Enrique Iglesias se la juega a su hermana Ana en el día más importante de su vida y la reina doña Letizia se convierte en protagonista de la semana al desvelarse que se ha gastado 130.000 euros en ropa durante 2017
Lo ponga como lo ponga, se excuse como se excuse, filtre lo que filtre, la ausencia de Enrique Iglesias en todas las bodas familiares, especialmente en esta última, la de su hermana Ana Boyer, es un desprecio en toda regla. No vale la excusa revelada por Sandra Aladro, que, como se faltó a la de Julio José por llevarse mal con papa Iglesias, prefirió equilibrar los agravios. Ya estuvo feo entonces, porque un hermano es un hermano. Hay que recordar también que tampoco estuvo presente en un momento muy importante para la familia: el funeral y la incineración de “Papuchi”, su abuelo que tanto le quería.
Por mucho que Ana Boyer haya justificado su ausencia al alegar que comprendía perfectamente sus motivos sin explicarnos cuáles eran, su hermano le ha hecho una gran faena, y hayan dejado caer a alguno de los invitados que Anna Kournikova se encontraba indispuesta. No cuela. La boda, sin la persona con mayor carisma profesional de la familia de Ana, se ha quedado coja. La imagen que siempre ha querido potenciar Isabel Preysler de familia unida pese a sus tres matrimonios se ha quedado coja. Y más teniendo en cuenta el feo que supone prescindir de los hermanos de Ana Boyer, de quienes Tamarallegó a decir que se sobreentendía que no asistirían porque apenas habían tenido relación con ella. ¿Por qué? La relación es nefasta actualmente entre los hijos del ex ministro y Elena Arnedo e Isabel Preysler. En una entrevista a Lecturas revelaba recientemente Laura Boyer sobre Isabel Preysler: “Se ha preocupado que Ana no tuviera cariño al resto de sus hermanos“.
La relación no siempre fue tan tensa. Laura Boyer permitió que sus hijos, los nietos del ex ministro socialista, escoltasen a Isabel Preysler en el entierro de su abuelo, escenificando una imagen de familia civilizada ante las adversas circunstancias de la vida. Hasta Tamara se agarró del brazo de Laura. La casa de Puerta de Hierro, construida también con el dinero de Miguel Boyer, será heredada algún día por los hijos de Isabel, incluido Enrique, mientras que los hijos de Miguel Boyer apenas han recibido nada del legado de su padre. Lo menos que podía haber hecho es asistir a la boda de su hermana.
Isabel Preysler quiere demostrar que sus hijos forman parte de una familia estructurada gracias a ella, el pilar que los mantiene unidos. Le conviene y también a la publicación que financia su altísimo tren de vida. Ya informamos en Extraconfidencial.comque Porcelanosa y Hola plantearon la posibilidad de que la hija de Miguel Boyer y su marido estuvieran presentes en la cena celebrada en el Palacio de Windsor hace más de un año. Isabel ha de aparecer como una viuda blanca. Fue, al parecer, Mario Vargas Llosa quien expresó su disconformidad, y aquel intento se frustró. Hoy su hijo carnal le ha dado la espalda, no solo a ella, sino también a su hija, en el día y en la exclusiva más importante de su vida.
Lo ponga como lo ponga, se excuse como se excuse, filtre lo que filtre, la ausencia de Enrique Iglesias en todas las bodas familiares, especialmente en esta última, la de su hermana Ana Boyer, es un desprecio en toda regla. No vale la excusa revelada por Sandra Aladro, que, como se faltó a la de Julio José por llevarse mal con papa Iglesias, prefirió equilibrar los agravios. Ya estuvo feo entonces, porque un hermano es un hermano. Hay que recordar también que tampoco estuvo presente en un momento muy importante para la familia: el funeral y la incineración de “Papuchi”, su abuelo que tanto le quería.
Por mucho que Ana Boyer haya justificado su ausencia al alegar que comprendía perfectamente sus motivos sin explicarnos cuáles eran, su hermano le ha hecho una gran faena, y hayan dejado caer a alguno de los invitados que Anna Kournikova se encontraba indispuesta. No cuela. La boda, sin la persona con mayor carisma profesional de la familia de Ana, se ha quedado coja. La imagen que siempre ha querido potenciar Isabel Preysler de familia unida pese a sus tres matrimonios se ha quedado coja. Y más teniendo en cuenta el feo que supone prescindir de los hermanos de Ana Boyer, de quienes Tamarallegó a decir que se sobreentendía que no asistirían porque apenas habían tenido relación con ella. ¿Por qué? La relación es nefasta actualmente entre los hijos del ex ministro y Elena Arnedo e Isabel Preysler. En una entrevista a Lecturas revelaba recientemente Laura Boyer sobre Isabel Preysler: “Se ha preocupado que Ana no tuviera cariño al resto de sus hermanos“.
La relación no siempre fue tan tensa. Laura Boyer permitió que sus hijos, los nietos del ex ministro socialista, escoltasen a Isabel Preysler en el entierro de su abuelo, escenificando una imagen de familia civilizada ante las adversas circunstancias de la vida. Hasta Tamara se agarró del brazo de Laura. La casa de Puerta de Hierro, construida también con el dinero de Miguel Boyer, será heredada algún día por los hijos de Isabel, incluido Enrique, mientras que los hijos de Miguel Boyer apenas han recibido nada del legado de su padre. Lo menos que podía haber hecho es asistir a la boda de su hermana.
Isabel Preysler quiere demostrar que sus hijos forman parte de una familia estructurada gracias a ella, el pilar que los mantiene unidos. Le conviene y también a la publicación que financia su altísimo tren de vida. Ya informamos en Extraconfidencial.comque Porcelanosa y Hola plantearon la posibilidad de que la hija de Miguel Boyer y su marido estuvieran presentes en la cena celebrada en el Palacio de Windsor hace más de un año. Isabel ha de aparecer como una viuda blanca. Fue, al parecer, Mario Vargas Llosa quien expresó su disconformidad, y aquel intento se frustró. Hoy su hijo carnal le ha dado la espalda, no solo a ella, sino también a su hija, en el día y en la exclusiva más importante de su vida.
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