Juicio al 'procés' - Referéndum en Cataluña — El conflicto catalán

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El separatismo prepara una “querella catalana” masiva como parte de su estrategia de filibusterismo legal
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El magistrado Pablo Llarena, instructor del caso contra los exmiembros del gobierno autonómico catalán. Carlos Berbell/Confilegal.
INICIOTRIBUNALES

Por Carlos Berbell | 07 Junio, 2018
En el argot jurídico se definen como “querellas catalanas” a aquellas acciones legales que se presentan contra alguien para crear caos judicial o intimidar a la otra parte, teniendo poca o ninguna base legal, con el fin de forzarla a llegar a un acuerdo.

El concepto también podría describirse como fulibusterismo legal, un término que en política se utiliza para describir las técnicas que paralizan el debate parlamentario pero que los separatistas catalanes están llevando a la frontera del esperpento.



Una buena muestra de ello fue la noticia que el lunes publicamos en Confilegal, informando que los exconsejeros fugados a Bélgica –Toni Comín, Meritxell Serret y Lluis Puig– y Escocia –Clara Ponsati-, todos ellos junto a Carles Puigdemont habían interpuesto una demanda civil conjunta ante la justicia belga contra el magistrado instructor del Tribunal Supremo de su causa, Pablo Llarena, por su supuesta “falta de imparcialidad” y por presuntamente “vulnerar la presunción de inocencia” de los acusados.

Ahora el lado separatista está en proceso de elevar esa estrategia de filibusterismo legal a un grado mayor.

¿Cómo? Promoviendo una avalancha de denuncias ante el Tribunal Supremo contra Llarena y los tres magistrados de la Sala de Apelación del Alto Tribunal, Miguel Colmenero, Francisco Monterde y Alberto Jorge Barreiro, que criticaron la resolución del tribunal alemán que cuestionó la existencia de violencia en el “procés” y adelantó su probable negativa a entregar Carles Puigdemont a España por el delito de rebelión.



Un colectivo llamado QuerellatsXRepública está en ello desde el pasado mes de marzo, aunque no terminan de despegar del todo.

Buscan voluntarios para que se presten a firmar denuncias que puedan ser presentadas después ante el Tribunal Supremo.

De acuerdo con una comunicación que están haciendo llegar a círculos separatistas, la cosa “se trata de denunciar al magistrado del Tribunal Supremo Pablo Llarena y a tres magistrados más por prevaricación, por dictar resoluciones injustas sabiendo que lo son. Denunciamos la vulneración de nuestro ‘derecho de sufragio activo’, que es el derecho de votar y que se respete el resultado de las votaciones”.



Aunque saben que la iniciativa está destinada al fracaso porque, con toda seguridad, las denuncias no serán admitidas. Pero eso no importa. El objetivo es movilizar a cientos o a miles de ciudadanos que se presten a presentarlas con sus nombres y apellidos.

Así lo admiten abiertamente: “La Sala Segunda del Tribunal Supremo la inadmitirá. Si es así, presentaremos un primer recurso al pleno del Tribunal Supremo y luego al Tribunal Constitucional. Si son rechazados los dos recursos, tendremos la puerta abierta a Europa, donde creemos que nuestras peticiones pueden ser escuchadas y atendidas”.

Y para tranquilizar a los posibles denunciantes voluntarios escriben: “El hecho de presentar una querella como la nuestra, correctamente fundamentada y estudiada, no puede suponer ninguna consecuencia para nadie. No estamos haciendo nada ilegal, mal hecho o que vaya contra el Estado. Solo defendemos nuestros derechos”, escriben los miembros de este colectivo para tranquilizar a los posibles voluntarios.

A pesar de que han pasado dos meses y medio y la iniciativa no se ha materializado, es una buena muestra de “filibusterismo legal”, o “lawfare”.

Convierten las acciones legales sin recorrido presentadas ante los tribunales en fuente de generación de noticias que canalizadas a través de medios de comunicación y redes sociales afines lo que buscan es mantener la tensión del conflicto entre sus seguidores, convirtiendo a la diana de esas acciones en chivos expiatorios y centro de todos los males.

Utilizando el simil de una máquina de tren de vapor, estas acciones legales son la madera o el carbón que sirven para mantener el avance del movimiento del tren.

No es necesario que lo relatado sea verdad. Lo que importa es que los receptores de esa información se la crean.

 
Vaya, que pronto te ha decepcionado, con el entusiasmo que lo defendías...

le di el beneficio de la duda ante su discurso de "no-intervención" (reservándome grandes dosis de escepticismo que se probaron más que justificadas al mes de su inauguración, cuando resumió los bombardeos de su antecesor, y ahí dejó de interesarme el personaje por la parte que me toca como no-votante en USA).

y no defendía a Trump, defendía el derecho de los usanos a elegir el presidente que les saliera del moño, como defiendo el derecho de los rusos a elegir a Putin o el de los cubanos a elegir los valores de la revolución.

O el derecho de los españoles a perpetuar el Estado franquista.

Y el de vascos y catalanes a elegir no hacerlo.

siemore defenderé la soberanía popular (el derecho de los pueblos a tomar las riendas de su destino).

y la soberanía nacional también (si es que el Estado-nación es el modelo organizativo de preferencia de un pueblo), siempre que el ejercicio de esa soberanía no se traduzca en warmongering imperialista, claro está.
 
Última edición por un moderador:
le di el beneficio de la duda ante su discurso de "no-intervención" (reservándome grandes dosis de escepticismo que se probaron más que justificadas al mes de su inauguración y ahí dejó de interesarme el personaje como no-votante usana).

y no defendía a Trump, defendía el derecho de los usanos a elegir el presidente que les saliera del moño, como defiendo el derecho de los rusos a elegir a Putin o el de los cubanos a elegir los valores de la revolución.

O el de los españoles a ser franquistas.

Y el de los vascos y catalanes a no serlo.

siemore defenderé la soberanía popular.

y la nacional (siempre que no se traduzca en warmongering imperialista).


:D:D:D
 
Con lo bien que estaba Llarena calladito redactando literatura judicial, va y toma partido político públicamente en el caso que le ocupa (dando munición al "enemigo" catalán).

ainsss
 
Última edición por un moderador:
Naufragio Puigdemont
Josep Borrell

Es muy grave que un líder político reconozca que viola su propia ley básica para lograr lo que pretende
Lunes, 25/09/2017 | Actualizado el 26/09/2017 a las 16:25 CEST
  • naufragio político como el del 'president' Puigdemont ante un periodista. Llegó al Palau de rebote, pero los independentistas habrán echado en falta a Junqueras, quien al menos tiene el cuajo de no contestar, inventar o negar cuando conviene.

    Puigdemont reconoció abiertamente que el referéndum que ha convocado es ilegal de acuerdo con el propio Estatut de Catalunya, que exige una mayoría cualificada de 90 votos para reformar la ley electoral. Al señalarle el entrevistador que era así incluso para elegir a los directivos de TV3, y que el se disponía a declarar la independencia con una exigua mayoría simple de 72, su inocente respuesta fue, que si no lo hacía así no lo podría hacer. Asombroso. "Es que es el único camino que hemos encontrado".

    En Europa se considera que el desafío al ordenamiento constitucional del independentismo catalán puede poner en peligro el proyecto comunitario
    Cinismo o ingenuidad

    ¿Cinismo al cubo o supina ingenuidad? Pero, ¿quién le ha eximido de conseguir de los catalanes los votos necesarios para hacerlo? ¿Y ese es el que dice defender los derechos y las libertades y denuncia un "Estado de excepción" implantado por el Estado contra Catalunya? Seguro que no conoce las palabras de J. F. Kennedy : "Cuando gobiernan las leyes y no los hombres, nadie, por poderoso que sea, ni ninguna multitud por turbulenta que sea, tiene derecho a incumplir la ley o a desafiar a un tribunal de justicia… porque, … los ciudadanos no se podrían sentir libres de la arbitrariedad del poder ni a salvo de sus vecinos".

    Puigdemont ha dado la razón a los que defienden que no hay que participar en un referéndum ilegal, que no reúne ninguna garantía democrática. Los 'no' a la independencia serán usados para legitimar la participación en lo que algunos presentan como un inocente ejercicio de "movilización ciudadana", cuando de lo que se trata es de dar un salto al vacío de gravísimas consecuencias.
    No desautorizó a Forcadell cuando dijo que el PP y Ciutadans no son catalanes. Justificó las palabras de Junqueras reconociendo que "solo con la foto de la policía impidiendo una votación ya hemos ganado", lo que desvela sus verdaderos objetivos. No reconoció que Junts pel Sí planteó las elecciones del 27-S como un referéndum que ponía en el mismo saco los votos al PP que a los comuns. Y no desautorizó a su portavoz, Jordi Turull, cuando negó la condición de ciudadanos, tachándoles de súbditos, a aquellos que decidan no votar. Toda una catástrofe dialéctica.

    Siguió diciendo que el derecho internacional garantiza la autodeterminación de Catalunya, cuando su propio Consell Asesor per la Transició Nacional les ha explicado que no es así, porque no se dan ninguna de las tres condiciones requeridas para ello : Catalunya no es una colonia como Argelia de Francia, ni está ocupada militarmente como Lituania por la URSS, ni se violan permanentemente los derechos humanos como en Kosovo. Nadie se va a creer esas tesis ni va a reconocer la independencia unilateral de Catalunya, ni esta va seguir automáticamente en la UE.

    Contrario a la construcción europea
    Al contrario, en Europa, se considera que el desafío al ordenamiento constitucional lanzado por el independentismo catalán puede poner en peligro el proyecto comunitario. El relato, en gran medida f
 
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