Libros, libros, libros

GRACIAS A LAS REDES
El octogenario que no vendía ni un libro y ahora agota stock: "No sé cómo va Twitter"
A Emilio Ortega, de 82 años, nadie le había comprado ni un ejemplar de su libro hasta que su historia se difundió en redes sociales. Ahora los vende a centenares


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Emilio, de 82 años, no vendía ni un libro y ahora agota existencias. (Emilio Ortega/@CrisGarrV)

PAULA CANTÓ
11.05.2018


Ha escrito un libro con 82 años pero solo ha vendido un ejemplar. 'El mundo visto a los ochenta', se lee en la portada de uno de los pocos volúmenes que han llegado hasta las manos de un lector, que no comprador. Su autor Emilio Ortega insistió en regalárselo cuando coincidieron en la Feria del Libro de Almería a la que acudió a probar suerte. El lector, emocionado, compartió en sus redes sociales la historia de Ortega, quien aseguraba que no había vendido nada en ninguna de las pocas librerías donde se encuentra su libro cogiendo polvo. Al menos, hasta ahora: gracias a la difusión de Twitter, el libro de Emilio ya es conocido por las más de veinte mil personas que han compartido el mensaje.

Otro usuario de la red social ha sido el que ha ayudado a difundirlo y el que se puso en contacto con Emilio para poder contar su historia. Después de que miles de personas se interesaran por su trabajo, una de las librerías que permite la compra de su ejemplar desde cualquier parte de España se ha quedado sin stock. De hecho, a quien entrara ayer en el enlace de Librerías Picasso le saldría una pantalla anunciando que el artículo no existe. Ahora, vuelve a estar a la venta.

“No sé cómo va eso de Twitter”, ríe Emilio por teléfono, pero sí es consciente de la repercusión que está teniendo. “Estoy sorprendido y muy emocionado. Es demasiado para mí, demasiado”. No sabe con seguridad las cifras, pero calcula que solo en una de las librerías se habrán vendido 300 ejemplares.


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Hace un par de días conocí a una persona muy especial en la feria del libro de Almería que ha escrito un libro con 80 años en los que habla de su dura infancia, la vida, las religiones, Dios y la sociedad entre otros temas...



El Corte Inglés y las grandes tiendas no querían su libro, por eso optó por las pequeñas librerías, confiesa Emilio a El Confidencial. “Su vida hasta día de hoy ha sido de película”, comenta el chico que conoció a Emilio en Almería. “Es una verdadera pena que pase desapercibida. Por lo que me contó de su vida, puede sacar una larga colección”. Cualquiera que pueda charlar con Emilio aunque sea unos minutos, sabrá que tiene razón.

En el libro habla de su dura infancia, marcada por los enormes esfuerzos de su madre Josefa, a la que dedica el libro. “Es un homenaje y me emociono cada vez que hablo de ella”, dice, con la voz más débil. “Trabajaba por las mañanas por una miseria y por las tardes pedía limosna, se recorría Madrid pidiendo. A veces le pillaba la Policía de paisano y se la llevaban, le cortaban el pelo y la duchaban con agua fría. Mi hermana y yo nos quedábamos sin madre quince días”.

Su madre, insiste, era una mujer extraordinaria. “Vivíamos en una cueva, en un descampado que había por la carretera que va a la Almudena. Ella cogió el tifus, la hospitalizaron y nosotros nos quedamos en un internado en Argelia durante seis meses y nos cortaron el pelo. Ella también volvió con la cabeza rapada, se hacía mucho entonces por los piojos”, explica Emilio. “Cuando nos volvimos a ver los tres pelados, río y dijo ‘Parecemos tres quintos’. Ya sabes, como los reclutas de la mili”.

“Lo escribí tres veces”
Emilio empleó un año en escribir el libro, que nació de la necesidad de expresarse y contar la historia de su vida. No solo habla de su infancia: también de los años que vivió en Argelia con la familia de su madre, de cuando tuvieron que mudarse a Francia cuando el país africano consiguió la independencia y de las veces que volvía a España de vacaciones. “Aunque haya hecho mi vida en París, nací en España”, cuenta Emilio, que ahora tiene mujer y un hijo. “También hablo de la religión, de Dios -en el que no creo- y de la política. Sin ser experto, claro, modestamente”.

‘El mundo visto a los ochenta’, el libro que ya ansían muchos usuarios de Twitter, tuvo que ser reescrito en varias ocasiones. “Me tocó repetirlo tres veces porque no tenía el antivirus instalado y se me borró todo”, reconoce Emilio. El libro, dice, pensaba traducirlo al francés, idioma en el que mejor se desenvuelve.

Horas después de que se hiciera pública en Twitter la historia de Emilio, varios ejemplares de su libro ya se habían evaporado de las pocas librerías que lo guardaban. Muchos usuarios han compartido fotos de su ya adquirido ejemplar, algunos de ellos desde el otro lado del Atlántico. “¿Hacen envíos a Argentina?”, preguntaba un usuario. Otro escribía desde México anunciando su compra y una chica preguntaba interesada desde Alemania. “Espero que sea del gusto de la gente”, suspira Emilio.

Aunque las ventas de su libro se hayan disparado, Emilio no depende de esos ingresos para vivir, tiene una pensión. “Pero si tuviera dinero, lo tengo claro”, se adelanta emocionado. “Mandaría construir un monumento a todas las madres, a todas las que han sufrido”.

https://www.elconfidencial.com/cult...el-mundo-visto-a-los-ochenta-twitter_1562534/
 
GRACIAS A LAS REDES
El octogenario que no vendía ni un libro y ahora agota stock: "No sé cómo va Twitter"
A Emilio Ortega, de 82 años, nadie le había comprado ni un ejemplar de su libro hasta que su historia se difundió en redes sociales. Ahora los vende a centenares


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Emilio, de 82 años, no vendía ni un libro y ahora agota existencias. (Emilio Ortega/@CrisGarrV)

PAULA CANTÓ
11.05.2018


Ha escrito un libro con 82 años pero solo ha vendido un ejemplar. 'El mundo visto a los ochenta', se lee en la portada de uno de los pocos volúmenes que han llegado hasta las manos de un lector, que no comprador. Su autor Emilio Ortega insistió en regalárselo cuando coincidieron en la Feria del Libro de Almería a la que acudió a probar suerte. El lector, emocionado, compartió en sus redes sociales la historia de Ortega, quien aseguraba que no había vendido nada en ninguna de las pocas librerías donde se encuentra su libro cogiendo polvo. Al menos, hasta ahora: gracias a la difusión de Twitter, el libro de Emilio ya es conocido por las más de veinte mil personas que han compartido el mensaje.

Otro usuario de la red social ha sido el que ha ayudado a difundirlo y el que se puso en contacto con Emilio para poder contar su historia. Después de que miles de personas se interesaran por su trabajo, una de las librerías que permite la compra de su ejemplar desde cualquier parte de España se ha quedado sin stock. De hecho, a quien entrara ayer en el enlace de Librerías Picasso le saldría una pantalla anunciando que el artículo no existe. Ahora, vuelve a estar a la venta.

“No sé cómo va eso de Twitter”, ríe Emilio por teléfono, pero sí es consciente de la repercusión que está teniendo. “Estoy sorprendido y muy emocionado. Es demasiado para mí, demasiado”. No sabe con seguridad las cifras, pero calcula que solo en una de las librerías se habrán vendido 300 ejemplares.


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Hace un par de días conocí a una persona muy especial en la feria del libro de Almería que ha escrito un libro con 80 años en los que habla de su dura infancia, la vida, las religiones, Dios y la sociedad entre otros temas...



El Corte Inglés y las grandes tiendas no querían su libro, por eso optó por las pequeñas librerías, confiesa Emilio a El Confidencial. “Su vida hasta día de hoy ha sido de película”, comenta el chico que conoció a Emilio en Almería. “Es una verdadera pena que pase desapercibida. Por lo que me contó de su vida, puede sacar una larga colección”. Cualquiera que pueda charlar con Emilio aunque sea unos minutos, sabrá que tiene razón.

En el libro habla de su dura infancia, marcada por los enormes esfuerzos de su madre Josefa, a la que dedica el libro. “Es un homenaje y me emociono cada vez que hablo de ella”, dice, con la voz más débil. “Trabajaba por las mañanas por una miseria y por las tardes pedía limosna, se recorría Madrid pidiendo. A veces le pillaba la Policía de paisano y se la llevaban, le cortaban el pelo y la duchaban con agua fría. Mi hermana y yo nos quedábamos sin madre quince días”.

Su madre, insiste, era una mujer extraordinaria. “Vivíamos en una cueva, en un descampado que había por la carretera que va a la Almudena. Ella cogió el tifus, la hospitalizaron y nosotros nos quedamos en un internado en Argelia durante seis meses y nos cortaron el pelo. Ella también volvió con la cabeza rapada, se hacía mucho entonces por los piojos”, explica Emilio. “Cuando nos volvimos a ver los tres pelados, río y dijo ‘Parecemos tres quintos’. Ya sabes, como los reclutas de la mili”.

“Lo escribí tres veces”
Emilio empleó un año en escribir el libro, que nació de la necesidad de expresarse y contar la historia de su vida. No solo habla de su infancia: también de los años que vivió en Argelia con la familia de su madre, de cuando tuvieron que mudarse a Francia cuando el país africano consiguió la independencia y de las veces que volvía a España de vacaciones. “Aunque haya hecho mi vida en París, nací en España”, cuenta Emilio, que ahora tiene mujer y un hijo. “También hablo de la religión, de Dios -en el que no creo- y de la política. Sin ser experto, claro, modestamente”.

‘El mundo visto a los ochenta’, el libro que ya ansían muchos usuarios de Twitter, tuvo que ser reescrito en varias ocasiones. “Me tocó repetirlo tres veces porque no tenía el antivirus instalado y se me borró todo”, reconoce Emilio. El libro, dice, pensaba traducirlo al francés, idioma en el que mejor se desenvuelve.

Horas después de que se hiciera pública en Twitter la historia de Emilio, varios ejemplares de su libro ya se habían evaporado de las pocas librerías que lo guardaban. Muchos usuarios han compartido fotos de su ya adquirido ejemplar, algunos de ellos desde el otro lado del Atlántico. “¿Hacen envíos a Argentina?”, preguntaba un usuario. Otro escribía desde México anunciando su compra y una chica preguntaba interesada desde Alemania. “Espero que sea del gusto de la gente”, suspira Emilio.

Aunque las ventas de su libro se hayan disparado, Emilio no depende de esos ingresos para vivir, tiene una pensión. “Pero si tuviera dinero, lo tengo claro”, se adelanta emocionado. “Mandaría construir un monumento a todas las madres, a todas las que han sufrido”.

https://www.elconfidencial.com/cult...el-mundo-visto-a-los-ochenta-twitter_1562534/
Y luego algunas editoriales, les ofrecen a youtubers libros escritos , donde ellas solo ponen su nombre...
Esta sociedad esta perdiendo el norte
Me permites ,compartir este enlace en otro hilo?
 
Mi libro esta semana


Muriel Barbery[/paste:font]
Editorial: Seix Barral
Temática:

Novela literaria | General narrativa literaria
Colección: Biblioteca Formentor

Número de páginas: 368
Elige formato
Rústica con solapas
Bolsillo
eBook (Epub 2)


La elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte.


Sinopsis de La elegancia del erizo:
En el número 7 de la calle Grenelle, un inmueble burgués de París, nada es lo que parece. Dos de sus habitantes esconden un secreto. Renée, la portera, lleva mucho tiempo fingiendo ser una mujer común. Paloma tiene doce años y oculta una inteligencia extraordinaria. Ambas llevan una vida solitaria, mientras se esfuerzan por sobrevivir y vencer la desesperanza. La llegada de un hombre misterioso al edificio propiciará el encuentro de estas dos almas gemelas.

Juntas, Renée y Paloma descubrirán la belleza de las pequeñas cosas. Invocarán la magia de los placeres efímeros e inventarán un mundo mejor. La elegancia del erizo es un pequeño tesoro que nos revela cómo alcanzar la felicidad gracias a la amistad, el amor y el arte. Mientras pasamos las páginas con una sonrisa, las voces de Renée y Paloma tejen, con un lenguaje melodioso, un cautivador himno a la vida.

Muriel Barbery se ha convertido en la revelación literaria en Francia. Su ternura y originalidad le han valido el Premio de los Libreros, el reconocimiento de la crítica y el cariño del público, que la ha situado en las listas de los libros más vendidos durante un año. «Un cuento moderno, refrescante e inteligente», Le Figaro; «La nostalgia atemporal de Marcel Proust y el frescor de Philippe Delerm… Divertida, inteligente… aérea como un haiku», L’Express; «Decir que Muriel Barbery tiene talento es quedarse corto… Tiene un humor devastador», Le Nouvel Observateur.

https://www.planetadelibros.com/libro-la-elegancia-del-erizo/13066
 

El erizo y el zorro


RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ

'La hazaña secreta': por qué hacer la cama cada día es necesario para vivir mejor
El nuevo libro del filósofo y escritor español trata de los aspectos, tanto trascendentes como pequeños, que deben regir la buena vida


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Detalle de la portada de 'La hazaña secreta'

AUTOR
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
Contacta al autor
gonzalezferriz

15.05.2018 –
De todas las preguntas que nos podemos hacer, quizá la más importante sea "¿cómo debería vivir?" Es decir, ¿qué es para mí una vida buena? ¿Cómo aprovecharé mejor mi tiempo y mi talento y cómo seré más feliz o, al menos, viviré más cómodamente?

Hay muchísimas respuestas a esta cuestión. Creo que entiendo a quien considera que la finalidad de la vida es acumular la mayor cantidad posible de dinero, a quien piensa que implicarse en causas políticas es la forma más noble de vivir, a quien lo que le importa es ver crecer a su familia y cuidar de ella, a quien ve en la fe el sentido único de la existencia o a quien opta por dedicar el máximo número de horas al estudio o la escritura. No las considero todas igual de valiosas, pero creo comprenderlas. A fin de cuentas, a la pregunta de qué queremos hacer con nuestra vida, la mayoría contestaríamos con una combinación de varias de esas opciones.

Por eso mismo, porque creo que cada individuo responde a las grandes preguntas de la vida de acuerdo con su carácter, no suelen gustarme los libros o los artículos que pretenden ser una guía para la existencia. Los que te dicen qué es una buena vida y qué no, si su fin es estar cachas o ser longevo, o ir a determinados restaurantes y no a otros, o vestir a la italiana o como un leñador. Pero la semana pasada recibí un libro de esa clase que me planteó un problema: su visión de la vida se parece bastante a la mía. Es 'La hazaña secreta', de Ismael Grasa (Turner), y sale a la venta mañana.



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'La hazaña secreta'. (Turner)


No quiero decir que esté completamente de acuerdo con Grasa (en algunas cosas, de hecho, estoy en firme desacuerdo). Pero sí coincido en el tono general en que, a juzgar por su libro, él cree que hay que regir la propia vida. Va de aspectos pequeños a trascendentes, pero diría que pone más énfasis en los primeros, porque al final, si no crees en la trascendencia, son estos los que están más presentes en tu vida. Hay que ducharse diariamente, hay que cuidar el vestir, hay que pasear por las calles, hay que escoger tiendas o restaurantes que ofrezcan algo ligeramente singular (lo que no significa que sean caros), pero al mismo tiempo hay que gozar de los beneficios de la producción en masa y de los artículos de los supermercados. Está bien y es práctico que la mayoría de los muebles de casa sean baratos y funcionales, pero también es bonito conservar un pie de lámpara o una maceta un poco viejas y con una historia detrás. La tecnología es estupenda, pero quizá valga la pena imprimir bien una foto que nos gusta y convertirla en un objeto para ver en el salón o el baño, y no solo en una pantalla.

Combate contra la nada
A veces, Grasa puede parecer conservador, incluso aristocratizante, pero creo que siempre tiene en mente que lo nuevo no es indeseable y que se puede llevar una vida agradable con ingresos no demasiado altos (seguramente no con unos muy bajos). Lo ideal sería tener un jardín y poder cuidarlo, pero como eso es difícil quizá baste tener junto a la ventana una butaca de lectura rodeada de unas cuantas plantas. La buena educación, la cortesía con los demás, no cuestan nada en términos económicos, pero significan mucho. Hacer la cama al levantarse es importante: puedes tener un día horrible, pero habrá algo mínimamente ordenado en él; al menos, por la noche la cama estará lista para volver a deshacerla. “Todo se resume en un combate contra la nada, en levantar diques contra la nada, como se hace en esas tierras bajas que viven bajo la amenaza de la inundación del mar”.

Todo se resume en levantar diques contra la nada, como se hace en esas tierras bajas que viven bajo la amenaza del mar

El impulso democrático de la buena vida que propone Grasa está también en el desprecio que muestra por quienes desdeñan a las masas. No hay masas y no debemos utilizar esa expresión, sostiene, ya que esto siempre implica que nosotros no pertenecemos a ellas porque somos mejores: todos somos individuos y como tal nos debemos el mismo respeto. Y por eso hay que rehuir toda ideología que excluya a una parte de los seres humanos. “Se ha de desear un mundo donde las personas no estén condenadas por nacimiento a un determinado ámbito o a representar a otra cosa que a sí mismas”. Hablar bien, saber cuándo hablar y cuándo callar y rehuir las frases hechas es una muestra de cortesía. Y es bueno aprender a hacer cosas como limpiar, “frotar aspirar, sacudir, ponerse unos guantes para el salfumán”. “Quizá uno tiene que reponer una bombilla (…). Quizá uno tiene que disponer las cosas para que la vida fluya, como si, después de todo, algo, que no sabemos qué es, tuviese que suceder”.



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Grasa explica también el valor de las rutinas y de las convenciones. Asearse, vestir de una manera u otra, la manera de disponer la mesa para las comidas y el lugar de estudio, tener un lugar especial del hogar donde fumar, ordenar los libros, invitar de vez en cuando a los amigos a casa y ofrecerles cosas sencillas y buenas: todo esto construye una vida, le da textura, diría yo que ordena nuestros cuerpos y nuestras cabezas.

Por supuesto, esto es la expresión de una vieja tradición, el estoicismo: entender que en la vida hay grandes dudas filosóficas, pero también unas crecientes certidumbres sobre cómo queremos vivir (creo que la edad y los ingresos influyen en eso: esta es la visión de un profesor de filosofía de mediana edad), atender al confort material e incluso, si es posible, darnos un capricho de vez en cuando. Saber que vivir es encontrar recogimiento en cosas relativamente pequeñas pero con un significado especial para nosotros; que hasta los peores adversarios o la gente con formas de vida que nos resultan completamente ajenas no son, al fin y al cabo, más que individuos en busca de un poco de placer. “Uno no debe tener miedo a parecer superficial o pasado de moda por hacer caso a ciertas normas -dice Grasa-, porque la superficie es un modo de acceso a lo profundo.”

Con citas de grandes autores, con el tono que hemos aprendido de Montaigne o Marco Aurelio y que Grasa sabe poner al día, y con solo 95 páginas que se leen en menos de una hora, 'La hazaña secreta' es un pequeño gran libro, aunque sea una recomendación de como vivir. Quizá por eso solo sea válido para aquellos que ya viven como sugiere el autor, e irrite a quienes no.

“Quería hablar (…) de ideales y de lo que he hablado es de zapatos, pero bien está así”, dice Grasa. En la vida, a veces, ideales y zapatos son lo mismo.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...l-grasa-la-hazana-secreta-como-vivir_1563548/
 

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El arpa de hierba

Capote, Truman
Dolly , te llega al alma, cuanto llore ,mientras leia esta novela


El arpa de hierba
es un título imprescindible en la obra de Truman Capote: una pieza clave de su polifacético universo literario y una muestra acaba del exquisito registro con que retrata las vivencias más intensas. En esta novela de trazos autobiográficos, Capote relata la historia de una pequeña comunidad norteamericana cuyos cimientos morales se ven conmocionados por un extraño episodio.

Collin Fenwick, joven huérfano que vive con las solteronas Talbo, es testigo de la singular relación que una a las dos hermanas: Verena, rígida y avara, la mujer más rica del pueblo, y Dolly, que ha hipotecado su vida al cuidado de su hermana y la casa. Ambas padecen de soledad. Dolly sólo halla distracción en los ratos que pasa con Catherine, una negra que realiza labores domésticas, y en ocuparse de su curiosa medicina para la hidropesía.

La intervención de un pícaro que desvalija a Verena, frustrando de paso sus expectativas sentimentales, desencadena el acontecimiento central: Dolly y Catherine abandonan la casa y se instalan, junto al joven Collin, en la precaria cabaña construida en la cima de un enorme árbol. Este hecho insólito provoca el desconcierto en la buena sociedad del pueblo, entre cuyos preclaros miembros se cuentan un sheriff servil, los brutos de turno y, cómo no, el reverendo y su esposa. Pero los improvisados moradores del árbol también ganan adeptos, como los panaderos County, el joven Henderson y el peculiar juez Cool, que encuentra ocasión de redimir el vacío de su vida…

«Truman Capote es un maestro en contar con indiscutible sencillez lo que tiene de complicado la vida. Transmite al lector el temblor de que, una vez, en algún sitio inconcreto, se perdió la posibilidad de ser feliz» (Juan Marín, El País).
 
CARLOS PRIETO

Tom Wolfe: la barra libre del Nuevo Periodismo ha dejado una gran resaca
Tom Wolfe, muerto ayer, fue el icono de la generación que cambió el periodismo con el uso de técnicas literarias. Pero del uso se pasó al abuso: ahora es difícil saber qué es verdad y qué no


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Tom Wolfe en la Casa Blanca en 2004. (EFE)


AUTOR
CARLOS PRIETO
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LIBROS

16.05.2018
A finales de los sesenta, hubo una buena tangana en el periodismo estadounidense: a tortas entre los que creían que el periodismo debía recurrir a las herramientas literarias para contar una década tan loca como los 60 y los que pensaban que las técnicas periodísticas de siempre eran más que suficientes. El Nuevo Periodismo contra el periodismo de toda la vida, modernos contra reaccionarios, jóvenes contra viejos .

El Nuevo Periodismo ganó esta batalla cultural y generacional. Fue una victoria aplastante y humillante: más de medio siglo después, los padres del Nuevo Periodismo son iconos internacionales, libros como 'A sangre fría' (Truman Capote) no se bajan de las listas de mejores libros del siglo XX y la no ficción vive una nueva edad de oro como género de prestigio. Todo gracias a que a alguien se le ocurrió un buen día que al periodismo le iba a ir mucho mejor si tiraba de trucos literarios: diálogos chispeantes, 'flashbacks', monólogos interiores, escenas impactantes, personajes memorables. Era una idea muy sexi, contra la que era difícil resistirse, el periodismo nunca más iba a volver a ser aburrido. Yupi.

Pero claro: empiezas queriendo parecerte a un novelista... y acabas escribiendo una novela. O no, pero puede pasar, y pasa. Bueno: no ya es que pase, es que adornar la realidad es un género 'periodístico' cada vez más prestigioso, como si los simples plumillas nunca fueran a estar a la altura de los periodistas literarios.

Tom Wolfe, muerto ayer a los 87 años, fue el más importante de los nuevos periodistas, no ya solo por sus libros, sino por su condición de ideólogo de la revolución. Estaba absorto en su condición de cruzado de la nueva religión y vivía en un ejercicio de estilo permanente: sus reportajes estaban repletos de la clase de tics literarios -recuerden sus célebres onomatopeyas- que sacaban de sus casillas a los puristas.




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Paradójicamente, el libro periodístico de Wolfe que quizá ha envejecido mejor es el más contenido y menos excesivo: 'Lo que hay que tener' ('Elegidos para la gloria'), crónica de la carrera espacial estadounidense que era en realidad unexhaustivo perfil psicológico del astronauta como último 'macho-man'.

Pero volvamos a la labor de Wolfe como propagandista: su clásica antología 'El Nuevo Periodismo' incluía una introducción en la que parodiaba a los plumillas viejunos escandalizados con el periodismo literario. Wolfe se imaginaba a los carcas bramando porque los nuevos periodistas se "inventaban diálogos y escenas enteras". Bien: eso era precisamente lo que estaba ocurriendo.

Truman Capote fabuló varios de los hechos que narraba como reales en 'A sangre fría'. El libro triunfó precisamente porque parecía una investigación periodística.

En 'Despachos de guerra', de Michael Herr, considerada la crónica definitiva de la Guerra de Vietnam, aparecía un general del ejército de EEUU que iba a casas de putas de lujo con un subfusil en su regazo. Pero, ¡ay!, ese general nunca existió, se trataba de un personaje basado en una docena de militares y tipos extraños que Herr había conocido en Vietnam. Este tipo de escenas reconstruidas y personajes híbridos son habituales en el Nuevo Periodismo. Seamos justos: el periodismo estadounidense ya hacía esto mucho antes de que llegara el Nuevo Periodismo que, eso sí, jaleaba este tipo de argucias.

Este tipo de escenas reconstruidas y personajes híbridos son habituales en el Nuevo Periodismo

No obstante, en toda las latitudes cuecen habas... Hay quien sostiene que el Nuevo Periodismo no lo inventaron los estadounidenses en los 60, sino un argentino (Rodolfo Walsh) en los 50: 'Operación masacre' era una versión tan depurada de las posibilidades del periodismo literario que resulta difícil creer que se escribiera en 1957. También era tal pedazo de 'thriller' trepidante que resulta imposible no pensar en el número de licencias que se tomaría Walsh a la hora de aderezar su investigación periodística. Walsh no fue el único latino pionero: todos aquellos que creen que el periodismo entra mejor con sobredosis de ficción, deberían revisar la obra periodística de los 50 de Gabriel García Márquez quien, por otro lado, nunca negó que los reportajes ganaban mucho con un poco (o un mucho) de realismo mágico.




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El francés Emmanuel Carrèrre es el mayor representante actual del periodismo literario. De él se dice que escribe "novelas de no ficción" (sí, la etiqueta se las trae). Carrèrre tiene un libro llamado 'El adversario', basado en un caso real, el de los crímenes del falso médico Jean-Claude Romand, ejemplo de doble vida inquietante donde los haya. No es fácil encontrar un libro mejor que 'El adversario'. Pero Carrère ha escrito también una biografía del novelista de ciencia ficción Phillip K. Dick -'Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos'- tan repleta de elucubraciones y fantasías que cabría preguntarse si tiene sentido llamar periodismo o biografía a las Paj*s mentales, desde el respeto más absoluto a las Paj*s mentales.

Si antes fueron los periodistas los que tomaron prestadas las técnicas de la ficción, ahora son los novelistas los que hacen lo propio con las técnicas del periodismo. Nada da más prestigio hoy que escribir un libro -ensayo o novela- que investigue un caso real, a ser posible traumático, género de moda que practican periodistas y novelistas indistintamente, con las editoriales publicándolos también indistintamente en sus colecciones de ensayo o novela (muchas veces con criterios un tanto erráticos).

Nada en contra de la mezcla de géneros, pero uno lee ahora un libro vendido como 'periodístico' y no puede evitar caer en la ceremonia de la confusión: resulta imposible saber dónde acaban los hechos y dónde empiezan las invenciones. Por lo visto, esto no solo no es un problema, sino algo a celebrar; así que mañana mismo voy a escribirme un reportaje, me inventaré la mitad de los párrafos y a vivir que son dos días... O no.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...018-05-16/tom-wolfe-nuevo-periodismo_1564134/
 
Vigata, el lugar del delito: un viaje a la Sicilia del 'commissario' Montalbano
RICCARDO PALMIERI
18.05.2018


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GALERIA: https://www.gentleman.elconfidencia...misario-montalbano-andrea-camilleri_1564254#0


Escritor, guionista, adaptador radiofónico, director de teatro, realizador de televisión, productor… Haría falta un largo libro ilustrado para contar, con la calma que se merece, la undívaga vida de este siciliano universal –nacido en Porto Empedocle, en la costa de Agrigento, el 6 de septiembre de 1925– llamado Andrea Camilleri, mundialmente conocido por ser el creador del inspector Montalbano y de Vigata, la ciudad-puzle, compuesta por paisajes y lugares reales de su Sicilia natal, donde se desarrollan sus casos.

Con el fin de realizar –sin ser vistos por Montalbano– una reconstrucción concisa de la azarosa vida de este lingüista convertido, de 92 años, en un fenómeno literario mundial, hemos investigado y viajado hasta la ciudad (no tan) inventada, allí donde todo comenzó; al lugar del delito y de la única verdad: la verdad-puzle. Bienvenidos a Vigata.

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Cándida ‘La Negra’, la última esclava de Cádiz
Una nueva obra ahonda en la historia de supervivencia de Cándida Huelva, una africana llegada por mar que vivió en El Puerto hasta mitad del siglo XX


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Joaquín García de Romeu sostiene una foto de ella junto a su libro en el bar Vicente de El Puerto de Santa María. JUAN CARLOS TORO

JESÚS A. CAÑAS
El Puerto de Santa María 21 MAY 2018 -


Cándida ‘La Negra’ es realidad y mito a la vez. Vivió entre dos mundos, nació esclava en 1845 en la colonia portuguesa de Luanda y murió libre 110 años después en El Puerto de Santa María (Cádiz). Su tez negra en una ciudad desacostumbrada a esta raza la convirtió en historia viva y, a la vez, leyenda onírica para muchos niños que, de los años 20 a los 50, escuchaban a sus padres decir “duérmete ya, que viene Cándida ‘La Negra’”. Esa anciana alta, de toquilla, mandil y cesto cargado de picón fue, con toda probabilidad, la última esclava de Cádiz. La que conoció el yugo y la libertad, dos continentes y dos siglos, pero murió en 1951 en la más estricta pobreza dejando tras de sí grandes incógnitas sobre su vida.

La señora humilde, enlutada y afable que aún hoy los más mayores de El Puerto recuerdan, en verdad, se llamaba Cándida Huelva. Ahora, una novela intenta aportar nuevas hipótesis sobre su llegada a Cádiz, a camino entre la historia oficial y los testimonios orales. De paso, La última negra, del abogado y escritor Joaquín G. Romeu (El Puerto de Santa María, 1968), construye un relato de ficción en el que retrata su asentamiento como esclava negra, liberada y sin recursos, en una sociedad gaditana marcada por la pujante burguesía industrial y la “doble moral de la época”.

Para cuando el historiador local Manuel Pacheco conoció a Cándida, a finales de los 40, ella ya era una anciana. Él, un niño impresionado por saber que la única persona de color que vivía entonces en El Puerto era la protagonista de las advertencias nocturnas de su madre. En 2006, Pacheco fue el primero en desentrañar “los misterios que la envolvían” y escribir sobre su vida en el artículo de investigación Una cara de la esclavitud: la apasionante historia de ‘Cándida la negra’. En él, relata cómo Huelva arriba a las playas de El Puerto cuando era una adolescente, a mediados del siglo XIX, náufraga tras una tempestad que dio al traste con el barco en el que viajaba como mano de obra esclava. Un campesino anciano la encuentra y la lleva con él a su domicilio en la calle Lechería, 5 (actual Cervantes), donde vivirá hasta su muerte.

No le fue fácil a Pacheco reconstruir su venida. Recurrió a fuentes orales que conocieron los hechos narrados por la propia protagonista y antes de que, de anciana, decidiera no volver a hablar de ellos. En los Padrones Municipales de 1940 a 1950 queda constancia de cómo ella testimonió que nació el 2 de mayo de 1845 en Luanda. Por aquel entonces, la actual capital de Angola todavía era un punto de comercio de esclavos. Siguiendo el atroponímico de éstos, el apellido solía indicar etnia, procedencia o amo. En el caso de Cándida, en sus primeros años en El Puerto, solo figura Huelva por lo que Pacheco traza una vinculación con las familias adineradas onubenses que aún tenían esclavos.

El historiador plantea una maniobra de enajenación, dado el valor que tenían “las jóvenes muchachas por su posibilidad de descendencia y nueva venta”. Pero Joaquín G. Romeu recuerda que, desde 1837, la esclavitud estaba prohibida en España, solo consentida en sus territorios de ultramar de Cuba y Puerto Rico o en los de las colonias de la vecina Portugal. Por eso, en su novela plantea, más bien, la vinculación de Cándida al tráfico ilegal de esclavos que grandes navieras desarrollaban aprovechando la línea de vapores de correos entre Cádiz y La Habana.

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Cándida 'La Negra' en una imagen de archivo.


Es justo la conexión que explotaba Antonio López, marqués de Comillas, y actualmente puesto en solfa por ser un posible traficante negrero. Romeu cree “más factible” que, en una maniobra de descarga de mercancías en El Puerto, Cándida lograse escapar para vivir como una ciudadana libre. Mas allá de una u otra hipótesis, lo cierto es que la presencia de una mujer de raza negra en la ciudad no pasó desapercibida. Desde que la ‘Compañía Gaditana de Negros’ comerciaba con ellos en el siglo XVIII, en El Puerto no veían a una persona de color.

La vida de Cándida no fue fácil. Tras convivir con el anciano, se empareja con un gitano, antiguo viticultor y piconero con el que no hay constancia que tuviese hijos. Sin embargo, no se casa con él hasta la década de los 40, cuando los jesuitas la obligan a bautizarse como Cándida Huelva Jiménez y a legalizar su matrimonio, tal y como aparece la unión reflejada en el padrón. Para ese entonces, los portuenses ya estaban acostumbrados a ver a Cándida ir y venir por los alrededores del Mercado, vestida de negro, tapada con una toquilla, con mandil al talle y un cesto de picón apoyado en la cintura. Así la inmortalizaron, acompañada de un vecino, en la única foto que se conserva de ella.

Huelva se dedicaba también a las faenas domésticas en casas de familias pudientes de la ciudad, hasta que el final le llegó por un accidente cuando tenía ya 110 años. El 22 de enero de 1951 fallece tras una larga agonía. Llevaba 20 días ingresada en el Hospital de San Juan de Dios, después de quemarse las piernas y los glúteos con un brasero de picón. Moría la Cándida real, pero como reconoce el abogado, persistió el mito “en un personaje propio de la intrahistoria de Unamuno”. “Es una historia que desde el prisma de hoy puede resultar reivindicativa, aunque dudo que ella misma tuviese conciencia de ello. Solo quería sobrevivir, comer todos los días y eso ya, en aquellos años, era toda una gesta”, remacha Romeu.

https://elpais.com/cultura/2018/05/07/actualidad/1525693705_475822.html
 
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ

Isaiah Berlin, un guía escéptico para liberales inseguros
Nuncafue muy popular aquí, pero solo en el último par de años se han publicado o reeditado una serie de libros que permiten componer una idea muy completa de su pensamiento


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Isaiah Berlin

AUTOR
RAMÓN GONZÁLEZ FÉRRIZ
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22.05.2018
Isaiah Berlin (Riga 1909-Oxford 1997) fue un pensador muy raro. Al mismo tiempo se declaraba liberal y era un firme defensor del estado del bienestar. Decía ser fruto de su origen judío, su nacimiento en Rusia y de casi toda una vida en Inglaterra, adonde llegó con doce años huyendo del comunismo soviético. Hablaba un inglés que parecía una parodia del acento pijo y culto. Era ateo y sionista. Apenas publicó durante la mayor parte de su vida, y de hecho se hizo famoso por sus conferencias radiofónicas; por eso, muchos le consideraban un aficionado con gran talento social más que un filósofo serio. Su prestigio aumentó cuando, ya pasados los sesenta años, y no porque él quisiera sino porque le insistió un joven editor, empezaron a publicarse recopilaciones de sus ensayos y conferencias en forma de libro. Eso aseguró su conversión en uno de los más respetados pensadores liberales del siglo XX.

Un proceso editorial similar parece estar sucediendo en España. Berlin nunca ha sido muy popular aquí, aunque no han faltado traducciones de su obra. Sin embargo, solo en el último par de años se han publicado o reeditado una serie de libros que permiten componer una idea muy completa de su pensamiento: 'El erizo y el zorro' (Península), sobre Tolstoi y los dos tipos de carácter intelectual más frecuentes, los pensadores sistemáticos con una idea única y fuerte y los dispersos que ven el mundo como algo demasiado complejo; 'El mago del norte' (Tecnos), sobre las ideas románticas que se opusieron a la Ilustración; 'El sentido de la realidad' (Taurus), una compilación de ensayos sobre el socialismo, el marxismo y el nacionalismo; o 'El poder de las ideas' (Página Indómita), otro repaso por algunos de sus temas más frecuentados como Marx, el pensamiento ruso, la Ilustración o Israel. Ahora acaban de aparecer dos volúmenes de carácter biográfico -excelentes puertas de entrada a su pensamiento- realmente estupendos. 'Lo singular y lo plural' (Página Indómita), un ameno y sintético libro de conversaciones con el profesor Steven Lukes sobre su vida y sus ideas, y 'Isaiah Berlin. Su vida' (Taurus), una biografía canónica obra de Michael Ignatieff. Son casi el mismo libro en dos formatos: el primero breve y conversado, el segundo más largo, detenido y formal.



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'UIsaiah Berlin: su vida'. (Taurus)


Berlin era ante todo un escéptico. Creía que los seres humanos deseamos cosas contradictorias y que nuestros yoes son intrínsecamente incoherentes y volátiles, por lo que a lo máximo que podemos aspirar es a mantener la libertad, pero no a construir utopías políticas que nos emancipen. Para él, que en muchos sentidos era un ilustrado clásico, la Ilustración se había equivocado al creer que los seres humanos son libres para elegir lo que quieran y, al mismo tiempo, insistir en lo que estos debían elegir. Cuando los humanos no escogían lo que era racional, afirmó Karl Marx, un extraño pero pleno hijo de la Ilustración sobre el que Berlin escribió un libro, era porque tenían una “falsa conciencia” y entonces era el Estado quien debía emanciparles en su lugar; de ahí, naturalmente, saldrían terribles dictaduras. Berlin abogaba por promover una “libertad negativa”: “Permitir al individuo que haga lo que quiera, siempre que sus actos no interfieran en la libertad de los demás”, en palabras de Ignatieff. La libertad positiva, en cambio, es “utilizar el poder político para liberar a los seres humanos, que así pueden hacer realidad algún potencial oculto, bloqueado o reprimido”.

Era un ilustrado clásico para el que la Ilustración se había equivocado al creer que podemos elegir y, a la vez, insistir en lo que debemos elegir

Además, y en contra de lo que creían los ilustrados (Berlin siempre se peleó con los de su bando), el número de objetivos que se puede perseguir es finito, y estos siempre estarán en contradicción. A diferencia de lo que afirman los proyectos políticos no liberales (y aún muchos de estos), no se puede luchar, por ejemplo, por la libertad absoluta y por la igualdad absoluta al mismo tiempo: las dos cosas son buenas, pero si tienes una libertad absoluta crearás una desigualdad absoluta; y para conseguir una igualdad absoluta tienes que acabar por completo con la libertad. Todo en la vida es así: no se trata solo de optar por una cosa buena frente a cosas malas, sino frente a otras buenas, y tienes que hacerlo, si eres cabal, de manera gradual, midiendo mucho. Pero eso también implica un elemento trágico: escoger significa descartar cosas positivas. O por decirlo con palabras de Ignatieff: Berlin estaba “convencido de que las personas no pueden ser libres si son pobres, desgraciadas y tienen una educación deficiente. La libertad solo era libertad si se disfrutaba de ella con algún grado de igualdad social. Pero cuestionaba toda la tradición socialdemócrata de posguerra cuando señalaba que los valores que latían en su fondo -igualdad, libertad y justicia- eran contradictorios entre sí. Por ejemplo, podría ser necesario un aumento de los impuestos sobre las rentas de unos pocos con objeto de hacer mayor justicia a muchos, pero era una perversión del lenguaje pretender que no se dañaría la libertad de nadie a consecuencia de ello”.



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Berlin y Kennedy en la Casa Blanca. (Robert Knudsen/John F. Kennedy Presidential Library and Museum)


Se trataba de una filosofía seria, aunque Berlin intentara que sonase transparente (no siempre lo conseguía, ni mucho menos). “El publico que a él le importaba -dice Ignatieff- eran las clases medias cultas, no los especialistas”. No le interesaban las grandes construcciones teóricas, sino “la angustia interior, los dilemas personales y el conflicto entre valores humanos”. Para eso, “eligió una vía propia, buscando un proyecto propio y su propia versión del compromiso intelectual”. En cierto sentido, se inventó un género, al que llamó “historia de las ideas”, a medio camino entre la historia y la filosofía, que intentaba reconstruir la visión del mundo de oscuros pensadores del pasado, sobre todo si estaba en desacuerdo con ellos: “Me aburre leer a la gente que, por así decirlo, es aliada, a quienes piensan más o menos como yo”, dice en el libro de conversaciones con Lukes. “Lo interesante es leer al enemigo, porque este atraviesa las defensas, encuentra los puntos débiles. Me interesa saber qué es lo que falla en las ideas en las que creo, saber por qué estaría bien modificarlas o incluso abandonarlas.” Nada como eso, creía él, permitía entender el presente.

Berlin tuvo una agitada vida social: desde el presidente Kennedy hasta la primera ministra Thatcher le pidieron consejo, conoció a Einstein y a Churchill, fue anfitrión de incontables académicos, escritores y artistas. Aunque se posicionó claramente -como anticomunista, como sionista (aunque concediendo que los árabes tenían derechos sobre Palestina), muchas veces como votante de los laboristas, pero no siempre-, el compromiso político cotidiano le daba una cierta pereza y casi siempre intentó alejarse de él. No quiso tener discípulos y no dejó nada parecido a una escuela en términos académicos. Pero sí una legión de lectores que vemos en su actitud intelectual una guía escéptica para liberales inseguros. Si quieren sumarse a ella, pueden empezar por 'Lo singular y lo plural' o 'Isaiah Berlin. Su vida'.

https://blogs.elconfidencial.com/cu...ia-liberalismo-historia-ideas-perfil_1566776/
 
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