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Tengo un dolor de espalda que se está cronificando mermando mi calidad de vida. Se trata de la zona del trapecio y me acapara hasta debajo del pecho dificultándome la respiración en numerosas ocasiones.
Todo comenzó por primavera del 2021 en la que algunos días amanecía con un dolor de espalda insoportable que aparecía de forma súbita, otras veces era después del almuerzo. Por más que traté de averiguar la causa no sabía por qué aparecía.
Pasaban los meses y el dolor aparecía con más frecuencia e intensidad. Fui al médico y me dijo que mi causa era que me sobraba unos 5 kilos, que esa bajada de peso me iba a ayudar a perder volumen en los pechos que los tengo enormes (condición que no ayuda nada) y que hiciera ejercicios de espalda. Le hago caso, así que me propongo perder peso, gimnasio y controlar el estrés. En ese momento (hace un año) mi dolor va ligeramente en aumento. Por ir descartando cosas me doy cuenta que mi silla de trabajo me obligaba a estar en una postura inadecuada y que mi colchón estaba deformado, de esto último no había duda porque me dolía la espalda al estar tumbada por las mañanas la mayoría de los días. Así que cambio de silla -que fue un gran acierto-, pero con el colchón metí la pata hasta el fondo y ahora lo sufro, mi cama deformada era más cómoda que los dos colchones que tuve en el último año.
Tras probar decenas y decenas de colchones encuentro todos duros como piedras. Si ya me dolía la espalda en la tienda, imaginarse si me compraba alguno de esos. Doy con un colchón de muelles ensacados magnífico y supercómodo, cuando llega a casa nada que ver, una absoluta piedra, igual que dormir en el suelo. Apenas podía dormir en él y me despertaba rabiando de dolor porque no es que me dolía la espalda, si no todo el costado al dormir de lado. Pasaban los meses y el colchón no se reblandecía lo más mínimo, así que lo devolví por uno de látex de lo más extraño porque era lo único blando que encontraba. Ahora resulta que en esta cama me hundo, tengo la espalda arqueada y también me provoca dolor, igual o peor que dormir en mi antiguo colchón hundido. Las dos primeras semanas de tenerlo me encantó, pero cuando se reblandeció se convirtió en otra mesa de tortura. A las dos horas antes de despertarme siento que me duele la espalda entre sueño aligerando mi descanso. Me levanto echa polvo. La falta de descanso me da dolor de espalda y no descanso por culpa del dolor, un círculo vicioso horrible. He pensado en comprar otro colchón, pero el actual está flamante, me costó caro y no tengo dinero para renovarlo. Tampoco soy la princesa del guisante, desde que tengo este dolor he dormido en otras camas y he descansado de lujo sin molestias de espalda, pero esos colchones están descatalogados o cuestan un riñón. He descubierto que lo que mejor me viene son los colchones de muelles de toda la vida, pero a día de hoy no hay forma de encontrarlos.
Ha pasado el tiempo, estoy en mi peso ideal, sigo con el ejercicio y el dolor persiste. Tengo brotes que me hace terminar en urgencias para que me inyecten calmantes retorcida de dolor. Voy al médico, me dice que me tengo que reducir los pechos con cirugía (he adelgazado pero como soy muy pechugona por naturaleza sigo con un pecho enorme) y ni me manda radiografía ni nada.
Estoy desesperada con esto, no sé que hacer. Mi médico de cabecera me ignora y siento que voy a peor. También vivo en una zona muy húmeda en la que además está lloviendo, condición que empeora las dolencias. Perdonad por el tocho.
Todo comenzó por primavera del 2021 en la que algunos días amanecía con un dolor de espalda insoportable que aparecía de forma súbita, otras veces era después del almuerzo. Por más que traté de averiguar la causa no sabía por qué aparecía.
Pasaban los meses y el dolor aparecía con más frecuencia e intensidad. Fui al médico y me dijo que mi causa era que me sobraba unos 5 kilos, que esa bajada de peso me iba a ayudar a perder volumen en los pechos que los tengo enormes (condición que no ayuda nada) y que hiciera ejercicios de espalda. Le hago caso, así que me propongo perder peso, gimnasio y controlar el estrés. En ese momento (hace un año) mi dolor va ligeramente en aumento. Por ir descartando cosas me doy cuenta que mi silla de trabajo me obligaba a estar en una postura inadecuada y que mi colchón estaba deformado, de esto último no había duda porque me dolía la espalda al estar tumbada por las mañanas la mayoría de los días. Así que cambio de silla -que fue un gran acierto-, pero con el colchón metí la pata hasta el fondo y ahora lo sufro, mi cama deformada era más cómoda que los dos colchones que tuve en el último año.
Tras probar decenas y decenas de colchones encuentro todos duros como piedras. Si ya me dolía la espalda en la tienda, imaginarse si me compraba alguno de esos. Doy con un colchón de muelles ensacados magnífico y supercómodo, cuando llega a casa nada que ver, una absoluta piedra, igual que dormir en el suelo. Apenas podía dormir en él y me despertaba rabiando de dolor porque no es que me dolía la espalda, si no todo el costado al dormir de lado. Pasaban los meses y el colchón no se reblandecía lo más mínimo, así que lo devolví por uno de látex de lo más extraño porque era lo único blando que encontraba. Ahora resulta que en esta cama me hundo, tengo la espalda arqueada y también me provoca dolor, igual o peor que dormir en mi antiguo colchón hundido. Las dos primeras semanas de tenerlo me encantó, pero cuando se reblandeció se convirtió en otra mesa de tortura. A las dos horas antes de despertarme siento que me duele la espalda entre sueño aligerando mi descanso. Me levanto echa polvo. La falta de descanso me da dolor de espalda y no descanso por culpa del dolor, un círculo vicioso horrible. He pensado en comprar otro colchón, pero el actual está flamante, me costó caro y no tengo dinero para renovarlo. Tampoco soy la princesa del guisante, desde que tengo este dolor he dormido en otras camas y he descansado de lujo sin molestias de espalda, pero esos colchones están descatalogados o cuestan un riñón. He descubierto que lo que mejor me viene son los colchones de muelles de toda la vida, pero a día de hoy no hay forma de encontrarlos.
Ha pasado el tiempo, estoy en mi peso ideal, sigo con el ejercicio y el dolor persiste. Tengo brotes que me hace terminar en urgencias para que me inyecten calmantes retorcida de dolor. Voy al médico, me dice que me tengo que reducir los pechos con cirugía (he adelgazado pero como soy muy pechugona por naturaleza sigo con un pecho enorme) y ni me manda radiografía ni nada.
Estoy desesperada con esto, no sé que hacer. Mi médico de cabecera me ignora y siento que voy a peor. También vivo en una zona muy húmeda en la que además está lloviendo, condición que empeora las dolencias. Perdonad por el tocho.