La humillación fué cuando ella no paró de acariciarle y dale que dale. Siempre tan exagerada en todo. Felipe se acercó y le habló discretamente sin que nadie le pudiese oir . La ministra me encantó con sus dos besos y el abrazo. Le salió del alma. Pero la Leti no para con el toqueteo y se convierte en desagradable.Siempre hay un término medio, para mi sería mejor, no tantos abrazos ni palmaditas, pero si un detalle cariñoso y discreto que no creo que le humille, pues según he leído es un gran profesional.