Cuadernos de Historia

7 costumbres de la Edad Media más asquerosas de lo que imaginaste
Sábado, 10 de diciembre de 2016 10:14

|Alejandro López
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Desde la caída del Imperio Romano y hasta el siglo XVI, la esperanza de vida en Europa apenas superaba los treinta años. No había mujer que no viera morir al menos a uno de sus hijos antes de los cinco años, pues cada recién nacido tenía más probabilidades de perecer que de superar el primer lustro de vida.
La organización social favoreció la desigualdad a gran escala, pero la inmundicia y las condiciones higiénicas eran igualmente pobres, tanto para los señores feudales como para los siervos. La concentración de la población en burgos y villas levantadas alrededor de castillos no hacía más que agravar la situación. No existía el drenaje, ni el concepto de basura, los restos de comida se mezclaban con excremento humano en el suelo y los animales portadores de virus y bacterias deambulaban entre los cuerpos humanos durante la noche.

La guerra y la peste eran condiciones frecuentes que reproducían la podredumbre a gran escala. Los cadáveres en descomposición quedaban al exterior por temor a un contagio y al mismo tiempo, significaban un foco de infección que recrudecía con la presencia de ratas y otras alimañas.

Las historias de castillos, princesas y reyes rodeados de un gran lujo describen a la perfección los cuentos de hadas y una caracterización idealizada de la Edad Media, pero las condiciones de vida en la época eran muy distintas a lo que muchos creen. Éstas son algunas asquerosas costumbres del medievo:


Lavado de cara



Especialmente en la nobleza, el lavado y la exfoliación facial se realizaba con orina, porque se creía que tenía un efecto para eliminar las impurezas de la piel, especialmente cuando se encontraba más caliente. En la actualidad, sabemos que esta práctica no estaba tan errada, muchos productos antisépticos del presente están hechos con amoniaco, elemento abundante en grandes cantidades en la orina.


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Papel higiénico



[ Mitos sobre la Edad Media que todos creímos reales ]


A pesar de que una versión primigenia del papel higiénico ya era utilizada en China en los primeros siglos después de Cristo, en la Edad Media se utilizaba la mano y en ocasiones, un par de hojas después de ir al baño. Esto traía consigo la proliferación de enfermedades intestinales, pues los cubiertos de mesa aún no existían y nadie solía lavarse las manos.


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Pelucas y gorros



Más que responder a una cuestión de moda y estilo, el uso de largas y rizadas pelucas o los gorros que formaban parte de la indumentaria de las personas durante el medioevo, obedecían a un principio básico de la física: el cabello de todas las personas era sucio y estaba lleno de piojos. Llevar algo en la cabeza aseguraba que se mantuvieran en su sitio, especialmente durante la hora de comida.


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Pisos de Paj*





El piso de las casas de los desposeídos estaba hecho en su totalidad de Paj*. Las personas creían que amontonar Paj* era una forma efectiva de mantener limpio y cómodo un espacio; sin embargo, las plagas, los ratones, la orina y los excrementos se conservaban mejor en ella. El olor era insoportable y sólo después de años, se agregaba nueva Paj*.


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Medicina



El conocimiento de la medicina avanzó más en dos siglos de Ilustración que durante más de 800 años de Edad Media. Uno de los tratamientos más utilizados para toda causa de dolencias eran las sanguijuelas, que se consideraban con propiedades capaces de absorber los males y regresar la salud. Era común ver a personas con sanguijuelas por todo el cuerpo como tratamiento para la fiebre, la peste y otras enfermedades de entonces.


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Baños públicos



Los romanos se especializaron en la construcción de acueductos, canales y baños que juntos formaron redes de drenaje eficientes para su época, pero la tradición quedó olvidada durante el oscurantismo en toda Europa. Los privilegiados solían tener una fosa común con retretes de piedra para ir al baño, pero el agua se mantenía estancada y pestilente hasta que se retiraba; mientras el resto solía orinar o excretar casi en cualquier lugar de la calle o sus casas, cubriéndolo con tierra, Paj* o hierba.


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La ducha



El cristianismo sepultó las tradiciones griegas y romanas sobre el cuidado del cuerpo y construyó mitos alrededor de la higiene y específicamente, sobre el baño corporal como una actividad indeseable por Dios. La mayoría de las personas pasaban meses sin que el agua tocara algunas partes de su cuerpo. Algunos registros afirman que en promedio, el individuo del medievo se duchaba entre cuatro y cinco veces al año, cuando sus prendas estaban tan adheridas a la piel que no era posible separarlas sin agua. No obstante, la Iglesia corrigió su punto de vista y para la Baja Edad Media adoptó ritos a favor del agua.


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La Edad Media es un punto en la historia que demuestra que el devenir y el progreso humano dista de ser lineal. Los distintos saberes acumulados por las grandes civilizaciones antiguas perecieron y el conocimiento se mantuvo más concentrado y hermético que nunca durante siglos. Conoce las costumbres que fueron adoptadas por el pueblo que nació a orillas del Nilo y que a pesar de ser poco higiénicas, sirvieron como experimentos científicos en "10 asquerosos datos sobre Egipto que nadie jamás te contó". Descubre la tradición de la caza de brujas a través de la Inquisición y cómo se caracterizaban estas manifestaciones demoniacas luego de leer "Historias de mujeres que en la Edad Media le robaban el pexx a los hombres para castigarlos".
 
ESTADOS UNIDOS
Adiós a la verdadera ‘Rosie, la remachadora’, icono de la mujer obrera
Naomi Parker Fraley, que inspiró el famoso cartel de la Segunda Guerra Mundial, fallece a los 96 años

AMANDA MARS
Washington 23 ENE 2018 - 21:23 CET
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Un póster con la famosa figura de Rosie la Remachadora, icono de la Segunda Guerra Mundial. ERIC RISBERG (AP) | ATLAS


Una mujer vestida con mono azul, tocada con un pañuelo rojo de lunares blancos, remangándose para mostrar músculo. Rosie la Remachadora (Rosie the Riveter) se ha convertido en un icono global, asociado a la mujer trabajadora y el feminismo, aunque nació en Estados Unidos durante la Segunda Guerra Mundial como una ilustración para animar a las mujeres a cubrir en las fábricas a los hombres que habían marchado al frente. La verdadera Rosie, quien inspiró el cartel, se llamaba Naomi Parker Fraley y falleció el pasado sábado a los 96 años en en el Estado de Washington, según The New York Times.

Otras mujeres se habían atribuido antes la identidad de la famosa obrera, pero seis años de investigación del académico James J. Kimble sirvieron para descubrir a Naomi, una camarera de California. Tercera de ocho hijos de un matrimonio de Tulsa (Oklahoma), nació en 1921. A los 20 años, tras el ataque a Pearl Harbour, se fue a trabajar a la estación Naval Aérea de Alameda junto a su hermana Ada, de 18.

Kimble dijo en una entrevista al Times que la búsqueda de la verdadera Rosie comenzó en 2010 y se acabó convirtiendo en una obsesión. Durante el proceso acabó descartando a la que hasta entonces se había convertido en la Rosie más plausible, la ya difunta Geraldine Hoff Doyle, que en 1942 había trabajado en una planta de prensar de metal.

El póster con el lema -“¡Podemos hacerlo!”-, obra del artista J. Howard Miller, había caído en el olvido tras la guerra, pero resurgió como un icono feminista en los 80. Con él, también se recuperó la foto de una mujer con un pañuelo rojo y lunares blancos en un torno de una fábrica que se consideró la inspiración de aquella campaña. Geraldine Doyle vio por aquel entonces la fotografía y creyó reconocerse en en ella. Hasta su obituario, de 2010, la despedía como la trabajadora icono de la Segunda Guerra Mundial.

El académico cree que la mujer lo dijo de buena fe, pero no entendía que nadie lo cuestionara y se puso a investigar hasta confirmar quién era aquella obrera. Y era Naomi Fraley, quien, por su parte, también se había reconocido a sí misma en la fotografía de la fábrica, en una exposición en 2011.

Kimble removió cielo y tierra para conseguir alguna copia de esa instantánea y por fin encontró la de un comerciante de antigüedades. Ponía la fecha -24 de marzo de 1942- y un breve texto que resolvería el entuerto: “La bella Naomi Parker parece que puede pillarse la nariz en el torno que está utilizando”. Luego fue en su busca. Vivía en California con su hermana Ada.

VIDEO:
https://elpais.com/internacional/2018/01/23/estados_unidos/1516662685_725483.html
 
Jajaja, ¡que mal me caé el luteranismo! Es una versión más represora que el catolicismo, porque robó al hombre el libre albedrio, le condenó a la predestinación y la libre interpretación de las escrituras se redujo a la de Lutero, Calvino y los creadores de las demás sectas, o sea, que sus creyentes tienen que creer la ortodoxia igual que los católicos frente al Vaticano, que a dia de hoy me parece más abierto y tolerante, y lo dice una atea.
Confieso que lo puse como información, no sigo a ninguna religión en especial.
 


Francia, ya laica, tardó 500 años en hacerla Santa Patrona, en 1929.

La mítica doncella, campesina de Domremy, que, presa de la religiosidad de su época, creyó ser enviada por los santos para liberar Francia coronando al derrotado Delfín Carlos, declarado bastardo por su propia madre, Isabeau de Baviera, que habia reconocido por rey a su nieto Enrique VI de Inglaterra, hijo de su hija Catalina y el difunto victorioso Enrique V, de cuya victoria en Agincourt en 1415 no habia levantado cabeza Francia tras una guerra por la Corona francesa que ya duraba 100 años.

Jeanne D´Arc, hija de Jacques D´Arc e Isabelle Romée, habria nacido un 24 de febrero de 1412, pues en su juició afirmó tener "unos 19 años". Sus padres eran dueños de aproximadamente 50 acres (20 hectáreas) y su padre complementaba su trabajo de agricultor con una posición de menor importancia como un oficial de pueblo, la recaudación de impuestos y dirigiendo la guardia local. No era pobre pero vio a regañadientes la venida de otro nuevo vástago más a su familia, ya que Juana tuvo tres hermanos mayores.

Bautizada y criada en la fé, no era una niña especialmente religiosa hasta que con 13 años escuchó sus famosas voces de santos. Le dijeron que era la Doncella de Orleans, que era como el mito del Mesias en Francia, habian aparecido muchas doncellas y ninguna habia logrado poder demostrarlo.

Pero Juana decidió ir a ver al señor del lugar Robert de Baudricourt que, Robert de Baudricourt en razón del fervor religioso que ya comenzaba a levantar envió a Juana a ver al convaleciente duque Carlos II de Lorena a la ciudad de Nancy. René de Anjou finalmente le sucedería a su muerte en 1431, ya que estaba casado con su hija y heredera, Isabel de Lorena (quien era además cuñada del delfín, ya que su hermana, María d'Anjou estaba casada con éste desde el 18 de diciembre de 1422). Juana tenía el deseo de que René le acompañase a Chinon, pero sólo consiguió buenas palabras, dinero y un caballo. Antes de partir, Juana fue a rezar a la basílica de Saint-Nicolas-de-Port dedicada al santo patrón de la Lorena.

Acompañada por Jean de Metz y Bertrand de Poulengy (que acompañarian siempre a Juana)y otros cuatro caballeros, llegó a Chinon y la recibió la suegra del delfín, Yolanda de Anjou. Lejos de lo que dice la leyenda, al parecer ésta se convenció de que la muchacha podia servir de aliciente a las alicaidas tropas francesas y probablemente la hizo instruir en estrategia y dotes militares. De ese modo seguramente conoció previamente al Delfín antes de su milagroso reconocimiento entre extraños. Pero parece ser que le dijo a Carlos algo que le convenció de que ella era enviada por Dios y que le coronaria en Reims. Quizás que no era un bastardo como juraba su madre, pero eso quedó en secreto y el rey no lo dijo jamás.

Aún así, se examinó a Juana para comprobar su virginidad, pues se pensaba que el diablo no podia enviar ni poseer a una virgen. Sus compañeros relataron que jamás sintieron el impulso de violentar su pureza y Jean de Metz la amó en silencio platónicamente el resto de su vida. Aceptada como guia del ejército - para nada como general, teniendo que encontrarse con grandes militares como Dunois, el Bastardo de Orleans - se encaminó feliz al sitio de Orleans.

El resto, su herida mortal de la que se recuperó milagrosamente, la toma de Orleans,

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la llegada de dos de sus hermanos para acompañarla en batalla, la coronación de Carlos VII en Reims en presencia de la emocionada Juana, el parón de la conquista por las "negociaciones" de Carlos con los ingleses, la rebelión de Juana contra tales negociaciones haciendo que el rey desee prescindir de ella, el intento de tomar Paris fracasado y ella tomada prisionera, para ser vendida a los ingleses, su cruel juicio, cuyas actas están ahí para quien leerlas, sus respuestas rápidas e inteligentes librandose de las trampas que le tendian, hasta el punto de que tuvieron que intentar violarla - dejándole en la celda prendas de hombre - para ser considerada reincidente y quemada... El intento frustrado de Jean de Metz y Gilles de Ries de rescatarla furiosos con el rey por no pagar su rescate... ya es leyenda.

Los ingleses no podian consentir la idea de que Dios estuviese del lado de los franceses - ¡y encima vencidos por una mujer! - asi que tuvieron que hacer ese simulacro de juicio para declararla bruja y relaxa por insistir en vestir como un hombre.

Sus verdugos recogieron las cenizas y las tiraron para que no pudiesen hacer un lugar de peregrinación.

Su madre, Isabelle, lograria 20 años después que el Papa revocase la sentencia de bruja sobre su hija y declarar el juicio nulo. Su familia fué ennoblecida hasta que en el siglo XVI la Corona se negó a ennoblecer a cuanto personaje aparecia afirmando ser del linaje de la doncella.

La escritora contemporánea Christine de Pisan la adoró y la ensalzó en su libro "La ciudad de las damas", como demostración de la valía de las mujeres que ella defendía con tesón, habiendo mantenido viuda a su familia con su literatura.​
 
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En resumen, Bonaparte, un ambicioso fraude, que quitó los pocos derechos ganados por la mujer en su Código Civil, se auticoronó emperador y pretendió dominar el mundo en nombre de unos ideales que traicionó.

No merece tanto elogio como le ha dado la historia, sacrificando cientos de miles de vidas a su ambición.
Basta ver como los españoles enviaban (muertos) a los franceses que venian a España por la guerra.
Horrible...
 
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