El toque amargo, fundamental en el vermut, lo aportan el lúpulo, la quina, el ruibarbo o la angélica. El anís estrellado japonés y el díctamo de Creta son las opciones favoritas para aromatizar la bebida. El enebro, la verónica, el camedrio y, cómo no, el ajenjo –wormwood o wermut, como lo llamaba los alemanes, de ahí el nombre de la bebida– sirven para dar aroma y amargor al compuesto.
Finalmente, algunas de las especias más caras del mundo, como la canela, el azafrán o la vainilla suavizan la receta y dan comienzo a la magia.
Y hablando de temperatura. Segundo tip: el vermut agradece el frío. La temperatura ideal varía de los 6-8°C para los vermuts blancos (los “franceses”) a los 8-10°C para los rojos (los “italianos”). En el caso de los vermuts que incorporan algún vino generoso, la temperatura puede “subir” hasta los 12-14°C. Si se posee una bomba de vacío para extraer el aire de la botella, es una buena idea utilizarla.
Cuarto tip: el vermut es un placer efímero. Si queremos disfrutar al máximo de sus aromas, mejor buscar una botella que acaba de salir al mercado y, una vez abierto, hay que guardarlo en la nevera durante unos pocos días.
¿El complemento gastronómico perfecto? Patatas fritas, olivas rellenas, mariscos, mejillones, croquetas, embutidos. No hay límites. Se suele servir con un poco de soda, hielo y una rodaja de algún cítrico. Estos son algunos de los consejos para dominar el arte del “vermuteo” contenidos en el libro Guía del Vermut de Ester Bachs Romaguera. Un libro que recopila algunos de los mejores vermuts del mercado y de paso da muchas pistas sobre dónde y cómo disfrutar de esta bebida.
La oferta gastronómica se centra en grandes clásicos del “vermuteo” como ibéricos, salazones, aceitunas (perdón, esferificaciones de aceituna con jugo de piparra), ensaladillas y anchoas entre otros platos. Para beber, una de sus propuestas más atractivas un Vermut coupage que elaboran ellos mismos con Martini Rosso y Martini Gran Lusso (“gran lujo”, en italiano). Una parada obligada para todos los amantes de esta bebida.
¡Ha llegado la hora del vermut!
La Hora del Vermut, en el Mercado de San Miguel
Tras su reciente relanzamiento, el Mercado de San Miguel ha vuelto a protagonizar la escena gastronómica de la capital. También para tomarse un vermut.
La Hora del Vermut es uno de los puestos del renovado mercado gourmet donde esta bebida (de grifo o en botella) tiene absoluto protagonismo. Para el mes de marzo, este rincón estrena una programación especial en la que brillan algunos de los vermuts más atractivos y originales del momento.
Entre ellos, para el día de San Patricio (17 de marzo) el vermut Turmeon Weed, el único vermut de color verde y el primero del mundo con cannabis, además de botánicos como canela, vainilla y díctamo de Creta.Para vermuteros atrevidos.
Celso y Manolo: una dirección antigua y nueva donde “vermutear”
Celso y Manolo, una de las direcciones imprescindibles del vemut
Ubicado en el corazón del barrio de Chueca, en Madrid, Celso y Manolo es una neotaberna cuya oferta se centra en los productos ecológicos y de temporada. Aquí se bebe un vermut procedente de Celler Cooperatiu, una cooperativa de Cornudella del Montsant, en Tarragona, construida en los años 20 por un discípulo del mismísimo Gaudí.
Las instalaciones de esta cooperativa, nos cuentan, se construyeron con un modelo sostenible y hoy en día siguen siendo útiles. En Celso y Manolo lo preparan con una rodaja de limón, otra de naranja, una guinda y una brocheta con una aceituna de Aragón. Es un vermú artesanal, más bien seco, con el inconfundible punto amargo que le da el ajenjo.
A Fuego Negro: aceitunas+vermut en un solo bocado
Las legendarias Aceitunas con “vermú” de A Fuego Negro
Existe un local, en el casco histórico de San Sebastián, donde las aceitunas y el vermut se funden en un solo plato. Este local se llama A Fuego Negro y ha dedicado los últimos años a dinamitar y reinventar el bocado sagrado de la cultura donostiarra: el pintxo.
Uno de sus grandes clásicos son las Aceitunas con “vermú”, aceitunas de la variedad gordal rellenas de gel de vermut. Las sirven en una huevera de huevos de codorniz. ¡Una presentación a la altura de este bocado tan creativo y sabroso!
Lustau: un vermut de Jerez
Las dos variedades de vermut con vinos de Jerez de Lustau La regla: la base del vermut suelen ser vinos neutros. La excepción: la que puede aportar un vino de Jerez.
Las bodegas Lustau, fundadas en 1896 y con unos cuantos premios de los que presumir, comercializan dos vermuts elaborados a partir de vinos de Jerez. El blanco tiene una base de Fino y Moscatel, aromatizada con un bouquet de romero, camomila, mejorana y genciana. El rojo tiene una base de Amontillado y Pedro Ximénez con semillas de cilantro, salvia, corteza de limón, genciana y ajenjo.
Las botellas de 125 ml se pueden adquirir en tiendas especializadas o en la tienda online di Vila Vinitecapor 13,50 euros.
La zona de entrada o “taberna inusual” apuesta por la coctelería tradicional y, cómo no, por el vermut. Aquí la “media combinación” que instauró en España Miquel Boadas, uno de los grandes pioneros de la coctelería en nuestro país, se prepara en versión clásica (con ginebra, vermut y bitter de Angostura),cubana (con hojas de menta y un toque de curaçao) y blanca (con sirope de piña y bitter de naranja).
Para picar, cuatro tipos de banderillas: la clásica Gilda, la Viva Madrid con boquerón y alcaparrón, la Griega con queso tierno, pimiento del piquillo y kalamata y la Bomba de caballa con la guindilla “alegría riojana”.
El trago perfecto lleva Vermut Martini Extra Dry, ginebra, twist de limón y, cómo no, aceituna verde. La receta la da el mismísimo Javier de las Muelas, uno de los grandes bartenders del mundo y propietario del Dry Martini Bar de Barcelona, en su libro The Bar. Un homenaje y un paseo por este gran cóctel a base de vermut.
BiBo: el vermut, más allá de los clásicos
El cóctel Last Sunshine de BiBo, con vermut rojo
Con “embajadas” en Marbella y Madrid, BiBo es el escaparate informal de la cocina del chef Dani García, el único en recibir 3 estrellas Michelin en la última edición de la guía.
En la carta hay espacio, y mucho, para los cócteles que destacan tanto por la originalidad de sus recetas como por la presentación. El cóctel Last Sunshine lleva Macallan, vermut rojo, shrub (un sirope a base de fruta y vinagre) de frambuesa y soda. Muy TOP https://www.abc.es/summum/gastronom...rmet-donde-cuando-y-201903090102_noticia.html
Imagino que habréis visto muchas recetas con moras silvestres en la blogosfera estos meses, tales como mermelada, confitura, tartas e incluso gominolas. Mi propuesta es un licor de moras delicioso, perfecto para tomar como chupito o para utilizarlo en la cocina, ya que dará un toque muy especial a vuestros postres.
Las moras silvestres son pequeñas bayas silvestres de uno o dos centímetros que podemos recolectar en los meses de agosto y septiembre. Para sorpresa de muchos también se pueden encontrar en Madrid, eso sí, en los pueblos de la Sierra. Esto nos da la excusa perfecta para hacer una excursión al campo y conocer un poco más otros lugares maravillosos de la Comunidad de Madrid, no todo va a ser tomar a relaxing cup of café con leche en la Plaza Mayor…
Con esta receta participo en el concurso de recetas #cocinaunasonrisa cuyo maestro de ceremonias es el blog de ManuCatman. Si os gusta la receta podéis votarmeaquí.
Os preguntaréis porqué me produce una sonrisa este licor, no, no es porque ya me lo haya bebido… Me río cada vez que pienso en la recogida de moras que hicimos mi consorte bloguero y yo, ya que bien podría dar lugar a un decálogo de cómo NO recoger moras…
De dicha experiencia extraigo las siguientes recomendaciones para recoger moras silvestres:
No recojas moras con ropa que aprecies, se enganchará en las zarzas y llegarás a casa con look Charlestón, es decir, llena de flecos…
No recojas moras con bolsas de plástico, estas se romperán con las zarzas y a menos que tengas de casualidad una mini cesta en el coche, te quedarás sin nada con que transportar el fruto de la ardua recolección…
No recojas moras con manga corta, a no ser que quieras que tus brazos parezcan un mapa de carreteras…
A por la receta
LICOR DE MORAS SILVESTRES ingredientes
1 litro de aguardiente de buena calidad
1 kg de moras silvestres
500 g de azúcar
1/2 litro de agua
1 caña de canela
1 cáscara de naranja
preparación
Una vez recolectadas las moras silvestres, las lavamos muy bien para eliminar cualquier resto de tierra o polvo que pudieran tener.
En un olla ponemos el agua a fuego fuerte, cuando rompa a hervir añadimos el azúcar, la canela y la cáscara de naranja. Bajamos el fuego y dejamos hervir 10 minutos, revolviendo para que se deshaga el azúcar y se haga un almíbar. Reservamos.
Ponemos en un recipiente grande que tenga tapa las moras, el aguardiente y el almíbar (con la canela y la naranja) tapamos y dejamos macerar durante 10 días.
Una vez transcurrido el tiempo de maceración, colamos las moras y metemos el licor en una botella con cierre hermético.
El licor estará listo para tomar a partir del tercer mes, pero como los buenos vinos, cuanto más tiempo se deje, mejor estará.
conservación
El licor de mora en una botella con cierre hermético podrá durar años.
trucos
Si las moras están secas, podéis machacarlas un poco antes de ponerlas a macerar, así soltarán mejor su jugo.
Este licor es ideal para hacer un regalo de Navidad, cumpleaños, para llevar a una cena etc. Si le ponéis además cualquiera de las etiquetas que nos proponen Cosas Molonas, os quedarán de cine!
Encontraréis mas licores y otras bebidas en mi sección Bebidas
Las pociones al estilo de Harry Potter se convierten en el cóctel de moda en Nueva York Desde hace unos meses, la Gran Manzana se ha convertido en la meca de la magia
La clase arranca con un toque de varita: las luces se encienden y comienza una sesión de alquimia donde los jugos, las hierbas, el alcohol y un caldero son los ingredientes de la nueva bebida estrella de Nueva York: la poción.
Desde hace unos meses, la Gran Manzana se ha convertido en la meca de la magia al más puro estilo de Harry Potter y a la obra de teatro del aprendiz de mago en Broadway, «El legado maldito», se le suman un par de locales que negocian con estos filtros «sobrenaturales» y que arrasan en la ciudad de los rascacielos.
La lección de Pociones cuenta con Leo como maestro, quien, ataviado con una túnica, machaca hierbas en un mortero y mezcla infusiones que cambian de color ante nuestros ojos o vierte líquidos en calderos burbujeantes que llenan la mesa de humo blanco.
«The Cauldron» (El Caldero) es una antigua cervecería a pocos metros de la Bolsa de Nueva York, aunque aquí el traje y el maletín dan paso a la túnica y la varita. Si bien no es un lugar inspirado íntegramente en Harry Potter, cuentan a Efe sus responsables, el ambiente que se respira recuerda a las novelas y películas del joven de la cicatriz con forma de relámpago.
«Actuar como niño»
«Creo que el mayor atractivo es, siendo un adulto, actuar de nuevo como un niño. Interactuar con tu maestro de pociones, mezclar estas pociones que hacen cosas divertidas como cambiar de color, echar humo o burbujear», explica el gerente del local, Simon Dean, que añade: «Y, por supuesto, como adulto, tomarse un par de cócteles, que siempre es divertido».
En su catálogo, bebidas con nombres sugerentes como «El tónico de la transformación», «La última vez» o «Hálito de dragón». Todas ellas, elaboradas por los pupilos que asisten a las clases: «A la gente le encanta. Les das una varita y una túnica y lo adoran», sonríe Leo.
Las sesiones, de casi dos horas de duración, tienen un coste de alrededor de 50 dólares la entrada, aunque el bar en la parte de abajo del local también tiene disponibles algunas de estas bebidas. Sin la parte de hacerlas uno mismo, claro.
Las pociones, por supuesto, en Nueva York no están limitadas para aquellos mayores de edad o con gusto por el alcohol. En «Steamy Hallows» (Las Reliquias Humeantes, un juego de palabras con el séptimo libro de la saga «pottérica») no hay límites de edad.
Las sesiones, de casi dos horas de duración, tienen un coste de alrededor de 50 dólares - ABC
Este pequeño local, situado en el número 514 y tres cuartos al este de la Calle Sexta, en el East Village neoyorquino, ofrece espumosas «cervezas de mantequilla» o «filtros de amor»... y todo a base de café.
El responsable de «Steamy Hallows», Tim O'Grady, afirma que la parte más difícil de establecer este lugar fue «ser capaces de que entraran todas las referencias» a la saga en un espacio tan pequeño, donde apenas caben diez personas de pie, aunque sus socios y él ya tienen experiencia en montar bares temáticos, ya sea de Harry Potter o de Austin Powers.
Bajo el techo negro estrellado, del que cuelgan llaves y escobas, Gina prueba su «filtro de amor» -un café latte con extracto de frambuesa, agua de rosas, chocolate y una brillantina comestible de color púrpura por encima-: «Ummm, qué bueno».
«Esta es mi primera vez aquí, lo vi en Instagram, soy una gran fan de Harry Potter», explica esta joven, que trabaja en un bar cercano a la cafetería y, antes de acudir a las 10 de la mañana, decide tomarse una dosis diaria de cafeína y fantasía.
«Soy una gran fan de Harry Potter» -muestra su atuendo, una camiseta de Ravenclaw, una de las cuatro casas de Hogwarts, el colegio de magos-, «voy dos veces al año con mi pareja al parque temático en Florida así que... tenía que venir», zanja, mientras sigue disfrutando de su pócima.