Pero qué suerte tiene esta mujer; echa un polvo con un torero y se forra hablando de aquello, se droga hasta perder la nariz y los dientes y encuentra un marido que le cuida a su hija, luego ella sale de las drogas con cuatro pastillitas y deja tirado al marido que cuidaba de su hija, le da un parrús y llega un camillero que se enamora de ella y le ata los zapatos, se encuentra con un representante que es un chorizo y quiere aprovecharse de ella que es una inculta y está drogada y termina ella quedándose con su casa, y ahora se muere su ex y ella ya anuncia su boda por la iglesia. Todo lo que toca lo destruye y ella triunfa sobre las cenizas de los demás. Es como una alimaña que devora los cadáveres de sus víctimas. Si yo fuera el Mígue saldría rápido de la vida de esa mujer.