Menor desaparecido Paco Molina Sanchez

Ya que estamos especulando...mi teoría es que si damos por válida la hipótesis de que la persona que queda en el bar con Paco es el asesino, estamos hablando de alguien o extremadamente inteligente y calculador o con mucha suerte, porque a fecha de hoy ni se ha encontrado el cuerpo ni hay una línea de investigación definida. Yo me inclino más por la primera opción, no creo mucho en la suerte. Así que, bien, entabla relación con Paco por internet. Sospecho que sí sabría quién era Paco, se sentiría atraído por él e idearía un plan para entrarle y poder llegar a quedar con él. Quizás por eso todo es tan fácil, porque el plan es estudiado al milímetro. Conoce sus aficiones, sus gustos, etc..detrás de una pantalla y un teclado es fácil ser otra persona y si juega con la ventaja de saber quién es la otra persona realmente, aún le resultaría más fácil decir lo que quería escuchar o dar en la diana. Si al bar no llegó también eso demuestra que la persona desconocida conocía a Paco. Lo interceptó y se lo llevó, no creo que a la fuerza porque alguien hubiera visto algo, estarían en plena calle. De nuevo vuelve a salir la persona inteligente, calculadora y puede ser que carismática. Yo sí imagino un adulto, del s*x* masculino y muy embaucador.

Os prometo que no es narcisismo jajaja pero me cito a mí misma porque aunque esta opinión es de hace tiempo a día de hoy sigo pensando lo mismo. Coincido con varias opiniones que habéis dado aquí de que no se fue de manera voluntaria y creo que no está vivo (ojalá me equivoque, de verdad). Aunque él se creyera mayor y pensara que sus convicciones políticas eran férreas tenía 16 años cuando desapareció y todos sabemos que a esa edad crees que te vas a comer el mundo pero luego descubres que el mundo te come a ti.
Ahí os dejo de nuevo mi teoría, que nunca salió de Córdoba o, al menos, no lo hizo por propia iniciativa.
 
Ya no es solo si subió al bus y fue a Madrid o no o si ha estado viviendo allí o en otra parte. O si lo han visto o no y si levanta sospechas o no, seámos lógicos (aunque podemos seguir manteniendo la esperanza pq es lo último que se pierde). En 5 años no ha habido pista alguna ni de la noche de marras ni de la mañana siguiente ni de ningún día posterior de estos 5 años. Nada. Esta muy bien de cara a la galería movilizar ahora (que quizás ya es tarde) recursos aquí, en Itália y en la China Popular xo como ya dije hay que ir a la base, a lo simple. Yo no creo que esté en Itália ni q haga falta buscarlo allí. Es poco realista pensar q se fue allí.
Lo q pasó, pasó en Córdoba y muy probablemente aquella misma noche/madrugada. La prueba más clara es precisamente que por lo visto no hay más pruebas: ni avistamientos, ni chivatazos ni nada de nada. Soy de la opinión q si estuviera vivo (y Dios y la família me perdonen) la poli lo sabría y habría habido indicios de algo. Nadie pasa 5 años inadvertido (menos una persona joven) y más cuando tienes a la poli buscándote.
Quiero decir q comprendo a la família y en su caso haría lo mismo que ellos agarrarme al clavo ardiendo.
 
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Ya no es solo si subió al bus y fue a Madrid o no o si ha estado viviendo allí o en otra parte. O si lo han visto o no y si levanta sospechas o no, seámos lógicos (aunque podemos seguir manteniendo la esperanza pq es lo último que se pierde). En 5 años no ha habido pista alguna ni de la noche de marras ni de la mañana siguiente ni de ningún día posterior de estos 5 años. Nada. Esta muy bien de cara a la galería movilizar ahora (que quizás ya es tarde) recursos aquí, en Itália y en la China Popular xo como ya dije hay que ir a la base, a lo simple. Yo no creo que esté en Itália ni q haga falta buscarlo allí. Es poco realista pensar q se fue allí.
Lo q pasó, pasó en Córdoba y muy probablemente aquella misma noche/madrugada. La prueba más clara es precisamente que por lo visto no hay más pruebas: ni avistamientos, ni chivatazos ni nada de nada. Soy de la opinión q si estuviera vivo (y Dios y la família me perdonen) la poli lo sabría y habría habido indicios de algo. Nadie pasa 5 años inadvertido (menos una persona joven) y más cuando tienes a la poli buscándote.
Quiero decir q comprendo a la família y en su caso haría lo mismo que ellos agarrarme al clavo ardiendo.

Amén a todo. Estoy completamente de acuerdo con tu exposición.
Recordemos que Paco llevaba móvil en el momento de su desaparición y que no volvió a emitir señal desde ese mismo día a las 0:00 de la noche, en que se conectó por última vez al whatsapp. Lo que no llevaba era ropa ni dinero: 4€ según sus padres y según los amigos con los que quedó se gastó la mitad tomando algo con ellos. Yo sigo en mis trece de que la pista se pierde en esa bar "La Plata" a dónde se dirigió solo y que había quedado con alguien de internet...
Qué chaval con 16 años toma la tremenda decisión de romper con toda su vida, empezar completamente de cero y no se arrepiente en cinco años? Aunque hubiera sido capaz y alguien le hubiera ayudado cinco años son muchos...y él era muy joven.
 
Una cosa q no encuentro en ningún articulo. A que hora se despidió de los amigos del parque? Si ya se q la última llamada a una amiga fue a las 00:15 más o menos pero, imagino q no estarían hasta las 00:00 en el parque o si?
 
Según los amigos se despidieron al llegar la medianoche y según los datos de triangulación del móvil hecha por la Guardia Civil perdió señal a las 0:17 más o menos en la zona donde se separó de los amigos.
 
«Canija me estoy quedando sin batería y se me va a morir en breve. Cuando lo cargue hablamos». Ese whatsapp es el último rastro que se tiene de Paco Molina, un adolescente de 16 años al que se tragó la tierra en Córdoba hace cinco. Eran las 0.12 horas del 3 de julio y su teléfono lo situaba en el parque de los Patos, en el centro de la ciudad. Es el último posicionamiento de su móvil; a continuación se apagó y nunca más ha vuelto a estar operativo.

Un par de horas antes Paco, que había salido a las siete de su casa y había quedado con unos amigos, mandó un mensaje a su padre, Isidro Molina: «Voy a dormir fuera». A Isidro le extrañó que no dijera a casa de quién iba. «Era la tercera vez que no dormía en casa. Es muy niño, acababa de empezar a salir». Isidro lo llamó por teléfono y le dio permiso. Fue la última vez que escuchó su voz.



«He quedado con un colega en un bar del centro», le dijo a otro amigo antes de marcharse. Este quiso saber quién era. «No le conoces», le respondió Paco. Y ese desconocido se ha quedado instalado para siempre en la vida rota en pedazos de los Molina. Paco no llegó a ningún bar. Su último mensaje, un audio de whatsapp fue para una chica con la que empezaba a tontear. «Que no me enfado cosa bonita. Que ya está, luego hablamos, ¿vale?». Su voz y su actitud es normal, tranquila. No se sabe dónde llegó, quién se lo llevó, qué se cruzó en su camino.




«No tengo ni idea de lo que ha pasado. Es el caso más desconcertante que he investigado» asegura el subinspector Carlos Segarra que lleva más de dos décadas dedicado a perseguir asesinos y buscar a personas desaparecidas. Su sección ha seguido hasta seis líneas de investigación, todas relacionadas con personas muy cercanas a Paco. El adolescente, que soñaba con ser soldado, estaba fascinado por la historia política y el mundo militar. Y en ese entorno han indagado hasta la saciedad. La mayoría de sus contactos eran mayores que él. Algunos son seguidores ultras del Córdoba. Pero todos los caminos han llevado a un punto ciego. Nadie ha dado un paso en falso.

No es la única ceguera en un caso que empezó torcido. El chico desaparece la madrugada del jueves. Sus padres denuncian al día siguiente en una comisaría de la ciudad y se movilizan en redes sociales. Los agentes reciben unos días después la llamada de un joven que ve un cartel con la imagen del chico. Asegura haberlo visto el domingo en la estación de autobuses de Córdoba subiendo a un autocar que iba a Madrid. La Policía pide las imágenes, pero solo cogen las de los dos andenes de embarques de ese día a la capital (16.30 y 18.15 horas). En uno de ellos se ve a los pasajeros; en el otro, no porque el sistema de vigilancia controlado por un operador se mueve de un lugar a otro. Las cámaras de entrada y salida a la estación no las solicitaron y se destruyeron. De la llegada a Madrid solo tienen un fotograma de la escalera de acceso. Imposible distinguir si Paco llegó a la ciudad o no.

Muerto en Rumanía
Isidro y Rosa, la madre, siguen lamentando que se perdiera lo que para ellos es una pista valiosísima. Los agentes de la sección de Homicidios y Desaparecidos, que asumieron la investigación después, han llamado a muchas puertas en Madrid, lugares a los que Paco por sus aficiones podría haber llegado. No han encontrado ni un resquicio. En estos cinco años han comprobado y desechado unos 200 avistamientos. En toda España y en ocho países, alguien ha creído ver a Molina, cuya imagen llega a diario a miles de personas gracias a la actividad de su familia en redes sociales. Francia, Alemania, Ucrania, Rusia, Colombia, Bélgica, Rumania e Irak; en todos esos lugares se ha contactado con un agregado policial o con personal de la embajada y se han pedido cámaras para volver al punto inicial.


«Barajamos que lo de Irak podría ser, que Paco hubiera decidido enrolarse como soldado de fortuna, era poco posible, pero lo miramos. Tiene un íntimo amigo ucraniano, otra posibilidad que seguimos», cuenta Segarra. El verano pasado, Isidro, con el que mantiene una relación constante, le llamó a las seis y media de la mañana. «Carlos, me acaban de decir que tienen a mi hijo en una morgue en Rumania». El subinspector contactó con el agregado policial allí que, casualmente, estaba con el jefe de la Policía rumana. El muerto era un chico de esa nacionalidad indocumentado.

La familia y la Policía coinciden en que Paco no se marchó por voluntad propia. No se llevó ropa, no cogió los 30 euros que tenía ahorrados, no parecía preocupado o distinto. Rosa e Isidro siguen esperando que vuelva. En el camino les han salido videntes de buena fe, pero sin éxito, y estafadores sin escrúpulos. En 2017 un individuo fue condenado a seis meses de cárcel. Les hizo creer que había conocido a Paco en Albacete y que este vivía en un local de alterne. El año pasado unos colombianos les pidieron 8.000 euros y amenazaron con matar a Paco. Cada mes alguien trata de jugar con su dolor y su esperanza.
 
«Canija me estoy quedando sin batería y se me va a morir en breve. Cuando lo cargue hablamos». Ese whatsapp es el último rastro que se tiene de Paco Molina, un adolescente de 16 años al que se tragó la tierra en Córdoba hace cinco. Eran las 0.12 horas del 3 de julio y su teléfono lo situaba en el parque de los Patos, en el centro de la ciudad. Es el último posicionamiento de su móvil; a continuación se apagó y nunca más ha vuelto a estar operativo.

Un par de horas antes Paco, que había salido a las siete de su casa y había quedado con unos amigos, mandó un mensaje a su padre, Isidro Molina: «Voy a dormir fuera». A Isidro le extrañó que no dijera a casa de quién iba. «Era la tercera vez que no dormía en casa. Es muy niño, acababa de empezar a salir». Isidro lo llamó por teléfono y le dio permiso. Fue la última vez que escuchó su voz.



«He quedado con un colega en un bar del centro», le dijo a otro amigo antes de marcharse. Este quiso saber quién era. «No le conoces», le respondió Paco. Y ese desconocido se ha quedado instalado para siempre en la vida rota en pedazos de los Molina. Paco no llegó a ningún bar. Su último mensaje, un audio de whatsapp fue para una chica con la que empezaba a tontear. «Que no me enfado cosa bonita. Que ya está, luego hablamos, ¿vale?». Su voz y su actitud es normal, tranquila. No se sabe dónde llegó, quién se lo llevó, qué se cruzó en su camino.




«No tengo ni idea de lo que ha pasado. Es el caso más desconcertante que he investigado» asegura el subinspector Carlos Segarra que lleva más de dos décadas dedicado a perseguir asesinos y buscar a personas desaparecidas. Su sección ha seguido hasta seis líneas de investigación, todas relacionadas con personas muy cercanas a Paco. El adolescente, que soñaba con ser soldado, estaba fascinado por la historia política y el mundo militar. Y en ese entorno han indagado hasta la saciedad. La mayoría de sus contactos eran mayores que él. Algunos son seguidores ultras del Córdoba. Pero todos los caminos han llevado a un punto ciego. Nadie ha dado un paso en falso.

No es la única ceguera en un caso que empezó torcido. El chico desaparece la madrugada del jueves. Sus padres denuncian al día siguiente en una comisaría de la ciudad y se movilizan en redes sociales. Los agentes reciben unos días después la llamada de un joven que ve un cartel con la imagen del chico. Asegura haberlo visto el domingo en la estación de autobuses de Córdoba subiendo a un autocar que iba a Madrid. La Policía pide las imágenes, pero solo cogen las de los dos andenes de embarques de ese día a la capital (16.30 y 18.15 horas). En uno de ellos se ve a los pasajeros; en el otro, no porque el sistema de vigilancia controlado por un operador se mueve de un lugar a otro. Las cámaras de entrada y salida a la estación no las solicitaron y se destruyeron. De la llegada a Madrid solo tienen un fotograma de la escalera de acceso. Imposible distinguir si Paco llegó a la ciudad o no.

Muerto en Rumanía
Isidro y Rosa, la madre, siguen lamentando que se perdiera lo que para ellos es una pista valiosísima. Los agentes de la sección de Homicidios y Desaparecidos, que asumieron la investigación después, han llamado a muchas puertas en Madrid, lugares a los que Paco por sus aficiones podría haber llegado. No han encontrado ni un resquicio. En estos cinco años han comprobado y desechado unos 200 avistamientos. En toda España y en ocho países, alguien ha creído ver a Molina, cuya imagen llega a diario a miles de personas gracias a la actividad de su familia en redes sociales. Francia, Alemania, Ucrania, Rusia, Colombia, Bélgica, Rumania e Irak; en todos esos lugares se ha contactado con un agregado policial o con personal de la embajada y se han pedido cámaras para volver al punto inicial.


«Barajamos que lo de Irak podría ser, que Paco hubiera decidido enrolarse como soldado de fortuna, era poco posible, pero lo miramos. Tiene un íntimo amigo ucraniano, otra posibilidad que seguimos», cuenta Segarra. El verano pasado, Isidro, con el que mantiene una relación constante, le llamó a las seis y media de la mañana. «Carlos, me acaban de decir que tienen a mi hijo en una morgue en Rumania». El subinspector contactó con el agregado policial allí que, casualmente, estaba con el jefe de la Policía rumana. El muerto era un chico de esa nacionalidad indocumentado.

La familia y la Policía coinciden en que Paco no se marchó por voluntad propia. No se llevó ropa, no cogió los 30 euros que tenía ahorrados, no parecía preocupado o distinto. Rosa e Isidro siguen esperando que vuelva. En el camino les han salido videntes de buena fe, pero sin éxito, y estafadores sin escrúpulos. En 2017 un individuo fue condenado a seis meses de cárcel. Les hizo creer que había conocido a Paco en Albacete y que este vivía en un local de alterne. El año pasado unos colombianos les pidieron 8.000 euros y amenazaron con matar a Paco. Cada mes alguien trata de jugar con su dolor y su esperanza.
Que hijos de put* los que se aprovechan de esa situación. Por favor pobres padres
 
«Canija me estoy quedando sin batería y se me va a morir en breve. Cuando lo cargue hablamos». Ese whatsapp es el último rastro que se tiene de Paco Molina, un adolescente de 16 años al que se tragó la tierra en Córdoba hace cinco. Eran las 0.12 horas del 3 de julio y su teléfono lo situaba en el parque de los Patos, en el centro de la ciudad. Es el último posicionamiento de su móvil; a continuación se apagó y nunca más ha vuelto a estar operativo.

Un par de horas antes Paco, que había salido a las siete de su casa y había quedado con unos amigos, mandó un mensaje a su padre, Isidro Molina: «Voy a dormir fuera». A Isidro le extrañó que no dijera a casa de quién iba. «Era la tercera vez que no dormía en casa. Es muy niño, acababa de empezar a salir». Isidro lo llamó por teléfono y le dio permiso. Fue la última vez que escuchó su voz.



«He quedado con un colega en un bar del centro», le dijo a otro amigo antes de marcharse. Este quiso saber quién era. «No le conoces», le respondió Paco. Y ese desconocido se ha quedado instalado para siempre en la vida rota en pedazos de los Molina. Paco no llegó a ningún bar. Su último mensaje, un audio de whatsapp fue para una chica con la que empezaba a tontear. «Que no me enfado cosa bonita. Que ya está, luego hablamos, ¿vale?». Su voz y su actitud es normal, tranquila. No se sabe dónde llegó, quién se lo llevó, qué se cruzó en su camino.




«No tengo ni idea de lo que ha pasado. Es el caso más desconcertante que he investigado» asegura el subinspector Carlos Segarra que lleva más de dos décadas dedicado a perseguir asesinos y buscar a personas desaparecidas. Su sección ha seguido hasta seis líneas de investigación, todas relacionadas con personas muy cercanas a Paco. El adolescente, que soñaba con ser soldado, estaba fascinado por la historia política y el mundo militar. Y en ese entorno han indagado hasta la saciedad. La mayoría de sus contactos eran mayores que él. Algunos son seguidores ultras del Córdoba. Pero todos los caminos han llevado a un punto ciego. Nadie ha dado un paso en falso.

No es la única ceguera en un caso que empezó torcido. El chico desaparece la madrugada del jueves. Sus padres denuncian al día siguiente en una comisaría de la ciudad y se movilizan en redes sociales. Los agentes reciben unos días después la llamada de un joven que ve un cartel con la imagen del chico. Asegura haberlo visto el domingo en la estación de autobuses de Córdoba subiendo a un autocar que iba a Madrid. La Policía pide las imágenes, pero solo cogen las de los dos andenes de embarques de ese día a la capital (16.30 y 18.15 horas). En uno de ellos se ve a los pasajeros; en el otro, no porque el sistema de vigilancia controlado por un operador se mueve de un lugar a otro. Las cámaras de entrada y salida a la estación no las solicitaron y se destruyeron. De la llegada a Madrid solo tienen un fotograma de la escalera de acceso. Imposible distinguir si Paco llegó a la ciudad o no.

Muerto en Rumanía
Isidro y Rosa, la madre, siguen lamentando que se perdiera lo que para ellos es una pista valiosísima. Los agentes de la sección de Homicidios y Desaparecidos, que asumieron la investigación después, han llamado a muchas puertas en Madrid, lugares a los que Paco por sus aficiones podría haber llegado. No han encontrado ni un resquicio. En estos cinco años han comprobado y desechado unos 200 avistamientos. En toda España y en ocho países, alguien ha creído ver a Molina, cuya imagen llega a diario a miles de personas gracias a la actividad de su familia en redes sociales. Francia, Alemania, Ucrania, Rusia, Colombia, Bélgica, Rumania e Irak; en todos esos lugares se ha contactado con un agregado policial o con personal de la embajada y se han pedido cámaras para volver al punto inicial.


«Barajamos que lo de Irak podría ser, que Paco hubiera decidido enrolarse como soldado de fortuna, era poco posible, pero lo miramos. Tiene un íntimo amigo ucraniano, otra posibilidad que seguimos», cuenta Segarra. El verano pasado, Isidro, con el que mantiene una relación constante, le llamó a las seis y media de la mañana. «Carlos, me acaban de decir que tienen a mi hijo en una morgue en Rumania». El subinspector contactó con el agregado policial allí que, casualmente, estaba con el jefe de la Policía rumana. El muerto era un chico de esa nacionalidad indocumentado.

La familia y la Policía coinciden en que Paco no se marchó por voluntad propia. No se llevó ropa, no cogió los 30 euros que tenía ahorrados, no parecía preocupado o distinto. Rosa e Isidro siguen esperando que vuelva. En el camino les han salido videntes de buena fe, pero sin éxito, y estafadores sin escrúpulos. En 2017 un individuo fue condenado a seis meses de cárcel. Les hizo creer que había conocido a Paco en Albacete y que este vivía en un local de alterne. El año pasado unos colombianos les pidieron 8.000 euros y amenazaron con matar a Paco. Cada mes alguien trata de jugar con su dolor y su esperanza.
Los aspectos en la materia es decir la gente que sigue y conoce estos hechos afirman que una desaparicion voluntaria va dejando huella en este caso parece que se lo tragado la tierra es evidente que no es voluntario y estoy de acuerdo que los hechos pasan esa misma noche.
 
Sigo sin saber de dónde sacas tus "expertos"... En todas las entrevistas se habla de que la última vez que fue visto fue en ese bus a Madrid, no entiendo porque niegas algo que fue dado por cierto escudandote en "expertos" ficticios. Respeto que quieras creer lo que quieras, pero no creo ni que "desapareciera" por el camino en una noche de mucho transito sin que nadie viera que algo le pasara ni voy a dejar de creer la versión de unos testigos que ya dieron su credibilidad a sus padres.
Bueno hay gente que ha desaparecido en pleno centro de la ciudad..
 
También pienso que al no haberse encontrado nunca más una pista de el en Córdoba, vivo o muerto, si pudo hacer ese viaje a Madrid, pero pienso que le mataron y se deshicieron de el de cualquier forma, a saber, ya me dirás como se puede resolver algo así, con cero pistas de nada y tanto tiempo después. Imposible. Desconozco si Paco tenia redes sociales, pero quizás pudieran haber aportado pistas de algo, no sé, hace años se llevaban mucho los chats clandestinos de estos tipo Terra, si Paco hubiera tenido amigos virtuales que lo hubieran llevado hasta Madrid, es imposible rastrear ese tipo de chats. Pero siendo un chico de provincia de toda la vida, por eso digo que tuvo que conocer por Internet, a la persona/personas que lo hicieron ir hasta a Madrid.
Pero es que es muy raro que quieran matar un chico porque sí, para robarle lo dudo, abusar decel por encontrarselo de manera circunstancial también lo dudo al ser un chico, yo creo que si quedó con alguien como bien dijo Paco a su amigo, la cosa es, que tipo de relación seria para acabar así...
 
Pero es que es muy raro que quieran matar un chico porque sí, para robarle lo dudo, abusar decel por encontrarselo de manera circunstancial también lo dudo al ser un chico, yo creo que si quedó con alguien como bien dijo Paco a su amigo, la cosa es, que tipo de relación seria para acabar así...
No tiene ningún sentido que viaje a Madrid para matarlo, más bien sería algún tipo de magia gente mayor que Paco y poderosa.
 

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