EL VATICANO ¡Todo aquí!

No me gusta leer barbaridades y falta de respeto hacia el representante supremo de una religion tan importante como es la catolica. Por favor, muestren respeto a algo que ha existido por mas de 2,000 anios. No tengo nada personal en contra de vosotros, solo os pido respeto hacia el Papa y hacia la Iglesia Catolica. Solo eso. El "cotilleo" no debe llegar hasta ese punto. Tengamos un poco de respeto por las cosas serias, por favor......
El Papa tiene que hacerse respetar, el título no le da automaticamente respeto hoy en día.
Este señor ha venido a Europa sin conocer nuestra historia, cada vez que dice algo mete la pata y otro tiene que salir a corregir lo dicho : "lo que queria decir es que..."
Nunca he sabido de un Papa contemporáneo mas odiado que éste, por lo menos en europa y america del norte.
Èl se preocupa más por los musulmanes que por los cristianos y por eso también es muy criticado.

La religión no tiene nada que ver con este caso, nada! es una crítica al Vaticano y al Papa, no a la creeencia católica.
Yo no soy católica y nunca me meteria en criticar la fé, ni la catolica ni ninguna otra, siempre y cuando no haga el mal a otros. Si un hindu es feliz con su religión pues bien, cada uno es libre de tener su religion en paz mientras no machaque a los otros.
Y todas las relgiones son igual de importantes para sus creyentes independientemente de que tengan pocos o muchos fieles.
El Vaticano, como institución siempre ha estado envuelto en corrupciones, asesinatos, etc etc etc y eso no se puede respetar.
Que católicos desde "dentro" critiquen a una institución o a su Papa me parece muy bien, si se quieren cambiar las cosas es porque se tiene fé, porque se es creyente y hay cosas que se quieren cambiar y cosas que no se quieren tolerar.
Nada se cambia calladito. El callar es aceptar.
Todas las religiones supongo tienen sus cosas buenas y malas y si se cambian cosas es porque hay personas que se involucran y hacen cambiar las cosas. Eso yo lo respeto. Tragar todo pues no.
saludos
 
El Papa tiene que hacerse respetar, el título no le da automaticamente respeto hoy en día.
Este señor ha venido a Europa sin conocer nuestra historia, cada vez que dice algo mete la pata y otro tiene que salir a corregir lo dicho : "lo que queria decir es que..."
Nunca he sabido de un Papa contemporáneo mas odiado que éste, por lo menos en europa y america del norte.
Èl se preocupa más por los musulmanes que por los cristianos y por eso también es muy criticado.

La religión no tiene nada que ver con este caso, nada! es una crítica al Vaticano y al Papa, no a la creeencia católica.
Yo no soy católica y nunca me meteria en criticar la fé, ni la catolica ni ninguna otra, siempre y cuando no haga el mal a otros. Si un hindu es feliz con su religión pues bien, cada uno es libre de tener su religion en paz mientras no machaque a los otros.
Y todas las relgiones son igual de importantes para sus creyentes independientemente de que tengan pocos o muchos fieles.
El Vaticano, como institución siempre ha estado envuelto en corrupciones, asesinatos, etc etc etc y eso no se puede respetar.
Que católicos desde "dentro" critiquen a una institución o a su Papa me parece muy bien, si se quieren cambiar las cosas es porque se tiene fé, porque se es creyente y hay cosas que se quieren cambiar y cosas que no se quieren tolerar.
Nada se cambia calladito. El callar es aceptar.
Todas las religiones supongo tienen sus cosas buenas y malas y si se cambian cosas es porque hay personas que se involucran y hacen cambiar las cosas. Eso yo lo respeto. Tragar todo pues no.
saludos

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No me gusta leer barbaridades y falta de respeto hacia el representante supremo de una religion tan importante como es la catolica. Por favor, muestren respeto a algo que ha existido por mas de 2,000 anios. No tengo nada personal en contra de vosotros, solo os pido respeto hacia el Papa y hacia la Iglesia Catolica. Solo eso. El "cotilleo" no debe llegar hasta ese punto. Tengamos un poco de respeto por las cosas serias, por favor......

En este hilo lo último que se está haciendo es cotillear. Créemelo, el tema es muy serio com para tomárselo a broma. Más bien son ciertas personas dentro de la IC quienes odian y se burlan de Jesús.
Nadie está faltándole el respeto al Papa, pero si Bergoglio y co. están cometiendo herejías, es nuestra obligación como católicos denunciarlo y estar muy atentos a seguir fieles a lo que Jesús nos enseñó y no dejarnos engañar por personas que quieren destruir la Iglesia desde dentro y fuera.
La Iglesia Católica está en manos de Satanás, por lo que es urgente - además de ser nuestra obligación como católicos - evitar lo peor.

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En este hilo lo último que se está haciendo es cotillear. Créemelo, el tema es muy serio com para tomárselo a broma. Más bien son ciertas personas dentro de la IC quienes odian y se burlan de Jesús.
Nadie está faltándole el respeto al Papa, pero si Bergoglio y co. están cometiendo herejías, es nuestra obligación como católicos denunciarlo y estar muy atentos a seguir fieles a lo que Jesús nos enseñó y no dejarnos engañar por personas que quieren destruir la Iglesia desde dentro y fuera.
La Iglesia Católica está en manos de Satanás, por lo que es urgente - además de ser nuestra obligación como católicos - evitar lo peor.

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No hay que olvidar que también hay curas/religiosos (no sé los títuos exactos) que lo han criticado, o sea gente de "dentro" y supongo que ellos sabrán de lo que están hablando, no?
Que justo esta gente haga críticas públicamente es de respeto. Ellos pueden sufrir consecuencias.
Son personas serias que se toman en serio su vocación (creo se dice)
(y)
 
A ver con qué sorpresa nos salen esas Navidades...

Pesebre 2017
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Un pesebre de tinieblas (en el Vaticano) https://adelantelafe.com/pesebre-tinieblas-vaticano/#.W_wWUk0sLuI.twitter


Pesebre 2018

Esculturas de arena para el pesebre de la Plaza de San Pedro
Lunes 26 Nov 2018 | 11:16 am

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Ciudad del Vaticano (AICA): El próximo 7 de diciembre, en la Plaza de San Pedro se realizará la apertura del pesebre y la iluminación del árbol que permanecerán durante todo el período navideño que culmina el 13 de enero de 2019 con la fiesta del Bautismo del Señor. Este año ambos, pesebre y árbol, proceden de Italia, de Jesolo y de Pordenone respectivamente.
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El próximo 7 de diciembre, en la Plaza de San Pedro se realizará la apertura del pesebre y la iluminación del árbol que permanecerán durante todo el período navideño que culmina el 13 de enero de 2019 con la fiesta del Bautismo del Señor. Este año ambos, pesebre y árbol, proceden de Italia, de Jesolo y de Pordenone respectivamente.

Navidad de arena
El pesebre será realizado según la más antigua tradición de esculturas de arena de Jesolo, originaria de los montes Dolomitas, en la provincia de Venecia. Será construido en un área de unos 25 metros cuadrados y consta de un bajorrelieve de 16 metros de largo, 5 metros de alto y 6 metros de profundidad.

El pesebre está compuesto de arena jesolana, y será realizado por cuatro escultores: el estadounidense Richard Varano, la rusa Ilya Filimontsev, la holandesa Susanne Ruseler y el checo Rodovan Ziuny.

La primera fase del pesebre fue una pirámide de arena, que se levantó el 17 de noviembre en la Plaza de San Pedro, después de haber metido y comprimido en cajas, la arena originaria de Jesolo. Luego, entre el 19 y el 20 de noviembre, se cubrió esta estructura de protección. A partir de allí se procederá a esculpir las figuras hasta el día antes de su inauguración, el seis de diciembre.


El árbol: un abeto rojo a bajo impacto ambiental
De igual modo, el árbol navideño en el Vaticano será un abeto rojo procedente del “Bosque de Cansiglio” y donado por la diócesis de Concordia-Pordenone. Tiene unos 21 metros de altura, con un diámetro de 50 centímetros y una circunferencia máxima de unos 10 metros en la base.

La tala tuvo lugar el 19 de noviembre por el Cuerpo Forestal de esta localidad italiana y llegó a la plaza de San Pedro el jueves 22 de noviembre.

La decoración y la iluminación estarán a cargo de la Dirección de Servicios Técnicos de la Gobernación del Vaticano en colaboración con Osram, que ofrecerá un sistema de iluminación decorativa con alto rendimiento cromático, de última generación, destinado a limitar el impacto ambiental y el consumo de energía.

El Santo Padre recibirá el 7 de diciembre al mediodía a las delegaciones que donaron el árbol y el pesebre y por la tarde, a las cuatro y media tendrá lugar la ceremonia oficial en donde se inaugurará el pesebre y se iluminará el árbol.

Como es tradición, el 31 de diciembre, el Papa, visitará el pesebre después del tradicional Te Deum y el 13 de enero, domingo del Bautismo del Señor, será la fecha oficial, en que se cierra el periodo navideño, y se comenzará a desarmar todo. El pesebre volverá a ser una montaña de arena, y el árbol pasará a una empresa que reciclará su madera. +
 
RORATE CÆLI
Que conste: Notable teólogo del Vaticano llama a examinar la validez de la renuncia del Papa Benedicto XVI
24/11/18 7:49 PMpor RORATE CÆLI

Anunciamos ésto como pieza importante de la trayectoria del reinado Bergoglio. Mientras lo comentábamos en Twitter hace pocos días, sólo ahora nos ha sido posible ponerlo en el blog. Nuestros lectores veteranos saben que durante muchos años hemos seguido al Bueno de Bux.

Lo que Monseñor apunta —la validez de la abdicación de Benedicto y, lo que ello naturalmente conlleva, la legitimidad de la elección de Bergoglio— ya no se reserva para las salas de chat online y tertulias de café en el sótano de la iglesia. Lo que se ha ocultado en las sombras durante cinco años ahora queda iluminado y al descubierto.

En Rorate no nos decantamos hacia ninguna postura, únicamente decimos que la luz del sol es siempre el mejor desinfectante.

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Habla Monseñor Nicola Bux, de la entrevista original de Aldo Maria Valli:

En una importante entrevista del mes pasado, un teólogo del Vaticano dijo que a menos que el Papa Francisco se auto corrija y reafirme las enseñanzas de la Iglesia en moral, fe y los sacramentos, “la apostasía se profundizará y el cisma existente de facto se agrandará”.

Para dirigirse a la actual crisis ha sugerido que examinar la “validez jurídica” de la renuncia del Papa Benedicto XVI es necesario para “sobreponerse a problemas que hoy nos parecen irresolubles”. El teólogo, consultor de la Congregación para las Causas de los Santos, implicó que el posterior estudio de esa situación pudiera revelar que Francisco no es ni ha sido un papa válido, sino que es, de facto, un antipapa, quien podría ser depuesto del papado, anulando así sus errores insalvables.

Mons. Nicola Bux, anterior consultor de la Congregación para la Doctrina de la Fe bajo Benedicto XVI, hizo los notables comentarios en una entrevista a fondo con el reportero del Vaticano Aldo Maria Valli, el mismo reportero que entrevistó al Arzobispo Carlo Viganò antes de que éste acusara al papa de haber encubierto malas conductas sexuales de algunos clérigos el pasado agosto, en una carta pasmosa de once hojas.

Escribiendo en su propio blog, el reportero del National Catholic Register, Edward Pentin, dice que Bux advirtió que el papa actual está emitiendo declaraciones que están generando “herejías, cismas y controversias de varias clases” y que el pontífice debería emitir una profesión de fe que restaure la unidad de la Iglesia.

***

(Nota de Adelante la Fe. Para una mejor comprensión hemos traducido la entrevista original a la que hace referencia el artículo)

En la entrevista publicada en Octubre 13, pero pasada por alto debido al Sínodo de la Juventud que tuvo lugar en Roma el mes pasado, el teólogo consultor de la Congregación para las Causas de los Santos dijo que, “declaraciones heréticas” en cuanto al matrimonio, la vida moral y la recepción de los sacramentos están ahora en el centro de un amplio debate que se está volviendo más y más vehemente a medida que pasan los días”.

Mons. Bux dijo que el origen de muchas de estas enseñanzas cuestionadas– destacadas en una corrección filial de Septiembre de 2017 y en una conferencia en Roma en Abril sobre la confusión doctrinal en la Iglesia– están en la exhortación apostólica postsinodal Amoris Laetitia, pero que desde entonces han sido “considerablemente más y más complicadas”.

Prosiguió con que ésto ha llevado a algunos prelados principales, como el Cardenal Walter Brandmüller, uno de los cuatro cardenales firmantes de la dubia en 2016, a reiterar su llamado a “una profesión de fe por parte del Papa”.

Sin embargo, Mons Bux dijo que tal cosa sería difícil de lograr, dada la visión del Papa de la Iglesia como una federación de comunidades eclesiásticas- algo que él mismo describió “un poco como comunidades protestantes”.

El teólogo dijo que posteriormente a los dos sínodos sobre la familia, las enseñanzas sobre fe y moral se han vuelto inconsistentes sobre la cuestión de dar o no la Santa Comunión a los divorciados católicos y vueltos a casar.

“No pocos obispos y párrocos, por lo tanto, se encuentran en un gran desconcierto por una situación pastoral confusa e inestable“, dijo.

Mons. Bux declaró que algún tipo de profesión de fe—como la que Pablo VI hizo en 1968 reafirmando lo que es Católico “frente a los errores y herejías” que vinieron inmediatamente después del Concilio Vaticano II—es requerido del papa para remediar la situación.

“Si ésto no sucede”, advirtió, “la apostasía se profundizará y el cisma de facto se extenderá”.

Mons. Bux dijo que la situación se había “hecho más urgente como resultado de los cambios recientes introducidos por el papa, como el concerniente a la definición de la pena de muerte como anti-evangélica.

“Y los problemas, dije, son notables, porque o admitimos que la Iglesia ha enseñado la legitimidad de algo anti-evangélico prácticamente durante dos mil años, o debemos admitir que fue el Papa Bergoglio quien ha errado, considerando anti-evangélico lo que, al contrario, por lo menos abstractamente, cumple con la Revelación” dijo Bux. “Éste es un tema muy sensible, pero tarde o temprano él tendrá que arreglarlo. Y no sólo lo que se refiere a la pena de muerte”.

Preguntado por Valli si esto sienta precedente para que el Papa cambie más del Catecismo si lo desea, el teólogo expresó que ésta es una “pregunta muy perturbadora” y que “otra preocupación legitima” es conservar el Depósito de la Fe libre de las ´´sensibilidades contingentes de las sociedades de hoy o de mañana“.

El Papa no puede “imponer su propia opinión” sobre la Iglesia, Mons Bux expresó, citando a Joseph Ratzinger, porque en materia de fe, moral y los sacramentos, la Iglesia “sólo puede consentir la voluntad de Cristo”. Y aun así, él dijo que muchos puntos en Amoris Laetitia son incómodos y contradictorios así como incómodos´´ al pensamiento de Santo Tomás de Aquino, a pesar de la exhortación afirmando en sentido contrario.

Mons. Bux tambien se refirió a la tendencia del papa de quedarse callado frente a las críticas y la negativa de enfrentar los cargos de herejía y apostasía, señalando la advertencia de San Pio X en su encíclica Pascendi Dominici Gregis: nunca “confesar claramente la propia herejía” es “conducta típica de los modernistas, porque de esa forma pueden esconderse dentro de la misma Iglesia”.

Monseñor prosiguió hasta sugerir que de ser hallado culpable de herejía, el Papa Francisco pudiera ser depuesto de su cargo.

“En el decreto de Graciano (parte I, párrafo 40, capitulo VI) existe este canon: Ningún mortal puede presumir de hablar de la culpa del papa desde que, elegido para juzgar a todos, nadie puede juzgarlo, a menos que se desvie de la fe”, dijo él.

Mons. Bux explicó que “el distanciamiento y desviación de la fe se llama herejía” y “en el caso de herejía manifiesta, según San Roberto Belarmino, el papa puede ser juzgado”.

Añadió que “el papa es llamado por el Señor para difundir la Fe Católica, pero para hacerlo debe probar ser capaz de defenderla”.

Valli preguntó a Monseñor si él estaba diciendo que el papa hallado herético, “dejaría de ser papa y cabeza del cuerpo eclesial perdiendo toda jurisdicción”.

“Sí, la herejía afecta la fe y el estado de un miembro de la Iglesia, que es la raíz y el fundamento de la jurisdicción”, replicó Mons. Bux. “Cada fiel, incluido el Papa, con la herejía se separa de la unidad de la Iglesia. Es bien sabido que el Papa es al mismo tiempo un miembro y una parte de la Iglesia, ya que la jerarquía está dentro y no sobre la Iglesia, de acuerdo a lo dictado en Lumen Gentium (No.18)”.

Mons. Bux señala que de cualquier forma, es difícil “identificar los contornos de la herejía, porque la teología ´ya no es confiable´, sino que se ha convertido en una ´especie de arena´ en la que todo converge y se opone”.

“Así, afirmando una verdad, siempre habrá alguien queriendo defender exactamente lo contrario. Como podrá Ud. ver, hay muchos problemas prácticos, teológicos y jurídicos para la cuestión del juicio de un papa herético”.

Él sugiere que desde un punto de vista practico, “sería mucho más fácil examinar y estudiar más precisamente la cuestión concerniente a la validez jurídica de la renuncia del Papa Benedicto XVI”, por ejemplo, “examinar si fue completa o parcial (intermedia)”. Mons. Bux añadió que la “idea de una especie de papado colegiado me parece decididamente contraria a lo que dicta el Evangelio´´.

Mons. Bux estableció que Jesús no dio, de hecho, tibi dabo claves [dio las llaves del reino de los cielos] a Pedro y Andrés, sino ¡sólo a Pedro!

“Por eso digo que un estudio completo de la renuncia puede ser mas útil y beneficioso como también coadyuvante a resolver problemas que hoy parecen insuperables para nosotros”, declaró el teólogo.

Él citó a Fátima, la Verdad Completa de Saverio Gaeta, diciendo: “Estaba escrito: También vendrá un tiempo de las pruebas más difíciles para la Iglesia. Cardenales se opondrán a Cardenales, obispos a obispos. Satán se pondrá en el medio entre ellos. También en Roma habrá grandes cambios”.

Mons. Bux argumentó que con el Papa Francisco, “el gran cambio en la Iglesia es palpable, junto con una clara intención de romper con los pontificados previos”.

“Esta discontinuidad—una revolución—genera cismas, herejías y controversias de varias clases. Sin embargo, todas ellas puedes ser trazadas al pecado, dijo. Citando al Padre de la Iglesia del siglo III, Orígenes de Alejandría, añadió: “Donde hay pecado encontramos multiplicidades, encontramos cismas, encontramos herejías, encontramos controversias. Donde la virtud reina hay unidad, hay comunión; gracias a lo cual, los creyentes son un sólo corazón y una sola alma”.

Para animar a los fieles católicos, Mons Bux citó el mensaje de San Atanasio de Alejandría a los cristianos que habían sufrido bajo los arrianos:

Vosotros os quedáis fuera de los lugares de culto, pero la fe habita en vosotros. Veamos: ¿Qué es más importante: el lugar o la fe? La verdadera fe, por supuesto. ¿Quién ha ganado y quién ha perdido en esta lucha? ¿Quién guarda la sede o quien observa la fe? Es cierto, los edificios son buenos cuando la fe apostólica os es predicada; sois santos mientras todo lo que suceda en ello suceda en modo santo…. Vosotros sois los felices, vosotros quienes permanecéis dentro de la Iglesia por causa de vuestra fe, quienes conserven sus fundamentos fuertes, como han llegado fuertes hasta vosotros a través de la Tradición Apostólica. Y si algún celo execrable trata de sacudiros en muchas ocasiones, no lo logrará. Ellos son los que se han alejado de Ella en la presente crisis. Nadie nunca prevalecerá contra vuestra fe, queridos hermanos, y creemos que Dios hará que un día regresen nuestras iglesias. Mientras más violentamente ellos traten de ocupar los lugares de culto, más se separan de la Iglesia. Ellos reclaman que representan a la Iglesia, pero en realidad ellos son los que, a su vez, son expulsados de ella y van fuera del camino.

Valli preguntó a Bux si la herejía no se trata sólo de esparcir falsas doctrinas sino también “silenciar la verdad acerca de la doctrina y la moral”.

“Claro que así es,´respondió´. Donde no hay doctrina hay problemas morales, como estamos viendo. Cuando el papa y los obispos hacen eso, usan sus puestos para destruir [doctrina]”.

Citando a San Agustín, dijo: “Ellos buscan su propio interés, no los intereses de Jesucristo; proclaman Su verdad, pero esparcen sus propias ideas”.

Citando al Cardenal Giacomo Biffi de Bolonia, añadió: “El nombre de Jesús se ha vuelto una excusa para hablar de cualquier otra cosa: migración, ecología, etc. Entonces ya no somos unánimes al hablar (1 Cor 1:10) y la Iglesia queda dividida”.

(Traducido por Enrique Nungaray. Artículo original)

RORATE CÆLI[/paste:font]
Edición en español del prestigioso blog tradicionalista internacional RORATE CÆLI especializado en noticias y opinión católica. Por política editorial no se permiten comentarios en los artículos
 
El cambio de paradigma del papa Francisco. ¿Continuidad o ruptura en la misión de la Iglesia?
07/12/18 4:36 PMpor Roberto de Mattei

Presentación del libro de José Antonio Ureta

Hablamos de un tema de enorme importancia, y me gustaría recalcarlo.

En general, nos gusta hablar de aquello que constituye nuestra máxima preocupación. Por naturaleza, una madre tiende a hablar de sus hijos, ya que son el bien más querido para ella, y aunque no hable de ellos no deja de tenerlos siempre presentes en sus pensamientos.

Hablan quienes sólo hablan de la propia salud y no piensan en otra cosa. Me refiero a la salud física, porque hoy en día nos hemos olvidado de que tenemos alma.

Hay quienes sólo hablan de comida, porque a fin de cuentas, de lo que se come se cría y la comida se convierte en el horizonte de los propios intereses.

Son éstos los temas de conversación más habituales, aparte del fútbol, que es el medio por el que ordinariamente los italianos (y no sólo ellos) se evaden de la realidad.

De política ya no se habla con tanta pasión como en otros tiempos, porque se ha perdido el sentido del bien común.

Y poco o nada es lo que se habla de la Iglesia y de sus problemas. En Italia, al hombre de la calle no le gustan estos temas; lo aburren y a veces lo sacan de quicio, porque vive inmerso en el ateísmo práctico.

Ya pasó la época del ateísmo radical, del anticlericalismo rabioso. El ateísmo ha penetrado en nuestro organismo y circula por nuestras venas de resultas de una labor de secularización sistemática de la sociedad, propuesta y llevada a cabo por la nueva izquierda gramsciana.

Por ese motivo, felicito a los organizadores de esta conferencia, que confirma que queda un resto de personas inmunes al secularismo que sigue muy activo. Con nuestra presencia, manifestamos que espiritual y culturalmente estamos vivos, que no nos ha sofocado el miasma tóxico de la secularización, y ello es motivo de optimismo cara a nuestro futuro.

Un futuro que el libro de José Antonio Ureta, El cambio de paradigma del papa Francisco ¿Continuidad o ruptura en la misión de la Iglesia?, contribuye a iluminar. Obra que aprecio por dos razones fundamentales.

La primera es que nos presenta un balance sintético, pero claro y preciso, de lo que ha hecho el papa Francisco en los cinco años que lleva de pontificado.

Es un cuadro inquietante que constituye, como plantea el autor, un cambio de paradigma, es decir, una solución de continuidad en los usos, las costumbres, las instituciones y el Magisterio de siempre de la Iglesia. Un cambio de paradigma que tal vez no se haga patente en cada gesto y discurso de Francisco, pero que se muestra irrefutable si se tienen en cuenta esos gestos y actos en su conjunto, en el contexto de cinco años de pontificado.

Puede que a algunos les haya bastado con un «buenas tardes» o un «¿quién soy para juzgar?» para intuir que algo no marcha, pero la mayoría de los católicos ha aceptado al papa Francisco sin hacerse mucho problema y rehúye todo debate sobre las consecuencias de su pontificado. Este libro es importante ante todo para hacer ver la realidad a quien no quiere ver, a quienes prefieren olvidar, a quienes desean autoconvencerse de que todo sigue tan normal y en orden como siempre.

La segunda razón que hace tan importante a este libro es que, si en los nueve primeros capítulos nos presenta un exhaustivo balance del cambio de paradigma, las últimas veinte páginas –el capítulo diez y la conclusión–, nos proponen cómo debemos actuar en esta dramática situación. Ureta nos ofrece una solución equilibrada.

Cuando estamos sometidos a graves tensiones es difícil mantener el equilibrio. Y una de las virtudes más necesarias en la crisis que vive actualmente la Iglesia es el equilibrio. El equilibrio es necesario para mantenerse en pie. El que pierde el equilibrio cae; quien está en pie, resiste. Y hoy en día es imposible resistir sin mantenerse en equilibrio.

Se podría decir que el equilibrio es, junto con la virtud de la paciencia, la virtud de los fuertes. El equilibrio es una fortaleza prudente, o una prudencia fuerte. Quién actúa de modo impaciente, desequilibrado o desordenado se aleja de la verdad y de la paz interior, que es la tranquilidad en el orden.

Manifiesta desequilibrio quien dice: «Prefiero equivocarme con el Papa a tener razón sin él». Y también es señal de desequilibrio afirmar: «Pues si el Papa está engañado y me engaña, eso quiere decir que no es papa».

La postura de José Antonio Ureta, que compartimos, es equilibrada porque se basa en la fundamental distinción entre la Iglesia, que es santa e inmune a todo error, y los hombres de la Iglesia, que pueden pecar y errar. La infalibilidad sólo está reservada al Papa cuando enseña en unas condiciones determinadas, o al Magisterio ordinario, cuando reitera con continuidad y coherencia las verdades inmutables de la Iglesia.

En la última entrevista que concedió a LifeSiteNews, el cardenal Müller dijo: «El magisterio de los obispos y del Papa se subordina a la Palabras de Dios tal como ésta se encuentra en las Escrituras y en la Tradición, y debe estar al servicio de Dios. No es católico creer que el Papa es alguien que puede recibir la Revelación directamente del Espíritu Santo y puede interpretarla a su gusto mientras los fieles lo siguen sin decir palabra».

Si las autoridades eclesiásticas enseñan el error, es lícito resistirlas, y el derecho a la resistencia se convierte en un deber cuando está en juego el bien común. Ése es el ejemplo que nos dio San Pablo (Gál.2,11)

No siempre basta con resistir. Hay situaciones en que debemos manifestar nuestra resistencia suspendiendo toda convivencia habitual con los malos pastores. También en este caso es necesario el equilibrio. No hablamos de apartarse jurídicamente de los malos pastores. Hablamos de una separación espiritual y moral que pone en duda en el plano jurídico la legitimidad de quien gobierna la Iglesia. José Antonio Ureta establece una comparación precisa con la separación, reconocida por el Código de Derecho Canónico, en la que un hombre y una mujer dejan de vivir juntos sin divorciarse ni declarar inválido su matrimonio.

Si luego las autoridades eclesiásticas aplicaran sanciones canónicas a quienes siguen fieles a la Tradición, provocarían una división formal en la Iglesia. La responsabilidad de la ruptura recaería en ese caso sobre las autoridades que hacen uso ilegítimo de sus potestad, y no sobre quienes, respetando el derecho canónico, se limitan a seguir fieles al bautismo que recibieron.

La reacción a esas eventuales sanciones no debería ser afirmar: «Como me condenas, eso quiere decir que no eres el Papa», sino: «Aunque estas sanciones son injustas e ilegítimas, hasta que se demuestre lo contrario sigues siendo el Papa legítimo». Hasta que se demuestre lo contrario, significa que aunque un pontífice puede perder su cargo por diversas razones, incluida la herejía, esas razones deben ser irrefutables. La herejía, y también la invalidez de una elección, debe ser manifiesta y notoria a toda la Iglesia, porque la Iglesia es una sociedad visible y no una congregación invisible como las sectas protestantes. Para que se pueda hablar de herejía notoria y manifiesta, no basta con que el Papa profese o favorezca públicamente la herejía. Es necesario que ésta sea percibida como tal por la opinión pública católica. Que los obispos, y sobre todo los cardenales, que son los electores y consejeros del Papa, constaten esa realidad y obren en consecuencia. Mientras no lo hagan, debe considerarse que el Papa es legítimo.

Esto es equilibrio. Pero es sólo una parte de un problema mucho más amplio que no puede eludir esta pregunta de fondo: ¿cómo hemos llegado a esta situación? ¿Cómo hemos llegado a la necesidad de tener que imaginar la posibilidad de separarnos incluso del Pastor Supremo, que hoy por hoy es Jorge Mario Bergoglio, el papa Francisco, primero con este nombre?

Permítanme que en este aspecto vaya más allá del libro de José Antonio Ureta, pero estoy convencido de ello, animado por el mismo espíritu.

No podemos pensar que el fin del pontificado de Francisco significará el fin de la autodemolición de la Iglesia.

En 2012, un año antes de su renuncia al pontificado, Benedicto XVI quiso hacer coincidir el Año de la Fe con el cincuentenario de la apertura del Concilio Vaticano II, con la esperanza de que los textos que nos legaron los padres conciliares fueran «que sean conocidos y asimilados como textos cualificados y normativos del Magisterio, dentro de la Tradición de la Iglesia». Esta tesis –la llamada hermenéutica de la continuidad– es el hilo conductor de su pontificado desde su célebre discurso a la Curia Romana del 22 de diciembre de 2005 hasta su último discurso, menos conocido pero no por ello menos importante: el del 14 de febrero de 2013 al clero de Roma.

En estos discursos, Benedicto XVI reconoce la vinculación entre la crisis actual de la fe y el Concilio Vaticano II, pero sostiene que esa crisis no es culpa del Concilio en sí, sino de una hermenéutica defectuosa, de una incorrecta interpretación de los textos.

La hermenéutica de la continuidad fue la brújula que guió los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI durante nada menos que 35 años, entre 1978 y 2013. Pero en esos 35 años, a pesar de los esfuerzos de ambos papas y de los obispos que se movían en la misma linea, la hermenéutica de la continuidad no logró detener el proceso de autodemolición de la Iglesia denunciado desde 1968, cincuenta años antes, por Pablo VI. Y no consiguió detenerlo porque es imposible detener un proceso histórico con un debate hermenéutico. Si en los últimos cincuenta años no se han impuesto los partidarios de la hermenéutica de la continuidad sino los de la discontinuidad, es porque los primeros se han hecho la ilusión de que pueden limitar el debate al plano hermenéutico, a la interpretación de los documentos, mientras que los segundos no han prestado atención a los textos y han avanzado en el terreno de la praxis, en coherencia con el espíritu del Concilio, que declaró la primacía de la pastoral, esto es, de la praxis, sobre la doctrina. En esencia, el Concilio Vaticano II ha supuesto el triunfo de la pastoral sobre la doctrina, la transformación de la pastoral en teología de la praxis y la aplicación de la filosofía de la praxis marxista en la vida de la Iglesia.

La renuncia al pontificado de Benedicto XVI el 11 de febrero de 2013 supone, en mi opinión, el fracaso de su tentativa de separar la praxis postconciliar del Concilio Vaticano II aislando los textos de este de la historia: es el fracaso de la hermenéutica de la continuidad.

El papa Francisco personifica la tesis contraria a la de Ratzinger. A él no le interesan el debate teológico ni el hermenéutico. Francisco representa el Concilio en acción, el triunfo en su persona de la pastoral sobre la teología. Entre el Concilio y el papa Francisco no habido por tanto ninguna ruptura, sino continuidad histórica. Francisco es el fruto maduro del Concilio Vaticano II.

Sin duda alguna, el pontificado de Francisco ha supuesto un cambio de paradigma, como afirma acertadamente Ureta, pero en mi opinión el punto de inflexión de estos cincuenta años no es el pontificado de Francisco sino la reacción que ha suscitado este pontificado entre los católicos de todo el mundo. El pontificado francisquista, precisamente por ser desastroso, ha puesto en evidencia que en la Iglesia reina una crisis que de otro modo habría pasado desapercibida, y ha provocado una reacción.

Esa reacción se ha manifestado por medio de varias iniciativas:

En 2015, una coalición de asociaciones de laicos recogió, bajo el título de Súplica filial, 900.000 firmas de fieles que pedían una aclaración sobre los problemas planteados por el Sínodo Extraordinario de la Familia. Esta súplica recibió la callada por respuesta.

En 2016, cuatro cardenales presentaron al papa Francisco cinco dubia relativos al capítulo 8 de la exhortación Amoris laetitia. Nuevamente, el silencio por toda respuesta.

En 2017, 40 intelectuales, número que más tarde ascendió a 250, dirigieron a Francisco una corrección filial acusándolo de propagar errores y herejías en la Iglesia. Y una vez más, la corrección cayó en oídos sordos.

Y en 2018, el arzobispo Carlo Maria Viganò ha dado a conocer la existencia de una red de corrupción entre la jerarquía eclesiástica, poniendo en tela de juicio a todos los responsables, empezando por el papa Francisco, cuya dimisión ha pedido.

Este documento también se ha estrellado contra el silencio.

Todas estas iniciativas han tenido unas repercusiones tremendas. Y todas han recibido el silencio por respuesta. Un silencio que confirma drammaticamente la verdad de las acusaciones.

La Iglesia que escucha del papa Francisco los escucha a todos menos a quienes son fieles a la integridad del Evangelio y al Magisterio perenne de la Iglesia. Para hablar de sus opositores, Francisco emplea el mismo lenguaje que Lenin al hablar de los suyos.

El pasado 3 de septiembre en Santa Marta comparó a sus críticos con una jauría de perros salvajes. El escritor Marcello Veneziani lo comentó con estas palabras en el diario Il tempo el 5 del mismo mes: «No, Santidad. Un papa no puede llamar perros salvajes al prójimo, y menos aún si se trata de católicos, de cristianos, de creyentes. De perros califican peyorativamente los islamistas a los infieles y los cristianos. Hasta los más despiadados terroristas fueron llamados por los pontífices predecesores de Francisco hombres de las Brigadas Rojas u hombres del ISIS. Nunca perros. No es digno de un Santo Padre rebajarse a utilizar términos tan rencorosos».

No nos inquieta la calificación de perros. La Sagrada Escritura llama perros mudos a los pastores que dejan de ladrar y se duermen (Is. 56,11). Nos gloriamos de ser Domini canes, perros del Señor, que ladran en la noche para romper el silencio. San Gregorio Magno escribe en su Regla pastoral que los malos pastores «por miedo a perder el favor de los hombres no se atreven a decir libremente la verdad, y huyen en cuanto aparece el lobo y se refugian en el silencio. El Señor los reprende por medio del profeta diciendo: “Todos son perros mudos que no pueden ladrar”» (Is. 56, 10).

Hoy en día los pastores mudos amenazan a los perros diciéndoles: «Al acusar a Francisco acusáis a los papas que lo precedieron, porque las imputaciones que alegais contra él vienen de ellos». En su último libro, El día del juicio, el vaticanista Andrea Tornielli no niega las revelaciones de monseñor Viganò sobre la corrupción del cardenal Theodore McCarrick y sobre la amplia difusión de la inmoralidad al interior de la Iglesia, pero como su objetivo no es tanto refutar a Viganò como salvar a Francisco, hace lo que el jugador de cartas que sube la apuesta ante una dificultad: si el culpable es Francisco –afirma–, más responsables son sus predecesores Benedicto XVI y Juan Pablo II, bajo cuyos pontificados se difundió la corrupción.

No nos molesta la acusación, y si llegara a probarse la responsabilidad de Juan Pablo II y de Benedicto XVI en la decadencia moral y la difusión de errores en las últimas décadas, no temeremos reconocerla, porque ante todo buscamos la verdad.

La Iglesia no tiene miedo de la verdad, porque la Iglesia es la verdad. La Iglesia es la verdad porque es divina y porque anuncia al mundo la verdad de su Cabeza y Fundador, Jesucristo. Él mismo dijo: «Ego sum via, veritas et vita» (Jn. 14,6). Por eso no nos asusta decir la verdad sobre la honda crisis doctrinal y moral que atraviesa la Iglesia.

El amor a la verdad nos impulsa a afirmar que es hipócrita limitar los escándalos a la ped*filia, como harán los presidentes de las conferencias episcopales que se reunirán en Roma con Francisco el próximo 21 de febrero, sin prestar atención a la plaga de homosexualidad, que no sólo es un vicio contra natura, sino incluso una estructura de poder dentro de la Iglesia. Y también es hipócrita limitarse a denunciar los escándalos morales sin remontarse a sus raíces doctrinales, que están en los años del Concilio y el postconcilio.

Si cinco años de pontificado de Francisco pueden calificarse de calamitosos, ¿cómo vamos a negarnos el derecho a calificar de catástrofe el proceso de autodemolición de la Iglesia que está llegando a sus últimas consecuencias?

Ha llegado el momento de la verdad. Y la verdad que se hace patente a nuestros ojos es el fracaso de un proyecto pastoral que no sólo es del papa Francisco sino del Concilio Vaticano II. Aquel concilio anunció una gran reforma pastoral para purificar la Iglesia, pero todo lo contrario: ha resultado en una corrupción de la fe y la moral sin precedentes en la historia, porque ha llegado hasta el punto de no sólo entronizar la homosexualidad entre las más altas jerarquías eclesiásticas, sino de permitir que se defienda y teorice públicamente.

El balance de cinco años de pontificado de Francisco es también el fracaso de un cambio de paradigma que es a su vez el fracaso de un proyecto pastoral.

Las muletillas preferidas del papa Francisco son las palabras sinodalidad y periferias. La sinodalidad supone el trasvase de la autoridad desde la cúpula a la base: una revolución que desverticaliza la Iglesia. Por su parte, las periferias representan una revolución horizontal que descentraliza y desterritorializa la Iglesia. Ahora bien, en las últimas semanas la Santa Sede ha negado la primacía de la sinodalidad y de las periferias al intervenir enérgicamente para impedir a los obispos estadounidenses que publiquen orientaciones transparentes sobre el tema de los abusos sexuales. Esta intervención supone igualmente una traición a la limpieza de la Iglesia en nombre de la cual Francisco había pedido a los cardenales estadounidenses que lo votasen.

Es más que nada en Estados Unidos donde se alza más fuerte en la actualidad la voz de la fidelidad a la ley del Evangelio. El pontificado de Francisco está en discontinuidad con la Tradición de la Iglesia, que aunque acusada de fariseísmo, de inmovilidad y de legalismo no ha sofocado la llama de la Tradición en la Iglesia. Al contrario, nunca como en los últimos cinco años se ha visto revivir a la Tradición entre los jóvenes y los no tan jóvenes, en los laicos y en el clero, que en el centro y en las periferias, en seminarios y en blogs, redescubren cada día la verdad perenne de la Fe y de los ritos tradicionales de la Iglesia y están dispuestos a defenderlos con la ayuda de Dios.

Hoy comienza la novena a la Inmaculada Concepción, que nos introduce en una de las fiestas más hermosas de la liturgia católica. A los pies de la Virgen, nosotros, hijos de Eva heridos por el pecado original, proclamamos con inmensa confianza en María: Tota pulchra es Maria et non est in te macula.

Del mismo modo nosotros, miembros de una Iglesia enferma en su parte humana, desfigurada por errores y pecados de los hombres que la gobiernan, pero inmaculada en su esencia, proclamamos: Tota pulchra es Ecclesia et non est in te macula. La Iglesia es hermosísima y no hay en ella mancha, pecado ni error alguno. La Santa Iglesia Romana, una, santa, católica y apostólica, es nuesta Madre y sigue nutriéndonos con sus sacramentos y protegiéndonos con el escudo de su doctrina mientras, con la ayuda de Dios, nos esforzamos por defenderla de todos los enemigos externos e internos que la acechan. El Corazón Inmaculado de María triunfará.

(Traducido por Bruno de la Inmaculada/Adelante la Fe)

ROBERTO DE MATTEI[/paste:font]
Roberto de Mattei enseña Historia Moderna e Historia del Cristianismo en la Universidad Europea de Roma, en la que dirige el área de Ciencias Históricas. Es Presidente de la “Fondazione Lepanto” (http://www.fondazionelepanto.org/); miembro de los Consejos Directivos del “Instituto Histórico Italiano para la Edad Moderna y Contemporánea” y de la “Sociedad Geográfica Italiana”. De 2003 a 2011 ha ocupado el cargo de vice-Presidente del “Consejo Nacional de Investigaciones” italiano, con delega para las áreas de Ciencias Humanas. Entre 2002 y 2006 fue Consejero para los asuntos internacionales del Gobierno de Italia. Y, entre 2005 y 2011, fue también miembro del “Board of Guarantees della Italian Academy” de la Columbia University de Nueva York. Dirige las revistas “Radici Cristiane” (http://www.radicicristiane.it/) y “Nova Historia”, y la Agencia de Información “Corrispondenza Romana” (http://www.corrispondenzaromana.it/). Es autor de muchas obras traducidas a varios idiomas, entre las que recordamos las últimas:La dittatura del relativismo traducido al portugués, polaco y francés), La Turchia in Europa. Beneficio o catastrofe? (traducido al inglés, alemán y polaco), Il Concilio Vaticano II. Una storia mai scritta (traducido al alemán, portugués y próximamente también al español) y Apologia della tradizione.

El cambio de paradigma del papa Francisco. ¿Continuidad o ruptura en la misión de la Iglesia? http://disq.us/t/39aoori
 
ONE PETER FIVE
Es un tren fuera de control y el conductor es el Diablo
03/12/18 11:35 PMpor One Peter Five


“¿Escucha eso, Mr. Anderson? Es el sonido de lo inevitable” – Agente Smith, The Matrix

Permítanme, si no les importa, pensar un poco en voz alta. Esta mañana se me ocurrió una idea después de leer dos noticias de la Iglesia que eran tan insondablemente estúpidas que sonaban disparatadas.

Primero las historias, en el orden en que las vi.

Hoy se anunció que el Superior General de los Jesuitas, el P. Arturo Sosa, ha sido elegido para dirigir la Unión Internacional de Superiores Generales (USG), un grupo que “representa las órdenes religiosas y congregaciones de hermanos y de sacerdotes alrededor del mundo, en casi todos los países” y que “reúne a los superiores generales de las órdenes religiosas y congregaciones masculinas”.

El Padre Sosa es uno de los jerarcas religiosos más heterodoxos de la Iglesia de hoy. Ha expresado sus simpatías marxistas y elogiado a Fidel Castro. Durante el debate sobre Amoris Lætitia, dijo a un entrevistador, refiriéndose a la enseñanza de Jesús acerca del divorcio: “Habría que reflexionar mucho sobre lo que Jesús dijo. En esa época no había una grabadora para registrar sus palabras”. Llegó a decir que “la palabra es relativa; el Evangelio fue escrito por seres humanos; se acepta que la Iglesia se compone de personas humanas… De manera que es cierto que nadie puede cambiar la palabra de Jesús, ¡pero se debe saber lo que era!” Cuando esta declaración desató la controversia– el Cardenal Burke dijo que Sosa debería ser corregido– éste mantuvo, desafiante, sus declaraciones. También dijo que cree que el Diablo es una “figura simbólica”, creada por el hombre, para “expresar el mal” (ni siquiera un casi desmentido de su portavoz logró arreglar este desastre). Y, por si todo esto fuera poco, él mismo fue descrito por su página web jesuita como el primer superior de la Compañía en “bautizarse budista” oficialmente, después de haber participado en una especie de ceremonia durante una conferencia en Camboya, “entre budistas y cristianos que trabajan por la paz”.

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Tengo la certeza de que hay mucho más. Esto es sólo lo que me ha venido a la memoria en estos dos últimos años. Y, sin embargo, éste fue el hombre elegido para encabezar una organización mundial que representa a las órdenes religiosas masculinas de todo el mundo.

Han decidido que esto es lo que quieren.

La segunda noticia de hoy fue la designación del Cardenal Blasé Cupich para el comité organizador de la próxima reunión de los presidentes de las diversas conferencias episcopales que tendrá lugar en Roma, en febrero, para abordar el problema de los abusos.

Cupich, uno de los prelados que los observadores dijeron no habérsele visto extrañado cuando los obispos norteamericanos, durante su reunión anual en Baltimore a principios de mes, fueron pillados desprevenidos por un anuncio de que Roma estaba ordenando un alto a su plan de acción para tratar los abusos.

Cupich, en lo que pareció ser una interrupción deliberada al Presidente de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos, el Card. DiNardo, que estaba dando el anuncio sobre la intervención de la Santa Sede, expresó su apoyo al papa, señalando: “Está claro que la Santa Sede está tomando en serio la crisis de los abusos”, cuando lo que sí estaba claro era que se trataba de cualquier cosa menos de eso.

Cupich, el que, según la Catholic News Agency, había trazado de antemano con el caído en desgracia pero aún no destituido Cardenal Wuerl, un plan alternativo de acción para manejar los casos de obispos acusados de abusos– y que lo negó rotundamente.

Cupich, el mismo que cerró a los tradicionalistas las celebraciones del Triduo Pascual , el que presionó a sus propios sacerdotes para que no participaran en actividades provida, el que trabaja con políticos partidarios del aborto, el que ha dicho que daría la Comunión a parejas de divorciados y vueltos a casar así como de homosexuales y promotores del aborto , el que despidió al fundador de la Parroquia de San Juan Cantius de Chicago por acusaciones no probadas y que expulsó a un sacerdote, víctima infantil de abusos sexuales clericales, por quemar una bandera arcoíris que había sido usada en la promoción de la agenda homosexual en su propia parroquia.

Cupich, que se abrió camino, desde la oscuridad, en pequeñas diócesis norteamericanas, a punta de adulaciones, hasta ascender a la tercera diócesis más importante de los Estados Unidos, con la recompensa añadida de un capelo rojo.

Toda esta debacle va sobre rieles y se está acelerando. Constantemente.

No importa lo mal que se vea ni tampoco importan los daños. Siguen haciendo lo mismo. La intervención vaticana en la reunión de los obispos norteamericanos fue tan controvertida, que una organización laica ha decidido en consecuencia retener el millón de dólares en limosnas para el Vaticano.

¿Y qué pasa con la única voz de apoyo a esta maniobra? Fue designado, por el papa, para continuar con lo que está haciendo.

Y ésta es la teoría.

Es sabido que si bien los demonios tienen libre albedrío, sus voluntades son inmutables. Hacen su elección y eso es de lo que el Padre Chad Ripperger, que justificadamente se ha convertido en el exorcista más destacado de nuestro tiempo, habla en una de sus conferencias (no puedo recordar en cuál, de lo contrario lo citaría directamente). Él dice que los exorcistas efectivamente han preguntado a los demonios si, dada la oportunidad de elegir nuevamente entre servir o no a Dios, ellos tomarían una decisión distinta. Siempre responden que no. Sin importar los tormentos y sufrimientos que experimentan, para los ángeles el libre albedrío se funda en un conocimiento perfecto que nosotros, los hombres, no podemos comprender. Toman una decisión y nunca se desdicen. Es algo difícil de comprender.

Todos somos tentados. Todos pecamos. En la medida en que nos permitimos ser partícipes del mal, otorgamos al diablo y a sus secuaces un cierto nivel de control sobre nuestras vidas. Pero cuando observo a los jerarcas de nuestra Iglesia tomando las mismas decisiones estúpidas, una y otra vez, cuando observo que el papa y su pandilla llevan a cabo maniobras de autoderrota una y otra vez, provocando la reacción del público y volviendo en su contra hasta a los mayores simpatizantes de la agenda de “reforma”, no puedo por menos que preguntarme si no estamos presenciando los resultados de una influencia demoníaca de un modo mucho más directa. Lo que están haciendo sólo tiene sentido si observamos su agenda como si tuviese una sola meta: la destrucción de la Iglesia y la conducción de las almas a la perdición escandalizando a los fieles y provocando en ellos la duda sobre las promesas que Cristo hizo acerca de la capacidad de la Iglesia de prevalecer ante las puertas del infierno.

Ni siquiera actúan en beneficio de sus propios intereses. Lo único que parece importar es la causa.

En menor medida, también veo esto cuando observo a los que no son proponentes activos de la crisis, pero que han sido engañados por sus arquitectos. Gente que, aparentemente, tuvo en su momento una fe firme y buena voluntad, está intoxicada– a falta de una palabra más adecuada–con una visión claramente falsa de los acontecimientos que se están desarrollando. Se tornan tan incapaces de reconocer lo que sucede, que arremeterán violentamente contra todo aquel que intente señalar simplemente lo obvio. Infunden un significado aterrador al axioma “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Incluso dentro de la resistencia a lo que se está perpetrando en contra de nuestra amada Santa Madre Iglesia existe un fraccionamiento creciente. Las teorías de conspiración se profundizan, nos distraen y dividen, mientras nos obsesionamos en la manera de dar sentido a lo que sucede y en cómo solucionarlo. La amargura y las divisiones se establecen hasta en las pequeñas cosas. Hay una aparente intratabilidad, un endurecimiento en las posturas que llevan a argumentos circulares, interminables, acerca de cosas que, en definitiva, no podemos cambiar.

Teniendo en cuenta todo esto, sería bueno, pienso, que reflexionemos y oremos para combatir lo que puede ser, de hecho, una batalla preternatural más profunda de lo que la mayoría de nosotros puede percibir. Se parece más y más a un tren fuera de control y el Diablo es el conductor.

Steve Skojec

(Traducido por Valinhos. Artículo original)

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Edición en español de la web norteamericana One Peter Five (onepeterfive.com) bajo la dirección de Steve Skojec
LIBRO RECOMENDADO

 
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