Entrevista en la radio sobre la tiara rota a nuestro ilustre forero y maestro joyero, Pablo Milstein

Es que nadie puede pensar que la tiara estaba así, o que esa rotura es algo especialmente hecho para ajustarla!!!
Si es verdad que los de AnZorena dijeron lo que dice Vanitatis, debe ser por pura cortesía. Es insostenible.
 
Aquí lo que me comentó @cuchi-cuchi

"Hola Cleo, Reina del Nilo, para mí la tomó mal el peluquero, evidentemente Leti se probó la tiara antes en su casa, no creo la hayan reformado a menos que haya precisado de algún arreglo, la base es muy finita y quieras o no las joyas se resienten, un mal movimiento y zás, seguro que se vistió en el Palacio Real cosa que siempre hacen para que los vestidos no se vean arrugados al venir en coche y ahí ocurrió el hecho, la cuestión es que el peluquero no haya podido disimularlo con el pelo, o tal vez sucedió al estar vestida.
La solución, sino se puede soldar se hace una base nueva idéntica y listo, yo la ví de cerca y la tuve en mis manos la hechura de la pieza en sí no es tan fantástica, desea bastante que desear, pero es una pieza de empaque y es bellísima."

Gracias a @Princess Kate por el dato :)
 

María Porcel Hazte fan
Periodista, El Huffington Post
Lo que la corona de Letizia grita
Publicado: 23/02/2017 13:46 CET Actualizado: 23/02/2017 13:46 CET

Una corona es una corona: un poco de metal (normalmente noble) con unas cuantas piedras (normalmente nobles) y, quizá, algo de tela (normalmente noble también). Un símbolo de estatus, de poder, de altura e importancia, de distinción y de superioridad. En fin: un símbolo. Cargado de significado, que para eso están los símbolos. Pero no: los reyes de hoy no llevan coronas. A veces llevan bandas o collares, pero no coronas.

Pero Letizia el miércoles se plantó la corona. Ahora se llama tiara, sí, pero para ella fue toda una corona. Un poco de metal, platino, con unas cuantas muchas piedras tan nobles como lo pueden ser los diamantes. Un mucho de símbolo. Letizia se colocó sobre la cabeza, por primera vez en sus casi tres años como reina, una joya de pasar, de las que pertenecen a las reinas y solo a las reinas. A las infantas, si eso, se les presta. Pero, hasta que viva, esas joyas son de ella. Y, quizá, en un futuro, de su hija.

Mil días. Mil días se cumplirán el domingo 26 de febrero desde que Juan Carlos I anunció que se bajaba del trono para que subieran los siguientes, el 2 de junio de 2014. Mil días ha tardado Letizia en meter la llave y abrir el joyero de las reinas, y en plantarse tres piezas históricas: un par de pendientes, otro par de pulseras y una corona, perdón, tiara, la de la Flor de Lis. La más importante que puede llevar una reina de España. La más simbólica. La más grande. La que está remachada con las flores de los Borbones. La que llevó Victoria Eugenia desde su boda hasta la de su hija mayor (la lució en la gala previa al enlace de la infanta Pilar, un año antes de morir, en una de sus últimas grandes apariciones). La que María de las Mercedes, madre de Juan Carlos, se plantó para la coronación de Isabel II de Inglaterra. La que la reina Sofía no lució hasta 1983 y que se puso, por última vez, en la última cena de su esposo como rey. La tiara grande. La corona.

La excusa era la visita del presidente argentino, la primera gran cena de gala desde 2015. Pero no. Se la pudo haber puesto en el 75º cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca, pero ahí optó por algo más discreto (la situación económica tampoco daba para grandes fastos) y personal: estrenar la que le regaló Felipe, que llevaba seis años en un cajón, por su quinto aniversario de casados. Pero ahora el momento era, ya sí, apto para algo así. De hecho, era el adecuado.

Algunos dicen que quería eclipsar a Juliana Awada, la estilosa esposa de Mauricio Macri. Cualquier puñado de brillantes lo hubiera conseguido. Probablemente el poder del símbolo de esa tiara, un poder que la reina sabe manejar a la perfección y con el que manda callados y jamás confirmados mensajes, fue más allá. España, quizá, salga del bache. Pero la etapa más oscura de la monarquía ha pasado, estamos bien, ya podemos sonreír, lucirnos, ser reyes con corona parece querer contarnos Letizia. Que su cuñado el innombrable está condenado. Que la justicia manda, que ella es la reina y su marido, el rey. Que la cárcel, al menos el martes por la noche, es una opción, aunque la alegría ha tardado poco en desvanecerse. Esa tiara, ese símbolo que está para contarnos todo con la boca bien cerrada, quería gritar que se acabó. O, más bien, que todo acaba de empezar.
 
María Porcel Hazte fan
Periodista, El Huffington Post
Lo que la corona de Letizia grita
Publicado: 23/02/2017 13:46 CET Actualizado: 23/02/2017 13:46 CET

Una corona es una corona: un poco de metal (normalmente noble) con unas cuantas piedras (normalmente nobles) y, quizá, algo de tela (normalmente noble también). Un símbolo de estatus, de poder, de altura e importancia, de distinción y de superioridad. En fin: un símbolo. Cargado de significado, que para eso están los símbolos. Pero no: los reyes de hoy no llevan coronas. A veces llevan bandas o collares, pero no coronas.

Pero Letizia el miércoles se plantó la corona. Ahora se llama tiara, sí, pero para ella fue toda una corona. Un poco de metal, platino, con unas cuantas muchas piedras tan nobles como lo pueden ser los diamantes. Un mucho de símbolo. Letizia se colocó sobre la cabeza, por primera vez en sus casi tres años como reina, una joya de pasar, de las que pertenecen a las reinas y solo a las reinas. A las infantas, si eso, se les presta. Pero, hasta que viva, esas joyas son de ella. Y, quizá, en un futuro, de su hija.

Mil días. Mil días se cumplirán el domingo 26 de febrero desde que Juan Carlos I anunció que se bajaba del trono para que subieran los siguientes, el 2 de junio de 2014. Mil días ha tardado Letizia en meter la llave y abrir el joyero de las reinas, y en plantarse tres piezas históricas: un par de pendientes, otro par de pulseras y una corona, perdón, tiara, la de la Flor de Lis. La más importante que puede llevar una reina de España. La más simbólica. La más grande. La que está remachada con las flores de los Borbones. La que llevó Victoria Eugenia desde su boda hasta la de su hija mayor (la lució en la gala previa al enlace de la infanta Pilar, un año antes de morir, en una de sus últimas grandes apariciones). La que María de las Mercedes, madre de Juan Carlos, se plantó para la coronación de Isabel II de Inglaterra. La que la reina Sofía no lució hasta 1983 y que se puso, por última vez, en la última cena de su esposo como rey. La tiara grande. La corona.

La excusa era la visita del presidente argentino, la primera gran cena de gala desde 2015. Pero no. Se la pudo haber puesto en el 75º cumpleaños de la reina Margarita de Dinamarca, pero ahí optó por algo más discreto (la situación económica tampoco daba para grandes fastos) y personal: estrenar la que le regaló Felipe, que llevaba seis años en un cajón, por su quinto aniversario de casados. Pero ahora el momento era, ya sí, apto para algo así. De hecho, era el adecuado.

Algunos dicen que quería eclipsar a Juliana Awada, la estilosa esposa de Mauricio Macri. Cualquier puñado de brillantes lo hubiera conseguido. Probablemente el poder del símbolo de esa tiara, un poder que la reina sabe manejar a la perfección y con el que manda callados y jamás confirmados mensajes, fue más allá. España, quizá, salga del bache. Pero la etapa más oscura de la monarquía ha pasado, estamos bien, ya podemos sonreír, lucirnos, ser reyes con corona parece querer contarnos Letizia. Que su cuñado el innombrable está condenado. Que la justicia manda, que ella es la reina y su marido, el rey. Que la cárcel, al menos el martes por la noche, es una opción, aunque la alegría ha tardado poco en desvanecerse. Esa tiara, ese símbolo que está para contarnos todo con la boca bien cerrada, quería gritar que se acabó. O, más bien, que todo acaba de empezar.
Pues que la devuelva al baúl porque el Urdanga no entra en la trena ni de coña, y si no entra están mancillados hasta el juicio final, en ese si que no los absuelven.
 
..."Que la cárcel, al menos el martes por la noche, es una opción, aunque la alegría ha tardado poco en desvanecerse. Esa tiara, ese símbolo que está para contarnos todo con la boca bien cerrada, quería gritar que se acabó. O, más bien, que todo acaba de empezar"...

Sí, yo creo que más bien todo acaba de empezar.....Cuidadín que vienen curvas.....He visto un titular hoy que decía algo así "como nuevo boato para una monarquía impopular"....
 
El último (y desconocido) problema de Letizia con la corona

La esposa de Felipe VI coronó su cabeza con la tiara de la Flor de Lis, la más importante del joyero de los Borbón y símbolo de la monarquía borbónica. Fue creada por la joyería Ansorena y Alfonso XIII se la entregó a su esposa, la reina Ena, con motivo de su enlace matrimonial.

Letizia no encontró mejor ocasión que esta para volverla a lucir. Sin embargo, analizando las imágenes del evento de ayer Vanitatis ha detectado un pequeño problema en la tiara de flor de lis de platino y brillantes, como se puede con detalle en la foto.

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¿Está rota la corona?

Este medio de comunicación se ha puesto en contacto con expertos con el fin de resolver el misterio. Claramente, la tiara no lucía como debía: se puede apreciar a simple vista un desajuste en el centro de la diadema. ¿Está rota o simplemente no la han encajado correctamente?.

Desde Ansorena, casa que creó la joya a petición de Alfonso XIII, aseguran que la corona está perfectamente puesta y que no presenta ningún fallo. Aclaran que se trata de una de las piezas del joyero real articuladas y que por lo tanto puede lucirse abierta o cerrada.

AAng32s.img


Sin embargo, existen discrepancias entre los expertos consultados.

José Luis Sampedro Escolar, experto en Geneaología y Heráldica y autor del libro "Las joyas de las reinas de España" confirma a este medio que efectivamente la joya no está bien adaptada a la cabeza de la reina. Supone que no fue bien adaptada a la pieza de terciopelo que fija la joya al peinado y que hace que ni se mueva ni se clave.

"Se trata de una pieza articulada y por lo tanto es susceptible de colocarse en diferentes posiciones". Sin embargo, el experto no entiende que se haya cometido el error de colocarla con esa especie de "roto" en el centro. ¿Un fallo de protocolo el no tener un plan b?.

http://www.msn.com/es-es/estilo/belleza/el-último-y-desconocido-problema-de-letizia-con-la-corona/ar-AAng0FR?li=BBpmbhJ&ocid=UE01DHP
 
Y para saber que fue lo que pasó realmente con esa tiara, tal vez la última en usarla la maltrató o algún empleado... Digo, hay que darle el beneficio de la duda..
 
Joer que coñazo con la tiara, que más da, si está rota la arreglarán y si estaba mal ajustada no hay tema...lo que no creo es que nadie haya maltratado la tiara con intención..como para tener que pagarla :whistle:
 
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