El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
16/07/2016
MAÑANA SERÁ MAYOR DE EDAD
HIZO ABUELO AL REY
SU PUESTA DE LARGO
SANGRE A LOS PIES DEL NEGRESCO
RONALDO E IRINA
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El nacimiento sólo trajo una buena nueva: convertir al Rey Juan Carlos en un primerísimo y jovencísimo abuelo de 60 años. Hoy lo es de, nada menos, que de ocho nietos: dos de Elena, cuatro de Cristina y dos de Felipe. Aunque fue bautizado con los nombres de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, por una broma de su abuelo, será siempre llamado, a nivel popular, Froilán. Al Rey le gustaba mucho. Consideraba el nombre fuerte, rotundo, de muy machote. Y vive Dios que no se equivocaba. No hubo que esperar mucho tiempo. Cuando sólo tenía seis años, se convirtió en el protagonista de la boda de su tío, el Príncipe Felipe con Letizia, erigiéndose en capitán de la manada infantil, compuesta por pajes y damitas de honor de los novios, repartiendo mamporros y patadas en pleno altar mayor de la Catedral de La Almudena.
Desde aquel día, el hijo de Elena y Jaime Marichalar ha venido siendo objeto de la atención mediática, convirtiéndose en el terror de los reporteros, a quienes no tiene ninguna simpatía.
Como estudiante tampoco ha sido un ejemplo: cinco colegios, algún que otro internado en España e Inglaterra han jalonado su vida estudiantil, hasta acabar, por decisión y consejo de su abuela, la Reina Sofía, en un centro mitad militar mitad civil en los Estados Unidos, en el que parece haberse convertido en todo un hombrecito. Aunque los años llegan sin ruido, que decía Ovidio, no en el caso de Froilán. A los 18, no es tiempo de ser mojigato. Muy al contrario. No olvidemos que la juventud es una embriaguez continua, una fiebre de la razón. Por ello, se espera, con curiosidad, su “puesta de largo” mañana, con su mayoría de edad. ¡Felicidades, muchacho!
El terrible y sangriento atentado de Niza, con un balance de cerca de 90 muertos, se produjo a los pies del legendario hotel Negresco, esa postal de la Costa Azul y uno de los más importantes y glamurosos del mundo, junto al Carlton de Cannes, el Ritz de París, el Danielli de Venecia o el Plaza de Nueva York . Se llama así en recuerdo de su propietario, el rumano Henry Negrescu(1868-1920), quien eligió para construirlo la zona más importante, el Paseo de los Ingleses. Deseaba atraer a los clientes más ricos del mundo. Hay que destacar del hotel, entre otras, su famosa cúpula rosa y la espectacular lámpara de araña de 16.309 cristales de Baccarat, regalada por el zar Nicolás II. La gran rotonda del Salón Real, así como el propio hotel, fueron declarados por el Gobierno francés Monumento Histórico. Sus porteros, de sombreros con plumas rojas y uniformes basados en el siglo XVIII, son una seña de identidad, al igual que cada planta decorada en estilos diferentes y habitaciones con colchas de visón. La quinta está destinada para huéspedes VIP. Este acrónimo significa, no personas importantes, sino muy muy importantes, importantísimas. En el Negresco se han alojado reyes, como Isabel II de Inglaterra, emperadores, como el Sha de Persia, presidentes como Truman, artistas como Liz Taylor y Richard Burton, pintores, como Picasso, Chagall y Dalí y escritores como Hemingway, Simenon, Sommerset Maughan y Albert Camus. Frente al hotel, murió una mítica clienta, la bailarina Isadora Duncan, al enrollársele su chal en las ruedas del Rolls Royce descapotable que conducía.
Totalmente de acuerdo con el compañero Jesús Ruiz Mantillasobre lo que escribe de Ronaldo y su patética actuación en la final del campeonato de Europa. Tal parecía haber ganado el partido frente a Francia, cuando, en realidad, lo ganó el equipo sin él contra “esa manía que tiene de vedette madridista de hacer creer que, sin él, no hay vida, que no responde más que a un constante y caprichoso ego”. Este muchacho no sabe perder ni tampoco ganar. Sus aspavientos de divo ofenden al espectador y humillan al contrario. Cada vez que le veo exhibiendo, ridículamente, su tableta pectoral, no puedo por menos que recordar a la bellísima y exquisita modelo Irina Shayk, su pareja durante un largo tiempo (¡que cruz, señora, que cruz!) y sus recientes declaraciones, reconociendo que tiene la obligación de justificar su belleza para dejar claro que también es una buena persona. ¡Qué lección de humildad!

MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
16/07/2016
MAÑANA SERÁ MAYOR DE EDAD
HIZO ABUELO AL REY
SU PUESTA DE LARGO
SANGRE A LOS PIES DEL NEGRESCO
RONALDO E IRINA
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El nacimiento sólo trajo una buena nueva: convertir al Rey Juan Carlos en un primerísimo y jovencísimo abuelo de 60 años. Hoy lo es de, nada menos, que de ocho nietos: dos de Elena, cuatro de Cristina y dos de Felipe. Aunque fue bautizado con los nombres de Felipe Juan Froilán de Todos los Santos, por una broma de su abuelo, será siempre llamado, a nivel popular, Froilán. Al Rey le gustaba mucho. Consideraba el nombre fuerte, rotundo, de muy machote. Y vive Dios que no se equivocaba. No hubo que esperar mucho tiempo. Cuando sólo tenía seis años, se convirtió en el protagonista de la boda de su tío, el Príncipe Felipe con Letizia, erigiéndose en capitán de la manada infantil, compuesta por pajes y damitas de honor de los novios, repartiendo mamporros y patadas en pleno altar mayor de la Catedral de La Almudena.
Desde aquel día, el hijo de Elena y Jaime Marichalar ha venido siendo objeto de la atención mediática, convirtiéndose en el terror de los reporteros, a quienes no tiene ninguna simpatía.
Como estudiante tampoco ha sido un ejemplo: cinco colegios, algún que otro internado en España e Inglaterra han jalonado su vida estudiantil, hasta acabar, por decisión y consejo de su abuela, la Reina Sofía, en un centro mitad militar mitad civil en los Estados Unidos, en el que parece haberse convertido en todo un hombrecito. Aunque los años llegan sin ruido, que decía Ovidio, no en el caso de Froilán. A los 18, no es tiempo de ser mojigato. Muy al contrario. No olvidemos que la juventud es una embriaguez continua, una fiebre de la razón. Por ello, se espera, con curiosidad, su “puesta de largo” mañana, con su mayoría de edad. ¡Felicidades, muchacho!
El terrible y sangriento atentado de Niza, con un balance de cerca de 90 muertos, se produjo a los pies del legendario hotel Negresco, esa postal de la Costa Azul y uno de los más importantes y glamurosos del mundo, junto al Carlton de Cannes, el Ritz de París, el Danielli de Venecia o el Plaza de Nueva York . Se llama así en recuerdo de su propietario, el rumano Henry Negrescu(1868-1920), quien eligió para construirlo la zona más importante, el Paseo de los Ingleses. Deseaba atraer a los clientes más ricos del mundo. Hay que destacar del hotel, entre otras, su famosa cúpula rosa y la espectacular lámpara de araña de 16.309 cristales de Baccarat, regalada por el zar Nicolás II. La gran rotonda del Salón Real, así como el propio hotel, fueron declarados por el Gobierno francés Monumento Histórico. Sus porteros, de sombreros con plumas rojas y uniformes basados en el siglo XVIII, son una seña de identidad, al igual que cada planta decorada en estilos diferentes y habitaciones con colchas de visón. La quinta está destinada para huéspedes VIP. Este acrónimo significa, no personas importantes, sino muy muy importantes, importantísimas. En el Negresco se han alojado reyes, como Isabel II de Inglaterra, emperadores, como el Sha de Persia, presidentes como Truman, artistas como Liz Taylor y Richard Burton, pintores, como Picasso, Chagall y Dalí y escritores como Hemingway, Simenon, Sommerset Maughan y Albert Camus. Frente al hotel, murió una mítica clienta, la bailarina Isadora Duncan, al enrollársele su chal en las ruedas del Rolls Royce descapotable que conducía.
Totalmente de acuerdo con el compañero Jesús Ruiz Mantillasobre lo que escribe de Ronaldo y su patética actuación en la final del campeonato de Europa. Tal parecía haber ganado el partido frente a Francia, cuando, en realidad, lo ganó el equipo sin él contra “esa manía que tiene de vedette madridista de hacer creer que, sin él, no hay vida, que no responde más que a un constante y caprichoso ego”. Este muchacho no sabe perder ni tampoco ganar. Sus aspavientos de divo ofenden al espectador y humillan al contrario. Cada vez que le veo exhibiendo, ridículamente, su tableta pectoral, no puedo por menos que recordar a la bellísima y exquisita modelo Irina Shayk, su pareja durante un largo tiempo (¡que cruz, señora, que cruz!) y sus recientes declaraciones, reconociendo que tiene la obligación de justificar su belleza para dejar claro que también es una buena persona. ¡Qué lección de humildad!