Espido Freire: genio y figura

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Nos ha avisado la gran cazadora de bloggers lobotómicos que es @ChusL que pertenece a la misma saga de vlojers que lleva Okiko Talents, la misma empresa que lleva a la inigualable Vega Royo Villanova, entre otras.

http://www.okikotalents.com/es/bloggers

¿Cómo te quedas?

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Mira que sigo Lobotomicos, pero pensaba que Espidogirl solo usaba Instsgram...será que alguna garzapose de Esni me eclipsó y ya me he perdido (sin que me cueste mucho!)
 
Recuerdo haberme leído "melocotones helados" hace años. Lo cogí de la biblioteca pública y me llamó la atención porque el libro estaba firmado por ella misma y dedicado a todos los usuarios de la biblio, que por aquel entonces era un barrio bastante deprimido de la periferia de Barcelona. Me pareció un bonito detalle. El libro, insufrible. Lo siento Espido pero me pareció un ñordo. :wtf:
 
Tiembla, Carson McCullers:

"César, conocedor de su posición, y con una inquietud que le aceleró la respiración, no quiso saber más. Recordaba a la niña Elsa prácticamente todos los días; era el custodio de su memoria. Había atesorado los momentos preciosos de la niña: un vestido blanco y rojo que estrenó, con un bordado de pajaritos; las conversaciones con los amigos invisibles; la niña intentando llegar a los pedales de la bicicleta; la niña metiendo el dedo en la crema pastelera, y luego en la nata, para conseguir una astrid de dedo; la niña aburrida, rondando el horno en busca de alguien con quien jugar.
—¿Juegas conmigo, César?
—Ahora no, Elsita... Espera un rato.
—¿Cuánto rato?
—Un rato.
Desde que Antonia, la señora Antonia, había muerto, él velaba por la pastelería, él se aseguraba de que la fama no decayera. Sin revelárselo a nadie, había rectificado algunas recetas, había incluido proporciones mínimas de química para alargar la vida de la bollería y que pudiera soportar en buenas condiciones viajes de hasta dos días. Ya no se limitaba, como habían hecho siempre, a vender los dulces en los pueblos vecinos y en Duino. Exportaba trufas y turrones, y varios restaurantes de lujo se surtían exclusivamente en la pastelería".

ZZZZZZZZZZzzzzzzzzzz

"Melocotones helados" (of course)
 
Querida @Milenna, gracias por tu explicación. Entiendo lo que quieres decir.
A título personal yo considero el feminismo como una manera de mejorar nuestra sociedad para todos los seres humanos, tanto hombres como mujeres, aportando la impronta y la visión femenina. Creo que es un camino que hombres y mujeres debemos recorrer juntos.
Ese tipo de personas que defines, pudiendo ser hombres (el típico que se jacta de ser demasiado bueno, demasiado guapo, demasiado listo para unir su vida a la de una mujer porque ninguna lo merece y luego se aferra a la primera desaprensiva que cruza la calle para espantar la soledad) o mujeres (ídem), suelen ser personas inmaduras e insatisfechas que culpan siempre a los demás de sus problemas y sus errores.
Ay, @Crunia ! Creo que en el fondo compartimos ideas. Símplemente nos separa la semántica.
No me gustan los -ismos, en general. Si acaso defendería el humanismo, puesto que eso somos hombres y mujeres: seres humanos.
Pero feminismo y machismo son palabras que me hacen pensar en una idea de exclusión y opresión del otro género. Me explico? Pero, ya te digo. Cuestión de semántica.
Ojalá fuera como tú dices, pero...en mi humilde opinión, en nombre del feminismo se han defendido cosas indefendibles.
En cuanto a lo que dices de ese tipo de personas...completamente de acuerdo.
Lo mismo se da en hombres que en mujeres aquello de: soy liberal y no me va el compromiso"...cuando la realidad es que no se comen un colín. Mencioné a las mujeres porque hablábamos de una.
Un saludo, compañera forera
 
Una aclaración: Espido Freire NO estudió 2 carreras (Ciencias Políticas y Filología Hispánica). La que cursó esas carreras (que no son de las más difíciles) fue su hermana (miembro de MENSA). Espido estudió Filología Inglesa en Deusto y después cursó un Máster.

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Fue una especie de niña prodigio no malgastada, llegó antes que nadie a los lugares donde se proponía, movida por una ambición que no oculta. Se exculpa, se resta mérito: “He tenido siempre buena memoria, elocuencia y capacidad de asociación; en el colegio me permitía ser vaga y era considerada brillante”.

Texto íntegro: http://www.elmundo.es/magazine/2004/256/1093015293.HTML

Ese es un rasgo característico de los superdotados: sacan buenas notas sin gran esfuerzo.
 
Ole, ole y ole, dí que sí, y la Unión Europea sin darte un triste reconocimiento, si es que....


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Jajajajaja... Parece que va a contar un chiste típico de "en un avión van un francés, un alemán y un español".

Una respuesta estupenda de un grupo de editores independientes (Capitán Swing, sencillamente geniales).

http://www.diariodemallorca.es/soci...publicariamos-libro-espido-freire/652750.html

Declaración de intenciones sin ánimo de ofender. Pero los editores Diego Moreno (Nórdica Libros), Julián Rodríguez (Periférica), Enrique Redel (Impedimenta) y Daniel Moreno (Capitán Swing) jamás publicarían a Espido Freire, esa generosa escritora que tanto ha hecho por la Unión Europea "al ser pareja de dos polacos, dos ingleses, un francés, un austríaco y dos noruegos", bromean, refiriéndose al posado y a la entrevista que la empresaria y autora de Melocotones helados concedió recientemente a un dominical. Su trabajo va por otros derroteros. "Nada de escritores que van de rock´n´roll stars". Y repetimos, sin ánimo de ofender. "Recuperamos libros de calidad que no están en las librerías y también prestamos atención a la literatura emergente", explica Rodríguez de Periférica, que junto a sus compañeros giró visita esta semana a las librerías palmesanas y manacorenses. Nórdica publica libros ilustrados y escandinavos –claro– no policiacos, que también los hay. Impedimenta se centra en clásicos modernos del siglo XX con incidencia especial en la literatura anglosajona de los últimos cincuenta años. Y Periférica se aplica en la exploración de nuevas tendencias literarias y en la literatura emergente latinoamericana.
Son sellos jóvenes, como sus editores, e independientes. Juntos, como grupo Contexto, son fuertes. Y reconocidos: el ministerio de Cultura les concedió en 2008 el Premio Nacional a la Mejor Labor Editorial. ¿Se sienten hijos de Anagrama? "Siempre digo que nos diferenciamos de los editores de los años setenta en que no somos ni catalanes ni ricos", afirma en plan guasa Rodríguez, refiriéndose a Jorge Herralde, con quien mantienen una buena relación. "Anagrama ha bajado en un 18% sus ventas; cuota que hemos venido a cubrir nosotros. Herralde se pensaba que sus enemigos eran los grandes grupos, pero no ha sido así", apunta. El grupo Feltrinelli, que hace poco compró esta editorial, sale de nuevo en la conversación: se acaba de hacer con el 43% de la librería La Central, para llegar al mercado latinoamericano.
Los cuatro editores, que calculan que para empezar ahora mismo de manera seria en la edición habría que arrancar con 60.000 euros, apuestan por las librerías literarias, que actualmente están resurgiendo en Nueva York, en contraposición a las librerías "tipo Starbucks". "Creemos que frente al libro electrónico y su intención de saltarse a todos los intermediarios, hay que potenciar la relación personal que se establece entre el librero y el lector", apunta Moreno de Nórdica, quien ofrece en formato electrónico para iPad sus libros ilustrados. Es más, "incluso si un libro recomendado no te ha gustado, el lector debería poder cambiarlo por otro", indica, "algo que no puede hacerse por internet", puntualiza Rodríguez. Para ellos, el producto final que ofrecen actualmente en sus sellos encarna la idea de obra total wagneriana: desde el descubrimiento del texto, pasando por la traducción, la maquetación, la encuadernación y la venta final. Una edición artesanal que tiene un nicho de mercado de 100.000 libros anuales.
 
Dos tontas muy tontas

Lucía Etxebarria y Espido Freire
Cara a cara

Lucía Etxebarria (Valencia 1966) y Espido Freire (Bilbao, 1974) son dos narradoras de talento, mediáticas, premiadas y ahora poetas. La primera, que acaba de obtener el premio Primavera, ya fue premio Nadal en 1998, mientras que Espido conquistó el Planeta en 1999. Es tanto lo que las une como lo que las separa. Para empezar, su inconformismo, aunque sus talantes sean tan distintos, provocador el de Lucía, más sosegado el de Espido. Y hoy vuelven a coincidir en esa aventura insólita que es su primer libro de poemas: el de Etxebarria es Estación de infierno (Lumen) y el Espido, Aland la Blanca (Plaza)


| 14/03/2001 | Edición impresa

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Morir, Dormir

-¿Cuándo comenzaron a escribir poesía, antes de escribir prosa? ¿Por qué no habían publicado antes sus versos, por pudor, por timidez o desconfianza?

-Lucía Etxebarria: Antes de la prosa, como casi todo el mundo. No publiqué hasta ahora porque no consideraba que lo que había escrito tuviera la calidad o el interés suficiente. Por otra parte, me costó muchí-
simo publicar, puesto que sólo me interesaban unas cuantas editoriales muy concretas cuyos criterios de selección son muy rigurosos. Creo, estoy segura, que hace diez años Lumen no habría aceptado publicar mi poesía.
-Espido Freire: Escribía ripios, muy respetuosos con las normas formales, pero ripios al fin y al cabo, ya en el colegio. Más adelante, quedó clara mi vocación como prosista, pero la poesía continuaba allí, cada vez más depurada, más difícil de abarcar y de asir. Mi seguridad como novelista, o como cuentista, no tenía nada que ver con las dudas que me inspiraban mis capacidades poéticas. De ahí que aguardara a recibir opiniones de gente a la que respeto antes de atreverme a publicar. Si bien no creo en la especialización, tampoco creo que todo autor haya de abarcar todos los campos. Por lo tanto, no tenía ninguna prisa por publicar, hasta que el hecho se impuso casi por sí sólo.

-¿Cómo se dan cuenta de que eso que tienen que decir, tienen que decirlo en verso y no en prosa? ¿Qué diferencia a la poeta de la narradora? ¿Cuánto hay de inspiración y cuánto de trabajo?
-E. F.: Creo que es una cuestión de tono, y sobre todo, de intensidad. A mayor condensación, mayores posibilidades poéticas. Lo intangible, lo no explicable, sólo puede abordarse mediante palabras sin sentido: mediante poesía, en definitiva. Al escribir en prosa se produce un esfuerzo de racionalización mucho más evidente, mucho más marcado por las necesidades de la historia. En el caso de la poesía, fondo y forma surgen simultáneamente, y ambas se solapan. El proceso de gestación es distinto, pero difícilmente transmitible. Todo viene a ser, en el fondo, palabra. Y todas las historias han sido hiladas de la misma manera, aunque con hebras distintas.
-L. E.: Estoy con Blake en que la poesía es uno de los caminos de acceso a lo invisible. Precisamente la poesía me permite entrar en donde la narrativa no llega. La narrativa se refiere a lo visible. Creo, con Brines, en que el verso viene después del rezo, que la poesía tiene una función mágica. La Palabra crea, no en vano en el Principio fue el Verbo (“dijo hágase la luz y la luz se hizo, pues no existía antes de nombrarla”), y salva -como confirman el psicoanálisis y la biblia-, porque lo que no se nombra no existe. Desde el momento en que algo se puede nombrar, se puede empezar a forjar una verdad nueva. Mi poesía intenta crearse a partir del desvelamiento de silencios. El poema “no es lo que da el lenguaje, sino lo que al silencio se le roba”.
Hay mucho más trabajo que inspiración en mis poemas. Rehago, rehago y rehago poemas de forma obsesiva, hasta dar con lo que voy buscando. Algunos he tardado casi tres años en darlos por buenos: cada semana cambiaba algo, un verso, una imagen. Pero de nada me servirían las horas de trabajo sin el segundo de inspiración que pone en marcha la maquinaria de la escritura.

-¿Creen que el que un novelista publique un libro de poemas le da prestigio o se lo puede restar? ¿Lo de la poesía, ha sido una necesidad o un capricho? ¿Piensan hacer carrera como poetas? ¿Tiene sentido escribir versos hoy?
-L. E.: Respecto a lo del prestigio, la carrera y la crítica cito un verso propio que es una reinterpretación muy consciente de Valente: “Murmullos complacidos, vanidades solemnes, sumisión de hacinadas columnas…” Por supuesto, escribo por necesidad (“ Búscate un Nombre y no admitas los otros/ nombres impuestos que no te correspondan”). Escribo para nombrarme... No en vano, el primer título del libro era Redención. Y por eso sigue siendo el titulo del último de los siete libros publicados en el poemario.
En cuanto al sentido, a la razón de escribir versos, me autocito otra vez.: “ Que a la idea de luz se contraponga/ otro sintagma, una nueva y luminosa/ articulación de fonemas [… ] Una nueva retórica que incluya a tu género/ un libro sagrado que engendre otra verdad revelada / […] que te libere de esa vil memoria/ a la que desde hoy llames engaño”.
-E. F.: En mi caso particular, no creo que mi prestigio dependa únicamente de un libro, sino del esfuerzo de varios años y de la coherencia de una carrera. Un libro no es un salto mortal. La mayor parte de los autores son irregulares, y eso debería aligerar la sensación de que cada libro debería ser esencial, Un libro no es más que un libro. Aland la Blanca ha aparecido gracias a los ánimos de quienes lo habían leído antes de su publicación: de otro modo, hubiera permanecido inédito mucho más tiempo. No tengo intención inmediata de publicar más poesía, independientemente de la acogida de los lectores. Es un género que precisa de mesura y de calma, que puede servir de consuelo y de guía, y no me encuentro preparada como para continuar por ese sendero sin otras vivencias y otra madurez. Escribir poesía ha sido, siempre, un gesto absurdo, y eso no ha variado ahora, ni creo que varíe en mucho tiempo.

-¿Qué es la originalidad y el buen poema? ¿Han conseguido voz propia o descubren en sus poemas ecos de aquéllos a los que admiran? ¿Cuáles serían sus poética, en pocas líneas?
-E. F.: La originalidad es la capacidad de descubrir nuevas interpretaciones de la existencia. El buen poema es la capacidad de transmitir esa interpretación nueva. No ambiciono escribir poemas originales: me conformo con hablar, en ellos, de mi mundo propio, de la concepción épica de la existencia que siempre me ha perseguido. Y, dada mi trayectoria, resultaría pretencioso definir una poética propia. Si continúo, tiempo habrá para perfilarla.
-L. E.: Originalidad es el resultado de una buena combinación de tradición y experiencia. Es como un plato que integra una serie de ingredientes conocidos por todos y sin embargo consigue un sabor nuevo, una combinación especial. Un buen poema, para mí, es el que detenta poder de transformación: transformación sobre las palabras, que adquieren un nuevo sentido, otra luz. Y transformación sobre quien lo lee. Un buen poema “desde sí transforma la existencia y la hiende con su espada“.
Por supuesto que incluyo ecos de autores a los que admiro, a veces de forma deliberada y a veces no. Yo me siento heredera y transmisora, hija y madre, criatura y demiurgo, fuente y sedienta: un eslabón en una cadena.
Mi poética la resumo en un poema al principio del libro. Copio algunos versos: “No diremos qué es, simplemente que es. Se explica por su esencia/ refleja bien su tiempo solamente cuando de él se libera […] Armazón y columna de la resistencia, es valiente y adora la aventura. No conoce derecho de pernada ni respeto a un monarca […] Da cuenta de sí mismo sin nombrarse y sin primera persona. […]”

-Hace unos meses, en estas páginas, un puñado de poetas discutían la primacía de la tradición o de la vida. ¿Ustedes qué importancia les dan en sus versos, cómo les influye la tradición y qué les parecen las polémicas poéticas? ¿Dónde están ustedes?
-L. E.: Hay una amplia tierra de nadie de poetas que no somos ni de la diferencia ni de la experiencia, y polémicas de ese tipo ignoran la existencia de mucha gente muy válida. Creo que es de cajón que cualquier obra artística, en cualquier campo, debe conjugar tradición y experiencia. Se parte de la experiencia, pero para hacerla universal se trabaja con ella con herramientas que la tradición nos cede. A partir de ese trabajo el resultado puede ser nuevo, pero algo absolutamente, cien por cien novedoso no tendría sentido, nadie lo entendería, sería solipsista. Respecto a la tradición, el poema “es transmisor, el último (por ahora) eslabón de una cadena/ una cadena iniciática, un conocimiento esencial en el tiempo”.
Mi poesía, la mía ( la de otros puede ser distinta) sublima la experiencia, la catartiza, le busca el sentido a lo que no lo tenía. Yo no hago lo que normalmente se llama “poesía de la experiencia”, puesto que la traslación de la experiencia la reservo a la narrativa. La poesía va más allá de la experiencia: se nutre de ella, por supuesto, pero no pretende reflejarla sino superarla hacia un más allá. Va de lo visible a lo invisible.
E.F.: En mi caso, la tradición ha tenido un peso definitivo. No únicamente en poesía, también en mis novelas y, desde luego, en el ensayo. Respecto a las polémicas entre poetas, mi opinión sobre ellas es la misma que las que mantienen los novelistas: son gente tan activa, tan inteligente, que han de gastar el exceso de energía en discusiones: a mí, sin embargo, me hacen mucha falta mis fuerzas para dedicarlas a mi trabajo.

-Sus referentes literarios ¿son diferentes al escribir narrativa y poesía? ¿Creen, con José Hierro, que ya no hay “ni maestro al que seguir ni maestro al que atacar”? ¿Cuáles son los suyos?¿Recuerdan el primer poema que leyó? ¿A cuál vuelven siempre?
-L. E.: No, no son diferentes. Pero mis modelos y referentes son muchos, amplísimos, y a veces exceden lo literario. Absorbo mucho del campo del arte plástico. Creo que Eulàlia Valldosera, por ejemplo, hace poesía en sus instalaciones, y viene a decir lo mismo que yo digo. Me siento muy cercana a ella, aunque no la conozca personalmente. El arte conceptual y las instalaciones nos han enseñado un nuevo significado para la palabra poesía. Lo mismo me sucede con la voz de Bjürk, con interpretaciones de Nuria Espert, o con las coreografías de Béjart. Integro muchos mensajes, y me expreso con las herramientas que mejor manejo.
Respecto a la cita de José Hierro: Nunca debe haber maestro al que atacar. Sí concepciones a las que atacar, pero no poéticas, sino políticas. La poesía, para mí “no nace contra nada o contra nadie, sino que se alimenta solo de sí misma”.
No me gusta nada la palabra maestro. Quizá “espejos” me gustaría más. O “influencia” o “referencia”. En algún momento me gusta utilizar la palabra “hermana” o “hermano”, en el sentido más amplio y litúrgico de la palabra.
He bebido de Pizarnik, Cirlot, Valente, Blake, Olga Orozco, Antonio Colinas, Gimferrer, Verlaine, Apollinaire, Pessoa, Shelley, Catulo, Francisco Brines, Jaime Siles, ángela Figueras, Mallarmé, John Donne… y muchos, muchísimos más.
No recuerdo el primer poema que leí, pero sí el primer poema que compuse, a los seis años. Estaba dedicado a la Virgen María y rimaba. Mi madre lo conserva, creo. No hay poema al que vuelva siempre. Pero hay dos que me marcaron desde muy joven, uno de Garcilaso: “Mientras por competir con tu cabello”… Me lo aprendí de memoria con ocho años (las monjas se extasiaban, claro). Todavía me lo sé. La verdad es que adoro a Garcilaso, aunque no lo copie nunca. Y otro de Lope: “Mira Zaide que te aviso que no pases por mi calle”… Que también me aprendí a la misma edad. Por cierto, me gusta mucho San Juan de la Cruz.
E.F. : Mis referentes no varían esencialmente: Homero, Virgilio, Shakespeare, Rilke, Borges, Pavese... Me cuesta dividir la literatura en compartimentos estancos. Los clásicos están ahí, con su silencio comprensivo y su tremenda generosidad, para acoger al que no sabe. Atacarlos, al igual que reverenciarlos ciegamente, no indica sino inseguridad. O un excesivo afán de rebeldía que no comprendo. Leí mucha poesía de niña, especialmente en el colegio, en las horas en las que debía estar estudiando; pero regreso siempre a las Elegías de Duino.

-A pesar de su juventud, han obtenido algunos de los premios más prestigiosos y populares de España. ¿Cómo han condicionado sus escrituras? ¿Es el publicar poesía una manera de plantarse ante las exigencias del mercado?
-L. E.: Si de verdad creyese que un premio puede condicionar mi escritura, dejaría de escribir hoy mismo. El mercado a mí no me ha exigido nada. No he hecho concesiones de ningún tipo excepto prestarme a conceder entrevistas. Yo nunca he firmado libros por adelantado y actualmente no tengo agente, lo cual me da una libertad muy grande, no estoy sometida a imposiciones. De hecho, no admito correcciones en mis libros, y yo impongo las portadas y las fotos. Andreu Teixidor me ha tratado exquisitamente y nunca me ha exigido nada, al contrario, me ha dado mucho: cariño, respeto, apoyo, autoestima (y esto es muy importante que lo digas) Tampoco me muevo en el “mundillo” literario, así que me libro de amiguismos, camarillas y demás servidumbres sociales. Por otra parte no he cobrado adelanto por este manuscrito (como cualquier poeta, por cierto), así que no estoy jugando en mercado.
¿Un bicho raro entre poetas? No, en absoluto, me siento muy cercana a Ana Merino, ángela Vallvey, Aurora Luque, Luis Martínez de Merlo, Rafael González Caccamo, Ana Rosetti, Olvido García Valdés, Isla Correyero, Cristina Peri Rossi, Concha García, Amalia Iglesias, Ruth Toledano y muchos otros y otras. Quizá no muy visibles, pero muy profundos, muy cercanos a mí.
-E. F.: Los premios condicionan únicamente hasta donde uno lo permite. En mi caso, ha influido relativamente poco: me ha otorgado una seguridad económica y personal que de otro modo hubiera tardado más en alcanzar, y me han supuesto un gran número de lectores. En el resto no he notado ninguna diferencia. Creo que definirme como escritora resulta más acertado que hacerlo como poeta, y al no hacer ninguna referencia a mi s*x* creo que queda contestada la última pregunta.

-¿Qué reacción esperan por parte de los críticos de poesía y de sus colegas poetas? ¿Van a recibir sus versos con prejuicios? Por otra parte, ¿cuál cree que será la reacción de su público?
-E. F.: ¿Qué obra no se recibe con prejuicios? Por supuesto que los habrá, como con los anteriores libros, y con los siguientes. Es la labor de los críticos. Respecto al público, la reacción está siendo muy positiva, y he recibido hermosas cartas sobre Aland... que me han llenado de sorpresa y agradecimiento.
-L. E.: No creo que al lector fiel le sorprenda en absoluto este giro. Todas mis novelas indagan en cuestiones como el espejo, la construcción de la falsa memoria, el erotismo como defensa y como muralla y también como espejismo, que siguen siendo el tema del poemario, aunque los poemas lo abordan desde una forma completamente diferente. También todas mis novelas aluden a referencias bíblicas, a la necesidad de apropiación de una nueva figura de lo invisible. De todas formas, ni en poesía ni en prosa pienso en el lector cuando escribo. Escribo para la otra que también soy yo.

-¿Hay una mirada femenina en sus poemas?
-L. E.: Por supuesto. Mi libro es un libro religioso compuesto por siete poemas divididos en siete libros que narra la historia de una caída y la posterior redención. Deconstruyo referentes de la tradición religiosa ( (no solo cristiana, también uso otras) para reinterpretarlos desde una mirada femenina: Dalila, Lilith, Betsabé, María Magdalena, Kali, El Maligno, la Serpiente, Los ángeles custodios, el Círculo, el Siete, la Palabra, y todos cobran un sentido nuevo, o más bien redescubren un sentido que se había perdido. La caída erótica es una metáfora. El amor erótico se concibe como espejismo, en busca de un Amor con mayúsculas que no está centrado en un solo objeto, sino que se nutre y se reintegra de un Todo. La tradición religiosa ha relegado a la mujer a un segundo plano que nos ha impedido vivir la experiencia mística ( excepto Santa teresa, claro, pero es una excepción en un vastísimo desierto de la narración poética de la experiencia femenina ). Para vivir la experiencia mística, el cruce a lo invisible, las mujeres necesitamos hacernos con un lenguaje propio, que lógicamente se nutre de toda la tradición anterior. Es por eso que en “maestros” he citado sobre todo a hombres, porque no contamos con muchas mujeres, pero en contemporáneos he citado sobre todo a mujeres.


Vaya par de cursis
 
Esa cara de señorita monjil de postguerra no armoniza con esos escotes que se pone.
Parece permanentemente disfrazada.
No se si todo lo que dice será también una pose.
Hoy la he escuchado en la Cadena Ser con Gemma Nierga y Ray Loriga, promocionando un evento de ellos dos en Teruel y la he encontrado muy subidita y encantada de conocerse.
Como apenas la conocía, me ha sorprendido, pero después de leeros, lo voy entendiendo.
 
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