Cócteles. Buena compañia.

LO QUE SE BEBE ESPAÑA EN SEMANA SANTA


El que se chute esto va a acabar viendo a Jesús esta Semana Santa. Y a la Virgen, a San José y hasta los pastores




La Pasión de Cristo ha animado a los españoles a toñarse durante siglos. Del zurracapote al resolí, repasamos el catálogo de bebidas 'made in Spain' que acompañan esta temporada de, ejem, recogimiento espiritual.




Charlton Heston vuelve a abrir las aguas del Mar Rojo en tu televisor. La manufactura de torrijas se intensifica en casa de tu abuela. Mantillas cortando el horizonte como Estrellas de la Muerte y pestiños y buñuelos cayendo del cielo. La Semana Santa no entiende de coronavirus y este año te tocará vivirla confinado, pero sabes qué: igualmente acabarás rindiéndote al punch espiritual del asunto, aunque seas más ateo que Willy Toledo.


Pero el recogimiento no es extensible a ciertos placeres que, para un español en fiestas, son intocables; de modo que en Semana Santa aquí se reza, sí, pero también se come y se chuma. Todos sabemos que existe una gastronomía cuaresmal -a las torrijas o el bacalao me remito-, pero también hay una microcultura del bebercio que atañe, no solo a la juventud, sino también a los veteranos. Bebidas que te acompañan durante las sobremesas o las interminables noches, en forma de licores o de bebistrajos populares, y te conducen a la iluminación por el camino de Santa Toña.


¡Hip, hip, zurra!

La pócima reina de la Semana Santa española es el zurracapote, zurra para los amigos. Su presencia se extiende por todo el país, aunque triunfa cosa mala en el norte. Si vamos a las raíces del invento, tenemos que aterrizar en La Rioja. A los calagurritanos se les atribuye la genialidad de macerar cítricos y fruta en el producto estrella de la tierra: el vino.

En este sentido, la veterana Peña Philips de Calahorra aparece en todos los escritos como la madre del invento. Hablo con su actual presidente, Eduardo Toledo. “Creemos que su origen se remonta a 1952, y se sitúa en la cuadrilla conocida como Mientras el Cuerpo Aguante (que con los años pasaría a convertirse en la Peña Philips. Mientras el Cuerpo Aguante): cada miembro aportaba cinco pesetas para elaborar el zurracapote de las fiestas”, segura Toledo.

No son pocos los que señalan esta peña como al poseedora de la fórmula secreta, aunque cada casa tiene su zurra particular. “Hablar de receta original es difícil, porque según las fiestas se elabora de una manera distinta. Las proporciones, nos las guardamos para nosotros, cada cual tiene su manera de hacerlo. De hecho si te pasas por Calahorra y pruebas los diferentes zurracapotes de cada peña, comprobarás que ninguno sabe igual”, comenta Toledo.

Según los ingredientes que me pasa Toledo, la base del zurracapote es el vino tinto; las notas la dan los limones y los melocotones, que se maceran en el vino; el dulzor lo proporcionan el abundante azúcar y la canela; y la propina es el moscatel. Algunos la despiertan echándole algún licor y siempre se puede rebajar con agua para los más jóvenes de la casa. Es un dulce veneno tan popular que se celebran concursos de degustación y se fabrican mermeladas con él.

Se dice que el bichof alemán, un vino macerado con cítricos y especias, podría ser el precedente, pero mejor que no hables del tema si andas por La Rioja. Y es que, por mucho que en Calahorra se asocie esta bebida a las fiestas patronales en honor a San Emeterio y San Celedonio, como me asegura Eduardo Toledo, no hay nada que diga Semana Santa en España como un buen trago de zurracapote, siempre en porrón o en bota por el amor de Dios: el vaso para el agua.


El rey León

Y saltamos de La Rioja a León, para remojar los pies en otra bebida popular que te grita la cara: ¡Semana Santa! Es la limonada de vino y solo un chalado se atrevería a discutir su origen leonés. A principios de marzo ya se encuentra en algunos sitios, es precoz, e invita a la incorrección política, pues en su tierra la expresión “ir a matar judíos” significa ir en procesión de tasca en tasca para beber limonada hasta que el cuerpo aguante. Cosas de la historia.

El vino vuelve a ser el protagonista y sirve como base de una maceración con cítricos que, como en el caso del zurracapote, dura varios días. Los limones mandan y a veces se acompañan de alguna fruta, pasas o higos. El azúcar y la canela, de nuevo, le inyectan la chispa dulce y especiada. Dado que las melopeas no están bien vistas en estas jornadas de recogimiento, la limonada de Semana Santa se revela como un remedio perfecto para no abandonar el alcohol y no abandonarse al alcohol, que tampoco es cuestión de ponerse a perrear en medio de una procesión. De toña sostenida, amable y de largo recorrido, es una bebida apta para los que no beben, el combustible que refrigera el gaznate y eleva el espíritu de cofrades y devotos.

Por cierto, en León también hay una costumbre etílica destacable la noche de Jueves Santo: la procesión pagana de San Genarín, un borrachín que a principios del siglo XX murió atropellado por un camión de la basura, dice la leyenda, y al que se le rinde homenaje en el Barrio Húmedo con su veneno favorito por montera: el orujo, un tósigo que los devotos ingieren en grandes cantidades. El beodo atropellado es tan importante para los leoneses, que incluso tienen un orujo que se llama Genarín. Un respeto.

Pero no nos desviemos, limonada y zurracapote son Semana Santa en estado puro y, junto a la sangría, los ocupantes del podio de los vinos afrutados españoles, una familia con variedades como la cuerva albaceteña o la ardaurgozatza típica del País Vasco. Antonio Naranjo, co-propietario y manager de las magníficas coctelerías Dr. Stravinsky y Especiarium Bar, en Barcelona, aporta su visión sobre estas bebidas festivas. “Desde la limonada hasta el zurracapote, nos damos cuenta de que ambos son principios de sangrías, una bebida que por desgracia hoy en día se considera de estudiantes o guiris. España tiene sus bebidas de antaño y, desde la carraspada madrileña hasta las mencionadas anteriormente, todas tienen algo en común: el vino tinto (y blanco en algunos casos no tan comunes.) Todas ellas se crearon con un factor común, que era compartir”, asegura.

Ya que tengo un bartender cojonudo mano, le digo a Antonio que se invente para los ‘comidisters’ una receta de Semana Santa con morapio y me entrega el Santo Vino. Una botella de tinto, una rama de canela, cuatro granos de café, tres clavos, dos estrellas de anís, la peladura de medio limón, tres cucharadas de azúcar blanco y, si quieres inyectarle rock’n’roll, un tercio de guindilla. Lo pones todo en un recipiente, lo dejas reposar una semana aproximadamente y rezas tres padres nuestros cada vez que te mojes los labios con semejante ambrosía. Amén.


Resolí, cafeína y otros remedios

Vale, limonada y zurra son las divas de las toñas cuaresmales, pero en España también hay un licor que se muestra en todo su cafeínico esplendor en estos días de penitencia. Se dice que cuando en Cuenca huele a resolí es que la Semana Santa ha llegado.

Conocido también como resoli o la sangre del nazareno, el resolí es una especie de licor café de plasma oscuro que ayuda al penitente a entrar en calor. Todavía hay gente que se lo fabrica en casa, pero con el tiempo se ha impuesto el licor manufacturado en exclusiva por Bodegas La Jara/ Destilerías Ortega: dicen que tienen la receta original y se han hecho famosos por sus botellas en forma de casas colgadas o nazarenos. Como siempre, la fórmula es motivo de debate, pero el bicho pica. Atención: café, clavo, anís, canela, cortezas de limón y naranja, azúcar, agua y cazalla o anís seco.

Ya que estamos en la onda de mezclar cafeína y alcohol, combinación idel para las interminables jornadas de penitencia y flagelo, no podemos pasar por alto uno de los líquidos que más toñas regala en Alicante: el café licor (no confundir con el licor café gallego). Este negruzco espirituoso, propio de las comarcas de l’Alcoià y el Comtat, se asocia a la fiesta de moros y cristianos, está más orientado al aperitivo y es un recurso muy interesante para la Semana Santa, pues se trata del ingrediente estrella de los cubatas más locos que uno pueda imaginar. Ahí está el plis-play, un café licor con cola y un doble chute de cafeína que tumbaría a Pocholo. O el sambori, con lo mismo, más una chorro gordote de Malibú, para bajarlo todo. O el pingüino, con -tapaos los oídos- ¡horchata!

Eso sí, en Valencia que no falte nunca la mistela y la cazalla para encarar el día, dos licores sacros que también rulan cosa mala en Semana Santa y que incluso puedes mezclar en lo que se conoce como un ‘barrejat’, un trago viejuno para profesionales del bebercio extremo con ganas de hablar con Dios por la vía rápida.


El combustible de España

Todos nos aferramos a algún cacharro para no perder la fe. Me dice un asturiano, que en su tierra no existe una bebida de Semana Santa más allá de la eterna sidra y, atención, el vino blanco caliente con azúcar, que se bebe en épocas de lluvia y frío: aceptamos pulpo. En Navarra puedes encomendarte al butano o cubata navarro, como lo llama un amigo. Pacharán a borbotones y naranjada. Menos es más… Más taja.

En Sevilla, se bebe Cruzcampo, pero cuando termine la Semana Santa explotará el rebujito, con su manzanilla, su refresco de gaseosa y su hierbabuena; otra bebida popular que será a la Feria de Abril lo que el keroseno a un Boeing. Y a finales junio, mientras en el País Vasco se ponen bolingas con cisternas de pitilingorri (vino tinto o rosado con refresco de limón o de naranja), en las fiestas de Sant Joan de Ciutadella (Menorca), la gente se embriagará con uno de los mejores cócteles populares del mundo: el ‘gin amb llimonada’, es decir ginebra Xoriguer y Kas limón…

Pero eso ya es otra historia.


 
¿ES LA SIDRA EL NUEVO VERMUT, LA NUEVA CERVEZA ARTESANA O EL NUEVO GIN TONIC?



¿Es la sidra el nuevo vermut, la nueva cerveza artesana o el nuevo gin tonic?



La sidra es natural, refrescante y con poca graduación; se puede tomar como aperitivo, en cócteles y hay infinidad de variedades. ¿Por qué este jugo de manzana fermentado aún no lo ha petado en España?




Al final lo de las burbujas gastronómicas nos sirve para crecer y aprender. Cuando nos acercamos a la barra de un bar, al camarero ya no le soltamos sólo un “ponme una caña”, ahora sabemos con precisión el porcentaje de lúpulo con el que nos palpita el paladar. También calculamos con destreza permutaciones -ja, quién dijo que no nos iban a ser útiles- de cinco ingredientes ordenados de tres en tres al pedir un gin-tonic. Y para tomar un vermú, ya tenemos interiorizados dos másteres sobre proporciones en vinos macerados. Pues bien, ¿cuál es la siguiente lección? Quizás ya estemos preparados para darle alegremente al jugo de manzana fermentado: parece que hay brotes verdes.

Los primeros pasitos

Algo se mueve en el mundo de la sidra cuando una compañía como Heineken decide lanzar en España una cider en botellín, Ladrón de manzanas. Ellos juegan a decir que lo que venden no es sidra, pero es una bebida de baja graduación alcohólica a base de manzana fermentada. Y sidra en inglés es cider: Hasta Homer Simpson lo tendría claro. “Ven que hay movimiento y se están posicionando. Nos viene bien que aparezca un gigante e introduzca el consumo de sidra, porque, por ejemplo, para saber apreciar una cerveza de calidad, antes hay que pasar por una normalita, simplona”. La pullita la suelta Antonio Roa, que junto a Edu Vázquez forma Guerrilla Imports, la única empresa española que se dedica a la importación de sidra artesanal.

Llevan en ello desde 2015 y lo suyo de momento es una afición, pero en estos años ya han multiplicado por tres el volumen del negocio. “En España el 90% de los negocios hosteleros no son sidrerías y no tienen sidra, y a ellos queremos llegar”, sentencia Antonio. El nombre de su proyecto indica el concepto de lo que se traen entre manos, “hacemos pequeños actos de guerrilla, porque hay un desconocimiento total en el sector sobre la sidra. Con catas y dando a probar las sidras de calidad que se hacen por el resto del mundo, queremos eliminar prejuicios, cambiar los hábitos de consumo”, comenta Edu, convencido de las virtudes de la sidra porque “es un producto con poco alcohol, natural, refrescante y de consumo masivo en otros países”.

Vamos con unas cifras antes de seguir: sólo en Europa cada año se producen más de mil millones de litros de sidra. Lo del Reino Unido con esta bebida es una locura, con un consumo similar al de la cerveza. España es el cuarto país europeo que más le da al zumo de manzana fermentado, unos 56 millones de litros, y según los últimos datos del Gobierno, la producción se incrementa un 4% cada año. El asunto es que cuatro de cada cinco litros se elaboran en Asturias; el otro litro, en Euskadi y también se hacen cosillas en Galicia, Navarra y Cantabria.


¿Es la sidra el nuevo vermú?

En abril un grupo de elaboradores de sidra de la New York Cider Association estuvo de visita por Asturias y Euskadi. En la Gran Manzana y alrededores lo de la sidra sí que es un boom en toda regla: hay 80 productores, en 2010 sólo la sexta parte. ¿Qué se les había perdido por el norte de España? “Pasar el rato en Gijón a última hora de la tarde, junto a cientos de personas escanciando sidra mientras el sol se ponía sobre el océano fue una revelación para alguien que viene de un lugar donde los bebedores no siempre saben cómo o cuándo disfrutar de esa bebida”. Así responde Jenn Smith, directora de la NYCA, contándonos que vinieron en busca de lo que les falta: usos y costumbres.

Si lo de tomar el vermú es sinónimo de quedar para el aperitivo, a la pregunta “¿es la sidra el nuevo vermú?”, deberíamos responder si acaso no es el vermú la nueva sidra. El por qué la sidra natural asturiana y vasca no se toma en todos los rincones del país es uno de los grandes misterios de la historia reciente. “La sidra natural es más tradicional, más difícil de explicar fuera de Asturias, es la única del mundo que se escancia, pero tiene mucha fuerza en el mercado interior”, explica Tino Cortina, presidente del Consejo Regulador de la DO Sidra de Asturias. Lo confirman los datos que dicen que el 90% de la producción anual se la beben sin salir de los límites del Principado. Si Cortina tiene que apostar por una bebida exportable a base de manzana, lo hace por la sidra espumosa, que “tiene mucho futuro”.

Mientras, en Euskadi están más centrados en lanzar la DO Euskal Sagardoa, creada hace un año y medio. Su coordinador, Unai Agirre, coincide con su colega asturiano en que la sidra brut es la que tiene más posibilidades fuera de sus dominios: “Tenemos que apostar por la calidad y lo local. Lo del lanzamiento de Heineken es normal porque a nivel mundial es un fenómeno que se está dando: nos tiene que hacer abrir los ojos, que tenemos un mercado que explotar”. Les toca ponerse las pilas.


¿Es la sidra la nueva cerveza artesana?

"Sí te gusta la cerveza, lo que pasa es que aún no has encontrado la que te haga vibrar": hemos perdido la cuenta de las veces que habremos escuchado el mayor argumento de los defensores de la birra artesana. Pero tienen razón, y se puede aplicar a la sidra. Hay manzanas de sobra, decenas de variedades, como para elaborar infinitos tipos diferentes de esa bebida. El concepto de pequeños productores es algo extendido en el resto del mundo, sidras de autor. Volvemos a Edu, de Guerrilla Imports, “siempre ha pasado que donde no había vino, se hacía sidra, hace poco conocí a un tipo de Girona que tenía mucha manzana y hasta que no consiguió hacer su propia sidra no paró, y lo mismo pasa por todo el país, se están haciendo cosas muy interesantes”. La cuestión es si hay mercado receptivo para apreciar la sidra artesana.


Señor Lúpulo es el único local que vende el catálogo completo de sidras de Guerrilla Imports. 31 variedades internacionales a la venta en el templo de la cerveza artesana de Asturias. “En el mundo anglosajón cider and beer van muy unidas”, cuenta Abel Miranda, copropietario del negocio, “pero de momento aquí lo de la sidra artesana es anecdótico, supone una de cada cincuenta ventas, la gente cuando ve las botellas nos pregunta si son como la sidra asturiana, y les tenemos explicar que no, que no tiene nada que ver”.


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Sidras en minoría en Señor Lúpulo. RUBÉN GALDÓN



Más éxito está empezando a tener en algunas cervecerías de grandes ciudades, que ofrecen sidra de barril. En Fábrica Maravillas, en pleno Malasaña, llevan tres años sirviendo pintas de Ultramar, una sidra brut que se curra la gente de Guerrilla Imports. Estefanía Pintado es una de las fundadoras del negocio: “Tiene muy buena recepción, es un buen complemento a nuestra cerveza artesanal. La mitad de la gente que la pide es extranjera, que están más acostumbrados a esta sidra espumosa”.


¿Es la sidra el nuevo gin-tonic?

Hace tres años el asturiano Borja Cortina ganó la competición nacional del World Class Competition de coctelería y representó a España en la final mundial. Una de las propuestas que más enamoró al jurado fue The Fisherman: mezcla de whisky Talisker, erizo de mar, alga, sidra de hielo y mandarina. La sidra de hielo es originaria de Canadá, y se hace fermentando el jugo de manzana a bajas temperaturas. El resultado es una deliciosa bebida dulce y de alta graduación que ya elaboran en la mayoría de grandes lagares de Asturias.

“Estoy enamorado de la sidra de hielo, porque es dulce y ácida, por lo que tiene muchas posibilidades en coctelería. Pero aún es muy desconocida, cuando se la doy a alguien a probar -porque siempre llevo una botella conmigo-, la gente flipa”, confiesa Borja, al que le gusta experimentar con la manzana en todas sus derivaciones y con la sidra en particular porque “dice quién soy, de dónde vengo, qué hago y qué es lo que me diferencia”. Y recuerda que el considerado padre de la mixología, Jerry Thomas, ya publicó en su guía para bartenders en 1861 cócteles a base de sidra, “otra cosa es que le hayamos dado más o menos atención”.



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Sidra de hielo sueca. Pleonasmo. RUBÉN GALDÓN


En su negocio de Gijón, el Varsovia Bar, nota cómo ha crecido el tirón de los combinados con sidra, sobre todo entre los clientes de fuera de Asturias. “Nos sentimos muy cómodos con esa bebida porque tiene muchas posibilidades, por ejemplo, a la de hielo le va muy bien un whisky potente, la brut da juego como aperitivo, funciona con casi todos los cócteles como sustituto del cava. La sidra natural es complicada de combinar por su elevado grado de acidez, pero a mí me gusta darle temperatura, con un bourbon en caliente funciona muy bien”.

¿Podemos pensar a lo grande sobre la expansión de los combinados sidreros? “Todo pasa, hasta el gin-tonic”, continúa Borja, “ha sido un boom porque hemos descubierto que bebiendo podemos tener una experiencia, pero seguro que se va a dar un paso más, a lo mejor mañana el whisky sube, que está subiendo y como le va bien la manzana, pues puede llegar el momento de la sidra”. Así que el momento de oro de la sidra está ahí latente, siempre a punto de explotar. Vigilad, vaso en mano: no vaya a ser que os pille desprevenidos.

 
AGUA de OBISPO | Agua fresca de CUARESMA

Esta agua fresca también es llamada agua de ensalada, agua de obispo o lágrimas de la virgen. Se prepara para el viernes de dolores o viernes santo, para acompañar los platillos típicos de cuaresma. Es una bebida muy refrescante. Aquí les dejo los ingredientes:


Ingredientes:
4litros de agua
2 betabeles medianos
2 tazas de azúcar blanca
1/4 de melón
2 naranjas dulces
1 plátano no muy maduro
2 manzanas
1/4 de lechuga muy fresca
1/4 de taza de cacahuates sin sal
Hielos al gusto



 
LIMONADA LEONESA - Cocina con Olaya y Pelayo

La limonada leonesa o limonada de vino es una bebida tradicional, que se prepara sobre todo durante la Semana Santa y de la que nosotros, vergüenza nos debería de dar, ¡¡no teníamos conocimiento hasta este año!! Para recuperar el tiempo perdido hemos aprendido a preparar una de las muchas variedades que tiene esta receta (cada maestrillo tiene su truquillo), y vamos a hacer buen uso de ella ;)


 
Sangria de sidra


Sangria de sidra



Una bebida muy refrescante, que para acompañar las comidas tipicas asturianas sienta de miedo, aunque se puede tomar con cualquier manjar


INGREDIENTES
  • 1 botella de sidra natural asturiana
  • 1 lata refresco de limón
  • 1 lata de refresco de naranja
  • 1/2 manzana
  • 1/2 limón
  • 1/2 naranja
  • 2 o 3 cucharadas de azúcar
  • Un buen chorro de ron
  • Un chorro de vermut blanco
  • azucar

PREPARACIÓN

Lavamos y picamos en cubos la manzana, el limón y la naranja. Ponemos en la jarra y añadimos dos o tres cucharadas de azúcar. Agregamos la sidra y los refrescos y por último el chorro de ron y vermut. Mezclamos bien y dejamos unas horas en la nevera para que los sabores se mezclen y nuestra sangría esté bien fría a la hora de servir.
 
MICHELADA SIN ALCOHOL


Refresca sin toñar




MIKEL LÓPEZ ITURRIAGA


Ingredientes

Para 1 persona
  • 330 ml de agua con gas
  • 4 cucharaditas de zumo de limón
  • 2 cucharaditas de salsa Worcestershire (Perrins u otra marca)
  • 2 cucharaditas de jugo Maggi
  • 2 cucharaditas de zumo de naranja
  • 2 cucharaditas de zumo de tomate
  • Sal
  • 1 rodaja de lima
  • 3 cubitos de hielo
  • Chile en polvo para escarchar (opcional)
  • Salsa Valentina o Cholula (si se quiere picante)

Preparación

  1. Poner sal y, si se quiere, chile en polvo en un plato hondo. Untar el borde de un vaso mojado de medio litro para que se quede pegada en el borde.
  2. Poner tres cubos de hielo en el vaso. Añadir la salsa inglesa, el jugo Maggi, el zumo de limón, el zumo de tomate, el zumo de naranja y, si se quiere, la salsa picante.
  3. Añadir el agua con gas, y adornar con una rodaja de lima.

CHELADA SIN ALCOHOL

Se prepara igual que la michelada, pero subiendo la cantidad de zumo de limón a 4 cucharadas y media y suprimiendo la salsa inglesa, el jugo Maggi, el zumo de naranja y el zumo de tomate. Se puede servir con una rodaja de limón o de pepino.


MICHELATO

Se prepara igual que la michelada, pero añadiendo 40 ml de Clamato. Se puede servir con una rodaja de limón o con un tallo de apio.


 
AGUA DE PIÑA Y MENTA


Lunes frescos: agua de piña y menta




Ingredientes

  • 500 gramos de piña natural madura, sin corteza ni tronco
  • 24 hojas de menta
  • Una puntita de jengibre fresco pelado (opcional)
  • 125 ml de zumo de limón (medio vaso)
  • Rodajas de limón para decorar
  • 3 cucharadas soperas rasas de azúcar integral de caña (o estevia o miel)
  • 1 litro de agua fría
  • 12 cubitos de hielo (aproximadamente)
Preparación

1. Poner en la batidora la piña, la menta (reservando 6 hojas para decorar), el jengibre (opcional), el endulzante escogido, el zumo de limón y el agua. Triturar hasta que esté todo integrado.

2. Pasar la mezcla resultante por un colador chino o normal –de malla metálica fina– para eliminar las fibras, con la ayuda de una cuchara. Servir con el hielo.


 
Cóctel de naranja con aroma a menta


cocteles sin alcohol




Ingredientes:

  • 250 ml de zumo de naranja
  • 150 ml de gaseosa
  • 50 ml de granadina o licor de fresa
  • Cerezas o guindas
  • Un trocito de cáscara de naranja
  • 250 ml de té de menta poleo
Preparación:

Ponemos 3 bolsitas de menta poleo en 250 ml de agua muy caliente. Reservamos. Hacemos el zumo de naranja o usamos, zumo de naranja comprado pero que no sea de ‘concentrado’, ya que sabe distinto. En un recipiente apto para batir colocamos el zumo de naranja ya exprimido, la infusión de menta poleo, y un poco de edulcorante.

Batir todo y a la nevera al menos 2 horas. Una vez lo sacamos de la nevera añadimos la gaseosa. A la hora de servir en una copa colocamos un poco de granadina en el fondo, encima vamos vertiendo el cóctel de naranja y menta poleo. Se adorna con unas cerezas que cortamos ligeramente y ponemos sobre el borde de la copa, y un trocito de cáscara de naranja rodeando la pajita.
 
Amaros y Bitter italianos, cata de licores digestivos


Amaros y Bitter italianos, cata de licores digestivos
amaro ramazzotti



Los italianos son grandes aficionados a licores de todo tipo, desde la muy exportada grappa, hasta los amarettos de almendras o la anisada sambuca. Existen muchas especialidades más o menos regionales, como licores de rosa, de té, de vainilla, nueces o menta. Pero mis preferidos son los Amaros y Bitter italianos, licores digestivos muy diversos, que pueden ser muy secos o dulces, o muy fuertes o suaves. Estos amaros están aromatizados con hierbas que les dan su intenso sabor y sus propiedades digestivas.

Los bitter forman una categoría especial en las bebidas italianas. Se elaboran con alcohol destilado, agua, azúcar o caramelo y materias primas vegetales, no suelen faltar la corteza de quina y cáscara de naranja amarga, entre otros muchos ingredientes. La infusión de frutas, hierbas y otras plantas se deja reposar varios días y luego se le añade el alcohol para extraer todas las esencias.

Una vez reposada la mezcla varias semanas, se le añade alcohol, agua destilada, azúcar y carmín, que le proporciona el intenso color rojo. Originalmente, se utilizaba como colorante el caparazón de las cochinillas, aunque hoy en día se añade un colorante industrial.

El amaro Braulio que probé en casa de los padres de mis amigos italianos en Varese, es un licor de las montañas (amaro alpino) procedente del valle de Bormio (Valtellina). Producido desde 1875, tiene un intenso aroma a hierbas, elaborado por el farmacéutico Francesco Peloni, que investiga las propiedades curativas de las hierbas alpinas. Las hierbas, infusionadas en frío, producen este licor intenso, que envejece dos años en barricas de roble. Según reza la etiqueta se puede tomar solo, fresco, o con hielo, o con agua caliente, en los fríos días de invierno, o con agua de sifón, como aperitivo.

Los padres de nuestro amigo Danielle, en Varese, me dan a probar otro amaro, Ramazzotti,hecho en Milán, pero me dicen que no es tan artesanal como el amaro Braulio, que desde luego es excelente, sobre todo después de la pasta con ragú de la nonna con la que nos agasajan. Gracias Sara y Danielle por la hospitalidad (y a la sua nonna por el almuerzo), y por darnos a probar estos licores tan originales para nosotros.


 
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