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Los agentes de la UCO tiene bastante poca paciencia, seguramente porque tienen mucho trabajo. En unos meses quieren tener el caso resuelto, y si no, se lanzan a por alguien, a ver si se derrumba y confiesa. Utilizan una técnica de investigación bastante sencilla y generalmente eficaz, que puede resultar de utilidad en la mayoría de los casos, pero que falla estrepitosamente en el resto.
En caso de asesinato o desaparición que sospechan ha terminado en crimen, en primer lugar buscan indicios de la participación de un extraño, y si los encuentran la investigación sigue por ese camino. Pero si no los encuentran, entonces concluyen que el autor de los hechos es alguien del entorno cercano de la víctima, y se hace una lista con los posibles sospechosos (diez, veinte…) y se los va investigando y eliminando uno a uno, hasta que solo quedan dos, tres o cuatro. Generalmente ya han pasado varios meses, seis o más, y si no han encontrado pruebas contra ninguno de los sospechosos, deciden realizar la criba final y eligen, de entre la ya pequeña lista al sospechoso que consideran más probable.
Entonces comienza una nueva fase. Empiezan a presionar al sospechoso y a su entorno, las amables entrevistas se transforman en interrogatorios agresivos, se filtra información interesada a la prensa, y a veces a familiares de la víctima para que sean estos los que calienten el caso en los medios. Se registran propiedades del sospechoso o de sus familiares, y a veces se le detiene, a ver si durante los interrogatorios se viene abajo y confiesa. Si no, se le envía al Juez, por si este hace más caso de sus aparentemente convincentes informes que de la falta de pruebas o de confesión. Esto pasaba antes con más frecuencia, hasta que el caso de Dolores Vázquez alerto a los jueces.
De todos modos, este modelo de investigación se ha usado unas cuantas veces, casi sin cambios. Un elemento importante es convencer a familiares de la víctima de que el sospechoso de turno es culpable, y los atribulados padres o hermanos le hacen el trabajo en los medios a los investigadores.
Consideración 1: El que no se encuentren indicios de la participación de un extraño puede significar que no participó un extraño, pero también que no dejara indicios, o que los dejara y los investigadores no los encontraran, o no los reconocieran, o que no los interpretaran correctamente.
Consideración 2: La eliminación de sospechosos cuando han transcurrido semanas desde el hecho, y no digamos meses, es una actividad con un altísimo grado de subjetividad. No es posible comprobar correctamente coartadas cuando ha pasado tanto tiempo, así que a falta de elementos de contrate objetivos, como muestras de ADN, casi todo se reduce a las consideraciones de los detectives.
Si pasamos por alto estas consideraciones, la criba final tiene bastante sentido, pero el punto de partida no puede ser más débil. El autor de la desaparición pudo ser un extraño, alguien de su entorno cercano, o algún conocido. Esta última distinción, entre alguien conocido y alguien del entorno cercano, es importante, y no siempre se establece correctamente.
De toda la información que se ha publicado (escasa, interesada y sesgada) lo que encuentro a faltar es un motivo convincente. A la UCO no le suele importar, ya que se sacan de la manga los motivos más peregrinos y los presentan en sus informes como factibles, pero cuando la motivación alegada es débil, o poco creíble, al caso le falta un pilar muy importante.
En caso de asesinato o desaparición que sospechan ha terminado en crimen, en primer lugar buscan indicios de la participación de un extraño, y si los encuentran la investigación sigue por ese camino. Pero si no los encuentran, entonces concluyen que el autor de los hechos es alguien del entorno cercano de la víctima, y se hace una lista con los posibles sospechosos (diez, veinte…) y se los va investigando y eliminando uno a uno, hasta que solo quedan dos, tres o cuatro. Generalmente ya han pasado varios meses, seis o más, y si no han encontrado pruebas contra ninguno de los sospechosos, deciden realizar la criba final y eligen, de entre la ya pequeña lista al sospechoso que consideran más probable.
Entonces comienza una nueva fase. Empiezan a presionar al sospechoso y a su entorno, las amables entrevistas se transforman en interrogatorios agresivos, se filtra información interesada a la prensa, y a veces a familiares de la víctima para que sean estos los que calienten el caso en los medios. Se registran propiedades del sospechoso o de sus familiares, y a veces se le detiene, a ver si durante los interrogatorios se viene abajo y confiesa. Si no, se le envía al Juez, por si este hace más caso de sus aparentemente convincentes informes que de la falta de pruebas o de confesión. Esto pasaba antes con más frecuencia, hasta que el caso de Dolores Vázquez alerto a los jueces.
De todos modos, este modelo de investigación se ha usado unas cuantas veces, casi sin cambios. Un elemento importante es convencer a familiares de la víctima de que el sospechoso de turno es culpable, y los atribulados padres o hermanos le hacen el trabajo en los medios a los investigadores.
Consideración 1: El que no se encuentren indicios de la participación de un extraño puede significar que no participó un extraño, pero también que no dejara indicios, o que los dejara y los investigadores no los encontraran, o no los reconocieran, o que no los interpretaran correctamente.
Consideración 2: La eliminación de sospechosos cuando han transcurrido semanas desde el hecho, y no digamos meses, es una actividad con un altísimo grado de subjetividad. No es posible comprobar correctamente coartadas cuando ha pasado tanto tiempo, así que a falta de elementos de contrate objetivos, como muestras de ADN, casi todo se reduce a las consideraciones de los detectives.
Si pasamos por alto estas consideraciones, la criba final tiene bastante sentido, pero el punto de partida no puede ser más débil. El autor de la desaparición pudo ser un extraño, alguien de su entorno cercano, o algún conocido. Esta última distinción, entre alguien conocido y alguien del entorno cercano, es importante, y no siempre se establece correctamente.
De toda la información que se ha publicado (escasa, interesada y sesgada) lo que encuentro a faltar es un motivo convincente. A la UCO no le suele importar, ya que se sacan de la manga los motivos más peregrinos y los presentan en sus informes como factibles, pero cuando la motivación alegada es débil, o poco creíble, al caso le falta un pilar muy importante.