A la mayoría, nos cuesta muchos años en darnos cuenta de esta verdad universal. Disgustos o simples desengaños que habrían sido evitables.A veces, con los años cada vez me asqueo más de la gente, a fuerza de ostias cada vez confío menos y me fastidia montón porque voy perdiendo espontaneidad.
He aprendido a hacer una dostinción muuuuy clara entre amigos y gente para socializar.
De los primeros tengo dos, sólo dos y son mi tesoro.
De los otros muchos, gente con la que tomar algo, hacer una barbacoa, pero para nada más.
Los núcleos familiares, cada vez, son con menores miembros y débiles o distantes. Los nucleos vecinales, laborales y amistades son una quimera, es como si viviéramos solos en una selva. Realmente, amigos o familia son pocos y contados. O son excelentes actores o nosotros somos unos ingenuos. O, simplemente, las relaciones humanas se han cosificado, son un servicio de consumo perecedero.