Es un ejemplo de la resistencia de un cuerpo gravemente herido. No es una historia de la tradición oral. Es un hecho verídico. Sin contar la cobertura de los medios (que también...) aún existe el parte policial del hecho e incluso el certificado de la autopsia del niño, las heridas son las que mencioné y la causa de la muerte también. La hermana sobreviviente vivía en la misma localidad, al menos hasta hace unos diez años.En la zona rural de Uruguay existe una localidad llamada Arroyo del Oro que es famosa porun niño del lugar que vivió y murió allá por 1929. Se trata de hechos verídicos, puedes googlear su nombre, Dionisio Díaz. Lo importante es que, al día siguiente de su noveno cumpleaños, su abuelo sufrió un ataque de locura, matando a la madre de Dionisio y a su tío, y apuñalando al niño varias veces, siendo la herida más grave en el vientre. El niño se encerró con su hermanita de 15 meses y se vendó como pudo, pues el intestino asomaba por la herida. Luego esperó horas, hasta que al amanecer su abuelo salió rumbo al monte, y se marchó con su hermanita a cuestas. Caminó cinco kilómetros a través del campo, por zanjas, matorrales, pedregales, hasta que cerca del mediodía llegó, ardiendo de fiebre y con la niña en brazos, al poblado más cercano, donde había un destacamento policial. Logró poner a salvo a su hermanita, pero falleció al día siguiente. Yo creo que a veces la mente y la voluntad gobiernan al cuerpo...
Pero estás hablando de un caso excepcional, por cierto, se habla de una historia vinculada a la tradición oral de Urugay (es decir, que en muchas ocasiones se falsean u omiten datos de los hechos).
Este niño tenía apenas nueve años y llevaba en brazos a una bebé de quince meses. Caminó cinco kilómetros. Creo que es posible que las niñas caminaran ochocientos metros convencidas de que las montarían en el coche y las dejarían ir. Estaban golpeadas, doloridas, aterrorizadas, pero ninguna tenía fracturas que les impidieran caminar.
Bueno, ahora sí lo has citado completo y literalmente.Muy significativo lo que declara Esther en el juicio:
La declaración de Esther aquel 28 de mayo de 1997 pudo ayudar al Tribunal a establecer la rutina de comportamiento de las niñas de su edad. Dijo que "Desi siempre se iba a las diez como yo, como muy tarde. A las diez tenía que estar en casa, tampoco exacto, a veces llegas más tarde, más pronto" y que ninguna conocía a "Anglés ni a Ricart. Cuando hacíamos autostop, a algún coche sí hemos dicho de no subir. Normalmente subíamos si conocíamos a la gente o con familias mayores, un matrimonio. Alguna vez nos han parado tres chicos y me he acordado de no haber subido. Creo que nunca hemos subido a un coche que no conociéramos. Que cuando estuvieron en mi casa fue normal, ni comentaron ningún problema ni nada. Estaban normal".