En relación al debate de los perros para ciegos, me llama la atención que se encuentre criticable en perros lo que aceptamos para nosotros mismos y para nuestros semejantes. Pocos humanos jóvenes tienen el deseo de pasarse el día encerrados en un edificio adquiriendo conocimientos, y pocos humanos adultos querrían pasar su día trabajando en una oficina, en un supermercado o en una obra. Sin embargo, entendemos que para que la sociedad funcione y dispongamos de bienes de los que disfrutar es necesario realizar un trabajo. De la misma forma, veo normal que a un animal que se aprovecha de las ventajas de la sociedad humana (alimento seguro, refugio, servicios médicos....) se le pueda exigir una contribución a la sociedad. Lo contrario supone convertir a las personas en esclavas de los animales, obligadas a preocuparse por sus necesidades sin obtener ningún beneficio.
Y, si bien es verdad que el perro no ha elegido formar parte de la sociedad, tampoco lo elegimos ninguno de nosotros y esto no nos impide tener que cumplir sus leyes.
Y, si bien es verdad que el perro no ha elegido formar parte de la sociedad, tampoco lo elegimos ninguno de nosotros y esto no nos impide tener que cumplir sus leyes.