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Ja,ja, ja... no conocía la anécdota pero es un provocador profesional, eso está claro. Tiene sus ventajas, evita que te relaciones con indeseables y no transmite enfermedades, algo es algo
La reinvención de Letizia
- AutorClaudette
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Si quieres te cuento también cuando cené con él codo con codo, pero mejor me piro antes de que me eche @Claudette
Qué forma más descarada de cargarse un hilo. No tengo perdón.
"Esta O'hara que me quita protagonismo."
Jajajaja no es sólo mi hilo O'Hara, también es tuyo, así que puedes hacer con él lo que quieras... yo me estoy divirtiendo mucho con tus comentarios, así que por mí, le puedes seguir!
Un abrazo.
No tengo tan poca vergúenza para seguir reventando hilos. Bueno, sí la tengo pero no la muestro en público.
Sigamos con la reinvención.
Os parece que trata de asemejarse a la momia de Ramses II?
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@LeMiroir Con todo respeto, no puedes generalizar tanto, habemos muchos y muchas anglosajones que somos cultos e informados, viajados, leídos, hablamos varios idiomas y ante todo tenemos una visión muy amplia de muchos temas.
Así como no se puede generalizar sobre las personas nacidas en España o en los países de habla hispana, tampoco de una manera tan elemental sobre los anglosajones. No voy a contestarte en todos las amplísimas generalizaciones que haces, porque no quiero romper el hilo.
Y otro dato: no es cierto que Letizia fascina. Eso es igual que decir que en España fascina solo porque una lee el Hola. Los futuros reyes de España, evidentemente han contratado a una agencia de imagen y relaciones de prensa, lo cual se manifiesta en mi y uno artículos almibarados sobre su extraordinario sentido de la moda y del estilo. Es muy fácil hacerlo en la lejanía. Pero ella no fascina, para nada. Saludos cordiales.
Así como no se puede generalizar sobre las personas nacidas en España o en los países de habla hispana, tampoco de una manera tan elemental sobre los anglosajones. No voy a contestarte en todos las amplísimas generalizaciones que haces, porque no quiero romper el hilo.
Y otro dato: no es cierto que Letizia fascina. Eso es igual que decir que en España fascina solo porque una lee el Hola. Los futuros reyes de España, evidentemente han contratado a una agencia de imagen y relaciones de prensa, lo cual se manifiesta en mi y uno artículos almibarados sobre su extraordinario sentido de la moda y del estilo. Es muy fácil hacerlo en la lejanía. Pero ella no fascina, para nada. Saludos cordiales.
Naaaaa...!!!! Tu crees que le van a quitar a las niñas??? con el escandalo que se armaria, eso seria como apagar el fuego con gasolina... si hubiera divorcio,pasaria exactamente lo que paso con Diana, se pasaria a la monarquia y todo su rancio linaje por donde le plazca y aun asi saldria ganando...si por eso me gusta su caracter,porque de tonta,ni medio pelo,deberian existir mas mujeres asi con su caracter...ademas con todo lo que debe saber,tu crees que existira alguien capaz de contradecirla??? Si no la corrieron por lo del aborto...ya nada es capaz de moverla de su sitio...ahi manda calzon y se nota.
Podría verlas, supongo que cuando quisiera ella, pero las niñas "son de la Corona"
!qué cursilada!
Pero es lo que ella firmó, en caso de divorcio, pero no creo que esta loca se divorcie y pierda la vida
padre que se está pegando, asi que aguantará lo que le echen, aunque no le guste
Una reina distinta
LuCÍA MÉNDEZ
La esposa del nuevo rey está a punto de comenzar su cuarta vida. La sombra de Doña Sofía, que hasta ahora la ha cobijado bajo su protección, será alargada.
http://www.elmundo.es/especiales/felipe-vi/2014/la-reina.html
Se le ha olvidado comentar su etapa de convivencia con DT...
Ya empezamos...
LuCÍA MÉNDEZ
La esposa del nuevo rey está a punto de comenzar su cuarta vida. La sombra de Doña Sofía, que hasta ahora la ha cobijado bajo su protección, será alargada.
http://www.elmundo.es/especiales/felipe-vi/2014/la-reina.html
Se le ha olvidado comentar su etapa de convivencia con DT...
Ya empezamos...
A ver, a ver, comentario de texto.
A la redactora de este panegírico de la Leti no se le debe excusar su ignorancia por haber vivido tantos años en el extranjero. Esto es como en el metro de Londres: la ignorancia del idioma inglés no excusa de cumplir las normas. Vulgo, de pagar el billete de metro.
Dice la Libedinsky que Leticia "no ha cometido ningún gran error" para suscitar el (casi) unánime rechazo entre los españoles. Pues, mire sí, si que lo ha cometido. Casarse con el ahora rey Felipe VI y llegar a reina, siendo como era una republicana furibunda, anticlerical y con más pasado que una cupletista cincuentona. Es hipócrita, es inconsecuente y su pasado es muy turbio.
En este artículo se habla de "operaciones" para cambiar "la imagen" de ciertos royals. Se habla de los más odiados, Carlos y Camula, que cuando murió Diana se convirtieron en los personajes más detestados de Gran Bretaña y alrededores. Unas simples fotos no pueden cambiar la imagen de una persona, eso es una quimera. Lo que hizo Charles cuando se casó con Camula, (lo hicieron los dos), fue pedir perdón por el daño que habían causado con su relación adulterina a Diana. Pero también se ganaron a la gente confesando que se amaban y querían oficializar ese amor que tantos años había estado en la sombra.
Otrosí, dice que si Camila se ha ganado el respeto de muchos, Leticia también puede ganarse a los españoles. No estoy tan segura de que Camila se haya ganado el respeto de los británicos. Y sí estoy segura de que casi todos preferirían que subiera al trono el hijo de Diana en lugar de Carlos.
La experta en turismo, Sandra del Río, es para darle de collejas hasta llegar a los Pirineos. Dice que Leti "transmite", que es "urbanita, profesional, informada..." Un "activo" importante para "posicionar" a España como un país moderno, etc. Y para atraer a más turistas a España.
Estos palabros que usa (activo, posicionar), ya son para fusilarla al amanecer sin juicio previo. Pero es que además de expresarse de pena, con una jerga bancaria vomitiva, dice unas tonterías horrorosas. Campechano es la prueba viviente de que a los turistas les importa una mielda quién lleve la corona en España. Porque si no, habrían dejado de venir, concho.
Si de repente el clima de la Península Ibérica se volviera igual de gris que el de Inglaterra, ya verías tu quien iba a venir por aquí. Los cinco millones de turistas que hacen turismo "cultural" y poco más. Los otros 45 millones de turistas se irían a lugares más cálidos y acogedores, aunque la Leti se paseara todas las tardes en bolas por la Gran Vía.
En fin, que no todo son "operaciones" de lavado de imagen. El pasado ahí está, imborrable. Ahora es más difícil guardar los secretos ("Felipe, el amor es ciego, pero los vecinos no", impagable frase que leí en el Coti). Ahora casi todo sale a la luz. El antiguo rey Juan Carlos I disfrutó durante décadas de una imagen estupenda y falsa por completo, que lo presentaba como el salvador de la democracia, padre de familia respetable, honrado y dedicado a su país. Hasta que finalmente la realidad se impuso y todo el decorado se vino abajo.
El amor es algo maravilloso, un sentimiento caprichoso, que nace no se sabe cómo y a veces se alimenta del aire. Pero no se puede forzar. No se puede comprar. Y Letizzzia haría bien si comprendiera que una simple campaña de lavado de imagen no puede cambiar lo que muchos españoles sentimos (o mejor dicho, no sentimos), por ella y por su segundo marido, el rey Felipe VI de España.
A la redactora de este panegírico de la Leti no se le debe excusar su ignorancia por haber vivido tantos años en el extranjero. Esto es como en el metro de Londres: la ignorancia del idioma inglés no excusa de cumplir las normas. Vulgo, de pagar el billete de metro.
Dice la Libedinsky que Leticia "no ha cometido ningún gran error" para suscitar el (casi) unánime rechazo entre los españoles. Pues, mire sí, si que lo ha cometido. Casarse con el ahora rey Felipe VI y llegar a reina, siendo como era una republicana furibunda, anticlerical y con más pasado que una cupletista cincuentona. Es hipócrita, es inconsecuente y su pasado es muy turbio.
En este artículo se habla de "operaciones" para cambiar "la imagen" de ciertos royals. Se habla de los más odiados, Carlos y Camula, que cuando murió Diana se convirtieron en los personajes más detestados de Gran Bretaña y alrededores. Unas simples fotos no pueden cambiar la imagen de una persona, eso es una quimera. Lo que hizo Charles cuando se casó con Camula, (lo hicieron los dos), fue pedir perdón por el daño que habían causado con su relación adulterina a Diana. Pero también se ganaron a la gente confesando que se amaban y querían oficializar ese amor que tantos años había estado en la sombra.
Otrosí, dice que si Camila se ha ganado el respeto de muchos, Leticia también puede ganarse a los españoles. No estoy tan segura de que Camila se haya ganado el respeto de los británicos. Y sí estoy segura de que casi todos preferirían que subiera al trono el hijo de Diana en lugar de Carlos.
La experta en turismo, Sandra del Río, es para darle de collejas hasta llegar a los Pirineos. Dice que Leti "transmite", que es "urbanita, profesional, informada..." Un "activo" importante para "posicionar" a España como un país moderno, etc. Y para atraer a más turistas a España.
Estos palabros que usa (activo, posicionar), ya son para fusilarla al amanecer sin juicio previo. Pero es que además de expresarse de pena, con una jerga bancaria vomitiva, dice unas tonterías horrorosas. Campechano es la prueba viviente de que a los turistas les importa una mielda quién lleve la corona en España. Porque si no, habrían dejado de venir, concho.
Si de repente el clima de la Península Ibérica se volviera igual de gris que el de Inglaterra, ya verías tu quien iba a venir por aquí. Los cinco millones de turistas que hacen turismo "cultural" y poco más. Los otros 45 millones de turistas se irían a lugares más cálidos y acogedores, aunque la Leti se paseara todas las tardes en bolas por la Gran Vía.
En fin, que no todo son "operaciones" de lavado de imagen. El pasado ahí está, imborrable. Ahora es más difícil guardar los secretos ("Felipe, el amor es ciego, pero los vecinos no", impagable frase que leí en el Coti). Ahora casi todo sale a la luz. El antiguo rey Juan Carlos I disfrutó durante décadas de una imagen estupenda y falsa por completo, que lo presentaba como el salvador de la democracia, padre de familia respetable, honrado y dedicado a su país. Hasta que finalmente la realidad se impuso y todo el decorado se vino abajo.
El amor es algo maravilloso, un sentimiento caprichoso, que nace no se sabe cómo y a veces se alimenta del aire. Pero no se puede forzar. No se puede comprar. Y Letizzzia haría bien si comprendiera que una simple campaña de lavado de imagen no puede cambiar lo que muchos españoles sentimos (o mejor dicho, no sentimos), por ella y por su segundo marido, el rey Felipe VI de España.
Y me gustaría saber cómo come ella
Ya hemos visto fotos con la boca abierta y la comida dentro
Realmente repugnante
Entonces estaba casada con su primer marido
Se supone que el SEXTO sabe comer bien, por lo que no entiendo
que pueda soportar a esta individua engullendo los alimentos al igual que
hace BE en su programa de la tarde
Menos mandarin y chino para las hijas y enseñarles que no se bosteza en público
A esas niñas les faltan modales
Es antiguo este artículo pero no creo haberlo leído en el foro. Lo traigo porque creo que puede interesar. Los comentarios son buenos.
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Operación 'reinventar a Letizia'
ANA ROMERO
Actualizado: 17/05/2014 07:40 horas 42
En los últimos tiempos, las celebraciones familiares van a dar contra el modesto complejo de La Zarzuela como un canto rodado del monte del Pardo. Ocurrió hace dos años con las bodas de oro de los Reyes, en la primavera de 2012, apenas unas semanas después de la caída de Don Juan Carlos (76 años) en Botsuana. Sucede, cual incómoda liturgia a raíz del caso Urdangarin, cada Nochebuena.
Este próximo jueves (22 de mayo), los Príncipes de Asturias cumplen diez años de casados. Hay expectación en la prensa rosa. En La Zarzuela, escaso entusiasmo. Se recuerda que Don Felipe (46 años) y Doña Letizia (41) suelen celebrar los días especiales «trabajando». Ése fue el caso del 46 cumpleaños del Príncipe, el pasado enero, cuando ambos se reencontraron en Tenerife tras el accidentado viaje de Don Felipe a Honduras. Después, el día de autos, él acudió a solas a un acto militar en Paracuellos del Jarama (Madrid).
Esta semana cenarán en la Cámara de Comercio de Sevilla el martes por la noche, pero el jueves, al cierre de este suplemento, en la agenda oficial de Zarzuela no figuraba ningún acto oficial ni del Príncipe ni de Letiza. Públicamente, será un día más en la vida cotidiana del heredero de la Corona y de su esposa.
EL POSADO DE LOS 40 AÑOS
Los medios del corazón se muestran decepcionados. Aspiran a un posado como el de septiembre de 2012, cuando Doña Letizia cumplió 40 años y fue fotografiada en famille por Cristina García Rodero en los jardines de su casa en el complejo de La Zarzuela. Las circunstancias en torno a aquel despliegue fotográfico de García Rodero fueron otras. Entonces, acababa de llegar al equipo de comunicación de Zarzuela el periodista Javier Ayuso (58 años).
Venía el veterano redactor económico que más tarde transformó la imagen corporativa del BBVA con muchos proyectos en mente. Entre ellos, humanizar a la Princesa de Asturias, acercarla a los españoles, reinventarla. Su mano está detrás tanto de ese posado de los 40 años como de la primera foto de las tres generaciones (el Rey, el Príncipe y la Infanta Leonor). Salvando las distancias, los países y los protagonistas, el intento de Ayuso por aupar a Doña Letizia en las encuestas recuerda al que llevó a cabo otro periodista, Paddy Harverson, con otro miembro de una familia real -el príncipe Carlos de Inglaterra- a partir de 2003.
El Príncipe Felipe, junto a su madre, la Reina Sofía, son los mejor valorados por los ciudadanos
Harverson, un periodista grandullón de cabeza rapada, consiguió acabar con el drama del príncipe Carlos: divorciado de Lady Di, trágicamente muerta en accidente de tráfico en París, quería casarse con su eterna novia, Camilla Parker-Bowles. Con su desgraciado matrimonio con Diana Spencer, el príncipe de Gales había contribuido a hundir a la monarquía británica en su annus horribilis. Los británicos lo veían como a un hombre distante, excéntrico y enamorado de una mujer casada con la que había cometido adulterio.
Harverson, simpático, listo y con un extraordinario don de gentes, reinventó al heredero de la Corona con gran éxito. Tanto, que ahora lidera Milltown Partners, una empresa de relaciones públicas que fundó el año pasado para cuidar de la reputación de los superricos. Su Operación Charles comenzó en la Navidad de 2004 con el christmas del príncipe de Gales y de sus hijos en vaqueros y mangas de camisa que hizo el famoso fotógrafo Mario Testino.
Padre e hijos posan en la residencia del campo en Highgrove, relajados y sonrientes. A partir de ahí, los británicos comenzaron a percibir al príncipe Carlos como un hombre cariñoso, el padre de dos niños huérfanos, que quería rehacer su vida con la mujer a la que amaba. La fórmula de Harverson -algodón blanco, sonrisas, y la familia- funcionó. Harverson tuvo en mente a Walter Bagehot, el escritor victoriano que ya en el siglo XIX identificó la importancia de la familia detrás de la familia real, y Ayuso pudo pensar quizá en el filósofo Javier Gomá, que en el año 2001 escribió: «La Corona es una institución, pero una institución que se contrae a una persona o una familia. No puede aislarse lo institucional y público de lo personal y privado».
Esa endiablada y sine qua non relación entre la familia y la institución es la misma que hundió a los Windsor en su particular calvario de los 90 del siglo pasado. La que ha convertido a los Borbón en la familia real peor valorada de Europa después de la sueca. Excepción hecha de Doña Sofía y de Don Felipe. Don Juan Carlos y Doña Letizia tienen mucho trabajo que hacer para regresar a sus puestos de salida. Doña Cristina puede que esté laminada para el resto de sus días.
LA EXTRAÑA MARCHA DE MALLORCA
Según la última encuesta de EL MUNDO, publicada en enero de 2014, apenas la mitad de los españoles aprueba la figura de Doña Letizia. Por detrás incluso, el Rey. El único termómetro del que disponemos ahora para medir la popularidad de la Corona es el del CIS, hecho público hace apenas dos semanas.
La marcha de Mallorca de Letizia fue el punto álgido de unos meses horribilis para Zarzuela
Los españoles vuelven a suspender, por tercera vez desde 2011, a la Jefatura del Estado. Si el año pasado obtuvo un 3,68; este año recibe un 3,72. El CIS no pregunta individualmente por los miembros de la Corona. Según Rafael Spottorno, el jefe de la Casa del Rey, Don Juan Carlos ha empezado a despegar en las encuestas internas que Zarzuela elabora cada dos semanas a partir del 11-M, cuando acudió al funeral por las víctimas del atentado terrorista de 2004. Spottorno no se pronunció acerca de Doña Letizia. Tampoco dijo de dónde parte ni a dónde llega.
¿Por qué no acaba de hacerse con el corazón de los españoles Letizia Ortiz Rocasolano? Más extrañamente, no es querida ni por los jóvenes, a los que se supone debería de atraer la imagen de una mujer joven, profesional, perfeccionista, atractiva y de clase media. La respuesta es difícil de encontrar. Pocos son los expertos en comunicación, los políticos, los monárquicos o los ciudadanos de a pie que quieran ser citados. Muchos son, sin embargo, los que se explayan en la crítica. Los monárquicos a prueba de bomba prefieren optar por el silencio para no perjudicar a la institución, pero cuesta encontrar entre ellos una alabanza sincera hacia la Princesa de Asturias como las que dirigen a la Reina, al Príncipe y al Rey. Este último, sobre todo, por su papel en la Transición, no por el de ahora.
A simple vista, el problema parece radicar en la aparente tensión que exuda la figura de Doña Letizia. Con su extrema delgadez y la perfección física que persigue desde que en 2008 se operó la nariz, transmite una impresión de frialdad antes que de cariño. Quizá su carácter se hizo más serio tras la trágica muerte de su hermana pequeña en 2007. Tampoco le ayuda la intensidad que utiliza cuando decide comunicarse, una costumbre que chirría con la lejana corrección que se presupone a los royals.
Al cabo de diez años de matrimonio, Doña Letizia no parece haberse hecho del todo con la alquimia real. Su carácter es menos dócil que el del Príncipe. No ha dado grandes escándalos ni ha cometido grandes errores, pero ese halo de desprecio que la rodea en los actos públicos ha dado lugar, con especial recurrencia en los últimos años, a un estado de permanente rumor: el de que el matrimonio de los Príncipes de Asturias está en crisis. También sus salidas con amigas y los fines de semana en los que el Príncipe ha hecho planes solo.
Así las cosas, en el verano de 2013, la hoja de ruta trazada por el aparato de comunicación de Zarzuela para humanizar la imagen pública de Doña Letizia se fue al traste. En agosto, tres días antes de lo previsto, la Princesa de Asturias protagonizó una extraña marcha de la isla. Detrás quedaron las Infantas Leonor y Sofía, el Príncipe y los Reyes. Su ausencia se hizo notar en el almuerzo oficial con el presidente del Gobierno. Las alarmas saltaron. La prensa monárquica llegó a propinarle un suave varapalo. Sólo lo había hecho antes en una ocasión al afearle -dulcemente- una forma de vestir inadecuada en un acto militar. Por lo demás, el eufemismo utilizado para con la Princesa es el de que «busca su propio espacio».
La marcha de Mallorca fue el punto álgido de unos meses horribilis que, para exasperación de Zarzuela, convivieron con los del Rey y los de los Urdangarin. Ese tiempo incluyó la traición de un primo hermano, que publicó un libro con informaciones confidenciales sobre la Princesa. En palacio, se luchó en este tiempo contra tres frentes abiertos al mismo tiempo. La presión sobre Doña Letizia subió de tono.
A la vuelta del verano, en Buenos Aires, la Princesa hizo un claro esfuerzo por aparecer más cordial de manera pública. El viaje a Estados Unidos en el otoño fue un éxito. Poco antes, los Príncipes presidieron por primera vez el desfile del 12 de octubre debido a la ausencia del Rey.
Sin embargo, entre manteles y reservados de Madrid, y en las más altas instancias del poder en España, los dimes y diretes sobre la conducta de Doña Letizia continuaron. A la palestra salió incluso la posibilidad de un divorcio que habría de tener lugar antes de la sucesión. No ayudó a la marejada de interrogantes la aparición en escena del polémico ex cuñado, Jaime del Burgo, al que Doña Letizia conoció antes de casarse con el Príncipe. ¿Una tormenta en una taza de té o una conspiración de la Corte para retrasar la llegada de Don Felipe al trono?
En un Madrid dado a analizar detrás de las bambalinas los movimientos políticos, económicos y sociales del resto del país, hubo opiniones para todos los gustos. De nuevo, la larga ausencia del Rey debido a sus cinco operaciones en dos años no contribuyó a relajar el ambiente. El pasado enero, el columnista Raúl del Pozo habló abiertamente en su columna de EL MUNDO de la «avería» de los Príncipes. Dos días más tarde, Zarzuela desmintió en este mismo periódico la existencia de una «crisis matrimonial». La versión oficial de Zarzuela es que entre los Príncipes se producen los «altibajos» que sufre todo matrimonio pasados unos años.
A medida que crezca la Infanta Leonor, la presión mediática sobre Letizia será cada vez menor
Esta primavera, la prestigiosa publicación de pensamiento liberal-conservador Nueva Revista se ocupa del asunto. «Una Princesa de Asturias no tiene derecho a poner una mala cara o a enfadarse en público», escribe el historiador Fernando de Meer. «Quizá, más exactamente, no tiene derechos. No es una funcionaria que busca un largo fin de semana; aunque necesite dedicarse a su marido y a sus hijas, y en ellos encontrar su descanso con una actitud de correspondencia por parte de Felipe». De Meer se hace eco del argumento que maneja bajo cuerda el establishment español: el Rey no puede ni debe abdicar hasta que Doña Letizia aprenda a comportarse como futura reina.
Según personas que conocen de cerca el exitoso proceso de reinvención del príncipe Carlos, los problemas de percepción de Doña Letizia tienen fácil arreglo: "Lo único que tiene que hacer es sonreír y relajarse".
LA HEREDERA DA UN PASO AL FRENTE
En los más que discretos alrededores del Príncipe se perfila otra esperanza: la biología pura y dura. A medida que crezca la Infanta Leonor, Doña Letizia irá ocupando un segundo plano. Así de sencillo. Los focos dejarán de apuntar a la Princesa para monitorear cada uno de sus gestos. Zarzuela no lo destacó especialmente, pero, por primera vez desde su nacimiento, la futura heredera al trono de España acudió con sus padres a un acto público.
Quizás este año, la Infanta Leonor acuda con sus padres a los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo
Fue el pasado 2 de mayo en la Academia del Aire de San Javier. Poco antes, la pequeña princesa rubia que este otoño cumple 9 años, protagonizó la portada de la revista ¡Hola!, una publicación imprescindible a la hora de tomar la temperatura a las cosas de palacio. Quizá este mismo año veamos a la Infanta Leonor acudir con sus padres a los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo. Esa imagen nos recordará a la del Príncipe Felipe con apenas 12 años, pronunciando su primer discurso allí.
Muchos esperan que, con la Infanta Leonor en primera plana, se afiance en el imaginario colectivo de los españoles la tercera generación de una Monarquía que la mayoría estima asentada. Con esta nueva hoja de ruta, dentro de cinco años será quizá más fácil para los Príncipes de Asturias celebrar su 15 aniversario de boda. O no.
http://www.elmundo.es/loc/2014/05/17/53764ac422601d2d7c8b4580.html
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Operación 'reinventar a Letizia'
- Los Príncipes suelen celebrar los días especiales 'trabajando', aseguran desde Zarzuela
- En la agenda de Zarzuela no figura ningún acto oficial de los Príncipes este jueves
- La Princesa no acaba de hacerse con el corazón de los españoles
- El nuevo papel de la Infanta Leonor aliviará la presión mediática sobre Letizia
ANA ROMERO
Actualizado: 17/05/2014 07:40 horas 42
En los últimos tiempos, las celebraciones familiares van a dar contra el modesto complejo de La Zarzuela como un canto rodado del monte del Pardo. Ocurrió hace dos años con las bodas de oro de los Reyes, en la primavera de 2012, apenas unas semanas después de la caída de Don Juan Carlos (76 años) en Botsuana. Sucede, cual incómoda liturgia a raíz del caso Urdangarin, cada Nochebuena.
Este próximo jueves (22 de mayo), los Príncipes de Asturias cumplen diez años de casados. Hay expectación en la prensa rosa. En La Zarzuela, escaso entusiasmo. Se recuerda que Don Felipe (46 años) y Doña Letizia (41) suelen celebrar los días especiales «trabajando». Ése fue el caso del 46 cumpleaños del Príncipe, el pasado enero, cuando ambos se reencontraron en Tenerife tras el accidentado viaje de Don Felipe a Honduras. Después, el día de autos, él acudió a solas a un acto militar en Paracuellos del Jarama (Madrid).
Esta semana cenarán en la Cámara de Comercio de Sevilla el martes por la noche, pero el jueves, al cierre de este suplemento, en la agenda oficial de Zarzuela no figuraba ningún acto oficial ni del Príncipe ni de Letiza. Públicamente, será un día más en la vida cotidiana del heredero de la Corona y de su esposa.
EL POSADO DE LOS 40 AÑOS
Los medios del corazón se muestran decepcionados. Aspiran a un posado como el de septiembre de 2012, cuando Doña Letizia cumplió 40 años y fue fotografiada en famille por Cristina García Rodero en los jardines de su casa en el complejo de La Zarzuela. Las circunstancias en torno a aquel despliegue fotográfico de García Rodero fueron otras. Entonces, acababa de llegar al equipo de comunicación de Zarzuela el periodista Javier Ayuso (58 años).
Venía el veterano redactor económico que más tarde transformó la imagen corporativa del BBVA con muchos proyectos en mente. Entre ellos, humanizar a la Princesa de Asturias, acercarla a los españoles, reinventarla. Su mano está detrás tanto de ese posado de los 40 años como de la primera foto de las tres generaciones (el Rey, el Príncipe y la Infanta Leonor). Salvando las distancias, los países y los protagonistas, el intento de Ayuso por aupar a Doña Letizia en las encuestas recuerda al que llevó a cabo otro periodista, Paddy Harverson, con otro miembro de una familia real -el príncipe Carlos de Inglaterra- a partir de 2003.
El Príncipe Felipe, junto a su madre, la Reina Sofía, son los mejor valorados por los ciudadanos
Harverson, un periodista grandullón de cabeza rapada, consiguió acabar con el drama del príncipe Carlos: divorciado de Lady Di, trágicamente muerta en accidente de tráfico en París, quería casarse con su eterna novia, Camilla Parker-Bowles. Con su desgraciado matrimonio con Diana Spencer, el príncipe de Gales había contribuido a hundir a la monarquía británica en su annus horribilis. Los británicos lo veían como a un hombre distante, excéntrico y enamorado de una mujer casada con la que había cometido adulterio.
Harverson, simpático, listo y con un extraordinario don de gentes, reinventó al heredero de la Corona con gran éxito. Tanto, que ahora lidera Milltown Partners, una empresa de relaciones públicas que fundó el año pasado para cuidar de la reputación de los superricos. Su Operación Charles comenzó en la Navidad de 2004 con el christmas del príncipe de Gales y de sus hijos en vaqueros y mangas de camisa que hizo el famoso fotógrafo Mario Testino.
Padre e hijos posan en la residencia del campo en Highgrove, relajados y sonrientes. A partir de ahí, los británicos comenzaron a percibir al príncipe Carlos como un hombre cariñoso, el padre de dos niños huérfanos, que quería rehacer su vida con la mujer a la que amaba. La fórmula de Harverson -algodón blanco, sonrisas, y la familia- funcionó. Harverson tuvo en mente a Walter Bagehot, el escritor victoriano que ya en el siglo XIX identificó la importancia de la familia detrás de la familia real, y Ayuso pudo pensar quizá en el filósofo Javier Gomá, que en el año 2001 escribió: «La Corona es una institución, pero una institución que se contrae a una persona o una familia. No puede aislarse lo institucional y público de lo personal y privado».
Esa endiablada y sine qua non relación entre la familia y la institución es la misma que hundió a los Windsor en su particular calvario de los 90 del siglo pasado. La que ha convertido a los Borbón en la familia real peor valorada de Europa después de la sueca. Excepción hecha de Doña Sofía y de Don Felipe. Don Juan Carlos y Doña Letizia tienen mucho trabajo que hacer para regresar a sus puestos de salida. Doña Cristina puede que esté laminada para el resto de sus días.
LA EXTRAÑA MARCHA DE MALLORCA
Según la última encuesta de EL MUNDO, publicada en enero de 2014, apenas la mitad de los españoles aprueba la figura de Doña Letizia. Por detrás incluso, el Rey. El único termómetro del que disponemos ahora para medir la popularidad de la Corona es el del CIS, hecho público hace apenas dos semanas.
La marcha de Mallorca de Letizia fue el punto álgido de unos meses horribilis para Zarzuela
Los españoles vuelven a suspender, por tercera vez desde 2011, a la Jefatura del Estado. Si el año pasado obtuvo un 3,68; este año recibe un 3,72. El CIS no pregunta individualmente por los miembros de la Corona. Según Rafael Spottorno, el jefe de la Casa del Rey, Don Juan Carlos ha empezado a despegar en las encuestas internas que Zarzuela elabora cada dos semanas a partir del 11-M, cuando acudió al funeral por las víctimas del atentado terrorista de 2004. Spottorno no se pronunció acerca de Doña Letizia. Tampoco dijo de dónde parte ni a dónde llega.
¿Por qué no acaba de hacerse con el corazón de los españoles Letizia Ortiz Rocasolano? Más extrañamente, no es querida ni por los jóvenes, a los que se supone debería de atraer la imagen de una mujer joven, profesional, perfeccionista, atractiva y de clase media. La respuesta es difícil de encontrar. Pocos son los expertos en comunicación, los políticos, los monárquicos o los ciudadanos de a pie que quieran ser citados. Muchos son, sin embargo, los que se explayan en la crítica. Los monárquicos a prueba de bomba prefieren optar por el silencio para no perjudicar a la institución, pero cuesta encontrar entre ellos una alabanza sincera hacia la Princesa de Asturias como las que dirigen a la Reina, al Príncipe y al Rey. Este último, sobre todo, por su papel en la Transición, no por el de ahora.
A simple vista, el problema parece radicar en la aparente tensión que exuda la figura de Doña Letizia. Con su extrema delgadez y la perfección física que persigue desde que en 2008 se operó la nariz, transmite una impresión de frialdad antes que de cariño. Quizá su carácter se hizo más serio tras la trágica muerte de su hermana pequeña en 2007. Tampoco le ayuda la intensidad que utiliza cuando decide comunicarse, una costumbre que chirría con la lejana corrección que se presupone a los royals.
Al cabo de diez años de matrimonio, Doña Letizia no parece haberse hecho del todo con la alquimia real. Su carácter es menos dócil que el del Príncipe. No ha dado grandes escándalos ni ha cometido grandes errores, pero ese halo de desprecio que la rodea en los actos públicos ha dado lugar, con especial recurrencia en los últimos años, a un estado de permanente rumor: el de que el matrimonio de los Príncipes de Asturias está en crisis. También sus salidas con amigas y los fines de semana en los que el Príncipe ha hecho planes solo.
Así las cosas, en el verano de 2013, la hoja de ruta trazada por el aparato de comunicación de Zarzuela para humanizar la imagen pública de Doña Letizia se fue al traste. En agosto, tres días antes de lo previsto, la Princesa de Asturias protagonizó una extraña marcha de la isla. Detrás quedaron las Infantas Leonor y Sofía, el Príncipe y los Reyes. Su ausencia se hizo notar en el almuerzo oficial con el presidente del Gobierno. Las alarmas saltaron. La prensa monárquica llegó a propinarle un suave varapalo. Sólo lo había hecho antes en una ocasión al afearle -dulcemente- una forma de vestir inadecuada en un acto militar. Por lo demás, el eufemismo utilizado para con la Princesa es el de que «busca su propio espacio».
La marcha de Mallorca fue el punto álgido de unos meses horribilis que, para exasperación de Zarzuela, convivieron con los del Rey y los de los Urdangarin. Ese tiempo incluyó la traición de un primo hermano, que publicó un libro con informaciones confidenciales sobre la Princesa. En palacio, se luchó en este tiempo contra tres frentes abiertos al mismo tiempo. La presión sobre Doña Letizia subió de tono.
A la vuelta del verano, en Buenos Aires, la Princesa hizo un claro esfuerzo por aparecer más cordial de manera pública. El viaje a Estados Unidos en el otoño fue un éxito. Poco antes, los Príncipes presidieron por primera vez el desfile del 12 de octubre debido a la ausencia del Rey.
Sin embargo, entre manteles y reservados de Madrid, y en las más altas instancias del poder en España, los dimes y diretes sobre la conducta de Doña Letizia continuaron. A la palestra salió incluso la posibilidad de un divorcio que habría de tener lugar antes de la sucesión. No ayudó a la marejada de interrogantes la aparición en escena del polémico ex cuñado, Jaime del Burgo, al que Doña Letizia conoció antes de casarse con el Príncipe. ¿Una tormenta en una taza de té o una conspiración de la Corte para retrasar la llegada de Don Felipe al trono?
En un Madrid dado a analizar detrás de las bambalinas los movimientos políticos, económicos y sociales del resto del país, hubo opiniones para todos los gustos. De nuevo, la larga ausencia del Rey debido a sus cinco operaciones en dos años no contribuyó a relajar el ambiente. El pasado enero, el columnista Raúl del Pozo habló abiertamente en su columna de EL MUNDO de la «avería» de los Príncipes. Dos días más tarde, Zarzuela desmintió en este mismo periódico la existencia de una «crisis matrimonial». La versión oficial de Zarzuela es que entre los Príncipes se producen los «altibajos» que sufre todo matrimonio pasados unos años.
A medida que crezca la Infanta Leonor, la presión mediática sobre Letizia será cada vez menor
Esta primavera, la prestigiosa publicación de pensamiento liberal-conservador Nueva Revista se ocupa del asunto. «Una Princesa de Asturias no tiene derecho a poner una mala cara o a enfadarse en público», escribe el historiador Fernando de Meer. «Quizá, más exactamente, no tiene derechos. No es una funcionaria que busca un largo fin de semana; aunque necesite dedicarse a su marido y a sus hijas, y en ellos encontrar su descanso con una actitud de correspondencia por parte de Felipe». De Meer se hace eco del argumento que maneja bajo cuerda el establishment español: el Rey no puede ni debe abdicar hasta que Doña Letizia aprenda a comportarse como futura reina.
Según personas que conocen de cerca el exitoso proceso de reinvención del príncipe Carlos, los problemas de percepción de Doña Letizia tienen fácil arreglo: "Lo único que tiene que hacer es sonreír y relajarse".
LA HEREDERA DA UN PASO AL FRENTE
En los más que discretos alrededores del Príncipe se perfila otra esperanza: la biología pura y dura. A medida que crezca la Infanta Leonor, Doña Letizia irá ocupando un segundo plano. Así de sencillo. Los focos dejarán de apuntar a la Princesa para monitorear cada uno de sus gestos. Zarzuela no lo destacó especialmente, pero, por primera vez desde su nacimiento, la futura heredera al trono de España acudió con sus padres a un acto público.
Quizás este año, la Infanta Leonor acuda con sus padres a los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo
Fue el pasado 2 de mayo en la Academia del Aire de San Javier. Poco antes, la pequeña princesa rubia que este otoño cumple 9 años, protagonizó la portada de la revista ¡Hola!, una publicación imprescindible a la hora de tomar la temperatura a las cosas de palacio. Quizá este mismo año veamos a la Infanta Leonor acudir con sus padres a los Premios Príncipe de Asturias en Oviedo. Esa imagen nos recordará a la del Príncipe Felipe con apenas 12 años, pronunciando su primer discurso allí.
Muchos esperan que, con la Infanta Leonor en primera plana, se afiance en el imaginario colectivo de los españoles la tercera generación de una Monarquía que la mayoría estima asentada. Con esta nueva hoja de ruta, dentro de cinco años será quizá más fácil para los Príncipes de Asturias celebrar su 15 aniversario de boda. O no.
http://www.elmundo.es/loc/2014/05/17/53764ac422601d2d7c8b4580.html
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Ella lleva años reiventándose... la cara y cuerpo, y eso la ha alejado aún más de los españoles. Lo del compiyogui la terminó de dejar con el c... al aire. Nada qué hacer, demasiado tarde.
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Dos años después se ha comprobado que no hay tu tía, está peor aún de lo que cabría esperar, el hecho que de la hayan nombrado reina CONSORTE (nada de "monarca", eso es una mariposa), le ha otorgado un poder muy peligroso en según qué manos.
