El Mundo Orbyt.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
12/08/2017
CHSSS...
MÁXIMA: LÁGRIMAS DE AYER Y HOY
“VOS, PAPÁ, NO PODÉS ASISTIR”
EL TANGO ROMPIÓ SU CORAZÓN
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No creo que exista un precedente en el que el padre de la novia, el personaje más importante de una boda después de la novia, haya tenido que oír, de labios de su propia hija, que no fuera a su boda. Y Máxima se casó como una huérfana teniendo, como tenía, el padre que ha perdido esta semana. Por primera vez en la historia, a una hija se le responsabilizaba del pasado político de su padre. Pero Holanda, el país más democrático y permisivo del mundo (el primero en aprobar los matrimonios homosexuales, la venta de drogas, la prostit*ción en escaparates públicos...), consideraba que, el colaborador de un dictador como Videla, condenado a cadena perpetua por crímenes horrendos, no era digno de poner los pies en el país. Aunque fuera el padre de la futura reina. Por todo ello, no sólo el primer ministro pidió explicaciones al heredero, por tal irresponsabilidad, como si aquí en España, el presidente lo hubiera hecho con el Príncipe Felipe ante los antecedentes de Letizia, sino que todos los partidos políticos humillaron a Máxima, exigiéndole una declaración firmada contra su padre. Sin ello, el Parlamento no aprobaría la boda. (La de Felipe ni tan siquiera pasó por ese trámite aunque está en la Constitución). Ítem más: como Holanda es un país radicalmente calvinista, condenaron la aparición en la corte de una ferviente católica. Y la hicieron abjurar de la religión en la que nació, vivió y se educó.
Con todos estos antecedentes, una comisión del Gobierno holandés viajó hasta Buenos Aires para exigir al padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, la firma de un documento por el que se comprometía no sólo a no asistir a la boda de su hija sino a no poner nunca los pies en el país. Era condición necesaria para autorizar el matrimonio. Hasta aquí, el príncipe Guillermo no le echó un pulso ni a su madre ni al Gobierno, como hizo Felipe ( “o la aceptáis o lo dejo todo”), sino que se mantuvo al margen, esperando el desenlace. Que no era fácil. Porque el señor Zorreguieta se negó a aceptar, ante el sufrimiento de su hija, las condiciones que le exigía la comisión gubernamental: “Como padre de la novia tengo todo el derecho de asistir a la boda de mi hija”. En un momento de la tensa, dramática y dolorosa reunión, Máxima pidió hablar a solas con su padre. Durante una hora, le rogó, le suplicó, le imploró de rodillas hasta que, agotados todos los argumentos y entre lágrimas, no tuvo más remedio que decirle: “Papá, vos no podés venir”. Jorge Zorreguieta miró a su hija, la abrazó llorando y salió de la habitación. “¿Dónde tengo que firmar?”, les preguntó a los enviados del gobierno holandés.
Lo que nadie esperaba es que Máxima, con todo lo que había sufrido, luchado y superado, para llegar al día de su boda, el 2 de febrero de 2002, se rompiera en la Nieuwe Kerk, la Iglesia Nueva de Ámsterdam, donde se celebraba la ceremonia, cuando oyó un bandoneón interpretando un tango, el más bello tango de Astor Piazzolla, Adiós Nonino. En ese momento, con el corazón roto, destrozado por la emoción, rompió a llorar sin importarle que las lágrimas que caían por su cara le estropearan el maquillaje. Yo lo vi porque estaba allí. A pocos metros. Era el regalo que el príncipe Guillermo le hacía para compensarle de la ausencia de su padre. Pero no se trataba de un tango cualquiera. La letra, todo el sabor de Buenos Aires querido y lejano, se la había hecho leer su padre cuando era muy pequeña. Nadie como Piazzolla con este tango tan sublime podía describir tan bien la falta de su padre. ¿Quién sin piedad me robó la mitad de mi vida llevándote?, dirá hoy Máxima ante su muerte. Aquella terrible frase con motivo de su boda, cobra hoy un dramático e irreversible sentido porque “vos, papá no podés estar nunca ya jamás conmigo”. Cambiando de asunto, Pablo Sebastián criticaba recientemente el cabezazo del presidente del Gobierno a Felipe VI, en la audiencia de Marivent. Pero, mucho peor fue la reverencia, rodilla en tierra, de Dolores de Cospedal. Por ser mujer y, además, ministra de Defensa. En ese momento, lo estaba haciendo todo el Ejército. Como escribía el querido compañero, este humillante protocolo debería prohibirse por Real Decreto.
Pienso que el reencuentro está dentro de esa norma de “no reñir nunca con ninguna mujer con la que haya tenido la menor relación y que se lleva bien con todas. Incluso alguna vez (pocas) las llama” (Antonio L. Bouza, amigo). (...) Se desconocen cuales habrán sido las razones para la cancelación de la boda, fijada a principios de septiembre en la finca de Cristina Macaya en Mallorca, de la hija de su mejor amigo. ¿Por decisión de la novia? ¿Del novio? (...) Cobra cientos de millones él, su padre y también su agente y todavía tiene el cinismo y la desvergüenza en declarar: “Nunca me ha motivado el dinero”. ¡Qué cara tiene el tío! (...) El hombre más rico creó la empresa; el ejecutivo más importante del mundo la está incrementando pero, mucho me temo, que la heredera, errática y frívola ella, se la cargue. Suele suceder. (...) Por qué la inefable consorte exigió que las cenas en Palma no tuvieran lugar en Flanigan, el restaurante preferido del emérito. (...) La familia anti-Mallorca y anti-Marivent ya ha iniciado sus vacaciones privadas lejos de España. ¡Qué bueno sería verles comprometidos con el turismo nacional, según el compañero Eduardo Álvarez! (...) Un sobrino de Julio, de nombre Carlos, le está traicionando al reunirse, en Miami, con el presunto. Lo ha dicho la madre del muchacho. No del pariente sino del que quiere serlo. (...) El crucero de la pareja más glamurosa en un súper yate de lujo con helipuerto, ¿era una invitación o alquilado? En ningún momento, aparece en las fotografías de ‘¡Hola!’ el anfitrión”.
MI SEMANA AZUL & ROSA
JAIME PEÑAFIEL
12/08/2017
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MÁXIMA: LÁGRIMAS DE AYER Y HOY
“VOS, PAPÁ, NO PODÉS ASISTIR”
EL TANGO ROMPIÓ SU CORAZÓN
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No creo que exista un precedente en el que el padre de la novia, el personaje más importante de una boda después de la novia, haya tenido que oír, de labios de su propia hija, que no fuera a su boda. Y Máxima se casó como una huérfana teniendo, como tenía, el padre que ha perdido esta semana. Por primera vez en la historia, a una hija se le responsabilizaba del pasado político de su padre. Pero Holanda, el país más democrático y permisivo del mundo (el primero en aprobar los matrimonios homosexuales, la venta de drogas, la prostit*ción en escaparates públicos...), consideraba que, el colaborador de un dictador como Videla, condenado a cadena perpetua por crímenes horrendos, no era digno de poner los pies en el país. Aunque fuera el padre de la futura reina. Por todo ello, no sólo el primer ministro pidió explicaciones al heredero, por tal irresponsabilidad, como si aquí en España, el presidente lo hubiera hecho con el Príncipe Felipe ante los antecedentes de Letizia, sino que todos los partidos políticos humillaron a Máxima, exigiéndole una declaración firmada contra su padre. Sin ello, el Parlamento no aprobaría la boda. (La de Felipe ni tan siquiera pasó por ese trámite aunque está en la Constitución). Ítem más: como Holanda es un país radicalmente calvinista, condenaron la aparición en la corte de una ferviente católica. Y la hicieron abjurar de la religión en la que nació, vivió y se educó.
Con todos estos antecedentes, una comisión del Gobierno holandés viajó hasta Buenos Aires para exigir al padre de Máxima, Jorge Zorreguieta, la firma de un documento por el que se comprometía no sólo a no asistir a la boda de su hija sino a no poner nunca los pies en el país. Era condición necesaria para autorizar el matrimonio. Hasta aquí, el príncipe Guillermo no le echó un pulso ni a su madre ni al Gobierno, como hizo Felipe ( “o la aceptáis o lo dejo todo”), sino que se mantuvo al margen, esperando el desenlace. Que no era fácil. Porque el señor Zorreguieta se negó a aceptar, ante el sufrimiento de su hija, las condiciones que le exigía la comisión gubernamental: “Como padre de la novia tengo todo el derecho de asistir a la boda de mi hija”. En un momento de la tensa, dramática y dolorosa reunión, Máxima pidió hablar a solas con su padre. Durante una hora, le rogó, le suplicó, le imploró de rodillas hasta que, agotados todos los argumentos y entre lágrimas, no tuvo más remedio que decirle: “Papá, vos no podés venir”. Jorge Zorreguieta miró a su hija, la abrazó llorando y salió de la habitación. “¿Dónde tengo que firmar?”, les preguntó a los enviados del gobierno holandés.
Lo que nadie esperaba es que Máxima, con todo lo que había sufrido, luchado y superado, para llegar al día de su boda, el 2 de febrero de 2002, se rompiera en la Nieuwe Kerk, la Iglesia Nueva de Ámsterdam, donde se celebraba la ceremonia, cuando oyó un bandoneón interpretando un tango, el más bello tango de Astor Piazzolla, Adiós Nonino. En ese momento, con el corazón roto, destrozado por la emoción, rompió a llorar sin importarle que las lágrimas que caían por su cara le estropearan el maquillaje. Yo lo vi porque estaba allí. A pocos metros. Era el regalo que el príncipe Guillermo le hacía para compensarle de la ausencia de su padre. Pero no se trataba de un tango cualquiera. La letra, todo el sabor de Buenos Aires querido y lejano, se la había hecho leer su padre cuando era muy pequeña. Nadie como Piazzolla con este tango tan sublime podía describir tan bien la falta de su padre. ¿Quién sin piedad me robó la mitad de mi vida llevándote?, dirá hoy Máxima ante su muerte. Aquella terrible frase con motivo de su boda, cobra hoy un dramático e irreversible sentido porque “vos, papá no podés estar nunca ya jamás conmigo”. Cambiando de asunto, Pablo Sebastián criticaba recientemente el cabezazo del presidente del Gobierno a Felipe VI, en la audiencia de Marivent. Pero, mucho peor fue la reverencia, rodilla en tierra, de Dolores de Cospedal. Por ser mujer y, además, ministra de Defensa. En ese momento, lo estaba haciendo todo el Ejército. Como escribía el querido compañero, este humillante protocolo debería prohibirse por Real Decreto.
Pienso que el reencuentro está dentro de esa norma de “no reñir nunca con ninguna mujer con la que haya tenido la menor relación y que se lleva bien con todas. Incluso alguna vez (pocas) las llama” (Antonio L. Bouza, amigo). (...) Se desconocen cuales habrán sido las razones para la cancelación de la boda, fijada a principios de septiembre en la finca de Cristina Macaya en Mallorca, de la hija de su mejor amigo. ¿Por decisión de la novia? ¿Del novio? (...) Cobra cientos de millones él, su padre y también su agente y todavía tiene el cinismo y la desvergüenza en declarar: “Nunca me ha motivado el dinero”. ¡Qué cara tiene el tío! (...) El hombre más rico creó la empresa; el ejecutivo más importante del mundo la está incrementando pero, mucho me temo, que la heredera, errática y frívola ella, se la cargue. Suele suceder. (...) Por qué la inefable consorte exigió que las cenas en Palma no tuvieran lugar en Flanigan, el restaurante preferido del emérito. (...) La familia anti-Mallorca y anti-Marivent ya ha iniciado sus vacaciones privadas lejos de España. ¡Qué bueno sería verles comprometidos con el turismo nacional, según el compañero Eduardo Álvarez! (...) Un sobrino de Julio, de nombre Carlos, le está traicionando al reunirse, en Miami, con el presunto. Lo ha dicho la madre del muchacho. No del pariente sino del que quiere serlo. (...) El crucero de la pareja más glamurosa en un súper yate de lujo con helipuerto, ¿era una invitación o alquilado? En ningún momento, aparece en las fotografías de ‘¡Hola!’ el anfitrión”.