Ir a la navegaciónIr a la búsqueda Madrid por la noche (1980). Desde la Movida siguen en el vocabulario madrileño expresiones como Madrid nunca duerme, Esta noche todo el mundo a la calle o Madrid me mata.
La movida madrileña fue un movimiento contracultural surgido durante los primeros años de la Transición de la Españaposfranquista, que se extendió a otras provincias con el nombre genérico de la Movida, hasta su consunción a mediados de la década de 1980.
Se ha destacado la importancia de programas musicales en su difusión y mitificación, como los de Radio España, con Jesús Ordovás, Rafael Abitbol y Gonzalo Garrido; Radio el País, con Moncho Alpuente y Madrid Me Mata, Radio Popular, con Julio Ruiz; Radio Juventud, con Paco Pérez Bryan y Sardinita; Radio Centro, con Javier Díez, etc. También fueron determinantes los fanzines (sucedáneos de revistas que reflejaran el fenómeno), que dieron cierta entidad literaria y catalogaron las estéticas y eventos de la Movida en Madrid. Destacaron Licantropía y Monster; La Pluma Eléctrica, 96 Lágrimas y Du Duá, de Sardinita; Rockocó, de Miguel Trillo; Ediciones Moulinsart, de Pepo y Kiko Fuentes; Lollipop, de los futuros creadores del sello discográfico de igual nombre; Mental, de Juan Mental; Banana Split, de los hermanos Astudillo y La Parlote de Patricia Godes, en clave de parodia. También Garageland, creado por Chema Díaz en 1985, y maquetado por Aurora García, "Kitty Orsa".
Las principales capitales de la movida fueron Madrid, Barcelona, Bilbao, Valencia, Vigo y Torremolinos (en el marco geográfico de Málaga y la Costa del Sol). El fenómeno coincidió con la despenalización de la homosexualidad, la venta de anticonceptivos, el resurgimiento del feminismo y el laicismo en la sociedad. También se ha glosado la importancia de las drogas que, siguiendo la pauta de los círculos musicales de Occidente, llegarían también aquí a provocar la muerte de distinguidos miembros más o menos famosos en los círculos de la música, el cine y el teatro afectos a la Movida.
Historia[editar]
En los barrios de Tribunal y San Bernardo se movía gran parte de la noche madrileña de los 80
La noche madrileña siempre fue muy activa; su primer cronista fue a principios de siglo Ramón Gómez de la Serna, un devoto de El Rastro y de lo kitsch; existía desde siempre un interés inusual en las llamadas culturas alternativas o underground. Todo ello había estado germinando desde los movimientos culturales juveniles que anteriormente, a través del boom turístico, habían llegado del resto de Europa en los sesenta y setenta y que, tras la caída de la dictadura y con el cambio de régimen, encontrarían ya un terreno abonado para desenvolverse completamente. Fue parte del cambio y liberalización cultural e ideológica a que se abriría la gran mayoría de la sociedad española en general.
Los comienzos de lo que después se ha conocido como La Movida Madrileña fueron entre 1977-1978 alrededor de los grupos musicales de la Nueva Ola Madrileña, primera hornada punk en Madrid a imitación de lo que sucedía en varias ciudades anglosajonas (Londres, Nueva York, Los Ángeles) en esos mismos días.
Esos grupos musicales tienen un denominador común: sus maquetas (entonces no había sellos independientes y grabar un disco era muy difícil) sonaban en los programas musicales de Onda 2 (Radio España), "Dominó" de Gonzalo Garrido, ¨Dinamita¨ de Rafael Abitbol, Jesús Ordovás, Mario Armero, Patricia Godes, etc.; Julio Ruiz, que en principio no apoyó el punkni la Nueva Ola, terminó programando los grupos de la Movida en su "Disco Grande", de Radio Popular. Paco Pérez Bryan, que en principio sí apoyó el punk (Ramoncín a la cabeza), en "El Búho", en Radio Juventud, se inclinó más por los grupos de Chapa, Rosendo, Miguel Ríos, etc.
Plaza del Callao
Nacido en Madrid, el movimiento tomó muy pronto una envergadura mucho mayor a nivel sociológico y nacional, extendiéndose miméticamente a otras capitales españolas, con la connivencia y aliento, a pesar de su desconocimiento y desconexión, de algunos políticos, principalmente socialistas, entre los que destacaría el entonces alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, que había estudiado profundamente desde un punto de vista sociológico la cultura marginal juvenil (véanse los ensayos contenidos en su obra El miedo a la razón). El apoyo político a esta cultura alternativa pretendía mostrar un punto de inflexión entre la sociedad franquista y la nueva sociedad de la democracia. Esta imagen de una España "moderna", o cuanto menos abierta a la modernidad, sería utilizada internacionalmente para combatir la imagen negativa que el país había adquirido a lo largo de cuatro décadas de dictadura. No obstante, y a pesar de este movimiento contracultural, gran parte de las estructuras sociales y económicas del país eran heredadas del régimen anterior.
Por su parte, la aparición de sellos independientes de grabación discográfica (DRO, MR, Nuevos Medios, Spansuls, TicTac, Tres Cipreses, Lollipop, etc.) colaboró en la difusión de música que las multinacionales del disco no patrocinaban.
Ámbitos de expresión[editar] Olvido Gara, «Alaska», vocalista de Alaska y los Pegamoides
La movida produjo estilos y vertientes nuevas en:
Literatura, surgida a la palestra el 13 de marzo de 1984 con el debate en la Tertulia de Creadores (Círculo de Bellas Artes de Madrid) «Narrativa en la Posmodernidad», en el que participaron Gregorio Morales, Vicente Molina Foix, Luis Antonio de Villena, Javier Barquín, José Tono Martínez, Luis Mateo Díez, Sardinita, José Antonio Gabriel y Galán, José Luis Moreno-Ruiz y Ramón Mayrata. La mayor parte de ellos —como Gregorio Morales (alma de la Tertulia de Creadores), José Tono Martínez o Ramón Mayrata— eran colaboradores regulares de La Luna.12 Sus objetivos se pueden sintetizar en estas palabras de Gregorio Morales: “Superación de la narrativa decimonónica y de la vanguardista. Asunción completa del presente, precisamente para definirlo, negarlo y saltar por encima de él. Construcción de nuevas realidades que muestren horizontes desconocidos. Ser la reina de las artes, la avanzadilla de la renovación, la definidora de las modas. Erigirse en el juego lingüístico del entorno, definidor y organizador de los otros juegos. Y pese a todo, no buscar ninguna trascendencia, aunque sí el humor, la ironía, el desgarramiento o la belleza. Ser, en definitiva, tan variada y original como el universo y tan humilde como una intocable”.13
Prensa, La prensa genuina de La Movida fueron los fanzines; con un contenido preponderantemente musical, pero no exclusivamente, los medios artesanales reflejaron e impulsaron el verdadero espíritu de La Movida, hasta entonces conocida como "el rrollo", y contribuyeron a la creación de una identidad común. Premamá, (Prensa Marginal Madrileña) de La Cochu (Laboratorios Colectivos Chueca) con su oficina en la calle Augusto Figueroa, agrupaba a los primeros de la época: Mmmm...!, Muá, Muasica, Diario Desarraigado, Schmurz, Pchi-Pchi y otras (todos de 1976 a 1978). Después, el rompedor de esquemas "96 Lágrimas" (1980 - 1982) de Sardinita, "La Pluma eléctrica" (1982), "Grátix" (1983), "Du-Duá" (1983) y un sinfín de otras publicaciones, hasta la aparición de las revistas La Luna (1983), junto con Madrid Me Mata (1984) de Oscar Mariné, y posteriormente Madriz (1985).
Fotografía. Aparte de Alberto García-Alix, hay que hacer una mención especial para el fotógrafo 'outsider' de la movida, pero esencial, Gorka de Dúo que fue el único de éstos que fotografió y acompañó a Andy Warhol, así como de Ouka Leele o Pablo Pérez Mínguez (PPM). También destaca Miguel Trillo, que más que a los grupos musicales, fotografió (y fotografía) a los grupos urbanos.
Locales (Templos de La Movida y garitos de moda) La Vía Láctea, La sala El Sol, la sala Rock-Ola, la sala Clamores, la sala Galileo Galilei, el Pentagrama más conocido como El Penta, el bar El Palentino y el Kwai, regentado por el mítico Constante.
Legado[editar]
Años después de esta época, TVE organizó a través de su página web una encuesta sobre los temas musicales más populares y emblemáticos de la movida, cuyos resultados fueron los siguientes, por orden desde el más votado:15
Madrid 10 ENE 1993
"La movida era un grupo muy reducido de personas, poco más de 20", dice el pintor Guillermo Pérez Villalta, autor de un decorado y figurante en la película Laberinto de pasiones. "Luego se ha querido pegar gente que no tenía nada que ver, todos los Trueba y esta gente no pertenecían para nada a la movida. En la música, por ejemplo, Nacha Pop, grupo al que se ha reverenciado, no estaba en la movida. Los grupos pioneros se reducían a Pegamoides, Zombies y Radio Futura en sus principios". Los símbolos de la movida eran el pop y una cierta intrascendencia trascendente, porque, según Pérez Villalta, la cultura era entonces tan "aburrida y tristísima" que la banalidad podía ser utilizada como arma de ofensa. "Ahora es todo tan banal que ya no tiene sentido", dice. Los lugares de reunión eran casas, sobre todo la de Costus (pareja muy querida de pintores" con un final trágico: uno murió de sida y otro se suicidó después), la del pintor y arquitecto Sigfrido Martín Begué y la del fotógrafo Pablo Pérez Mínguez. En cuanto a locales, añade Pérez Villalta, el más antiguo fue Pentagrama, luego Ras y Rockola en el momento álgido, entre 1981 y 1982.
"Cuando cerró Rockola, la movida se acabó", sentencia el pintor andaluz. "El momento más bonito fue en el 80", añade, "porque era el principio, donde todo se hacía por puro cachondeo y nadie era consciente de lo que estaba pasando, sin ninguna pretensión de ninguna clase".
Según Pérez Villalta, "la oficialización de la movida tiene que ver con Borja Casani [director de la revista La Luna de Madrid], cuando la Comunidad de Madrid toma la movida como elemento de prestigio".
La movida tenía "una visión divertida del s*x* (la tragedia empezó más tarde, con el sida)", dice el pintor, y esa libertad también significó "una de las primeras manifestaciones del mundo gay absolutamente libre,sin ningún tipo de rollo recalcitrante, lo que en España era inimaginable". En cuanto a las drogas, Pérez Villalta recuerda que entonces movida significaba "a ver quién se iba a buscar droga". Se utilizaba como elemento liberador, "no la cosa macabra de la heroína, que empieza en la época trágica del 83, sino algo más inocente, anfetas, ácido y, lo más normal, porros" La movida fue una extraña mezcla de músicos, pintores, arquitectos o escritores al mismo tiempo, "amigos sin conciencia de que aquello era la movida". En el aspecto intelectual, según la lista de Pérez Villalta, figuran Almodóvar en cine; en pintura, el equipo de la figuración que lo incluía a él y a artistas como Herminio Molero, más críticos como Juan Manuel Bonet; en arquitectura, "derivados pos-Moneo" como Pedro Feduchi, Antón Capitel y Gabriel Ruiz Cabrero, y en el mundo literario, Ignacio Gómez de Liaño, o Andrés Trapiello.
Pérez Villalta cree que ahora Madrid se ha profesionalizado mucho, lo que le parece bien, "pero las relaciones son más serias y distantes, y no creo que haya ningún caldo de cultivo de nada, no hay disidencia ni underground y no se ve que vaya a surgir algo nuevo. Esta es una época de baja cultural, lo cual también es esperanzador porque tendrá que surgir algo".
Pondría a la Orquesta Mondragón por sus extravagancias pero tampoco pertenecen a la Movida.
Toda esa época era muy creativa. La letra de las canciones se confundía con la poesía, si no lo era.
A mí la movida madrileña me parece sobrevalorada. Sí, tuvo grandes canciones pegadizas, pero no eran para nada "contraculturales", más bien todo lo contrario, juventud controladita con canciones de evasión, de poco pensar,muy politicamente correctas, y lo más, calentando sexualmente al personal, lo que no me parece mal. No tienen nada que ver con, por ejemplo, los grupos vascos de rock, que no dejaban títere con cabeza mientras te hacían bailar a lo grande. A su lado, los madrileños parecían pijos totales.
Que conste que fuí fan de Mecano, de La Union y de Alaska, pero con el paso de los años veo la "Movida madrileña" en su dimensión real y no tan mitificada por los medios oficiales porque mantuvieron a la juventud muy modosita cantando esas canciones tan poco radicales con el poder. Fueron para Felipe Gonzalez lo que Jarcha con su "Libertad libertad" para Suarez.
En cambio los vascos fueron muy radicales y fueron devastados por la heroína, cuya súbita expansión descabezó y desactivó la rebeldia de los jóvenes vascos, por lo que se sospecha que una mano negra de las cloacas del Estado estuvo detrás de esa aparición y facilidad en obtener la heroína entre los jóvenes vascos, que empezaron a caer en masa victimas de la drogadicción y el SIDA. Todos los grupos de la movida vasca se vieron afectados por el tema pero sus canciones rupturistas están grabadas para siempre.
El rock radical vasco, también conocido como rock radikal vasco,1 fue un movimiento musical surgido en Euskal Herria a mediados de los años 1980 y que terminaría al comienzo de la siguiente década. Musicalmente era una denominación heterogénea que englobaba a grupos de diferentes estilos musicales como el punk, el rock urbano, el heavy metal, el ska o el reggae; pero principalmente a aquellos con una especial influencia de los primeros grupos de punk (Sex Pistols, Ramones, The Clash, etc.).
La etiqueta de Rock Radical Vasco (RRV) surge en 1983 de la mano de José Mari Blanco (ex mánager de La poxx Records) y Marino Goñi (fundador de las compañías discográficas Soñua y Oihuka), y fue acuñada tras un festival contra la adhesión de España a la OTAN2 celebrado en Tudela (Navarra). Algunos grupos rechazaron la designación por considerarla comercial y otros por incluir la palabra «vasco», reivindicándose como apátridas.
Los grupos del RRV estaban amparados por pequeñas discográficas locales y, aunque solían tener su propio circuito de conciertos en su ámbito de origen, también realizaron conciertos fuera y su música pudo escucharse en toda la geografía española. Las formas de difusión no eran las clásicas y habitualmente se dieron a conocer en los medios de la cultura alternativa (gaztetxes, radios libres, fanzines, etc.), así como en algunas de las páginas de la sección cultural del diario Egin.1
Filosofia
La mayoría de sus letras se caracterizaron por su ideología antisistema, con una crítica continua a estamentos como el estado, la policía, la monarquía, la iglesia, el ejército, etc.; razón por la que grupos que vendían cientos de miles de discos fueron totalmente ignorados por la mayor parte de los medios de comunicación.6
Muchos de sus componentes provenían de familias que sufrían la crisis económica, habitando en los barrios de las grandes ciudades que estaban inmersas en la reconversión industrial. Varios de los protagonistas del movimiento morirían víctimas de las drogas, pues la heroína se había introducido con fuerza en los pueblos y ciudades. El porcentaje de miembros de bandas muertos prematuramente es enorme; muchas de ellas cuentan un muerto, dos o incluso todos los miembros (Cicatriz).
Diversos medios destacaron la relación entre la izquierda abertzale y el RRV. Sin embargo algunos de estos grupos renunciaban a toda clase de nacionalismos o patrias.
La mayoría de las canciones fueron compuestas en castellano y otras se realizaron en euskera. Algunos grupos como Kortatu, iniciaron su producción en castellano y luego se euskaldunizaron.
El RRV resultó ser una etiqueta muy amplia y, según algunas opiniones, se convirtió en una denominación comercial, pues cada grupo imprimió su propio estilo musical y su filosofía, entre la que encontramos la crítica social e irónica de La poxx Records, el Anti todo de Eskorbuto, la reivindicación del hecho nacional de Kortatu y el situacionismo de Hertzainak.7