Las 5 historias más trágicas de amor real en Hollywood

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Las 5 historias más trágicas de amor real en Hollywood

Estos romances probaron las dulces mieles de la pasión pero quedaron sellados por el dolor y la pérdida​

Por
Natalia Ruiz
2 de Mayo de 2021



Parejas de Hollywood que protagonizaron trágicas historias en la vida real.


Parejas de Hollywood que protagonizaron trágicas historias en la vida real.

La historia de Hollywood está atravesada por grandes historias de amor en cámara y fuera de cámara. Pero algunas, culminaron en horribles tragedias. Aquí, un repaso por algunas de las más tristes y recordadas.

Natalie Wood y Robert Wagner

Cuando Natalie Wood tenía tan solo diez años cayó profundamente enamorada del actor Robert Wagner. Quizá habrá sido su sonrisa o sus enormes ojos azules, pero lo cierto es que la pequeña de ascendencia rusa soñaba con aquel hombre que años después se convertiría en su esposo y en una de las últimas personas en verla con vida.

Natalie caminaba junto a su madre en un pasillo de la 20th Century Fox cuando vio a Wagner, de entonces 18 años. “Giré hacia mi madre y le dije ‘voy a casarme con él’”, confesó a la revista People en 1975.
Se reencontraron en 1957, gracias a Rebelde sin causa, y tras un noviazgo muy breve, la pareja contrajo matrimonio.

Sin embargo, al despegar la carrera de Natalie, pronto comenzaron a distanciarse y se divorciaron en 1962; las razones habrían sido varias, pero especialmente los celos que sentía Wagner de Wood, quien vivía el ocaso de su carrera en aquel entonces.

Aunque ambos siguieron con su vida en 1970 se reencontraron en una cena y, al compartir una linda velada a la que siguieron otras invitaciones, finalmente se casaron por segunda vez dos años después.

Finalmente, luego de idas y vueltas, Wood Wagner parecían estabilizarse como una de las parejas más importantes de Hollywood. Guapos, millonarios y felices. Sin embargo, todo terminó con una tragedia.

La pareja Wood Wagner fue una de las más importantes en Hollywood durante los setenta. Su hogar fungía como punto de reunión para las grandes estrellas. Sin embargo, pronto se comenzó a hundirse. (Foto: Archivo)


La pareja Wood Wagner fue una de las más importantes en Hollywood durante los setenta. Su hogar fungía como punto de reunión para las grandes estrellas. Sin embargo, pronto se comenzó a hundirse. (Foto: Archivo)


En la noche del 29 de noviembre de 1981 el cuerpo de Natalie Wood cayó en las aguas del Océano Pacífico, frente a Los Ángeles.

La pareja se había tomado un descanso de tres días a bordo del Splendour, el lujoso yate en donde viajaban acompañados del también actor Christopher Walken. Y después de unas horas de beber sin medida y de lo que, según relataron algunos testigos de la escena, pareció una rencilla entre los tres, Natalie desapareció.

La encontraron a la mañana siguiente, y comenzaron las investigaciones que en distintas ocasiones han señalado a Robert Wagner como “persona de interés”. Aunque el móvil permanece oculto hasta la fecha, versiones sostienen que se trató de un ataque de celos, como aquellos que ocasionaron su primer divorcio.

Aunque esta vez no se habríán ocasionada en el éxito de Wood, sino en el triángulo amoroso en el que ambos estaban metidos.

Joe Di Maggio, el beisbolista que tuvo a Marilyn Monroe en la cabeza hasta su último aliento

Había rayos y truenos, como dioses, decían sobre la intimidad en la alcoba Marilyn y Di Maggio.  (Foto: Archivo)
"Había rayos y truenos, como dioses", decían sobre la intimidad en la alcoba Marilyn y Di Maggio. (Foto: Archivo)

Ya habían pasado más de 30 años desde aquel día en que Marylin Monroe fue hallada sin vida en el dormitorio de su casa en Brentwood, California, el 5 de agosto de 1962. Sin embargo, cada semana sin falta, decenas de flores llegaban a su lápida .

¿El remitente? Joe Di Maggio. El hombre que la amó, según el biógrafo del beisbolista Dr. Rock Positano, más que ningún otro. La amaba por su belleza, sí, como cualquier otro; pero sobre todo por su dulzura, su inocencia y su perspicaz inteligencia. Y su repentino fallecimiento dejó un dolor incurable en el atleta.

Joe y Marilyn se casaron en 1954 y, aunque el matrimonio duró apenas nueve meses, una vez que la rubia decidió separarse de él porque, según argumentaba, él ejercía “crueldad mental” sobre ella; el atleta no dejó de preocuparse por su exesposa.

La relación entre ambos alcanzó un nivel de obsesión y, antes de casarse, vivieron un romance de 24 meses. (Foto: Archivo)
La relación entre ambos alcanzó un nivel de "obsesión" y, antes de casarse, vivieron un romance de 24 meses. (Foto: Archivo)

Aun cuando Marilyn había saltado a la siguiente relación y en 1961 terminó con el escritor Arthur Miller, Joe quiso apoyarla y la retiró de la clínica psiquiátrica en la que se había internado por su “fragilidad emocional” para buscarle refugio en un campo de entrenamiento de los Yankees en Florida.

No obstante, la relación entre la superestrella y el atleta está llena de episodios sumamente escabrosos. Aunque, según argumenta el biógrafo del deportista, todo tenía un solo motivo: el amor y la protección que Joe buscaba proporcionar a la actriz.

Finalmente, la tumba de Marilyn se quedó sin flores en 1999, cuando el beisbolista falleció a causa del cáncer de pulmón que padecía. En el lecho de su muerte, Joe todavía la traía en la cabeza el recuerdo de aquel amor: “Al fin voy a poder ver a Marilyn”, pronunció.

La familia Reeves-Syme terminó con una dedicatoria en Mullholand Drive

El fallecimiento de su hija y la subsecuente muerte de su expareja han sido unos de los episodios más duros en la vida de Keanu quien, en aquellas épocas también se enfrentó al fallecimiento de otro amigo cercano: River Phoenix. (Foto: Archivo)


El fallecimiento de su hija y la subsecuente muerte de su expareja han sido unos de los episodios más duros en la vida de Keanu quien, en aquellas épocas también se enfrentó al fallecimiento de otro amigo cercano: River Phoenix. (Foto: Archivo)

En 1998, la estrella en ascenso Keanu Reeves comenzó una relación sentimental con Jennifer Syme, quien trabajaba como asistente del director de cine David Lynch y en un sello discográfico que se encargaba de promover Dogstar, la banda grunge en la que Reeves tocaba el bajo.

Según distintos medios de comunicación, ahí ocurrió el flechazo: se enamoraron en una fiesta en la que ambos coincidieron y en 1999, como el propio Keanu ya había expresado que era su deseo en entrevistas anteriores, formaron una familia. Jennifer quedó en cinta de una niña, a la que después habrían de llamar Ava Archer.

Sin embargo, Ava nació muerta. Con un dolor inmenso, Jennifer se sumergió en una depresión. Después de eso, la pareja no aguantó mucho tiempo y a principios del 2000 se disolvió para dar paso a una amistad. Pero el cariño no perecería nunca y Reeves fue amigo de Syme hasta sus últimos días.

Un año y medio después de que terminaron, Jennifer tuvo un accidente automovilístico y falleció. Hay distintas versiones sobre lo que pasó aquella noche, si ella había consumido o no algunos relajantes musculares antes de salir a la avenida o si se encontraba alcoholizada.

Lo cierto es que Syme acudió a una fiesta del cantante Marylin Manson y se impactó contra unos automóviles estacionados cuando dejó el lugar. Salió disparada de la Jeep que manejaba y murió al instante.

La tumba de Jennifer Syme y Ava Archer Reeves-Syme en Los Ángeles, California. (Foto: Archivo)
La tumba de Jennifer Syme y Ava Archer Reeves-Syme en Los Ángeles, California. (Foto: Archivo)

En el velorio de Jennifer, Keanu fue captado por los medios de comunicación completamente abatido, enfundado en un traje negro y cabizbajo. Se había despedido de la madre de su única hija y de la familia que nunca pudo formar.

“Cuando las personas que amas se han ido, estás solo. Extraño ser parte de sus vidas y que ellas sean parte de la mía. Me pregunto cómo sería el presente si estuvieran aquí, lo que podríamos haber hecho juntos. Extraño las grandes cosas que nunca serán”, recordó Keanu en una entrevista con Parade Magazine en 2006.

“Creo, después que de la pérdida, la vida requiere un acto de reclamo. Tienes que rechazar el ser abrumado. La vida tiene que seguir”, sentenció quien quedaría inmortalizado como Neo, en aquella ficción ciberpunk. Y a la postre así lo hizo, siguió adelante.

Ahora, madre e hija descansan en el Cementerio Westwood Village en Los Ángeles, California y el nombre de Jennifer Syme quedó inmortalizado en la cinta Mullholand Drive; pues, después del accidente, el propio David Lynch decidió rendirle un homenaje y dedicar a su memoria la “mejor película del Siglo XX”, según la BBC.

Travolta y Hyland: un amor que se enfrentó a las críticas y a a la muerte

John Travolta  y Diana Hyland se enamoraron perdidamente en 1976, años antes de que el actor protagonizara Saturday night fever. (Foto: Archivo)
John Travolta y Diana Hyland se enamoraron perdidamente en 1976, años antes de que el actor protagonizara "Saturday night fever". (Foto: Archivo)

La atracción que surgió entre Diana Hyland y John Travolta no fue diferente a aquellos romances que comienzan en los foros de grabación. Excepto, quizá, porque evolucionó para convertirse en una de las historias más trágicas que conoció Hollywood.

Cruzaron miradas durante el rodaje de El chico de la burbuja de plástico; Travolta era el protagonista y Hyland interpretaba a su madre. Mientras Diana ya había construido una carrera sólida en Hollywood, Travolta, con solo 22 años, era la sensación juvenil que acumulaba cientos de adolescentes enamoradas.

Hasta ese momento, en su status de “rompecorazones”, John no había tenido alguna relación seria. Sin embargo, el amor lo abofeteó a primera vista y, después de algunas pláticas sumamente animadas, la atracción que sentía por Diana pronto se transformó en lo que sería “el amor de una vida”.

Ambos amaban la actuación y encontraron en la pasión compartida el nicho de un amor que se antepuso primero a los 18 de años de diferencia que había entre ambos... y después a una enfermedad que terminó con todo a su paso.

“Nunca estuve más enamorado de nadie en mi vida. Pensé que había estado enamorado antes, pero no. Desde el momento en que la conocí me sentí atraído. Éramos como dos maníacos hablando todo el tiempo en el set de Bubble”, recordó Travolta.

Ni los comentarios maliciosos o escépticos ni la diferencia de edad pudieron contra el amor que aquella mujer de cabellos dorados y un joven con la barbilla partida sentían. Pero pronto la salud de Diana comenzó a deteriorarse y no dejó lugar para más.

En 1976, Diana fue diagnosticada con cáncer de mama. Lamentablemente, el diagnostico no se hizo a tiempo y la enfermedad consumió la vida de la actriz apenas unos meses después. No hubo mucho que la ciencia pudiera hacer por Diana, pero John se quedó ahí, inamovible de la mano de su amada.

Diana falleció el 27 de marzo de 1977 en California. Había encontrado a quien la acompañó hasta que la muerte se la llevó y Travolta quedó marcado con el dulce recuerdo de Diana y un amor que comenzó levantando cejas y terminó derramando lágrimas.

El duro recordatorio de la fragilidad de la vida que Natasha Richardson dejó a Liam Neeson


Liam Neeson estuvo casado 16 años con Natasha, pero una fatalidad los separó. (Reuters)
Liam Neeson estuvo casado 16 años con Natasha, pero una fatalidad los separó. (Reuters)

En 2009, Liam Neeson se vio obligado a tomar una de las decisiones más duras que cualquiera podría tomar: decidir sobre la vida de una persona a la que se ama. Él y su esposa, la actriz Natasha Richardson, habían hecho un acuerdo años atrás, pero ¿cómo podía respetarse un trato así cuando la otra cara de la moneda era la muerte?

“Dicen que lo más difícil del mundo es perder a alguien a quien amas. Mi esposa murió inesperadamente. Fue alguien que me trajo tanta alegría... Ella era mi todo”, escribió en 2016, a manera de retrospectiva sobre lo que dejó Natasha tras su partida.

“Tenemos que detenernos y estar agradecidos por nuestros cónyuges porque un día, cuando levantes tu vista del teléfono, ya no estará allí. Lo que realmente aprendí sobre todo lo que ocurrió es a vivir y a amar todos los días como si fuera el último. Porque, algún día, lo será”.

Neeson se despidió de Natasha el 18 de marzo de 2009. En ese entonces, ya se había dictaminado la muerte cerebral de la mujer que amó profundamente durante los 16 años que estuvieron casados y que le había robado el corazón en 1993, cuando ambos formaban parte de la pieza teatral Anna Christie, en Broadway.

Natasha Richardson fue una de las actrices más reconocidas en el Reino Unido. (Foto: Archivo)
Natasha Richardson fue una de las actrices más reconocidas en el Reino Unido. (Foto: Archivo)

Natasha había sufrido un accidente mientras esquiaba en Canadá junto a uno de los hijos que tuvo con el actor. Sin embargo, el accidente casi pasó desapercibido para la actiz, quien se lo mencionó a Neeson en una llamada telefónica como un simple detalle más de la jornada vacacional: “Oh, cariño, me caí en la nieve”. Eso fue todo.

Me dijeron que tenía muerte cerebral y viendo la radiografía dije ‘wow’. Me acerqué a ella y le dije que la amaba, le dije: ‘cariño, sé que no vas a volver, te golpeaste la cabeza. No sé si puedes oírme, pero es lo que está pasando’”, recordó Neeson en 2014, quien aseguró que su esposa y él habían acordado “desconectar el cable” si alguno de los dos quedaba en estado vegetativo.

Y así fue, a los 45 años, Natasha se despidió de forma sorpresiva ante el estupor de la farándula estadounidense y británica.

 
Lo de Travolta ha sido un drama continuo.
No solo Diana Hyland, su mujer Kelly Preston también murió de cancer de pecho.
Y su hijo Jett, con 16 años, que tenía el síndrome de Kawasaki.
Un dramón de vida, pobre.
 
A Natalie Wood la mató el marido, pero no se lo pudieron probar o lo escondieron muy bien. Christopher Walken siempre se ha negado ha hablar del caso, pero estaba presente.
 
A Natalie Wood la mató el marido, pero no se lo pudieron probar o lo escondieron muy bien. Christopher Walken siempre se ha negado ha hablar del caso, pero estaba presente.
Se dijo había bebido y se cayó al mar
No sabía nadar
 

Clark Gable y Carole Lombard, la pareja gamberra que rompió un trágico accidente de avión​


El número 7000 de Hollywood Boulevard sigue siendo un lugar mágico. Y no solo porque allí se ubica el mítico Roosevelt Hotel en el que se celebraron los primeros Oscar, sino porque una de sus suites albergó los inicios de uno de los amores más legendarios de Hollywood: el de Carole Lombard y Clark Gable. Alrededor de 1936, la pareja ocupaba la habitación, que hoy lleva su nombre, de tapadillo. Había razones para el secretismo: el actor seguía casado en segundas nupcias y aquel enamoramiento habría supuesto un escándalo enorme para la prensa del momento.


Años después de aquellos encuentros y de la muerte de Gable, que falleció un 17 de noviembre de hace 60 años, nadie duda de que Lombard fue el gran amor de su vida, la mujer que tuvo mucho que ver con quién fue el protagonista de 'Sucedió una noche', del rey de la Metro y de un cine que ya nunca volverá.


Los dos se conocieron en el rodaje de 'No man of her own' (1932), que curiosamente fue la única película que rodaron juntos. Por entonces, ambos estaban casados. Carole, por ejemplo, había contraído matrimonio con otra gran estrella, William Powell. Aunque ya tenían una química envidiable en pantalla, no hubo el más mínimo filtreo entre ella y Gable, que ya daba sus primeros pasos para hacer honor a su sobrenombre, El Rey.


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Gable y Lombard, en una de sus fotos más gamberras.

Gable y Lombard, en una de sus fotos más gamberras.
Varios años más tarde, Carole Lombard asistió a un baile organizado por el millonario John Hay Whitney. Y allí, entre canción y canción, volvió a encontrarse con Gable. Las cosas habían cambiado para ambos. La crítica consideraba a la actriz una auténtica reina de la comedia, una bufona rubia de grandes ojos cuyo irónico sentido del humor iba parejo a su belleza. Clark ya podía presumir del Oscar que había ganado por 'Sucedió una noche', una película en la que en principio no quería estar. La noche de baile exigía una etiqueta: todos los invitados tenían que ir vestidos de blanco. Lombard, que ya había dado sobradas muestras de su capacidad para la gamberrada en el cine, con personajes como los de 'La comedia de la vida' (1934) o 'Al servicio de las damas' (1936), asistió al evento con un traje similar al de una enfermera. La forma de llegar al salón de baile también fue original: en una camilla y dentro de una ambulancia. Entre los muchos invitados que se quedaron de piedra, atónitos y riendo a carcajadas, estaba Clark Gable. Como si se tratase de su legendario Rhett Butler, admirado ante las irreverencias de una pícara Scarlett O'Hara, se dice que esa misma noche se enamoró de la actriz. Al fin y al cabo, había encontrado a su igual en versión femenina.
Tal y como revelan las películas caseras de ambos que han llegado hasta nuestros días, Gable y Lombard estaban hechos el uno para el otro. Más que amantes, parecían los colegas de una juerga interminable. Pescando truchas, yendo de acampada o jugando al tenis, ambos protagonizaban una continua película de aventuras que, en este caso, era la vida real. En una época en la que todo parecía impostado siempre se mostraban con una naturalidad pasmosa, demostrando que el glamour no está reñido con la ironía ni con el sentido del humor. La mayoría de esas cintas las rodaron amigos o invitados a su finca de Encino, una especie de Arcadia en la que huían del oropel hollywoodiense; el lugar donde eran libres de hacer lo que les diese la gana.


Cuando Gable obtuvo el divorcio, en 1939, ambos se fugaron a Kingman, Arizona para contraer matrimonio. Ninguno de los dos tenía prisa en hacerlo, pero los jefes de publicidad de sus respectivos estudios consideraban que su amor debía estar legalizado ante la puritana sociedad de los 30. 1939 fue, de hecho, uno de los años más importantes en la vida personal y profesional de Gable; fue entonces cuando encarnó, casi a regañadientes, al Rhett Butler de 'Lo que el viento se llevó'. Lombard, una estrella a su altura gracias a comedias como 'La reina de Nueva York' (1937), vivió en primera persona el despido de George Cukor durante aquel rodaje o las neuras de su esposo cuando se quedó sin Oscar pese a las diez estatuillas que consiguió la película. Aquella fue, a su pesar, la noche de Robert Donat, que lo obtuvo por 'Adiós Mr Chips'.

Pese a todo, 'Lo que el viento se llevó' le dio muchas cosas, aparte de la inmortalidad. Meses antes de los Oscar, él y Lombard fueron vitorerados por media Atlanta, que salió a las calles para celebrar por todo lo alto la première de la película en un frío 15 de diciembre de 1939. Hay que recordar que, por entonces, la fama de Gable superaba a la de Vivien Leigh, pese a que su Scarlett O'Hara era la gran protagonista de la epopeya sureña de cuatro horas.

Meses después de aquel estreno, Gable y Lombard emprendieron una vida marital relativamente tranquila. Irónicamente, fue el ataque a Pearl Harbor el que propició que Estados Unidos le declarase la guerra a Japón y Alemania, el que dio al traste con la gran aventura de sus vidas. Como el resto del país, Hollywood se movilizó y lo hizo a través de estrellas como Carole Lombard. A principios de 1942, la actriz regresó a su Indiana natal para vender bonos de guerra, algo que muchos actores hacían dentro del célebre War Bond Tour. Su madre y Otto Winkler, amigo y publicista de Gable, la acompañaron en ese cometido.


La gira culminó con una cena en Indianápolis la noche del 15 de enero de 1942. Lombard había recaudado más de 2 millones de dólares y se mostró pletórica, emulando la V de victoria ante las cámaras de los periodistas. Winkler, su madre y ella iban a volver a Los Ángeles en tren pero la actriz no quería pasarse tres días en una locomotora. Como los otros dos miembros de la gira deseaban utilizar el tren, se jugaron la forma de viajar lanzando una moneda al aire. Desgraciadamente, fue Carole Lombard la que se salió con la suya: viajarían en avión.

El aeroplano hizo una parada en Las Vegas para repostar y nada hacía presagiar la tragedia. Minutos después, el piloto no se percató de que el vehículo no había alcanzado la altitud necesaria para sortear el imponente Monte Potosí. En una época en la que los controladores aéreos eran prácticamente ciencia ficción, el avión se acabó estrellando contra la montaña. Según recogió 'Las Vegas Review Journal', Gable viajó inmediatamente hacia el lugar de los hechos "esperando un milagro" que hubiese salvado la vida de su mujer. El milagro, por desgracia, era imposible: todos los ocupantes habían fallecido. Un amigo aconsejó a la estrella que mirase para otro lado cuando los forenses rescatasen los restos mortales de su esposa. Él, parapetado tras unas gafas de sol y con semblante serio, afrontó el duro momento casi sin pestañear.


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Titular sobre la muerte de Carole Lombard en 1942.

Titular sobre la muerte de Carole Lombard en 1942.
Meses después, Gable se alistó como soldado en la Segunda Guerra Mundial. Lo hizo como una forma de homenajear a su esposa, que recibió una medalla póstuma y fue considerada por el presidente Roosevelt la primera mujer caída en la guerra. Aseguran que el actor jamás se recuperó de aquel golpe. Es un hecho que, cuando regresó del campo de batalla, su carrera y su vida ya nunca fueron las mismas. Pese a que protagonizó éxitos en los 50 como 'Mogambo' o 'La esclava libre', pese a que volvió a casarse con Silvia Ashley y Kay Williams, nunca fue capaz de superar la pérdida de Carole. Tampoco volvió a brillar como lo hizo en los años 30, cuando todo Hollywood estaba rendido a sus pies.


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La pareja, en el estreno de 'Lo que el viento se llevó' en Atlanta. (Cordon Press)

La pareja, en el estreno de 'Lo que el viento se llevó' en Atlanta. (Cordon Press)


A principios de los 60, mientras rodaba 'Vidas rebeldes' a las órdenes de John Huston, acompañado por unos erráticos Marilyn Monroe y Montgomery Clift, Clark Gable sufrió un infarto. Ingresado a toda prisa en el hospital, nada se pudo hacer por su corazón y acabó muriendo a los 59 años. Su último deseo antes de morir fue claro: quería ser enterrado en Forest Lawn Memorial Park, en el mismo mausoleo en el que descansaba su amada Carole. Y hasta allí se siguen desplazando miles de fans de todo el mundo, dispuestos a homenajear a la que quizá fue la pareja más simpática de Hollywood.


En cierta ocasión preguntaron a Gable cómo se tomaría Carole Lombard la compleja sociedad que siguió a la guerra y a su muerte en caso de estar viva. Él no dudó al responder: lo habría hecho "con una carcajada".
 
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