EL VATICANO ¡Todo aquí!

La profanación de las iglesias favorecida por la Santa Sede
Por
Corrispondenza Romana
-
16/05/2019





Los edificios más difundidos en el mundo son las iglesias. Pequeñas, grandes, magníficas, sublimes, simples y hermosas, de grandes ciudades o de pequeñas aldeas… hasta llegar a la cumbre de las montañas. Dejando de lado los lugares de “culto” modernistas –porque no resultan “atractivos” a nadie (en vista de los salones de reuniones, hangares, garajes, paralelepípedos y cubos aniónicos, asépticos, gélidos, feos y con frecuencia horribles, que la dirigencia eclesiástica quiso erigir en nombre del «signo de los tiempos» donde la liturgia protestantizante es acompañada por la desacralización arquitectónica y artística)– consideremos que es lo que está ocurriendo con las Casas de Dios.

Si en la Francia jacobina y en la Unión Soviética las iglesias fueron destruidas, saqueadas o utilizadas para usos profanos, en el Occidente del dios Mahoma, las iglesias -en una época edificadas a mayor gloria de Dios y para la salvación de las almas- están cada vez más vacías de fe, de liturgia, de alabanzas, de clero, de fieles, porque sufrieron multitransformaciones: vendidas, alquiladas, colonizadas, empobrecidas, profanadas. Son, en síntesis, un suculento instrumento económico.

Según el filósofo Giorgio Agamben, clase 1942, amigo de Elsa Morante y de Pier Paolo Pasolini, «profanar significa restituir al uso común aquello que estaba separado en la esfera de lo sagrado» y es exactamente lo que está haciendo la Santa Sede, en la persona del Cardenal Gianfranco Ravasi, Presidente del Pontificio Consejo para la Cultura. Las iglesias pasaron a ser un plato suculento para la Iglesia interreligiosa de nuestros días.

Si las iglesias eran el corazón pulsante de toda la comunidad cristiana, urbana y rural, hoy son, al mismo tiempo, un problema y una oportunidad. De aquellas horribles, post-conciliares, se puede hacer lo que se quiera, mientras que aquellas bajo los reflectores de las Bellas Artes, asumen un valor histórico-artístico-turístico sumamente atractivo.

Casi como San Francisco, que comenzó su admirable misión restaurando, con sus propias manos, la iglesia, la abandonada San Damián, a fin de honrar a la Santísima Trinidad: «La primera obra que realizó Francisco, apenas liberado del yugo del padre terreno, fue la de reedificar un templo a Dios. No pensaba construir uno nuevo, sino que restauró una iglesia antigua y abandonada; no quitólos cimientos, sino que edificó sobre los mismos, dejándole así, sin saberlo, el primado a Cristo. ´Porque nadie puede poner otro fundamento, fuera del ya puesto, que es Jesucristo´.» (Tommaso da Celano,Vita Prima, 350, 18. La frase entre comillas simples está extraída de Primera Carta a los Corintios, Cap. III, 11).

¡Qué diferencia con el Pontificado del Papa Francisco! En el Duomo de Milán, por ejemplo, el 23 noviembre de 2018 no se dio mayor gloria a Dios, sino a la cantante pop Giorgia con el aval alegre del Cardinal Ravasi, come se concluye de la entrevista que concedió.

En Praga, Londres, Roma, por todas partes, existen iglesias transformadas en restaurantes y pubs a la moda, además: salas de concierto, ludotecas (como la iglesia holandesa de Arnhem, ahora una pista de skateboard), escuelas (como la iglesia de Saint Paul en Bristol, ahora sede de una escuela de circo), sedes de producciones televisivas (la iglesia de San Juan Bautista en Turín, donde se destaca Cristo Rey en el campanario, ahora depósito de la Nova-T de los Capuchinos1), salón para convenciones, exposiciones y cualquier otra cosa.

Al arte contemporáneo, el mercantilizado, le gustan especialmente estos lugares prestigiosos porque, como marco, dan brillo a sus propuestas desoladoras e insípidas, cuando no escandalosas y horripilantes. Después están las iglesias transformadas en museos por su alto valor artístico como ocurrió, por ejemplo, con Santa Maria di Donna regina Vecchia de Nápoles. Pero las referencias son ahora múltiples y están aumentando mes a mes: un enorme patrimonio presente, de forma capilar, en toda Europa, en la cual sobresale Italia.

Iglesias desacralizadas, por lo tanto abandonadas, e iglesias aún funcionando que se prestan a liturgias blasfemas y a usos impropios, porque transformadas en comedores o dormitorios para los pobres o bien, como ocurrió en la iglesia de los Santos Mártires Gervasio y Protasio de None (Turín), donde el párroco acogió a Griot Dieng y a sus músicos, que se exhibieron retozándose a ritmos tribales, con instrumentos de percusión, cantos, gritos, torsos desnudos, danzas africanas en un torbellino de colores, de saltos, de giros.

Las iglesias pueden transformarse en lugares de aglomeraciones o de nuevas comunidades con el cambio de culto, como en el caso de la capilla del ex-hospital Riuniti di Bergamo, vendida en remate en la Región de Lombardía, la cual en vez de ser adquirida, como se presumía, por la comunidad rumano-ortodoxa, fue comprada legalmente, con una oferta más alta, por una asociación musulmana, eludiendo así una norma anti-mezquita solicitada por la Liga.

Este es el destino del uso de las Casas de Dios y no solo de aquellas abandonadas.

Para colocar “orden” en este caos, llegó la Santa Sede, a través de su Dicastero, el Pontificio Consejo de la Cultura, que publicó un documento titulado La cesión y la reutilización eclesial de las iglesias con directrices dirigidas a todas las comunidades eclesiásticas para enfrentar el fenómeno en permanente aumento. El documento está firmado por el Dicasterio y por los delegados de las Conferencias Episcopales de Europa, Canadá, Estados Unidos de América y Australia, como conclusión del congreso internacional ¿Dios no habita más aquí? Cesión de lugares de culto y gestión integral de los bienes culturales eclesiásticos, promovido a fines de noviembre del último año en la Pontificia Universidad Gregoriana del Consejo Pontificio de la Cultura, en colaboración con la Conferencia Episcopal italiana y el Ateneo de los Jesuitas.

Para la dirigencia eclesiástica secularizada y laicizada, políticamente activa y empeñada en el programa, la comunidad cristiana local debe comprometerse y procurar un entendimiento con la comunidad civil y todas las entidades públicas y privadas interesadas en garantizar que los proyectos de transformación «sean sostenibles del punto de vista técnico, económico, social y cultural» y se incorporen como piezas en la empresa de «una historia de identidad comunitaria y plural».

La Iglesia interreligiosa de nuestros tiempos ha renunciado trágicamente a la evangelización (primera finalidad de la Iglesia fundada por el Hijo de Dios), como de hecho se deduce del documento, desprovisto de toda expresión espiritual y mucho menos sobrenatural, que roza el término «evangelización», pero para insertarlo en un proceso meramente evolutivo: las iglesias «asocian (en su multiplicidad histórica y en su propia naturaleza teológica) elementos espaciales sea de continuidad identitaria, sea de transformación histórica: por una parte su propia estabilidad expresa la plantatio ecclesiae en un territorio, en un contexto geográfico, cultural y social; por otra, consideradas las trasformaciones históricas de los ritos, de la espiritualidad y de las devociones, deben poder seguir la vida de la comunidad, llamadas a obrar con discernimiento en la dialéctica entre fidelidad a la memoria y fidelidad a su tiempo. Leído a la luz de dicho dinamismo transformativo, el eventual proceso de desmantelamiento y de reutilización constituye un momento delicado, que se inserta como una pieza adicional en una historia de identidad comunitaria histórica y plural».

Yendo a lo concreto, se invita a colocar las iglesias a disposición de la pluralidad eclesial y social «tanto en el ámbito litúrgico (lugar de culto para pastorales especializadas) como catequístico, cultural, recreativo, etc. Ámbitos privilegiados para la reutilización de las iglesias subutilizadas son seguramente el turismo y la creación de espacios de silencio y de meditación abierta a todos», las iglesias, así, podrán ser confiadas a asociaciones y movimientos laicales «que garanticen una prolongada y mejor gestión patrimonial. En algunos lugares se está abriendo camino la experiencia de una utilización mixta del espacio, destinando una parte a la liturgia y otra a fines caritativos o sociales; tal solución implica sin embargo la necesidad de una revisión del derecho canónico». «Cada intervención no puede constituir un caso aislado: una visión territorial única de la dinámica social (flujo demográfico, política cultural, mercado del trabajo, etc.) de la estrategia pastoral […] y de la emergencia cautelar […] que hace posible insertar a cada iglesia en una trama de valores y estrategias compartidas».

Cuando Cristo se Encarnó no reparó ni en los flujos demográficos (migratorios) ni en la política cultural, ni en el mercado del trabajo… tampoco Sus Apóstoles, que recorrieron todo el mundo celebrando el Santo Sacrificio del altar y bautizando en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; tampoco los Padres de la Iglesia, los Papas y los pastores quienes, en la sociedad que habían cristianizado, elevaron durante dos mil años: santuarios, capillas, iglesias, catedrales, basílicas, santuarios para glorificar a Dios en la tierra y para la salvación eterna de las almas. Pero a estos funcionarios del Estado del Vaticano dicha realidad no interesa: están en el mundo y son del mundo.



1 Producción Televisiva y Multimedia de los Frailes Capuchinos italianos.

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Corrispondenza Romana

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«Correspondencia romana» (CR) es una agencia católica de información, cuyo director es el Prof. Roberto de Mattei, creada en 1980, que se publica regularmente todas las semanas desde noviembre de 1985. Desde entonces «Correspondencia romana» no ha cambiado su línea editorial y su concepción de la cultura, destacándose como un polo de referencia por la coherencia y la claridad de sus posiciones. El arco de noticias de CR abarca desde las temáticas religiosas hasta las políticas, culturales y las referentes a las costumbres, ofreciendo siempre una información documentada sobre los acontecimientos que permite emitir un juicio preciso y oportuno sobre los mismos. Su link ofrece una cuidadosa selección de lo que también es importante conocer en la Web.
 
Hace exactamente 50 años, Pablo VI intentó destruir el Santo Sacrificio de la Misa
Por
RORATE CÆLI
-
17/04/2019



7. Cena dominica sive Missa est sacra synaxis seu congregatio populi Dei in unum convenientis, sacerdote praeside, ad memoriale Domini celebrandum. Quare de sanctae Ecclesiae locali congregatione eminenter valet promissio Christi: “Ubi sunt duo vel tres congregati in nomine meo, ibi sum in medio eorum” (Mt. 18, 20).

7. La cena del Señor, o Misa, es el encuentro sagrado o congregación de la asamblea del pueblo de Dios, con presidencia del sacerdote, para celebrar el memorial del Señor. Por esta razón, se aplica eminentemente a tal reunión local de la santa Iglesia la promesa de Cristo: “Donde se reúnen dos o tres en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos (Mt. 18, 20)”

Esta es la definición original completa de la misa según el Novus Ordo Missaede 1969, el Nuevo Orden de la Misa promulgado por la Constitución Apostólica Missale Romanum, para horror de muchos creyentes católicos, hace hoy exactamente 50 años. Eran, de forma discutida, las palabras litúrgicas más influyentes escritas en el siglo XX y señalaron una línea divisoria: en cierto sentido cerraban el libro escrito desde la antigüedad remota y el capítulo que comenzó en las sesiones XIII y XXII del Concilio de Trento.

El número 7 de la primera edición de la Institutio Generalis Missalis Romani(Instrucción General del Misal Romano) es el momento final del movimiento litúrgico original. Los que lo redactaron también pensaron que tendrían la última palabra en la historia de la Misa Tradicional: en unos pocos meses la tormenta desatada con estas palabras en el límite de su aceptabilidad, hizo estallar el Breve estudio crítico del Nuevo Orden de la Misa, presentado al Papa y al mundo católico bajo los auspicios del cardenal Ottaviani, primer prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, y de Bacci.

Las olas levantadas por ese texto no se han calmado. Ese famoso número 7 y otras palabras sumamente problemáticas de la Instrucción General del Misal Romano original (en el que no se menciona Trento ni una sola vez) y del Ordo Missae serían modificadas en 1970, 1975 y 2002. Aunque mucho se reivindicó por las correcciones rápidas y significativas de 1970 (y esencialmente por la proclamación del papa Benedicto XVI de que el Misal Romano tradicional nunca fue abrogado), ¿puede negarse que el espíritu de la Instrucción General del Misal Romano de 1969 habita en la Nueva Misa o “forma ordinaria”?

Mientras los textos de 1970, 1975 y 2002 están ampliamente disponibles, hasta ahora había sido imposible encontrar la fuente original de la controversia en Internet. En Rorate primero presentamos a nuestros lectores en 2011 la Institutio Generalis Missalis Romani original de 1969 y aprovechamos la oportunidad de este trágico aniversario para hacer saber de nuevo todo el horror que Pablo VI forjó.

(Nota: ésta es la Instrucción General del Misal Romano íntegra, pero sólo las primeras páginas de la publicación original completa del Ordo Missae de 1969 promulgada el 3 de abril de 1969 por la Constitución Apostólica Missale Romanum, del papa Pablo VI).



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Artículo original https://rorate-caeli.blogspot.com/2019/04/exactly-50-years-ago-paul-vi-tried-to.html traducido por Natalia Martín


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Edición en español del prestigioso blog tradicionalista internacional RORATE CÆLI especializado en noticias y opinión católica. Por política editorial no se permiten comentarios en los artículos
 
Lo que no nos han dicho sobre los atentados terroristas de Sri Lanka
Por
Roberto de Mattei
-
12/05/2019


La matanza de Sri Lanka, con un saldo de 310 muertos y más de 500 heridos, nos brinda elementos de reflexión. Para empezar, no podemos limitarnos a hablar genéricamente de un suceso trágico, ni de atentados terroristas, sin señalar su carácter religioso. Más que nada, por amor y respeto a las víctimas. Algunas de ellas perdieron la vida en las explosiones que devastaron las iglesias mientras los fieles asistían a la celebración litúrgica de la Pascua. Otras fueron víctimas de las bombas que estallaron en hoteles de lujo. Todas iguales ante la muerte, cuya guadaña siega inexorablemente la vida de todo hombre sin hacer distinción de edad, s*x*, cultura, religión ni raza.

Ahora bien, no todos son iguales en el momento que sigue inmediatamente a la muerte, que es el juicio de Dios ante el que comparece toda alma en el momento en que se separa del cuerpo. Ese juicio no iguala, sino que divide, discrimina y supone el cumplimiento de la opción central de nuestra vida: a favor o en contra de Dios, de su ley y de su Iglesia (aquella de la cual es Fundador y Cabeza quien será nuestro Juez, perfectamente justo y de misericordia infinita). Nadie escapa al juicio de Dios, que es distinto para cada uno. A la luz de ello, que es la luz de la fe, tenemos que decir que todos los que murieron en las iglesias están sin ninguna duda en el Paraíso, porque fueron asesinados por odio a la fe. El ISIS reivindicó la masacre, y la autoridades esrilanquesas confirmaron el carácter religioso islamista de los atentados. Es necesario decirlo, insisto, por amor y respeto a las víctimas. Los autores de los atentados odian la fe católica, han atacado a hombres y mujeres bautizados congregados para asistir al culto religioso y celebrar el punto central de la fe cristiana: la Resurrección de Jesucristo, Redentor de la humanidad, único Salvador ante cuyo nombre se inclinan el Cielo y la Tierra. Las víctimas no tenían ni idea de que iban a morir, pero eran personas creyentes que participaban en un acto religioso. La sangre que derramaron purificó su vida.

No se puede decir lo mismo de las víctimas que se encontraban en hoteles. Ignoramos cuántas de éstas eran cristianas, cuántas creyentes de otras religiones ni cuántas, tal vez la mayoría, no creían en ninguna. Quizás la mayor parte vivían inmersas en el hedonismo y el relativismo religioso. Es indudable que a algunas la muerte las habrá conducido a la salvación eterna. Pero a otras a la condenación eterna.

Los terroristas islámicos eligieron como objetivo los hoteles además de las iglesias por considerarlos lugares de decadencia. Los huéspedes no murieron por ser cristianos, sino por ser occidentales, ya que el islam es una religión política que ve en el Occidente laico y escolarizado la antítesis de su fanatismo religioso.

Está claro que no es lo mismo morir arrodillado en una iglesia que en la cama de un cuarto de hotel. Aquí tocamos un punto que nos permite entender en qué consiste el martirio. Afirma San Agustín que lo que hace mártir no es la muerte por cruel que ésta sea, sino el motivo con que se mata. Este principio no sólo se aplica al martirio (que es el testimonio cristiano llevado al extremo de la muerte), sino a todo sufrimiento humano. A modo de ejemplo, imaginemos dos personas aquejadas de una enfermedad más o menos grave. Una de ellas la acepta con resignación, se la ofrece a Dios y participa de este modo en los sacrificios de la pasión de Cristo. La otra rechaza la dolencia, se rebela contra lo que llama el destino, blasfema y se desespera. Aunque la enfermedad es la misma, el primer paciente obtiene grandes méritos mientras el segundo de mancha con culpas graves.

Vivimos tiempos de persecución, y para muchos, no de martirio cruento sino blanco, como se califica cuando se padece por la fe católica sin derramar necesariamente la propia sangre. En el fondo es lo que siempre han hecho los confesores de la Fe, dando testimonio de la Verdad con la palabra y con el ejemplo. No todos estamos llamados al martirio, pero cada uno estamos llamados a ser confesores de la Fe con la palabra y con el ejemplo dentro de nuestras modestas posibilidades.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)


Roberto de Mattei

http://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.


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«El cisma más terrible que haya conocido el mundo»
Por
Roberto de Mattei
-
03/05/2019



El pasado 4 de febrero en Abu Dabi, el papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar, Ahamad Al-Tayyeb, suscribieron un documento Sobre la fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común. La declaración se inicia en el nombre de un dios que, para ser común, no debe ser otro que el Alá de los musulmanes.

En realidad, el Dios cristiano es uno en su naturaleza pero trino en sus personas, iguales y diversas, que son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Desde los tiempos de Arrio, la Iglesia ha combatido a los antitrinitarios y los deístas que negaban dicho misterio –el más grande del cristianismo– o prescindían de él. El islam, por el contrario, lo rechaza horrorizado, como proclama la sura La fe pura: «¡Él es Alá, uno! Dios, el Eterno. No ha engendrado, ni ha sido engendrado. No tiene par!» (Corán 112, 2, 4).

Lo cierto es que es en la Declaración de Abu Dabi no se rinde culto al Dios de los cristianos ni al del islam, sino a una divinidad laica, la fraternidad humana, «que abraza a todos los hombres, los une y los hace iguales». No nos encontramos ante el espíritu de Asís, que en su sincretismo no deja de reconocer la primacía de la dimensión religiosa sobre la secularista, sino ante una afirmación indiferentista.

De hecho, en ningún momento se hace alusión a un fundamento metafísico de los valores de paz y fraternidad a los que constantemente se alude. Cuando el documento afirma que «el pluralismo y la diversidad de religión, color, s*x*, raza y lengua son expresión de una sabia voluntad divina, con la que Dios creó a los seres humanos», no profesa el ecumenismo que condenó Pío Xen Mortalium animos (1928), sino el indiferentismo religioso condenado por León XIII en su encíclica Libertas (20 de junio de 1888), al que califica de que lo define como sistema doctrinal «fundado en la tesis de que cada uno puede profesar la religión que prefiera o no profesar ninguna».

En la Declaración de Abu Dabi, cristianos y musulmanes se someten al principio cardinal de la Masonería, según el cual los valores de libertad e igualdad de la Revolución Francesa tienen que sintetizarse y cumplirse en la fraternidad universal. Ahamad Al-Tayyeb, que redactó el texto conjuntamente con el papa Francisco, es jeque hereditario de la Hermandad de Sufíes del Alto Egipto. Por otra parte, Al Azhar, la universidad de la cual es rector, se caracteriza por su propuesta del esoterismo sufí como puente iniciático entre la Masonería de Oriente y Occidente (cf. Gabriel Mandel, Federico II, el sufismo y la Masonería, Tipheret, Arcireale 2013).

El documento exhorta con gran insistencia «a los líderes del mundo, a los artífices de la política internacional y de la economía mundial», «a los intelectuales, a los filósofos, a los hombres de religión, a los artistas, a los trabajadores de los medios de comunicación y a los hombres de cultura» a que se comprometan a difundir «la cultura de la tolerancia, de la convivencia y de la paz», y expresa «la fuerte convicción de que las enseñanzas verdaderas de las religiones invitan a permanecer anclados en los valores de la paz; a sostener los valores del conocimiento recíproco, de la fraternidad humana y de la convivencia común».

Se recalca que tales valores son «ancla de salvación para todos». Por ese motivo, «la Iglesia Católica y Al Azhar … piden que este Documento sea objeto de investigación y reflexión en todas las escuelas, universidades e institutos de educación y formación, para que se ayude a crear nuevas generaciones que traigan el bien y la paz, y defiendan en todas partes los derechos de los oprimidos y de los últimos».


El pasado 11 de abril en Santa Marta el documento de Abu Dabi fue sellado con un gesto simbólico: Francisco se postró ante tres dirigentes políticos sudaneses, a quienes besó los pies implorando la paz. Dicho gesto expresa la sumisión a la autoridad política y el rechazo de la Realeza de Nuestro Señor Jesucristo. Aquel que representa a Cristo, ante cuyo Nombre se dobla toda rodilla en el Cielo y en la Tierra (Filipenses 2,20), debe recibir el homenaje de los hombres y las naciones y no rendir homenaje a nadie.

Resuenan las palabras de Pío XI en la encíclica Quas primas: «¡Oh, qué felicidad podríamos gozar si los individuos, las familias y las sociedades se dejaran gobernar por Cristo! Entonces verdaderamente —diremos con las mismas palabras de nuestro predecesor León XIII dirigió hace veinticinco años a todos los obispos del orbe católico—, entonces se podrán curar tantas heridas, todo derecho recobrará su vigor antiguo, volverán los bienes de la paz, caerán de las manos las espadas y las armas, cuando todos acepten de buena voluntad el imperio de Cristo, cuando le obedezcan, cuando toda lengua proclame que Nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre».

Por otra parte, el gesto realizado por el papa Francisco en Santa Marta niega un sublime misterio cristiano: la Encarnación, Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo, único Salvador y Redentor de la humanidad. Al negar este misterio se niega la misión salvífica de la Iglesia, que está llamada a evangelizar y civilizar el mundo. El Sínodo de la Amazonía que se celebrará el próximo mes de octubre, ¿constituirá una nueva etapa en este rechazo de la misión de la Iglesia, lo cual supone también rechazar la misión del Vicario de Cristo? ¿Se arrodillará el papa Francisco ante los representantes de los pueblos indígenas? ¿Les pedirá que transmitan a la Iglesia la sabiduría tribal de la que son portadores?

Lo cierto es que tres días después, el 15 de abril, la catedral de Notre Dame, imagen plástica de la Iglesia, salió ardiendo y las llamas consumieron la aguja, dejando intacta la base. ¿Acaso no significa esto que, a pesar del desmoronamiento de la cumbre de la Iglesia, su divina estructura resiste, y nada podrá derribarla? Una semana más tarde, otro suceso sacudió la opinión pública católica: una serie de atentados, provocados por secuaces de la misma religión a la que se somete el papa Bergoglio, transformaron la Pascua de Resurrección en un día de Pasíon para la Iglesia universal, con 310 muertos y más de 500 heridos.

Antes incluso que sus cuerpos, el fuego consumió las ilusiones de los católicos que con aplausos y guitarras entonaban aleluyas mientras la Iglesia vive su Viernes y su Sábado Santo. Se podría objetar que quienes perpetraron los atentados de Sri Lanka, a pesar de ser musulmanes, no representan al islam. Ni siquiera el imán de Al Azhar, que firmó el documento de paz y fraternidad, representa a todo el islam. Pero el papa Francisco ciertamente representa a la Iglesia Católica. ¿Hasta cuándo?

No hay verdadera fraternidad si se prescinde de la sobrenatural, que no nace de vínculos con los hombres, sino con Dios (1ª Tesalonicenses 1,4). Del mismo modo, no es posible la paz prescindiendo de la paz cristiana, porque la fuente de la verdadera paz es Cristo, Sabiduría encarnada, que «viniendo, evangelizó paz a vosotros los que estabais lejos, y paz a los de cerca» (Efesios 2,17). La paz es un obsequio de Dios, traído a la humanidad por Jesucristo, Hijo de Dios y soberano de Cielos y Tierra.

La Iglesia Católica que Él fundó es la suprema depositaria de la paz, porque es custodia de la verdad, y la paz se funda en la verdad y la justicia. El neomodernismo, implantado en la cúpula de la Iglesia Católica, predica una falsa paz y una falsa fraternidad. Pero la falsa paz trae la guerra al mundo, así como la falsa fraternidad conduce al cisma, que es una guerra civil en la Iglesia.

San Luis Orione lo predijo trágicamente el 26 de junio de 1913: «El modernismo y el semimodernismo no tienen remedio; tarde o temprano se llega al protestantismo o a un cisma en la Iglesia que será el más terrible que haya conocido el mundo» (Escritos, vol 43, pág. 53).

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)


Roberto de Mattei

http://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.


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Una Modesta Propuesta al Cardenal Marx – por Groucho
Por
RORATE CÆLI
-
12/04/2019




Estimado Cardenal Marx:

Le escribo porque comparto su mismo apellido. La gente jamás me relacionaría con usted– quienes me recuerdan– pero sé que compartimos algo importante al compartir nuestro apellido. Le escribo, no como alguien que comparte su fe sino como alguien que reconoce en usted que hay cosas que tenemos en común. Nunca aprendí alemán, solo Yiddish de niño en Nueva York, por eso, perdóneme si no le escribo en alemán. De donde vengo el lenguaje es escaso y la comunicación no es fácil. Pero sé de su última cruzada para llevar la enseñanza moral de la Iglesia Católica a la altura de la del mundo contemporáneo. Este es un proyecto muy admirable y me gustaría servirle de ayuda para alcanzar su objetivo.

Por favor, no me descarte como uno de esos tipos que quieren que la Iglesia Católica interrumpa las glorias del mundo posmoderno. He estado observando con gran interés y, debo decir, con admiración cómo los que dirigen la Iglesia Católica han disuelto uno de los pilares que sostienen la tradición de la Iglesia: el culto católico. De cierto modo, fue brillante que utilizaran un Concilio para profesar en sus documentos oficiales y en términos de lo más piadosos la necesidad de podar la liturgia tradicional para satisfacer las necesidades del hombre moderno y para luego ignorar por completo ese mandato, e inventar una liturgia moderna no solo desapegada del culto católico sino, además, causa de una caída abrupta en la asistencia a la misa dominical. Desde mi perspectiva, es brillante. Es preocupante que lo que llaman Misa Tradicional no esté muerta del todo y que la gente joven se sienta atraída por esa manifestación de la Tradición Católica. Confío en que se tomarán medidas para aplastar este rebrote de la Tradición.

Pero es sobre este punto que deseo hacerle una modesta propuesta. Le escribo porque he leído—sí, incluso aquí tenemos Internet—una propuesta suya para consumar la destrucción de la Iglesia Católica—no, en realidad, del Cristianismo mismo. La Iglesia Católica—y en particular, la ortodoxia—es la última barrera contra las puertas del infierno. La tradición es relativamente fácil de destruir en un tiempo infectado por el individualismo radical y el odio al pasado. Tiene suerte de vivir en una época en que el papado es un poder absoluto jamás soñado por los dictadores de la Roma antigua hasta Mussolini y hasta quienes hoy en este mismo momento afirman tener un poder absoluto sobre quienes ellos mismos habían sido llamados a servir. Y esto—brillantemente—encubierto con el aval de la era moderna y posmoderna: “¿Quién soy yo para juzgar?” El mundo se levanta con un silencioso aplauso ante esta pregunta del sucesor de Pedro. Y a veces no tan silencioso. Pero los medios de comunicación son volubles, y ¿quién sabe qué captará su atención después?

Por eso esta es mi modesta propuesta. Se basa en la forma en que el culto tradicional de la Iglesia fue atacado para su destrucción. Bajo la fachada de un mandato de los padres del Concilio para hacer más accesible el culto a Dios, más significativo para el hombre moderno (aunque la edad moderna había muerto en 1960), el plan para destruir la liturgia usó su fe ingenua en los académicos de entonces y la inclinación moderna hacia los comités para hacer lo que había que hacer. Tras el Concilio se formó un comité y le dieron el sofisticado nombre de Consilium, y su tarea fue implementar las reformas litúrgicas estipuladas por los padres del Concilio en el Sacrosanctum Concilium, el documento del Vaticano II sobre la sagrada liturgia. Liderado por mi amigo, a quién llegué a conocer, Annibale Bugnini, el Consilium fue formado por miembros que en sus escritos expresaron bastante abiertamente su negatividad—y tal vez incluso odio—hacia la Misa Tradicional. Y así se embarcaron en reformar el orden de la misa, basándose no en la tradición ni la preocupación pastoral por los fieles católicos, sino en su lectura personal de la historia litúrgica y su abrazo de los Tiempos Modernos que estaban por terminar. Y casi lo logran. Casi. Usted debe ocuparse, Cardenal Marx, de esa situación. Debe aplastar las brasas de la Misa Tradicional.

Pero como siempre, me desvío del tema. Vivir donde lo hago ahora ha destruido mi sentido del tiempo. Finalmente, mi modesta propuesta es esta. Lo que debe hacerse es formar otro Consilium. El propósito de este Consilium debe ser la revisión de las escrituras. Usted titubeará ante esto, mi querido cardenal. ¿Pero cómo será posible avanzar con su agenda para la revisión completa de la moral católica, especialmente la relacionada al matrimonio y la sexualidad, sin una revisión de las escrituras? Si bien es cierto que hay quienes afirman que el actual Pontífice está libre de la adherencia a las escrituras y la tradición, para la gente común es necesaria una revisión de las escrituras. Observe cómo en la oración colecta de la Misa Tradicional fueron eliminadas las referencias al arrepentimiento, el pecado y la gracia, para encajar con la mentalidad Novus Ordo. Puede hacerse lo mismo con las escrituras. Y por escrituras me refiero al Nuevo Testamento. A los católicos no les interesa el Antiguo Testamento. En la misa diaria se sientan aburridos en silencio durante las lecturas del Antiguo Testamento de Ezequías o incluso de Ester. No tienen ni idea. No. Es el Nuevo Testamento, especialmente los Evangelios y San Pablo, que deben ser revisados, redactados, para que las personas se amolden a lo que el mundo declara que debe ser la manera de avanzar aunque nunca diga hacia dónde. Si yo fuera usted, comenzaría con el Evangelio de San Juan. Hay tantas razones para revisar este Evangelio, pero la principal es el contraste contundente que hace San Juan entre la fe en Jesucristo y “el mundo”. Por ejemplo, en el Prólogo, el Consilium debiera eliminar “y el mundo no le conoció”. Lo que debe eliminarse es todo antagonismo, toda negatividad entre Jesucristo y el mundo tal como se lo concibe en el Evangelio de San Juan, es decir, el mundo en oposición a la persona y enseñanzas de Jesucristo. Obviamente hay otros pasajes para revisar en los otros Evangelios. Pero San Mateo 16:18 no debiera tocarse, porque es el fundamento del rol sobrenatural del Papa y, más importante aún, de esa magnífica y útil papolatría que el cardenal Newman (quien lamentablemente pronto será canonizado) temió que ocurriera, sin la cual la revisión de las escrituras no podría realizarse. Si fuera posible revisar todo San Pablo, también lo recomendaría. San Pablo no puede eliminarse en fragmentos. Debe desaparecer por completo.

Sé que una de sus actuales preocupaciones es actualizar la visión católica del matrimonio. Le presento humildemente uno de mis dichos más citados sobre la realidad del matrimonio:

“El matrimonio es una institución magnífica, pero ¿quién quiere vivir en una institución?”

Cardenal Marx: espero que Su Eminencia se digne a leer e incluso a considerar estos comentarios que le envío, yo que no tengo ni su estatus ni su prestigio o poder pero comparto su mismo apellido.

Espero que usted se encuentre a la altura.

Suyo,

Groucho Marx


Traducido por Marilina Manteiga.

Fuente: https://rorate-caeli.blogspot.com/2019/03/a-modest-proposal-to-cardinal-marx-by.html
 
La expropiación proletaria del cardenal Krajevski
Por
Roberto de Mattei
-
17/05/2019



El pasado 12 de mayo, el cardenal Konrad Krajevski, limosnero del papa Francisco, reconectó la energía eléctrica a un edificio ilegalmente ocupado en la Vía de la Santa Cruz en Jerusalén, en el centro de Roma. Para ello, tuvo que romper los precintos colocados por ACEA, la empresa pública que el pasado 6 de mayo había cortado el suministro eléctrico por falta de pago a los okupas que llevan varios años allí y debían más de 300.000 euros de luz. La responsabilidad del impago y de la ocupación ilegal del edificio es de la asociación Action-Diritti in Movimento, centro social dirigido por un militante de extrema izquierda, Andrea Alzetta alías Tarzán, que ha sido denunciado en varias ocasiones por allanamiento de morada, daños materiales en viviendas y resistencia a la autoridad.

El representante del papa Bergoglio ha cometido un acto más grave de lo que cabe imaginar.

El artículo 349 del Código Penal italiano castiga la violación de un precinto colocado por las autoridades con una pena que puede oscilar entre seis meses y tres años de reclusión. Por otra parte, teniendo en cuenta el carácter delictivo de la conexión, el gesto del limosnero de Su Santidad puede considerarse hurto de energía eléctrica. Por consiguiente, el cardenal Krajevski ha infringido la ley y se ha jactado públicamente de ello, declarando con tono desafiante estar dispuesto a asumir la responsabilidad. Pero más allá del aspecto penal, asistimos a la canonización del principio según el cual es lícito vulnerar la ley en provecho propio o de un grupo social.

Es, en una palabra, el principio de la expropiación proletaria practicado por los Tupamaros, las Brigadas Rojas y el movimiento antiglobalización. La certeza del derecho y el respeto a la ley son las únicas barreras que protegen a la sociedad civil de la anarquía y la violencia, pero lo que tienen en común el cardenal Krajevski, celebrado por el diario La Reppublica, como un nuevo Robin Hood, y el exalcalde de Riace, Mimmo Lucano, recibido como una celebridad en la Universidad La Sapienza, o el dirigente de los desobientes, Luca Casarina, recientemente investigado por favorecer la inmigración clandestina, es el menosprecio de las leyes del Estado en nombre de una ética política que poco o nada tiene que ver con la cristiana.

En caso de discrepancia entre la ley positiva y la ley natural se impone indudablemente ésta última. Ahora bien, nuestra sociedad niega la existencia de una moral objetiva y absoluta a la que apelar para rechazar las leyes civiles que se le oponen. Actualmente está en vigor el positivismo jurídico según el cual sólo es bueno y justo lo que la ley define como tal. El cardenal, no sólo no ha actuado en nombre de la ley natural, sino que la ha transgredido, porque el Decálogo prohíbe hurtar; el hurto infringe uno de los mandamientos.

El próximo sábado 18 de mayo se celebrará en Roma la novena edición de la Marcha por la Vida, a fin de renovar la protesta contra la ley 194 del 22 de mayo de 1978, que en cuarenta años ha provocado seis millones de víctimas en Italia. Dicha ley viola el mandamiento de la Ley de Dios que prohíbe matar al inocente. Los abortistas alegan que la mencionada ley es una ley del Estado, y como tal debe ser respetada en su integridad. Si para salvar a un niño del aborto se comete la menor ilegalidad, no habría la menor justificación para el culpable. Los militantes provida tienen incluso prohibido disuadir a las mujeres de abortar, como ha sucedido en Canadá, donde Mary Wagner ya lleva contabilizados cinco años de cárcel por el mero hecho de llevar rosas rojas, información y oraciones a las clínicas aborteras.

Para justificar el acto ilegal del limosnero del Papa se ha invocado el artículo 54 del Código Penal, según el cual «no se puede sancionar a quien ha cometido un delito viéndose obligado por la necesidad de salvarse a sí mismo o a otros de un daño grave para su persona». Eso sí, ningún obispo ni cardenal exhorta a la desobediencia civil contra la ley 194, que impone el homicidio de Estado. Y sin embargo, quitar la vida a un ser humano inocente es mucho más grave que cortar la electricidad durante una semana a unos okupas.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada)


Roberto de Mattei

http://www.robertodemattei.it/
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.


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Si, la beata era del opus y ellos buscan la santidad en medio del mundo, así que impulsan la beatificación de sus miembros.

Recuerdo que en una ocasión u a mujer, supernumeraria del opus en una reunión nos repartió estampitas de San José María, su fundador y comentó que el había hecho el m!agro de sanar de la piel a una persona que no sé qué tenía exactamente pero ya la habían tratado varios doctores y no sano hasta que se encomendó a José María. Tuve la prudencia de quedarme calladita pero me pareció un pobre milagro que además cómo se puede comprobar que fue por la intercesión del santito.

Por cierto si quieren conocer más de esta siniestra organización les recomiendo la lectura de www.opuslibros.org

Ahí participan puros ex y te quedas alucinando de lo que cuentan.
Si, he entrado en opuslibros, alli explican la otra cara del opus. Y respecto a la sra Guadalupe ahora beata he leido algun escrito de uno ex opus, de mexico, que critica a esta senyora.
Tambien he visto un documental en la webp de Opus Dei España, sobre la vida de Guadalupe.. Estaba totalmente entregada a Opus Dei, fundando centros opus y colegios mayores, a parte de su carrera de Quimica.,bueno, total entrega a Escriba d Balaguer y a la expansion de Opus Dei por el mundo.
Me da mucha curiosidad leer cosas de esta tropa.
 
Freemasons Delighted with Francis

July 8, 2015


With “Popes” like him, who needs Masons?
Freemasons Delighted with Francis
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Sales Rep for Gmail?
No, Co-President of “Christian Masonic World Alliance”

This is a bit dated, but interesting nonetheless. For the Feast of Easter this year, the Romanian Co-President of the so-called “Christian Masonic World Alliance”, one Bartolomeu Constantin Savoiu, sent a letter full of greetings and best wishes to “Pope” Francis, thanking him for his service to humanity and assuring him of his ideological agreement.

People in our day may not think this strange, but this shows how far we’ve come in the last 60 years. Ever since its inception in the 18th century, the doctrines, practices, and goals of organized Freemasonry have always been condemned by the Catholic Church in the severest terms. More on this in a moment — first, let’s have a look at the message sent by General Savoiu to “His Holiness” earlier this year:

The following is our own translation of the letter from French to English:

Bukarest, April 3, 2015

To His Holiness, Pope Francis
Holy See, Vatican City

Your Holiness,

It is with profound emotion and a respectful and faithful fellowship that we address to You, the primary spiritual head of the 2 billion Christians in the world, wishes for the holy feast of Easter and for the Resurrection of Christ the Savior.

Sons and daughters faithful to the Christian faith, whichever the rite: Roman Catholic, Protestant or Orthodox, the majority of the 10 million of Freemasons of the entire world are Christians and share the values of this faith. By their daily actions in human society, these Masons, respectful of their Christian faith, put into practice the teachings of the Universal Christian Church.

We wish You a very long life at the service of all of humanity to shed light on our path, and we express to You our profound attachment to the values propagated by the Church, to the love for Jesus Christ the Savior, the Virgin and the Holy Spirit, for peace, justice, and tolerance in the world.

I sincerely hope You will receive, Holy Father, in the name of all the co-presidents of our Christian Masonic World Alliance, the expression of our devotion, respect, and obedience to the precepts of the Holy Church.

General (r) Bartolomeu Constantine SAVOIU
Co-President of the Christian Masonic World Alliance (A.M.M.C.)

If you were Mark Shea, you would now turn things on their head and use this letter as evidence that the Freemasons have grown really close to Catholicism, and say that we should rejoice that the Masons, who used to be our enemies, are now in agreement with us on most things. But of course, this is the exact opposite of what’s going on here. No, the Masons haven’t suddenly turned into Catholics. It’s the other way around: The Catholics, as it were, have become Masons.

This is easy to prove. There has been no watershed change of ideas among the Masons — but there has among “Catholics”. The Freemasonic ideals of liberty, equality, and fraternity — condemned by the Catholic Church until the death of Pope Pius XII in 1958 — were adopted at the Second Vatican Council (1962-65) in their theological equivalents of religious freedom, collegiality, and ecumenism. The change of course was so drastic that the great Mgr. Joseph Fenton, who served as theological adviser to Cardinal Alfredo Ottaviani, said after about six weeks at the council: “If I did not believe God, I would be convinced that the Catholic Church was about to end” (see The Personal Diaries of Mgr. Joseph Clifford Fenton).

In the eighteenth century, the marvelous Blessed Anna Maria Taigi, in her miraculous visions, saw the conspiratorial undertakings of the Masonic sects to make war against the Church, and she repeatedly warned several Popes in succession about the matter, assisted in this by St. Vincent Strambi as the mediator.

In 1861 Cardinal Henry Edward Manning said that the Great Apostasy which was to come would have to be preceded by an indifference to truth on the part of Catholics or else it could not work. This indifference to truth was brought about through the introduction of ecumenism, which, though often paying some sort of lipservice to the importance of truth, most definitely is the primary vehicle by which the Modernists have introduced their heretical concept that it ultimately does not matter what you believe as long as you are sincere (assisted in this by the misleading idea that the Catholic Church has the “fullness” of truth and everyone else has “partial” truth) — and this is exactly what the Vatican II Sect preaches, if not always in words, definitely in its actions.

In fact, by now the Novus Ordo Church is essentially a mouthpiece of Freemasonry, teaching its basic tenets in place of sound Catholic doctrine, with some minor modifications, of course, for plausible deniability. Hence the constant emphasis on Masonic ideas such as the rights of man (ever hear of the rights of God from the Vatican?), an exaggerated human dignity, freedom of religion, ecumenical practices, interreligious dialogue, peace through secular fraternity among all men, and so forth. These errors have all been condemned by the true Catholic Popes before the ecclesial eclipse, in such important encyclicals as the following:

However, the most undeniable evidence of all comes from the Masons themselves, evidence that was publicly unveiled by order of two Popes. We are speaking of a document called the “Permanent Instruction” of the Italian Alta Vendita lodge. This paper outlined a 19th-century battle plan for the (attempted) destruction of the Roman Catholic Church. By the wonderful workings of Divine Providence, it fell into the hands of Popes Pius IX and Leo XIII, both of whom ordered it to be published. Check out the following three links:

Here is a juicy quote from the Permanent Instruction — from the very Masons who are now cheering Francis and the Vatican II Church for being ideologically so closely aligned with Masonry:

We do not mean to win the Popes to our cause, to make them neophytes of our principles, and propagators of our ideas. That would be a ridiculous dream, no matter in what manner events may turn. Should cardinals or prelates, for example, enter, willingly or by surprise, in some manner, into a part of our secrets, it would be by no means a motive to desire their elevation to the See of Peter. That elevation would destroy us. Ambition alone would bring them to apostasy from us. The needs of power would force them to immolate us. That which we ought to demand, that which we should seek and expect, as the Jews expected the Messiah, is a Pope according to our wants….

Now then, in order to secure to us a Pope in the manner required, it is necessary to fashion for that Pope a generation worthy of the reign of which we dream….

…Seek out the Pope of whom we give the portrait. You wish to establish the reign of the elect upon the throne of the prostitute of Babylon? Let the clergy march under your banner in the belief always that they march under the banner of the Apostolic Keys. You wish to cause the last vestige of tyranny and of oppression to disappear? Lay your nets like Simon Barjona. Lay them in the depths of sacristies, seminaries, and convents, rather than in the depths of the sea, and if you will precipitate nothing you will give yourself a draught of fishes more miraculous than his. The fisher of fishes will become a fisher of men. You will bring yourselves as friends around the Apostolic Chair. You will have fished up a Revolution in Tiara and Cope, marching with Cross and banner – a Revolution which needs only to be spurred on a little to put the four quarters of the world on fire.

(Permanent Instruction of the Alta Vendita)

While it seems that the actual events turned out somewhat different than planned in this document — there is evidence that Angelo Roncalli, who became the first Antipope of the False Vatican II Church in 1958, was actually a Rosicrucian Freemason — the key element of a “Catholic-on-the-outside-but-heretical-on-the-inside” deception is the same: “Let the clergy march under your banner in the belief always that they march under the banner of the Apostolic Keys… You will bring yourselves as friends around the Apostolic Chair. You will have fished up a Revolution in Tiara and Cope, marching with Cross and banner….”

This is exactly what we’ve seen since 1958, though the Tiara is long gone and even the cross is being replaced with anything from a millipede to a dental pick to a blasphemous mockery.

Another very interesting example of how Freemasonry has influenced and shaped not only the Novus Ordo Church in particular but also “Christian consciousness” in general is its introduction of cremation as a desirable and often preferred method of burial:

On December 8, 1869, the International Congress of Freemasons imposed it as a duty on all its members to do all in their power to wipe out Catholicity from the face of the earth. Cremation was proposed as a suitable means to this end, since it was calculated to gradually undermine the faith of the people in ‘the resurrection of the body and life everlasting.

(Fr. John Laux, Catholic Morality [1932], p. 106)

Although not instrinsically evil, the Catholic Church forbids and condemns cremation, which is a pagan practice, because it “disturbs the pious sentiments of the faithful; it is not in keeping with the beautiful rites of Christian burial; and it has been introduced by the deadly enemies of the Church” (ibid., pp. 106-107). Is it any surprise that the Novus Ordo Sect permits cremation, which is now a common and frequent practice among “Catholics” and non-Catholic “Christians” of today? The 1983 Novus Ordo Code of Canon Law legislates: “The Church earnestly recommends that the pious custom of burying the bodies of the deceased be observed; nevertheless, the Church does not prohibit cremation unless it was chosen for reasons contrary to Christian doctrine” (Canon 1176 §3).

Here we see a typical strategy of the Modernists: Permit a practice that, of itself, will gradually undermine people’s faith or piety, but state in words that it is not or ought not to be a danger to faith or piety. This double-tongued strategy, which allows for the destruction of Catholic ideas and practices while still retaining plausible deniability, has worked great for them many times in the past. For example, think of “Communion” in the hand, or the Saturday-night “vigil Mass” to fulfill your Sunday obligation, or the elimination of Friday abstinence from meat (did you know that the official position of the New Church is that if you do eat meat on a Friday, you have to substitute some other kind of penance?).

It is clear that the Novus Ordo intent is to undermine and destroy people’s Catholic Faith in every cunning way possible. The evidence that testifies to the existence of an impious conspiracy devised by the Masonic sects against the Catholic Church, the Mystical Body of Christ, is overwhelming and undeniable. Only a fool would close his eyes in the face of it and pretend the threat does not exist.

Pope Leo XIII, in his 1884 encyclical against Freemasonry, did not mince words:

Whatever the future may be, in this grave and widespread evil it is Our duty, venerable brethren, to endeavor to find a remedy. And because We know that Our best and firmest hope of a remedy is in the power of that divine religion which the Freemasons hate in proportion to their fear of it, We think it to be of chief importance to call that most saving power to Our aid against the common enemy. Therefore, whatsoever the Roman Pontiffs Our predecessors have decreed for the purpose of opposing the undertakings and endeavors of the masonic sect, and whatsoever they have enacted to enter or withdraw men from societies of this kind, We ratify and confirm it all by our apostolic authority: and trusting greatly to the good will of Christians, We pray and beseech each one, for the sake of his eternal salvation, to be most conscientiously careful not in the least to depart from what the apostolic see has commanded in this matter.

We pray and beseech you, venerable brethren, to join your efforts with Ours, and earnestly to strive for the extirpation of this foul plague, which is creeping through the veins of the body politic. You have to defend the glory of God and the salvation of your neighbor; and with the object of your strife before you, neither courage nor strength will be wanting. It will be for your prudence to judge by what means you can best overcome the difficulties and obstacles you meet with. But, as it befits the authority of Our office that We Ourselves should point out some suitable way of proceeding, We wish it to be your rule first of all to tear away the mask from Freemasonry, and to let it be seen as it really is; and by sermons and pastoral letters to instruct the people as to the artifices used by societies of this kind in seducing men and enticing them into their ranks, and as to the depravity of their opinions and the wickedness of their acts. As Our predecessors have many times repeated, let no man think that he may for any reason whatsoever join the masonic sect, if he values his Catholic name and his eternal salvation as he ought to value them. Let no one be deceived by a pretense of honesty. It may seem to some that Freemasons demand nothing that is openly contrary to religion and morality; but, as the whole principle and object of the sect lies in what is vicious and criminal, to join with these men or in any way to help them cannot be lawful

(Pope Leo XIII, Encyclical Humanum Genus, nn. 30-31)

Sedevacantism holds that the Masonic conspiracy against the Church scored a decisive breakthrough at the conclave of 1958, when, at least to all appearances, the true Pope was overthrown and an impostor installed (John XXIII). This is where the Vatican II Sect (Novus Ordo Church) formally had its beginning, that false religion which still today masquerades as the Catholic Church in the Vatican.

With all that has happened since the passing of our dear Pope Pius XII, the last known true Pope, is it any wonder that the Masons have cause for rejoincing? Is it any wonder that they now express their “profound attachment to the values propagated by the Church”? These values are their values! That is why they are delighted by the “Catholic” Church today!

But the Catholic Church, the true and spotless Bride of Christ, cannot defect from her mission. She cannot turn into a Masonic whore and become the tool of Satan which then needs to be “resisted” by each believer, as is the common “traditionalist” idea out there today. No, if the religion taught by the Vatican institution is now Freemasonry and not Catholicism, then that is because this institution, founded by John XXIII, is not the Catholic Church.

Bp. Donald Sanborn laid it out beautifully in his “Syllogism of Sedevacantism”, proving that if there is a substantial change in the Catholic religion with Vatican II, then this is absolute proof that Vatican II did not come to us from legitimate Roman Catholic authorities — i.e., Paul VI, who imposed it, was not a true Pope but a papal pretender:

He who embraces the teachings of the Vatican II Church necessarily abandons the doctrines of the Catholic Church of Pope Pius XII and his predecessors because the two are mutually exclusive.

With all the foregoing, it should come as no surprise that we should find people like “Popes” Benedict XVI and Francis giving Masonic handshakes — they are, after all, the leaders of the Masonic Vatican II Church:

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“Cardinal” Bergoglio giving a Masonic handshake to “Pope” Benedict XVI, himself an expert in Masonic handshakes (see here)

It is entirely clear why the Freemasons are so delighted with Francis, even if he is perhaps not a registered Mason himself: When it comes to trying to destroy the Catholic Faith and what’s left of the Catholic Church, they couldn’t do a better job themselves.

Image sources: in-cuiul-catarii.info / Getty Images
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in Novus Ordo Wire Conclave 1958, Francis, Freema
 
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