Belén Esteban y añadidos (boda, eventos, todo lo relacionado con el personaje y su entorno)

CAPÍTULO 12

Batallas televisadas


Después de trabajar con Senovilla empezó una de las etapas más importantes de mi carrera profesional.

Era el año 2002. Fue de la mano de Ana Rosa Quintana; con ella di el gran salto
en mi faceta como comentarista televisiva. Estaba rodeada de un grupo de gente fabuloso, aprendí mucho con ellos. Trabajé allí la friolera de nueve años, ¡que se dice pronto!, en diferentes programas y siempre de la mano de Ana Rosa: Sabor a ti, Día a día y El programa de Ana Rosa.

Hay que ver cómo pasan los años. Fuimos tan amigas, luego las cosas se torcieron. Y ahora la admiro y agradezco mucho.

Siempre le tendré mucho respeto y agradecimiento por lo que aprendí de ella como profesional y como persona.

Lo que pasa es que, después de una de mis últimas y muy sonadas entrevistas en el programa Sálvame Deluxe, me harté de la inquina de mis compañeros, dale que te pego de hablar de mis adicciones y de mis cosas con Fran.

Esa entrevista, este mismo año a principios de primavera, fue terrible.

Perdí los papeles, me vi acorralada y reaccioné muy mal. Pero si eso no hubiera pasado, yo no estaría todo lo bien que estoy ahora.

Esa noche me enfadé muchísimo y me marché del plató. Al día siguiente, y durante muchas semanas, otra vez la Esteban era prácticamente el único tema de conversación.

No esperaba que me defendieran, pero lo que no pensaba era que fuera la propia Ana Rosa la primera que planteara que yo necesitaba ingresarme.

Vamos, dijo literalmente:

—Belén Esteban está enferma y tiene que ingresar… Yo me presto personalmente para lo que necesite. Su entorno, su familia y sus amigos tienen
que ayudarla a salir de esta.

En ese momento esas palabras me dolieron muchísimo. Aunque inmediatamente prosiguió:

—Es una mujer con muchos valores.Cuando está bien, es generosa, noble,
encantadora, es una buena persona que está en un momento malo, que ha entrado en una dinámica que no puede controlar.Belén, tienes que tomar la decisión que todos te vamos a apoyar.

Quizá yo seguía completamente lela delante de la televisión. En ese momento
no podía entenderlo y llamé a compañeros del programa de Ana Rosa para preguntarles por qué decían eso.

Ha tenido que pasar el tiempo para que entendiera que lo que realmente
quería era ayudarme. Creo que tengo una conversación pendiente con ella para
decirle que lo que en un principio me chocó y me molestó luego terminó por
hacerme bien, porque, al final, me abrió los ojos.

Dejé por un tiempo mi trabajo en la televisión y comprendí que era necesario alejarme para reflexionar sobre mí misma, replantearme quiénes eran mis amigos en realidad y, también,para escribir este libro.

Durante este tiempo he pensado sobre la importancia de la televisión en nuestras vidas, ya que yo lo he vivido desde dentro. Creo que gusta tanto porque permite comunicar muy directamente y expresar con toda la
libertad posible, sobre todo si es en un programa en directo, como casi todos en
los que he trabajado.

Por eso, cuando me preguntan por qué tienen tanta audiencia estos espacios, respondo que porque son auténticos.

¡Al público le fascina esa autenticidad!

Luego son otros, los críticos, los que creen que saben de televisión, los que
piensan que detrás de nuestra autenticidad tiene que haber un guion. Es
imposible que «se guionicen» nuestras vidas, lo que contamos, lo que opinamos, todo lo que hacemos en un programa de tele.

Una vez escuché decir a alguien que con la televisión pasa lo mismo que con
el fútbol: todo el mundo cree que la puede hacer.

Pienso que no es cierto,que la tele es muy complicada. Nunca se sabe realmente por qué funciona algo o por qué no, aunque para esto, ya lo he
dicho, tengo un instinto bastante infalible. Es curioso que me funcione en un programa y no en otros aspectos o momentos de mi vida.

Hay gente que también piensa que la televisión me hace daño y que yo también le hago daño a la televisión. No estoy de acuerdo con ninguna de las dos.

La tele me ha permitido ser muy conocida y que en algunos momentos mi opinión o mi manera de pensar y de hablar le interesase a muchísima gente.

Incluso algunos podrían llegar a identificarse conmigo. Para mí eso es muy importante y le tengo mucho respeto, porque gracias a ello he conseguido muchísimo más que cualquier otra persona con bastantes más estudios, con más preparación, porque he sido directa, he dicho lo que pensaba y eso, de verdad, solo lo puede dar la televisión.

Sé que mucha gente le parecerá esto muy pretencioso. Lo que nadie puede
negar es que la televisión es el medio de comunicación más libre. Te deja opinar,los demás opinan sobre ti, unos te quieren, otros no. Y al final puedes o
seguir viendo el programa o darle al mando y cambiar de canal.

También creo que cuanto más auténticos somos delante de las cámaras,
más difícil es tener auténticos amigos detrás de ellas. En todos estos años he
aprendido a distinguir quiénes se acercan a mí por quien soy y quiénes
quieren aprovecharse de la que sale enla tele.

Esta distinción muchas veces se tiene que hacer con los propios compañeros de trabajo.

Mira que pasamos horas juntos, nos decimos de todo, confiamos y, de repente, pasa como a mí en ese último programa de Sálvame Deluxe.

Fue esa noche cuando me di cuenta de que tenía que hacer un parón.

Alejarme para ver las cosas claras.

Reconozco que fue brusco, que fue duro,que fue chungo, pero no daba crédito a
que por parte de mis compañeros de programa se me criticara todo y alucinaba porque sabía perfectamente que lo que me criticaban y machacaban también les pasaba a ellos en sus casas, en sus matrimonios y en sus vidas.

No entendía por qué yo estaba,admitiendo cosas dolorosas, jodidas, y ellos solo se molestaban en criticarme,sin reconocer que alguno tenía mis mismos problemas. Me pareció mal.

Me dio la sensación de que allí no había amistad. No había cariño y, sobre todo,
no había verdad.

Ahora, después de este tiempo de reflexión, me he dado cuenta de que las
cosas me las tomé al pie de la letra.

Quizá no trataban de hacerme daño,aunque yo en ese momento lo sentía
como un ataque directo a mí.

Pero quiero volver a esos primeros,años en la televisión. La conexión que
tenía con la gente no se agotaba; al contrario: todos querían que siguiera hablando sobre mi vida y milagros, deseaban que les contara cómo estaba
mi hija o cómo iba la relación con el padre de la niña y toda la saga de
Ambiciones.

Supe enseguida que mis comentarios daban para muchas conversaciones, y
como hablar de mí misma nunca me ha provocado ningún problema ni me ha
importado lo más mínimo, incluso me gustaba hacerlo, lo hacía con total naturalidad.

Emitían muchos vídeos de Jesulín, y yo no podía quedarme sentada
sin decir nada. Soltaba lo que pensaba,lo que se me venía a la cabeza, y eso a
la gente le chocaba y le llamaba mucho la atención.

Nunca, en ningún programa en los que he trabajado, me han dicho sobre qué tengo o no tengo que hablar.

Siempre he tenido libertad para decir lo que sentía o pensaba de mi vida. Por eso me molesta que los demás puedan hablar sin parar sobre mí y que luego me critiquen o me señalen con el dedo.

Yo no me corto, les miro fijamente a los ojos y les pregunto:

—Oye, ¿pero tú tienes barrida tu casa?

Porque qué fácil es criticar al vecino sin ver lo que tienes tú bajo la alfombra.

Mucho se ha hablado sobre el motivo de mi éxito.

A unos cuantos les encanta desacreditar a la Esteban por llevar años vendiendo su vida, y sí, como ya he dicho antes, a veces he hablado de mi hija y del padre de mi hija porque se trataba de mi historia, no de la del vecino de enfrente, pero siempre he tenido mis principios, que son mi vida y mi verdad.

Jesulín habrá vivido mi historia como haya querido. Yo la he vivido como la he contado. ¿Por qué no voy a hablar de mi vida? Lo he hecho y lo haré siempre que me dé la real gana.

Lo que pasa es que soy muy sincera. A veces me tendría que callar un poco, pero no puedo.

He contado casi todos los episodios de mi vida, aunque ahora intento medir
más las palabras. Antes no, cuando mi hija era pequeña no me cortaba. Si me
enteraba de algo que no me cuadraba, llamaba a Jesulín y si la abuela de mi
hija me contaba cosas como que a la niña no la querían y que Andrea no
quería dormir allí con ellos, llamaba a Mamen, su tía, y ella, con dos coj*nes,
iba a recoger a su sobrina.

Ya he dicho que al principio tuvimos un enfrentamiento muy directo y yo la
recriminé muchas cosas, pero ahora todo está olvidado. Andrea la adora; se ven poco, pero tienen mucha relación por Internet… y mi hija la quiere igual que a su abuela, que viene a casa de vez en cuando a estar con ella, aunque sé que la mujer se encuentra entre la espada y la pared. Es normal, es madre y yo la entiendo.

Otra cosa quisiera dejar muy clarita.

Cuando he hablado de María José Campanario no lo he hecho por celos.

¿Celos de esa señora? Para nada.

Lo he hecho porque tuve muchos problemas con ella cuando mi hija era pequeña. Y yo sufría lo que no estaba escrito.

Ahora, con el paso de los años,reconozco que me arrepiento de algunas cosas que dije, pero no de todas; como de haber contado lo que pensaba del
«oscuro» tema de su madre con la Seguridad Social. Y lo mantengo,
porque ellas fingían que la mamá tenía una minusvalía y luego se veían
imágenes de la madre corriendo que se las pelaba, ¡pero si parecía Carl Lewis!

Yo solo dije lo que pasó, ¿o también me lo inventé?

Fue la guardia civil de Cádiz y no yo quien, en la llamada operación Karlos,
detuvo a la Campanario.

Y fue un juez y no yo quien la condenó por un delito de falsedad en documento oficial más cuatro meses de prisión por un delito de estafa en grado de tentativa a la Seguridad Social. Y a su madre,

Remedios Torres, el juez —y no yo— la condenó a un año y siete meses de
prisión por cooperar en un delito de falsedad en documento oficial, más
cuatro meses de prisión por intento de estafa también.

Se libraron de la cárcel, ya que, al no tener antecedentes penales, pudieron
esquivar su cumplimiento —si yo hubiera sido el juez, no se libran—.

Porque si hubiese justicia de verdad, la Campanario habría ido a la cárcel.

¡¡Que intentó estafar a la Seguridad Social!! ¿Es que las cintas no valen?

¿Cómo que no valen las cintas? Si está grabado ahí que ha robado… ¿Es normal
que le pongan solo una multa de mil ochocientos euros? ¿Alguien lo entiende?

Que conste que yo no tengo nada contra la Campanario, pero es que a mí esa señora me dijo que me iba a quitar a mi hija. Y luego lo negó, sin cortarse.

Como también negó lo que pasó el día de la comunión de Andrea. Mi hija,
pobrecita, estaba de los nervios cuando en la iglesia nos sentamos ella, su
hermana Julia, Jesulín y yo junto a los demás padres. Andrea le pidió un beso a
su hermana y la niña contestó:

—No, porque no me deja mi madre.

Cuando lo dije en tele, a la Campanario se le llenó la boca diciendo que eso era mentira.

¿Qué pasó entonces?, que la madre del niño que estaba a nuestro lado dijo en directo en un programa de televisión:

—Eso es verdad, porque yo lo oí.

Ya se sabe que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo. A mí se me critica que he comercializado con mi hija, pero jamás he cobrado una exclusiva por sacarla en ningún medio de comunicación.

Nunca he realizado una exclusiva con su imagen, ni he llamado a los fotógrafos para que me sacaran con ella. Jamás. Es tan fácil criticar y luego hacer lo mismo que se ha criticado.

Me acuerdo una vez que la Campanario me trajo a Andrea a Madrid en el AVE. Venía con Julia también.

Mi hija me dijo después que, cuando me vio en el andén, pensó que se iba a armar un pollo. Pero yo no tenía ninguna intención de armar el numerito y, muy educada, le planté dos besos y me quedé tan pancha.

Pero me dieron ganas de preguntarle a la cara que para qué traía a su niña.

La respuesta me la dieron todos los paparazzi que estaban en la estación.

¿Para qué iba a ser? Para la foto.

Nunca me he cortado en decir estas cosas, y si me preguntan si me he puesto
en el lugar de alguno de ellos cuando he hablado de todos, digo rotundamente que no, pero tampoco creo que ellos se hayan puesto en el mío. Total, que
estamos empatados.

¿Y por qué no han contestado nunca?

Porque si yo sé que una persona miente sobre mí, me cago en su p… y me defiendo.

Como cuando me dijo el padre de la Campanario que tenía la nariz
carcomida. Y yo le contesté que tengo carcomido el coxx
, con perdón de la expresión.

Mi madre nunca ha ido a un programa de televisión, mis hermanos,que están en situaciones complicadas, jamás han ido a un plató. Y podían haber ganado mucho dinero, pero no lo han hecho porque son gente con mucha dignidad y educación.

Se puede ser pobre y muy honrado, y mi familia lo es.

En cambio, ellos, la familia de la Campanario, han desfilado todos por el
plató de Sálvame con todo pactado y bien cobrado. Además, hablando de mi
hija.

¡No tienen ningún derecho!

Y luego, que lo he visto en la tele, se niegan a responder a periodistas de ese
programa.

¿Qué pasa? ¿Que solo hablan cuando cobran?

Yo tenía aparcado el tema del padre de mi hija. Y en mi ausencia han aprovechado para ir a mi programa. Posiblemente, si yo hubiera estado en la tele no se hubieran atrevido.

Ellos han sido los que han provocado esta situación al hablar de Andrea,
porque ¿quién es la madre de la Campanario para hablar de mi hija?

Pero, vamos, que no he escrito este libro para hablar de esta mujer y de mi
ex, Jesulín.

Solo me gustaría aprovechar la ocasión para dejar clarito una vez más que el día del accidente de tráfico tan grave de Jesús, la Campanario estaba en una fiesta con la hermana de Jesulín y con unas amigas, y cuando se enteraron de lo que había ocurrido, se fueron todas para el hospital.

El accidente de Jesulín fue el 23 de septiembre de 2001. Ocurrió cuando
regresaba a Ambiciones tras una cacería en la sierra de Huelva, a la una de la
madrugada, en el kilómetro cincuenta de la carretera que une Sevilla y Marbella.

Iba con su chófer y un amigo. Jesulín ocupaba el asiento del copiloto y salió
despedido del coche y luego estuvo una hora debajo del vehículo. Tuvo lesiones
muy graves, politrautamismo craneofacial, fractura de costillas con un pulmón afectado y fractura de tres vértebras, de pronóstico grave.


Ya dije antes que el padre de Jesús no me dejó ir al hospital, porque, según él,
acarrearía más nervios a la situación.

Pero la Campanario sí que se plantó allí con sus amigas. Y lo quiero escribir
porque esto desmonta la historia de que ella era la enfermera que le atendió, sino que el tema ya venía de antes.

Era una amiga de él que ya conocía y que ya existía. Vamos, que la Campanario era una de sus infidelidades.

Tengo otras cosas mucho más interesantes de las que hablar y no quiero entrar más en estos temas.

Las cosas están como están. Jesulín es el padre de mi hija y con eso está todo
dicho; respecto a la Campanario, jamás tendré un encuentro ni de mujer a mujer ni de madre a madre con ella. Nunca.

Bueno, a lo mejor el día que se case mi hija vendrá a la boda, pero yo sabré
estar en mi sitio, y más por mi hija. ¡Por Dios!

Aunque muchos piensen que alimento rencores o que tengo celos, lo digo muy alto: a mí todos estos me dan igual: la Campanario y sus padres, el
torero, el Cojo y el sursum corda.


Que sean muy felices y que con su pan se lo coman
 
Última edición por un moderador:

CAPÍTULO 13


Fiestas, fiestones y resacones


Todo el mundo asocia salir en la televisión con ser instantáneamente famosa.

Y ¿qué es la fama?

No lo sé, pero lo que sí puedo decir es que la conozco y, además, muy de cerca. Yo soy una persona famosa y creo que la fama tiene muchos componentes.

Por ejemplo, algunos piensan que una fama como la mía no es merecida, o que es de poca calidad, o que está excesivamente vinculada a la televisión. O que va a ser de corta, cortísima duración.

Llevo quince años viviendo sin que esto me preocupe, aunque lo que sí me preocupa, porque me gusta, es mi trabajo en la televisión.

Ahora bien, mi vida como famosa — que no sé si es una palabra que me gusta, porque algunas veces la gente te la dice como si fuera una etiqueta— ha sido y
es cuanto menos interesante. Hombre, he de reconocer que ha sido muy divertida.

Y ha tenido momentos muy locos, muy espectaculares, en los que yo misma he
pensado: «¡Madre mía, ¿dónde estoy metida?!».

Me encanta salir de marcha y tengo en mi currículum algunas juergas memorables. Me gusta la noche, las discotecas, la música house y las risas
con unas copitas. Cuando me acuerdo de,alguna de mis fiestas me digo: «Que me quiten lo bailao. Eso que me llevo pa’l cuerpo».

Claro que salir de noche tiene, en mi caso, un gran inconveniente. Siempre
que me ven con alguien tomándome algo me lo colocan de amante o próximo novio. Los bulos con efecto bola de nieve están a la orden del día en el mundo en que me muevo. Y me jode, por ejemplo, que se inventen que estoy con
alguien cuando no es cierto.

Actores,cantantes, jugadores del Real Madrid…

¡Menudo palmarés! Ni que fuera Mata Hari. Y luego me toca andar desmintiendo el rumor y diciendo una y otra vez que no tengo nada con esa persona. Yo sé defenderme, y me da igual lo que se inventen, pero me fastidia por el otro, porque se puede buscar un lío sin necesidad. Y, claro, los rollos que pudiera tener me los joroban.

Tomarme algo con alguien no significa nada, ni tiene por qué implicar nada. Es absurdo. Aun así, no pienso quedarme en casa. Si me apetece salir,acudir a algún garito de moda y tomarme una copa con uno, con otro o con los que
me dé la gana, lo haré porque me apetece y punto. Que hagan apuestas después.

Recuerdo una de las farras más gordas en las que me he metido. Esa fue
supersonada, porque antes hubo un escándalo que comentaron hasta en el
Telediario, ¡que es muy fuerte! Me contrataron para la gala de apertura del carnaval de Santa Cruz de Tenerife de 2007, que corrió a cargo del bailaor Rafael Amargo.

Él quería hacer un espectáculo completamente diferente al que estaban acostumbrados en la isla con sus carnavales. Lo que resultó de suidea original a lo que se montó en ese escenario desde luego no tenía nada que ver.

Ya desde el principio estaban bastante en contra de lo que Rafael Amargo pretendía hacer. Se dijo que le habían dado un presupuesto de un millón
de euros, y aunque todavía eran los años de la bonanza, ese millón de euros llamó mucho la atención.

Luego tampoco ayudó que Rafael, por ejemplo, se manifestara en contra de algunas de las costumbres del carnaval, o cuando dijo que algunas de las integrantes de las comparsas estaban gordas y que no iba a contar con ellas.

Él me llamó para que formara parte del espectáculo y fui encantada. Yo a
Rafa y a toda su familia les quiero muchísimo. Le conocí un día en la
discoteca Pachá y conectamos enseguida.

¡Menuda juerga que nos corrimos también ese día! Después de varios bailes y unos cuantos cubatas, al final de la noche me dijo:

—Vámonos a mi casa.

Y allí que me fui con él y un grupo de amigos que querían que siguiera la
fiesta. Su casa es impresionante.

Seguimos tomando nuestras copitas hasta las mil de la madrugada, y yo ya
estaba sentada en el suelo porque no podía más del pedo que llevaba
. Pero lo mejor estaba por llegar.

De repente, se abrió la puerta y apareció Mario Vaquerizo cantando Soy yo, de Marta Sánchez. No daba crédito a lo queestaba viendo. ¡Qué cachondeo! Había que ver al Mario, con lo total que es, escenificando y cantando «soy yo la que
sigue aquí». ¡Fue total! Todavía me meo de la risa cuando lo recuerdo. Yo le
miraba, miraba a todos y pensaba:

«¿Pero esto qué es?». Me lo pasé , muy bien, muy bien… Eso sí, la
resaca del día siguiente fue de nota.

Pero como iba diciendo, llegué al Palacio de Congresos de Santa Cruz a las cuatro de la tarde sin haber ensayado nada ni saber qué era lo que iba a hacer.

Cuando me enteré, flipé. Rafa pretendía que, al más puro estilo Madonna, me
atara en una cruz llena de bombillas.Cuando vi la que tenían montada, le grité:—¡Tío, tú estás loco!

Y cuando se enteraron las autoridades se armó la marimorena.

Todo el mundo protestó; los del Cabildo y los del Ayuntamiento se echaron las
manos a la cabeza y le dijeron a Rafa que no podíamos hacer aquello. ¡Llamó
hasta la Iglesia! Pero yo estaba a tope con Rafa porque tampoco lo veía tan
mal. Les decía:
—Oiga, que soy cristiana creyente,pero esto solo es un espectáculo.

Me vistieron con un maillot rosa que me quedaba genial y me rodearon de
bailarines estupendos. Recuerdo que me harté a ensayar, estaba hasta los coj*nes de repetir una y otra vez lo mismo.

Cuando comenzó el espectáculo y me ataron en la cruz empecé a escuchar cómo todo el mundo gritaba y me abucheaba. No sabía lo que estaba pasando. ¡Bueno, bueno la que se armó!

También estaban Bibiana Fernández,que el día anterior había sido su cumpleaños; Pepón Nieto; la madre del hijo de Alejandro Sanz —que en ese
momento estaba muy de moda porque se había descubierto ese hijo secreto.

Alejandro Sanz hasta hizo un comunicado—, Luis Rollán; Miguel Ángel Arenas, el Capi…

¡Allí estábamos todos!

Reconozco que en el escenario lo pasé muy mal, porque el público no paró de abroncarme durante la actuación y yo encima me encaré con ellos. Les decía:

—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué pasa? —con mi maillot rosa.

Pero no me criticaron solo a mí, porque también salió el grupo Dover y reaccionaron de igual manera. Ahí todos nos llevamos lo nuestro. Estaban muy
molestos con el planteamiento del espectáculo.

En el fondo les doy la razón, porque los canarios esperaban otro tipo de gala.
Estaban enfadados porque ese no era su carnaval, no estaban sus tradicionales
comparsas, que es lo que querían ver.Aquello era algo totalmente distinto.

¡¡Pero qué culpa tenía yo!! A mí me habían contratado y estaba trabajando.Fue un auténtico escándalo. Pero si salió Gadafi en el Telediario de La 1 y
después la Belén en una cruz y Rafael Amargo abucheados. ¡¡Gadafi y luego el
carnaval conmigo en la cruz!! Fue humillante para mí. Lo pasé mal por las
críticas. Y Rafa, a toro pasado, hizo lo que le salió de los huevos, porque le
dieron carta blanca.

Tengo que decir que fue muy legal, porque contó con un presupuesto y pagó a todo el mundo. A mí me pagó muy bien, un pastón, las cosas como son…
Cuando terminó toda la movida, aquello estaba calentito. ¡Hasta por la calle nos querían prender fuego! Yo veía que la gente nos iba a inflar a palos. No
dábamos crédito a la que se había montado.

Después de la actuación estábamos invitados a la fiesta del Cabildo, pero
decidimos pasar. Hombre, ¿qué hubiera pasado si nos llegamos a presentar?

Pero con todo el marrón que teníamos encima decidimos ir con Rafa a una
fiesta privada que nos tenía reservada. Y tengo que reconocer que me di el
FIESTÓN, con mayúsculas. Menuda manera de terminar una batalla como esa. Me lo pasé de vicio en ese carnaval, lo que disfruté…

Fue una fiesta que te cagas. Allí estuve con Rafa, Amador Mohedano,
que me representaba entonces, ¡tú fíjate!,la de vueltas que da todo —es que estas cosas son muy del mundo de la televisión—; el Gato, que era uno de los
protagonistas de la telenovela Pasión de gavilanes, que tuvo mucho éxito en
España; Pepón, Bibi...

Amador no hacía más que decirme que nos fuéramos y yole contestaba que se fuera él.

Ese mismo día conocí de verdad a Toño. Recuerdo que eran las siete de la mañana y él no hacía más que decirle al Gato que se debían ir porque el actor
tenía que coger un avión para grabar una telenovela en México. Y el Gato contestándole que no, que pasaba de telenovelas y de todo. ¡Lo que me
pude reír!

A Toño ya le había visto en algunos platós de Telecinco.

Terminé la juerga con José el del Choque y una modelo que ni recuerdo cómo se llamaba. Me acosté a las nueve de la mañana. Al día siguiente me levanté a las cuatro de la tarde con un resacón del diez. A mí ya se me había olvidado el escándalo de la cruz, no me el cuerpo ni la cabeza para pensar. Y cuando llegué al aeropuerto,vi que había gente que nos esperaba para abuchearnos un poco más.

Me puse de tan mala leche que hasta me encaré con algunos. Casi nos damos de hostias con todo el mundo.Fiestas así, la verdad, hay pocas,con esa mezcla de un público abucheándote, haciendo nuevos amigos y volviéndote loca.

Otra fiesta más o menos parecida fue la que intenté darme al final de mi
participación en el programa ¡Más que baile! La productora había reservado
una sala en Madrid para celebrarlo, y yo, que había ganado el concurso, pasé
olímpicamente y me fui con mi gente a festejarlo al Buddha, el bar de copas
que estaba de moda en ese momento enMadrid.

Eso le sentó fatal a mucha gente, pero yo lo tenía que hacer porque
¡Más que baile! ha sido de lo peor que he hecho en mi vida. Fue un castigo. El único programa en el que lo he pasado
mal, pero mal de verdad.

Recuerdo que las galas eran los jueves, y antes de cada una de ellas, le
decía a Toño, que entonces ya era mi representante, que no iba a ir.
—¿Pero cómo no vas a ir? —me decía.
—Que no, Toño, ¡que no voy!

Cuando recuerdo ese camerino,mientras estaba esperando, lo mal que
me ponía. ¡Si ese camerino hablara! Lo peor para mí era el momento que bajaba
las escaleras, al empezar cada programa. Comenzaba a sonar la música
y me bloqueaba. Tenía miedo escénico al ver allí a quinientas personas. Veía
las luces y solo quería que la tierra me tragara. Me ponía a temblar, perdía el
ritmo, olvidaba los pasos y no conseguía coordinarme con mi bailarín. Si me
hubieran puesto música de la que me gusta, como el house, yo lo habría
bailado, pero un pasodoble… ¡Lagarto,lagarto! En esa época, además, yo ya
estaba con mi problema y esa situación se sumaba a mi miedo escénico, pero
eso lo comentaré más adelante.

Todos los bailes me los tenían que joder. Me acuerdo en un programa que
la lie buena, le hice un corte de mangas al jurado porque la señora Aída Gómez,
que formaba parte del jurado profesional, me tenía muy harta con sus comentarios. Hice el corte de mangas,salí del plató y me quise ir a mi casa.

Fuera me encontré con Paco Fernández, que es un gran profesional de Telecinco, ejecutivo de la cadena, al que, además, tengo un cariño enorme
porque se ha portado siempre muy bien conmigo. Es de esos jefes buenos. Y le
dije llorando:

—Paco, yo no bailo más.

Toño estaba a mi lado, porque nunca iba sola de los nervios que pasaba —
hasta me tenía que tomar lexatines antes de salir a bailar. Pensaba en Joana
Subirana, otro de los miembros del jurado, mirándome con esas uñas
larguísimas y diciéndome: «Bueno,mira, que sea lo que Dios quiera».

Me preguntaba si merecía la pena todo aquello por lo que estaba pasando—.
Pues esa noche se me mezcló todo en la cabeza y solo quería irme, irme, irme…

Toño se puso como loco al verme así y no dejó de repetir que eso era una
vergüenza, que estaba harto y que nos marchábamos de allí. Yo seguía llorando con Paco, mientras decía:

—Me marcho, que me voy ya, que estoy hasta los coj*nes de estar aquí aguantando.

Todos los de la productora y el resto de la gente que estaba allí me miraban.

Aquello fue…

—Es que no me tratan bien. Si ni mi cabeza ni mi cuerpo dan más, pues qué
voy a hacer. ¿Yo voy a hacer un triple o un doble como Edurne? No soy capaz —
seguía diciendo yo.

Después de todo el numerito, me clasifiqué. El público me votó porque
estaba conmigo, bailara bien o bailara mal.

Estaba agotada con tanto ensayo.

Después me tenía que ir a Sálvame y no era capaz de hacer na… Estaba tan
cansada que no hacía bien mi trabajo. ¿Y cuando me pillaron con la boca abierta?

Un día fui a ensayar y me cogieron las cámaras bostezando, como lo más
natural del mundo. Y, claro, tuvieron que sacar ese plano en el programa. Esto
provocó el enfado del bailarín con el que estaba entrenando en ese momento y
la reprimenda del jurado más tarde.

Alegaban que me aburría, que no ponía interés, que no tenía actitud, que no
quería estar en el concurso… Sobre todo me criticó, otra vez, la señora Aída
Gómez. ¿Qué pasa, que aquí nadie abre la boca?

Recuerdo que en una de las galas no pude dar ni un paso. Tenía que bailar un
chachachá y no era capaz ni de moverme. ¡Y no salí nominada! Porque siempre el público estuvo conmigo,dijeran lo que dijeran los del jurado.

Boris, por cierto, estaba entre ellos, y un día me votó con diez puntos y le dijeron de todo. En el programa se metieron mucho con él, pero les respondió que yo estaba dando «momentazos» al programa.

En general, me llevé bien con todos los compañeros. Edurne se tiró el rollo
conmigo, una chica majísima, vamos,sobre todo teniendo en cuenta que todo
el mundo decía que ella era la que bailaba de verdad, pero el público se
empeñó en que yo fuera la ganadora…

Víctor Janeiro, el hermano de Jesulín, que también participaba en el
concurso, se portó muy bien conmigo.

De la que no tengo buen recuerdo fue de la Trapote, que la tenía todos los días en la puerta preguntándome. Quizá le escocía que yo ganara.

Y Carmen Lomana, ¿por qué se acercaba a mí la Lomana? Porque sabía que conmigo tenía gancho. Ella llegaba al programa con sus sirvientes y cargada
de joyas, que parecía que venía de la joyería Carrera y Carrera.

Y llegó el último día, la gran final.Me enfrentaba a Víctor Janeiro y Edurne, que habían demostrado programa a programa que eran unos grandes bailarines. Cuando oí que había ganado, ¡me dio un subidón!… Se me abrió el cielo, aunque sabía que bailaba mal, que hasta mi hija me lo decía

—«Mamá, es que bailas fatal»—. Pero qué bonito fue que la gente me apoyara
con todos esos votos, ¡que no estuve ni un día nominada! Yo quería ganar para
ayudar a la ONG a la que iba a donar el dinero, una unidad infantil del hospital
San Rafael. Y lo conseguí. Si la gente me votaba hasta ganar la gran final sería
por algo. Aunque no les gustara cómo bailaba. Sería mi carisma, mi cariño…

Yo qué sé.

Es verdad que la televisión, la fama,mis batallas televisadas, me han dado,me han quitado, me han vuelto a dar y me han vuelto a quitar. Pero de entre todo eso yo siempre rescato a Toño, mi representante Antonio Sanchís.

Toño es músico. Formó parte de un grupo muy popular en los noventa que se
llamaban Los Inhumanos. Tenían una canción muy pegadiza, Me duele la cara
de ser tan guapo
. Y la verdad es que Toño es muy guapo. Desde que vamos juntos nos han liado muchas veces.

Cuando, de verdad, lo único que no hemos hecho en todo este tiempo juntos
es acostarnos.

Para mí él es mucho más que un representante y lo he querido incluir en
este capítulo de la parte más agitada de mi vida, porque estoy convencida de que de todo esto lo mejor que me llevo es a él.

Antes he contado que nos hicimos amigos en el carnaval de Tenerife, en esa fiesta insólita con Rafael Amargo,pero que ya le había visto antes. Fue en
plató de AR, acompañando a Miriam Sánchez tras su separación de su entonces pareja, Ramiro Lapiedra, una
estrella del por** español.

A los dos días le volví a ver, esta vez acompañando a Ramiro. «¡Pero si es el
mismo que estaba con Miriam!», pensé.

Sabía que su trabajo como representante le obligaba a veces a tener representados que estaban enfrentados.

En Tenerife ya sabía que él trabajaba con el Gato y con el otro galán de esa
elenovela, Michel Brown, que había dicho que «yo le pretendía» para
aprovecharme de su fama. Joder, si la famosa era yo, ¿no sería al revés?

A las dos semanas de la fiesta de Rafael Amargo, le llame por teléfono
para decirle que quería que fuera mi representante porque me había gustado mucho la relación profesional y cercana que mantenía con el Gato.

Al principio nos decían que si estábamos liados, que si estaba conmigo
por interés… Toño para mí es muy importante por muchas razones. Está
muy pendiente de que mi hija sea feliz,de que se encuentre bien, de que siga sus estudios…


Siempre le ha conseguido las mejores entradas para los conciertos de
sus cantantes favoritos, como Los Rebeldes, Hannah Montana —Miley
Cyrus—, Justin Bieber… Incluso un día se la llevó a ella y a una amiga al hotel
donde estaba y logró que entraran en su habitación. Mi hija flipó. Para mí todos
estos detalles son muy importantes.

Toño es como de mi familia, aunque muchas veces es algo más. Se preocupa de mi madre, conversa con ella muy a menudo; la relación que tiene con mis hermanos es muy cercana, sobre todo con Cuqui, con el que habla casi a diario. Si ha habido algún problema, él ha mediado para que se solucionara hablando con todas las partes.

Da igual que sea domingo o miércoles, a las nueve de la mañana o a medianoche. Él siempre está ahí.

Toño se ha comido muchas, no,muchísimas discusiones de Fran y mías.
Como aquella vez que tuvo que ir a buscarle a Galicia. Venía de un bolo con
Jimmy Giménez-Arnau en Castellón.

Llegó a su casa, se cambió de ropa y, sin dormir, se cogió un avión. Después
alquiló un coche y se fue al pueblo donde estaba Fran. Al día siguiente se
hizo la vuelta conduciendo junto a Fran y su padre. Ese fue el viernes que se
sentó Fran en Sálvame Deluxe, sin cobrar ni un euro, para dar explicaciones de los cuernos que me puso. Él ha hecho todo lo posible por que mi matrimonio no se fuera a pique. Toño ha tenido mucho cariño a Fran.

Cuando nos enfadábamos, él siempre nos decía que lo habláramos. Hasta el día que firmé mi divorcio, que vio que lo nuestro se había acabado y perdieron
todo el contacto.

Nunca me ha dicho que no a nada; si está en su mano, lo hace, y si no,
también. Me siento muy segura
teniéndolo cerca, y para todo le pido consejo, porque su opinión siempre es positiva para mí.

En algunas ocasiones,en mis momentos más oscuros, cuando no veo muy claras las cosas, al final es él el que me ilumina un poco. Siempre le tengo que dar la razón. Tanto él como mi hermano Cuqui son las personas que más clarito me hablan. No se ponen ningún disfraz para decirme nada.

Me ha ayudado a organizarme económicamentepero si hasta he ahorrado gracias a él—. Hizo un gran trabajo con el problema que me crearon mis antiguos gestores con Hacienda; me lleva todos mis temas judiciales y habla con mi abogado, Javier Val, como si lo estuviera haciendo yo misma.

Madrugones para tomar un avión a Barcelona a visitar a mi dentista y
regresar a las once de la noche. Nunca pone una mala cara ni da una queja.

Muchos proyectos han surgido gracias a su tesón y profesionalidad,pero, sobre todo, me quedo con el lado humano.

En estos momentos tan complicados para mí no ha dejado de acompañarme ni un solo día a mis consultas con el psiquiatra. Y gracias a él ahora estoy escribiendo este libro,pues ha sido quien más ha hecho para convencerme de que lo hiciera.

Por cierto, Toño me preparó un fiestón impresionante en la discoteca Capital después de la entrevista de mi vuelta a televisión el pasado 18 de
octubre. ¡Lo pasé genial! Estuvieron todas mis amigas. Ha sido la fiesta más
sana que he vivido.
He aprendido a pasármelo bien sin tener que recurrir a
nada.
Después nos fuimos a desayunar todos juntos, esperando impacientes los datos de la audiencia de mi entrevista.

Cuando Toño me dijo: «Belén, un 25,7% de share. Esto es un datazo», me quedé helada, estaba feliz y volvía a sentirme viva. Esto fue un subidón de autoestima increíble que además necesitaba. La primera felicitación que recibí fue la de Paolo Vasile, «el jefe». Me puso un sms muy cariñoso, con el que me hizo sentir importante.

Lo que tengo yo con Toño es un vínculo tan grande que hasta lo tengo en
mi testamento.
Si a mí me pasara algo, él tendría poderes para ocuparse de mi hija. Aparte de sus cuatro preciosos hijos —de Bruno, el más pequeño, soy la madrina—, tiene una más, Andrea. Y aparte de su mujer, Lorena, me tiene a mí, que soy su gran amiga y siempre lo seré.

¡Y pensar que todo esto nació en una fiesta loca! Eso demuestra que algunos
resacones, cuando pasan, dejan buen sabor de boca.

A Toño le quiero mucho
 
Última edición por un moderador:
CAPÍTULO 13

Fiestas, fiestones y resacones


Todo el mundo asocia salir en la televisión con ser instantáneamente famosa.

Y ¿qué es la fama?

No lo sé, pero lo que sí puedo decir es que la conozco y, además, muy de cerca. Yo soy una persona famosa y creo que la fama tiene muchos componentes.

Por ejemplo, algunos piensan que una fama como la mía no es merecida, o que es de poca calidad, o que está excesivamente vinculada a la televisión. O que va a ser de corta, cortísima duración.

Llevo quince años viviendo sin que esto me preocupe, aunque lo que sí me preocupa, porque me gusta, es mi trabajo en la televisión.

Ahora bien, mi vida como famosa — que no sé si es una palabra que me gusta, porque algunas veces la gente te la dice como si fuera una etiqueta— ha sido y
es cuanto menos interesante. Hombre, he de reconocer que ha sido muy divertida.

Y ha tenido momentos muy locos, muy espectaculares, en los que yo misma he
pensado: «¡Madre mía, ¿dónde estoy metida?!».

Me encanta salir de marcha y tengo en mi currículum algunas juergas memorables. Me gusta la noche, las discotecas, la música house y las risas
con unas copitas. Cuando me acuerdo de,alguna de mis fiestas me digo: «Que me quiten lo bailao. Eso que me llevo pa’l cuerpo».

Claro que salir de noche tiene, en mi caso, un gran inconveniente. Siempre
que me ven con alguien tomándome algo me lo colocan de amante o próximo novio. Los bulos con efecto bola de nieve están a la orden del día en el mundo en que me muevo. Y me jode, por ejemplo, que se inventen que estoy con
alguien cuando no es cierto.

Actores,cantantes, jugadores del Real Madrid…

¡Menudo palmarés! Ni que fuera Mata Hari. Y luego me toca andar desmintiendo el rumor y diciendo una y otra vez que no tengo nada con esa persona. Yo sé defenderme, y me da igual lo que se inventen, pero me fastidia por el otro, porque se puede buscar un lío sin necesidad. Y, claro, los rollos que pudiera tener me los joroban.

Tomarme algo con alguien no significa nada, ni tiene por qué implicar nada. Es absurdo. Aun así, no pienso quedarme en casa. Si me apetece salir,acudir a algún garito de moda y tomarme una copa con uno, con otro o con los que
me dé la gana, lo haré porque me apetece y punto. Que hagan apuestas después.

Recuerdo una de las farras más gordas en las que me he metido. Esa fue
supersonada, porque antes hubo un escándalo que comentaron hasta en el
Telediario, ¡que es muy fuerte! Me contrataron para la gala de apertura del carnaval de Santa Cruz de Tenerife de 2007, que corrió a cargo del bailaor Rafael Amargo.

Él quería hacer un espectáculo completamente diferente al que estaban acostumbrados en la isla con sus carnavales. Lo que resultó de suidea original a lo que se montó en ese escenario desde luego no tenía nada que ver.

Ya desde el principio estaban bastante en contra de lo que Rafael Amargo pretendía hacer. Se dijo que le habían dado un presupuesto de un millón
de euros, y aunque todavía eran los años de la bonanza, ese millón de euros llamó mucho la atención.

Luego tampoco ayudó que Rafael, por ejemplo, se manifestara en contra de algunas de las costumbres del carnaval, o cuando dijo que algunas de las integrantes de las comparsas estaban gordas y que no iba a contar con ellas.

Él me llamó para que formara parte del espectáculo y fui encantada. Yo a
Rafa y a toda su familia les quiero muchísimo. Le conocí un día en la
discoteca Pachá y conectamos enseguida.

¡Menuda juerga que nos corrimos también ese día! Después de varios bailes y unos cuantos cubatas, al final de la noche me dijo:

—Vámonos a mi casa.

Y allí que me fui con él y un grupo de amigos que querían que siguiera la
fiesta. Su casa es impresionante.

Seguimos tomando nuestras copitas hasta las mil de la madrugada, y yo ya
estaba sentada en el suelo porque no podía más del pedo que llevaba
. Pero lo mejor estaba por llegar.

De repente, se abrió la puerta y apareció Mario Vaquerizo cantando Soy yo, de Marta Sánchez. No daba crédito a lo queestaba viendo. ¡Qué cachondeo! Había que ver al Mario, con lo total que es, escenificando y cantando «soy yo la que
sigue aquí». ¡Fue total! Todavía me meo de la risa cuando lo recuerdo. Yo le
miraba, miraba a todos y pensaba:

«¿Pero esto qué es?». Me lo pasé , muy bien, muy bien… Eso sí, la
resaca del día siguiente fue de nota.

Pero como iba diciendo, llegué al Palacio de Congresos de Santa Cruz a las cuatro de la tarde sin haber ensayado nada ni saber qué era lo que iba a hacer.

Cuando me enteré, flipé. Rafa pretendía que, al más puro estilo Madonna, me
atara en una cruz llena de bombillas.Cuando vi la que tenían montada, le grité:—¡Tío, tú estás loco!

Y cuando se enteraron las autoridades se armó la marimorena.

Todo el mundo protestó; los del Cabildo y los del Ayuntamiento se echaron las
manos a la cabeza y le dijeron a Rafa que no podíamos hacer aquello. ¡Llamó
hasta la Iglesia! Pero yo estaba a tope con Rafa porque tampoco lo veía tan
mal. Les decía:
—Oiga, que soy cristiana creyente,pero esto solo es un espectáculo.

Me vistieron con un maillot rosa que me quedaba genial y me rodearon de
bailarines estupendos. Recuerdo que me harté a ensayar, estaba hasta los coj*nes de repetir una y otra vez lo mismo.

Cuando comenzó el espectáculo y me ataron en la cruz empecé a escuchar cómo todo el mundo gritaba y me abucheaba. No sabía lo que estaba pasando. ¡Bueno, bueno la que se armó!

También estaban Bibiana Fernández,que el día anterior había sido su cumpleaños; Pepón Nieto; la madre del hijo de Alejandro Sanz —que en ese
momento estaba muy de moda porque se había descubierto ese hijo secreto.

Alejandro Sanz hasta hizo un comunicado—, Luis Rollán; Miguel Ángel Arenas, el Capi…

¡Allí estábamos todos!

Reconozco que en el escenario lo pasé muy mal, porque el público no paró de abroncarme durante la actuación y yo encima me encaré con ellos. Les decía:

—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué pasa? —con mi maillot rosa.

Pero no me criticaron solo a mí, porque también salió el grupo Dover y reaccionaron de igual manera. Ahí todos nos llevamos lo nuestro. Estaban muy
molestos con el planteamiento del espectáculo.

En el fondo les doy la razón, porque los canarios esperaban otro tipo de gala.
Estaban enfadados porque ese no era su carnaval, no estaban sus tradicionales
comparsas, que es lo que querían ver.Aquello era algo totalmente distinto.

¡¡Pero qué culpa tenía yo!! A mí me habían contratado y estaba trabajando.Fue un auténtico escándalo. Pero si salió Gadafi en el Telediario de La 1 y
después la Belén en una cruz y Rafael Amargo abucheados. ¡¡Gadafi y luego el
carnaval conmigo en la cruz!! Fue humillante para mí. Lo pasé mal por las
críticas. Y Rafa, a toro pasado, hizo lo que le salió de los huevos, porque le
dieron carta blanca.

Tengo que decir que fue muy legal, porque contó con un presupuesto y pagó a todo el mundo. A mí me pagó muy bien, un pastón, las cosas como son…
Cuando terminó toda la movida, aquello estaba calentito. ¡Hasta por la calle nos querían prender fuego! Yo veía que la gente nos iba a inflar a palos. No
dábamos crédito a la que se había montado.

Después de la actuación estábamos invitados a la fiesta del Cabildo, pero
decidimos pasar. Hombre, ¿qué hubiera pasado si nos llegamos a presentar?

Pero con todo el marrón que teníamos encima decidimos ir con Rafa a una
fiesta privada que nos tenía reservada. Y tengo que reconocer que me di el
FIESTÓN, con mayúsculas. Menuda manera de terminar una batalla como esa. Me lo pasé de vicio en ese carnaval, lo que disfruté…

Fue una fiesta que te cagas. Allí estuve con Rafa, Amador Mohedano,
que me representaba entonces, ¡tú fíjate!,la de vueltas que da todo —es que estas cosas son muy del mundo de la televisión—; el Gato, que era uno de los
protagonistas de la telenovela Pasión de gavilanes, que tuvo mucho éxito en
España; Pepón, Bibi...

Amador no hacía más que decirme que nos fuéramos y yole contestaba que se fuera él.

Ese mismo día conocí de verdad a Toño. Recuerdo que eran las siete de la mañana y él no hacía más que decirle al Gato que se debían ir porque el actor
tenía que coger un avión para grabar una telenovela en México. Y el Gato contestándole que no, que pasaba de telenovelas y de todo. ¡Lo que me
pude reír!

A Toño ya le había visto en algunos platós de Telecinco.

Terminé la juerga con José el del Choque y una modelo que ni recuerdo cómo se llamaba. Me acosté a las nueve de la mañana. Al día siguiente me levanté a las cuatro de la tarde con un resacón del diez. A mí ya se me había olvidado el escándalo de la cruz, no me el cuerpo ni la cabeza para pensar. Y cuando llegué al aeropuerto,vi que había gente que nos esperaba para abuchearnos un poco más.

Me puse de tan mala leche que hasta me encaré con algunos. Casi nos damos de hostias con todo el mundo.Fiestas así, la verdad, hay pocas,con esa mezcla de un público abucheándote, haciendo nuevos amigos y volviéndote loca.

Otra fiesta más o menos parecida fue la que intenté darme al final de mi
participación en el programa ¡Más que baile! La productora había reservado
una sala en Madrid para celebrarlo, y yo, que había ganado el concurso, pasé
olímpicamente y me fui con mi gente a festejarlo al Buddha, el bar de copas
que estaba de moda en ese momento enMadrid.

Eso le sentó fatal a mucha gente, pero yo lo tenía que hacer porque
¡Más que baile! ha sido de lo peor que he hecho en mi vida. Fue un castigo. El único programa en el que lo he pasado
mal, pero mal de verdad.

Recuerdo que las galas eran los jueves, y antes de cada una de ellas, le
decía a Toño, que entonces ya era mi representante, que no iba a ir.
—¿Pero cómo no vas a ir? —me decía.
—Que no, Toño, ¡que no voy!

Cuando recuerdo ese camerino,mientras estaba esperando, lo mal que
me ponía. ¡Si ese camerino hablara! Lo peor para mí era el momento que bajaba
las escaleras, al empezar cada programa. Comenzaba a sonar la música
y me bloqueaba. Tenía miedo escénico al ver allí a quinientas personas. Veía
las luces y solo quería que la tierra me tragara. Me ponía a temblar, perdía el
ritmo, olvidaba los pasos y no conseguía coordinarme con mi bailarín. Si me
hubieran puesto música de la que me gusta, como el house, yo lo habría
bailado, pero un pasodoble… ¡Lagarto,lagarto! En esa época, además, yo ya
estaba con mi problema y esa situación se sumaba a mi miedo escénico, pero
eso lo comentaré más adelante.

Todos los bailes me los tenían que joder. Me acuerdo en un programa que
la lie buena, le hice un corte de mangas al jurado porque la señora Aída Gómez,
que formaba parte del jurado profesional, me tenía muy harta con sus comentarios. Hice el corte de mangas,salí del plató y me quise ir a mi casa.

Fuera me encontré con Paco Fernández, que es un gran profesional de Telecinco, ejecutivo de la cadena, al que, además, tengo un cariño enorme
porque se ha portado siempre muy bien conmigo. Es de esos jefes buenos. Y le
dije llorando:

—Paco, yo no bailo más.

Toño estaba a mi lado, porque nunca iba sola de los nervios que pasaba —
hasta me tenía que tomar lexatines antes de salir a bailar. Pensaba en Joana
Subirana, otro de los miembros del jurado, mirándome con esas uñas
larguísimas y diciéndome: «Bueno,mira, que sea lo que Dios quiera».

Me preguntaba si merecía la pena todo aquello por lo que estaba pasando—.
Pues esa noche se me mezcló todo en la cabeza y solo quería irme, irme, irme…

Toño se puso como loco al verme así y no dejó de repetir que eso era una
vergüenza, que estaba harto y que nos marchábamos de allí. Yo seguía llorando con Paco, mientras decía:

—Me marcho, que me voy ya, que estoy hasta los coj*nes de estar aquí aguantando.

Todos los de la productora y el resto de la gente que estaba allí me miraban.

Aquello fue…

—Es que no me tratan bien. Si ni mi cabeza ni mi cuerpo dan más, pues qué
voy a hacer. ¿Yo voy a hacer un triple o un doble como Edurne? No soy capaz —
seguía diciendo yo.

Después de todo el numerito, me clasifiqué. El público me votó porque
estaba conmigo, bailara bien o bailara mal.

Estaba agotada con tanto ensayo.

Después me tenía que ir a Sálvame y no era capaz de hacer na… Estaba tan
cansada que no hacía bien mi trabajo. ¿Y cuando me pillaron con la boca abierta?

Un día fui a ensayar y me cogieron las cámaras bostezando, como lo más
natural del mundo. Y, claro, tuvieron que sacar ese plano en el programa. Esto
provocó el enfado del bailarín con el que estaba entrenando en ese momento y
la reprimenda del jurado más tarde.

Alegaban que me aburría, que no ponía interés, que no tenía actitud, que no
quería estar en el concurso… Sobre todo me criticó, otra vez, la señora Aída
Gómez. ¿Qué pasa, que aquí nadie abre la boca?

Recuerdo que en una de las galas no pude dar ni un paso. Tenía que bailar un
chachachá y no era capaz ni de moverme. ¡Y no salí nominada! Porque siempre el público estuvo conmigo,dijeran lo que dijeran los del jurado.

Boris, por cierto, estaba entre ellos, y un día me votó con diez puntos y le dijeron de todo. En el programa se metieron mucho con él, pero les respondió que yo estaba dando «momentazos» al programa.

En general, me llevé bien con todos los compañeros. Edurne se tiró el rollo
conmigo, una chica majísima, vamos,sobre todo teniendo en cuenta que todo
el mundo decía que ella era la que bailaba de verdad, pero el público se
empeñó en que yo fuera la ganadora…

Víctor Janeiro, el hermano de Jesulín, que también participaba en el
concurso, se portó muy bien conmigo.

De la que no tengo buen recuerdo fue de la Trapote, que la tenía todos los días en la puerta preguntándome. Quizá le escocía que yo ganara.

Y Carmen Lomana, ¿por qué se acercaba a mí la Lomana? Porque sabía que conmigo tenía gancho. Ella llegaba al programa con sus sirvientes y cargada
de joyas, que parecía que venía de la joyería Carrera y Carrera.

Y llegó el último día, la gran final.Me enfrentaba a Víctor Janeiro y Edurne, que habían demostrado programa a programa que eran unos grandes bailarines. Cuando oí que había ganado, ¡me dio un subidón!… Se me abrió el cielo, aunque sabía que bailaba mal, que hasta mi hija me lo decía

—«Mamá, es que bailas fatal»—. Pero qué bonito fue que la gente me apoyara
con todos esos votos, ¡que no estuve ni un día nominada! Yo quería ganar para
ayudar a la ONG a la que iba a donar el dinero, una unidad infantil del hospital
San Rafael. Y lo conseguí. Si la gente me votaba hasta ganar la gran final sería
por algo. Aunque no les gustara cómo bailaba. Sería mi carisma, mi cariño…

Yo qué sé.

Es verdad que la televisión, la fama,mis batallas televisadas, me han dado,me han quitado, me han vuelto a dar y me han vuelto a quitar. Pero de entre todo eso yo siempre rescato a Toño, mi representante Antonio Sanchís.

Toño es músico. Formó parte de un grupo muy popular en los noventa que se
llamaban Los Inhumanos. Tenían una canción muy pegadiza, Me duele la cara
de ser tan guapo
. Y la verdad es que Toño es muy guapo. Desde que vamos juntos nos han liado muchas veces.

Cuando, de verdad, lo único que no hemos hecho en todo este tiempo juntos
es acostarnos.

Para mí él es mucho más que un representante y lo he querido incluir en
este capítulo de la parte más agitada de mi vida, porque estoy convencida de que de todo esto lo mejor que me llevo es a él.

Antes he contado que nos hicimos amigos en el carnaval de Tenerife, en esa fiesta insólita con Rafael Amargo,pero que ya le había visto antes. Fue en
plató de AR, acompañando a Miriam Sánchez tras su separación de su entonces pareja, Ramiro Lapiedra, una
estrella del por** español.

A los dos días le volví a ver, esta vez acompañando a Ramiro. «¡Pero si es el
mismo que estaba con Miriam!», pensé.

Sabía que su trabajo como representante le obligaba a veces a tener representados que estaban enfrentados.

En Tenerife ya sabía que él trabajaba con el Gato y con el otro galán de esa
elenovela, Michel Brown, que había dicho que «yo le pretendía» para
aprovecharme de su fama. Joder, si la famosa era yo, ¿no sería al revés?

A las dos semanas de la fiesta de Rafael Amargo, le llame por teléfono
para decirle que quería que fuera mi representante porque me había gustado mucho la relación profesional y cercana que mantenía con el Gato.

Al principio nos decían que si estábamos liados, que si estaba conmigo
por interés… Toño para mí es muy importante por muchas razones. Está
muy pendiente de que mi hija sea feliz,de que se encuentre bien, de que siga sus estudios…


Siempre le ha conseguido las mejores entradas para los conciertos de
sus cantantes favoritos, como Los Rebeldes, Hannah Montana —Miley
Cyrus—, Justin Bieber… Incluso un día se la llevó a ella y a una amiga al hotel
donde estaba y logró que entraran en su habitación. Mi hija flipó. Para mí todos
estos detalles son muy importantes.

Toño es como de mi familia, aunque muchas veces es algo más. Se preocupa de mi madre, conversa con ella muy a menudo; la relación que tiene con mis hermanos es muy cercana, sobre todo con Cuqui, con el que habla casi a diario. Si ha habido algún problema, él ha mediado para que se solucionara hablando con todas las partes.

Da igual que sea domingo o miércoles, a las nueve de la mañana o a medianoche. Él siempre está ahí.

Toño se ha comido muchas, no,muchísimas discusiones de Fran y mías.
Como aquella vez que tuvo que ir a buscarle a Galicia. Venía de un bolo con
Jimmy Giménez-Arnau en Castellón.

Llegó a su casa, se cambió de ropa y, sin dormir, se cogió un avión. Después
alquiló un coche y se fue al pueblo donde estaba Fran. Al día siguiente se
hizo la vuelta conduciendo junto a Fran y su padre. Ese fue el viernes que se
sentó Fran en Sálvame Deluxe, sin cobrar ni un euro, para dar explicaciones de los cuernos que me puso. Él ha hecho todo lo posible por que mi matrimonio no se fuera a pique. Toño ha tenido mucho cariño a Fran.

Cuando nos enfadábamos, él siempre nos decía que lo habláramos. Hasta el día que firmé mi divorcio, que vio que lo nuestro se había acabado y perdieron
todo el contacto.

Nunca me ha dicho que no a nada; si está en su mano, lo hace, y si no,
también. Me siento muy segura
teniéndolo cerca, y para todo le pido consejo, porque su opinión siempre es positiva para mí.

En algunas ocasiones,en mis momentos más oscuros, cuando no veo muy claras las cosas, al final es él el que me ilumina un poco. Siempre le tengo que dar la razón. Tanto él como mi hermano Cuqui son las personas que más clarito me hablan. No se ponen ningún disfraz para decirme nada.

Me ha ayudado a organizarme económicamentepero si hasta he ahorrado gracias a él—. Hizo un gran trabajo con el problema que me crearon mis antiguos gestores con Hacienda; me lleva todos mis temas judiciales y habla con mi abogado, Javier Val, como si lo estuviera haciendo yo misma.

Madrugones para tomar un avión a Barcelona a visitar a mi dentista y
regresar a las once de la noche. Nunca pone una mala cara ni da una queja.

Muchos proyectos han surgido gracias a su tesón y profesionalidad,pero, sobre todo, me quedo con el lado humano.

En estos momentos tan complicados para mí no ha dejado de acompañarme ni un solo día a mis consultas con el psiquiatra. Y gracias a él ahora estoy escribiendo este libro,pues ha sido quien más ha hecho para convencerme de que lo hiciera.

Por cierto, Toño me preparó un fiestón impresionante en la discoteca Capital después de la entrevista de mi vuelta a televisión el pasado 18 de
octubre. ¡Lo pasé genial! Estuvieron todas mis amigas. Ha sido la fiesta más
sana que he vivido.
He aprendido a pasármelo bien sin tener que recurrir a
nada.
Después nos fuimos a desayunar todos juntos, esperando impacientes los datos de la audiencia de mi entrevista.

Cuando Toño me dijo: «Belén, un 25,7% de share. Esto es un datazo», me quedé helada, estaba feliz y volvía a sentirme viva. Esto fue un subidón de autoestima increíble que además necesitaba. La primera felicitación que recibí fue la de Paolo Vasile, «el jefe». Me puso un sms muy cariñoso, con el que me hizo sentir importante.

Lo que tengo yo con Toño es un vínculo tan grande que hasta lo tengo en
mi testamento.
Si a mí me pasara algo, él tendría poderes para ocuparse de mi hija. Aparte de sus cuatro preciosos hijos —de Bruno, el más pequeño, soy la madrina—, tiene una más, Andrea. Y aparte de su mujer, Lorena, me tiene a mí, que soy su gran amiga y siempre lo seré.

¡Y pensar que todo esto nació en una fiesta loca! Eso demuestra que algunos
resacones, cuando pasan, dejan buen sabor de boca.

A Toño le quiero mucho
Este capítulo es total. Desmiente la versión que ahora ella da de Toño. Ahora es malo-malísimo en todos los sentidos pero leyendo el capítulo se ve como se desmonta el guión de la Mitómana. Esta genial que lraigas los capítulos del libro al hilo porque clarifícan y ponen en tela de juicio las mentiras del Batracio. Gracias, de nuevo Turn!!(y)
 
CAPÍTULO 8

La prueba del Predictor


Recuerdo perfectamente cuándo me quedé embarazada. Fue en la época en la que estaba trabajando en la tienda de bolsos que el Humberto, el padre, me había puesto en Madrid para quitarme de en medio y tenerme entretenida como a la típica mujer que el marido le pone un comercio.

Los bolsos y todo lo que se vendía en la tienda era de piel de Ubrique. Yo allí me sentía atrapada. Era el plan que Humberto tenía para mí y yo me daba cuenta de que así ponían tierra de por medio.

Lo que nadie se imaginaba, ni siquiera yo, es que me iba a quedar embarazada.

Jesús se había ido a cazar a África, que le gustaba mucho y le costaba una pasta, y cuando volvió nos fuimos directamente a La Bravura, la famosa finca de fresas que se compraron en Arcos de la Frontera (Cádiz), y que, según dicen, les costó unos ochocientos millones de pesetas. Era un proyecto que llamaron «Fresh Bravura» y que luego casi les arruinó, porque no supieron llevarla bien. Consiguieron venderla, ¡menos mal!

Pues fue allí donde me quedé embarazada. En broma le decía luego a
Jesús, señalándome la tripa:

—Vaya cacería que has traído este año, cariño. Esta sí que es una buena pieza.

Ya estando en Madrid, me fui a la farmacia a comprarme el Predictor, me hice la prueba y dio positivo.

Me metí en el baño de la casa de mis padres. No quería que nadie lo supiera antes que Jesús, así que le llamé por teléfono, y cuando se lo conté, se puso loco con la noticia.

Enseguida, Jesús solo pensaba en cómo se lo íbamos a decir a la gente,porque sabíamos que se iba a montar un buen follón.

Una vez que lo supo Jesulín, se lo comenté a mis padres y a mis hermanos,
por supuesto, y se alegraron muchísimo.

Pero a nadie más. Seguro que no dijeron nada a nadie, porque, además, se lo
advertí.
Pero a los pocos días lo comentaron en Tómbola, el programa de
la tele. No sé quién hablaría con los periodistas, porque de mí y de los míos
no salió. ¡Como no fuera la farmacéutica a la que le compré el Predictor!

El caso es que Humberto Janeiro y Carmen Bazán también se enteraron
viendo Tómbola.

En mi vida se me olvidará cuando saltó la noticia, porque
yo estaba viendo la película de Titanic en mi habitación. Mi madre me llamó a voces para que pusiera el programa, y cuando lo hice, allí estaba Lydia Lozano diciendo que Belén Esteban estaba embarazada.

Al día siguiente me encontré a toda la prensa metida en mi tienda: cámaras,
fotógrafos, la leche. Y se formó tal revuelo que la tuve que cerrar. Y ya nunca más se volvió a abrir.

Lo siguiente que recuerdo es a Jesús y a mí con toda su gente en el campo.

Nos llamaron y nos metieron en un salón pequeño, sin saber muy bien para qué.

Hubo un largo rato de silencio muy tenso. Carmen, la madre, me miraba con
muy mala cara, sin decir nada. Por fin habló Humberto y dijo que Jesulín debía hacerse unas pruebas de paternidad. Él se negó rotundamente, pero entonces su padre nos dijo que si no yo tendría que abortar. Y como Jesús se negó una vez más, todo cambió aún a peor.

Yo estoy totalmente en contra del aborto. Hombre, en algún caso, tal vez.
Pero habiendo medios, desde luego que no soy partidaria. Si te vas a la cama
con alguien en un acto de amor, tienes que asumir todas las consecuencias. Si
te vas con cualquiera, no, pero ese nunca ha sido mi caso. Porque yo iba a tener un hijo de la persona a la que quería y que me quería.

Si me preguntaran ahora mismo si deseo tener otro hijo, diría que para qué.

Porque a mí la experiencia de la maternidad me gustó, pero es para vivirla en pareja.

Ser madre sola, sin padre, no lo entiendo. Pienso que a un hijo lo tiene que educar una pareja, me da igual que sean del mismo o de diferente s*x*, pero
tiene que ser una familia. Yo no lo pude conseguir, porque no me dejaron. Por
eso para mí lo más importante ha sido siempre que mi hija tuviera un equilibrio
afectivo.
Y he tratado de aportárselo siempre, todos los días, cualquiera que fuera el lugar, el momento o el estado emocional en el que me encontraba.

A mí me habría gustado que Jesús hubiese estado más tiempo con Andrea, sobre todo en los momentos duros y en los importantes de su niñez, como
cuando ha estado malita o cuando daba sus primeros pasos…

Ser madre es algo maravilloso. No le puedo pedir más a la vida después de
haber tenido a Andrea. Pienso que es lo más de lo más, y daría mi vida por ella.

Y lo que más satisfacción me puede dar es que el día de mañana me diga que
está orgullosa de mí por la vida que le he dado.

Porque la he criado sola, como sola estuve también durante el embarazo,porque Jesús no dejó de torear. Yo me iba muchos días con mi madre, pero
también pasaba temporadas en Ambiciones, donde seguía sin sentirme querida.

Es verdad que no tuvieron más coj*nes que aceptar el embarazo, porque Jesulín se negó a todo lo que le plantearon sus padres, que no querían que la niña naciera.

Y esto es verdad: ¡no querían que la niña naciera!

Puede que en la finca tuvieran de todo, pero a mí me faltaba Jesús, que siempre estaba fuera. Por eso yo prefería quedarme en Madrid, al calor
de mi madre.

A pesar de todo, recuerdo con mucho cariño mi embarazo. Engordé muchísimo, hasta veintiocho kilos, pero a mí me hacía mucha ilusión y estaba guapísima.

Jesulín me decía que así de gorda me parecía a la plaza de toros de Sevilla.

Pero me daba igual, porque yo estaba encantada y comía de todo.

Tuve un buen embarazo,sinceramente, pero hubo un momento muy malo, que fue cuando me dijeron al principio que lo que yo estaba gestando,aunque aún no se veía bien en la prueba,tenía pinta de ser un niño.

Me puse a llorar como una loca, porque lo que yo quería de verdad era una niña. Al contrario que Jesús, que estaba entusiasmado con la idea de tener un
varón.

Así que, antes de que me hicieran la siguiente ecografía, me fui a ver al Niño

del Remedio, que le tengo mucha fe, y le rogué que fuera niña. Y me lo concedió.

Jesús se enfadó mucho cuando en esa prueba ya se vio claro que no había
colita. Le sentó fatal. Así que durante todo el embarazo me acompañó solo una o dos veces al ginecólogo. Era mi madre la que venía siempre conmigo. Por eso,
sabiendo esto, estoy segura de que si Jesulín no se separa de María José
Campanario, su mujer actual, es porque tiene un niño con ella,
no por la niña que tuvieron antes.

Y esto lo he dicho muchas veces, sobre todo en mi última entrevista de televisión, y se formó una gorda. Pero ¡si lo que yo quiero decir es que Jesús no puede evitar su machismo!

En el parto sí que lo pasé mal,porque me tuvieron que hacer cesárea.Andrea nació con ocho meses, pues los médicos estaban preocupados por lo de mi diabetes, pero al final, por suerte, no hubo problemas. La verdad es que no
pasé miedo con eso, nunca me asusté.

Estaba convencida de que tendría a mi hija y que superaría lo del azúcar.

Di a luz en la clínica Belén, en Madrid, aunque Jesús se empeñó luego en empadronar a la niña en Ubrique.

El día que nació, Jesulín llegó a verme a las siete de la tarde, y la cesárea me la hicieron a las siete y media. Para entonces ya me estaba engañando con la
cajera de Ubrique, y sus padres lo sabían.

Aunque en este tipo de intervenciones no está permitido, él se empeñó en entrar en el quirófano, y lo consiguió. Recuerdo que allí dentro me dio la subida de leche y me puse malísima.

A pesar de esto, Jesús se fue con uno de mis hermanos a cenar y a dormir, y conmigo se quedaron mi madre y la Mari, la vecina de Córdoba que me crió.

Al día siguiente, Jesulín me dijo que mi familia se tenía que ir del hospital
para que pudiera venir la suya a ver a la niña. Le dije que no, que de ninguna
manera iba a consentir ese desprecio.

Mi familia era la que había estado conmigo desde el primer momento, sin
separarse nunca de mi lado, y ahora quehabía nacido la niña no tenían por qué
marcharse a ningún sitio.

Eso no era negociable.

Y mis padres, tan maravillosos como siempre, en cuanto los de Jesulín
entraron a la habitación les trataron con tal educación que los dejaron
alucinados. Les dieron una verdadera lección.

Al terminar la visita, Jesús se fue con los suyos a la finca. Estaba claro
que el final estaba cerca.
¡Lo que han tenido que aguantar los Janeiro!. ¡Las demandas que le podían haber puesto!. ¡Vamos si esta da con un Fonsi se entera, pero bien!.
 
CAPÍTULO 10

Sin mirar atrás


Aunque lo he repetido mil veces, el día en que terminó todo, sabiendo que si
salía por aquella puerta no volvería a atravesarla nunca más, me fui con una
sola maleta, solo con mis cosas.

Nunca me llevé nada de allí. Si hubiera querido tener una vida fácil y haber sido la mujer de un torero machista, podría haber aprendido a hacerlo, pero no
quise seguir tragando con todo aquello.

No me vi nunca en ese papel, cocinando y arreglando la casa, todo el tiempo allí
metida y convertida en lo mismo que había visto en otras señoras.

Ya no había marcha atrás.

Desde el día en que salí de Ambiciones, he coincidido con Jesulín
en siete u ocho ocasiones. Y solos,completamente solos, sin nadie delante,
solo una vez.

Quizá si las cosas hubieran sido de otra manera, si yo pudierahaberle dicho con tranquilidad lo que sentía por él, todo se habría resuelto de otra forma, pero la verdad es que nunca tuve la oportunidad de hacerlo, no me la dieron.

Cuando ocurrió eso, sobre todo tras el accidente, él y su gente pusieron una
barrera para que yo no la pasara.

Aunque hubiéramos roto, después de tanto tiempo juntos, pensaba que, por lo
menos, él mantendría una relación normal con su hija, pero no fue así. Jesús se ha perdido todo de la vida y del crecimiento de Andrea. Nunca ha ido al colegio a verla a una representación, ni a recogerla, ni a nada.

Ahora dice que cuando la niña cumpla los dieciocho años, él le explicará. Pero ¿qué le va a decir?, ¿qué explicación le puede dar de su comportamiento?

Porque lo que está clarísimo es que quien va a estar con ella de noche y de día hasta que cumpla esa edad voy a ser yo, su madre.

Si hay cosas que yo no puedo perdonar ni perdonaré nunca son las que le hacen mal a mi Andrea. Aunque,bueno, a Jesús sí que he acabado perdonándole. Porque pienso que bastante castigo tiene ya con perderse a
una hija tan maravillosa.

Sin embargo, cuando veo que lleva a sus otros hijos a la parada del autobús del colegio me pongo enferma, porque con la nuestra solo lo hizo en una ocasión y siendo apenas un bebé.

Volví a encontrarme con él el día de la comunión de Andrea, pero apenas
durante diez minutos. Vino con su madre,con Matías, el chófer, con el vecino
traidor —del que luego me ocuparé—,con su hermana Carmen, con su hermano
Víctor y con la Trapote, la novia de este.

Y, lo que son las cosas, aunque tuvimos una relación muy mala, ahora me llevo
muy bien con Carmen Janeiro, la famosa hermana de Jesús. Y si todo ha cambiado es principalmente porque ella siempre ha dado la cara por mi hija.

En un momento determinado hubo una pelea muy grande con mi Andrea en aquella casa, y ella cogió a su sobrina y se la trajo en coche para Madrid. Y eso es algo que le tengo que agradecer la vida entera.

Y con todo lo que ha pasado,después de que se separara del Cojo,también tengo ahora una gran complicidad con su madre. El día que coincidí con ella en Sálvame, en Telecinco, la mujer me comía a besos.

¡Qué pena!, con lo que me hubiera gustado que las cosas hubieran sido así
desde el primero momento.

¿Qué les habría costado comportarse como personas normales desde un principio?

Es verdad que el tiempo pone a cada persona en su sitio, pero ¿cómo puede
cambiar tanto la vida?

Cuando me fui de Ambiciones lo primero que pensé es que no tenía que
mirar atrás. Aquello era un punto y final y ahora debía salir adelante por mí
misma.

Había regresado a Madrid y durante unos meses no pude hablar con Jesulín. Y no porque no quisiera, sino porque no me dejaron. La familia le puso un cerco que no podía saltarme.

Uno de aquellos días en que intentaba entrar otra vez en contacto con él,
cuando ya estaba fuera del hospital,marqué su número y cogió el teléfono su
padre. No me dejó ni hablar.

—Mira, bonita. No vuelvas a llamarle —me dijo secamente—. Y búscate un abogado, porque Jesús ya tiene uno.

Lo único que quería era hablar con el padre de mi hija, para contarle sus
cosas, y no con ningún abogado. La verdad es que no sabía qué estaba
pasando, ni Jesulín me dio jamás ninguna explicación.

Así que tuve que asumir que empezaba una nueva vida para mí, sola con mi hija. Porque es innegable que he sido yo quien la ha sacado adelante.

Andrea fue una niña muy querida y deseada en su momento, pero ahora tiene
muy claro cómo fue y cómo es la relación con su padre y con la familia paterna.

Sabe perfectamente todo lo que yo tuve que hacer y cómo dejé esa casa.

Lo que más me duele es que el único de los míos que no acabó de entender
todo aquello fue mi padre.

Cuando me separé, él estaba siempre muy preocupado por la niña y por mí. Y
nunca aceptó que no estuviera ya con Jesús, porque le adoraba. Ya he dicho
que siempre le quiso mucho.

Pero pasaron los meses y Jesulín se recuperó totalmente del accidente. Hasta
volvió a torear, que nadie se lo podía imaginar. Y entonces me llamó para
pedirme que llevara a Andrea a Ambiciones para que conociera a María
José Campanario, la de Castellón, su nueva pareja.

Fue solo mi hija, porque, al fin y al cabo, se lo pedía su padre y no se lo podía negar, pero yo no me presté al juego. Si no le vi cuando estaba en la UVI, tampoco iba a hacerlo ahora.

Por aquel tiempo fue cuando conocí a Cristina Blanco, una vidente de la tele

de la que me hice muy amiga.

Ella fue quien me recomendó que hiciera una entrevista para el Hola para contar mi caso… y luego se acabó llevando todo el dinero de la exclusiva. Me acuerdo de que esa entrevista me la hizo Nati Abascal, y yo lo flipé, me decía todo el tiempo:

—No, niña, no te sientes así.

Luego pasó por allí también su hijo Rafael, que es monísimo. Así que de
repente me vi metida en un mundo totalmente distinto al de Ambiciones. Y
también me dejé llevar.

Después de la entrevista, me volví alucinada al piso de mis padres. Y cuando les conté todo aquello, mi madre me dijo que tuviera mucho cuidadito.

No le hice mucho caso porque ya me había dado cuenta de que, aunque
pudiera ser muy breve, aquello de las revistas podía ser una buena salida para
mí y que tenía que aprovecharlo hasta que se pasara «la fiesta».

Entonces fue cuando arrancó todo este jaleo. Empecé a hablar de mi vida,
de lo que me había pasado y, a veces, de Andrea. Porque nunca pensé que mi vida pudiera estar separada de la de mi hija.

Y si decidí contarlo fue porque mi vida era mía y porque no la iba a ocultar
nunca. Todo lo que me ha pasado es verdad y siempre será verdad.

La Cristina Blanco estaba como loca con toda esta historia. Quería que yo
saliera diariamente en la televisión y ganar mucha pasta. Iba todo el tiempo
vendiendo exclusivas mías y no paraba de repetirme:

—Belén, eres una máquina de hacer dinero.

Pero ella se debió de creer que la máquina era solo suya, porque me estafó mucha pasta.

Primero me hizo comprarme vestidos y meterme en rollos de estilistas y esas cosas, porque decía que me tenían que crear un estilo propio… Y luego vinieron más cosas.

Ese verano decidió alquilar un chalé en Marbella para estar cerca de aquel
mundillo, pero no lo pagó ella. Qué va.

Lo hice yo. Así que, como era yo la que ponía la pasta, se me puso en las narices llevarme también a mi amiga Mariví y a su hermano Josete.

Por el día estábamos en la playa, tan a gusto, con pareos y biquinis, y por la
noche íbamos de fiesta a casa de Olivia Valere. Y había que verme por allí, con
el carricoche de Andreita, en medio de todas esas camareras vestidas de
blanco, con las cofias…

Y es que esta tía, la Blanco, hacía cosas enloquecidas, como alquilar un Mercedes para ir a una cena muy importante que había en Marbella para
la lucha contra el cáncer.

Y aún tuvo el cuajo de pedirme todas mis joyas para ponérselas ella.

Pero, ya digo, yo me dejaba llevar sin hacer mucho caso a todas esas
historias. Como cuando me llevó a su casa, tiró un huevo en un vaso y me dijo
que tenía en lo alto un mal de ojo de coj*nes que me habían puesto los de
Ubrique.

Mi amiga Mariví fue quien me previno contra ella. La vio funcionar en
Marbella y me dijo enseguida que tuviera cuidado porque se había fijado
que la vidente se estaba aprovechando de mí.

Mariví es importantísima en mi vida.

Hemos crecido juntas y nos conocemos las dos perfectamente. Es la amiga que

todo el mundo querría tener. Siempre ha sabido estar, y con un simple gesto me doy cuenta de lo que quiere para mí.

Cuando voy a una entrevista, viene conmigo, y yo estoy muy pendiente de
cómo me está mirando, de cada gesto que hace, porque, de alguna manera, es
la que me va indicando el camino.

Además de ser como una segunda madre para Andrea, Mariví me ha dado
buenos consejos. Sabe todo lo que me ha pasado y sabe quién soy, cómo soy y de dónde vengo, porque ella también pertenece al mismo sitio que yo.

En realidad, aunque no sea famosa, su vida ha sido parecida a la mía: también salió de la nada, se casó con un hombre, tuvo un hijo, se tuvo que separar y ahora está en el paro. Es otra madre coraje que tiene que salir adelante con mucha dignidad. Al principio de quedarse en el paro le decía que se tomara un año de descanso:

—Ya me gustaría, pero no puedo,Belén —me contestaba.

Tiene que dar de comer a su hijo y ha echado el currículum hasta en el
Mercadona. Yo veo en ella mi reflejo y ella también se ve reflejada en mí,
aunque nuestras vidas sean tan dispares.

Me parece muy importante hablar así de la amistad, porque es algo fundamental que hay que tener en esta vida.

Mis amigos siguen siendo los de siempre, pero Mariví es, además, como
la hermana que nunca tuve, y jamás me ha traicionado. Ha podido cobrar mucho dinero por hablar de mí, igual que su madre y sus hermanos, y no lo ha hecho ni pasando por malos momentos.

Yo he estado varias Navidades con ellos, en el barrio, siendo la Belén Esteban famosa, y hemos sido la mar de felices. Y es que para mí es primordial mantener todos esos lazos, el arraigo con mi gente de siempre.

El caso es que, como decía, ella fue la que me previno contra Cristina Blanco, y, yo, sin saber muy bien qué hacer, un día me fui a ver a san Judas
Tadeo, porque soy fiel devota suya. Le encendí una vela y le pedí que me
orientara en esto.

Y lo hizo, porque a los pocos días empecé a trabajar en la productora
Martingala y conocí a Chelo Montesinos, que fue quien consiguió que
empezara a trabajar con Alicia Senovilla en su programa de Antena 3
Que bonito dice que estaba en el Olivia Valier con el carricoche de Andreita.
Nunca he visto una foto de ella en Marbella con la niña de bebe, y si fue así no es lugar para llevar a un bebe. No creo ni que dejen, entrar con niños. Fotos del Sapo en Marbella de fiesta muchas.
 
Que bonito dice que estaba en el Olivia Valier con el carricoche de Andreita.
Nunca he visto una foto de ella en Marbella con la niña de bebe, y si fue así no es lugar para llevar a un bebe. No creo ni que dejen, entrar con niños. Fotos del Sapo en Marbella de fiesta muchas.


El libro es mitad inventiva también de Boris, para que quedara bonito, igual que el vocabulario es de Boris.
Potorra, ha contado algo, y luego el otro ha dado a algunas cosas que ha contado más o menos énfasis, o más o menos importancia.
 
¡Lo que han tenido que aguantar los Janeiro!. ¡Las demandas que le podían haber puesto!. ¡Vamos si esta da con un Fonsi se entera, pero bien!.


Si que hubiera esta necesitado un Fonsi en su vida, para que no hubiera largado tanto.
O a lo mejor los Janeiros , y a la han dejado, por indiferente.
 
Este capítulo es total. Desmiente la versión que ahora ella da de Toño. Ahora es malo-malísimo en todos los sentidos pero leyendo el capítulo se ve como se desmonta el guión de la Mitómana. Esta genial que lraigas los capítulos del libro al hilo porque clarifícan y ponen en tela de juicio las mentiras del Batracio. Gracias, de nuevo Turn!!(y)

Si... este capítulo de Toño, me he quedado... es que ni lo he leído yo el libro, de esta forma lo estoy copiando aquí y leyendo a la vez, a ver las sandeces que dicen, ella y Boris, que tampoco se ha quedado corto, porque hay frases, que ella no ha dicho ni de coña, como le he dicho a @rataroja, hay el 50 % made in Boris, que supuestamente se sacaba también el de la manga cosas.

Pero aún quedan muchos capítulos, los voy poniendo poco a poco, porque yo creo que el libro de Julian Fernández Cruz, no va a tener mucho éxito, .

Y si llegamos a poder leerlo, por internet, por supuesto, yo no me lo compro, a ver , para comparar lo que ponen.
 
Las taliflanes de la sapo diciendo que al Julián le van a caer no sé cuántas denuncias, sisisisisi ya lo iba a denunciar cuando el primero libro Y AÚN ESTAMOS ESPERANDO. Si no denunció en su momento será por algo, que el tío si se arriesga a escribir esos libros es porque lo tiene documentado por si hubiese algún problema. Si lo denuncia lo mismo abre el cajón de mierda y se acaba de coronar como la princesa de la ponzoña.
 
Lo que me llama poderosamente la atención después de leer los capítulos del libro, es que ella va de víctima todo el rato. Va de que es la buena de la película, que si la familia de Jesulín me odiaba, que si el pueblo me adora, que si soy muy buena porque ayudo a todo el mundo y todos se aprovechan de mí...en ningún momento reflexiona si su carácter fue el detonante de muchas de sus desgracias, está encantada de conocerse. Vende victimismo, y eso le ha funcionado muy bien durante casi 20 años.
 
upload_2017-7-23_0-43-16.png

Apoyos a Julián Fernández Cruz en Facebook después de la presentación de su libro.
Algunos le ha decepcionado David Camacho, que parece que duda de hacerse las pruebas de paternidad.

upload_2017-7-23_0-50-49.png
 

Temas Similares

6 7 8
Respuestas
84
Visitas
4K
Back