Buen análisis, Darwin pareces jajajajjajaaGracias por las risas y las fotos, Cotis, me lo estoy pasando genial en este hilo. Gracias por escanear las fotos, Dubois.
Coincido con Gus en que en Palurdez, AgroFran y Cayetana todo es muy freudiano.
Bueno, aquí va lo que yo opino, todo muy presuntamente y en estado de considerable embriaguez y enajenación mental transitoria (normal, por otra parte, después de ver el bodorrio, los trajes analelos, los twits del matatoros, etc.). Esto lo dejo muy claro para que no le caigan demandas al foro y a SuperCotilla.
Palurdez tiene el papel de la sumisa esposa oficial y sufrida paridora y cuidadora de la prole.
Creo que ya lo tiene asumido y sabe que se tiene que llevar bien con su hijastra, aunque a veces la repatée porque es el ojito derecho de su padre y porque es una Alba, la familia más aristocrática de España. Agrocateto ya le habrá leído bien la cartilla en este sentido.
Los cristales de su vestido, que parecían las glándulas mamarias de una hembra mamífera (como la perrita Tawa, que parece preñada) fueron una ofrenda a la diosa de la Fertilidad, pues Agro se ha casado con ella para tener un hijo varón. En un tipo tan rancio, tan zoquete, tan machista y tan acomplejado como él, su virilidad no queda ratificada ante la sociedad, a pesar de sus múltiples conquistas, hasta que no haya inseminado a "una hembra" para que nazca "un machote" como mínimo.
Siguiendo con el vestido nupcial: para darle un toque menos evidente de culto a la fertilidad, pues se casaba en una iglesia católica, no en una cueva, o ante un menhir, le puso esas manguitas tan cursis y ñoñas. Su idiosincrasia andalusa de rasa y tronío aparece en la falda de zíngara. Su intento por parecer romántica, en ese velo colocado como en los años 20 pero que parece totalmente un pañuelo de albañil o jornalero que trabaja a pleno sol y en ese escote con forma de corazón. Y sus ganas de aparentar, de venir de familia de posibles, de niña bien de la buena sosiedá sevillana, en esa pulsera que se plantificó como diadema. También quiso mostrar que ya es dueña y señora de las fincas rurales del Agro poniendo un toque agrícola en los tallos del ramo, que parecían un manojo de espárragos verdes, como ya habéis apuntado. Pero esa tela de aspecto sintético de mala calidad no ha podido ocultar el hecho de que el agrozoquete es bastante tacaño.
Las dos hermanas sisters llevaban cola en sus vestidos. Eso para unas catetillas como ellas debe ser signo de prestigio y distinción. El vestido de la hermana Sibi Rogelia, la de los ojos de lechuza deslumbrada, parecía totalmente el plumaje de una cotorra en época de celo, con cola y todo para desplegar en el galanteo.
Los zapatos eran ordinariotes. Tenían una horma muy fea, demasiado ancha y poco estilizada.
El toque nazareno trianero lo pusieron en los manteles morados y el toque de elitismo y superioridad racial, en los camareros y camareras disfrazados de hindúes, como en la época colonial inglesa de la India, que habéis comentado. Ya que el matatoros se ha vuelto tan andaluz, a él lo que le gustaría ahora es llevar un apellido aristocrático inglés como Domecq, Osborne o Terry, pero como no puede, quiere aparentar y consolarse dándole una puesta en escena con aires anglófilos a sus celebraciones. Además, lo inglés le debe parecer el summum de lo chic y lo elegante.
El trinovio llevaba un chaqué que le hacía parecer más retaco de lo que es, color azul pavo real, que es como él se siente. El colorido de las plumas de la cola, que es lo que exhiben los pavos reales para impresionar a las hembras con las que aparearse, lo llevaba en la corbata, regalo de la suegra, que inconsciente -o quizá intencionadamente- está contribuyendo a incrementar su orgullo con regalos como éste y el retrato que pintó de Cayetana, el ojito derecho del yerno y la que las hace acercarse a la aristocracia. Así le agradece que haya aupado a esta familia matriarcal desde el status de unas "quiero y no puedo", al de celebridades hacendadas con finquitas para ir a cazar, montar, y palco de honor remunerado en Hola y otras revistas del corazón. El no va más para unas provincianas con muchas ganas de figurar.
Pero la mujer más importante para el caciquillo trianero es su hija Cayetana, hija, sobrina, nieta, bisnieta, etc. de rancios y acrisolados títulos de nobleza. Es la que le da brillo y linaje, es el oscuro objeto del deseo, la nínfula lolita del libro de Vladimir Nabokok con la que tiene una relación que no parece de padre e hija, sino más bien edípica. Es la adolescente que ya casi es una mujer que quiere exhibir ante todos, vestida de rojo pasión, para que la deseen y le envidien ya que no la puede "tener" como a él le gustaría. La ha conquistado apareciendo como el héroe, el caballero que ha querido rescatarla de una vida castradora con su madre la dukesita Ugeña, para darle una vida más libre y divertida con una madrastra que no la va a poner normas porque no es su madre y encima es el personaje que menos importa en este vodevil, ya que solo está para parir los hijos que al ex matatoros le está prohibido tener incestuosamente.