para enriquecerse de forma deshonesta y presuntamente corrupta durante 40 años.

Entre quienes aprovecharon la coyuntura para impulsar un debate sobre la república, quienes le exigían una disculpa expresa y quienes esperaban una mención explícita por breve que fuera de las fechorías del emérito, el rey se quedó con el consejo solo de los cortesanos. Siguió a pies juntillas la recomendación de quedarse en una mera alusión retórica, que lo mismo sirve para un mensaje de Navidad, que para una coronación, que para abrir un congreso de epidemiólogos. Y aun así dijo entender sus responsabilidades "con el espíritu renovador que inspira mi Reinado desde el primer día". ¿De qué renovación hablaba? La Casa Real sigue siendo la misma institución hermética y opaca que cuando reinaba su padre. Poco o nada ha cambiado. Y con su escandalosa actitud Felipe VI no hace más que corroborarlo.

La derecha dirá que estuvo a la altura de lo esperado, que Felipe VI es ejemplar, que está comprometido con los valores y principios constitucionales y que no tiene que asumir comportamientos ni responsabilidades ajenas, más allá de lo que ya hizo que fue quitar la asignación anual al emérito. Una parte de la izquierda pensará que con su decisión no ha hecho más que avivar el debate sobre si España será o no en el futuro una república. Y el Gobierno, en público, se quedará en un solemne respeto por sus palabras. En privado, ya se escuchan, no obstante, algunos lamentos gubernamentales por la falta de sensibilidad ante un escándalo mayúsculo que ha afectado a la credibilidad de una institución que en los últimos años no ha sido noticia más que por la sucesión de escándalos acumulados.

Si Felipe VI considera que los españoles no merecen explicaciones ni su condena explícita al comportamiento del emérito se equivoca. Entre su padre y su hija -como sucesora al trono-, con sus palabras queda claro por quién ha apostado. Si la disyuntiva era entre su familia y España, sin duda ha antepuesto el amor de un hijo por el padre a sus obligaciones como jefe del Estado, que también incluyen preservar la estabilidad y la integridad de la institución. De algún modo queda atado a los tiempos pretéritos en los que se creyeron impunes, además de inviolables. Y todo apunta a que el elefante le ha devorado.

"No será difícil que el año 2021 mejore a este 2020", se despidió. Quizá no sea así en su caso porque la sombra de Juan Carlos I sigue siendo, además de alargada, muy inquietante.

 
OPINIÓN · DOMINIO PÚBLICO

Discurso de Felipe VI en dos actos de fe​


ANA PARDO DE VERADIRECTORA CORPORATIVA Y DE RELACIONES INSTITUCIONALES DE 'PÚBLICO'






El discurso de esta Nochebuena 2020 pronunciado por el rey ante millones de españoles habría sido un buen discurso (emotivo y cercano, sin aristas y neutral) si Felipe VI fuese un rey en condiciones normales, incluso, en un contexto extraordinario como el de la pandemia. Vaya por delante que los/as republicanos ya consideramos anormal la existencia de un rey, que socava la esencia misma de la democracia con una sucesión basada únicamente en la consanguinidad y, en España, con el predominio del hombre sobre la mujer recogido en la Constitución de 1978. Una Carta Magna intocable hasta para eso.

Los periodistas que llevamos años siguiendo la información de Casa Real (o su ausencia y sus escándalos) estamos acostumbradas a leer entre líneas en el discurso del rey por Nochebuena, buscando guiños sobre la actualidad o sobre asuntos graves que afecten a nuestras instituciones, incluida la Corona. Este año, la expectación era máxima, pues no conocíamos la opinión o el sentir de Felipe VI sobre dos cuestiones fundamentales: la presunta corrupción de Juan Carlos I, su padre, antecesor en el trono y rey emérito, y los himnos de ultraderecha, pronunciamientos franquistas e invitaciones al alzamiento militar que se han ido destapando en el seno de las Fuerzas Armadas, de mandos retirados y de tropa u oficiales y suboficiales en activo, como el que destapó Carlos Enrique Bayo en Público. El rey, como recoge el artículo 62 de la Constitución es "el mando supremo de las Fuerzas Armadas".

Hace más de tres años, Felipe VI sí considero oportuno pronunciarse por la celebración del referéndum del 1-O en Catalunya, respaldada por una mayoría de catalanes que eligieron a un Govern independentista para ejecutarlo, pero con el Gobierno central y el Poder Judicial en contra, lo cual degeneró en un brutal ataque de fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado a los votantes y el juicio y la detención de los líderes soberanistas. Felipe VI defendió en su discurso del 3-O a los ciudadanos no independentistas y contrarios al referéndum, una minoría en Catalunya y una minoría en España, y se olvidó hasta de los apaleados. Hoy, incluso políticos partidarios de la monarquía parlamentaria reconocen que fue un error este claro posicionamiento del monarca, que solo logró dar más argumentos a los catalanes pro independencia. Ahora parece importarle poco el hecho de que haya ciudadanos -y sobre todo ciudadanas, que la ultraderecha es muy machista- que se sientan amenazados por un sector del Ejército franquista y matón que le envía cartas pidiendo su apoyo para derrocar al Gobierno elegido democráticamente; un sector respaldado por Vox ("Son los nuestros"), el partido de ultraderecha con 52 escaños en el Congreso y una cuantiosa representación territorial.

Sobre el desafío ultraderechista franquista de sectores del Ejército, nada. Sobre la presunta corrupción de Juan Carlos I (asumida, a falta de sentencias judiciales, por el emérito al regularizar las donaciones en negro del amigo mexicano Allen Sanginés-Krause y por su hijo al echarlo de La Zarzuela, retirarle el salario público y renunciar con trampa a la herencia de su padre), vaya este párrafo como muestra de lo etéreo del discurso, carente de contundencia y credibilidad alguna:

«Y junto a nuestros principios democráticos y el cumplimiento de las leyes necesitamos también preservar los valores éticos que están en
las raíces de nuestra sociedad.

Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas. Unos principios que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares.

Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como Jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi Reinado desde el primer día
».

Con "los principios morales y éticos (...) por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares", Felipe VI nos recuerda en su levedad que ha rechazado a su padre -siguen sin hablarse- porque es rey y jefe de Estado antes que hijo y ése es el "espíritu renovador que inspira" su reinado. Nos advierte de que esta ruptura con el emérito no ha sido por que la prensa haya destapado que la Fiscalía suiza está investigando al emérito y a su última amante -que sepamos-, Corinna Larsen, por unos 82 millones de euros que habrían acumulado en presuntas comisiones o mordidas de todo tipo procedentes de Kuwait, Bahrein, Arabia Saudí, México y Marruecos; por la existencia de una cuenta en Jersey de diez millones; por el trajín que se traían entre Suiza y varios paraísos fiscales, incluso, después de ser inviolable. No.

Felipe VI, haciendo honor a la institución más opaca de España (y ya es decir), pretende que hagamos un ejercicio de fe y creamos que ha matado al padre, jefe de Estado y rey durante más de 40 años, muso de la Transición, fundador de una corriente ideológica republicano-monárquica-parlamentaria llamada juancarlismo y aún rey emérito por obra y gracia del Gobierno progresista porque así es su "forma de entender mis responsabilidades como Jefe (sic) de Estado y con el espíritu renovador que inspira mi Reinado (sic) desde el primer día".

Un doble ejercicio de fe, en realidad, porque aparte de los valores morales y éticos que debemos presuponerle (y cuya vulneración no constituyen delito, de momento), Felipe VI no reclama un paso más de nuestra aún frágil democracia con avances legislativos, como el desarrollo de la ley de la Corona, el fin de la inviolabilidad de los actos no refrendados (que son de su exclusiva responsabilidad) o la regulación de las donaciones privadas a la monarquía, común en varias casas reales europeas. Nada, ni con sutileza ni a pelo: el mensaje esperado no llegó. El rey es rey y en España, más.

El siglo XX en Europa arrancó con solo tres repúblicas. El siglo XXI, con una Europa de diez monarquías apenas testimoniales, como recuerda RTVE en este breve vídeo. Lo testimonial en España ha pasado a ser un escándalo internacional, que pone en cuestión nuestra democracia y alienta los peores instintos fascistas con la defensa primera de lo simbólico nacional (Dios, patria, bandera, rey...) frente a todo lo demás, aquello que Felipe VI recuerda, sí, en su discurso, en la mayoritaria parte dedicada a la pandemia: convivencia, diversidad, servicios públicos,... Las palabras son importantes, pero los españoles necesitamos hechos, sobre todo, de aquellos que hicieron exactamente lo contrario de lo que nos decían que estaban haciendo durante cuatro décadas: trabajar por España mientras lo hacían para sí mismos, enriqueciéndose de forma obscena. En cambio, nos pide fe. ¿Pero qué fe?

 
Chispitas, estoy segura de que no me contestas, de que nunca encuentras razones para contradecir lo que digo que no es más que lo contrario de lo que tu piensas, pero aquí hay algo que no puedo dejar pasar por aquello de que no me gusta ver expandirse afirmaciones sobre bases que no las autorizan.

El artículo que aplicó Rajoy en contra de Catalunya, sin entrar en comentarios de su intempestiva y cruel necesidad, era de su competencia, desde luego, pero pensar y decir que de no haberlo hecho así fuese el rey el que actuara, aplicar su mando de las Fuerzas Armadas, no se corresponde en absoluto con la realidad.

Ese mando de dichas Fuerzas no le otorga al Jefe del Estado ningún poder decisorio sobre ellas por el hecho de siempre y es que tambien está sujeto al consabido refrendo por lo que el rey ha de limitarse a formalizar el acto que el refrendante, Presidente del Gobierno o Ministro de Defensa, le permita.

El Ejército tambien depende del Gobierno, lo dice el artículo noventa y siete de la maravillosa Constitución española,

El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado.Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes.

Atribuir al rey el mando efectivo de las FFAA en situación de crisis, obviando lo que el Gobierno disponga, es un total desatino puesto que ese mando no es directo ni efectivo, sino simbólico.


Estaría bien que todos cuantos defendeis la monarquía ejerciendo vuestro pleno derecho de hacerlo, tuviéseis los más elementales conocimientos de en que consiste la Institución.

Ya sé, Chispitas, que no te gusta lo que te expongo, pero es que no quiero pasar por alto un error más acerca de la Institución.
Totalmente de acuerdo con tu post, Llita. Salvo una cosa.

"Intespestiva y cruel necesidad" de la aplicacion del 155 por Rajoy????

Por cierto....te recuerdo que fue consensuado con la mayoria de las fuerzas politicas......
 
Esta claro que el Gobierno ha de mantener la unidad, pero quien vigila que se cumpla es el rey y el ejercito. Si cuando en Cataluña proclamaban la republica, Rajoy (presidente en ese momento) no hubiera declarado el 155, si hubiera podido ser el Rey el que actuara.
Si no lo hace, es porque es la ultima carta.
A parte de que tampoco hemos tenido una situacion -y espero que no llegue- como para llegar a esos extremos.
Estás segura que es así?
 
lo que hagan en el resto de Europa o el mundo con su mensajes navideños, como española me dá lo mismo, el que pronunció el rey e España, te puedo decir que también,(de hecho no lo he visto) al fin y al cabo es palabreria barata, cuando en el mes de marzo pasado, en plena pandemia, nos cuenta que renuncia a la herencia de su padre(mentira) y en Oct.17, un discurso para Cataluña (digno de epoca franquista),la salida de su padre (año 2020)la no transparencia de la CR (Este tema le daria juego indudablemente,) , el Sr. Lesmes, el odio que tiene a la formación UP.(y a cualquier formación politica nacionalista) aqui se olvida que los representantes de UP(y resto de fuerzas politicas) fueron votados/as por españoles/as, cosa que su cargo no.
Podría haberse ahorrado el mensaje, simplemente
 
lo que hagan en el resto de Europa o el mundo con su mensajes navideños, como española me dá lo mismo, el que pronunció el rey e España, te puedo decir que también,(de hecho no lo he visto) al fin y al cabo es palabreria barata, cuando en el mes de marzo pasado, en plena pandemia, nos cuenta que renuncia a la herencia de su padre(mentira) y en Oct.17, un discurso para Cataluña (digno de epoca franquista),la salida de su padre (año 2020)la no transparencia de la CR (Este tema le daria juego indudablemente,) , el Sr. Lesmes, el odio que tiene a la formación UP.(y a cualquier formación politica nacionalista) aqui se olvida que los representantes de UP(y resto de fuerzas politicas) fueron votados/as por españoles/as, cosa que su cargo no.
Podría haberse ahorrado el mensaje, simplemente
Lesmes odio a Podemos?

Discurso de octubre de 1917 "para Cataluña digno de epoca franquista"?

En fin......
 

Temas Similares

22 23 24
Respuestas
279
Visitas
10K
Back