A TI nadie te habría visto el pelo, pero no eres TÚ (y seguro que si le preguntas, ella habría preferido que fueras tú) es ELLA. Y a lo mejor a Ana Obregón (que nunca me ha resultado especialmente simpática, por cierto) eso la ayuda. Igual en el dolor que siente, el ser el centro de atención, el saber que la gente la aprecia y llora con ella, el pensar en la entrevista con el Hola, le supone una pequeña pizca de consuelo. Siempre me sorprende la facilidad con la que se juzgan los duelos ajenos aquí, se criticó a este matrimonio noruego que perdió tres hijos en un atentado, a la familia de Reyes, a Celine Dion y a más gente por haber hecho un funeral público ¿Y si eso es lo que quieren, qué? ¿Quién ha dicho que los muertos hay que despedirlos en soledad? En todas las culturas existe la ceremonia de despedida y el acompañamiento a los deudos, pero recientemente alguien ha descubierto la “intimidad”y ahora todo el que no desea intimidad es que tiene afán de protagonismo. Porque, digo yo, si tan maravilloso es eso de despedir a los muertos en absoluta soledad, ¿por qué oigo estos días tantos lamentos porque no se pueden hacer velatorios y solo se permiten tres familiares en la despedida? Es lo ideal ¿no? Pues no sé, pero yo nací en un pueblo y mi hermana, que vive allí, me ha contado estos días la tristeza de ver pasar el coche de funeraria y detrás tres familiares para enterrar a vecinos de toda la vida. Tanta, que se asoman los vecinos a la ventana al pasar la funeraria para tener un gesto de despedida y que la familia no se sienta tan sola. A lo mejor no a todo el mundo le gusta tener tanta “intimidad”.
Se ha muerto su hijo, que haga lo que le dé la gana, lo que le haga sentirse mejor, como si es llamar a Sálvame en directo mañana mismo, no somos nadie para juzgarla.
