Aristocracia: O como poner apodos ridículos

Coges lo último que te has comido y le añades la última localidad de Andalucía en la que has estado, et voilá, ya tienes tu nombre flamenco. Si no eres de ir por Andalucía coges la localidad de nacimiento de una de tus abuelas, sirve igual. La Tortillita de Jaén, el panecillo de Pozoblanco, el pastelito de Huelva.

Camarón de la Isla, el Tomate, Tomatito, Manolo Caracol, Gitanillo de Triana. La que me intrigó toda la vida: la Niña la Puebla. Esa me impactó no sé por qué, al punto de tener una compañera de Puebla, México, y cada vez que mentaba su tierra yo acordándome de la cantaora. Niña Pastori: creo que su madre se llamaba Pastora y la decían "la niña de la Pastori". Que te cagas por las bragas si te llaman Pastora, entiendo que por la advocación de la virgen Divina Pastora, porque manda huevos.
Luego esos sobrenombres según procedencia; el Tigre de Gales (Tom Jones), la Tanqueta de Leganitos (Massiel), el León de Belfast (Meat Loaf que significa literalmente "trozo de carne" porque era mu gordo), el genio de Minneapolis (Prince), de Móstoles hay unas pocas, el rubio de Barakaldo (Javier Clemente), la pantera de Figueras (Mónica Naranjo).
Otro mas: El Chato de la Isla, era cantaor, chato y de la Isla de Leon aka San Fernando, en Cadiz.
 
Mira, si un señor con barba puede llamarse Rosario o Guadalupe vamos pa'lante con los faroles.
Eso se estila mucho en capataces de hacienda de telenovela. Luego ya pasamos a los Melquiades, que suelen ser administradores o abogados del hacendado de turno.
El nombre más raro que me he encontrado hasta la fecha es Feresvinda. Madre mía 😱. Tengo curiosidad por saber la edad de la señora en cuestión. Muy mayor no es.
 

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