Que manía, que no me tapes todo con Aizpun, que yo hablo del PP, derivado de Alianza Popular.Fraga era de Alianza Popular. Upn lo fundó Aizpun, por favor no engañemos
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Que manía, que no me tapes todo con Aizpun, que yo hablo del PP, derivado de Alianza Popular.Fraga era de Alianza Popular. Upn lo fundó Aizpun, por favor no engañemos
Una bonita canción dedicada a los que se quejan de la aprobación de la reforma laboral
A llorar a la Calle de la llorería
(Que yo ya lo lloré, que yo ya lo lloré)
A llorar a la Calle de la llorería
(Que yo ya lo lloré, que yo ya lo lloré)
Perdona la ironía, que me ría, me ría y me ría
Pero esa penita no fue mía yo ya la lloré
Los diputados q se han negado al chantaje son de Upn
27 millones de euros es el precio del chantaje del psoe. Me votas y no te quito la alcaldía. La mafia más grotescaTodos los indicios indican que se han vendido.
Y el precio de un diputado cual es? Porque aquí lo que apesta a compraventa es la jugada de los “dignos“ y los peperos27 millones de euros es el precio del chantaje del psoe. Me votas y no te quito la alcaldía. La mafia más grotesca
Pregúntaselo a los que están en ese mercadoY el precio de un diputado cual es? Porque aquí lo que apesta a compraventa es la jugada de los “dignos“ y los peperos
Si tienes el teléfono o el email de Zayas o García Adanero, me los pasasPregúntaselo a los que están en ese mercado
27 millones de euros es el precio del chantaje del psoe. Me votas y no te quito la alcaldía. La mafia más grotesca
Creo q estás difamandoSi tienes el teléfono o el email de Zayas o García Adanero, me los pasas
no entiendo el problema con espinosa de los monteros. dado que él votó no y vio que los de upn habían votado no, a pesar de que su partido había dicho que votarían sí, pues se vuelve a aplaudirlos. ¿De eso deduces que les ha puesto un estanco, o algo?Chantaje? Qué chantaje?? Si hubiera habido tal chantaje, por qué decían antes de la votación que iban a votar “sí” a la reforma, tal y como se había acordado en la ejecutiva de UPN? Y sobre todo, cómo explicas el gesto del Espinoso De los monteros?
No, un estanco es muy poco.no entiendo el problema con espinosa de los monteros. dado que él votó no y vio que los de upn habían votado no, a pesar de que su partido había dicho que votarían sí, pues se vuelve a aplaudirlos. ¿De eso deduces que les ha puesto un estanco, o algo?
¿Y eso? ¿No han cogido al siguiente de la lista? Ya me extraña. Otro podemita que puede cobrar por no hacer nada - y eso no lo digo por podemita, me pasa lo mismo con diputados de todo el espectro del congreso.Vergüenza en el Congreso de los Diputados
El plan del PP era esconder que tenían en el bolsillo a dos diputados de otro partido para reventar la reforma laboral, una treta que fracasó por un error humano que la derecha intenta convertir en el secuestro de la democracia
— La traición de UPN: una cena y varias llamadas para el ‘sí’ en una votación que deja heridas en los socios de la coalición
Ignacio Escolar
El contraste no puede ser más evidente. Frente al mayor consenso en décadas en el diálogo social, el Parlamento vivió este jueves una de sus jornadas más lamentables en mucho tiempo. Un espectáculo vergonzoso que millones de trabajadores para los que esta reforma laboral no es un jueguecito político de mezquinos intereses harían bien en no olvidar.
Es difícil encontrar posturas más contrapuestas en una negociación que las de la patronal y los sindicatos. Aun así, ellos llegaron a un acuerdo. Un pacto que no ha ocurrido en treinta años, pero que en el Congreso salió adelante casi de milagro: por solo un voto, con dos diputados de Unión del Pueblo Navarro (UPN) mintiendo a todo el mundo para intentar torpedear al Gobierno, por la equivocación de otro diputado del PP en el voto telemático, con las mentiras de la derecha, que habla de un “error informático” tan poco creíble como ese mal alumno al que su perro le comió los deberes.
Repasemos los hechos. El PSOE pactó con UPN dos de los muchos votos que necesitaba para sacar adelante una reforma laboral que iba muy justa, por los motivos que ya expliqué ayer. El acuerdo se cerró entre las direcciones de ambos partidos el día antes de la votación, a última hora de la tarde del miércoles. Los dos diputados de UPN –Sergio Sayas y Carlos García Adanero– aseguraron a todo el mundo que “acatarían” la decisión que había tomado su partido, a pesar de no compartirla.
Este mismo jueves, a media mañana, Sayas coincidió en los pasillos del Congreso con Héctor Gómez, portavoz del PSOE, y con Edmundo Bal, portavoz de Ciudadanos. Y a ambos les transmitió lo mismo que ya había dicho a todos los periodistas ese día, en público y en privado: que votaría sí a la reforma laboral, que acataría la decisión marcada por la dirección de su partido.
Era mentira. Y una mentira envenenada. Porque todo el plan para reventar la reforma laboral y abrir un enorme boquete al gobierno de coalición pasaba por mantener ese farol: que nadie en la coalición supiera que los dos diputados de UPN realmente votarían ‘no’ a la reforma.
Ese farol era la clave en la jugada. Porque si el Gobierno hubiera sabido de esa trampa, habría podido buscar los votos necesarios con otro grupo. Con el PNV, por ejemplo, que estaba dispuesto a apoyar la reforma, aunque fuera a un precio que al Gobierno anoche le pareció demasiado caro, cuando creía que ya tenía los apoyos suficientes. La treta solo podía salir bien si ese farol no se descubría.
Y mientras los diputados de UPN mentían a su propio partido, a los periodistas y a los partidos del Gobierno, estaban negociando el precio de esta traición con la derecha. Según fuentes socialistas, los diputados rebeldes mantuvieron durante toda esa mañana conversaciones con dirigentes del PP y de Vox. "Adanero desayunó con Iván Espinosa de los Monteros en la cafetería del Congreso y Sayas estuvo después hablando con Gamarra", dice una diputada del PSOE. Unos contactos que los diputados navarros niegan.
Cabe preguntarse cuál ha sido el precio de esta traición y esta mentira artera. Quédense con sus nombres, porque probablemente en la siguiente legislatura aparezcan milagrosamente en otras listas electorales. Que no repetirán en UPN parece asegurado. El partido ya les ha pedido que entreguen el acta de diputado y se han negado, por lo que esto probablemente acabará con su expulsión.
El plan se parece mucho al que el PP aplicó en Murcia: recurrir a unos futuros tránsfugas, que en poco tiempo estarán expulsados del partido al que han traicionado. Destrozar a otro partido que durante años fue su socio –en este caso, a UPN, que vive uno de sus momentos más complicados–. Y habría sido un éxito brutal para la derecha si llega a salirles bien: habría sumido al Gobierno en una enorme crisis, pero a un precio muy alto para España.
Si el plan para dinamitar la reforma laboral hubiera funcionado, decenas de miles de trabajadores en convenios de empresa abusivos habrían perdido importantes subidas de sueldo. Cientos de miles de trabajadores en precario no podrían optar a contratos más dignos. Y diez mil millones de euros de los fondos europeos se habrían retrasado. La doctrina Montoro, en su máxima expresión: “Que se hunda España, que ya la levantaremos nosotros”.
Pero el plan salió mal, por una carambola inesperada: un diputado del PP, Alberto Casero, se equivocó al votar de forma telemática.
No es un diputado cualquiera, aunque hasta hoy no fuera especialmente conocido. Casero es secretario de organización del PP y uno de los dirigentes claves del equipo de Teodoro García Egea. Antes fue alcalde de Trujillo, en Extremadura. Un juzgado tiene abierta una investigación por prevaricación que le puede salpicar, de su etapa como alcalde, aunque por ahora no ha sido imputado.
El error de Casero es algo que ocurre habitualmente en el Congreso; le ha pasado, en alguna ocasión, a buena parte de los diputados. Es normal que así suceda porque en un mismo pleno se votan muchas cosas. Y en este caso, el diputado del PP se lió con las preguntas: votó “sí” a la reforma laboral y “no” a tramitarla como proyecto de ley. Cambió el orden de los factores: era justo al revés lo que el PP pretendía. No fue su único error. De la veintena de asuntos que se votaban este jueves, Casero se equivocó respecto a la estrategia de su partido en otra ocasión más. Se equivocó en tres de los 21 votos de este jueves.
El PP fue consciente de ese fallo poco antes de empezar la votación. Teodoro García Egea, Cuca Gamarra, Guillermo Mariscal y Ana Pastor abordaron a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, pidiendo que se permitiera votar en persona al diputado porque había “un error informático”. “Qué más os da, si vamos sobrados de votos”, le respondió a García Egea el vicepresidente del Congreso, el socialista Alfonso Gómez de Celis. En aquel momento nadie en el PSOE sospechaba lo que es obvio que el PP sí sabía: la traición de los diputados navarros.
El secretario general del Congreso y jefe de los letrados, Carlos Gutiérrez Vicén, se negó a que el diputado Casero pudiera votar en persona por segunda vez, anulando el voto anterior. Siempre han aplicado el mismo criterio: los votos telemáticos no se pueden cambiar una vez emitidos. Es lo que decidió también Batet, que arrancó la votación. Y esta siguió con más sustos: en un primer momento el secretario general del Congreso se equivocó en la suma. Dio por perdedor al Gobierno y eso lleva a Batet a anunciar inicialmente la derogación del decreto de la reforma laboral.
El error del secretario general del Congreso lo detectan los otros letrados, que le advierten de que había sumado mal. Y 40 segundos después Batet anunció la corrección: por solo un voto, el Congreso aprobaba la reforma laboral. Un voto del Partido Popular.
Esos 40 segundos que pasaron entre la derrota y la victoria del Gobierno son claves para entender toda la jugada de la derecha, y también la irresponsabilidad de algunos grupos parlamentarios de la izquierda. Se ve a Espinosa de los Monteros y otros diputados del Vox y el PP girarse al momento para dar las gracias a los dos parlamentarios de UPN –otro indicio más de que sabían perfectamente cuál iba a ser su voto–. Se ve que solo aplauden lo que entonces parecía la derogación de la reforma laboral los diputados de derecha y la extrema derecha, pero no así el resto de los grupos que se oponían a la reforma. Se ve a Pablo Casado sorprendido, y en un primer momento se queda sentado en la silla mientras el resto de sus diputados ovacionan el supuesto resultado. Se ven las caras de pánico del Gobierno, pero también las de los diputados de Bildu, del PNV, del BNG, de ERC... Todos ellos habían votado en contra y en teoría habían ganado la votación. Pero casi ninguno de ellos quería realmente que la reforma no saliera adelante. Si se hubiera hundido, habría sido para ellos muy difícil de explicar a sus votantes, que mayoritariamente están a favor de este pacto entre patronal y sindicatos.¿Un error informático?
P.D. Ayer sí faltó un voto en el Congreso, solo uno. El del diputado de Unidas Podemos por Tenerife, Alberto Rodríguez.