Melania Trump. First Lady o Primera Dama.

recien he oido que està desaparecida, atrincherada en la torre Trump, y que su papel de primera dama lo hace Ivanka, no me sorprenderia nada...

No mujer, no seas mal pensada...Esta muy ocupada sacandose un doctorado en fisica de particulas y leyendo William Shakespeare en sus ratos libres.
 
Trump quería el yate mas grande y hermoso del mundo, y lo mandó diseñar en Bilbao

OLIVER DESIGN, una Pyme vasca especializada en diseño e ingeniería naval, fue elegida personalmente por el magnate inmobiliario y hoy candidato a la presidencia de los EE UU, Donald Trump, para diseñar el que deseaba se convirtiese en “el yate más grande y más hermoso del mundo”. La firma vasca, con sede en Getxo, recibió en el año 1993 170.000 dólares en pago por los planos de un suntuoso buque de lujo de 128 metros de eslora, que Trump declinó construir en el último momento por encontrarse inmerso en una situación de bancarrota de sus negociosa en hoteles y casinos.

El Salón Náutico de Florida no abría sus puertas hasta las 10 de la mañana, pero los horarios estrictos no rigen para determinados VIP.
Donald Trump disfrutó del privilegio de visitar los stands una hora antes, sin necesidad de compartir espacio con el público general y con la posibilidad de detenerse sin ser molestado allí donde le pareciera oportuno. Y lo hizo en la esquina ocupada por una modesta empresa familiar de la localidad vizcaína de Getxo, aunque con medio nombre en inglés: Oliver Design. Hay que abrirse al mundo.

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Sede de Oliver Design en La Galea

No había nadie en ese momento. Trump echó un vistazo a los dibujos y a las maquetas. Le gustó lo que vio. El fundador, Jaime Oliver, presentaba sus nuevos diseños de barcos en aquel salón en 1992. Al cabo de unas horas, mientras observaba el paso de la gente por su stand, alguien con una maleta en la mano preguntó por el responsable de Oliver Design. Se presentó como secretario de Donald Trump. "El señor Trump quiere hablar con usted. Busca a alguien que diseñe y construya su barco. Su empresa podría ser la elegida si preparan unos bocetos antes de que se marche. Si le parece bien, mañana por la mañana me los presenta en el hotel". Y lo hicieron.

"Fue un caballero"
El magnate no estaba en su momento económico más boyante, pero pensó que quizá darse la apariencia de potentado con un yate pretencioso podría facilitarle los regates financieros que necesitaba con los bancos para esquivar sus problemas. "No sólo quiero el más grande del mundo, sino también el más bonito", pidió Trump a Oliver y a su hijo cuando fueron invitados al Hotel Plaza de Nueva York para una reunión. Allí establecieron el plazo de un año para el proyecto. Trump abonaría 16 millones de pesetas de la época. "Fue un caballero -recuerda Oliver- porque aquel día ya nos dio un adelanto".


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Jaime Oliver

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Donald Trump con el propietario de Oliver Design, Jaime Oliver
Iñigo Oliver, hijo de Jaime, se instaló a tiempo parcial en Estados Unidos para centrarse en el desarrollo del plan. Se reunió con Donald Trump varias veces en la Trump Tower de Nueva York y también en la mansión de Mar-a-Lago, en Florida. Los Oliver fueron, incluso, invitados al bautizo de Tiffany, la hija de Trump y Marla Maples, su segunda esposa. Agradecidos, encargaron a María Mendoza, propietaria de Los Encajeros, un regalo para el bebé. Donald quedó tan encantado con la calidad del regalo que, según aseguran, encargó varios juegos de cama a la firma española.


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Iñigo Oliver Goicolea

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Y, sí, los Oliver diseñaron un impresionante yate de 128 metros de eslora, con cuatro cubiertas, suites de lujo, piscina, jacuzzi, salones, helipuerto y una enorme sala con palmeras para grandes celebraciones. Trump mostró especial interés, por ejemplo, por la chimenea del barco. Quería que fuera el símbolo de su compañía, y que su apellido estuviera bien a la vista en letras doradas. También le preocupaban las medidas de la cama, si el colchón tenía que ser único o debían ser dos, si el baño sería sólo para su uso o también lo utilizaría su mujer, o cómo debía ser el ropero.

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En pijama
Trump llamaba a los Oliver en cualquier momento para discutir los detalles. Ignoraba el desfase horario. Cuando Iñigo estaba en Getxo se acostaba con el teléfono al lado, por si sonaba en medio de la madrugada. Y cuando viajaba a Estados Unidos, tampoco le dejaban recuperarse del jet lag. Un día en Mar-a-Lago, Iñigo se preparaba para descansar con el pijama puesto. Pero el mayordomo le fue a buscar porque Trump quería invitarle al cine. Se vistió dispuesto a salir de la residencia, cuando le condujeron al sótano: allí habían instalado una lujosa sala, con enormes butacas. El cansancio del viaje, la diferencia horaria y la extrema comodidad de los asientos sumió a Oliver en el sopor a media película. Trump le despertó amablemente: "Iñigo, it is time to go to bed" (Iñigo, es hora de irse a la cama).

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Bocetos del yate que Trump encargó a Oliver Design

Iñigo y su padre terminaron el diseño del yate. La construcción del barco se empezó a negociar con Astilleros Españoles. Pero en 1994 se dispararon las deudas de la Trump Corporation, y también la deuda personal del propio Trump. "Es un hombre de impulsos -asegura Jaime Oliver-. Tan pronto quiere construirse el barco más grande del mundo, como abrir un casino para acabar en la quiebra. Pero luego se vuelve a levantar desde la nada".

El proyecto terminó ahí. El yate no se llegó a construir, aunque Trump sí pagó a los Oliver los 170.000 dólares acordados por el diseño. Habría sido el segundo megayate de Donald Trump. El primero se lo compró al traficante de armas saudí Adnan Khashoggui por 29 millones de dólares (Khashoggui había pagado 100 millones por él). Lo llamó Trump Princess. Tiempo después, acosado por las deudas, lo vendió por 20 millones. Se quedó sin yates. Pero ahora es presidente.



 
Un poco de memoria sobre Michelle Obama empezando de ejercer de la primera dama en las primeras semanas de Enero y febrero en 2009 (sacadas de historias de Getty images)



19 de enero
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Con el esposo, 21 de enero.
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25 de enero
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04 de febrero
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09 de febrero
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11 de febrero

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y el resto del año, siguió trabajando más..... Siempre había apoyado y acompañado a su esposo....
 
Trump dormía en sábanas de Los Encajeros

30 enero 2017

El presidente y su segunda esposa bautizaron a su hija con un faldón de la casa vizcaína. «Nos han comprado mucho»

La biografía de un hombre como Donald Trump, que lleva unas cuantas décadas sentado en la cima del mundo, acaba creando vínculos con rincones inesperados del planeta. Ya se sabe que los multimillonarios conocen a mucha gente, viajan un montón y se permiten caprichos sin atender a limitaciones de precio ni de distancia. Pues bien, en esa tupida red de relaciones del nuevo presidente de Estados Unidos aparece Bizkaia por partida doble. Es bien conocido que de aquí estuvo a punto de salir el yate de sus sueños, el «más grande y más bonito» de la historia, un barco de lujo casi irreal que le diseñaron los ingenieros navales Oliver, de Getxo. Y aquí se produjeron también las sábanas y las fundas de edredón donde el magnate durmió y soñó -mejor dejemos ahí la enumeración de rutinas nocturnas- durante unos cuantos años de su vida.

Los dos sueños, el del yate frustrado y el de la ropa de cama, están estrechamente relacionados. Trump entró en contacto con los Oliver en 1992, al descubrir su expositor en una feria naval de Florida, y les encargó el diseño del ‘Trump Princess’, el barco que iba a llevar su poderío por los siete mares. La relación profesional se desarrolló al más puro estilo Trump, con mil exigencias y llamadas intempestivas en plena madrugada, pero también con unos lazos amistosos que se estrecharon mucho más de lo estrictamente necesario: el millonario invitó a los Oliver a Mar-a-Lago, su suntuosa mansión de Palm Beach, y también al bautizo de Tiffany, la única hija que tuvo con su segunda esposa, la actriz Marla Maples. Los ingenieros le llevaron como regalo un faldón comprado en Los Encajeros, la empresa vizcaína fundada en 1880, cuya ropa infantil de estilo clásico e inspiración británica tiene una reputación que ronda lo legendario.

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Una mujer encantadora

La embarcación nunca llegó a construirse, pero la relación con Los Encajeros se volvió sólida y duradera. Aquel faldón de organdí suizo hecho a mano gustó tanto a la familia Trump que la pequeña Tiffany acabó luciéndolo en el bautizo: apareció en las fotografías de la prensa internacional del corazón, incluida la revista ‘¡Hola!’, y Marla agradeció el obsequio a la esposa de Jaime Oliver con una afectuosa misiva. Los Trump se convirtieron en clientes de la marca vizcaína, que nació a finales del siglo XIX cuando Manuel Mendoza empezó a importar encajes de Bélgica, linos de Irlanda y telas de Damasco, pero a aquellas alturas del siglo XX se había convertido ya en una afamada firma que vendía sus colecciones en ‘showrooms’ por todo el mundo. «Cuando he estado en Palm Beach, los Trump me han comprado mucho», confirma María Mendoza, bisnieta del fundador y heredera del negocio junto a su hermana Mónica.

La clienta, en rigor, era Marla. «Además del faldón que le regalaron, también había oído hablar de nosotros a través de unos amigos. Nos compraba la ropa de cama: sábanas, edredones... Es una mujer muy normal, estupenda, encantadora, aunque entonces yo no le daba mucha importancia: sabía que estaba casada con uno de los hombres más ricos del mundo, pero tengo la impresión de que Trump todavía no llamaba tanto la atención como después». No parece mala cosa, por cierto, ser el proveedor de ropa de cama de una residencia como Mar-a-Lago: al fin y al cabo, hablamos de una casa inabarcable que cuenta con 118 habitaciones. A Trump siempre se le atribuye un mal gusto que roza lo monstruoso, y Mar-a-Lago se suele citar como ejemplo de su estética recargada y exhibicionista, pero María Mendoza no recuerda ningún encargo que rompiese con la primorosa estética de su marca: «Qué va, nada raro. Nuestra ropa es bastante clásica, pero a veces he hecho cosas estrafalarias a petición de otros clientes. Para los Trump, no».

La relación comercial se terminó a la vez que el matrimonio: Donald Trump y Marla Maples se separaron en 1997 y se divorciaron dos años después, cuando el magnate ya había iniciado su relación con la modelo eslovena Melanija Knavs, que habría de convertirse en Melania Trump, su tercera (y actual) esposa. Aunque hay negocios que prefieren desvincularse del presidente estadounidense, María Mendoza tiene claro que estaría encantada de venderle unos cuantos juegos de sábanas para sus nuevos aposentos en la Casa Blanca. «El problema es que Melania no me conoce, ja, ja, pero por supuesto que no me importaría nada venderle ropa de cama. ¡Soy una comerciante!».
 
Realmente no entiendo por qué Melania está en NYC ... se supone que su hijo necesita terminar en el colegio en NYC.... ¿pero cuáles son los motivos? No me hablen de la protesta porque yo no creo nada que ver con esa.
Mientras Ivanka ya está en Washigthon ... Sus hijos también y su esposo igual... ¿qué paso con los colegios de los hijos (excpeto ,tiene un hijo de unos meses) ? Pues leí que ya empezarán a entrar nuevos colegios en este mes. ....

Las fotos de Melania con cara "triste" , es como si fuera diciendo " ¿Por qué mierda me casé con Donald? " ... Ella nunca imaginó que se fuera la primera dama... Ella no nació para estar lista .... sin duda, ella tendrá tremenda situación con Donald en algún momento.
 
Que te crees tú eso. Esto acaba de empezar, como en el resto de hilos cuyos personajes están en alza. Si la vida es bonita y este hilo tan feo, ¿qué haces aquí?? Ya lo sé : nos regañas. Como os gusta regañar a algunas foreras, sin abroncar al resto no disfrutáis


Anichi es comadre de una coti que ha puesto un comentario muy parecido en el hilo del príncipe Harry y Meghan, se les olvida que este foro se llama cotilleando y que criticar no es sinónimo de envidiar!!!
 
Última edición:
En la foto con el vestido rosa y los lamparones estaba realmente guapa de cara.

Pero imagino que vivir en el circulo que vive ella en NY condiciona mucho y de ahi el paso por el cirujano hasta que se ha desgraciado los ojos.

Nariz, labios, pomulos...no me parecen tan terribles. Pero los ojos, nadie deberia tocarselos. Te cambian la expresion de la cara totalmente y es una pena.
Yo supongo que la intención puede q no fuera tocarse los ojos, sino las arruguitas de la cara y las patas de gallo y la intención sería hace un lifting, un estiramiento de toda esa piel arrugada que, ala vista está, no estiraron en la dirección ni de la forma adecuada.

María Teresa campos, llamaba a eso el otro día, que te quedan cara de lagarto con algunas operaciones y en el sentido de que los ojos se van yendo hacia atrás y se pierden las líneas naturales de la cara, tiene razón. De lagarto o de extraterrestre, pero creo q está claro q esa operación, la q le volteó y cerró los ojos de esa manera, nunca debió hacérsela.
 
Trump dormía en sábanas de Los Encajeros

30 enero 2017

El presidente y su segunda esposa bautizaron a su hija con un faldón de la casa vizcaína. «Nos han comprado mucho»

La biografía de un hombre como Donald Trump, que lleva unas cuantas décadas sentado en la cima del mundo, acaba creando vínculos con rincones inesperados del planeta. Ya se sabe que los multimillonarios conocen a mucha gente, viajan un montón y se permiten caprichos sin atender a limitaciones de precio ni de distancia. Pues bien, en esa tupida red de relaciones del nuevo presidente de Estados Unidos aparece Bizkaia por partida doble. Es bien conocido que de aquí estuvo a punto de salir el yate de sus sueños, el «más grande y más bonito» de la historia, un barco de lujo casi irreal que le diseñaron los ingenieros navales Oliver, de Getxo. Y aquí se produjeron también las sábanas y las fundas de edredón donde el magnate durmió y soñó -mejor dejemos ahí la enumeración de rutinas nocturnas- durante unos cuantos años de su vida.

Los dos sueños, el del yate frustrado y el de la ropa de cama, están estrechamente relacionados. Trump entró en contacto con los Oliver en 1992, al descubrir su expositor en una feria naval de Florida, y les encargó el diseño del ‘Trump Princess’, el barco que iba a llevar su poderío por los siete mares. La relación profesional se desarrolló al más puro estilo Trump, con mil exigencias y llamadas intempestivas en plena madrugada, pero también con unos lazos amistosos que se estrecharon mucho más de lo estrictamente necesario: el millonario invitó a los Oliver a Mar-a-Lago, su suntuosa mansión de Palm Beach, y también al bautizo de Tiffany, la única hija que tuvo con su segunda esposa, la actriz Marla Maples. Los ingenieros le llevaron como regalo un faldón comprado en Los Encajeros, la empresa vizcaína fundada en 1880, cuya ropa infantil de estilo clásico e inspiración británica tiene una reputación que ronda lo legendario.

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Una mujer encantadora

La embarcación nunca llegó a construirse, pero la relación con Los Encajeros se volvió sólida y duradera. Aquel faldón de organdí suizo hecho a mano gustó tanto a la familia Trump que la pequeña Tiffany acabó luciéndolo en el bautizo: apareció en las fotografías de la prensa internacional del corazón, incluida la revista ‘¡Hola!’, y Marla agradeció el obsequio a la esposa de Jaime Oliver con una afectuosa misiva. Los Trump se convirtieron en clientes de la marca vizcaína, que nació a finales del siglo XIX cuando Manuel Mendoza empezó a importar encajes de Bélgica, linos de Irlanda y telas de Damasco, pero a aquellas alturas del siglo XX se había convertido ya en una afamada firma que vendía sus colecciones en ‘showrooms’ por todo el mundo. «Cuando he estado en Palm Beach, los Trump me han comprado mucho», confirma María Mendoza, bisnieta del fundador y heredera del negocio junto a su hermana Mónica.

La clienta, en rigor, era Marla. «Además del faldón que le regalaron, también había oído hablar de nosotros a través de unos amigos. Nos compraba la ropa de cama: sábanas, edredones... Es una mujer muy normal, estupenda, encantadora, aunque entonces yo no le daba mucha importancia: sabía que estaba casada con uno de los hombres más ricos del mundo, pero tengo la impresión de que Trump todavía no llamaba tanto la atención como después». No parece mala cosa, por cierto, ser el proveedor de ropa de cama de una residencia como Mar-a-Lago: al fin y al cabo, hablamos de una casa inabarcable que cuenta con 118 habitaciones. A Trump siempre se le atribuye un mal gusto que roza lo monstruoso, y Mar-a-Lago se suele citar como ejemplo de su estética recargada y exhibicionista, pero María Mendoza no recuerda ningún encargo que rompiese con la primorosa estética de su marca: «Qué va, nada raro. Nuestra ropa es bastante clásica, pero a veces he hecho cosas estrafalarias a petición de otros clientes. Para los Trump, no».

La relación comercial se terminó a la vez que el matrimonio: Donald Trump y Marla Maples se separaron en 1997 y se divorciaron dos años después, cuando el magnate ya había iniciado su relación con la modelo eslovena Melanija Knavs, que habría de convertirse en Melania Trump, su tercera (y actual) esposa. Aunque hay negocios que prefieren desvincularse del presidente estadounidense, María Mendoza tiene claro que estaría encantada de venderle unos cuantos juegos de sábanas para sus nuevos aposentos en la Casa Blanca. «El problema es que Melania no me conoce, ja, ja, pero por supuesto que no me importaría nada venderle ropa de cama. ¡Soy una comerciante!».
ya está tardando la Mousa en alardear de tener una funda de almohada de esta firma..........
 
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