Las brutales cargas policiales cuestionan la imparcialidad de Marlaska
La diferencia entre las intervenciones policiales en función de la ideología política de los asistentes a protestas pone en el foco la responsabilidad del MinistroPor
Alba González.
18 de febrero de 2021 12:04
Esta misma mañana saltaba la noticia de la pérdida de un ojo de una manifestante en Cataluña por el estallido del globo ocular posterior a un impacto de una bala de goma. La ordenanza que rige el uso de material antidisturbios para la Policía y la Guardia Civil impone que, a menos de 50 metros de distancia, dichas armas deberán apuntar por debajo de la cintura, siendo recomendable dispararlas hacia el suelo, para evitar daños físicos.
Asimismo, en la manifestación de Madrid constan denuncias sobre agresiones a miembros de medios de comunicación, concretamente, a un reportero relacionado con la revista Ctxt que, a pesar de mostrar en múltiples ocasiones su acreditación como prensa, los agentes de la UIP no dudaron en propinarle varios golpes.
Ante estas situaciones, asociaciones y asistentes a las manifestaciones han señalado la brutalidad policial, alegando la diferencia en el trato respecto a las convocadas por sectores de la derecha y la extrema derecha.
“¿Por qué no se trata igual a los vecinos de los barrios obreros que salen espontáneamente a hacer una pequeña marcha reivindicando algo justo que a los de otros barrios (o de este mismo) cuando salen a protestar y pedir dimisiones?”, reivindicaba ya en junio un usuario de Twitter desalojado de una concentración en defensa del sector sanitario público en el madrileño barrio de Vicálvaro.
Desde que en marzo del pasado año el sindicato afín a Vox, JUSAPOL, asaltara las inmediaciones del Congreso de los Diputados ante la pasividad policial –llegando a rebasar el cordón e instalándose a las puertas del hemiciclo–, a pesar de ser considerada la protesta más parecida al asalto al Capitolio que se ha vivido en España al menos en la última década, se señala al ministro Grande-Marlaska por la permisividad frente a la “progresiva ultraderechización” que se está produciendo a la interna de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Una prueba fehaciente de los hechos fue la impunidad con la que el pasado 7 de febrero manifestantes negacionistas exhibieron en Colón banderas con esvásticas y diversa simbología franquista que, a pesar de la falta de autorización gubernamental para sacar adelante la convocatoria, no contó con ningún tipo de presencia policial.
“No es lo mismo Núñez de Balboa que Vallecas”, afirmaba un agente con más de 30 años de servicio para LÚH. Daba también una explicación a la desigualdad en las actuaciones: “Fernando Grande Marlaska no quiere forzar una situación incómoda dentro de los cuerpos porque sabe que eso le traería problemas políticos que no quiere tener”.
Fuentes gubernamentales creen que Marlaska está “entre la espada y la pared” porque ha heredado unas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con nombramientos inamovibles, realizados por el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz, quien fue el creador de una estructura policial destinada a impedir la investigación de los escándalos de corrupción del PP y a recabar pruebas falsas contra adversarios políticos.
Las brutales cargas policiales cuestionan la imparcialidad de Marlaska
La diferencia entre las intervenciones policiales en función de la ideología política de los asistentes a protestas pone en el foco la responsabilidad del Ministro
laultimahora.es
Marlaska, Robles, las dos calvas, Escriva....Puaff